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Relatos de azotes

Segunda edición: Nalgadas de personas más jovenes a personas mayores

Nota del Editor: Ante la cantidad de comentarios (735) que produjo este artículo, con el consiguiente agotamiento del espacio que Blogia dedica a los mismo, publicamos con mucho gusto nuevamente este magnífico artículo con el fin de que continúe el hilo de charla. Este es el enlace del emplazamiento del artículo original:  http://azotes.blogia.com/2006/033102-nalgadas-de-personas-mas-jovenes-a-personas-mayores.php
Buen año 2010!


Autor: thebestspanker@yahoo.com

Nota del Editor: este relato está basado en hechos verídicos que le ocurrieron al narrador.

Sobre el tema en cuestión, habré de decirles que, desde bastante joven tuve algunas ocasiones de sobar y dar unas cuantas nalgadas a los traseros de respetables damas que me llevaban añitos, algunas varios más, algunas unos cuantos.
   
Recuerdo un incidente en particular, cuando me tocó hacer de enfermero de una muy interesante dama –semi pariente-. Ella era paraguaya y para entonces estaría bordeando los 40, mientras quien esto escribe andaría por los 22 o 23 añares.
  
Resulta que esta casi tía mía, quien estaba pasando una temporada al cuidado de una anciana que vivía muy cerca de la vivienda que entonces moraba con mis padres, andaba bastante resfriada y la cosa se había complicado con una bronquitis que casi no le dejaba respirar.
  
Por conveniencia y también por afinidad, una vez que había atendido a la anciana, ella se venía a compartir las comidas del medio día y de la noche a la casa.
  
Fue en una de esas visitas que salió el comentario de que se sentía verdaderamente mal, pero que tenía que pasar la noche cuidando de la anciana y que, lo peor de todo era que la enfermera que le había colocado la primera inyección -de 3 dosis recetadas-no podría ir ese día.
  
Ni corto ni perezoso, me brindé a colaborarla, puesto que era el flamante poseedor de un certificado que garantizaba mi habilidad de brindar primeros auxilios, que había recientemente logrado mediante un curso que se dictaba en la Cruz Roja.

Viendo a aquella mujer aún joven y bien proporcionada, de cuerpo delgado y caderas gratas a la vista que cruzaba conmigo su mirada sorprendida, pude observar cómo invadía su rostro rápidamente el rubor, propiciado, supongo, por lo extraño de la situación. Es quizás necesario aclarar que estábamos los dos solos, en el comedor de diario, ya que el resto de la familia se encontraba disfrutando de la televisión en la planta alta.

Me preguntó si tenía experiencia colocando inyecciones y le respondí que sí, que había resultado el mejor del curso en aplicarlas vía intramuscular y que, en definitiva, las endovenosas me daban un poco más de trabajo, por lo que tenía cierto temor de aplicarlas.

Me respondió que, por ese lado no habría problema, porque las inyecciones que necesitaba eran intramusculares. Pero, precisamente por eso –me confesó- le daba mucha vergüenza pensar en que yo se las aplicara y concluyó con que era mejor que buscara una farmacia donde pudieran inyectarla. Me pidió pues que más bien la acompañara a buscar una.

Sin embargo, no pudimos encontrar ninguna cerca y ella se sentía muy mal, por lo que me pidió que la acompañara a la casa de la anciana, donde ella vivía temporalmente.

Llegados allá, me invitó a pasar un momento, para invitarme un café y me pidió que la esperara en una amplia sala que poseía la casa de la anciana.

Cuando regresó con el café, me sorprendió al decirme que lo había pensado mejor y de que, dadas las circunstancias aceptaba mi ofrecimiento. Me dijo que ella tenía las ampollas de penicilina y las botellitas de agua mezclada con silocaina. Le repliqué, algo turbado, que requeriría también algodón y alcohol medicinal y me dijo que no habría mayor problema.

Mientras aún saboreaba el café y conversaba, con ella recostada en un extremo del amplio sillón, le pregunté si no sentía que tenía temperatura. Como respuesta, me pidió que fuera a su habitación y que buscara el termómetro que había dejado sobre la mesa de noche, mismo que encontré en aquella ubicación, junto a 4 ampollas y dos jeringas descartables.

Sin pensarlo mucho, cogí una de las botellitas de agua, la partí por el cuello como me habían enseñado en el curso y procedí a llenar una de las jeringas con su contenido, para posteriormente romper el sello de la ampolla que contenía la penicilina benzatínica de 1.200 unidades que le habían recetado y proceder a mezclar el agua con el polvo blanco hasta formar una sustancia viscosa que agité con firmeza hasta verificar que no quedaran grumos. Acto seguido, volví a cargar el contenido en la jeringa, puse el protector en la aguja y fui a buscarla.

De retorno en su habitación, bastante excitado por cierto, y con una erección de los mil demonios que intentaba disimular bajo mi jean, sin poder conseguir ocultar la protuberancia que se había formado como frondosa vena en mi bolsillo frontal derecho y que bajaba por parte de mi pierna, me atreví a decirle que, primero le tomaría la temperatura y que después le aplicaría la inyección, por lo que la invité a recostarse de bruces y soltarse el pantalón. Me preguntó algo extrañada si no le iba a tomar la temperatura primero y le respondí que sí, pero que sería rectal, que era la más precisa. Confundida, me preguntó como se tomaba esa temperatura y le expliqué que debería introducir el termómetro en su ano. Uffffffffffffff!!!!!!! Casi me muero y cómo temblaba mi voz al hacerlo!!!!! Rápidamente, me respondió que no, que era suficiente y que quizás sería mejor que volviera a casa. Le repliqué que ya había preparado la inyección y que si no deseaba que le tomara la temperatura estaba bien. Quizás, ella misma podría hacerlo luego, pero insistí, quizás con un poco de morbo y porque realmente sigo pensando que es la mejor manera de tomarla, que cuando lo hiciera, introdujera el termómetro en su ano.

Con bastante recelo, terminó por aceptar finalmente que la inyectara, no sin repetir su negación varias veces, pero, dado su frágil estado, terminó por ceder finalmente y, mientras soltaba el broche del pantalón se recostó de bruces en su cama.

Me acerqué por detrás y le bajé de un tirón el pantalón hasta media pierna, ocasionando que ella tratara de levantárselo nuevamente. Instintivamente, sin meditarlo, le apliqué un par de nalgadas por hacerlo y le dije que se quedara quieta. Casi de inmediato me disculpé, pero no recibí respuesta alguna y solo vi como fruncía las nalgas y ocultaba la cabeza apretándola contra la cama. Observando esto y más envalentonado, cogí con mis dos manos su calzón (negro de poliéster) por la banda superior, a la altura de las caderas y de un golpe se lo bajé hasta la base de las nalgas, descubriendo a mi vista un par de blanquísimas carnes con una ligera coloración rosada en una de ellas (la izquierda). En ese momento, vi como tensionaba aún más las nalgas y le indiqué que debería relajarse para recibir la inyección, pero sólo recibí su silencio. Paso seguido, busqué la jeringa y recién me percaté que no tenía el algodón y el alcohol, por lo que le pregunté donde los tenía. Sin moverse y con la boca apretada contra la cama, me dijo que buscara en su ropero, mientras permanecía así, expuestas sus nalgas a mi ansiosa vista.

Una vez obtenidos ambos elementos, volví donde ella y procedí a limpiar la superficie donde aplicaría la inyección (escogí la nalga izquierda). Le pedí que pusiera sueltas las nalgas pero como no lo hacía, apliqué la técnica aprendida de dar unas palmaditas hasta lograr que finalmente estuvieran más sueltas (debo decir que fue un gran deleite para mí, puesto que las palmadas consistían en rítmicos y suaves golpes de mis dedos contra esas suaves carnes contenidas por una piel firme, como pude comprobar). Cuando vi conveniente, pellizqué una extensión apropiada de su nalga e introduje la aguja con un suave golpe que al parecer apenas percibió, para luego proceder, previa comprobación de que no había perforado ningún vaso, a introducir suavemente el viscoso líquido. Ella empezó a quejarse por la sensación de dolor (la penicilina benzatínica es una inyección bastante dolorosa), por lo que disminuí la presión en la base superior de la jeringa y me di todo el tiempo del mundo para aplicársela. Cuando terminé, jalé la jeringa y vi como salía un poquito de líquido blanquecino del pequeño hueco que dejó, por lo que presto acudí con el algodón empapado en alcohol para proceder a friccionar ese espacio. Instintivamente, coloqué con descuido mi mano libre sobre la otra nalga y, cayendo en cuenta, también se la acaricié. ¡Vaya que me puse cachondo con ello! Más grato, sin embargo, fue ver que ella me dejaba hacerlo. Cuando concluí este impensado sobeo que se prolongó por unos deliciosos e interminables instantes, casi de manera natural, le aplique unas cuantas nalgadas más y le subí los calzones, indicándole que podía vestirse.

Lentamente, mientras se incorporaba de la cama, giró su rostro hacia mí, aún dándome la espalda y pude observar, además del marcado rubor que inundaba sus mejillas, una amplia sonrisa que contagiaba hasta a su mirada, mientras me agradecía y me pedía que volviera al día siguiente para colocarle la otra inyección y ponderaba mis dotes de enfermero.

Ah! Me olvidaba, sí terminé, aunque no ese día, tomándole la temperatura rectal y puedo confesarles que le coloque muchas inyecciones más, que le di muchas nalgadas (aunque nunca disciplinarias como siempre deseé hacerlo) y que acaricié aquellas carnes a lo largo de todo ese año que permaneció cerca de nosotros.

El resto, me lo guardo en un rinconcito especial de mi memoria.

En La Paz, a 22 días de marzo de 2006

 

729 comentarios

Raymond -

Que ternura

Carlónimo -

Viendo que desapareció la tercera sección del blog, he querido dejar en ésta la evidencia de que el amor entre Anna y Carlónimo no se ha extinguido, sino que está vigente. Nuestras almas se siguen tocando y nuestros cuerpos excitando mutuamente. Las tiernas palabras finales de Anna y la narración acerca del último encuentro en la Gran Vía, lo ponen de manifiesto. Hasta siempre amigos.

Raymond -

donde esta la tercera edición?

Mbg -

!

Anónimo -

Anna - 30 de agosto de 2014 - 06:51

Llevaba algunos años de no entrar al blog, pero eso no quiere decir que te haya olvidado. La última vez que entré me sentí ajena al blog y no escribí nada y la vez anterior fue un completo desastre. No se sí está vez encaje Anna en la historia pero tus últimos relatos me animaron a escribir, nunca fue mi intención lastimarte ni molestar a los demás, simplemente me dio miedo todos esos sentimientos que estaban despertando y eso me llevo a querer terminar todo, pero no te he olvidado. Quizá podamos hacer unos relatos como en los buenos tiempos o quizá no, no importa.... Lo que sí estoy segura es que te debía una explicación, no es justificación pero la realidad es que tuve miedo de lo que estabas despertando en mi.

Me ha dado mucho gusto volver a saber de ti Carlonimo, y saber que sigues deleitando a todos con tus relatos. Un beso mi amado Carlonimo de tu guerita querida.

Anna - 30 de agosto de 2014 - 05:32

La habitación del hotel en La Gran Vía es muy lujosa, estoy encantada de tomar unos días junto a mi amado Carlonimo, me llena de atenciones, mimos y mucha pasión.
Hoy salimos a tomar unas copas, yo traía un vestido rojo corto y muy pegado al cuerpo y el un pantalón y una camisa que le he regalado yo. Lo hemos pasado muy bien juntos, me encanta estar a su lado y oler ese aroma que lo distingue y que me tiene loca.
Al volver hemos tenido un gran momento, yo debía de recibir un tratamiento que me había dejado el doctor y Carlonimo con su delicadeza hacia mi y su pasión desenfrenada, me ha hecho pasar un momento inolvidable.

Mi amor, sí quieres contar como ha sido todo esta noche o esperar unos días y os lo cuento, que después de tanto tiempo me siento desenganchada para escribir.

Amanecer

Cuando desperté y vi que eran las cinco de la mañana, distinguí el característico barullo de los estibadores que cerraban la furgoneta tras haber entregado provisiones en el hotel.

Oí el ruido de los buses; el parloteo de los transeúntes; el golpeteo de las pacas de periódicos; el murmullo de la caldera que se enciende por tiempos; las voces del personal de limpieza; el plácido rumor de mi preciosa Anna que me tiene asido del torso y que al menor movimiento me aprieta y me acerca su carita hasta hacerme sentir el calor de su aliento en el cuello.

Es el entorno acústico que me recuerda que estoy en la Gran Vía al lado de mi amada. En esa familiar resonancia, en la penumbra de la madrugada, tomo y beso su mano, el antebrazo, el hombro… los labios.

Acostado de espalda induzco que se aposte de frente encima de mí. Sigue dormida, la abrazo y pienso en ella, en Madrid, en el placer, en nuestro amor.

Desnudos y acoplados sentimos florecer nuestros instintos. Acaricio sus nalguitas, le propino un piquete rectal. Me frota el pene con su pubis, me lo hace crecer, palpitar.
Separa las piernas, ajusto el glande a la vulva, se escurre por ella, avanza lentamente. Mi amada gime, me besa, me muerde el pabellón de la oreja, resopla, fricciona el empalme, jadea, chilla y se retuerce de placer.

Concentrado en el vaivén de los redondos glúteos los acaricio, los aprieto, regulo con ellos la cadencia del roce.

Siento la proximidad del flujo. Grita, gruño, nos paralizamos, aprieta la vagina, empujo y tenso la verga, temblamos, estallamos las ansiadas secreciones, gritamos sin control, nos revolcamos.

Volvemos por fin a la normalidad; el hermoso ruido de la calle me hace ver que estoy en España con mi amada.

http://www.youtube.com/watch?v=GE0R8Kpd8f4

Carlónimo -

Querida Marce, estamos en la tercera edición del blog, búscanos ahí. Ahora te he encontrado sólo por casualidad. Te espero.

marcela -

hola soy marce y quisiera saber que tengo que hacer para formar parte de los relatos la verdad me encanta este fetiche y quisiera que supieran mis anecdotas con las inyecciones y los supositorios
saludos desde monterrey,mexico

sara -

hola soy sara y solo de pensar que me pueden recetar inyeccones cuando voy a ala consulta medica me aguanto el dolor o gripa que tenga, no saben cuanto miedo les tengo alas inyecciones y como si fuera broma la mayoria de las veces me recetan las mismas,el fin de semana pasado nos fuimos ala quinta de mi abuelo a festejar su cumpleaños todo parecia que saldria perfecto;mis tias, tios y primos... estabamos todos reunidos unos haciendo una parrillada, otros jugando futbol y yo en la alberca tomando el sol. asi paso el dia completo le cantamos las mañanitas a mi abuelo, partimos el pastel en fin ya saben todo el protocolo de un cumpleaños hasta ese momento todo estaba bien, pero ya en la noche cuando todos se fueron a dormir me empece a sentir un poco mal; me dolia la cabeza y me sentia un poco cansada asi que decidi irme ala cama; en el cuarto habia tres camas una es donde estaban mis papas la otra mi hermanita y la ultima era la mia que estabajunto al baño.
a media noche mi estado empeoro tenia demasiada temperatura por lo cual me causaban escalofrios y unas nauseas impresionantes las cuales me hicieron levantarme hacia el baño era imposible no hacer ruido de modo que mi mama se percato de que algo andaba mal, cuando sali del baño me pregunto si me sentia bien y yo le conteste que no.
salio de su cama y vino ala mia, me tomo de la frente y me dijo inmediatamente que me metiera a bañar para bajar la temperatura
era lo peor tener temperatura en verano es insoportable, total: sali de la regadera y ya me estaba esperando con el termometro en la mano y me dijo... bajate la pijama y acuestate bocabajo que te voy a tomar la temperatura rectal.

yo le dije que no era necesario que me lo pusiera en la axila y me contesto que es mas efectivo por el recto entonces sin mas opcion me baje mi pijama dejando al descubierto mis pompitas y senti las manos de mi mama separandolas y solo senti el termometro demasiado frio introducirse en mi culito.

no te muevas sara se puede quebrar me dijo mi mama, yo la obedeci y me quede quietesita.
cuando de pronto tocan ala puerta y mi mama les dice que pasen yo me queria morir; era mi abuela que venia a preguntar por que estaba el foco prendido tan tarde mi mama le explico todo que me sentia mal y que me estaba tomando la temperatura yo estaba mas que apenada con la escena.

cuando por fin me quitaron el termometro tenia 38.5° bastante alto.yo me sentia pesimo me empezo a doler demasiado la garganta y el dolor del estomago me tenia doblada en la cama.
viendo que verdaderamente estaba mal mi mama decide hablarle a mi tio que estaba en la recamara de al lado y que es doctor para que me revisara.

cuando entra ami cuarto me dice...
hola sarita como que te sientes mal?
si tio me duele mucho la garganta y el estomago.
a ver dejame revisarte.
ya te tomaron la temperatura
si ya me la tomo mi mama
tiene 38.5 le contesta mi mama
ok, haber habre la boca y di aaa...dices que te duele el estomago verdad
si me duele mucho.
ok.voy a revisarte la pansita;te voy a levantar un poco la blusa si?
si, esta bien.
mientra mi tio me revisaba se desperto mi papa preguntano por que me estaban revisando y mi tio le contesto...
hay que llavarla a consultar trae una infeccion muy fuerte en la garganta y probablemente sea la misma la del estomago ademas es mucha la temperatura que tiene y aqui yo no tengo medicamentos.
ok, dijo mi papa mientras se ponia sus tenis para salir.

con ayuda de mi mama me levante de la cama con todo y pijamam no me dio tiempo para cambiarme.
mi tio nos encamino hacia la puerta y nos dijo ...
aqui los espero para ver como les fue.
si gracias le contesto mi papa.
como les comentaba al principio estabamos en la quinta de mi abuelo, asi que teniamos que regrasar ala carretera para buscar un doctor;despues de un rato llegamos a un modulo de la cruz verde yo estaba dormida en el asiento trasero de la camioneta cuando llegamos mi papa me despierta. entramos los tres al modulo (mama, papa, y yo)y habia una enfermera en la recepcion y nos pregunta que que se nos ofrecia; mi papa le contesta que necesitaba una consulta; la enfermera tomo el telefono e inmediatamente despues nos indico que pasaromos al consultorio numero 3.

estando adentro el doctor me dice que me suba ala camilla mientra mis papas llenaban unos datos personales.
el doc. me pregunta que es lo que me pasa;ya le explico y me empiesa a examinar; aqui empieza mi tortura...
el doc. sentado en su escritorio les empieza a explicar a mis papas la gravedad de la infeccion y yo lo escucha atenta sentada en la camilla con un miedo enorme de que me fueran a picar mis nalguitas.
cuando de pronto me voltea a ver el doctor y me pregunta ¿que tan valiente eres sara?
yo me imagine lo peooor(ya sabia que me esperaban unos cuantos pinchazos). los ojos se me llenaron de lagrimas, en ese momento el doc. empieza a escribir la receta... sara te voy a dar inyecciones van a ser 7 para que te sientas mejor si?. ya no aguante mas y me puse a llorar, mi papa se vino a mi lado y me abrazaba tratando de consolarme.
el doc tambien me receto una caja de supositorios. me tenia que poner uno con cada inyeccion. me dijo que en ese mismo instante me tenia que poner uno para bajar la temperatura y me pidio que me acostara bocabajo mientras el habria la caja y se ponia unos guantes.

yo abrazaba cada ves mas fuerte a mi papa, pero ni eso impidio que lograran acostarme.
a ver sarita ya suelta a papi y volteate me dijo el doc.
mami no quiero porfavor.
tranquila mi amor esto no te va a doler es rapidisimo.
yo seguia llorando y llorando y cada ves me resistia mas a recibir el supositorio;era enorme.
ven chiquita vamos a acostarnos dijo mi papa.
no papi, nooo no quiero.
el doc. me dijo... sara escuchame, como quiera te vamos a poner el supositorio tu decides por las buenas o por las malas
yo me agarre a llorar y ya acostada abrazaba a mi papa del cuello y derepente siento que me bajan el pantalon de la pijama hasta los tobillos.entre mi papa y el doc. me voltean bocabajo contra mi voluntad; por mas que trataba de safarme me tenian bien sujeta.

sin esperarlo el doc. me metio el supositorio; incluso una pequeña parte de su dedo lo que me hizo apretar en demasia mi culito.

listo!! dijo el doc. ves que no me tarde nada.
haaay me cala, maami me cala mucho; yo decia llorando.
el doc. me decia...tranquila respira profundo mientras te preparo la inyeccion quedate asi bocabajo.
ya no mas le decia a mi mama mientra ella me limpiaba las lagrimas.
es solo un piquetito mi amor.
no quiero, me va a doler mucho.
cuando aumento mi angustia fue al persivir el olor del alcohol eso me decia que ya venia la hora de la inyeccion.
pasaron unos dos minutos cuando el doc. me dice ya estas lista sara para la primera inyeccion. yo aun con la pijama hasta los tobillos me le quedo viendo ala jeringa que tenia la auja mas grande que se puedan imaginar lo cual me cuso un gran miedo de saber que eso iva a atravesar mi pompita asi que intente ponerme de pie pero mi papa se enargo de mantenerme acostada.
a donde vas dijo el doc. sarcadsticamente.
te vas a portar bien valiente como las niñas bonitas verdad que si, vas a sentir un pinchacito y va a ser todo ok.

tranquila mi niña me decia mi mama
cuano me bajaba mi calzon para ser inyectada.
papi tengo miedo le decia llorando y no se de donde me salian tantas lagrimas.
ya va a pasar chiquita relajate.
yo queria estar en cualquier otro lado menos en esta situacion, asi que cerre mis ojos para pensar en cualquier otra cosa y senti el algodon verdaderamente frio.

no quiero que te vayas a mover por que puedes quebrar la aguja ok
ni tampoco aprietes la nalga por que si no te va a doler...palabras del doc.
y fue asi cuando recibi el primer piquete..... aaaaaaaaaaaaaaa!!!!! grite con todas mis fuerzas y mi nalguita reacciono al piquete con un ligero estremecimiento, cada gota que entraba del medicamento era infernal no les puedo explicar con palabras lo que sentia en ese momento, mi papa me dba pequeños masajes en mi espalda para aminorar el dolor que sentia.

como vas sara me decia el doc. y yo le contestaba llorando incontrolada...ya saquemela ya no aguanto mas, me duele mucho.falta poco me contesto,pero ese poco se me hizo eterno mi reaccion fue estirar la mano hacia la jeringa y sacarla pero rapidamenta me quitaron la mano de ahi.
mami por favor yaaaa!!
relajadita sara falta poco mi vida.
por fin el momento mas deseado para mi llego la jeringa estaba fuera de mi pompi y una gotita de sangre se asomo por ella.

listo sara ya fue todo... ahora si a cuidarse bien y a ponerse todas las inyecciones y supositorios para que te mejores rapido.


nos subimos ala camioneta de regreso ala quinta y cuando llegamos nos estaba esperando mi tio y nos pregunto ¿ como les fue?
mi papa se quedo hablando con el y mi mama y yo nos fuimos ala cama a descansar.


al dia siguiente a la hora del almuerzo estaban toda mi familia en el comedor(abuelos,tios,tias,primos)yo estaba comiendo fruta cuando escucho a mi tio decirme que en cual pompi me tocaba la segunda inyeccion. yo voltie a ver a mi papa que estaba a lado mio y solo me cerro el ojo y me llevaba hacia el sillon que esta junto al comedor, yo le decia al oido que ese no era el momento ideal para que me inyectaran pues estaban viendome todos los que estaban desayunando pero mi papa lo tomo como una escapatoria para no inyectarme.

mi tio con la jeringa en mano lista se acerco a mi y me desabrocho el short, yo empece a llorar y mi papa me coloco en sus piernas;completamente vencida ya sabia que hiciera lo que hiciera hiba a recir ese pinchazo, asi que ante la mirada de toda mi fam. me descubrieron mis temerosas nalgas, cada ves lloraba mas fuerte mi mama se acerco y me daba besos en las manos mis primos me empesaron a grabar yo estaba muy enojada con eso asi que mis tias los regañaron.

sin mas preambulo recibi el tan odiado piquete que me hizo gritar, llorar,moverme, etc.

al final mi tio solo me sobaba la nalguita picada con el algodon y por ultimo me puso una bandita en la zona del piquete.
mi papa me dejo completamenta acostada en al sofa y yo pensaba que ya era todo pero faltaba el supositorio.......



nooo mami aqui no quiero porfavor.me estan viendo todos.


chiquita no te preocupes nosotros te tapamos me dijo mi tio.

me separo mis pompitas y lo introdujo.... aprete mis pompis lo mas que pude para no sentirlo pero lo que conseguia era introducirlo mas asi pasaron unos cuantos minutos hasta que se me paso el dolor. mas tarde llago mi mama y me abrocho de nuevo el short se sento a mi lado en al sofa y nos quedamos abrazadas yo puse mi cabeza en su hombro y me dijo que ya habia pasado todo y me secaba las lagrimas al final lance un suspiro y me quede en brazos de mi mama.




espero que hayan disfrutado este relato

ya se imaginaran los de mas piquetes que recibi, sin duda este a sido el poer fin de semana de mi vida.


si les gusto les puedo contar los demas solo diganme

marcela -

hola carlonimo me encanta el blog!!!
quisiera que me hicieras un relato en donde aparesca mi nombre en verdad es lo que mas deseo es demasiodo exitante espero tu respuesta
saludos a todos!!!

Joseline -

Estaba buscando cosas sobre la responsabilidad de los jóvenes frente a la responsabilidad de los adultos y... chan! me encontré con esto.
Ajajajaja me ha divertido. Saludos :)

Anónimo -

f

Dudosa... -

Eulogia, existe de verdad y si es así donde la encuentro??

Lady_Needle -

Hola. Acabo de abrir un foro dedicado al fetichismo médico de las inyecciones, supositorios y enemas. A parte de conocer a mucha gente con la misma “afición” y con quien poder hablar abiertamente de todos estos temas o solucionar dudas, va a haber un poco de todo: chat, encuestas, relatos, fotos, videos…

Si te gusta todo esto no te pierdas la oportunidad de formar parte de esta comunidad desde su principio y aportar tu granito de arena. Estaremos encantados de tenerte entre nosotros y conocerte.

Hay que registrarse para poder disfrutar de todo su contenido.

www.bajatelospantalones.foros-gratis.mx

Pásate, estamos deseando conocerte. Un saludo.

Gastón -

Querida Josefina: te espero cuando quieras.
Como el espacio aquí se está terminando, nos pasamos a

http://azotes.blogia.com/2010/071501-tercera-edicion-nalgadas-de-personas-mas-jovenes-a-personas-mayores.php

cuidate mucho y contanos en detalle cómo van tus cosas

Josefina -

Hola a todos, los extrañé un monton durante este tiempo, veo que hay muchos cambios en el blog y me parece muy linda la relacion que estan estableciendo todos, me habria encantado conocerlos. Les cuento que fui a esquiar hace un par de semanas y tuve una caída terribleee, tengo un esguinse cervical y me rompi dos costillas pesimoo!!! asi que ahora mas recuperada puedo contarles que fue de mi este tiempo.

