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Relatos de azotes

Problemas con el alcohol

Autor: Alejandra

Mi nombre es Alejandra, yo soy una profesora de 46 años soltera. Vivo con mi madre, Amparo, una señora de 70 años, trabajo en un Liceo común, pero dentro de mi normalidad profesional, guardaba un gran secreto y problema. Era adicta al alcohol. Los fines de semana no me faltaba mi botellita, me encerraba en mi dormitorio y le daba el bajo. Los días de semana igual bebía un poco pero de forma que no se notara el día siguiente cuando yo tenía que trabajar.

 

Mi vida cambió radicalmente cuando al pueblo llegó un psicólogo para el Hogar de Menores. En mi casa si bien no teníamos problemas económicos, pero una entrada más nunca viene mal.

 

Era un joven de más o menos 28 años de nombre Felipe, 1,85 m. (yo mido 1,58) ojos claros, mirada penetrante, pelo castaño claro, así como galán de teleseries, que a penas lo vi me remeció el piso. Era muy galante, caballero, ordenado, le gustaba que estuviese todo limpiecito, especialmente sus cosas, yo soy bien desordenada, así que es la antítesis de mi.

 

De primera no compartíamos mucho. El llegaba del trabajo cenaba y se iba a su pieza, con mi madre conversaba un poco más porque ella estaba casi todo el día en casa. Cuando yo trabajaba, él la acompañaba al médico, tenía siempre muy buena voluntad. Era algo tímido y reservado.

 

Un día mi mamá para que no bebiera ese fin de semana escondió mi botella de vodka en la pieza del pensionista. Yo desesperada no la encontraba, busqué por toda la casa y la encontré y no encontré nada mejor que beberla ahí mismo, totalmente ebria vomité sobre el piso y me quede dormida en la su pieza.

 

Al día siguiente, domingo, al despertar tomé conciencia del hecho y convaleciente, después de darme un buen baño, limpié toda la pieza, pero igual algo de olor quedó. Llegó Felipe, encontró olor a licor en su dormitorio y alegó, me dijo, Señorita Alejandra, está bien que sea su casa, pero le estoy pagando por esta pieza así que tengo derecho a que se me respete, amenazó hasta con irse de la casa, le supliqué que me perdonara que no lo volvería a hacer.

 

Felipe no halló nada mejor que preguntarle a mi mamá, Señora Amparo, ¿Es primera vez que Alejandra bebe tanto? Y ella le dijo la verdad, que yo era adicta, eso fue delante de mí y se me cayó la cara de vergüenza.

 

Él dijo con su sapiencia que no me avergonzara me abrazó fuerte, y me dijo que era una enfermedad, que no me sintiera culpable, que me ayudaría a salir. Cuando me abrazó sentí tanta excitación que lo apreté fuerte con mis brazos.

 

En la hora de la once, conversamos y mi mamá contó que ella me crió sola, Felipe le dijo, sabe Señora Amparo, el problema que Alejandra siempre hecho lo que ha querido, usted es muy buena mujer por eso nunca la castigó y nunca le puso límites. Si quiere que ayude a su hija déme el consentimiento para castigarla. Habló haciendo un símil con la juventud actual, que hacen lo que quieren porque los papás no los controlan.

 

Me fui pensando en lo que conversamos y pensando en qué forma me castigaría, pensé que sería una buena retada, así como la del domingo en la tarde, y como dicen que la curiosidad mató al gato, salí de clases y me fui a un bar donde me tomé una cerveza y llegué a casa.

 

Saludé a Felipe y tuvimos el siguiente diálogo:

 

¿estuviste tomando

nooo, no pasa nada

F. no me mientas.

En un tono de voz fuerte.

A. Bueno, la verdad me pasé a tomar una cerveza.

F. Tú no aprendes nada.

En ese momento llamó a mi mamá.

            F. Señora Amparo su hija nos acaba de desobedecer a los dos y más encima me acaba de mentir. Recibirá un buen correctivo.

