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Relatos de azotes

Heridas sin sanar (II)

 

Autora: Jadhe

Cuando llegaron a  la casa, antes de bajar del auto, le dijo:

-Ya sé que no soy ninguna niña. Pero, me puede... que mi Padre, no esté de acuerdo con esta relación y...

-¿Crees que se oponga?

-Pienso, en lo que el cree... y tal vez se oponga

-Ah! Y tú ¿qué crees? ...Piensas que esto, que hacemos ¿Está mal?

Ella se le quedó viendo a los ojos y este le correspondió, buscando una respuesta a tráves de ellos.

-No me malinterpretes Héctor...

-Ah! ¿No? Y entonces ¿Qué me estas pidiendo? ¿Que asuma el papel del novio colegial ó que siga siendo tu chofer?

-Mi padre es una persona mayor, se lo diré, pero dame tiempo

-¿Tiempo...? ¿Tiempo, para qué? ó por ¿Cuánto tiempo?

-Dame un mes, para preparar el camino... y...

-Dime una cosa... ¿A qué le tienes miedo?

-Pues, a no saber como vaya a reaccionar. Entre nosotros, hay una relación muy estrecha y debo decirte que es una de las piezas más importante en mi rompecabezas mental y sentimental.

-¿Segura, que sólo es por eso?

Viendo hacia fuera de la ventanilla del auto, divagaba su mirada y afirmó con la cabeza, pero preguntándole lo siguiente:

-¿Tienes alguna duda Héctor? Con respecto a eso

-Recuerda que no nos conocemos y no sé cómo piensas la mayoría de las veces.

-Eso lo sé... también por eso lo hago, si yo le digo a mi Padre... de lo nuestro y tú me haces una charada... ¿Cómo puedo enfrentar esta situación? Sin sentirme como una idiota, por confiar en casi un desconocido.

-Bien... no se diga más...

Héctor salió del auto, algo molesto y le abrió la portezuela del copiloto, retomando su posición de chofer:

-Señorita, servida... ¡Que pase buen día!

-Por favor, Héctor... entiéndeme...

-Eso es lo que estoy haciendo... y por el bien de los dos -y viéndola a los ojos, le dijo: Yo tampoco estoy dispuesto a estar con alguien que responde a sus impulsos. No me considero una paleta, para que la pruebe y luego decida que ya no le gusta su sabor. Yo también estaba confiando, en una casi desconocida... (Devolviéndole la pelota).

-Pero, pero... Héctor

-Disculpe, Señorita, si no tiene otra cosa a donde mandarme, me retiro a mi habitación...

Y diciendo esto, se fue caminando a su habitación... y ella se quedó ahí parada; pensando, que no le agradó lo que le dijo. Pero, que al mismo tiempo... era un hombre que tenía una forma de pensar propia y eso le encantó. Al día siguiente, ella salió temprano, sin avisarle a Hectór de esto.

Al despertar este e ir a la cocina a desayunar le preguntó a la sirvienta:

-Paty... ¿Y la Señorita ?

-Salió muy temprano ¿Qué no le avisó a usted que saldría?

Èl, haciendo una mueca de disgusto, mientras tomaba su café y viendo a través de la ventana:

-No, al parecer se le olvido ó... no quiso que la llevara...

Viendo su reacción, la sirvienta la disculpó:

-Seguro que se le olvidó... con lo distraída que es....

-Tu jamás me dirías la verdad... aunque la supieras... ¿Me equivocó?

-¿A que te refieres...?

-Tienes años y felices días de ser su empleada, lo demás lo puedes deducir... Estaré en el sótano, echándole mano a los autos, si es que ella pregunta...

-Bien, se lo diré...

Cuando ella entró a la casa, se fue directo a la cocina y se dirigio a Paty:

-Y ¿Héctor?

-Eso mismo pregunto él, en la mañana, que en dónde estabas.

-Y tú ¿Qué le respondiste?

-Que saliste muy temprano

-¿Por qué lo dices? Ella supuso, ya que jamás le había hecho varias preguntas sobre un empleado

-Mira, niña... yo no nací ayer... tú y él se traen algo... ¿Verdad? Tú sabes que te quiero mucho, como si fueras mi hija... y que tu felicidad... es la mía...

-Y tú sabes de sobra... que eres bien correspondida -y le dió un abrazo fuerte.