Ana paula: te felicito por el tremendo ca,mbio que tuvo tu vida, me imagino que esto va a hacer resurgir nuevos desafios en tu vida junto a tu marido.

Gastón: no pude viajar por mi estado de salud pero espero hacerlo pronto, en cuanto tenga el alta médica me gustaria pasar por tu consultorio, estoy desesperada con mi fobia a las inyecciones y creo que me podras ayudar, ademas que no se porque me quedo dormida en todas partes.

besos a todos

Martha Rita -

A donde estés vamos contigo Carlónimo, pero nos avisas. Te mando un beso.

Gastón -

Querido Fer: No se que hará el resto, pero yo no me voy a ningún lado! Muchas gracias por tu atención y reitero mi pedido. Me muero por leer un relato tuyo relacionado con lo que nos convoca.

Fer -

Ya hay nuevo espacio:

http://azotes.blogia.com/2010/071501-tercera-edicion-nalgadas-de-personas-mas-jovenes-a-personas-mayores.php

Fer -

Insito en que este es vuestro blog y creo que no hay motivo alguno para crear un blog nuevo. Este blog al ser uno de los dos primeros de spanking en lengua española tiene un tráfico muy grande y mucha gente sabe dónde encontrar estos relatos y diálogos. Os pido en todo caso que habléis conmigo antes de iros. Me podéis escribir a fer_anyway@yahoo.es
Gracias
Fer

Francoise -

Querido Carlónimo, yo te abro un blog propio. Para mí será un privilegio. Comunícate conmigo por favor. Franlis@msn.com

Gastón -

Antes que nada, gracias Fer por tu apoyo y por estar siempre atento y vigilante a nuestras necesidades. Dicho esto, te pido que cuentes para nosotros alguna de tus, seguramente, muchas experiencias.

Querida Ana Paula: por favor, no me digas que no sabés si vas a poder volver a mirarme a los ojos porque sabés que soy culpógeno por naturaleza. Confieso que la situación, aunque me sorprendió un poco, me excitó bastante. De todos modos, no te sientas mal por eso. Si bien debo confesar que me impresionaste con una belleza mucho mayor a la que ya me imaginaba, nunca dejé de respetarte y mi exceso de efusividad tenía bastante que ver con los hechos de la noche anterior que luego les contaré. No es que no tengas con qué moverle la estantería a cualquier hombre, no me malinterpretes, pero te respeto y respeto a Claudia y a Paulo y así seguirá siendo. Por otra parte, no sé qué te pasó a vos, pero a mí me renovó la iniciativa con Clau; ya les contaré lo que sucedió esa noche.

Querida Karito: Ya comenzaste el tratamiento? Por favor, contanos cómo te fue. Acordate de que acá estamos dándote todo nuestro apoyo.

Querida Jose: No sabemos nada de vos desde hace bastante. ¿Qué pasó con la visita a Buenos Aires para el congreso? confirmame si vas a venir así arreglo mi agenda.

Vamos al lunes a la noche.

La visita a Paulo había atrasado un poco mis propias actividades en la clínica por lo que tuve que correr para llegar a tiempo a nuestra cena con amigos. En pro de cuidar el espacio no entraré en detalles; sólo diré que la pasamos muy bien y que se repitió la sensación que ya habían tenido Claudia y Ana Paula de conocernos de toda la vida. Como al día siguiente todos teníamos ocupaciones (Simón, Ana Paula y yo, a primera hora, la que ya relató el ejecutor de culos) la cena terminó relativamente temprano. Eso me dio la oportunidad, luego de dormir a los chicos, de estar un rato a solas con Claudia.
La abracé camino al dormitorio y le pregunté “No me dijiste nada de qué te pareció la visita a Paulo”
Ella puso gesto de nena que se está por largar a llorar y respondió “Es malo ese doctor. Me mandó a pinchar la cola!”
Le sonreí sintiéndome provocado, pero entendí que también había en aquello algo de temor.
“Unos pinchacitos nada más! Pensá en nuestro futuro beb酔
“No, Gastón! No son unos pinchacitos nada más! La caja trae doce!”
Le apreté delicadamente las nalgas al tiempo que le decía “Y te las voy a poner todas yo” Le di un beso. “Vamos a empezar el tratamiento ahora”
“No, Gastón, mañana. Por favor!” me rogó
“No, mi cielo, no sirve de nada dilatarlo. Vamos a empezar ahora y ya es una menos. Vamos, acostate y prepará la cola!”
“Qué fácil que es para vos!”
“No, mi vida, no es fácil para mí verte así. Pero es inevitable, entonces, vamos a tratar de que sea lo mejor posible. Dale” y la ayudé a acostarse boca abajo.
Preparé la primera jeringa a sabiendas de que, aunque pequeñas, son dolorosas. Me acerqué a la cama y sentándome en el borde le bajé la ropa. “Está preparada la cola?”
“No es gracioso!”
“Te prometo que si me dejas pincharte te voy a consolar de una manera increíble”
“Qué me vas a hacer?”
“Te voy a dar lengua hasta que me pidas que pare!”
“Igual no quiero que me pinches!”
“Vamos, portate bien. Qué sentido tiene molestar a Paulo si después no le vas a hacer caso…”
“Ufa! Pero despacio, eh!”
“No te preocupes, son rechiquitas. Mirá”
Se tapó la cara con las manos y gritó “No! No la quiero ver! Con el susto que tengo y vos querés que mire la jeringa!”
“Bueno, bueno. Aflojate, hermosa” Le di masaje en el cachete derecho para relajárselo y creo que empezó a disfrutarlo. Me dio pena interrumpírselo para pincharla pero era lo que había que hacer. Cuando sintió la aguja entrando se quejó “Mmmmm”
“Bien flojita…” y empecé a apretar el émbolo.
“AIA! Duele un montón!”
“Ya está. Te dije que era rechiquita”
“Me dolió mucho igual” y comenzó a masajearse el lugar del pinchazo. “Empezá a consolarme que el dolor no se me va!”
Puse mi mano sobre su glúteo y me acosté a su lado.
“Rubia, antes del consuelo, no me das una manito?”
“Ay! Con qué?”
“No, digo literalmente una manito. Me gustaría llevar mañana a la mañana la muestra de semen para el espermograma y entre hacerlo solito en el baño y que vos me des una mano…” Vi que pensaba unos segundos, tras los cuales me dijo “desvestite que ya vengo” y corrió al baño.
Me desnudé rápidamente y me quedé tendido de espaldas esperando que regresara.
Salió del baño con un conjunto de lencería fenomenal; de encaje blanco y con portaligas. Casi eso solo alcanzó para que se me parara. Palmeé la cama llamándola.
“Todavía no. Ponete en cuatro patas”
Obedecí y escuché que abría algunos cajones de la mesa de luz.
“Bien, vamos a proceder con la primera clase de prácticas médicas para obtener el título de marido-médico”
“Eh? No, Claudia! Ayudame a eyacular y listo!”
“Sí, sí, eso también. Pero ahora va a obedecer las indicaciones de la enfermera Claudia, si no, ya sabe cuál es el método.”
“No es justo! Yo te amenazo con darte placer con la lengua, no con pegarte en el culo!”
“Pero cada uno hace lo que puede… No se preocupe que si se porta bien, le va a gustar”
“Uf! Te estás aprovechando”
“Empecemos. Veo que tiene una orden para espermograma. Vamos a tener que estimular la próstata”
“No, Claudia!”
“Chist! El doctor le metió el dedo entero y a él no le dijo nada, así que a mí tampoco. Pero para hacerlo correctamente, primero hay que limpiar bien la colita… por adentro” Y vi que agarraba lo que había sacado del cajón: un enema descartable.
“Clau, por qué me hacés esto?”
“Silencio! Para usted, Enfermera Claudia. Y si sigue protestando, además de aguantar el líquido, va a aguantar nalgadas. No me haga enojar”
Me metió la cánula y comenzó a apretar para que entrara el líquido.
“AY! es horrible!”
“Me alegro de que se dé cuenta; sus pacientes piensan lo mismo. Esta es la primera lección, y no va a ser la última”
Sentí cómo entraba cada gota, cómo sacaba la cánula y mientras mantenía apretadas mis nalgas con sus manos me decía “Lo aguanta 10 minutitos y listo!”
“Claudia, es mucho tiempo!”
“Tranquilo, lo va a aguantar. Si lo elimina antes, le voy a tener que hacer otro”
“No!, aguanto, aguanto”
El tiempo pasaba con una lentitud terrible y por un momento, más allá de que esto era un juego que divertía a mi esposa, pensé que no era tan mala idea que los médicos viviéramos en carne propia lo que viven nuestros pacientes. Pero rápidamente saqué ese pensamiento de mi cabeza; la tenía ocupada por mantener contraídos los músculos del esfínter anal.
“Tiene ganas de evacuar, querido?”
“Sí, por favor, no puedo más”
“faltan tres minutitos, nada más”
“Serás sádica!”
“Quien? Yo?”
“Aufg!”
“Vaya, vaya. No vaya a ser que me ensucie la cama”
Salí disparado y casi no llego al baño. Cuando terminé me di una ducha, más por lo que había transpirado por los nervios que por otra cosa.
Volví a la cama y casi sin darme tiempo a nada me dijo “La misma posición, rapidito!”
Ahí estaba, en cuatro patas, sintiéndome ridículo con todo colgando y temiendo por la segunda lección que Claudia me tenía preparada.
“Vamos a empezar a estimular un poquito esa próstata… a ver…” y me metió el dedo hasta el fondo. Cuando tocó la próstata me estremecí.
“Epa! Qué pasa? Gusta?” mientras movía el dedo rítmicamente, comenzó literalmente a ordeñarme tomando a plena mano mi pene.
Poco tiempo después le pedí que acercara el frasco estéril porque sentía que eyacularía inminentemente.
“Ya? Tan rápido?”
“Cielo,” le dije jadeante “hace 20 días que ni me mirás; estoy desesperado”
Se rió sonoramente y recogió el semen en el frasquito. Cuando terminé de eyacular me desplomé en la cama. Ella se acostó a mi lado y me dijo “Siete”
“Eh?”
“Te puse un siete de nota en la práctica”
“Solamente siete?”
“Sí, discutiste mucho las decisiones de la enfermera Claudia”
“Bien, vamos a ver qué nota me pone ahora” y le arranqué la pequeña bombacha blanca de encaje. Me coloqué entre sus piernas y comencé con lo que le había prometido: una suculenta sesión de lengua, que terminó con ella orgasmando como loca y, como había predicho, suplicando que me detenga porque no podía más.
Nos abrazamos y ella me dijo al oído “Soy muy tonta”
“Clau! Por qué decís eso?”
“Porque por una preocupación sin sentido me vengo perdiendo de esto desde hace 20 días!”
Luego de descansar un rato pudimos conversar seriamente de las impresiones que teníamos de la visita a Paulo. Claudia me confesó que había ido muy escéptica pensando que Paulo, siendo que trabaja para mí en la clínica, iba a decirle todo que sí como si estuviera loca para que se dejara de molestar. La sorprendió gratamente el examen exhaustivo que le hizo y la tranquilizó enormemente. Por supuesto, me adelantó que quiere seguir tratándose con él tanto ahora como frente a un posible embarazo y, después, como ginecólogo porque le resultó muy tierno en el trato pero, a la vez, muy firme, lo que no le deja dudas sobre seguir sus indicaciones. En fin, le inspiró una enorme confianza y corroboró que, a título personal, pensaba que seríamos grandes amigos. Estaba muy feliz de haber podido ayudarte y pensaba seguir haciéndolo en lo que necesitaras.

Fer -

Contáis con todo mi apoyo para permanecer en esta, vuestra casa, el tiempo que sea necesario.
Se harán las ediciones que sean precisas para ello, aunque yo he comprobado que cuando se presentan los síntomas de agotamiento de espacio, al cabo de un tiempo blogia "inyecta" más bits... veamos que pasa y antes de agosto tomamos una decisión sobre si seguir en esta segunda edición o abrir una tercera...

Ana Paula -

Querido Simón: he cumplido con mi palabra, nunca me espere que las cosas se fueran a dar del modo en el que se dieron, me desconcertó mucho que hayas elegido el consultorio de Paulo para llevar a cabo la prenda y por la forma en que se dio todo, sinceramente no lo disfrute tanto como hubiera querido, no quiero que me mal interpretes, no estoy enojada ni nada por el estilo, simplemente me resulto inesperado el rumbo de las cosas, te cuento que a cada paso que doy el dolor en la nalga derecha me recuerda a ti.

Querido Gastón: no se si podré volverte a mirar a la cara después de los masajes que nos prodigamos, te confieso que me siento culpable con Paulo por cómo fueron las cosas, obviamente el no sabe nada de la prenda, sabe que fui a ver su consultorio y que tu amablemente me lo mostraste, y dado que estabas acompañado por Simón el nos acompaño a conocerlo, le comente esto , porque en caso de que alguien nos haya visto entrar en su consultorio y le comente algo , no lo tomen desprevenido. Paulo ayer estuvo bastante ocupado con los asuntos del Ministerio de Salud, todo salió a pedir de boca, ahora si ya firmamos el contrato de la casa, mañana temprano entregan los primeros muebles, yo por la tarde salgo rumbo a México a buscar a los chicos. Por favor contamé como va Clau con las inyecciones de hierro y cuáles fueron sus impresiones acerca de Paulo.

Querido Carlonimo: yo intentaré crear un blog alterno, siempre y cuando no contemos con el apoyo de Fer, porque me niego a perder la comunicación con ustedes.

Querida Karito: que lastima todo lo que has tenido que sufrir después de ese accidente, espero que estés mejor, no dejes de contarnos cómo vas y sobretodo no dejes de hacerle caso al médico, yo acabo de padecer hace poco las inyecciones de hierro debido a una anemia, si bien duelen bastante , te aseguro que las podes aguantar sin ningún problema, pídele a Damián que te las de, estoy segura que te las dará con mucho amor y te podrá consolar después, la única recomendación que te puedo hacer, salvo lo que te haya dicho el médico es que las espacies, por lo menos descansa un día entre una y otra, para que tu cola no sufra tanto. Un beso y que te mejores pronto.

Gastón -

No, preciosa, no hablé con Damián para nada. El consejo que te doy es desde mi mejor conocimiento médico.
Hablá con Damián, decile cómo necesitarías que fuera la situación y proponele la forma de "consuelo" que te satisfaga más; estoy seguro de que Damián puede sostenerte afectivamente en este momento. No desconfíes de él, aunque tengan el acuerdo de que él no se haga cargo de las cosas de tu salud, es un médico excelente y vela por tu bienestar (y no hablo sólo de lo físico)

karito -

GRACIAS Damián ya esta al tanto de tu consejo y me propuso que cumpliera lo que le dije, se ofecio a ponermelas recordandome el dia que nos conocimos, aunque tu sabes bien que fue intravenosa y la aguja no era tan grande ni dolian tanto, ademas tu estabas cerca y sabia que em rescatarias si decidia hecharme para atras, solo quiero preguntarte algo tu consejo tiene algo que ver con Damian el te dijo algo?

Gastón -

Querida Karito: me encantaría poder darte otra solución, pero lamentablemente las que te puedo dar son esas: inyecciones o transfusiones.
Decidas lo que decidas, y a pesar del acuerdo al que llegaron con Damián, creo que su paciencia y su cariño hacia vos podrían ayudarte a sobrellevar el tratamiento.
Por favor, manteneme informado de tu estado y tu decisión.

karito -

No puede ser Gaston!!! esperaba que me dieras una esperanza, despues del accidente no se porque pero le tengo mas miedo aun a las inyecciones, Damian me aconsejo desde le inicio que me las pusiera yo le dije que iba a pedirte opinion y que seguiria tu consejo sin importar el que fuera pero tenia la esperanza de que me dirias que habia otra opcion, Damina y yo acordamos que el se mantendria alejado de lo que tuviera que ver con mi salud, pero en la clinica estuvo muy pendiente hablaba con los medicos y se dedico a acompañarme y ayudarme todo el tiempo fue una gran ayuda ya que yo estaba sola mis padres siguen fuera del pais.

Gastón -

Preciosa: Luego de una hemorragia suele ser necesario hierro inyectable porque el oral tarda mucho tiempo en tener el efecto necesario. La alternativa podrían ser un par de transfusiones de sangre pero, conociéndote, no creo que eso te resulte mejor.
Me parece que en esta oportunidad no te va a quedar más alternativa que intentar amigarte un poco con las inyecciones.

Nunca nos contaste cuál es la situación con Damián; a lo mejor él podría ayudarte en este trance.

karito -

GASTON!!! please ayudame, dime que hay una alternativa para las inyecciones de hierro despues del accidente tuve una hemorragia interna

tuve que soportar demasiadas inyecciones en la clinica mucha droga pasaba por via intravenosa
pero ya que estoy en la casa me dicen que las inyecciones de hierro son intramusculares y que no hay alternativa
verdad que si??

Gastón -

Querido Carlónimo: nuevamente el pesimismo. ¿Cómo es lo de "Si deseamos mantener esto por algún tiempo que de cualquier forma no creo que sea mucho"? Te pido, por favor, que nos hagas saber qué es lo que está sucediendo.
Probablemente sea cierto lo del espacio y probablemente también sería interesante crear un espacio nuevo de intercambio pero tampoco yo tengo la menor idea de cómo. A pesar de eso me resisto a dejar el intercambio que abona nuestra amistad, aún contra los gustos de quienes nada nos aportan. De todos modos, si de eso se trata, lo haremos.

Para ser sintético, entonces: dolorido, caliente. Veré juego Claudia noche. Stop

Ana Paula -

Querido Simón: ahora mismo no puedo sentarme con comodidad para contar la experiencia, lo único que te puedo adelantar es que lo que me produjo la experiencia es un dolor terrible en el trasero.

Gastón: compartó tu sentir.

Carlónimo -

¿Cómo a una dama? Por favor Simón, la pose fue de yegua ¡Vaya trato a las damas! Ya parece que yo iba a inyectar de esa manera a la sensualísima Silvia. En fin, de todos modos la escena me pareció muy erótica y la disfruté muchísimo ¡Felicidades!

Amigos, quiero hacerles notar lo siguiente. Según mis cálculos ya estamos agotando el espacio con que cuenta esta segunda edición del blog (los síntomas se han empezado a presentar) y no estoy seguro de que contemos con el apoyo de Fer para una tercera. Si deseamos mantener esto por algún tiempo que de cualquier forma no creo que sea mucho, debemos cuidarlo. Propongo privilegiar los relatos, hacer muy sintéticos los comentarios y reducir al mínimo los intercambios de información complementaria, como cuestiones familiares y profesionales. No se qué opinen pero me parece que no tenemos otra alternativa, a menos que generáramos un blog propio. Lo cual para mí está en chino.

Simón -

Querida Marianina: te agradezco el elogio y lamento que hayamos llegado a aburrirte. En parte esto sucede porque son pocos los que participan de manera activa escribiendo, lo que podría generar más variedad de relatos. Los que estamos, contamos lo que podemos y nos gusta contar.

Querido Carlónimo: espero no haber traicionado tu confianza. No fue simple coordinar tus deseos con la actitud respetuosa que me inspira Ana Paula, que es una dama.


Luego de la copiosa mesa de quesos y fiambres que Claudia nos proporcionó por la noche, festejando la llegada de nuestros nuevos amigos, nos retiramos con Silvia a casa. En el camino fuimos conversando acerca de nuestras impresiones. Desde luego que me costó cierto trabajo que no se notara que ya conocía, aunque sea a la distancia, a Ana Paula. Demás está decir que me impresionó su estampa; es bella y simpática. Como si fuera poco, hace una pareja espléndida con su esposo, parecen cincelados por el mismo escultor. Silvia quedó encantada y, considerando que está bastante a disgusto en su trabajo y está buscando otras alternativas, me esbozó la idea de que cuando se conozcan más podría pensar en Ana Paula para armar un nuevo emprendimiento laboral independiente, ya que comparten profesión. También me dijo que Claudia le había comentado por teléfono que había visto a Paulo como ginecólogo y se había sentido muy cómoda y contenida.
Estábamos ambos muy cansados de todo el día de trabajo y nos acostamos a dormir directamente; aunque no dormí demasiado, nervioso por el compromiso asumido para el día siguiente.
Esta mañana llegué a la clínica premeditadamente tarde, sólo unos minutos, pero suficientes para encontrarlos a los dos esperándome en el hall de recepción, sentados en sendos sillones. Guardaban un silencio nervioso y cuando me vieron entrar, se levantaron como si tuvieran un resorte en el trasero. Gastón me tomó por el brazo y con cara de pocos amigos me llevó casi a la rastra hasta su despacho mientras me decía: “No es gracioso! ¿Hacernos esperar forma parte de tu manera de divertirte a costa nuestra?”
“Gastón, calma! No es para tanto. No me divierto a costa de ustedes; creí que nos íbamos a divertir todos”
“Bueno, chicos! Ya cálmense los dos!” dijo Ana Paula. “Estoy suficientemente nerviosa como para además aguantar sus chiquilinadas”
Me reí de verlos a los dos tan nerviosos a su manera y recibí como respuesta dos miradas furibundas que, desde luego, sólo lograron divertirme más.
Dentro del despacho de Gastón vi cómo él preparaba las cosas.
“Me gustaría conocer el consultorio de Paulo, Gastón” dije
“Ah! NO! Eso sí que no! Ahí, no!” gritó Ana Paula.
“Muchachos, cálmense. Hoy, mando yo”
Ana Paula miró desesperada a Gastón, esperando que él me negara la solicitud. Pero Gastón me conoce muy bien y sabe que cuando se me pone una cosa en la cabeza no paro hasta que lo logro.
“No tiene sentido negarse. Nos va a tener acá juntando nervios hasta que digamos que si. Vamos al consultorio de Paulo y terminemos de una vez!”
“Ay! Dios mío!” dije Ana Paula mirando al cielo. “En qué me metí?”
Y nos encaminamos al cuarto piso. Al llegar, Gastón sacó una llave del bolsillo de su pantalón y abrió el consultorio, que volvió a cerrar con llave una vez que entramos.
Ana Paula abrió los ojos y mirando alrededor señaló “Gastón! Está genial! No voy a poder hacer demasiado para mejorarlo”
“Bien! Bien! Basta! A preparar las colitas!” les dije palmeándole el culo a mi amigo.
Comencé a preparar las jeringas y los dos permanecieron quietos y en silencio.
Con las dos inyecciones apuntando al cielo los miré y les dije con tono autoritario “Qué parte de preparen la cola no entienden? Se bajan la ropa hasta el piso y se inclinan sobre la camilla, acá, uno al lado del otro. YA!”
Con mucho nerviosismo comenzaron torpemente a desvestirse; avergonzados y evitando mirarse mutuamente. El espectáculo fue soberbio: dos culos bien formados y apretaditos de miedo se presentaron ante mi vista.
“Querida Ana Paula, con todo respeto, tenés unas nalgas preciosas. Va a ser un placer pinchártelas. Será con amor pero, vos sabés que esto duele, no?”
Con las manos apoyadas sobre la camilla, sólo pudo asentir con la cabeza.
“Querido Gastón, no aprietes. Te tengo que explicar que es peor?”
Él, también apoyado en la camilla, negó enérgicamente con la cabeza pero no pudo soltar los cachetes.
“Bien, primero las damas…” Ví cómo Ana Paula clavaba las uñas en la sábana que cubría la camilla. Le acaricié la nalga derecha con suavidad. “Aflojate, preciosa. Esto hay que disfrutarlo. Pero no quiero disfrutarlo solo. Vamos! Portate bien!“ Y seguí acariciándole el culo. Al principio noté que la incomodaba, pero insistí y, finalmente, se dejó llevar y aflojó la región anatómica en cuestión.
Gastón estaba cada vez más nervioso; miraba hacia abajo y pasaba el peso del cuerpo sobre un pie y sobre el otro. La espera lo estaba matando y a mí me encantó.
“Preparada! Ya falta casi nada para terminar!”
“Por favor, Simón! Basta! Me vas a volver loca!”
Y, entonces, sin decir nada más, la pinché. Retiró instintivamente el cuerpo.
“Vamos, preciosa. Relajadita como recién para que no duela tanto…” y empecé a apretar el émbolo.
Con la entrada del primer chorrito de vitamina dijo “AY! Duele mucho!”
“Ya sé, falta un segundo…” y seguí metiendo el líquido a ritmo sostenido mientras ella apretaba los puños.
Cuando terminé, retiré la aguja y ella intentó llevarse la mano a la nalga. La detuve en el camino. “Nada de masajes! Eso viene después! Vamos, Gastón. Te toca!”
“AY!” fue lo único que dijo
Me reí “Si ni te toqué, qué flojo sos!” y palpé su nalga derecha, dura como una piedra. Miré a Ana Paula, la cabeza se le giraba sola hacia Gastón pero se resistía a mirar, avergonzada.
“Flojo!” y le di dos nalgadas bien puestas. Lo sorprendieron y momentáneamente las soltó y yo aproveché a clavar la aguja.
“Que hijo de…”
“SHHH! Silencio que si me enojo puede ser peor, hermano!”
Bufó y esperó que el dolor llegara. Y no tardó en llegar. “AHHH!. Me está matando!” Ana Paula seguía sin poder mirar pero extendió la mano y tomó la de Gastón, que aceptó el gesto apretándola fuerte.
Cumplí a conciencia mi tarea y retiré la aguja.
“Bien! Bastante bien! Ahora hay que hacer masajitos para que circule bien. Gastón, masajeale el lugar pinchado a Ana Paula”
“Pero, estás loco?”
“Por favor, Gastón, él no me deja masajearme y me duele” dijo Ana Paula poniéndose de espaldas al doctor. Él comenzó a hacer un masaje tímido, pero cuando se dio cuenta de la majestuosidad de las nalgas que se le presentaban, se aplicó a masajear adecuadamente. Ana Paula tiraba hacia atrás la cabeza, con los ojos cerrados. Nunca me hubiera atrevido a tocarla, pero si lo hubiera hecho, estoy seguro de que la hubiera encontrado completamente mojada. A Gastón no hacía falta tocarlo, alcanzaba con mirar la incipiente erección que trataba de controlar.
“Bueno! Es suficiente! Ana Paula, ahora vos le masajeas la cola al doctor, que parece que está bastante dolorido!”
“Esperá que me doy vuelta primero” advirtió Gastón.
“Por favor, Gastón! Le acabás de sobar el culo a gusto y te hacés el que no quiere que lo vean. Te aseguro que no tenés nada que ella no haya visto antes” pero Gastón se apuró a girar y cuando Ana Paula se dio vuelta ya encontró la cola blanca esperando temblorosa. Ella no mostró ninguna timidez en el masaje y lo llevó a cabo aún con las quejas de Gastón que decía que le dolía.
“Muy bien! Se portaron muy bien y doy por cumplida la prenda! Vieron que no fue tan tremendo?”
Comenzaron a vestirse en silencio mirando hacia lados opuestos mientras yo los observaba pesando en lo que haría con Silvia cuando la volviera a ver después del viaje.
Lo que la experiencia le produjo a ellos, se lo dejo a ellos.