Yo ni pensaba aún en que consistiría, estaba nerviosa, pero ansiosa de conocer cual sería mi castigo.

 

Felipe me tomó de la oreja y me dijo:

tan linda y tan desobediente, ahora verás que si te prometí ayuda lo haré, lo primero que haré será que respetes a tu madre

¿Qué me vas a hacer?

F. Dile a la señora Amparo donde fuiste después de trabajar

Me dio vergüenza decirle a mi mamá lo que hice delante de una tercera persona y dije:

Fui donde una colega y después pasé al supermercado, por eso me atrasé en llegar.

Tirándome la oreja más fuerte me gritó:

F. Di la verdad.

A. Mamá fui a tomarme una cerveza al bar de Don Lucho.

F. A mí no me mentiste, porque yo el tiempo que estoy acá te aprendí a querer con tu enfermedad y yo lo que quiero es sanarte, pero le mentiste a la Señora Amparo y lo que es más grave a ti misma.

 

Felipe me tomó del brazo y me puso de guata sobre su muslo y con su brazo me sujetó, él era mucho más fuerte que yo, así que no podía escaparme. El primero me dio un par de golpes suaves en mi trasero diciéndome:

F. Ahora viene tu castigo.

Recién ahí vi que era lo que me esperaba, Felipe le dijo a mi madre:

Señora Amparo siéntese cómodamente que a Alejandra le daremos una lección que nunca olvidará

 

Era diciembre, hacía algo de calor así que ese día andaba de vestido, Felipe sobre mi vestido empezó a azotar mi trasero.

 

PAF, PAF, PAF, PAF, PAF

F. La verdad sabía que saldrías a beber, pero el castigo no es por ello, sino porque mentiste, la primera etapa es que te reconozcas el problema.

PAF, PAF, PAF, PAF, mi trasero me ardía y sentía los golpes cada vez más fuertes. Más encima me sentía tan humillada, igual como antiguamente se castigaban a los niños, era yo castigada a mis 46 años. Más aún con mi madre presente, además del dolor, la vergüenza que sentía.

Perdóname Felipe

F. No me pidas perdón a mí, pídele perdón a tu mamá por haberle mentido.

PAF, PAF, PAF, PAF

A. Perdóneme mamá, nunca más te mentiré, le haré caso a Felipe, hasta sanarme.

Amaro: Felipe yo nunca me atreví a castigar a Alejandra, ella creo que le hizo falta un papá al lado que la tuviera derechita.

F. Señora Ampro, si quiere vaya a preparar la once, yo me quedaré aca con Alejandra, tenemos un punto más que conversar.

 

Ahí Felipe terminó de pegarme, yo sentí un alivio, aunque aun no me dejó salirme de donde me tenía, pensé que mi castigo había terminado.

 

F. Tú crees que tu castigo acá ha terminado. Un castigo sólo funciona cuando ha logrado hacer entender en ti que es necesario un cambio de conducta.

A. Felipe por favor para.

F. Ahora aprenderás a no mentir más.

A. Por favor ya, para.

 

En ese momento, Felipe me levantó el vestido hasta la cintura, bajó mi calzón hasta el muslo y dejó mi trasero totalmente desnudo. Me dijo:

 

F. Ahora que estamos solos empezará la verdadera lección.

A. ¿Qué me vas a hacer ahora?

PAF, PAF, PAF, PAF, PAF. Los sentía fuertes y sonoros, sentía como mi trasero se calentaba, PAF, PAF, PAF, con una técnica, un golpe en un cachete y el otro en el que sigue. Yo llorando y le dije:

 

¿Todo esto por una cerveza?

