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Relatos de azotes

Azotaina para dos

 

 

Finales de febrero del 2020... confesiones de spankee a spankee vía whatsapp...

 

-       Hola Kenza!. Tío Fer me ha convocado en Madrid para confesar mis últimas trastadas. Dice que vaya muy preparada... ¿Sabes algo tú de todo esto?

 

-       Hola Catalina! tío Fer también me citó en Madrid. Pero yo me he portado perfectamente. Tal vez no sea para darnos un castigo, y en caso de que si los hubiera, seguro puedo echarte una mano. 

 

-       Uff Kenza, ¡qué mala pata!. Yo si que tengo unas cuantas por confesar y se que él las sabe. Solo espero que no tome medidas tan drásticas.

 

Sábado 29 de febrero, primer bisiesto de la segunda década del segundo milenio... vaya año!. Catalina, Kenza y tío Fer reunidos en un bonito apartamento Airbnb. Tío Fer sentado en un cómodo sofá con una libreta organizada alfabéticamente y escrita de su puño y letra con una especie de recopilación de mal comportamiento del año pasado registrado meticulosamente para cada una de sus queridas sobrinas.

 

Kenza y Catalina sentadas en sendas sillas frente a tío Fer y llevando un buen tiempo de charlas en tono distendido los tres, mientras la libreta se mueve de forma ágil en las manos de Tío Fer quien va recorriendo hoja a hoja, letra a letra, a veces hacia adelante, y a veces hacia atrás, fijando por momentos la vista con agudeza de no dejarse ningún tema en el tintero, hasta que de repente tío Fer se levanta y sorprende a Kenza con una mano en el hombro e instándola a levantarse de la silla y con tono muy serio. 

 

-       Pero, pero-, se excusa Kenza, -         si yo no he hecho nada malo, de verdad. Ya lo sabes.

-       Ven y me lo explicas-, dice Fer arrastrando a Kenza hasta el sofá. -Ponte sobre mis piernas-, dice agarrándola del brazo con firmeza.

 

Kenza no se puede creer lo que está pasando, y en un intento desesperado, ya en posición intenta salvar el "culo" jugando sucio y desviando la atención hacia Catalina que mira la situación divertida desde la silla. - Pero si además Catalina...-

 

¡Plafff! cae el primer azote, y Kenza que aún no se resigna, sigue intentando desviar la atención hacia su amiga, que hasta suelta una carcajada despreocupada. 

Plafff!, plafff! -ay, duele mucho-

Plafff! - sabes que te lo mereces ¿vas a negarlo? ¿te has portado acaso bien en casa?, seguro que has dado más de una mala contestación.- dice tío Fer levantandole el vestido. 

Plafff!, plafff!, -ay, vale, lo reconozco contesto mal de vez en cuando y, a veces. me escondo en el baño para que dejen de molestarme un ratito, con una copa de vino-

 

Catalina veía la menuda paliza que le estaban suministrando a Kenza y sentía dolor por ella. Tal vez no había sido tan mala, pero cuando fue a la exposición de arte, se movía a su aire y no avisaba donde estaba, seguramente lo tiene merecido tanto o más que ella misma. 

 

Plafff!, -y seguro que no te has quedado en casa tranquila por las noches- dice Fer bajando las bragas blancas de algodón. 

Plafff!, -ay, cada vez me das más fuerte!!! - también me he escapado a la casa de algún amigo a escuchar música y a follar-

Plafff, plafff, plafff, -ay, ay, ay-

-A follar??? Esto es el colmo!! ¡Ostras!, levanta!!

Fer lleva a Kenza de un brazo casi en el aire y la sitúa de cara a la pared - quédate aquí reflexionando con el vestido arriba y las bragas abajo. ¡¡Y que ni se te oiga rechistar!!.

 

Ahora es el turno de Catalina. Ella casi resignada se pone en la posición indicada. 