Gastón -

Querido Carlónimo: verdaderamente lamento el alejamiento de Moni y sinceramente, no termino de comprender los motivos. Me gustaría saberlos pero si no se han explicado ya, entiendo que es porque no se los quiere divulgar. En cuanto a vos, te noto un poco negativo, o desanimado, o melancólico, no sé todavía con exactitud cuál es la situación. Obvio es que nadie puede garantizar su permanencia de por vida aquí; pero de ahí a estar anticipando que todos abandonaremos el barco y te dejaremos naufragar, hay una enorme distancia.

Cuando me pueda volver a sentar con comodidad después de la experiencia con Simón (pero el relato de eso se lo dejo a él) les cuento la noche con Claudia.

Roberto Martin -

Que suerte teneis, porque yo tengo ganas de pinchar nalguitas, y aki en Madrid, la gente no esta por la labor, no hay tanta gente que les guste eso, ni les excite. De todas formas, un saludo a todos y que os divirtais.

Carlónimo -

Dejemos ya ese punto mis buenos amigos. Me encantaría que Moni estuviera aquí, es la mujer más tierna y comprensiva que he conocido, pero no está en mis manos que regrese. La gente un día llega y al otro se va y sus razones son valederas. En lo personal, como le dije justamente a mi preciosa Moni: es posible que un día vuelva a estar tan solo como cuando inicié mi participación en este hospitalario blog. Era como ser un náufrago tirado sobre una tabla en medio del océano. Escribía para mí y eso tiene su encanto.

Que no te ablanden Simón, duro con ellos, para qué andan ofreciendo sus culitos. Ahora que les duela, que sufran como a mí me hicieron sufrir Silvia y Claudia.

Marianina -

Esto es un comentario, nadie está obligado a escribir y relatar sus vivencias, sus pensamientos o sus historietas. Pero este espacio de "comentario" pienso que se creó para eso, para comentar.... dicho lo cual comento:
Al principio me gustaba leeros, eran historias variadas y algunas fantásticas (a mi parecer) otras no tanto, pero bien, a unos se les da mejor que a otros y aquí hay para todos los públicos. Por supuesto que tengo mi escritor favorito, me encanta como relata,
Simón (gracias) y de los que no me gustan mejor no diré nada.
Esto ha llegado ya a un punto que me aburre, son las mismas historias pasteleras donde todo el mundo es estupendo y maravilloso y prácticamente el tema principal del blog desaparece.
Así que como muchos otros yo me voy a otros lares.
Simón, gracias de nuevo.
Un saludo al resto.

Ana Paula -

Querido Gastón: yo comprendo que estés esperando con ansias el encuentro a solas con Clau, de haber leído todo antes de verla, seguramente hubiera denegado la invitación a cenar, pero no te preocupes nos iremos pronto, pues mañana tenemos muchas cosas que hacer.
Por otro lado y para que te quedes tranquilo, Clau me comento que Paulo también te había revisado a ti, que te habías desconcertado un poco, no entro en detalles, aun no tenemos tanta confianza.

Querido Carlonimo: por favor no le des ese tipo consejos a Simón, respecto del reto que involucra mis nalgas, me encanto tu último relato, estoy segura que en este momento habrá mucha gente cola al aire dispuestos a recibir un pinchacito.

Querido Simón: yo ya estoy lista para mañana, sino había contestado antes es porque no había tenido tiempo de entrar, nada más te recuerdo tus palabras para que mañana cuando tengas mis nalgas frente a ti, las tengas presentes “Yo, para darte tranquilidad, no puedo hacer más que asegurarte que te la daría con toda la ternura y delicadeza con la que me gustaría que me la pusieran a mí”.
Estoy muy emocionada por hoy en la noche y un tanto nerviosa por mañana.

Gastón -

Querido Carlónimo: te advierto que no me gustó nada tu recomendación a Simón siendo que son mis nalgas las que están en juego. Y considerando que tu alta fue provisoria, no se si lo recordás, me gustaría que te hicieras un nuevo recuento de glóbulos rojos y me enviaras los resultados, a ver si podemos darte el alta definitiva a tu tratamiento.

En otro orden de cosas, y esperando que no te pongas bravo conmigo como lo hiciste con Simón, me gustaría sinceramente saber cómo está Moni. La extraño mucho y no tener noticias de ella desde hace tanto tiempo me inquieta.

Carlónimo -

Querido Simón, te agradezco tus finas palabras. Que disfrutes tu papel de enfermero en el famoso reto cuyo desenlace, según veo, está ya próximo. Espero ansioso el relato con el que sabré qué tan acertado fue mi pronóstico. Te recomiendo ser muy audaz. En aras del erotismo desecha tus instintos compasivos.

Gastón -

Ana Paula: Claudia te comentó algo de mi examen? Habrás observado por el relato que me avergonzó bastante (yo se que es ridículo, que es una práctica médica habitual, que debería saberlo porque soy médico, y etc., etc., etc.) pero me avergonzaría más que mientras ella cuida mi intimidad yo ande contando la de ella.

Gastón -

Querida Ana Paula: Me alegro de que hayan estado bien con Claudia en la visita a las casas. Ni bien te dejó en el hotel me llamó y me dijo que sos divina y volvió a repetir que con vos se siente como si te conociera de toda la vida. También me dijo lo de la cena de esta noche y que ya confirmaron su asistencia Silvia y Simón. Creo que los únicos que estaban desilusionados eran los chicos porque tendrían que esperar para conocer y jugar con sus nuevos amiguitos.
Tengo muchas ganas de que llegue la noche para encontrarnos todos pero más ganas todavía tengo de que llegue el momento a solas con Clau para que me diga en confianza lo que le pareció la visita a Paulo. Espero que esté de humor... es verdad que a sus maridos, o sea Paulo y yo, nos encanta pincharles las nalgas, pero no es menos cierto que a ustedes, también le gusta pincharnos a nosotros. La ley, justa y pareja. Y en función de eso, vayamos preparando nuestras colitas porque parece que lo de mañana es inevitable...

Ana Paula -

Querido Gastón: Justo acaba de dejarme Claudia en el hotel y aprovechando que Paulo no está me conecte rápidamente para ver si habías colgado algo de el encuentro que tuvieron esta mañana.
Pero vamos por partes, muchísimas gracias por la bienvenida y por estar ahí esperándonos en el aeropuerto, tenias razón siempre es mejor ver una cara conocida (para mi desconocida en ese momento)cuando llegas a instalarte a una nueva ciudad, también te pido perdón por todos los problemas que te ocasione con mi exceso de equipaje, pero sé que comprendes que era mejor ahora, que cuando viaje nuevamente con los chicos, Paulo nada más llegar al hotel me riño, por todo el esfuerzo que hiciste por hacer entrar las bolsas. Ayer después de instalarnos ya en la habitación del hotel, que por cierto tiene una vista magnifica de la Plaza San Martin, aprovechamos para descansar un rato, tomamos una buena siesta, vimos el partido, y salimos a dar un paseo por los alrededores del hotel, lo poco que vimos nos dejo encantados, ya al atardecer volvimos al hotel para preparar todo para hoy, Paulo estaba muy nervioso por el encuentro de hoy. Ayer antes de dormir sugerí que se pusiera las vitaminas para que fuera a punto, acepto con la condición de darme a mí la mitad de la dosis, y así lo hicimos.

Hoy a la mañana, Paulo brinco de la cama antes de que sonara el despertador, se duchó mientras yo ordenaba que nos trajeran el desayuno a la habitación, después de comer algo, salió mucho antes de la hora acordada con ustedes rumbo a la clínica, ya que acostumbrado al caos vial de la Ciudad de México y a su puntualidad, no quería llegar tarde a su primera cita en su nuevo consultorio, acordamos vernos en el hotel para el almuerzo así que no tardará en llegar.

Nada más salir ustedes de su consultorio Paulo me llamo, como yo se lo había pedido, para contarme del encuentro que tuvieron, no me dijo mas que Clau está en perfectas condiciones para embarazarse, que es una mujer encantadora y que estaba seguro que seriamos muy buenas amigas, no me dio detalles de cómo fue la consulta, así que te agradezco que me hayas compartido como fueron las cosas.

Gastón, sos un suertudo, tenés una mujer maravillosa a tu lado, es encantadora, vino a buscarme al hotel y fuimos a ver las casas que había seleccionado, todas eran muy bonitas, pero sobretodo una , ya hable con el dueño y al parecer ya tenemos casa, solo quiero que Paulo me acompañe a verla para que le dé el visto bueno y ya firmar, estoy segura que le encantara, es muy amplia y perfecta para lo que necesitamos como familia, tiene un hermoso jardín arbolado, tome algunas medidas con la ayuda de Clau para empezar a buscar los muebles y podernos instalar lo más rápido posible. Después de todo el jaleo de las casas, fuimos a tomar café para charlar un rato, fuimos a una cafetería preciosa, y ante una taza de suculento café se nos fueron un par de horas charlando, me platico a grandes rasgos del encuentro que tuvieron hoy, me dijo que en verdad le había servido mucho ver a Paulo, que tenía una capacidad de intuir cosas que la dejo fría, pero que a la vez fue muy amable con ella, que la contuvo de maravilla y que fue muy claro en su explicación, que lo único que no le había gustado de la visita eran las inyecciones de hierro que le había indicado, pero que se las daría por que tiene una ilusión tremenda por embarazarse, yo le platique de mi última visita al ginecólogo, y como las dos debemos comer bien a fin de evitar las dolorosas inyecciones de hierro, que a nuestros respectivos maridos les encanta ponernos, nos dimos zendo banquete de pastelillos, en verdad lo pase genial, Clau es una mujer muy guapa, con mucho porte. Me trajo de vuelta al hotel, por el camino me hizo la atenta invitación a cenar esta noche a su casa, me comento que iba a invitar a los amigos de los que me había platicado para que los conociéramos de una buena vez, acepte la invitación argumentando que una vez instalados seria yo la que los invitaría, acepto la oferta y quedamos de vernos a la noche.

Querido como dice el dicho “no hay fecha que no se llegue, ni plazo que no se cumpla” tal parece que mañana Simón se deleitara pinchando nuestros cachetes, hoy a la noche le voy a decir a Paulo que me acompañe mañana a ver su consultorio para empezar a buscar las cosas, pero como va a estar ocupado, no podrá acompañarme, siendo este el pretexto perfecto para cumplir mi palabra. Te confieso, que si bien duelen bastante las vitaminitas, se pueden aguantar.

Simón -

Querido Carlónimo: Maravilloso, no perdés oportunidad de imaginar el suculento banquete de nalgas ofrecidas al pinchazo. Yo también me alegro de que estés de vuelta.
Acá pasa otro tanto; estamos en ola de frío polar, como dicen los meteorólogos. Seguramente habrá muchos consultorios llenos de pacientes enfermos esperando la cura milagrosa que solamente puede aparecer por vía inyectable. Espero que nuestros dos doctores nos cuenten.

Querido Gastón: espero que Ana Paula te conteste rápido a la propuesta de mañana; si la dejo pensar mucho no sé si lo hace.

Carlónimo -

Así es Gastón los veo un tanto fatigados, pero calidad la tienen. No te preocupes, toma fuerza y adelante.


La fran fiesta

¡Y goooollll! Hay que hablar de ello porque no quiero parecer que vivo ajeno al mundo y a las cosas de la vida. Ayer vivimos, digo vivimos porque aunque no lo desees te llevan al baile, pues una jornada muy singular con dos equipos de lo mejor, sin demérito de los tradicionales campeones como Brasil, Argentina, Alemania y los que ya sabemos. Lo especial de ayer es que se coló un octavo y digno campeón ¡Enhorabuena España!

Y después de ver que el fútbol hasta a la nobleza le hace perder la figura… pues ya ni qué decir. Una Reina que se come las uñas y se mete a los vestidores para verle las nalgas a los jugadores ¡Ah bárbara! No quiero decir que ese haya sido su objetivo, pero el pobre zaguero español más afectado puso una cara que parecía decir: ¡Ay mi reyna, no la jodas, mejor pídemelas abiertamente!

En fin… Esos son vericuetos de realeza y de súbditos que, yo ni con unos ni con otros tengo que ver. Pero lo que sí pude ver y admirar son las deliciosas españolitas que pulularon allá por el estadio y sobe todo en la Gran Vía madrileña. Una oleada de preciosas majitas rebosantes de salero y de perturbadores encantos personales. Esas piernas garbosas, firmes y abundantes, los bustos erguidos y una legión de nalgas verdaderamente desquiciantes ¡Olé y recontra olé, gitanas… guapas!

Gritaban, reían y bailaban regalándonos una infinidad de poses de lo más erótico y apremiante. Sus agudos chillidos desafiaban la resistencia de los tímpanos y de los cristales que estuvieron a punto de quebrarse ¿Cómo habrán quedado esas pobres gargantas y sus respectivas cuerdas vocales? Es fácil adivinar lo que estará ocurriendo hoy en múltiples consultorios y clínicas de toda España, una legión de bellas pacientes (no tan pacientes) que despotrican y se aterran al saber que serán inyectadas.

Las breves falditas que suben, las mínimas pantys que bajan, los sobrecejos que se fruncen, las mejillas que se humedecen, los párpados que se dilatan. Las manitas sosteniendo coquetos pañuelitos que recogen sucesivas lágrimas. Y, allá, más abajo, los frondosos cachetes desnudos apechugando las terribles consecuencias de la eufórica celebración.

Mofletes que se sacuden, enjutan y tiemblan al ser prforados por las agudísimas agujas hipodérmicas. Los posteriores grititos, manotazos, el erótico pataleo. Los émbolos que avanzan implacables llevando a las chicas a un estado ya sea de lujuria, o de abierta crisis emocional en el que maldicen a los respectivos aplicantes. Esa es la fiesta final de los sentidos, la que nos regaló el tan mentado y ya extinto campeonato.

Gastón -

Querida Ana Paula: acabo de hablar con Simón. Él va a estar viajando nuevamente mañana por la noche por lo que estábamos pensando si no sería bueno que nos viéramos mañana para cumplir con nuestra prenda. Por lo que sé, Paulo mañana a la mañana tiene que ir al Ministerio de Salud a tramitar su permiso para el ejercicio de la profesión en nuestro país; entonces, podríamos encontrarnos en la clínica y de paso podrías ver su consultorio para diseñar el mobiliario.

Por otra parte, creo que Claudia iba a decirte que podíamos cenar todos juntos esta noche en casa; así podrías conocer a Silvia y a Simón antes de tener un encuentro con su mano inyectadora.

Te confieso, esto entre nosotros, que me da un poco de temor que me ponga la vitamina "potente", pero hay que cumplir con la palabra empeñada.

Gastón -

Querida Ana Paula: Creo que a esta hora debés estar con Claudia viendo las casas que ella había seleccionado. Cuando llegues al hotel, a lo mejor podés leer esto. Si bien ya te lo dije ayer en el aeropuerto, ¡Bienvenidos! Me encantó Paulo, todo ceremonioso, presentándonos. Creo que logramos disimular bastante bien nuestro entusiasmo.
Espero que hayan podido descansar durante el día de ayer porque hoy a las 9 de la mañana, Paulo ya estaba en la clínica esperándonos. Realmente es un encanto de persona, y profesionalmente, ni hablar. Seguramente Claudia te contará cómo vivió la visita pero acá va mi versión.

Claudia fue a la clínica para la consulta y 5 minutos antes del horario fijado subí al piso de gineco. Cuando Claudia me vio llegar, se me abalanzó y me dijo “Lo vi pasar; es tan joven…”
“Tranquila, Clau, sabe muchísimo. Te prometo que cuando lo conozcas te va a encantar”. Me tomó la mano y me dio un apretón, señal de que necesitaba apoyo. Le pasé el brazo sobre el hombro y la atraje hacia mí. En ese momento salió Paulo del consultorio y se dirigió a nosotros. Nos abrazamos y nos dimos varias palmadas en la espalda y él le dio un beso en la mejilla a Claudia mientras le decía “Claudia, es un gusto conocerte. Vengan, pasen a mi consultorio” y agregó sonriendo “Aún me suena extraño decirlo” Yo me reí y Claudia permaneció seria y en absoluto silencio.
Nos sentamos y conversamos durante un rato acerca de las primeras impresiones sobre Buenos Aires. Paulo le agradeció a Claudia el apoyo que le estaba dando a Ana Paula y lenta, casi imperceptiblemente, comenzó a realizarle preguntas sobre su historia médica. Realizó una historia clínica muy completa y me seguí convenciendo de lo acertado de mi decisión de contratarlo y de confiarle a Claudia.
Cuando ya había averiguado todo lo que necesitaba saber nos dijo “Claudia, con tus antecedentes de dos embarazos normales, partos normales, etc., no tiene por qué haber ningún problema para que conciban un bebé. De todos modos, si estás de acuerdo, te voy a examinar”
“Sí, por supuesto, Paulo” Y me pareció notarla un poco más animada. Pienso que ella seguía pensando que yo iba a llevarla a alguien conocido mío que sólo le diría, bajo mis instrucciones, que todo estaba bien para tranquilizarla.
“Muy bien, empecemos, entonces. Por favor, Claudia, pasa al toilette y desvístete; ahí tienes una bata. Por favor, orina así no estás incómoda durante el examen”
Mientras Claudia cumplía la orden nosotros conversamos acerca de algunas cuestiones de papeleo de su ingreso a la clínica. Claudia salió, algo tímida, y se sentó en la camilla.
Paulo la invitó a acostarse y bajarse un poco la bata para llevar a cabo el examen de mamas. Lo realizó sin contratiempos y encontró todo en orden. Claudia permaneció todo el tiempo con los ojos cerrados, yo se que siempre la incomodó ir al ginecólogo.
“Muy bien, linda, pon los pies aquí” Claudia obedeció y llevó la cola al borde de la camilla sin necesidad de que Paulo se lo pidiera.
“Te pondré el espéculo, sólo voy a incomodarte unos segundos para tomar la muestra para el PAP. Por favor, tose” Y cuando Claudia tosió introdujo con maestría el objeto en la vagina de mi esposa.
Mientras lo abría miró la reacción de Claudia y al ver que ella se mantenía tranquila guardó silencio. Tomó la muestra rápidamente y retiró el espéculo.
“Perfecto, Claudia. Ahora voy a hacerte el examen pélvico. Quiero que me digas si algo te resulta doloroso y me detengo, ¿estamos de acuerdo?”
Claudia asintió con la cabeza mientras yo me colocaba detrás de la camilla y apoyaba mis manos sobre sus hombros. Inmediatamente me las tomó; estaba mucho más nerviosa de lo que parecía.
Paulo lubricó los dedos índice y medio de su mano derecha y se los introdujo lentamente mientras presionaba su abdomen con la mano izquierda. Claudia respiraba hondo.
“Muy bien, todo parece en orden” Y mientras se retiraba los guantes y los descartaba agregó “Para estar seguros me gustaría hacerte una ecografía, estás de acuerdo? Ya que nuestro director ha provisto mi consultorio con un aparato de última generación…” y me sonrió.
“Sí, claro. Lo que digas, Paulo” Y mirándome me dijo “Gastón, me vas a tener que traer agua mineral…”
La miré sin comprender la relación del agua con lo que decía Paulo, pero él sí comprendió y riendo le contestó “No, linda, no necesitas tomar agua. Voy a hacerte una eco transvaginal”
En ese momento entendí; Claudia había pensado que le haría una ecografía obstétrica común para las cuales es necesario que la mujer tome gran cantidad de agua para poder diferenciar adecuadamente la vejiga.
Claudia se tensó inmediatamente y me apretó más las manos. “Nunca me hicieron…” Paulo la interrumpió “No te preocupes, Claudia, no duele. Mira, esto es lo que debo introducirte, te provocará menos molestia que un espéculo” y le enseñó el fino transductor.
Claudia sólo pudo responder “Ajá”
Tras volver a colocarse un par de guantes, Paulo cubrió el transductor con un preservativo, lo embadurnó con gel y separándole ligeramente los labio vaginales le indicó que se relajara. Luego lo introdujo suavemente. Claudia se sobresaltó. “te dolió, Claudia?”
“No, no, perdón, sólo estoy nerviosa”
“Relájate, cariño. Esto es muy sencillo. Déjame ver” comenzó a mover lentamente el tubo dentro de Claudia y estudió concienzudamente las imágenes, mientras sacaba fotos.
Finalmente, lo retiró y palmeándole la rodilla le dijo “Claudia, aquí está todo perfectamente bien. Mientras te vistes estudiaré los análisis” Ayudé a Claudia a levantarse de la camilla, le di un beso y me senté en el escritorio mientras Paulo comenzaba a leer los análisis que le habíamos llevado.
Anotaba todo en la ficha recientemente abierta en el sistema informático de la clínica y cuando Claudia se unió a nosotros comenzó a explicar “Clínicamente, está todo perfecto. Los niveles hormonales son óptimos. Claudia, te vas a embarazar en cualquier momento”
Claudia expiró sonoramente y preguntó “Paulo, debemos seguir alguna indicación?”
“Voy a darte tres indicaciones. En primer lugar, te podrás unos óvulos durante una semana; son para cambiar un poco el PH del flujo, a veces es un poco ácido y le dificulta el trabajo a los espermatozoides.” Claudia asintió.
“En segundo lugar, estás un poco anémica. Te alimentas bien?”
Claudia se puso colorada y me miró de soslayo.
Paulo comprendió de modo inmediato la situación y prosiguió “Me dijiste que te estás poniendo unas inyecciones de vitaminas. Vamos a ir con algo más específico; las cambiaremos por inyecciones de hierro”
Claudia hizo una mueca y Paulo sonrió. “Yo sé que duelen, linda. Pero sucede que los comprimidos suelen tardar bastante tiempo en tener efectos notorios y tú puedes embarazarte en cualquier momento, así que quiero que estés en las mejores condiciones rápidamente. Hagamos un trato: si me prometes engordar algunos kilos, te doy una dosis livianita de hierro”
“Sí, te lo prometo, gracias”
“Bien, hecho. Pero falta la última indicación”
“Me había olvidado” dijo Claudia, shockeada por lo de las inyecciones de hierro.
“A partir de ahora se trata de hacer el amor para tener un hijo, Claudia. Nada de transformar esto en una técnica matemáticamente calculada de tener relaciones para concebir. Nuestro peor enemigo es que esto sea una obsesión.”
Claudia volvió a ponerse colorada pero se relajó, sabiendo que Paulo había captado perfectamente la situación. Le sonrió y le dijo “No sé cómo agradecerte…”
“Querida, no hay nada que agradecer. Ya festejaremos…”
Cuando estaba a punto de levantarme para liberar a Paulo, que en verdad tiene mucho para hacer, vino la sorpresa.
“Por otro lado, concebir un bebé es cosa de dos. Así que, estimado director, comprenderás que también debo examinarte a tí”
Yo no entendía nada y no reaccioné hasta que Paulo fue directo con las instrucciones.
“Por favor, quítate el pantalón y acuéstate en la camilla”
Con más torpeza de la que me hubiera gustado mostrar seguí sus indicaciones mientras él se ponía un par de guantes. Luego palpó a conciencia mis testículos. Cuando dio por finalizado el examen y yo creí que ya estaba listo para salir corriendo, me dijo que colocara los pies en los estribos y sin más aclaración que “no voy a hacerte daño” sentí su dedo lubricado en mi ano. Hurgó unos segundos palpándome la próstata. Cuando retiró el dedo señaló “Todo bien. Puedes vestirte” Mientras yo lo hacía lo escuchaba “para terminar vamos a hacer un espermograma”
Finalmente, nos despedimos con un abrazo, Claudia le dijo que esa tarde se vería con Ana Paula para ver unas casas.
Nos subimos al ascensor, íbamos solos y nos paramos uno al lado del otro mirando la puerta.
Claudia me puso la mano en las nalgas y dijo risueña “Qué cara pusiste! Vamos a ver cómo te comportás cuando la enfermera Claudia te haga lo mismo!”
Como no me gustó nada que se riera de mí, le apoyé la mano en la nalga derecha y le dije “Vamos a ver cómo te comportás cuando el doctor Gastón te pinche el hierro…”
Y la intervención de Paulo hizo el milagro sobre Claudia que, ya más tranquila, me besó apasionadamente y agregó “esta noche vamos a ver todo”


May -

Me facinan las inyecciones a jovencitas sobre todo cuando hay mucho miedo y lagrimas. Puedes narrar algo asi Carlonimo? Algo como de Karito.

Francoise -

Excelente Carlónimo! tus últimos relatos son muy eroticos, ingeniosos y simpáticos igual que todos los que escribes. Continua por favor.

Gastón -

Querida Ana Paula: me alegro de que Paulo sea más razonable que su esposa; ya veremos cómo nos arreglamos en las presentaciones. No tengo idea de cómo es el plan de viaje de Simón para la semana que viene; voy a hablar con Claudia para ver cuando le parece organizar un encuentro informal entre los seis. Ya verás que acá todo lo resolvemos con una comida.

Querido Carlónimo: Me alegra sobre manera que hayas vuelto tan impetuoso y que tu ingenioso se encuentre renovado porque, para serte sincero, estoy entrando en estado de agotamiento. Gracias a Dios que conocimos a Ana Paula que resultó un puntal invaluable en el mantenimiento de esto.

Carlónimo -

Yo tampoco te voy a olvidar, mi querida Blanca Estela.

Preciosa Karito, estaré atento a tus relatos y estoy seguro de que me van a inspirar algo.

Espero que les guste el siguiente relato y de una vez les deseo un excelente fin de semana.

Los descuidos de Esperanza

Durante el tiempo que viví en provincia para realizar labores de investigación, a efecto de familiarizarme con la gente y no ser visto como extraño forastero, accedí a participar en jornadas cívicas para la prestación altruista de muy diversos servicios a la comunidad, dependiendo del perfil de cada voluntario. Nos citaban algunos días del mes y nos concentraban en amplios locales públicos a los que llegaba la gente y se le atendía de muy diversas formas.

En una ocasión estaba a cargo del buró de asesoría en materia del pago de ciertas contribuciones, cuando vi llegar con su respectiva ficha a una preciosa mujer extraordinariamente bien dotada, que al verme mostró cierta turbación pero no se alteró mayormente. La recibí de pie como siempre lo hago sobre todo cuando se trata de una dama. Ella me saludó rápidamente y me entregó una pequeña cajita con antibiótico y una jeringa diciendo: es intramuscular doctor, en primera aplicación. Enseguida se alzó la falda, se bajó la panty y se acostó sobre la mesa.


Me quedé paralizado admirando con sorpresa aquellas preciosas nalgas muy blancas, tersas, mullidas, excelsas. Sacudí la cabeza y agité los brazos al sentirme verdaderamente preocupado y alterado. Como tardaba en atenderla, ella levantó el rostro y me regaló una preciosa mirada diciendo: ¡Ah, perdón! ya se que aquí siempre están escasos de materiales pero no se preocupe y, estirándose para alcanzar su bolso, lo que significó que separara las piernas y me ofreciera una desquiciante postal de su vulva, sacó un paquetito de algodón y un pomito de alcohol y me los entregó diciendo: aquí tiene y si gusta quédeselos. Luego se volteó y se quedó muy quieta esperando pacientemente el piquete.