Ella le indicó que se encontraba en el sótano; ella no bajó a verlo, se quedó un rato más por ahí; ya que tenía poca destreza en mentir, probablemente se delataría, si él preguntaba algo... Luego ya en su cuarto, se desabrochó el pantalón y bajándose las bragas, casi hasta donde terminan los glúteos, se vio en el espejo; para ver si le había dejado algún recuerdito la noche anterior... cosa que le dió mucha risa y se sobó el trasero, pero en forma acariciante...

Después de comer, le tocó la puerta a Héctor, contestando este:

-¿Quién?

-¿Se puede? -èl se incorporo rápidamente, ya que estaba recostado viendo televisión.

-Claro, pase... -èl puso la barrera del usted entre ellos dos y ella la asumió.

-Disculpe que no le haya avisado antes, ¿Me puede llevar al Centro?

-Si, claro... -ella lo siguió con la mirada y a cada uno de sus movimientos.

-Solo déjeme darme una pequeña mano de gato y saldré... -como ella seguía ahí, sin moverse- ¿Me espera, en el vestíbulo? -y se le quedó viendo a los ojos...

- Sí... seguro... Y cerrando la puerta, tras de sí, le dijo: Allá lo espero...

   En su mente, rondaban muchas preguntas, pero decidió dejarlo por la paz... después de todo y conociéndola poco, tal vez había vuelto a las andadas de niña caprichosa y voluntariosa. Cuando ya estaban en el auto, ella recibió una llamada:

-Si diga... Ella subió el vidrio antirruido, para que no oyera él...

Sacando un cicle de su cigarrera, pensó: Algo esconde, notando su nerviosismo... Ella debes en cuando lo miraba y èl correspondía la mirada, en el espejo retrovisor; ella se ruborizó al percatarse de esto, pues pensó que tal vez se delataba con la mirada. Él al verla ruborizarse, confirmó que en efecto, algo escondía, suponiendo algún romance en puerta... Ella colgó y bajó el vidrio nuevamente. Pensó:

-¡Vaya! Con la niña está... con que secretitos, eh?

Ella se mordisqueaba las uñas, sin atreverse a verle a los ojos. Ella hizo lo que necesitaba hacer en el centro y luego le pidió:

-¿Me puede acompañar a cenar?

-Sus deseos son órdenes...

Ella sonrió y éste le correspondió la sonrisa. Cuando estaban adentro del Restaurante y llevaron los menús, ella le preguntó:

-¿Qué va a cenar?

-Usted, dijo que la acompañará a cenar, no que iba a cenar...

Ella se molestó por el juego de palabras en el que acababa de caer. El sacó su cigarrera, tomó un chicle de esta y depositó la cigarrera en la mesa. Ella se acercó para tomarla y a escasos 2 cm se detuvo...

-¿Puedo?

-Si, claro...

-Que hermosa cigarrera, nunca había visto una igual

-¿La mandó hacer?

-No, es un regalo... de mi padre... -Ella leyó la oración que contenía

-¿Qué es exactamente a lo que se refería? Haciendo una seña, adonde acababa de leer

- En resumen... que toda reacción, obedece a una acción...

¿Por qué un Padre le regala a su hijo... una cigarrera? No es que lo critique... pero...

-Hace bien en no hacerlo. Esa es una larga historia, que no estoy dispuesto a compartir... con alguien como usted

Ella un poco sorprendida por su respuesta, decidió no indagar más.

-Y digame... ¿Como está su padre?

-El murió hace 5 años

-¡Lo siento!... en verdad... ¡Lo siento! ¿Le puedo hacer una última pregunta?

-Escucho...

-Algún día ¿me contará esa historia?

-Tal vez... eso depende...

-¿Depende de qué?

-De usted... por supuesto...

-Por favor ¿podemos dejar los formalismos? ¿me puede tutear?

Pensando que era su turno, le preguntó:

-¿Te puedo hacer una pregunta, Jessica?

-Por supuesto...

-¿A dónde saliste en la mañana? Acercándose a la mesa y buscando el contacto visual...

Ella bajó la vista... pretextando buscar el salero... y haciéndole señas al mesero para que le trajera más café.

-¡Ah! Eso... fui... a... arreglar unos papeles... de... de mi Padre... y...

-Olvídalo, sabes... a eso mismo me refería... cuando dije que no estaba dispuesto a compartir con alguien como Usted. La confianza se gana día a día... la espero en el auto.

