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Relatos de azotes

Epístola

No hace mucho tiempo recibí de mi dilecta amiga, Amada Correa, una carta donde se ocupa de poner negro sobre blanco en un tema colorido, como es  de las azotainas. Ella, como se verá, prefiere prescindir de barbarismos o extranjerismos como spanking, canne, tawse, otk, y otros correlativos o concordantes, así como los usuales neologismos derivados de aquellos: spankos, spanker,  etc. para emplear términos equivalentes de nuestro propio lenguaje y, asimismo, reivindicar el rol protagónico que cabe a los hispanos y a su descendencia cultural en la historia y desarrollo de las azotainas.

Transcribo a continuación la mencionada correspondencia de la que he suprimido solamente el encabezamiento y el final por motivos personales.

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“Bien, en cuanto a los links y sites que frecuento desde hace un tiempo, debo decirte que estoy sorprendida e indignada por el empleo de palabras ajenas a nuestro idioma y por la falta de información de nuestros cofrades hispanoparlantes, como si la afición por los azotes fuera un invento anglosajón y no algo propio de la naturaleza humana, también como si nosotros –los latinos en general y los íberos en particular- careciéramos de ricas tradiciones y excelente literatura sobre las azotainas para andar buscando fuentes de solaz e inspiración en otras lenguas y lugares.”

“Mira Amadeo, tú sabes que dispongo de una crecida bibliografía sobre esto, no solamente en español, por eso sostengo que en muchos aspectos la nuestra es muy superior en cuanto a descripciones, gracia y voluptuosidad; lo que puedo demostrar con cantidades de casos y ejemplos desde la prehistoria hasta el presente.”

“Para confirmar lo que digo, basta con pasar una ligera revista al Siglo de Oro y así hartarse de azotes y azotainas, desde ”El Paso de las Aceitunas” de Lope de Rueda, donde la desdichada Mencigüela recibe palizas tanto de su madre como de Toruvio, su padre, hasta “Las venturas y desventuras del ojo del culo” de Don Francisco de Quevedo y Villegas, sin omitir a ninguno de los más reputados ingenios como Don Lope Félix de Vega Carpio y hasta el mismísimo Don Miguel de Cervantes Saavedra, cuya pluma pone en boca del Licenciado Vidriera, “que los azotes que los padres dan a los hijos honran y los del verdugo afrentan”; y en “Rinconete y Cortadillo” hace admitir a la vapuleada quejosa, que luego de los azotes recibió de su amado verdugo hartos más halagos y caricias…”

“Y si revisamos las páginas de leyendas de la historia, ¿no fueron acaso, azotadas por los infantes de Carrión las hijas del Cid Campeador en el robledal de Corpes?...”

“En fin, amigo mío no quiero extenderme, en realidad deseaba obsequiarte estas dos poesías:

BUENA PERSONA  (*)

-¡Tío, tío! –Aquí estoy ya.

-¡Qué infamia! ¡Qué villanía!

-¿Qué tienes sobrina mía?

-Que me ha pegado mamá.

-¿Mi hermana, di? –Sí señor.

-¿Y por qué?... ¡Dios la confunda!

-¿Algún cachete? –Una tunda

de las de marca mayor.

¡Ay tío. Qué vapuleo!

¡Qué redoble! ¡Zas, zis, zas!

¡Una costilla nomás

se ha librado del solfeo!

Moquetes, y…sin recato

-sentiré escandalizarte.-

En salva sea la parte,

desnuda, con un zapato

una… ¡que ni a los chiquillos!

Tengo los cuatro carrillos

que me están echando lumbre.

-Los dos. –Los cuatro.- ¡Ya, ya!

Ahora lo adivino todo

¿Qué has hecho que de ese modo

te ha solfeado mamá?

-Pues mirar por la familia,

ser formal. – ¡Vaya un capricho!

-Mamá hace un rato me ha dicho:

“Hay que decidirse Emilia,

tienes tres novios, y no

quisiera yo que te perdieres

la ocasión ¿A cuál prefieres?”