Viendo que era más fácil tomar camino que emprender una peliaguda retirada, me desinfecté las manos con alcohol, cargué la jeringa, empapé el hisopo y me aproximé diciendo: Listo ¿de qué lado prefiere que se la ponga? Pero ella alzó los hombros y giró el rostro manifestándome con ello su confianza, así que después de palparle con esmero los dos formidables cachetes, le desinfecté el izquierdo, enmarqué con mis dedos el sitio a vulnerar y le clavé la aguja con firmeza. La preciosa dama inició un fino pataleo, algunas breves contorsiones y espasmódicos enjutamientos de culo que le hacían aparecer y desaparecer el inquietante orificio anal.

Terminada la aplicación le di un breve masajito admirando por última vez la exuberante belleza de sus nalgas, hasta que retiré el hisopo y ella se levantó muy garbosa dejándome ver sus partes íntimas sin inhibiciones. Se vistió, tomó sus cosas y dándome cumplidamente las gracias me dijo que tenía mucha prisa pues la estaban esperando. Al salir oí que otra dama le preguntó: ¿Qué hacías ahí Esperanza? Ella muy tranquila contestó: pues fui a que me inyectaran. Como látigo llegó a mis oídos la severa réplica de la acompañante: “En la puerta dice: Infracciones, no Inyecciones”.

Ana Paula -

Gastón, en ese sentido Paulo es mucho más fresco que yo, ya me ha dicho que vas a ir a buscarnos, le he dicho de todo, me dijo que no le diste salida y que al ser el nuevo jefe no se podía negar.
Yo tampoco sé como hare el domingo para saludarte, no voy a ser tan efusiva como quisiera por que en verdad muero de ganas de conocerte personalmente, pero tendré que guardar disimulo. Por cierto, Simón estará en Buenos Aires la próxima semana, sería genial conocerlos a todos nada más llegar.
Nos vemos el domingo!!!!!

Gastón -

Ana Paula: Ya me comuniqué con Paulo y tengo de su boca los datos del vuelo. Al principio se negó pero me dio menos trabajo que convencerte a vos. Nos veremos el domingo; no se cómo voy a hacer para saludarte como si no te conociera.

Ana Paula -

Gastón, yo acepto que vayas a buscarnos al aeropuerto para tu tranquilidad, solo te pido que trates el tema con Paulo, por favor. Recuerda que no sabe que tenemos comunicación.

Ana Paula -

Querido Carlónimo: Gracias por tus palabras!!

Querida Karito: ¿Qué te ha ocurrido? Espero que te recuperes pronto, no dejes de contarnos cómo vas.

Querido Gastón: me alegra que Clau esté más tranquila respecto de la visita a Paulo.

Gastón -

Ana Paula: como siempre, me olvidé de algo. Por favor, permítanme ir a buscarlos; no me quedaría tranquilo si no lo hiciera. Pienso que si se mudan a un país extraño, por lo menos, debe recibirlos una cara amiga.

Gastón -

Querido Carlónimo: espero lo mismo que vos.

Querida Ana Paula: te agradezco la intervención con Claudia. Anoche estaba mucho más tranquila respecto de la visita a Paulo.

Querida Karito: ¿qué te pasó? Contame cómo fueron las cosas y cómo estás ahora.

Blanca Estela -

¡¡Carlónimo así lo soñé!!, parece como si me hubieras leído el pensamiento. El clima invernal, el café, mi trabajo, yo no atiendo una biblioteca pero sí una librería!! Y soy casi como me describes. Eres mago, me sorprendes y me has dado un gran regalo, quería tener un relato tuyo que fuera mío y de los dos, de verdad muchas gracias, lo voy a conservar por siempre. Si se puede, que no sea el último. Te mando un enorme beso mi Carlónimo, porque ya te hice mío, al menos por una vez mio.

karito -

hola todos!!!
que bueno es volver y ver que todos siguen ahi, ademas que nuestro querido carlinimo regreso, les cuento que tuve muchas complicaiones despues del accidente apenas volvi a casa ayer, pero ya me voy recuperando tengo muchas historias que contarles ya que estuve todo este tiempo en la clinica.

Ana Paula -

Joder Gastón, que no hay necesidad de que salgas a esa hora y menos con el clima que pronostican, en verdad podemos tomar un taxi, tu quédate con Clau y con los chicos tranquilos en casa. Yo también estoy ansiosa por conocerlos, pero es una imprudencia tremenda hacerte salir a esas horas, aunque digas que las indicaciones del director no se discuten.

Acabo de llamar a Clau para revisar con ella algunas cosas de lo de la escuela de los chicos, me comento que ya tiene tres opciones de casa que se adaptan a nuestras necesidades y que son de entrega inmediata, me puse feliz. Estuvimos charlando un rato, le pregunte como estaba, me dijo que bastante triste, pero que tú habías hablado con Paulo y que lo van a ver el lunes, me confesó que está bastante nerviosa, le pedí tranquilizarse, también le hable un poco de Paulo, para que en cierto modo lo conozca un poco mas y no se enfrente el lunes a un completo extraño. Me dijo también que tú, te has portado de maravilla con ella, que le tienes una paciencia de santo, que te has querido acercar a ella, pero que no se siente bien anímicamente como para estar en intimidad contigo, le recomendé que hiciera un esfuerzo y que pensara en vos también, que tratara de ponerse en tus zapatos para entender tu sentir, me dijo que lo intentaría.

Carlónimo -

Querido Roberto Martín, en al relato que te dediqué solo hay admiración y afecto a tu persona. Es un relato, sí, pero yo a eso me dedico en este blog, a ofrecer relatos.

Queridos Simón y Gastón. Mi único deseo es que nos congratulemos y sigamos trabajando juntos, en un solo equipo como dichosamente lo estuvimos haciendo.

Querida Ana Paula, tu relato me encantó, veo que eres muy sensual y expresiva y que nos lo entregaste de corazón ¡Te felicito sinceramente!

Querida, Blanca Estela, atendiendo tu amable petición, te dedico el siguiente relato.

Recuerdos de viaje

Aquella fría mañana acudí a la biblioteca para buscar algunas publicaciones que necesitaba. Protegido con una bufanda crucé el arbolado camino, después la explanada y por fin entré a la confortable sala climatizada. Colgué mi chaqueta en el respaldo de la silla y me dirigí al mostrador donde enseguida me atendió una preciosa morena de ojos verdes, cuya mirada, voz y demás encantos me fascinaron. Fue tan eficiente que en pocos minutos puso frente a mí los libros que le había solicitado.

Le agradecí y me fui a sentar sin poder concentrarme en la lectura pues no dejaba de mirar hacia la zona donde ella deambulaba haciendo consultas, tomando notas y atendiendo a uno que otro usuario ¡Vaya chica tan encantadora! Vestía en tono beige, un pantalón ceñido y pulóver de cuello ruso. Su hermoso cabello rizado longitud mediana era digno complemento de una figura esbelta y torneada que cautivaba.

Nuestras miradas se entrecruzaron varias veces lo cual nos inquietó y nos hizo saber que el interés era mutuo así que, confiados, coronamos nuestro primer encuentro con una cita para comer. A las tres pasé por ella y fuimos a una cafetería cercana donde empezamos a conocernos y supimos que nuestra situación a corto plazo era perfectamente compatible. Estuve en su ciudad doce días, durante los cuales no dejamos de vernos y de disfrutar juntos.

El tercer día, mientras caminábamos abrazados sintiendo que nuestros cuerpos se estremecían, le propuse: Blanca Estela, estoy feliz a tu lado, tanto que no quiero irme sin que hayamos cultivado algo más que una simple amistad. No respondió pero me abrazó con mayor fuerza. Cuando entramos al restaurante nos fundimos en un espectacular beso. Tiene unos labios tan frescos y tiernos que recuerdan los de una quinceañera.

Después de disfrutar una encantadora sobremesa en la que degustamos hasta dos tazas de café cada uno, acordamos ir a mi hotel. Blanca Estela se puso de pie, tomó su bolso y antes de colgarlo en el hombro se quedó paralizada pensando. Hizo una breve cuenta utilizando para ello los dedos, miró a lo lejos, luego me miró fijamente y por fin atemperó mi curiosidad diciendo: el anticonceptivo, Carlónimo, debo aplicármelo. Antes de irnos al hotel acompáñame a la clínica para que me inyecten. No te inquietes, le dije, si lo tienes yo te lo aplico. Abriendo los ojos muy grandes inquirió ¿Puedes?

Media hora después entramos en la confortable habitación y refugiados por primera vez en un ambiente íntimo aventamos nuestras cosas sobre la mesa y nos abrazamos con tal intensidad que sin separar nuestros labios terminamos tendidos sobre la cama donde permanecimos largo tiempo platicando y explorando mutuamente nuestros cuerpos. Estando los dos agitados y a medio vestir tomé de su bolso la jeringa y empecé a cargar en ella el medicamento. Sin abandonar la cama, la deliciosa Blanca Estela se desabrochó el pantalón y se colocó boca abajo. Mientras extraía las pequeñas burbujitas admiré de soslayo sus amplias y erguidas nalgas que embutían sobradamente las prendas que las contenían.

Lleno de excitación le di una breve nalgadita diciendo: ¡qué culito tan delicioso, mi vida! Su respuesta de lo más coqueta fue: desenvuélvelo, amor, para que te lo comas entero. Al deslizar el pantalón me topé con una panty listada en transversal por finas franjas en tono azul pastel y blanco, las cuales me sugirieron algo muy tierno, como un caramelo, un arlequín, o un bebé. No pude menos que inclinarme para besarla y deslizarla suavemente hasta las piernas.

Blanca Estela tiene unas nalgas de ensueño que impresionan por su artística belleza. Son redondas, suaves, firmes, de piel nacarada. Cuando froté la breve superficie que iba a pinchar ella emitió un breve suspiro, perfeccionó su posición, apretó los puños y me rogó: hazlo despacio mi vida, que no me duela y que perdure en nuestro ánimo el momento. No retardé el martirio, viendo aquellas nalguitas expectantes y relajadas, perforé el cachete izquierdo sintiendo como la aguja resbalaba con suavidad. Ella respondió con un breve sobresalto y la erótica separación de sus labios que a partir de ese momento no dejaron de emitir muy sensuales lamentos, hasta que la sustancia abandonó por completo el cristalino recipiente.

La agitada respiración se fue atemperando hasta convertirse en un suave suspiro después del cual Blanca Estela agregó: Gracias, amor, me inyectaste divinamente, no sabes cómo disfruté el momento. Por mi parte estaba que temblaba de excitación. Viendo cómo se formaba el delicioso pellizquito que bordea en el momento de la extracción la superficie de la aguja, dejé la jeringa sobre el buró y me abalancé sobre aquellas nalgas para acariciarlas, enjugar con mi lengua la breve gotita que brotaba del sitio del piquete y besar aquellos soberbios glúteos con desesperación.

Blanca Estela empezó a estremecerse y dando la vuelta me fue desnudando sin que yo dejara de hacer lo propio. Lentamente las prendas fueron quedando desparramadas por el suelo y, ya desnudos, nos trenzamos en un supremo abrazo. Mis manos recorrían con deleite su breve cintura, las extensas nalgas, los espléndidos muslos. Ella me colmaba de besos y me acariciaba la espalda completa, contorsionándose por el estímulo que mi pene le producía, al puntear con rigor su húmeda vagina.

La penetración fue un instante supremo en el que nos sacudimos violentamente y gritamos. Luego vino la rabiosa refriega durante la cual me percaté que Blanca Estela es una mujer por demás expresiva y ardiente, cuyos gritos y sensuales exclamaciones de placer, fueron una poderosa palanca que me condujo a concluir en el momento exacto, en el que celebramos al unísono, un soberbio y descomunal orgasmo.

Gastón -

Ana Paula: de ninguna manera; los voy a buscar y la indicaciones del director no se discuten! La que se va a enojar bastante por no poder ir conmigo, porque a esa hora y con el clima espantoso que pronostican para el domingo no vamos a sacar a los chicos, es Claudia. Ya veré cómo la calmo porque está ansiosa por conocerte.

Ana Paula -

Querido Gastón: Entre más rápido se resuelva todo, mas rápido la estabilidad volverá a sus vidas, no queda más que mirar para adelante.
Respecto de lo de buscarnos en el aeropuerto, te agradezco muchísimo el gesto pero llegamos antes de las 6 de la mañana, ya tomaremos un taxi que nos lleve al hotel, nosotros aprovecharemos ese día para descansar, para el lunes ya poder comenzar con todas las actividades que tenemos que hacer, yo me regreso el jueves a buscar a los chicos, así que voy a estar bastante ocupada.

Gastón -

Querida Ana Paula: cuando le dije a Claudia que el lunes mismo Paulo nos vería casi se cae de espaldas. Empezó a tartamudear "pero... cómo... si...". La tranquilicé y le expliqué que él iba a empezar a trabajar en la clínica ni bien llegara (aunque no sea del todo cierto) para que no sintiera que le complicaba la vida; yo conozco a Claudia y me iba a volver loco con eso.
Finalmente, se calmó y me dijo que de verdad era mejor terminar con eso rápido. Es evidente que sigue nerviosa.
Respecto de los chicos, están bastante desorientados y empiezan a ponerse caprichosos. Yo intento estar el mayor tiempo posible, dentro de lo que mis obligaciones me lo permiten. Veremos cómo se desenlazan las cosas después del lunes.
Después decime en qué vuelo vienen y a qué hora estiman llegar el domingo, así paso a buscarlos por el aeropuerto y los dejo en el hotel para que descansen.

Ana Paula -

Querido Gastón: ¿Cómo reaccionó Clau? ¿La pudiste ablandar aunque sea un poco? En verdad estoy preocupada por ella, cuando yo pase por lo mismo lo único que quería era tener a Paulo junto a mí, sentirlo cerca. Por cierto ¿como están los chicos?, por que ver a la madre un tanto deprimida los debe tener mal.
Ayer después de que acostamos a los chicos, Paulo fue al despacho a terminar el último reporte que tiene que entregar en el hospital, yo me fui directo a la cama, estaba viendo televisión cuando Paulo entró en la habitación jeringa en mano, de inmediato me incorpore un tanto atemorizada, porque mi trasero no está en condiciones de recibir ningún pinchazo, Paulo me calmo diciéndome que eran sus vitaminas, que me había olvidado de ponérselas el fin de semana, me sorprendió mucho que fuera él el que me trajera las vitaminas para ponérselas.
“Mi amor, que linda sorpresa yo que pensaba que no te gustaban los pinchacitos en la cola”
“Los pinchazos no me gustan, me gustan los mimos que vienen después corazón”
“! Quiero ver esa colita bien dispuesta!”
“Con la condición de que me des mucho consuelo después de tanto dolor”
“Vale, acepto la condición” me acerque a él, le solté el cinturón, le desabroche el pantalón y se lo baje a los tobillos acompañado del bóxer, se sentó a la cama y se los saco completamente, lo invite a ponerse bocabajo, le levante la camisa hasta media espalda y me dedique a buscar el lugar indicado para recibir la aguja, palpe los dos cachetes.
“Mi amor, parece que los dos cachetitos están muy relajados, como que los dos quieren que los pinche, ¿te parece si te pongo mitad y mitad en cada uno?”
“Bueno, pero si son dos piquetes, el consuelo también es doble, vale”
“Vale cariño” desinfecte primero el cachete derecho, y le clave la aguja hasta el fondo, espere un poco para inocular la sustancia, la hice entrar de a poco, al terminar volví a limpiar con alcohol el cachete, le di masaje.
“Preciosa me das consuelo ahorita y luego me pones la otra”
“No mi amor, todo al final” estaba pensando en un consuelo que lo volviera loco, cuando apoye mi cola en la cama el dolor me recordó lo que Simón me había dicho de cuidarla para recibir la prenda y decidí hacerle a Paulo el mismo consuelo que Silvia le hizo a Simón y que era el causante de que yo perdiera la apuesta. Rápidamente desinfecte el otro cachete y lo pinche, esta vez hice entrar el liquido a mayor velocidad, las quejas de Paulo iban en aumento, le hice masaje al terminar le pedí que se pusiera en cuatro con las piernas bien separadas, yo me acomode bocarriba entre sus piernas con la cabeza apoyada en una almohada a la altura de su miembro, lo tome con una mano y empecé a moverla de abajo hacia arriba, lo metí en mi boca y empecé a chuparlo, después cuando ya tuve algo más de ritmo , le metí un dedo por el ano y empecé a moverlo dentro sin dejar de chupar su pene, por momentos sentí que me iba a caer encima, estaba fuera de sí, cuando estaba por eyacular, me baje el pantalón del pijama y el panty lo mas que pude, mientras me daba vuelta por en medio de sus piernas, abrí las mías y le ofrecí entrada por cualquiera de las dos vías, escogió la vaginal, y de un golpe me lleno con una cálida ráfaga. Cuando recuperó el aliento se acabo en elogios por zendo consuelo, nos besamos y acariciamos largo rato, cuando íbamos a empezar otra vez la acción, le pedí a Paulo que pensara en algo sorprendente para festejar mi cumpleaños.

Roberto Martin -

Querida blanca Estela:

lo que escribo no son relatos. es la pura verdad, aunque aki haya alguno que se lo tome a pitorreo. no es broma. me encanta este tema porque me excita tanto dar los azotes como poner inyecciones a hombres encima de mis rodillas y con los pantalones y slips bajados por mi. soy gay como he puesto antes, y no me gustan las mujeres, no me excitan, vamos que no se me empina ni con una grua estando con una mujer. he tenido experiencias con hombres aki en madrid, y con el tiempo me estoy volviendo un profesional tanto con los azotes como con otras cosas, y ellos disfrutan conmigo, hasta incluso ya me han felicitado varias veces por lo bien que lo hago. Si algun hombre quiere probar, ya sabe a lo que atenerse, pero que sepa que no le hare daño de verdad. me podeis contestar a rmartinpuya@yahoo.es. un saludo otra vez a todos.

Roberto Martin -

Querido Carlónimo: la verdad es que no tiene gracia porque tu y yo no hemos quedado en persona, pero si quedaramos ya sabrias lo que es bueno. No me gustan estas bromas. y Tu culito sifriria mucho por ello, muy bien dados los azotes por niño malo, te lo dejaria coloradito y bien caliente para que aprendieras. Lo dicho, si quereis azotes e inyecciones tendra que ser en vuestras casas y haber comprado vosotros las jeringas y medicina, yo vivo en un piso compartido y aki no puede ser. un saludo.

Blanca Estela -

Ay qué miedo Roberto Martín pero lo bueno es que solo recibes a hombres ¡Volviste mi Carlónimo! y eso me da mucha alegría. A Moni se le extraña pero ahora te podemos gozar más a ti sin obstaculos. Me encanta lo positivo que eres y que en cuanto te decides te pones a escribir, ese es tu desahogo y tu defensa. Eso es algo que te admiro además de otras muchas cosas más. Sigo fascinada con lo imaginativo y creativo que eres y ya voy comprendiendo lo que sientes y lo que quieres expresar en cada relato, antes me confundía mucho. Te seguiré leyendo con mucho entusiasmo y dedicame un relatito, pero de ti conmigo, una inyeccioncita y algo más, vale?

Roberto Martin -

Hola. Les comento que yo vivo en Alcobendas, no en madrid capital. vivo en un piso compartido, y solamente tendria sitio por las mañanas porque estoy sin curro. Le agradezco mucho el comentario a Carlonimo. Estubo bien su relato, pero no quedó conmigo porque yo estube todo el dia aqui en alcobendas. Los que querais azotes e inyecciones, debeis de tener sitio y tb las medicinas y jeringas en vuestra casa antes compradas. primero unos buenos azotes en el culito bien dados encima de mis rodillas y con los pantalones y slips bajados por mi por malos, y, al cabo de un rato que haya desaparecido la rojez y calentura, alguna inyeccion de lo que hayas comprado y quieras que te lo inyecte. un saludo a todos.

Gastón -

Querida Ana Paula: la negativa de Claudia creo que tenía más que ver con llevarme a contra que con otra cosa y cedió cuando, con firmeza, le dije que cualquier otro ginecólogo que consultara tampoco le era conocido. Yo también creo que se van a llevar muy bien cuando se conozcan, es sólo que ella no se siente bien.
Hoy no estuve en todo el día en la clínica, así que como Paulo no me pudo localizar por tel. me mandó un mail diciéndome lo del lunes. Ya le contesté y esta misma noche empiezo a ablandar a Claudia porque creo que no se espera tanta celeridad.

Querido Carlónimo: muy gracioso. Si se comportan como niños, como eso los trato. Sólo intento evitar que una discusión sin sentido termine con todos de mal humor.
La última discusión me valió mucho tiempo para convencer a Simón (que ya está bastante enojado con los "asiduos lectores que lo único que aportan es exigencias y críticas", cito textual de mi última conversación con él) de que vuelva y Moni, sin aparecer desde entonces.
Si te molesta, hago mutis y sigo con lo mío.

Carlónimo -

Querida Martha Rita, te agradezco tus amables comentarios. Escribo siempre pensando en ustedes.

Querido Gastón: me conmueve tu estilo paternal ¿a ti no, Simón?

Francoise: ¡Paciencia, guapa! Luego te escribo algo.

Pero entremos en materia.


Las “martinpuyas”

Pues sí, ese madrileño es sensacional ¡y mira que te lo digo yo! No me atrevía a buscarlo pero ya sabeis, pues que hay momentos de calentura, macho… y mira que Paca, mi mujer, me atiende muy bien y tiene un culito que ¡jolines! Y me aplica inyecciones cada vez que se lo pido, sin preguntar que si me siento mal, o que si son refuerzos, o que si ayer me aplicó dos, o que si ya me está gustando el pinchacito…

Y ya sabeis, macho, que basta un recuerdo, un buen sueño, o tan simple como que me veo las nalgas en el espejo después de salir de la bañera y ¡aahh! Fresquecitas, humedecidas y digo: ¡Vale! Que no están nada mal y que no dudo calienten a algunos como a mi me calientan las de mi mujer o las de cualquiera. Y entonces ¡Venga, Paca! Que me vais a picar. Y ella, como les digo, ni lo piensa ni pregunta ni na… Y antes de vestirme paso a recostarme y la espero así, desnudito como estoy, todo enterito.

Y ella se acerca y ¡ala! Que ya trae la puya lista y que el aromita a alcohol y que la sobadita y que la recomendacioncita: “disipa el culo, Ramón” Con todo eso, pues que me caliento y que ya no tengo más sentios que para distinguir el ardorcillo del puntilloso desgarre ¡crag! ¿o no es así? Ese momento cuando te entra la aguja es sensacional, sentís que tu nalga se las puede todas. Yo me emociono y pienso: ¡Aahh! Que tengo la aguja de nuevo alojada, bien clavada y que la Paca me está viendo y que eso la debe calentar. Coño, que cuando siento que la sustancia está entrando ya tengo bien chorreada la cama. Quedo envuelto en unas fantasías mentales que, para qué les cuento.

Pero la verdad es que siempre andamos buscando sensaciones nuevas y pues que yo la estuve pensando desde que me recomendaron a ese tal Roberto Martín. Y no me decidía, pero ayer desde que me levanté venía arrastrando una calentura atroz ¡pero de esas, macho! Y monté temprano a la Paca y le dí tres repasadas pero seguí con el brete y me decía: ¿qué haré, me decido? Y ya luego me corrí una puñeta para nivelarme pero mentalicé que estaba yo en las piernas de aquel, con el culo bien parado, así que no bastó la nueva chorreada y seguí muy excitado y por eso me fui a la salida del metro Gran Vía donde me dijeron que atiende Martincillo.

Ya luego me llevó el atractivo mocetón a su piso en la Calle de la Reina y me dijo: no te apures macho, que yo te saco el deseo a como dé lugar y te hago mi cliente ¡Faltaba más, majo! Y ya adentro preparó una buena puya diciéndome que esas sí que dolían y yo lo miraba entre espantado y desesperado cómo llenaba la enorme jeringota. Y me decía a mí mismo ¿Cómo que entregarte a un machín? Pero enseguida me contestaba ¡Vamos Ramón, no jodas, que se trata de disfrutar y que en realidad siempre lo has deseado!

Y no me dejó pensar más. Al verme ensimismado me agarró del brazo, se sentó al borde de la cama, me desabrochó el pantalón y me lo bajó cuanto quiso junto con el “slips” diciendo: ¡Macho, que tienes unas nalgas de fábula, bien grandotas! Eso me acabó de desarmar: ¡Hombre, le digo, pues que te aprovechen porque ahora serás tú quien me las atiendas! Y cuando me picó con la hipodérmica zigzagueadito para que doliera, me hizo pegar un brinco y un desgarrador grito ¡me cago en… que me jodes el culo! Entonces me zumbó el primer sopapo en las nalgas haciéndome temblar hasta la coronilla ¡mira que tiene vigor ese tío!

Me quedé muy quieto pero cuando sentí la sustancia cómo me entraba en la nalga ¡les juro que era ácido sulfúrico! Empecé a patalear y a removerme todo buscando desprenderme de sus enérgicas tenazas. No pude, ese tío está bien cabrón. Me asestó un segundo, un tercero y un cuarto guantazo ¡Aaaayyyy! yo gritaba como vieja, hasta la voz se me puso tipluda: ¡Martincillo, Martincillo, Martincillo! No me jodas. Y más me daba, sus mamporros me sacudían los cachetes, tanto los de abajo como los de arriba ¡todo completo! Y las lágrimas se me salieron y le rogaba, ya por favor Martincillo, te lo suplico. Pero nada, me extrajo la aguja y continuaron los moquetes con una frecuencia y una intensidad impresionantes.


Sentí desmayarme y sin lugar a dudas me desvanecí por un instante. A partir de ese momento continuó la tunda pero yo empecé a sentir cada vez menos dolor, hasta que ya no lo percibí más y me fueron gustando sus mamporros. Entonces se levantó dejándome caer al suelo y siguió con una ración de patadas en el culo. Yo me retorcía en el suelo pero ya no me quejaba. Entonces me preguntó: ¿ya quieres que te coja? Como impulsado por un resorte me puse de perrito ahí mismo en el suelo. No sentía las nalgas, era como si me las hubieran arrancado.

Cuando me colocó su glande y empujó con fuerza, emití un verdadero rebuzno ¡Aaayyy Martincillo! Sentí que me desgarraba las entrañas. Luego me zarandeó con cada arremetida. Yo sólo resistía y le rogaba ¡Ya Martincillo, termina quiero que me inundes el culo! Y vino una descarga tal que aún con la macana totalmente sumida en mi culo, brotaban chisguetes de semen que resbalaba por mis muslos ¡Ese Roberto Martín no tiene competidor!

Servido Martín, no puedes quejarte: rapidez y exactitud.

Ana Paula -

Querido Gastón: me entristece saber que Clau todavía esta desmotivada y que vos consecuentemente te encuentras triste, espero en verdad que ver a Paulo les ayude a los dos, entiendo su reacción de no querer verlo si ni siquiera lo conoce, pero estoy segura de que se van a entender bien. Paulo me comento que hoy te llamaría para informarte que el lunes los recibiría en su consultorio, no quiere dejar pasar más tiempo para verla y saber qué es lo que pasa.