Kenza mira de reojo como Catalina se tumba sobre las piernas del tío Fer, que la termina de colocar a su gusto, y empieza a regañarla. Kenza no escucha nada, porque está hipnotizada viendo la vigorosa mano del tío Fer subiendo alto, e impactando con toda su palma en el culo de Catalina, mientras ella al mismo tiempo intenta disimuladamente frotarse su culo dolorido. 

 

Kenza de espaldas a la pared escuchando la menuda paliza y sintiendo dolor por Cata. Tal vez no había sido tan mala, aunque se dejó un objeto preciado del Tío Fer en el primer bar donde se tomaron un café, perdió las llaves innumerables veces, utilizó - sin permiso - objetos personales de tío Fer como su cargador, ya incluso recién instalados en el apartamento de Madrid. Y para colmo, Catalina lleva unas bragas negras que quedan al descubierto, para disgusto del tío Fer, que siempre deja bien claro cuál es el atuendo apropiado en ropa interior que debe vestir una señorita. 

 

Al rato tío Fer con voz bien alta y clara ordena a Catalina que también se ubique junto a Kenza de cara a la pared y da una última orden: - queridas sobrinas: inmóviles! bragas abajo y nada de poner las manos para evitar el azote. Tío Fer que no está satisfecho aún, reparte una tanda de azotes con la mano y aún otra más con el cinturón de cuero marrón.

 

El final de la historia, y sin entrar en detalles, tío Fer hace la prueba del dedito. Las dos completamente mojadas.

 

 

Reflexiones del Tío Fer

 

¡Cada día son más tremendas estas sobrinas! Y cada día cuesta más disciplinarlas, pero un buen Spanker tiene una misión y un credo en la vida: Toda spankee será debidamente castigada.

 

No os creáis que el castigo tan severo fue debido únicamente a las pequeñas faltas que las señoritas relatan. Hubo hechos mucho más graves que justifican castigos estrictos y creo que me vuelvo blando con los años ya que la falta fue muy seria.

 

Catalina es sumamente despistada y tiene la pésima costumbre de utilizar mis objetos personales. Y no solo los utiliza a su antojo sino que introduce un gran desorden en ellos y rompe la armonía en que yo los dispongo.

 

En una de las ocasiones en que subrepticiamente hizo uso, por no decir abuso, de mi Macbook de alta gama dejó en el ordenador de fondo de pantalla ¡nada menos que esta foto!

 

 

¡Habráse visto!

 

Seguramente fue un error y un despiste más, ya de por sí punibles. Sin embargo mi escándalo y bochorno fueron máximos cuando me enteré que en el último viaje que habían hecho Kenza y Catalina para ver una exposición en Bilbao se habían dedicado en el hotel a hacer cochinadas entre ellas y encima fotografiarse con mi propia cámara Canon profesional, que me fue sustraída sin que yo me diese cuenta. Por suerte los metadatos de la fotografía, día, fecha, localización GPS y equipo utilizado, me permitieron rápidamente deducir cuándo y cómo había sido esta situación deplorable.

 

Este tipo de juegos entre señoritas, que yo quiero que se conviertan en un futuro en mujercitas de provecho, son totalmente incorrectos, indecentes y no tienen que ocurrir bajo ningún pretexto y menos habiendo violado mi cajón de juguetes para adultos llevándos el Swan de lujo color fuccia con el cual Kenza estaba estimulando de una forma pornográfica a Catalina. Este último extremo indica no solamente alevosía sino una grave premeditación.

 

Naturalmente que no les dije nada de forma directa sobre el motivo real del etricto castigo, pero de paso mencioné cuando azotaba a Catalina, el uso ilegal que había hecho de mi Mac. Seguramente entendieron el porqué de tan severo castigo.

 

Espero que esta rectificación de conductas sirva para que estos hechos deplorables no se repitan en un futuro y ambas señoritas transiten por la recta vía hacia la decencia, la modestia, el orden y el respeto.

 

 

Autores: Kenza, Catalina y Fer

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