Ella se dio cuenta que sería más difícil de lo que creyó, mentirle a ese hombre... y eso le molestó, porque no podría ocultarle nada.

En el trayecto, ninguno de los dos se dirigió la mirada y mucho menos la palabra. Dos seres ausentes e inmersos en sus problemas. Al día siguiente, coincidieron en la cocina, y le comentó que saldrían muy temprano, el día siguiente; que alistará su pasaporte, 4 ó 5 mudas de ropa para zona calurosa y su licencia de manejo. Ella quería aprovechar los últimos días de vacaciones que le quedaban...

Paty, que estaba ahí en ese momento, le comentó que si no era demasiado arriesgado ir con un desconocido a ese viaje:

-No te preocupes, yo sé lo que hago. Además mi Padre lo investigó en su record laboral... y es una persona de fiar.

-Yo me refería... al aspecto sentimental...

-¿Se me nota mucho?

-Algo... no me gustaría que un granuja se aprovechará de usted...

Cuando estaban en el aeropuerto, escucharon:

-Vuelo 308, con destino a Cancún, México... Ella sonriendo, comentó:

-Ese es nuestro vuelo, cuando lleguemos verá que son las playas más hermosas que haya visto, la arena parece sal, de tan blanca que está y el mar tiene un azul tan claro que invita a sumergirse inmediatamente.

-¿Se le olvida que soy de allá?

-Es cierto, lo siento...

Cuando bajaron del avión, ella prendió su celular y vio tres llamadas pérdidas. Una de su padre y otras dos... de ese alguien que esperaba que la llamase; ella le habló a su padre y luego se alejó de Héctor, al hablarle a la otra persona. Como ya era tarde, cuando llegaron, cada quien se retiró a su habitación del hotel y pidió algo de cenar para los dos, pero por separado.

Al día siguiente, ella tocó la puerta; pero este no respondió y como estaba entreabierta, ella entró, al ver la puerta del baño abierta supuso que no estaba ahí. Se disponía a salir, cuando vio el celular en el tocador; ella se acercó y reviso las llamadas recibidas, solo vio un número telefónico que se repetía, al oír ruido, devolvió el celular a su lugar; aprendiéndose el número de memoria. El entró y vio su última acción:

-¡Vaya! Tu no aprendes, dicen que la curiosidad mató al gato, y voy a matar su curiosidad...

Ella se hizo hacia atrás. Mientras se aproximaba hacia ella, la sujeto de la mano y la llevó hasta la cama, tumbándola sobre sus piernas, empezó aporrearla con fuerza y frenesí, mientras le decía:

Plaf! Aaaaay... Plaf! Aaaaay... Plaf! Aaaaay... Plaf! Aaaaay...

-Se acuerda que le dije ¿Que cada reacción obedece a una acción?

-Siiiiiiiiiiiiiiiiiiii....

Plaff! Aaaaay... Plaff! Aaaaay... Plaff! Aaaaay... Plaff! Aaaaay...

-Mi Padre, se refería... exactamente a esto...

Plaff! Aaaaaay... Plaff! Aaaaaay... Plaff! Aaaaaay... Plaff! Aaaaaay...

-Usted, se comporta como una niña malcriada...

Plaff! Aaaaaaay... Plaff! Aaaaaaay... Plaff! Aaaaaaay... Plaff! Aaaaaaay...

-Pues bien... yo la reprendo, como a una niña malcriada

Plaff! Aaaaaaay... Plaff! Aaaaaaay... Plaff! Aaaaaaay... Plaff! Aaaaaaay...

Como él traía solo el traje de baño, tipo boxer, pero pegado a a su piel, al estar sobre sus piernas; ella las admiro con sus ojos y manos, lo fuertes que parecían y que se sentían. Y aunque sus piernas eran velludas, sus vellos eran rizados y muy delgados; pensando que era una sensación agradable y acarició su pierna discretamente.

Ella recargó su cabeza en la pierna, mientras este la golpeaba, acomodando su cabeza hacia a un lado y con su rostro la acarició de nuevo, al percartarse de esta sensación; la levantó y la aventó sobre la cama, levatándole la minifalda vueluda que traía y tomó el cinturón de sus pantalones que estaban en el buró y  solo le dio tres cinturonazos sobre las nalgas. Y luego, se retiro al loby del hotel.