En verdad no sé qué es lo que le pasa a esa enfermera, tanto Paulo como José Antonio le llamaron la atención porque me inyecto con saña, me duele terrible la cola, Paulo me ha hecho masajitos y todas las noches me pone pañitos con agua caliente que calman bastante el dolor, espero estar en forma para la siguiente semana, por que por lo que veo Simón no puede esperar.

Mucho ánimo!!!!

Querido Simón: Me alegra que aproveches los fines de semana para estar con Silvia, y que sigas recibiendo consuelo después de las dolorosas vitaminas. Yo me cuidare la cola para tenerla en condiciones para cuando llegue el momento de cumplir la prenda.

Simón -

Estimada Francoise: lamento que te hayamos aburrido, pero este es el estilo que estamos llevando por ahora en el blog. Quizá podrías, perdón que te lo diga (como decís vos), aportar con algún relato al entretenimiento de todos, en lugar de ser sólo asidua lectora.

Querida Ana Paula: Efectivamente, me está gustando lo de dejar el mundo afuera durante el fin de semana. De todos modos, este fin de semana no hubo demasiado tiroteo porque Silvia estuvo con su período. Igual se ocupó de que yo tuviera mi cuota de placer con una chupadita genial, desde luego, después de disfrutar ella martirizándome con la vitamina.
Dicho sea de paso, cuidate mucho la cola para que puedas disfrutar de la prenda ni bien vengan la semana que viene.

Gastón -

Querida Ana Paula: me alegro de que hayas tenido un fin de semana menos complicado de lo que pensabas. Yo, tuve uno horrible. Claudia sigue absolutamente desmotivada y no me permite ni acercarme. Finalmente, le propuse lo de Paulo. Al principio, se negó aduciendo que no había necesidad y que no lo conocía. Pero me puse firme y le dije que íbamos a ver a Paulo y luego a un psicólogo si no podía superar la frustración. Cuando vio que no le dejaba opciones aceptó y esta mañana ya la llevé conmigo a la clínica a hacerse los análisis que pidió Paulo. Veremos qué sucede cuando Paulo nos vea.
Por otro lado, lamento que las inyecciones que te mandó el médico te hayan resultado tan dolorosas, quizá la enfermera no solamente está tras los "huesitos de tu marido" sino que además esté enterada de que se viene a vivir a Buenos Aires.

Roberto Martin -

tb soy spanker, y he puesto inyecciones de nolotil a una persona de madrid. bien sin ningun problema, encima de mis rodillas y con los pantalones y slips bajados por mi. el culito al aire tanto para azotarlo, como pincharlo, etc. me podeis escribir tb a mi correo y msn: rmartinpuya@yahoo.es

un saludo a todos.

Roberto Martin -

Hola. a mi tb me gusta dar azotes y poner inyecciones en el culo a hombres, ya he puesto alguna y tb azotado a algun que otro culito. escribir mas con hombres. soy gay.

Francoise -

La mayor parte de lo que se esta tratando aquí lo podrian tratar mejor por email, de verdad que es intrascendente para el tema del blog. Perdonen que se lo diga pero es cierto a mi ya me aburrieron y era asidua lectora.

Ana Paula -

Querido Gastón: ante una imagen por demás tierna de Paulo y los chicos durmiendo la siesta, y después de contemplarlos por un rato, aprovecho la tranquilidad que hay en este momento en la casa para contarte algunas cosas que han pasado y que me tienen por demás feliz, el viernes vino a casa un colega de Paulo recién llegado de Madrid, que está buscando casa para instalarse con la familia, le fascino nuestra casa tal como está, hablo con nuestra casera y accedió a rentársela y nos pidió dejarle todo el menaje, la mayor parte de las cosas ya estaban en cajas, pero Paulo le enseño unas fotografías que tenemos de la casa, se las envió a la mujer y quedo fascinada, Paulo y el llegaron a un arreglo y ahora en vez de empacar estoy desempacando para dejarles la casa como la tenia puesta, así que el fin de semana fue bastante más tranquilo de lo que pensamos, ayer aprovechamos para ver el futbol, nos dio mucha tristeza que saliera Argentina, Jerónimo traía puesta su camiseta de la selección y apoyaba al equipo todo el tiempo, empieza a emocionarse con la idea de irnos a vivir ahí, pero por otro lado me invade una alegría enorme por que la selección de mi país por primera vez esta dentro de las semifinales.

Ayer ya compramos Paulo y yo los billetes de avión y reservamos en el hotel, salimos el próximo sábado a la noche para poder aprovechar el domingo para descansar y el lunes empezar de lleno con todas las cosas que tenemos que hacer, Paulo ya se queda ahí para integrarse al hospital el lunes 19 de julio, está muy emocionado por todo lo que viene, tanto que ayer yo estuve comprando algunos muebles por internet para la nueva casa, que me pidió buscarle algunas cosas para su nuevo consultorio, me pidió que fuera yo la que haga toda la decoración, quiere algo diferente y a la vez muy práctico ya una vez que conozca el lugar voy a comenzar a bocetar algunas ideas.

Con el médico nos fue muy bien, nos dio luz verde para embarazarnos eso nos tiene muy contentos e ilusionados. Me indico dos pinchazos mas de hierro con vitaminas, mismas que me puso su enfermera en el consultorio ante la atenta mirada de Paulo, me dolieron muchísimo, tengo los dos cachetes morados y casi no me puedo sentar, porque la enfermera es una de las tantas que andan tras los huesitos de mi marido, y descargo su coraje en mi cola. Ahora no nos queda más que hacer la tarea, estamos esperando un poco porque me vino el periodo, Paulo esta que no aguanta, yo estoy tratando de calmarlo de otra manera pero parece que aunque lo disfruta no es lo que quiere.

Espero en verdad querido, que este fin de semana hayas podido ponerte al tanto en todos los sentidos con Clau, cuéntame cómo van las cosas, yo también estoy segura de que va a tomar bien que Paulo la revise.

Querido Simón: Supongo que ya se te está haciendo costumbre desaparecer del mundo los fines de semana, pero por favor cuéntame cómo van las cosas.

Los dejo que voy a despertar a los chicos, que sino ya no duermen la noche entera, espero saber de ustedes mañana, besos.

Martha Rita -

Carlónimo, tu nuevo relato precioso, me calentó muchísimo. Te mando un beso y por favor sigue escribiendo.

Gastón -

Me olvidé de preguntarte cómo te encontró el médico.

Gastón -

Carlónimo y Simón: voy a usar una frase que uso con mis hijos. ¡Chicos, no empecemos!

Querida Ana Paula: todavía no le dije nada a Clau de que hablé con Paulo; faltan varios días para que lleguen y se va a poner ansiosa y, consecuentemente, me va a volver loco con el tema. Lo va a tomar bien porque fue ella la que originalmente me pidió que le buscara un especialista. A lo mejor se lo comento este fin de semana para que tengamos tiempo de hacer los análisis que pidió Paulo.
Los detalles de la búsqueda no los conozco porque con lo de la inspección tuvimos muy poco tiempo de conversar; espero ponerme al día con ella el fin de semana (en todo sentido, si ella quiere).

Ana Paula -

Querido Gastón: lo de Paulo ya quedo resuelto, que bueno que fuiste tú el que lo llamó, porque estoy segura de que le hubiera costado tratar el tema.
Respecto de la mudanza, te cuento que es impresionante la cantidad de cosas que se acumulan en una casa, la cosa esta bastante complicada porque algunas cosas las voy a mandar para España, otras a Buenos Aires y otras tantas se quedaran aquí, ya voy bastante adelantada, este fin de semana espero terminar con lo que voy a mandar a Buenos Aires, para que puedan salir el lunes a primera hora.
Los chicos están bastante desconcertados por todo el movimiento en la casa, quieren estar pegados a mi todo el tiempo y Jerónimo está bastante rebelde, ayer a la tarde antes de irme al ginecólogo me puse con ellos a escoger los juguetes que se quieren llevar, les pedí que escogieran uno para llevarnos y dos para regalar a los niños que no tienen recursos, estuve dos horas con ellos y no decidían nada, fui al médico y regrese y aun no concretaban, así que tuve que tomar la iniciativa de seleccionar los juguetes, se armo la bronca entre hermanos y decidí dejarlo para el fin de semana, yo la verdad es que estoy agotada por todo el jaleo, traigo una contractura muscular por todo el movimiento de cajas que no veas, pero ya falta menos y una vez instalada en Buenos Aires me voy a dar por lo menos un día de descanso. Paulo afortunadamente no trabaja este fin así que me ayudará al menos con sus cosas y con los chicos.
Hoy me llamo Clau para contarme de las casas, encantadora como es me dijo que a partir de ahora ella se encargará de hacer la selección de las opciones, también el lunes me va a hacer favor de hacerme llegar los requisitos de los colegios para ayudarme en el tramite, por lo que me comento, los tres primero días que este allá me va a acompañar a todos los tramites, de verdad es un sol, de lo que no me comentó nada fue de la charla que tuviste con Paulo, ¿Cómo lo tomó?
Un beso

Simón -

Querido Carlónimo: no comprendo bien a qué te referís con lo de Mónica. Posteriormente a la discusión intenté comunicarme con ella y nunca obtuve respuesta. Paso a transcribir lo que dije en aquel momento, por si tenés memoria selectiva:

"Queridos: acá estoy de vuelta. Debo decir que la pasé mal después de la discusión con Mónica y eso motivó mi alejamiento. Sentí que si se sospechaba de mis intenciones y se me adscribía la autoría de lastimar a alguien aquí, no tenía demasiado sentido seguir...
...
Querida Mónica: entiendo que no debes estar pasando por una época agradable. Si nosotros extrañamos a Carlónimo, no quiero saber lo que te debe estar pasando a vos. Pero, por favor, no te aisles. Comunicate con nosotros que estamos aquí para hacerte el aguante".

De todos modos, puedo entender que esté enojada conmigo, pero eso la habilita para olvidarse del resto de los amigos del blog?

No quiero polemizar con vos, sólo intento que se entiendan mis sentimientos como se entienden los de los demás.

Carlónimo -

A todas las chicas del blog

¿Te imaginas tenerlos a todos ahí presentes a tu alcance? Altos, fornidos, piernudos, musculosos, de amplia espalda, con las nalgas muy bien formadas. A uno lo besas, al otro lo pellizcas, a un tercero lo nalgueas. Sientes en tus manos la tensión del músculo y la reciedumbre de la bronceada piel.

Caminas en medio de todos disfrutando sus varoniles poses, la esplendidez de sus cuerpos, el erotismo de la fina lencería. Los potentes muslos desbordan a las breves prendas que se ciñen con desesperación a sus nalgas y al descomunal bultito delantero que palpita y crece mientras lo observas, cuando lo tocas y, mucho más, cuando lo sujetas con fuerza y lo envuelves en el cuenco de tu mano.



¡Qué estupenda sensación! Palpar esa creciente masa, tensa, dura, en franco crecimiento, que se impone y neutraliza la coerción que tú misma le ejerces. Sientes que tu mano revienta, tus dedos se separan involuntariamente, ya no puedes someter a la fiera. Decides plegarte a su embate, deslizas la trusa y ves saltar una ruda serpiente con la cabeza bien erguida que te señala y parece mirarte haciéndote sentir que eres suya, nada menos que su presa.

Retrocedes temerosa, tiemblas, pero el soberbio pitón te hipnotiza, te somete y finalmente te entregas. Tus piernas se doblan, postrada lo observas llegar a tus labios, acaricias el glande con la punta de tu lengua y lo engulles alojándolo completo, mientras palpas sujetas y acaricias otros dos penes, a diestra y siniestra.

Continúas la frotación oral mientras el receptor se tira al suelo acostándose boca arriba. Te empinas para seguir chupando, mientras el segundo chico, a quien tenías asido a tu derecha, se introduce también boca arriba entre ti y las piernas del otro a manera de cuña, te hace poner horizontal y, teniéndote encima, te penetra la vagina. Sientes cómo su potente boa se desliza a lo largo de tu vulva y empieza a frotarla con extrema suavidad y una excitante cadencia. El tercer chico te monta por detrás sobre las piernas y separándote los cachetes te empieza a introducir su miembro por el recto, el cual se va expandiendo dramáticamente y se acopla también al rítmico vaivén que lo seduce.

Gimes como gatita y te mueves erráticamente tratando de no desatender ninguno de los frentes. Un cuarto chico puesto de pie frente a ti, te acaricia el pelo, los hombros y la espalda, para dirigir tu cadencia bucal, vaginal y rectal. De esta forma se completa la maquinaria y las tres vías de penetración te empiezan a producir un placer excelso que, combinado, te eleva a un plano inimaginable e indescriptible de enloquecedora voluptuosidad.

Se disparan por fin los torrentes, abres muy grandes los ojos, frunces el culo, las manos, los pies y todo lo que puedes. Un cálido afluente lácteo invade tu sexo, el culo te avisa que está siendo asaltado por un pegajoso esperma, el chorro bucal desborda tus labios y empieza a escurrir por tus mejillas. Finalmente, sientes y ves los certeros disparos del cuarto chico que se posan en tu pelo y en tu frente.

Simón, me extraña que preguntes por Moni. Eres el último que habló con ella en el blog. Tú sabes muy bien “cómo anda”

Sigo entrando y leyendo cada vez que puedo, gracias por sus atentos saludos y comentarios, a todos los recuerdo con mucho cariño. Sus relatos (Ana Laura, Gastón y Simón) me parecen muy buenos, ya comentaré luego. Que tengan un excelente fin de semana.

Gastón -

Querida Ana Paula: Ahora entendí lo de Paulo, el error lo cometí yo llamándolo, perdón.
Ojalá se te haga liviano el tema de la mudanza. Claudia ya fue a ver varias casas de las que había encontrado mi secretaria y por ahora, no le gustó ninguna. Creo que el lunes va a ver esa que te dijo cerca de casa.
¿cómo están los chicos? porque en general, cuando hay tanto revuelo entre los grandes...

Ana Paula -

Querido Gastón: lo que le llamo la atención a Paulo de que lo llamaras tu, fue que yo le había pedido que fuera el él que te llamará horas antes, me conoce demasiado bien y sabe que soy capaz de llamar a Clau para decirle que lo llame, a mí se me mete algo en la cabeza y hasta que no logro lo que me propuse no paro, Paulo en ese sentido es muy precavido y va a la segura, yo soy muy aventada. Me da gusto que te sirviera hablar con Paulo y que ahora después de la inspección puedas estar más tranquilo tanto en tu casa como en el trabajo, descansen mucho, yo seguramente estaré todo el fin con la mudanza, nos dieron dos semanas de plazo para desocupar la casa, espero que para entonces ya estemos instalados en Buenos Aires, por lo menos Paulo ya seguro estará.
Paulo hace referencia muy seguido a esa frase tan grande de Mario Benedetti, me encanta.

Gastón -

Querida Ana Paula: no se por qué le llamó tanto la atención a Paulo que le pidiera que vea a Claudia; a partir de ahora es mi ginecoobstetra de confianza y referencia. De todos modos, no quiero que tengas problemas, en lo sucesivo seremos cuidadosos para que Paulo no se sienta manipulado porque nada hay más lejano de mi intención.

En lo que se refiere a la inspección, gracias a Dios, terminó hoy y salió todo bien. No sabés lo que voy a dormir el fin de semana.

En cuanto a la reconciliación, me pareció una de las situaciones más tiernas que se relataron. Me alegro enormemente de que estén bien y se den fuerzas mutuamente. Como diría Mario Benedetti "en la calle codo a codo, somos mucho más que dos"

Ana Paula -

Querido Gastón: nada mas cortar la comunicación contigo, me llamó para preguntarme si yo le había pedido a Claudia que lo llamaras para que la atendiera, estaba bastante desconcertado por cómo fueron las cosas, pero le dije que seguramente tu estas preocupado por ella como él lo estuvo conmigo. Me platico también lo del consultorio, está feliz.

Yo vengo llegando del laboratorio, al salir me encontré a mi ginecólogo y me cambio la cita para hoy en la tarde, ya les contaré como me fue, estoy bastante nerviosa por saber que nos va a decir.

Te deseo un feliz término de inspección, en verdad espero que todo salga bien.

Querido Simón: Supongo que de nuevo estas de viaje, espero que todo marche bien y que tengas muchas cosas que contarnos.

Querida Jóse: Que pasa contigo, no nos abandones, falta que nos cuentes tu escapada, y también me interesa mucho saber cómo vas con tu tratamiento.

Querida Karito: ¿Cómo vas con lo del accidente? ¿Te quitaron ya el collarín?

Querido Carlónimo: vaya experiencia la que viviste con las mujeres de tus amigos, seguramente disfrutaron mucho inyectándote, porque no cualquiera tiene el privilegio de hacerlo, espero que la próxima vez que pares por Buenos Aires, podamos reunirnos en una de esas podría pincharte, no nos prives de tus maravillosos relatos, aunque sea de vez en cuando me encanta leerte.

Aquí les dejo la reconciliación:

Paulo salió de casa rumbo al hospital, yo recogí la mesa y guarde las cosas de la cena y subí a la habitación, me puse el pijama y me metí en la cama a ver televisión mientras esperaba que Paulo llegara, el sueño me venció rápidamente por qué no había dormido nada la noche anterior. Cuando llego Paulo se acostó a mi lado y me despertó con un beso, me gire para quedar cara a cara, me rodeo con sus brazos y me beso tiernamente los labios, me incorpore y comencé a hablar con él , todavía estaba muy dolida, el puso su mano sobre mis labios para hacerme callar y dejarlo hablar a él, me pidió perdón por que se le fue la boca, nos desahogamos los dos de todo lo que venimos cargando, terminamos sellando la plática con un largo beso, el fue a ponerse el pijama y se reunió conmigo en la cama, nos acomodamos de cucharita para dormir, yo la verdad no estaba de muy buen ánimo como para tener intimidad, pero Paulo poco a poco fue ayudándome a relajarme, masajeo mi cuerpo por encima del camisón, metió la mano por debajo de este y se enfoco a estimular mi sexo mientras besaba mi cuello, lentamente me dio vuelta y me saco el camisón dejándome desnuda mientras él se sacaba la ropa, se coloco sobre mí y me penetro despacio, dejándome sentir cada milímetro de su miembro, mantenía un vaivén bastante rítmico que me ayudo a entregarme al placer que me estaba dando, abrace su cuerpo con mis piernas para atraerlo más hacia mí, fuimos aumentando la cadencia hasta llegar al orgasmo juntos, permanecimos abrazados, sin que el sacara su miembro de dentro de mí, después de un rato cuando él estaba perdiendo la erección nos separamos y quedamos tendidos en la cama sin decir nada, un rato después fui yo la que comencé a estimular a Paulo de nuevo, cuando ya tenía erección me monte en el de espaldas para que pudiera ver mis nalgas mientras me penetraba, me tomo por la cintura y me ayudo con el movimiento, esta vez fue mucho más rápido, cuando Paulo estaba por eyacular, me dio vuelta y él se coloco sobre mi y de un movimiento me lleno, nos volvimos a acomodar para dormir abrazados , cuando estaba por caer dormida, me susurro al oído:
”Amor lo único que me gusta de discutir contigo, es la reconciliación, Te amo”
“Y yo a ti mi vida” y nos entregamos al sueño muy juntitos.

Gastón -

Querida Ana Paula: ni bien leí tu mensaje cambié de idea y lo llamé yo para quitarle el peso de ser él quien se ofrciera sin saber cuál iba a ser mi reacción; no te olvides que él no sabe que nosotros hablamos. Le expliqué brevemente la situación y le dije que necesitaba pedirle el favor de que nos viera porque luego de haberlo conocido creía que él era la persona adecuada. Fue muy amable, me escuchó atentamente y accedió a recibirnos en "su consultorio" (suena genial, no?, porque ya lo hice acondicionar para él, más allá de que luego podrá hacerle los cambios que considere necesarios) ni bien lleguen. Luego de hablar con él me convencí más de lo acertada de mi decisión de contratarlo, fue sumamente contenedor y bajó mi nivel de ansiedad porque yo ya quería hacerle hacer dos millones de estudios para ganar tiempo para cuando él llegara y me dijo que lo único que quería que le hiciera hacer eran análisis de sangre y orina de rutina, lo demás lo iba a determinar luego de verla porque en la toma de decisiones no hay nada más importante que escuchar al paciente. Por un lado, es lo que Claudia y yo necesitamos y por otro, es el criterio que quiero imponer en la clínica.
Ya tengo a los inspectores recorriendo los pasillos; te dejo por ahora.

Ana Paula -

Querido Gastón: Concuerdo contigo respecto de la canción, a mi a la fecha me parece de pésimo gusto, pero lo que en ella dice fue lo que se vivió en mi casa algún tiempo.
Paulo vino a casa un rato antes de salir a cenar con sus amigos, aproveche que los chicos ya estaban dormidos para platicar, no habíamos hablado en todo el día así que lo puse al tanto de la llamada que tuve con Clau esta mañana, le comente lo del embarazo, le pedí que cuando fuéramos a buscar casa la revisara para que ella estuviera tranquila, me respondió que eso era algo muy delicado y que no podía ser yo quien le impusiera a Claudia que fuera él quien la revisara, entonces le pedí hablar contigo al respecto , por que en verdad siento que puede ayudar, le pedí que recordara lo que nosotros vivimos y cambio mucho su actitud, quedo de llamarte mañana para que le expliques bien la situación de Clau, por favor no dejes de contarme tu lo que pasa, porque a Paulo no hay manera de sacarle nada respecto de sus pacientes.

Parece que ya tenemos fecha para el viaje, yo creo que estaríamos allá el 12 de julio, porque es la semana que a Jorge le dan vacaciones en la oficina y se puede quedar con los chicos, ya le pedí a Lau que también se quede con ellos porque me da miedo dejárselos tantos días.

Por favor trata de estar tranquilo, veras que en pocos días las cosas vuelven a la normalidad, trata de acercarte a Clau, bésala mucho y abrázala. Poco a poco se aflojara, igual ella ahorita no quiere tener relaciones, pero el contacto de sus cuerpos desnudos les hará mucho bien, inténtalo no pierdes nada.

Gastón -

Ana Paula: alguna vez había escuchado la canción pero viste que uno resignifica las cosas a medida que le van pasando cosas. En ese momento no me pareció de buen gusto, hoy representa la realidad de mi casa. Te agradezco el recuerdo.
Te pido que le adelantes a Paulo lo de Claudia, creo que realmente me ayudaría que la vea ni bien venga a Buenos Aires porque la situación ya me está poniendo ansioso a mí.

Ana Paula -

Querido Gastón: Que bueno que le sirvió conocer que alguien más ya paso por lo mismo que ella, eso no niega que sea dificil afrontarlo. Mira si hay coincidencias, justo hace un momento estaba checando algunos cajones para empezar a guardar todo en cajas, y encontré los resultados de unos estudios que me hicieron cuando no podía embarazarme de Sofí, y junto con ellos un disco que Paulo me grabo en esa época y me entrego junto con los resultados, inmediatamente lo puse, no sabes los recuerdos que me vinieron a la mente, de esos momentos de los que afortunadamente Salí airosa , el disco solo tiene una canción , que según me dijo Paulo en su momento explicaba exactamente como se sentía ante tal situación, te comparto la letra, estoy segura que te vas a identificar, es de un cantautor Guatemalteco , llamado Ricardo Arjona, la canción se llama “de vez en mes”
De vez en mes te haces artista
Dejando un cuadro impresionista
Debajo del edredón
De vez en mes con tu acuarela
Pintas jirones de ciruelas
Que van a dar hasta el colchón
De vez en mes un detergente
Se roba el arte intermitente
De tu vientre y su creación,
Si es natural cuando eres dama
Que pintes rosas en la cama
Una vez de vez en mes…
De vez en mes
La cigüeña se suicida
Y ahí estas tú tan deprimida
Buscándole una explicación
De vez en mes
El cielo te roba el milagro
El tiempo te hace un calendario
De una vez, de vez en mes
De vez en mes
Tú me propones
Huelga de hambre
Yo algo de imaginación.
De vez en mes la luna nueva
Viene a quitar lo que renueva
Y a colocar otra ilusión
De vez en mes soy invisible
Para intentar en lo posible
No promover tu mal humor
De vez en mes no hay quien te aguante
Y es tu pecado estar distante
Y otro peor quedarme ahí
Y aunque hay receso obligatorio
Y el cielo se hace un purgatorio
Te amo más de vez en mes
De vez en mes
La cigüeña se suicida
Y ahí estas tú tan deprimida
Buscándole una explicación
De vez en mes
El cielo te roba el milagro
El tiempo te hace un calendario
De una vez, de vez en mes
De vez en mes
Tú me propones
Huelga de hambre
Yo algo de imaginación.
De vez en mes
Tu vientre ensaya para cuna
Tu humor depende de la luna
Y yo te quiero un poco más
De vez en mes
A ti te da por tomar siestas
A tus hormonas por las fiestas
Y el culpable siempre yo
De vez en mes
No hay más reloj que el de tu cuerpo
No hay más luz que la que das
De vez en mes

Y cuando vayamos a buscar casa, que Paulo la revise tranquilamente y hable con ella y tambien contigo, te va a servir hablar con el, el ya paso por lo mismo que tu, es mas a la noche que llegue le voy a comentar lo que hable con Clau, se va a ofrecer a tratarla, le voy a decir que hable contigo , por si cree necesario que Clau se practique algunos examenes, que estoy segura que estaran bien, pero eso va a ayudar a Clau para estar tranquila, bueno por lo menos a mi me ayudo. De hecho yo mañana vuelvo al laboratorio para ver como va la anemia, ya subi 2 de los 4 kilos que me recomendaron, Paulo ayer me dijo que lo que en verdad quiere de regalo del dia del padre es que lo vuelva a convertir en papá, le pedi esperar hasta que ya tengamos casa en Buenos Aires para dejar de cuidarnos, quedamos de ir al ginecologo el viernes para ver si ya estoy en condiciones de embarazarme.
Lo del pijama para mi es una especie de escudo y para Paulo una señal, hiciste muy bien en decirle que estas con ella, te aseguro que sentirte cerca la ayudo mucho. Respecto de las inyecciones despues tendras consuelo, entiendo que estas pasando por momentos dificil tanto con Clau como en el trabajo, pero recuerda que todo pasa por algo. Mucha suerte en el termino de la inspección y espero que con todo lo que le pedi de ayuda a Claudia por lo menos pueda distraerse un rato.
Mucho animo!!!
Lo de la reconciliación, poco tiene que ver con el festejo, pero eso lo dejo para mañana.
Un beso

Gastón -

Querida Ana Paula: ni bien cortó con vos, Claudia me llamó para contarme. Lo interesante es que tuvo la misma impresión que vos. Me dijo "Sabés qué? Me parecía que la conocía de toda la vida". Le resultó muy útil conversar con vos del tema del embarazo porque sintió que la entendían. Lo conversa con Silvia pero creo que en el fondo piensa que Silvia la acompaña porque la quiere pero no la entiende porque no pasó por la experiencia.
Cuando vengan para acá a buscar la casa te voy a robar media hora a Paulo para que la vea y la deje tranquila porque parece que esta vez me está costando más convenverla de que está todo bien.