Y entonces le dije yo:

“Si es forzoso decidir,

voy a hablarte sin empacho.

Mira, Andrés es un muchacho

como no hay más que pedir.

Su exquisita educación

y su porte distinguido

confieso que han encendido

en amor mi corazón

gentileza y juventud

une a un talento probado

y además es un dechado

de honradez y de virtud.

Tiene un alma generosa

todo cuanto puede hacer

la dicha de una mujer

que consiga ser su esposa.”

-Me gusta que así lo alabes

-Y en el Tribunal de Cuentas

tiene ya dos mil quinientas

pesetas de sueldo ¿Sabes?

Y según vale, confío

que ascienda rápidamente.

Es un muchacho excelente,

en fin una ganga, tío.

Juan en cambio es un tunante

Botín, Taurina, cafés…

y sombrero cordobés

juergas, y cañas, y cante

Siempre de toros –me irrita-

la conversación entabla

Cuando del Reverte no habla

es para hablar del Guerrita

Tiene fortuna, corriente,

y hasta escudo de nobleza

¿Qué sentará la cabeza?

Pero hasta que no la siente…

El tercero es necio y tonto,

Don Ramiro Pérez Mota,

un vejestorio con gota

que se morirá muy pronto.

Gasta peluca con rizos.

Es un mentecato, un lerdo

reparado del izquierdo

y ¡lleva dientes postizos!

Además es tartajoso.

Tiene, -y cada año la aumenta,-

veinte mil duros de renta

¡Pero es lo más asqueroso!

La elección, como tú ves,

no era dudosa. Elegí

-No digas más,… entendí,

al intachable, a tu Andrés

-No a Don Ramiro.- ¿Tú, tú?

¡Casta! -¿Qué hace usted? Ven Casta

Mira, toma mi bambú

y renueva el vapuleo…

-¡Tío, por Dios! -¡Chilla, chilla!

-¡Y le rompes la costilla

que se libró del solfeo!

Rafael María Liern (1832 – 1897)

(*) Publicado en la revista “Madrid Cómico” -Nº 590 del 9 de junio de 1894-

* * *

TRABAJAR PARA SU DAÑO

La madre de un muchacho campesino

ganaba su porción hilando lino,

su hijo un mísero galopo,

le hurtaba una porción de cada copo.

Con el producto de los hurtos fue tejiendo

Un látigo tremendo

con la benigna idea

de zurrar a los niños de la aldea.

Dióse en pelar la rueca tanta prisa

que hubo la madre de notar la sisa.

La casa revisó

del piso al techo

Y el látigo encontró

de hurtillos hecho;

cogióle furibunda

y le dio con él tan recia tunda

que de las posas al cogote

no quedó lugar libre de azote.

Y decía al azotarle de alto a bajo

¿Ves de qué sirve tu trabajo?

“A robar te llevó tu mal deseo

y con el robo yo te vapuleo”

Moraleja:

Siempre verás que el vicio labra por sus manos el suplicio

Juan Eugenio Hartzenbusch (1806 – 1880)

“Hermosas, ¿verdad? Pues mira si tenemos cosas buenas, sobre todo de este último que ha escrito muchas obras más que lo acreditan como un emérito aficionado a la flagelación doméstica.”

“Me despido…etc.”

Amada Correa

1 comentario

Jano -

No quiero pasar de largo el pronunciarme sobre lo escrito por A.C.
Todo lo escrito es el fiel reflejo de una gran erudición.
Alguna de las referencias las conocía y otras no, por lo cual, agradezco publicamente el que lo pponga en general conocimiento. La mayoría hemos caído en la trampa de emplear anglicismos en nuestro lenguaje. Le doy toda la razón. Demostramos todos u apego innecesario a términos que nos son ajenos.
Gracias oir recordarnos nuestra estupidéz.
Gracias y saludos,
Jano.