Mientras se limpiaba las lágrimas y se sobaba, ella habló por su celular y le dio el número telefonico a la persona con la que hablaba. Cuando el regresó:

-Lo siento y discúlpeme... tal vez, me excedí un poco...

Ella le contestó:

-Yo lo siento más... -robándose y mirándose el trasero.

-Tienes razón, me lo merecía... Aduciendo que si le decía que no estaba de acuerdo, le preguntaría con respecto al teléfono y se fue a su cuarto, para evitar más plática...

Después de una hora, tocó su puerta y le dijo que lo esperaba en la playa. Ella cambió su atuendo, en vez de un bikini, portaba un traje de baño tipo boxer, que le cubría perfectamente la partes golpeadas. Él le pregunto:

-¿Por qué cambiaste de atuendo? Pues al azotarla, él había visto aquel bikini y viéndolo a los ojos:

-¿Tú por qué crees?

Èl rio de buena gana...

-Ja, ja, ja, ja...

-Si ríase... ríase todo lo que quiera...

Ella se levantó y se sumergió en el agua para nadar un rato, èl traía unos lentes oscuros, con los que pudo admirar aquella mujer que le afectaba sus sentidos, sin que ella lo descubriera. Para ella era un placer estar dentro del mar.... era algo que le encantaba hacer y lo disfrutaba con vehemencia. Después de un rato, lo invitó al agua... él se rehusó y se recostó en la arena...

Pasando media hora más, ella gritó y saltó en un pie dentro del agua; él se incorporó y fue a donde estaba ella... y le preguntó:

-¿Puede caminar? Ella tratando de apoyar el pie, se quejó nuevamente...

Él la cargó en sus brazos y la sacó hasta donde tenían las toallas y la revisó donde ella le señalaba; el no vio sangre por ningún lado y le hizo algunos movimientos muy ligeros, para asegurarse que no tenía algo roto. Ella se quejó levemente y le preguntó:

-¿Puede caminar?

-No creo -tratando de apoyar el pie en la arena.

Él nuevamente la tomo en sus brazos, sin ningún esfuerzo y mientras caminaba, ella pasó su brazo alrededor de su cuello y acarició su cabello, esa sensación de sentir su cabello rizado entre sus dedos... era maravillosa. Subieron hasta su cuarto, por el elevador, le preguntó:

-¿Es necesario hablarle al doctor?

-No creo, sí me duele... pero no es para tanto...

-¿Le pido, un favor? Puede pasarme un refresco del frigobar

Se agachó para tomar el refresco y ella admiro aquel cuerpo; con ojos de deseo, con ojos de admiración... lo recorrió desde la espalda hasta los glúteos algo redondos y carnosos, pero musculosos y allí descansó su mirada; al levantarse y girar, encontró que lo miraba. Ella se agachó y se vio el supuesto pie lastimado; tratando de no evidenciarse. Él le dio el refresco e hicieron contactos sus manos, él se sentó en la orilla de la cama y se acercó para darle un beso; y ella le correspondió, largamente con tal suavidad que más que un beso, parecía una caricia.

    Él la tomo por la cintura, recordando que la última vez que la había tomado de allí, ella se estremeció, encontrando la misma respuesta. Ella se acercó más aún y se volteó para dejarse caer encima, recorriendo con sus manos lentamente y apenas rozando, cada tramo de piel sobre su torso, jugando con sus tetillas con la lengua; él se apoyó en sus manos para quedar inclinado, la tomó por los glúteos, la cargó quedando ella a horcajadas y la depositó en la cama, sin dejar de besarla, quedó encima de ella.

Luego la volteó boca abajo y bajó el traje de baño, hasta quitárselo y quitándose el propio, entonces empezó a subir comenzando a besar sus tobillos lentamente, cuando llego a la zona de los glúteos, besó un poco, jugó un poco con la lengua y luego le dio leves mordiscos y acariciando con sus manos, que hicieron que se encendiera, moviendo su cadera ritmícamente. Luego la volvió a girar besándola por todas partes, llegando hasta su rostro y allí se fundieron en uno solo, hasta quedarse dormidos.

Ella al despertar, vio como el sol se escondía tras el horizonte y no lo encontró a su lado, ella se desencantó un poco, en ese momento volvía del pasillo, con una charola en la mano, con la comida y un florero con una sola rosa, la sacó del florero y se la regaló en la mano. Ella sonrió ampliamente y se le acercó para darle un beso y acurrucarse entre sus brazos.

Continuará...

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