Lo de la inspección no terminó, dura 4 días completos con un regimiento de inspectores revisando todo. A los currículums de los profesionales todavía no llegaron pero Paulo es uno de los mejor posicionados, así que en ese sentido, estoy tranquilo.
Lo que estoy es agotado y nervioso. Eso motivó que ayer le pidiera a Claudia que me pusiera un relajante muscular y la vitamina. Me acosté en la cama desnudo (no se le movió ni un músculo). Durante un rato largo traté de provocarla frunciendo el culo cada vez que me iba a pinchar, esperando que llegara la nalgada que anunciaba el inicio del juego. Pero no pasó nada; cada vez esperó a que me relajara. Finalmente, decidí dejarme pinchar de una vez. Cuando lo hizo y mientras yo mismo me masajeaba los cachetes, se puso un pijama que me hizo acordar al que vos usás cuando estás con el período y que me dejó claro que el horno no está para bollos.
Me acosté de costado, buscando alivio al dolor, y la abracé con ternura. Lentamente se fue aflojando y me dijo bajito "Estoy triste" Te juro que me hubiera puesto a llorar. En cambio, la ceñí más contra mi pecho y le respondí "No te preocupes, acá estoy con vos"

Espero el relato de la reconciliación, pero si el festejo fue así, la reconciliación debe haber sido para alquilar balcones!

Ana Paula -

Querido Gastón: Hable con Claudia hace un momento, ¡felicidades tienes una mujer encantadora!, charlamos un buen rato, me ayudo a aclarar varias dudas y me hizo muchas recomendaciones, me dijo que ella misma va a ponerse en contacto con tu secretaria para valorar las opciones y ayudarme a hacer un filtro más completo, también me comento que muy cerca de su casa parece que hay una casa disponible, quedamos que ella me acompañaría a buscar la casa y que una amiga suya que es arquitecta al igual que yo, se podría encargar de los arreglos necesarios, también me comento que esa amiga es Silvia, la prometida de tu mejor amigo que se llama Simón, que en cuanto estuviéramos instalados nos invitaría a un asado a tu casa para presentarnos a todos, en verdad me hizo sentir muy bien con el entusiasmo que mostro y con el apoyo que me dio, hablo muy bien de ti y de los chicos, me dijo que son lo que más ama en la vida, en verdad sentí que estuviera hablando con una amiga de toda la vida que hace mucho que no veo, me conto también que están tratando de embarazarse y no lo han conseguido, le conté lo que yo he vivido , espero que le sirvan mis palabras, le dije que tuviera paciencia y lo dejara al tiempo, bueno y charlamos de muchas cosas más. Por favor cuéntame que te dijo ella, me interesa mucho saber su percepción acerca de mí.

Por otro lado, por favor no sientas culpas, tu al proponer el viaje le diste una oportunidad única a Paulo para desarrollarse profesionalmente, las cosas con Paulo por lo menos ya están bien , pero con nuestras familias todavía no, como están lejos , están bastante molestos, nosotros tratamos de tener paciencia, sé que es difícil para ellos, pero en cierto modo ya deberían de estar acostumbrados, porque desde que nos casamos, solo los dos últimos años hemos vivido en la misma ciudad, en parte lo hicimos para que nuestros hijos tuvieran a las abuelas cerca y pudieran disfrutarse, ya hablamos de nuevo con nuestras madres, que intentaron por todos los medios hacernos cambiar de opinión, pero lo único que les pedimos fue apoyar nuestra decisión porque no la íbamos a cambiar, con eso su actitud cambio un poco, se que les costara acostumbrase a tenernos lejos de nuevo.
Por favor cuéntame ¿cómo te fue en la inspección? ¿Que opinaron de que sea Paulo el nuevo jefe de gineco? Y por otro lado como va Clau, yo la escuche bastante bien, pero no la conozco todavía lo suficiente para saber como esta en realidad.

Querido Simón: Gracias por el apoyo, las cosas van mejor, se que a ellos les cuesta trabajo aceptar nuestras decisiones, pero como bien dices son nuestras y lo único que esperas en esos momentos es comprensión y apoyo, nunca habíamos tenido problemas por eso, se que para nuestras madres es difícil sobretodo estar lejos de los nietos, pero no por eso debemos frenar nuestras vidas, nosotros vamos a estar viajando constantemente y ellas pueden hacerlo también.
Cuéntame que ha pasado con Silvia, te confieso que muero de ganas de conocerla después de todo lo que me dijo Clau de ella, también se expreso muy bien de ti , en verdad me da mucho gusto que pronto vamos a poder estar todos reunidos.
Aquí les dejo la celebración y lo que ha pasado los últimos días, espero mañana tener tiempo de contarles la reconciliación de ayer con Paulo.


Nada más llegar a la habitación Paulo descorcho la botella, mientras servía las copas yo lo fui desnudando lentamente, cuando estaba por sacarle el pantalón, me interrumpió para brindar, al terminar el brindis se coloco atrás de mí y me susurro palabritas al oído que poco a poco se convirtieron en besos en el cuello, mientras acariciaba mi cuerpo sobre la ropa muy lentamente, masajeo mis senos y poco a poco fue bajando a mi sexo , yo quería arrancarme el vestido pero Paulo me freno diciendo que disfrutara las cosas de a poco, bajo los tirantes del vestido con los dientes, beso mis hombros y mi espalda, me saco la ropa y me acomodo en la cama, baño mi cuerpo con la botella de champagne y bebió de mi cuerpo, yo estaba que no podía mas , de pronto paró en seco toda la estimulación que me estaba prodigando, me incorpore en la cama y le pregunte qué pasaba.
“No pasa nada muñeca, solo que voy a buscar un regalito que te traje”
“¿Pero lo tienes que buscar ahora?”
“Mi vida te va a gustar mucho, dame un minuto” fue al vestidor y regreso con una cajita envuelta en papel rojo con moño negro. “Dale muñeca ábrelo, quiero ver tu cara cuando lo veas” abrí con desesperación el regalo, dentro de la caja había otra caja, esta era de terciopelo rojo, parecía como de joyería pero era demasiado grande para albergar una joya, Paulo no me quitaba la vista de encima, poco a poco abrí la caja, lo que encontré dentro fue una varita anal con vibrador, unas bolitas chinas y un lubricante sabor fresa. Paulo que se mostraba más emocionado que un niño , me pidió probarlos, le dije que siempre y cuando yo pudiera probarlos en el también, dudo la respuesta pero al final sabía que no tenia opción, me acomodo nuevamente en la cama y separo mis piernas, beso, lamio y succionó mi clítoris, cuando consideró que estaba lo suficientemente mojada, coloco las bolitas en medio de mis piernas, y con suavidad las introdujo en mi interior, la sensación fue de inmenso placer, tiraba del hilito para moverlas, después de que estuvo jugando un rato en mí , me di vuelta y me coloque a horcajadas sobre él, bese su pecho desnudo, mordí sus pezones, baje con la lengua por su abdomen, libere su pene del bóxer, lo tome en mis manos , me quite el collar de perlas que traía y adorne su pene con ellas, entrelace las manos alrededor y comencé a moverlas de arriba abajo, Paulo estaba muy excitado, le pedí darse vuelta bocabajo, le separe las piernas y alcance el lubricante y la varita, la lubrique muy bien y le pedí que se relajara, hice entrar cada una de las bolitas muy lentamente, cuando quedaban dos por entrar encendí el vibrador, e hice entrar las bolitas que faltaban, Paulo arqueaba la espalda y gritaba de placer, me baje de encima de él y le pedí que me sacara las bolitas para que me penetrara, se acostó de lado, yo me senté frente a él mostrándole mi sexo, tiro del hilito y saco una a una las bolitas, mientras mi cuerpo se estremecía, se coloco sobre mí y me penetro despacio, cuando me dijo que iba a eyacular, estire mi mano para alcanzar el hilo de la varita que Paulo aun tenía en el culo, poco a poco fue aumentando la cadencia, mientras eyaculaba yo fui tirando de la varita, sentí una exposición dentro de mí , Paulo me lleno completamente, poco a poco nos desacoplamos y quedamos tendidos sobre la cama tomados de la mano exhaustos, descansamos un buen rato, nos dimos una ducha juntos, nos secamos muy bien y fuimos de nuevo a la cama, ya cuando estábamos acostados dispuestos a dormir, Paulo me recordó que me faltaba ponerle la media dosis que habíamos dejado pendiente a la mañana, prepare la jeringa a toda velocidad, Paulo se puso de pie frente a mi ofreciéndome las nalgas, le dije que estaría mas cómodo si se tendía en la cama, me dijo que así estaba bien, desinfecte con alcohol el lugar a pinchar, estaba bastante relajado así que introduje la aguja en un movimiento rápido pero suave y comencé a inocular, casi no se quejo, hice entrar todo el liquido a flujo lento pero constante, volví a limpiar el sitio, y le bese el cachete. Nos metimos en la cama, apoye mi cabeza en su pecho y dormimos abrazados el resto de la noche.

A la mañana siguiente, María llego a casa muy temprano a dejar a Sofí y las bolsas de sus hijos, Paulo todavía estaba en casa, cuando estaba terminando de preparar el desayuno, Paulo me llamo desde la habitación, subí rápidamente y lo encontré jeringa en mano.
“Anda muñeca, ponte colita al aire que te toca el ultimo pinchacito de hierro y yo tengo que irme rápido al hospital”
“No mi vida me lo das a la noche así me haces mimitos después, vale”
“Amor, a la noche vamos a tener cinco chicos en casa y no creo que me dejes mimarte así que mejor de una vez “mientras me aventaba a la cama y descubría mis cachetes, me pincho sin problemas, una vez que saco la aguja, me limpio y volvió a acomodarme la ropa.
“Ni un besito me vas a dar, después de hacerme doler tanto” mientras me incorporaba, me dio un beso, Salí rápidamente a reunirme con María, ya cuando Paulo iba saliendo de casa, paso por la cocina a despedirse de nosotras, me beso tiernamente la frente y salió, nosotras nos quedamos charlando un rato. Yo arregle todo en casa, y fui a buscar a los chicos al colegio, pasamos el fin de semana en casa, fue bastante pesado tener a cinco chicos de edades tan diferentes pero lo pasamos bien, esos días tanto Paulo como yo acabamos agotados y lo único que queríamos era dormir, el domingo como era el día del padre organizamos un asado en el jardín, vinieron Jorge y Andrea a casa, ya que son los únicos que están aquí, al atardecer llegaron María y Javier a buscar a los chicos, se quedaron un rato a contarnos del viaje, cuando todo volvió a la normalidad, con los chicos ya dormidos le dije a Paulo que faltaba que yo le diera su regalo del día del padre , que quería, me dijo que a mí, e hicimos el amor con desesperación, los últimos días han sido bastante pesados para ambos tenemos mucho trabajo, pero aun así hemos tenido encuentros bastante excitantes.

Simón -

Querida Ana Paula:
coincido con Gastón: paciencia. Para la familia no es fácil; sé que para vos tampoco pero por lo menos te satisface la decisión porque es tuya, ellos sienten que la vida les pasa por encima. Lo viví cuando mi hermana se casó y decidió irse a vivir al sur con el marido. Le hicimos varias escenitas. No te voy a negar que me gustaría tenerla acá para ir a tomar mate cada vez que se me de la gana pero la veo feliz allá, con su vida armada y entiendo que había que dejarla vivir. Con un poco de tiempo a tu familia le va a pasar igual.
Seguí descargándote con nosotros, no te preocupes que estamos para eso.

Querido Carlónimo: me encantó cómo caíste. Silvia tampoco me contó nada del encuentro; está bien, yo no le cuento del blog.
¿cómo anda Moni? desde que te fuiste de viaje no sabemos nada de ella. ¿se olvidó de nosotros? ¿no nos quiere más?

Gastón -

Querida Ana Paula: Ni tenés que agradecer el apoyo; en primer lugar porque me siento un poco culpable de formar parte de las causas, al proponer el viaje, de los problemas que tenés. Voy a insistir en que tengas paciencia que las cosas lentamente van a volver a su cauce. No estés enojada, comprendé lo que les pasa a tus familiares aunque entiendo que lo que vos necesitabas era apoyo.
Descargate con nosotros todo lo que quieras.

Ana Paula -

Querido Gastón: Yo se que para todos es difícil asimilar la noticia, yo aunque entusiasmada tengo cierto temor a lo desconocido, pero estoy segura que ustedes me ayudaran a vencerlo, siempre es difícil el cambio por más que acostumbres hacerlo, no es lo mismo hacerlo en plan pareja que en plan familia, las responsabilidades y las presiones son mayores. En verdad no sabes lo que fue ayer, todos estaban fuera de control por la noticia y encontraron en mi un blanco fácil, me dijeron de todo, en verdad me hicieron sentir muy mal, no sabes lo que llore, en esos casos lo que esperas es apoyo pero no lo tuve, y cuando llame a Paulo para saber porque le había dicho a Jorge, en verdad estaba en un muy mal momento, está demasiado presionado tratando de finiquitar todo lo más pronto posible y descargo todo en mi, fue una noche terrible, Paulo y yo desde antes de casarnos acordamos nunca irnos a dormir peleados, por qué piensas de mas y puedes herir , ayer fue la primera vez que pasamos la noche enojados y separados, hoy a la mañana vino a casa para hablar conmigo, charlamos acerca del tema y arreglamos las cosas, nada más terminar de hablar tuvo que volver al hospital, le pedí que en la tarde se quedara con los chicos , organice con mis amigas una reunión, necesitaba despejarme y olvidarme un poco de todo lo que vengo cargando encima, para cuando llegue Paulo ya había acostado a los chicos, y había preparado una cena para los dos, pero nada más sentarnos a la mesa lo llamaron del hospital por una emergencia, espero no tarde mucho.
Olvide llamar a Clau, tengo la cabeza en otro lado, mañana a primera hora la llamo, estoy segura que hablar con ella me va a hacer mucho bien.
Mañana les cuento ya seguro la celebración, porque se me están juntando cosas que contarles y voy perdiendo el hilo.
Un beso y muchas gracias por el apoyo, perdón que me descargue con ustedes!!

Gastón -

Preciosa: más bien espero que a la noche puedas contarnos que todo está en orden. No te lo tomes a la tremenda; pensá en lo difícil que debe ser para todos asimilar la noticia. Se suman los nervios de ustedes con la desazón de la familia porque van a estar lejos y las cosas explotan. Ahora te pido a vos que tengas paciencia y pongas paños fríos para que las cosas no pasen a mayores. Acá estamos para apoyarte en todo lo que necesites. Hablaste con Claudia? A lo mejor te resulta útil conversar con otra esposa.

Ana Paula -

Querido Gastón: Parece que las cosas vuelven a tomar su curso, después de hablar con Paulo, ya más tranquilos los dos. El asunto fue que acordamos darles la noticia del cambio de residencia a nuestras familias juntos, pero él le comentó a Jorge ayer de la decisión y este se lo comunicó a mi suegra de inmediato y ella a mi madre, entonces se hizo un problema demasiado grande, me hablaron todos a mí para reclamarme, total que la que quedo mal fui yo, después de todas la agresiones , llame a Paulo para reclamarme y lo agarre en mal momento, tuvimos una discusión telefónica bastante fuerte, el se quedo en el hospital toda la noche y fue hasta hace un rato que pudimos hablar, todavía las cosas no están perfectas pero por lo menos aclaramos las cosas. Hoy tengo un día bastante complicado pero espero a la noche poderles contar lo del festejo.
Un beso

Gastón -

Querida Ana Paula: ¿Qué sucedió? ¿Te podemos ayudar?

Martha Rita -

Carlónimo!!!!!! Qué sorpresa, acabo de entrar y ver dos relatos tuyos me hicieron saltar de alegría. Reconozco todos los relatos que son muy buenos pero los tuyos me fascinan ya no te vayas, aquí te queremos mucho, yo trato varias chicas más que somos tus fans y siempre te leemos. Te mando un beso.

Ana Paula -

Chicos se que prometí contarles el festejo , pero en verdad no saben lo que han sido estas últimas horas, tuve bronca con Paulo, con mi madre, con Jorge y con no sé cuantas personas más, en verdad estoy agotada anímicamente, muy triste y sobretodo muy enojada, espero que mañana vea las cosas con mejor cara, y pueda contarles el festejo sino por lo menos les contare el porqué de la bronca.

Gastón -

Querida Ana Paula: Me alegra que hayan podido descansar el fin de semana porque es verdad que estarán muy ocupados en las próximas semanas. Aunque las cosas vayan saliendo bien la situación misma de dejar todo y mudarse a otro país es estresante. No sabés cómo admiro que puedan hacerlo, no se si yo podría.
Me contó Claudia que no te había encontrado y esperaba tu llamado mañana; está muy ilusionada y ya arrastró en su entusiasmo a Silvia que se emocionó cuando supo que eras arquitecta como ella.
Respecto de las vitaminas, mi cola está a salvo por estos días porque Claudia no está nada receptiva para nada que tenga que ver con lo erótico. También ahí le tengo paciencia porque entiendo que es todo por lo mismo. Sucede que con los chicos quedó embarazada asombrosamente rápido y ahora la que no tiene paciencia es ella.
También me alegra que estés tranquila con lo del reto, por lo menos nos vamos a poder dar ánimo mutuamente.
En fin, en función del estado anímico de Claudia, no tengo demasiado que contar. Ya vendrán tiempos mejores.

Ana Paula -

Chicos al fin tengo un poco de tiempo, en verdad estos días he estado muy ocupada, y el fin de semana nos fuimos con los chicos a un pueblito encantador cerca de la ciudad, lo pasamos muy bien y nos sirvió para relajarnos un poco, porque las semanas que siguen vamos a estar a tope de cosas que hacer. Queremos ya tener prácticamente todo listo para cuando vayamos a buscar casa, estoy empezando a empacar todo, de hecho tenemos que entregar la casa a finales de mes, así que mientras finiquitamos todo por acá nos mudaremos a casa de mi madre, aprovechando que ella no está.

Querido Gastón: No sabes lo que le gustó a Paulo el entusiasmo que mostraste al enterarte de su respuesta , me llamo inmediatamente para contarme, me dijo que en verdad lo sorprendiste, nunca pensó que mostraras tal entusiasmo, también me dijo que debíamos apresurar todo, porque urgía que estuviera ahí lo más pronto posible, me comento que habían hablado de nuestras necesidades y que tu secretaria empezaría a buscar una casa que se adapte a nuestros requerimientos y que Clau se comunicaría conmigo para ayudarme con lo del colegio de los chicos y lo de la casa, estamos muy emocionados por todo lo que viene, a los chicos ya les dijimos, Jerónimo en un principio se puso protestón, argumentando que iba a extrañar a sus amigos, el colegio, a sus abuelas y demás, pero después de un rato se mostro entusiasmado, Sofí la verdad está muy chiquita y no entiende todavía de lo que se trata.

Me alegra que Clau esté mejor, que bueno que pudiste estar con ella el fin de semana, aunque trabajando, y estoy segura que platicar con Silvia le hizo mucho bien. Me llamo hoy pero no estaba en casa, dejo un mensaje en el contestador, no sabes la emoción que me dio escuchar su mensaje, me pidió que me comunicara con ella, mañana mismo la llamo. Por favor cuéntame cómo van las cosas, ¿no te ha vuelto a poner las vitaminas, que según ella tanto necesitas?

Mucha suerte en la inspección!!

Querido Simón:
La reacción de Silvia fue genial, como te comente es impresionante lo que pueden lograr haciéndonos pensar en ustedes, nos vuelven locas, me encanto que te haya pedido que la inyectaras y la recompensa que tuvo fue increíble, lo del pote de crema fue muy original, siempre es bueno meter de vez en cuando alguna cosita a la habitación, hace que las relaciones sean diferentes y a la vez placenteras. Me da mucho gusto que lo pasaran tan bien.

Te cuento que estamos pensando ir a buscar casa la primera quincena de Julio, tal vez pasemos mi cumpleaños ahí, es probable que Paulo ya se quede allá, para unirse lo más pronto posible al equipo de Gastón, yo estaría máximo una semana dejando la casa ya lista para volver por los chicos.
Te confieso que estoy tranquila respecto del reto, al ver que ya Silvia probo las vitaminas y dijo que se aguantan, yo se que tú me la pondrás con ternura y delicadeza, así que en cuanto este instalada por allá nos ponemos de acuerdo en el día y la hora.

Estoy redactando la celebración en mis pocos ratos libres, espero terminarlo hoy que Paulo no viene a casa a dormir porque tiene que finiquitar algunos asuntos en el hospital, así que nada más se duerman los chicos lo termino y lo subo.

Besos

Gastón -

P.D. me olvidé de decirte que me alegro de que lentamente estés volviendo al redil. Mi culo está a tu disposición para que relates sobre él; pero tené piedad porque habrás observado que en el último tiempo lo tuve bastante dolorido.

Gastón -

Querido Carlónimo: Ja Ja Ja! Finalmente caíste y de manos de mi propia mujer! Yo sabía que serían ellas las que hicieran justicia. De todos modos, no te podés quejar porque, por dolorosas que sean la vitaminas, Claudia tiene buena mano para pinchar.
Lo extraño es que lo mantuvo en secreto y creo que Silvia también porque si no, Simón me lo hubiera comentado. No importa, me conformo con saber que fue franqueada tu ciudadela.

Carlónimo -

Opino que la bella Ana Paula tomará finalmente con naturalidad el reto. Ella sabe que disfrutar es el objetivo principal del blog. Y…

A propósito de retos

Son circunstancias que se dan, respecto de las cuales poco podemos hacer quienes estamos afectados por el implacable morbo de las inyecciones.

Hace unos días tuve que viajar a Santiago de Chile, pero no encontré vuelo directo por lo que hice conexión en Buenos Aires donde pasé algunas horas. Ante tal circunstancia decidí visitar a mis amigos Gastón y Simón y, tras haberlos buscado en sus respectivos centros de trabajo, supe que se habían reunido para comer en un céntrico restaurante al cual me dirigí de inmediato, con la sorpresa de que ahí estaban solamente las encantadoras Silvia y Claudia, con quienes ellos habían comido, pero se retiraron para su tradicional jueves futbolero.

Mis encantadoras amigas, con su proverbial belleza, fineza y atención, me invitaron a sentarme y saboreamos algunos postres con café. Durante la sobremesa Silvia comentó que se sentía un poco cansada por lo que Simón le estaba aplicando un fuerte complejo vitamínico cada día, excepto los jueves en que debido a la ausencia de su amado, Claudia era quien la inyectaba. Yo le comenté que lamentaba tuviera que padecer tanto piquete, a lo cual las dos chicas casi en coro me espetaron una sorpresiva y fulminante acusación: ¡Sí Carlónimo, ya sabemos que sos muy cobarde para las inyecciones!

Omito decir lo que sentí, no acertaba a contestarles, pero ellas continuaron su ataque afirmando que yo me había quedado en la etapa infantil y que seguramente lloraría si me daban un pinchazo. Agobiado por su demoledora crítica argumenté que las inyecciones son indiscutiblemente dolorosas y les pregunté ¿acaso ustedes no sienten alguna molestia cuando las reciben? Entonces, tomando de su bolso la ampolleta que le aplicaría a Silvia, Claudia añadió: nosotras tal vez nos quejamos, pero vos no consentís recibir ni una sola de estas ¡si podés negálo!

Bueno, le contesté, de ser necesario me la… Eso podés decir, intervino Silvia, pero es algo que debés probar. Yo te reto a que lo demostrés y si no, mantendremos que sos cobarde. Frente a tal desafío les dije: yo también puedo decir que ustedes son cobardes pues no tengo evidencias contrarias. Pero Silvia, implacable, me atajó la salida proponiendo: Está bien Claudia, hoy me inyectás a mí y también inyectás a Carlónimo y ya vemos quien llora.

De acuerdo, le dije, acepto pero sobre la base de que, cuando lleguen los muchachos Gastón me inyecte a mí y Claudia a ti y que ellos mismos sean los testigos. Las dos encantadoras chicas soltaron la carcajada: ¿Ves Carlónimo cómo sos cobarde? Decís eso porque sabés que los muchachos regresan después que te marchás. Si querés que cambiemos nuestra opinión sobre tí, aceptá que te pinchemos ahora mismo. Y así fue como me enredé en una situación análoga a la escenificada por Ana Paula, Simón y Gastón ¡Vaya lío!

Y como era de esperar, por aclamación fui yo el primero que se acostó para recibir el pinchazo. En el propio consultorio de Gastón Claudia preparó la primera jeringa mientras Silvia estaba sentada frente al camastro con un vestido rojo muy rabón, en actitud de severo árbitro pero, eso sí, con la pierna cruzada de tal modo que sus esculturales muslos al descubierto me causaban una terrible alteración.

Claudia no fue menos terrible pues, a más que lucía igualmente una breve faldita, me desnudó completamente el culo y con una gran maestría aderezaba la preparación con sensuales lisonjas, a tal grado que yo estaba verdaderamente nervioso y aturdido oyendo los agudos comentarios de las dos bellas chicas: Ya ves, sacudís las nalguitas de puro miedo, tenés los cachetes colorados ¡Estallá pues el grito, no lo retengás! ¡Ya vemos que casi llorás! Cuando terminó la ruda aplicación yo sentía justamente que las nalgas me temblaban de puros nervios ¡Vaya eficaces que son las dos atractivas sirenas para mortificar al más templado!

La segunda parte, sin dejar de ser muy erótica, resultó parcial en favor de la escultural paciente. Por caballerosidad yo me fui a ubicar en el sitio más discreto posible, pero emití un estruendoso suspiro al ver la pequeñísima panty de Silvia. Sólo que ella, al bajársela, se refugió detrás de Claudia, quien también le cubrió todo el tiempo las espléndidas nalgas mientras se las pinchaba.

Admiré tan solo las deliciosas piernas que permanecieron impávidas hasta antes del pinchazo y que después de éste escenificaron un maravilloso espectáculo consistente en sensuales giros, temblores y pataleos que me excitaron. Claudia volvió a mostrar su parcialidad al disimular las sensuales quejas de su amiga, mediante oportunos comentarios y aclaraciones: Observá Carlónimo, ella no ha hecho escándalo como vos, ya ves que ni se queja y tiene el culito muy relajado.

Indiscutiblemente, perdí el desafío y reconocí ante ellas mi derrota. Pero finalmente se portaron muy lindas, como en verdad lo son. Me despidieron con muchas atenciones y mimos ¡Vaya esculturas de alta peligrosidad!

Gastón -

Querido hermano: Le agradezco a Silvia su intervención; a Claudia le hizo bien conversar con otra mujer sobre el tema. Yo le puse toda la onda durante el fin de semana, pero creo que ella piensa que no la entiendo.
Por otro lado, espero que la experiencia de Silvia con las vitaminas ayude a Ana Paula a tomarse la prenda con más calma.

Querida Ana Paula: que lástima que no pudiste entrar en el fin de semana. Yo estoy en plena inspección, aproveché un ratito mientras los inspectores se fueron a almorzar. Ya puse a Paulo en la nómina.
Espero tus noticias y, si es posible, el relato del festejo de la noche de la decisión o de cualquier cosa que haya pasado después.

Ana Paula -

Chicos no pude entrar en todo el fin de semana,voy saliendo a la embajada para checar los requisitos para poder viajar cuanto antes, les cuento mas tarde.
besos

Simón -

Querida Ana Paula: veo que hace unos días que no escribís nada; supongo que estarás en los preparativos del viaje. Pero por favor, decime algo de qué te parece lo que le había preparado a Silvia.