F. Se nota que no has aprendido nada, niña mal criada, me hubieses dicho la verdad, no te hubiera echo nada. Reconoce tu problema y no lo rehúyas

PAF, PAF, PAF, PAF, PAF, PAF

F. Dime donde fuiste después de trabajar.

A. Felipe, fui donde Don Lucho a tomarme una cerveza.

F. Dime lo que le dijiste a tu mamá.

A. Ya Felipe termina.

F. Dime la mentira que dijiste.

A. Ya por favor.

F. Tú no aprendes nunca.

PAF, PAF, PAF, PAF, PAF, PAF

Para por favor

F. Pero dime la mentira que dijiste.

PAF, PAF, PAF

Bueno Felipe, le dije que fui donde una colega y después al supermercado.

F. ¿Y qué necesidad tenías de mentir?

PAF, PAF, PAF, PAF, PAF, PAF

Que me dió vergüenza.

F. Todo esto lo hago por tu bien, se que al final me lo vas a agradecer.

PAF, PAF, PAF, PAF, PAF, PAF

F. No pararé hasta que me agradezcas la sesión que te di hoy.

PAF, PAF, PAF, PAF, PAF, PAF

A. Por favor, para

F. Dame las gracias niña mal criada

PAF, PAF, PAF, PAF

F. Repite conmigo:

F. Gracias por corregirme.

A. Gracias por corregirme.

PAF, PAF, PAF, PAF

F. Nunca más le mentiré a mi mamá.

A. Nunca más le mentiré a mi mamá.

F. Ya párate y mira tu trasero en el espejo.

 

No lo podía creer, sentía un fuerte ardor en mi trasero, lo vi en el espejo y estaba rojo, como tomate. Después el me abrazó y me dio un beso y se lo respondí, para que sigo contando lo que siguió esa noche. Sentí tanta excitación que no concilié el sueño en toda la noche.

 

Después de esa lección aprendí a reconocerme como una enferma, dando así el primer paso para mi rehabilitación. Aprendí que una siempre tiene que estar con la verdad por delante y que una mentira por pequeña que sea no daña al que se la dicen, sino que al que más daña es al que la dice.

 

Así de a poco he dejado ya mi adicción, Felipe es más que un profesional es un gran amigo, confidente, aunque debo confesar que derepente adrede doy motivos para que me castigue nuevamente.

 

3 comentarios

Gabriela Sánchez Barrionuevo -

Ahora estoy en una horrible espera de saber si pase o no educación física, ya que por mi condición de autismo a última hora el profesor me envió un trabajo escrito, pero antes el ya me había puesto bajas notas y me tenía mala voluntad por discapacidad. Las dos últimas clases vino un profesor de reemplazo que me mando un trabajo más y me tomó un examen escrito rebuscado. Como no saque la nota mínima de aprobación que es 70/100 sino 67/100, él me tomó dos preguntas más y llegué a 69/100, pero mi padre le rogó que me suba un punto más que me faltaba para aprobar, pero el profesor le noté indeciso de si subirme o no; el anterior profesor en la mitad del ciclo me robó tres puntos, de los cuales el último profesor me devolvió 2 pero me hace falta uno más , de los 3 que me robó el otro, será que me sube o no. En realidad sigue habiendo la deuda de un punto más, Dios sabe que si robo 3 puntos el anterior profesor y el de remplazo me pagado devolviendo me 2 todavía me debe 1 más que necesito para pasar.

ernesto -

"Después de esa lección aprendí a reconocerme como una enferma, dando así el primer paso para mi rehabilitación." Excellente afirmación porque las azotainas son necesarias! Un joven rebelde nunca jamas reconocera que lo es ... hasta que recibe una memorable azotaina en el culo desnudo, bien levantado y ofrecido a su "nuevo" padre! Entonces la luz entra en su mente con la realizacion de que "es enfermo", y que no podra ser mas rebelde! Es enfermo porque ha permitido que los azotes caigan sobre su trasero desnudo a la satisfaccion de otra persona. Si fuese mayor, esto no estaria ocurriendo. Se ha vuelto un chico, con la esparanza de retornar algun dia a ser grande de nuevo! Ha consentido a ser educado, entregandose totalmente a una persona mas fuerte y sabia, aceptando la como padre!

Fran -

Gracioso el artículo