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Relatos de azotes

La fusta

Autora: Princesita

Siempre había soñado con sentir el rígido golpe de una fusta sobre mi piel, aunque sentía temor de no ser capaz de soportar el dolor, sentía que era un Elemento fetiche para mí. Imaginar a mi AMO con Su fusta en la mano caminando a mi alrededor, escuchar el zumbido de ésta en el aire, poder besarla, llevarla en mi boca, lamerla, sentir como recorre todo mi cuerpo, había sido hasta ahora una simple fantasía.

Ese día, me dijo que tenía una sorpresa para mí, que me esperaba en el mismo hotel de nuestros encuentros pasados, a la misma hora. Me arreglé para ÉL, como siempre lo hacía, incluso cuando no nos encontrábamos. Llevaba lo mismo que había usado en el encuentro con maría, ÉL me había expresado en su momento, que le gustaba como estaba ese día y yo, quería complacerlo, para eso era Su sumisa.

En la recepción del hotel tenían la orden de hacerme seguir, habitación 201, subí con mi corazón agitado, me sentía muy feliz de poder estar a Su lado de nuevo, sentirlo, saberme Suya. La puerta estaba abierta, yo sabía lo que debía hacer, así que entré al baño… allí encontré sobre el lavabo mi collar, ese collar que era mío, que ÉL había comprado para mi desde nuestro primer encuentro, ese que al colocar alrededor de mi cuello, me hacía un poco más Suya, Su perra, Su sumisa. De repente, miré hacia otro lado del lavabo, una sonrisa se dibujó en mi rostro. Una fusta!! Esa era la sorpresa, mi corazón latía más fuerte ahora, inmediatamente mi coño se empapó y mi reacción fue colocarla en mi boca y rápidamente pedirle permiso para salir del baño.

En cuatro patas, con el collar en mi cuello, la fusta en la boca, salí a Su encuentro, estaba allí, sentado al borde de la cama, mirándome, sonriente, feliz de verme al igual que yo lo estaba. Lentamente me acerqué a ÉL al escuchar Su orden, entonces colocó la correa en la argolla del collar y tiró de el hasta hacer que mi rostro quedara cerca del Suyo, fue entonces cuando sentí Sus labios sobre los míos, fue algo muy excitante, me besó con la fusta estando en mi boca y eso me producía un morbo intenso.

Luego la tomó en Sus manos, se puso de pie y comenzó a caminar a mi alrededor, esas situaciones producían en mí una mezcla de sensaciones y sentimientos que a veces eran difíciles de comprender. Por un lado, me producía un placer y excitación intensos, por otro me daba mucho temor, aunque sabía que ÉL jamás me haría daño. De repente escuché el zumbido de la fusta en el aire y un golpe seco sobre mi nalga derecha que hizo que mi cuerpo se estremeciera y un gemido mezclado con el grito de dolor saliera de mi boca. Luego vino otro, más y otro más. Mientras azotaba mi cuerpo, me hablaba, sabía que lo que producían Sus palabras mezcladas con la aplicación de técnicas sobre mi, acercaba Su boca a mi oído y susurraba lo puta que me veía allí en cuatro patas, lo zorra que era al sentir placer con los azotes, con la imagen que se daba en la habitación en ese momento y yo asentía a todo, lo adoraba, quería entregárselo todo, eso deseaba.

Me llevó al éxtasis a punta de azotes, unos en mis nalgas, otros en mi espalda, otros en mi coño, el cual poco a poco se fue hinchando, poniendo más húmedo, caliente, para que luego me permitiera usar mi consolador y demostrarle lo puta que era, lo guarra que podía llegar a ser para ÉL, más ahora que por primera vez probaba la fusta sobre mi. No tardé mucho en llegar a un orgasmo intenso, lujurioso, de perra en celo, luego de que ÉL me diera autorización para tenerlo. Los dos nos miramos a los ojos, ÉL sonrió, yo respondí a esa sonrisa que era uno de Sus mejores regalos. Me llevó a la cama, me recostó sobre Ella y me abrazó.

Un susurro me indicó que ÉL estaba feliz y complacido.

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