Querido Gastón: qué bien la pasamos ayer en casa viendo el partido! Creo que Silvia estuvo conversando bastante con Claudia sobre su estado de ánimo. Cualquier cosa que necesites, avisame.

Acá va el relato.

Cuando volví me encontré otra vez a Silvia en el aeropuerto esperándome. Se me colgó del cuello emocionada. La abracé y le dije “Cómo estás!, qué te pasa?”
“Me lo preguntás, Simón?” y agregó susurrándome al oído “!Estoy toda mojada!”
“No exagerás un poco?”
“Si no paraste de provocarme! Tuve que hacer un esfuerzo enorme para esperarte y no… vos me entendés…”
“No, no te entiendo… no, qué?”
Me dio un empujón en broma “Apurate! Vamos a casa”
Esta vez conduje yo, con ella diciéndome todo el tiempo si no podía ir más rápido.
Cuando llegamos le dije que se fuera a dar un baño de inmersión mientras yo preparaba algunas cosas. Ella refunfuñó porque no quería perder ni un minuto pero la tomé de la mano, la llevé hasta el baño y puse a llenar la bañera mientras la desvestía. Ella intentó desvestirme a mí pero le di una nalgada (confieso que fue un poco intensa porque cuando se dio vuelta le vi los dedos marcados, pero ella no se quejó) y le dije que se portara bien si quería ser recompensada. La ayudé a entrar en el agua cálida y salí volando al almacén a comprar algunas cosas.
Cuando volví me desnudé y fui a buscarla al baño.
“Por fin viniste! Era hora!”
“Shhh! No era que te ibas a portar bien? O querés otra palmada en la cola?”
“Ay! No! Me dolió”
“A ver…” le dije ayudándola a salir del agua. Le masajeé un poco la nalga, ya no tenía nada pero aproveché la oportunidad. Le pasé la lengua por la raya y ella se contorsionó. La sequé con suavidad, poniendo especial interés en su sexo “vamos a secar bien acá… para que no se te paspe…” mientras ella se seguía retorciendo y luego la llevé alzada hasta la cama. La deposité suavemente y noté que ya tenía la vulva húmeda nuevamente.
Le pasé el dedo “Pero qué barbaridad! Otra vez!”
“Y qué querés! Me tenés como loca!”
“Controlate porque falta mucho, princesa!”
“Me estoy controlando hace dos días, por favor!”
Sólo le sonreí y bajé a la cocina a buscar lo que iba a usar para terminar de volverla loca.
Ella estaba boca arriba y me arrodillé junto a ella en la cama y le mostré un tarro de crema, de esa que viene en aerosol. Ella abrió los ojos enormes y se estremeció.
“Ahora quietita…”
Primero le embadurné el cuello. Pasé luego a sus pechos, donde hice decorativos círculos alrededor de sus pezones. Se revolvió inquieta “Me hace cosquillas” gritaba exaltada.
Seguí bajando hasta su abdomen y rellené con crema su ombligo, no podía dejar de moverse y decir que le hacía cosquillas.
“Aja!” le decía yo y continuaba esparciendo crema. Me detuve unos segundos a contemplar la obra con toda la intención de crearle la duda sobre lo que haría luego.
Y lo que hice luego fue untar con crema su clítoris. Bien, mucha crema. Hizo un silencio concentrado.
“Qué pasa? Ahí no te hace cosquillas?”
Cerró los ojos y noté cómo se aceleraba su respiración.
Aparté el pote de crema y pregunté como para mí mismo “A ver… ¿por dónde empiezo?”
Ella señaló su sexo con el dedo índice pero no dijo nada.
“Fijate que no. Ese, es el postre”
Y comencé a chupar en orden. Primero el cuello. Le pasé la lengua retirándole lentamente la crema, ocupándome de que mi respiración le resonara en los oídos.
Ella tragaba saliva e intentaba mantener la calma.
Cuando llegué a sus pechos ya no pasé la lengua; abrí la boca y los succioné a conciencia. A esa altura ya arqueaba la cintura sin remedio.
“Controlate! Porque si no te portás bien te hago chas chás en la cola, entendiste?”
“AY! Simón, no seas malo!”
“Así que soy malo?” y empecé a agitar la lengua superficialmente sobre su pezón derecho.
“AY! AY! No aguanto!”
“Entonces paramos un poquito para que te enfríes…”
“No, por favor, dale, seguí. Me aguanto! Me aguanto!”
Bajé hasta el ombligo e introduje mi dedo esparciendo la crema por su abdomen liso. Cuando amagué a seguir bajando gritó “Simón, por favor! Dale, dale! Por favor!”
“Creo que ya comí demasiada crema. No sé si quiero postre…”
Gritó desesperada.
“Bueno! No te pongas as텔 y apenas apoyé la lengua sobre su clítoris. El estallido fue fenomenal. La dejé disfrutarlo y cuando comenzó a relajarse le besé profusamente todo el cuerpo. Nos abrazamos y le pregunté “Te pareció suficientemente bueno?”
“Me pareció genial! Lo que estaba pensando es que me diste un consuelo sin pinchazo en la cola. No tendrías que ponerme algo?, hace muchísimo que no me pinchás. No te gusta más mi colita?”
“Me encanta tu colita y si querés puedo terminar ah텔
“Primero vitamina y después me consolás otra vez”
“Compraste una vitamina para vos?”
“No, poneme de la tuya”
“Duelen...”
“No importa, yo se que me la vas a dar despacito”
“Segura que querés?”
“Con tal de que después me mimes…”
“Vamos… Date vuelta. Sos muy valiente y lo de después te va a encantar”
Preparé rápidamente la jeringa en la que cargué sólo la mitad de la dosis.
Ella estaba my relajada, cuando le di dos palmaditas antes de clavar la aguja, la nalga se movió como un flan.
Introduje la aguja con un movimiento firme pero suave y comencé a hacer entrar el líquido muy, muy lentamente.
En un primer momento frunció el culito pero le di pequeñas palmadas para indicarle que volviera a relajarse y reanudé la inyección. Al finalizar, retiré la aguja y le di un masaje.
“Cómo estás?”
“Duele, pero se puede aguantar. Me porté bien?”
La besé y le respondí “Como una guerrera!”
“entonces, me merezco lo que me prometiste”
Yo seguía con una erección impresionante así que me coloqué sobre ella y volví a usar la crema, esta vez como lubricante. Cuando ella sintió el fresco de la crema volvió a gemir.
“Sos insaciable, mi vida!”
“Vos me pones así!”
La penetré con suavidad y nos movimos al compás hasta que la llené. Dormimos hasta el día siguiente.

Gastón -

Querida Ana Paula: cómo te contó Paulo la charla telefónica que tuvimos? está contento? era la recepción de respuesta que él esperaba?
Lo que tampoco me contaste es cómo fue el festejo después de la decisión.

Estoy siguiendo tus recomendaciones y llamo a Claudia seguido. Está muy caída aunque noto, tenés razón, que después de que conversamos un ratito se anima un poco. Para el fin de semana tengo cosas que terminar para la inspección del lunes pero decidí trabajar en casa así, por lo menos estoy presente.

Simón -

Querida Ana Paula: La verdad es que me da lástima que estés tan preocupada por la prenda a cumplir. Yo, para darte tranquilidad, no puedo hacer más que asegurarte que te la daría con toda la ternura y delicadeza con la que me gustaría que me la pusieran a mí. El objetivo era disfrutar pero si te va a angustiar tanto no se si vale la pena seguir adelante.

Respecto de Silvia, te cuento que está caliente y desorientada; no entiende bien qué pasa. Después de varios mensajitos, directamente me llamó por teléfono para preguntarme qué me pasaba. Le expliqué que la extrañaba y la deseaba y nos despedimos. Al rato volvió a llamar para decirme que se había tenido que cambiar la ropa interior varias veces; ella está que arde y yo ni te cuento.
Ya me estoy preparando para el regreso a casa y, siguiendo tus consejos, durante el fin de semana el mundo no va a existir. El lunes les cuento.

Por favor, andá contándome cómo van los preparativos del viaje y cuándo estarían por acá para empezar a buscar casa.

Gastón -

Ana Paula: Acabo de cortar la comunicación con Paulo. Al principio había pensado tomarlo de manera moderada, sí con sorpresa, pero moderadamente. Finalmente, decidí mostrarle todo mi entusiasmo porque una persona que decide dejar todo lo que tiene seguro y trasladar a su famillia a otro país merece que sepa que el otro lo valora.
Ya conversamos sobre sus necesidades y mi secretaria está buscando de manera que cuando lleguen ya haya una preselección. Claudia se mostró entusiasmada, al menos se olvidó por un rato de su preocupación. Le di el teléfono de ustedes para que se comunique con vos.
Paulo prometió liquidar sus temas allá lo más rápido posible, me dijo que prefiere no alargar las cosas.
En fin, voy a seguir trabajando para la inspección del lunes, ahora con el problema del jefe de gineco, resuelto.

Ana Paula -

Querido Gastón: Muchas gracias por aceptar a Lau, no te vas a arrepentir, es una mujer por demás eficiente, conoce a la perfección como le gusta trabajar a Paulo y es una persona de un trato muy cálido, seguramente lograra la unión de todas las personas bajo el cargo de Paulo, automáticamente se convierte en la mama de todos. Paulo confía más en ella que en su propia madre, son cómplices en todo lo que hacen, fue ella la que le ayudo a Paulo a preparar todo para que me pidiera matrimonio, ha estado presente en todos los momentos importantes de familia, yo en un principio le tenía celo pero me di tiempo de tratarla y se convirtió en una gran amiga mía casi como mi madre, su presencia en Argentina me va a ayudar tanto. Por favor no dejes de sorprenderte cuando Paulo te comunique la noticia, está muy emocionado por que va a comunicarte que acepta tu propuesta, está feliz y eso me encanta.
De lo de los chicos se me hace muy complicado llevarlos, si yo voy a estar buscando casa, muebles y todo lo que necesitamos, no les voy a prestar la atención que necesitan, son días muy pesados para ellos, no aguantan el ritmo y se ponen de pésimo humor, así que mejor los dejo aquí , todavía no se con quien pero ya veré.
Respecto de lo de Clau, yo se que te parte verla así, es muy difícil para ustedes que nos quieren vernos así, pero en verdad no sabes la decepción tan grande que sientes, yo tarde más de seis meses para embarazarme de Sofí, estaba tomando pastillas y mi cuerpo se tardo en eliminarlas, para mi cada mes era terrible y para el pobre de Paulo peor, yo lloraba desesperada y pensaba millones de cosas, estaba obsesionada por embarazarme, con decirte que buscaba mi momento más fértil y llamaba a Paulo para tener relaciones en el momento preciso, el por más que trataba de explicarme que yo estaba bien yo no lo entendía, en verdad fue demasiado paciente, fue hasta que decidí dejarlo al tiempo que logre embarazarme. Recuerda que las hormonas nos juegan malas pasadas, solo consiéntela mucho y procura estar ahí para ella cuando te necesite, tal vez puedas volver a utilizar el método de la contractura, tal vez pincharte la ayude a distraerse.

Respecto de lo del reto en verdad espero que así sea, porque muero de miedo, estoy a punto de pedirle a Paulo que me ponga una de sus ampolletas para ver que tanto duelen y si puedo resistirlo!

Gastón -

Querida Ana Paula: voy a esperar a que Paulo me plantee lo de Laura pero te anticipo, para que te quedes tranquila, que voy a aceptar porque estoy convencido de que las líneas jerárquicas deben tener su personal de confianza; fijate que si bien "heredé" una secretaria (que es muy eficiente, reconozco) sólo descanso en ella en los temas administrativos, para todo lo demás no me separo de Martha.

Te ofrecía lo de venir con los chicos porque pensé que sería más complejo dejarlos allá y venir ustedes; pero la que conoce a tu familia y sabe cómo manejar estas situaciones estresantes sos vos.

Desde luego que voy a ser paciente con Claudia, pero te aseguro que verla mal me parte al medio.

Respecto del relato de Carlónimo, coincido con Simón. Nuestro amigo es especialista en poner picante a la situación cuando considera que estamos demasiado cómodos. No te preocupes, Simón es incapaz de ensañarse con nosotros y según dice Silvia, además, tiene muy buena mano.

Ana Paula -

Querido Gastón: Mañana cuando Paulo te llame para darte la resolución, te va a pedir lo ayudes a encontrar casa, el te dirá las necesidades que tenemos, lo de irme antes con los chicos lo veo un poco difícil ya que no tendría con quien dejarlos para salir a buscar casa y acondicionarla, probablemente iríamos Paulo y yo antes para buscar casa y comprar las cosas para dejarla lista para cuando ya viajemos con los chicos. También te adelantó que Paulo ya le comunico la decisión a Laura, su fiel escudero, en verdad es como una madre para nosotros y una abuela para los chicos, a donde quiera que Paulo a prestado sus servicios ella nos ha acompañado, es una mujer sola, algo mayor que tampoco teme a los cambios de residencia, le pidió a Paulo acompañarlo a trabajar a Buenos Aires, no sé como tomes tu esto, espero que se pueda por que en verdad seria genial que ella pudiera acompañarnos, en caso de que aceptes necesitaríamos también buscar un apartamento para ella. Le voy a pedir a Paulo que me dé el teléfono de Clau, para ponerme en contacto con ella para ver qué zona me recomienda para vivir y también lo de la escuela de los chicos, en verdad mil gracias por todo, estoy segura que vas a hacer lo posible por que todo sea más fácil para nosotros, y el gesto de recibirnos en tu casa lo agradezco ampliamente, pero yo pienso que es mejor quedarnos en algún hotel para no importunarlos.
Cambiando un poco de tema, yo se que te lo repito hasta el cansancio pero necesitas tenerle mucha paciencia a Clau, como te dije es terrible descubrir que te llego el periodo cuando te quieres embarazar, se muy cariñoso con ella y procura estar muy cerca, necesita que la mimes mucho, estoy segura de que no tendrá problema para embarazarse pronto, por cierto ¿Qué anticonceptivo estaba usando? Paulo estará encantado de ser el médico de la esposa del jefe.
Por favor no dejes de contarnos como van las cosas, me dejaste preocupada!

Querido Carlónimo: Que gusto que estés de vuelta, ojalá no tardes mucho en comentar de nuevo, tu relato me pareció muy creativo pero me inquieto un poco, de verdad removiste en mi muchas cosas, como el sentimiento de culpa, espero poder llevar a cabo el reto sin mayor problema, también espero que Simón sea mucho mas condescendiente conmigo. Muchas gracias por escribir un relato basado en mí.
Te espero pronto

Querido Simón: Vaya que si sabe ponernos nerviosos!! Estoy que no duermo, entre la emoción por irnos a vivir a Buenos Aires, y los nervios que me provoco el relato de Carlónimo, yo sé que no serás tan brusco conmigo.
Muchas gracias por el ofrecimiento seguramente necesitare de los servicios de Silvia para hacerle a la casa los ajuste necesarios para poderla habitar, y claro que las cosas se darán de manera muy natural. Por otro lado no dudes que el primero en llegar a la cancha los jueves sea Paulo, le fascina el futbol.
Cuéntame como van las cosas para el encuentro del fin de semana, ¿Cómo ha reaccionado Sil con los mensajes?

Simón -

Carlónimo! Bienvenido de nuevo! Gastón me mandó un mensaje de texto y no pude esperar para entrar a leerte.

Genial el relato, aunque me mostraste un poco brusco y me da un poco de miedo que Ana Paula se eche atrás. Sin embargo, debo reconocer que tu idea de la situación me excitó enormemente.

Ana Paula: no te preocupes, a Carlónimo le encanta ponermos nerviosos y, además, sabe cómo hacerlo. También quería decirte que me alegra que vengan para acá; cuenten con nosotros también para lo que necesiten. Silvia los conocerá a través de Gastón y si Paulo decide jugar al fútbol con nosotros, también por mí, así que todo será muy natural.

Gastón -

Queridísimo Carlónimo: ¡Qué maravillosa sorpresa entrar y encontrar tu comunicación!
Como siempre, el relato es una obra maestra, aunque temo que pueda inquietar un poco a Ana Paula.
Vuelvo a decirte que me alegra que estés ahí siguiendo el desarrollo de esto y, por favor, no te pierdas por mucho tiempo porque se te extraña.

Gastón -

Querida Ana Paula: si vos estás emocionada, imaginate cómo estoy yo! De todos modos, te prometo no exteriorizar mi alegría hasta que mañana Paulo me haya dado una respuesta oficial.
Para la inspección del lunes ya voy a tener jefe del servicio de ginecología y obstetricia, eso es muy bueno. Pero lo mejor es que vamos a tener nuevos amigos.
En realidad, si Paulo pudiera arreglar sus cosas allá, me resultaría auspicioso que vinieran lo más pronto posible.
Quizá, si Paulo necesita algo más de tiempo para cerrar sus cosas allá, podrías venir con los chicos e ir buscando casa y colegio; ya sabés que Claudia se ofreció a ayudarte. Inclusive, en mi casa hay mucho espacio y podrían parar allí; sin ningún compromiso porque a lo mejor preferirías un hotel para tener más independencia. Si me decís cuales serían las necesidades de tamaño de casa y preferencias de ubicación puedo pedirle a mi secretaria que adelante la búsqueda y vos darías el visto bueno sobre una cantidad más acotada.
No quiero apabullarte; mi intención es que tu traslado se lo más simple posible dentro de lo complicado que es en sí mismo mudar una familia. Decime vos qué es lo que queré hacer y cómo puedo ayudarte.
Vuelvo a decirte que estoy muy feliz de que Paulo haya aceptado la propuesta.
Respecto de Claudia, te digo que ni hablar del curso de médico-marido porque está de nuevo deprimida porque le vino el período. Va a ser la primera paciente de Paulo porque hasta que un médico que no sea yo no le diga que está todo bien y que ya se va a embarazar no va a parar. Ya sé! Paciencia!

Carlónimo -

Si no han cambiado las reglas del blog, entonces se vale dar ideas. Espero que al menos no les disguste.

El reto de Ana Paula

Tras una noche tormentosa de poco sueño y una gran agitación mental, sentí el cariñoso beso de Paulo que iba ya camino del baño. Volví la cara hacia el buró, extendí el brazo y alcancé mi reloj para constatar que pasaba de las seis, por lo que realicé algunos estiramientos y empecé mi sesión de yoga.

En medio de sofisticadas contorsiones pensaba en todo lo que había sucedido desde el momento que entré al blog y traté a mis nuevos amigos argentinos. Había disfrutado el morbo que siempre he tenido por las inyecciones y de ello estaba satisfecha pero… una y otra vez me preguntaba si no estaría llegando a la exageración. Compartir experiencias no es lo mismo que tenerlas y tal vez Simón me había envuelto en una treta.

Inyecciones había recibido muchas y no sólo de Paulo sino también de amigas, enfermeras y hasta de algunos doctores. Pero la aceptación de un caprichoso reto que violentara mi papel de esposa fiel y que pusiera a Paulo en la condición de “burlado” era una situación distinta. Porque yo podía acudir a consulta con un médico para que me auscultara y me inyectara y lo que sucediera se lo podía contar a mi esposo. Pero ¿cómo decirle que fui a que me inyectara un amigo, junto con otro amigo que compartió conmigo la misma ampolleta? Eso tenía que realizarse a escondidas y esa es la parte que no me gustaba.

En plena posición de loto me estremeció sentir un tierno besito en el cuello y caricias en el trasero. Paulo estaba casi listo y, después de explicarme que almorzaría con algunos colegas cerca de la clínica, salió deprisa. El golpe final de la puerta me hizo saltar. Respiré a profundidad, me quedé inmóvil, hice un expresivo giro de cabeza, alcé simultáneamente las cejas y los hombros y me levanté muy despacito. Camino del baño me quité la ropa y ya desnuda frente al espejo observé con atención mi cuerpo. Pocas cosas nos preocupan tanto como el envejecimiento. Admiré mi erguido busto. Dando un leve pellizquito a mis pezones vi cómo de inmediato se endurecieron. Me embelecé en la contemplación de mi respingado trasero, de las redondas y extensas nalgas, de la profundidad de mi raja, umbral del excelso placer.

Celebré la posesión de tales atributos en favor de Paulo, el gran amor de mi vida, pero trataba igualmente de animarme pensando que la juventud es para que se disfrute y que, mientras no nos excedamos es lícito regalarse una sana experiencia íntima. Simón y Gastón verían mis nalgas pero igual que las ve cualquier doctor o enfermera. Me inyectarían, lo cual nos excita a los tres, pero cada uno vertería su deseo en el vaso de placer que le corresponde. Sería tan solo darme un calentón para disfrutar después con mi amado Paulo.

No quería pensar en el asunto, sino verlo con la naturalidad de quien tiene que acudir a que le apliquen una simple inyección. Con ese ánimo terminé de secarme pero al momento de abrir el cajón para coger mi ropa interior, no tomé las prendas al azar sino que seleccioné las más sensuales. Había en efecto una cierta contradicción entre lo que pensaba y lo que hacía, pero me refugié de nuevo en la idea de que el acercamiento con mis amigos no era tan malévolo ni tendría repercusión alguna.

Una hora después llegué al consultorio de Gastón donde ya me esperaba tanto él como Simón. Después de recibirme con sendos abrazos, apretones y besos (mis guapos amigos son, digamos que, muy “expresivos”) y tras la degustación de sendas tazas de café, llegamos finalmente al punto que nos reunía. Simón sacó de su bolsillo la temida ampolleta vitamínica y la puso sobre el escritorio. Gastón, a su vez, tomó una jeringa de su cajón y la colocó en el mismo lugar.

Falta decidir, dijo Simón, quien recibe primero el pinchazo. Gastón y yo intercambiamos nerviosas miradas y él, muy caballeroso, repuso: cómo tú quieras Ana Paula, me da lo mismo. Entonces empiezas tú, le dije, empujando la jeringa y la ampolleta hacia donde estaba Simón. ¿De acuerdo? Inquirió éste. De acuerdo, contestó Gastón poniéndose de pie y retirándose la bata para colgarla en el perchero. Simón desinfectó sus manos, desempacó la ampolleta, la abrió y empezó a succionar el líquido con la enorme aguja que por la acción de las lámparas emitía inquietantes fulgores. Confieso que se me formó un cerrado nudo en la garganta.

Mientras Simón expulsaba las partículas de aire de la jeringa y empapaba un trozo de algodón con alcohol, Gastón se tendió lentamente en el camastro con el cinturón ya suelto y el pantalón ligeramente replegado. Acercándose, Simón tomó con fuerza tanto el pantalón como la trusa llevándolos violentamente hasta la base de las nalgas. Los varoniles cachetes quedaron totalmente descubiertos. El paciente saltó con inquietud pero contuvo finalmente su impulso. Yo me puse más nerviosa y exclamé: ¡Momento, no esperarán que yo…! Tranquila, dijo Simón, no te atormentes pensando en tu momento.

Sin reparar que Gastón trataba de decir algo, le clavó con fuerza la aguja en el cachete izquierdo haciéndolo temblar en violento movimiento reflejo. Gastón se estremeció al sentir la agresiva sustancia. Respiró profundo, emitió algunos lamentos, palmoteó la superficie del camastro y se quedó trabado. Finalmente resopló y gritó con furia: ¡Eres un pinche desgraciado, Simón! Trataste de lastimarme y lo lograste.

Habiendo presenciado en detalle la aplicación, yo estaba entre excitada y asustada, una rara combinación que me imposibilitaba decir cosa alguna. Gastón se puso de pie y sin dejar de sobarse el culo empezó a vestirse. Confieso, que no perdí la ocasión de contemplar todo el tiempo sus atractivas nalgas. Me sentía bastante caliente y dejé de pensar con claridad. Al ver que Simón me esperaba con la misma jeringa conteniendo la mitad de la sustancia, desprovista de prejuicios me dispuse a disfrutar el erótico momento.

Sin más, me bajé el pantalón hasta media nalga dejando a la vista la mini pantaletita amarilla que llevaba puesta. Me acosté decidida y sucedió lo que ya esperaba. Simón introdujo sus dedos en el elástico de la diminuta prenda y la deslizó hasta los muslos. Percibí la excitación de mis amigos que resoplaron al ver mis excelsas intimidades. Sabía que mi vulva y el orificio anal les eran perfectamente visibles, pero no les negué el formidable regalo sensorial. Habiendo llegado hasta ese punto la mojigatería hubiera resultado contraproducente y ridícula. Preferí ser congruente y honesta conmigo misma, porque además estaba muy caliente.

Simón palmeó mis cachetes con suavidad, uno por uno, y se dio gusto manoseándome para seleccionar el sitio. El momento se me hizo eterno y el rudo pinchazo me dejó fría. Cuando la sustancia empezó a entrar, el dolor me hizo alzar los brazos y gritar con todas mis fuerzas. Intenté levantarme pero recibí una fuerte nalgada por lo que preferí quedarme quieta y soportar estoicamente el ardor que calcinaba mis entrañas. Gritando, pataleando, contorsionando el culo y restregando con desesperación mi cabello, llegué por fin al ansiado final. Simón extrajo la aguja y me aplicó un intenso masaje en el sitio horadado. Después de un rato me di cuenta que por la desesperación había mantenido el compás de las piernas abierto. Les había ofrecido un muy erótico espectáculo. Por eso estaban los dos que temblaban.

Ignorando el agudo dolor que persistía, deseando tan solo escapar del comprometedor e impactante momento, me puse de pie y ante la atenta mirada de mis amigos me vestí con dificultad sintiendo muy húmeda la entrepierna. Luego les dije: los veo después muchachos, ya se cumplió lo pactado. Y sin saber si pisaba altos o bajos, me retiré azorada. Estuve nerviosa, luego triste, pero al final alborozada. Lo cierto es que disfrutamos la sensual experiencia. Esa noche, Claudia, Silvia y Paulo se agasajaron como nunca con nosotros y permitieron que nos desahogáramos.

Sigo trabajando duro, un fuerte abrazo a todos, qué gusto verlos tan productivos, continúen por favor que sus relatos son muy buenos, en cuanto pueda me incorporo.

Ana Paula -

Querido Gastón: ¡!!Que carácter!!! ¡ Descárgate todo lo que quieras!. Pero yo no tengo la culpa de que no conozcas aun la decisión de Paulo, me encantaría que te enteraras por él y no por mí de su decisión pero viendo como estas voy a tener que ser yo la que te de la respuesta. Mucha suerte en tu presentación, entiendo que tengas exceso de trabajo, pero por favor cuéntanos si ya te recibiste de marido medico ó que ha pasado con Clau estos últimos días!!
Estuve todo el día fuera con los niños, lo pasamos genial, nos divertimos mucho pero también nos cansamos muchísimo, estar detrás de ellos todo el día me dejo muerta, cerca del mediodía me llamo Paulo para avisarme que tanto él como Javier vendrían para almorzar con nosotros y los chicos, llegaron al poco, comimos todos juntos, al terminar los chicos se fueron a jugar y nos quedamos en parejas vigilando de cerca a los chicos, charlamos un rato mientras tomábamos café , un rato después Javier y Paulo fueron a despedirse de los chicos, cuando regresaron a despedirse de nosotros Paulo me dijo delante de todos no te olvides de la cena que tenemos a la noche, le voy a pedir a Laura que se quede con los chicos mientras nosotros salimos, María interrumpió de inmediato diciendo que ella se quedaba con los chicos, que así estaríamos más tranquilos y sin prisa para volver. Paulo nos dijo que nos pusiéramos de acuerdo y que lo llamara para comunicarle la decisión, se despidieron de nosotras y se fueron, nosotros estuvimos toda la tarde con los chicos en el centro comercial, entramos al cine para ver Toy Story 3, que la verdad esta genial, al anochecer salimos rumbo a casa, por el camino María me dijo que en verdad ella se podía quedar con los chicos sin ningún problema y que me quería pedir si yo me quedaba con ellos el fin de semana por que era su aniversario y tenían un viaje planeado y no tenia quien se los cuidara, acepte su propuesta, fueron a dejarme a casa, aproveche para bañar a los chicos y prepararles una bolsa con sus cosas, quedamos que ella llevaría a los chicos a la escuela y vendría a desayunar a casa, para dejarme las cosas de sus hijos y a Sofí, y ya yo buscaría a los chicos a la salida y me quedaba con ellos hasta el domingo a la tarde, saque del freezer unas pizzas y les di de cenar a los chicos , al terminar salieron todos a casa de María. Llame a Paulo para avisarle lo de los chicos y para preguntarle a que hora pasaba a buscarme para estar lista, quedamos de vernos a las 10, subí a la habitación para arreglarme un rato y me lleve tremenda sorpresa, encima de la cama había una caja preciosa envuelta para regalo con una tarjeta que decía “Hoy va a ser una noche muy importante para nosotros, este es solo uno de los regalos que te traje por favor úsalo para nuestra cita de hoy, con todo mi amor. Paulo”. Abrí la caja a toda velocidad, en su interior encontré un juego de lencería precioso y un vestido morado cortito divino, me duche rápidamente y al salir me probé el ajuar que había elegido Paulo para mí esa noche, estaba muy emocionada por saber que era lo que iba a pasar, todo me quedaba perfecto y se me veía divino, cuando estaba terminando de arreglarme llego Paulo, muy puntual como siempre, me llamo desde la entrada diciendo que íbamos a perder la reservación, tome mis cosas y Salí de la habitación, él me estaba esperando al final de la escalera, cuando comencé a bajar su mirada estaba clavada en mí, no dejaba de mirarme , estaba mudo, cuando me quedaban dos escalones por bajar me detuve y le pregunte
“¿Te gusta mi vestido nuevo?” al tiempo que me daba vuelta para que lo viera completo
“Me encanta muñeca, te ves divina”
“Gracias mi amor me encanto mi regalo, esta precioso “ al tiempo en que me colgaba a su cuello y lo bese
“De nada mi amor, que bueno que te gusto, y la que se ve preciosa eres tú, que bárbaro que suertudo soy de poder andar con una belleza así del brazo, anda vámonos yendo que vamos a perder la reserva”
“¿A que restaurante vamos amor?”
“Es otra sorpresa, y vete acostumbrando por que hoy vas a tener muchas más” subimos al auto y tomamos camino, llegamos al único restaurante giratorio de la ciudad, que resultó ser el más grande del mundo, está en el piso 45 del WTC, disfrutando de la vista que nos ofrecía de la ciudad, acompañamos la exquisita cena con un buen vino y sobretodo una amena platica, la música del piano de fondo, de verdad fue muy romántico, al terminar partimos rumbo a casa, por el camino Paulo me dijo que teníamos que checar las propuestas por que tenía que dar una respuesta a la brevedad, al llegar a casa fuimos directamente al despacho, Paulo saco los folios que le habían enviado de las propuestas, las analizamos profundamente, checamos todo en base a nuestras prioridades, yo le repetí a Paulo que lo único que le pedía era que pensara en nosotros como familia, y en su bienestar personal, que a mayor responsabilidad menor tiempo para él y para nosotros, hicimos una lista con las cosas buenas y malas de cada propuesta, quedamos entre dos, una era la propuesta de Gastón y la otra la dirección general de la clínica en España.
“Bueno mi amor ya esta mas fácil, ahora solo tienes que declinarte por alguna de las dos”
“Muñeca las dos me llaman mucho, en una seria el director de la clínica, pero la otra sería una gran experiencia, tendría menos responsabilidad y podría seguir atendiendo a mis pacientes, aunque todos serian nuevos, no perdería la práctica, no sé que hacer” dijo acariciándose la cabeza.
“En cual crees tú que está tu felicidad, en la que vas a dar más de ti, la que te llena mas”
“En Buenos Aires mi amor, esa propuesta me encanta por el hecho de que me contactaron sin siquiera conocerme, me llama mucho la atención, es una ciudad preciosa, podríamos vivir ahí felices, lo único que me frena son los chicos, recuerdas que tu y yo un día hablamos de que cuando tuviéramos chicos íbamos a parar con los cambios de residencia para darles estabilidad?”
“Si mi amor lo recuerdo, pero los chicos no son un problema, aun son pequeños , a esta edad es fácil que se acostumbren a los cambios de residencia si están acompañados de nosotros, si te ven feliz a ti en tu trabajo y pueden compartir contigo no les importara”
“Pero a ti mi amor, no te importaría volver a dejar todo y empezar de nuevo en una ciudad que ni conoces”
“Ya te dije que a donde tu vayas yo voy, no me importa nada más que estar contigo y con los chicos”
“Y a mí con ustedes, son mi mayor tesoro , los amo y lo sabes”
“Y nosotros te amamos a ti” “!Al fin se me va a hacer conocer Buenos Aires y no va a ser un viaje corto, vamos a vivir ahí!!!” dije emocionada
“Gracias mi amor, y vamos a conocer mucho más que Buenos Aires te lo prometo” se acerco a mí y me beso.
“Bueno mi amor yo creo que esto tenemos que celebrarlo, voy por una botella de champagne para festejar” fui a la cocina por la botella y dos copas, jale a Paulo por la corbata, le plantee un beso en los labios y prácticamente lo arrastre por las escaleras para seguir el festejo en la habitación.

Queridos nos vemos pronto en Buenos Aires!!! Voy a necesitar de su ayuda para podernos instalar lo más pronto posible, dependiendo de la urgencia de Gastón por tenerlo allá dependerá si vamos a Boston o no , por favor avísame si sigo buscando casa para el verano o ya no .
Estoy super emocionada!!!!!!

Gastón -

Sí, sí me puedo quejar! ya se que no sirve de nada porque vos tenés tus planes pero por lo menos me descargo.

Me voy porque estoy muy atareado con la presentación para la inspección, dentro de la que tengo que incluir los jefes de servicio que faltaban (Y sigo sin saber de Paulo!)

Ojalá te apiades de mí y cuando vuelva a entrar a la noche encuentre la decisión. De todos modos, te cuento que me alegro de que a Paulo le haya causado buena impresión la propuesta y menos mal que la vitamina le dolió menos (ya me contarás cómo lo consolaste a la noche, Silvia te dio buenas ideas); no creo que Simón nos deje usar esa artimaña...

Por si te sirve saberlo, aquí también hay una ciudad de los niños a pocos kilómetros de la ciudad.

Ana Paula -

Al día siguiente me desperté antes de que sonará el despertador, me levante de la cama y como todas las mañanas, me puse a hacer Yoga y meditación, nunca lo hago a esa hora por quemo me gusta que me interrumpan, aprovecho el tiempo que tengo cuando Paulo y Jerónimo ya salieron de casa y Sofí duerme la siesta, en eso estaba cuando Paulo se despertó, y se incorporo en la cama
“Muñeca que posición tan sugerente, ¿Por qué no haces yoga más seguido delante de mí?” dijo acabando con mi concentración, ya estaba por terminar así que no le hice caso y termine mi práctica ante su mirada.
“Porque me sacas de concentración, de verdad para mí esto es algo muy serio amor”
“Perdón mi amor, pero de verdad esas posiciones son geniales”
“Pues tu deberías de practicar Yoga conmigo todas las mañanas, veras como te sientes genial, te volverías mucho mas elástico y consciente de muchas cosas”
“No mi amor gracias, ya sabes que yo con el fútbol estoy muy bien”
“Bueno corazón me voy a dar una ducha para despertar a los chicos y arreglarlos para salir”
“Princesa quieres que los vaya despertando mientras tú te arreglas?”
“No mi amor gracias, tengo cosas que hacer antes , tu descansa un rato mas” mientras me dirigía al cuarto de baño, Me duche rápidamente, me arregle y volví a la habitación, Paulo estaba viendo el noticiero, me senté a su lado y le susurre al oído
“Mi amor ve aflojando la colita mientras preparo las vitaminas”
“No mi amor me las das a la noche, ahorita no por favor” dijo con cierto temor
“!No Paulo! Porque a la noche tenemos cosas que charlar, de una vez es mejor , sino vas a estar pensando todo el día en pinchazo”
“Pero ya te vas a ir, y no me vas a mimar después”
“Pero te mimo a la noche cuando llegues, lo prometo”
“No mejor todo junto a la noche”
“Mejor te pongo media ampolleta ahora y media a la noche , te parece, ayer tu me diste cuatro pinchazos al hilo y no me queje”
“Pero es que no sabes lo que duelen muñeca”
“Pero te han servido mucho, te prometo que no te va doler tanto esta vez, voy a preparar la jeringa, tu vete preparando, no tardó!” Salí de la habitación rumbo a la cocina, saque del freezer unos cubitos de hielo y los puse en un paño, volví a la habitación .
“Anda date vuelta y relaja bien la colita que no tenemos mucho tiempo, si quieres algo de consuelo tenemos que terminar rapidito” se volteo rápidamente, le baje el bóxer hasta el comienzo de los muslos, seleccione el lugar a pinchar y le puse mientras preparaba la jeringa el paño con los hielos, lo retire, desinfecte y lo pinche , comencé a inocular la sustancia lentamente, se quejo la mitad que la vez pasada, retire la aguja y volví a desinfectar, le masaje un poco el cachete y volví a ponerle el hielo, le pedí que se quedara un rato así mientras yo alistaba a los chicos. Media hora más tarde cuando los chicos ya estaban listos y desayunados, los deje mirando televisión y volví a la habitación, Paulo seguía en la misma posición, le quite el paño con los hielos, le bese el lugar pinchado, se dio vuelta y empezó a acariciar mi cuerpo, cuando estaba por sacarme la ropa, llamaron a la puerta, era María que venía a buscarnos, le di un beso a Paulo en el pene y Salí corriendo de la habitación. No iba en la puerta de la casa cuando recibí un mensaje de Paulo, diciéndome que me preparará para la noche por que lo había dejado muy caliente.

Gastón no te podes quejar de a poco pero cada vez te voy acercando más a la decisión.
Saludos

Ana Paula -

Querido Gastón: Tu duerme tranquilo, que mas da esperar un poco, si no tuvieras contacto conmigo te enterarías de la decisión hasta el viernes, que fue la fecha que te dio Paulo para decirte su respuesta , yo solo le estoy poniendo algo de emoción al asunto , prometo contarte mañana que paso después. Agradezco el gesto de Clau, en caso de que Paulo acepte tu propuesta, si voy a necesitar de su ayuda.

Gastón -

Ufa! Ufa! y Re-ufa! Cuándo me vas a dejar dormir tranquilo sabiendo la decisión que tomaron? No es lindo lo que me estás haciendo.
Te adelanto que le conté a Claudia que existía la posibilidad de que contratara un médico extranjero como jefe de un servicio en la clínica y espontáneamente se ofreció a yudarte a buscar casa y colegio para los chicos si decidían venir. Ojalá le den la oportunidad.

Ana Paula -

Querido Simón: Espero no arrepentirme!, de quien relatará el encuentro estoy dispuesta a esperar. En verdad utilizar algún elemento en la cama, ayuda a no caer en la monotonía, tal vez puedas darte una vuelta por la sex shop , igual encuentras algo interesante, ojalá que mis consejos te sirvan, yo los he probado y me han funcionado a la perfección. Y dale a mandar mensajes, que no pueda estar un segundo sin pensar en ti!!!
Por favor cuéntanos las reacciones de Sil ¡!!

Querido Gastón: Aquí te dejo un adelanto del regreso de Paulo, por favor todavía no busques a nadie para el servicio y te recomiendo que guardes esa botella de champagne para descorcharla cuando vayamos Paulo y yo , ya sea a vivir o al casamiento de Simón, seria genial disfrutarla juntos los 6.


Cuando ya Paulo se había quedado dormido a mi lado, nos despertaron los gritos de Sofí, sin decir palabra, salimos los dos corriendo para ver que sucedía, encontramos a la nena llorando paradita en la cuna, había soñado con la bruja del cuento que les había contado Paulo antes de acostarlos, la tome en brazos y me dedique a tranquilizarla mientras Paulo nos miraba desde el sofá, cuando cayó dormida de nuevo la deje en la cuna y salimos rumbo a la habitación, nada más llegar a puerta Paulo me tomo en brazos y me deposito en la cama, y se acomodo junto a mi .
“Mi amor cuéntame ¿cómo te fue con el director de la clínica? ¿Te gustó la clínica? ¿Qué has pensado en hacer? “acerco su mano a mi boca, para hacerme callar
“Preciosa vamos de a poco, si sigues preguntando no te voy a poder contar nada”
“Bueno me callo pero cuéntame!!!” mientras me sentaba en la cama frente a él, quería saberlo todo, estaba muy emocionada y el mucho mas.
“Si mi amor no comas ansias, te cuento, el director de la clínica es un gran tipo, muy profesional, sabe lo que quiere, tiene un gran don de mando, yo de principio me porte muy serio, quería dar una buena impresión, no sabes lo que se sorprendió de mi edad, dijo que era muy joven pero que estaba muy bien preparado, antes de darme el recorrido por la clínica charlamos en su consultorio mientras tomábamos café , pero no sabes lo que fue disimular el dolor del cachete por las vitaminas, no sabía qué hacer me urgía levantarme del asiento, pero él me seguía contando cosas, yo miraba alrededor hasta que vi un bonito portarretratos en una de las bibliotecas, me levante y me acerque a mirar la fotografía, era una bella imagen de su familia, tiene dos chicos muy guapos y su mujer es muy bella, ya después de eso me dio el recorrido por la clínica”
“Y que mas canútame todo” dije ansiosa
“Pues nada mas mi amor, que mas quieres saber”
“No sé , ¿ Que más te dijo? ,¿Te gusto Buenos Aires para ir a vivir ahí?, Té interesa la propuesta?, anda no seas parco y cuéntame”
“Pues nada más me repitió la propuesta, me aclaro algunas dudas que tenia, la propuesta es bastante atrayente, me gustaría mucho la experiencia de poder ejercer allá, la ciudad es preciosa, estoy seguro que te encantaría” “Gastón, el director, me propuso que en caso de irnos para allá, podría unirme a su equipo de futbol, juegan todos los jueves, me pareció un gran gesto de su parte, seria genial por que así seria más fácil integrarnos al grupo de amigos, su mujer parece encantadora, ella tal vez te pueda ayudar en lo que necesites allá”
“¿Entonces me estás diciendo que nos vamos a vivir a Buenos Aires?”Dije sorprendida
“No, preciosa todavía no decidimos nada, tú no has visto las otras propuestas, esto es algo que tenemos que decidir los dos, solo te digo que me encantaría ir a ejercer a Buenos Aires, es una muy buena oportunidad, es todo”
“Bueno mi amor, tu sabes que nosotros vamos a donde tu vayas, si quieres ir a Buenos Aires, ahí estaremos los chicos y yo a tu lado, tu sabes que es lo mejor para tu carrera y para nosotros como familia”
“Gracias mi amor por ser así, desde que te conozco me has seguido a donde voy, dejando tu tierra y a tu familia por mí, haz sacrificado tu carrera y tu profesión por ir conmigo, en verdad mil gracias, por eso te amo cada segundo mas”
“Ya mi amor no te pongas melancólico, si voy contigo a dónde vas es porque te amo con locura, yo decidí algún día estar contigo hasta el día que me muera y así va a ser, entendido?”
“Si mi amor, pero por favor mañana hablamos de las propuestas quiero checarlas contigo, necesito saber tu opinión”
“Está bien amor, mañana a la noche las revisamos y tomamos la decisión, ahora vamos a dormir que yo mañana voy a ir con Ana y los chicos a la ciudad de los niños, porque en el colegio organizaron un mundialito , y a los del jardín los van a tener todo el día en el sol viendo los partidos de los mayores, entonces decidimos que no fueran, quedo de pasar a buscarnos a las 9, vamos todos, los chicos se lo van a pasar genial, ya sabes tú como les gusta ese lugar”
“Si mi amor, pero de dormir nada, ya dormiste bastante flojita, me muero de ganas de hacerte el amor, no sabes cómo te extrañe”
“Y yo a ti tontito te extrañe muchísimo, no me gusta dormir sola”
“Ya se mi amor a mi tampoco, pero dime ¿quieres que te haga el amor o no?”
“Paulo eso no se pregunta se hace y ya” me tiro en la cama y se coloco sobre mí, nos besamos apasionadamente e hicimos el amor despacio enfocándonos a prolongar al máximo el placer que estábamos experimentando , llegamos juntos al orgasmo y nos quedamos dormidos abrazados.

Hasta aquí lo dejo, espero mañana tener tiempo de redactar la continuación

Simón -

Querida Ana Paula: te agradezco el gesto honorable y no te vas a arrepentir. Te diría que, como aún falta cierto tiempo para el cumplimineto de la prenda, no nos adelantemos a decir quien relatará el hecho; una cosa es lo que sentís ahora en medio de la sorpresa y a lo mejor es otra cuando se haga efectivo el encuentro.
En cuanto al uso de algún elemento, no se me había ocurrido y creo que puede funcionar porque, salvo la vez que probamos con la bola china, nunca usamos nada más. Yo sabía que tu mirada de mujer me iba a ayudar mucho. Ya me pongo a mandarle a Silvia mensajitos provocativos hasta mi regreso.

Ana Paula -

Querido Simón: No te equivocas al pensar que mi inquietud se debe a que aún no nos conocemos tanto, también estoy segura de que eres un caballero y nunca me faltarías al respeto, también te confieso que no acostumbro dejarme inyectar por alguien más que no sea Paulo, a menos que sea estrictamente necesario, pero también me considero una persona de palabra, si decidí aceptar la prenda, la voy a cumplir, solo te pido, tal vez un poco de paciencia y que seas tú el que relate el encuentro en cuanto se dé, porque no me creo capaz de poder hacerlo. Agradezco infinitamente tu propuesta de deponer, pero tratare de ser valiente y llevar la prenda a cabo. También agradezco lo que comentaste acerca de mis relatos siempre la retroalimentación alienta a seguir adelante, y te aseguro que vas a formar con Silvia una familia bellísima.
Respecto de las sugerencias para sorprender a Sil, porque no le mandas mensajes sensuales todo el día, así cuando llegues a casa ella estará a punto de explotar , pero tu tendrás que mantener la calma y no sucumbir a sus encantos, dedícate a descubrir otros lugares sensibles en su cuerpo, ya sea con la lengua o con las manos, despacio ,sin prisas, dale todo el tiempo que necesite y pídele que te diga que siente y si le gusta, pero no la penetres haz que llegue al orgasmo solo sintiendo tu boca y tus manos trabajando en su cuerpo, también puedes usar alguna pluma, cubitos de hielo, etc. Paulo lo ha hecho conmigo y de verdad me vuelve loca de placer. Sentir que es ella lo más importante para ti en ese momento, y que estas delegando tu placer por dárselo a ella los va a unir más.

Querido Gastón: No nos queda más que relajar la cola, espero que después del encuentro tanto Clau como Paulo nos den un buen consuelo!!!

De verdad no he tenido tiempo de redactar el regreso de Paulo, en eso estoy, en un rato subo aunque sea un avance, tenme un poco de paciencia.

Simón -

Querida Ana Paula: la verdad es que no me imaginé que fuera a inquietarte tanto la prenda. Espero no equivocarme al pensar que sólo se debe a que aún no nos conocemos tanto.
Soy un caballero y te prometo total seriedad y mi más absoluto respeto. La intención no es hacerte pasar un mal rato; más bien quiero generarte sensaciones que puedas volcar a tu intimidad con Paulo.
Si aún así no podés controlar la inquietud que te produce la situación, depongo gentilmente mi derecho de hacerte cumplir la prenda.

Gastón -

Querido Simón: linda sorpresa nos diste! Es verdad que la prenda era bien posible de cumplir, sólo que algo desagradable... pero cumpliremos porque tenemos palabra.
Ya veremos cómo resolvemos lo de explicarle a Paulo nuestro encuentro a solas, no te preocupes Ana Paula.
Por otro lado, querida, no te demores en el relato porque ya no puedo más; debo saber si descorcho un champagne en honor a ustedes o me pongo desesperadamente a buscar otro jefe para mi servicio. Como la decisión ya está tomada me atrevo a decir que mi más fervoroso deseo es que vengan para acá.
Empecemos a relajar las nalgas porque según dicen Paulo y Simón, nos van a quedar bien doloridas. Menos mal que es la mitad de la dosis para cada uno!

Ana Paula -

Querido Simón:
Nunca imaginé que la prenda a cumplir, viera involucradas a mis nalgas expuestas ante ti para recibir un pinchazo, y menos aun que te vengaras a nombre de Paulo por las “potentes” vitaminas que le estoy dando, recuerda que a ti te las indico Gastón bajo tu petición, pero como buena perdedora que soy acepto la prenda, solo piensa que excusa le voy a dar a Paulo para reunirme con ustedes a solas.
Espero tener tiempo al rato para seguir contando el regreso de Paulo, les adelanto que ya tomamos una decisión, nos costó mucho trabajo pero después de darle mil vueltas al asunto ya sabemos que va a ser de nuestras vidas en breve.

Simón -

Queridos amigos: me alegra que sean tan buenos competidores y hayan aceptado con honor cumplir la prenda que les corresponde. Sin embargo, y considerando la prenda que enseguida les contaré, creo que puedo aceptar la solicitud de Gastón de cumplir la mitad cada uno.
Lo que se me ocurrió es que, cuando Ana Paula venga a Buenos Aires (cosa que doy por descontada, ya sea que Paulo acepte la propuesta de Gastón o no, en cuyo caso encontrar la forma de venir sólo para mi casamiento formará parte de la prenda; aunque prefiero que acepten la propuesta de Gastón) nos juntemos los tres y, presentándome sus nalgas dispuestas y relajadas, reciban de mis propias y amorosas manos una dosis (que en este caso sería la mitad cada uno) de la famosa "vitamina potente" que ambos disfrutaron tanto de indicar a un tercero, a saber: Paulo y yo.
Por otra parte, querida Ana Paula, me siento en deuda con vos. Por los motivos laborales que ya conocés tengo bastante poco tiempo y he escatimado en demasía los comentarios hacia tus relatos. Debo decirte que me encantan, que son a la vez calientes y tiernos, como es la relación que tienen vos y Paulo. Tienen una familia hermosa, como la que espero fundar con Silvia en breve. Por favor, te pido desde tu óptica femenina, sugerencias para sorprender a Sil.

No demoren en responder si aceptan cumplir la prenda; no se pueden quejar, es bastante simple. El trabajo lo haré todo yo.

Martha Rita -

Yo soy lectora habitual, prefiero escuchar que hablar pero tal vez en alguna ocasión les participe una experiencia íntima. Tengo 34 años, me considero y me consideran bastante guapa y estoy enamorada del amor, me encanta conocer chicos pero no hablo con ellos de inyecciones, el gusto y el morbo por estas es mi secreto. No me asusta que me inyecten, lo disfruto mucho. Al sentirme acostada para recibir un piquete en las nalgas llego muchas veces al orgasmo. Creo que todos ustedes sienten lo mismo y gracias por compartir sus experiencias, yo espero que Carlónimo vuelva pronto porque tiene una sensibilidad y una técnica únicas, cuando relata transmite su gran riqueza de sentimientos. Con perdón de Moni, me encantaría inyectarlo a él alguna vez y que él me inyectara a mí.

Gastón -

Hermano: tu mujer es sorprendente. De momento no se me ocurre nada pero, efectivamente, vas a tener que pensar algo interesante.
Desde luego, acepto cumplir la prenda aunque considerando que ambos acertamos la mitad del consuelo deberíamos hacer la mitad de la prenda cada uno; por supueso, eso depende de cual sea la prenda. Escuchamos atentos...

Ana Paula -

Querido Simón: Que buen consuelo te dio Silvia,pero como ninguno de los dos acertó , es justo que cumplamos con la prenda, por lo menos yo acepto hacerlo asi que por favor dime que es lo que tengo que hacer.

Simón -

Estimada Martha Rita: bienvenida y gracias por las felicitaciones. Todos extrañamos la poesía de Carlónimo pero como nada se logra llorando sobre la leche derramada, te invito a que escribas algo para que entre todos podamos pasar mejor su ausencia.

Ana Paula y Gastón: ¿Ya leyeron mi respuesta? Cuando quieran estoy dispuesto a decirles lo que pensé como prenda.

Martha Rita -

Felicidades Gastón, Simón, Ana Paula, Jose, son buenos sus relatos y el diálogo pero cómo se extraña a Carlónimo!!! su “poesía en prosa”.

Simón -

Mis queridos amigos: lejos de mi intención hacerlos sufrir per tuve algunas complicaciones laborales que me hicieron difícil entrar al blog.

Vamos con el veredicto: ninguno de los dos llegó a imaginar el consuelo que me dio mi querida Silvia. Quizá entre los dos podrían haber hecho uno, pero qué se le va a hacer!

Para empezar, estaba un poco molesta porque le había dicho que prefería a Eulogia, así que mientras me pinchaba me dijo “Ahora vas a saber lo que es necesitar consuelo!” Y mejor no les cuento lo que sentí cuando me metió todo el líquido de un solo empujón del émbolo.
“Ay! Silvia!”
“Dolió, Simón? Pobrecito! Pero no te preocupes que ahora viene el consuelo…” Me hizo dar vuelta y cuando apoyé la nalga pinchada grité de dolor.
“Silvia! Qué pensás hacer?!”
“Shhh! Silencio. Que necesito concentración!”
Me hizo flexionar y separar un poco las piernas y mientras tomaba mi pene con la mano derecha y se lo introducía en la boca, me ponía el dedo mayor de la mano izquierda dentro del ano y llegaba hasta mi próstata.
Les juro que la combinación me dejó momentáneamente sin respiración. Chupaba y masajeaba al mismo tiempo y yo no sabía cómo hacer para detener la erupción; deseaba que ese momento se prolongara lo máximo posible. Me llevó a un nivel de excitación tal que casi podía escuchar cómo mi corazón latía desbocado; creí que me iba a dar un ataque.
Cuando estaba por eyacular Silvia masajeó con intensidad con su mano mi miembro y se rió al ver la altura que alcanzó el chorro de semen.
Cuando recuperé el aliento volví a ponerme boca abajo y le dije “Sil, me dolió muchísimo la cola!”
Ella, mientras me la acariciaba, respondió “Había que justificar semejante consuelo, no te parece?”
Estaba extenuado y debía salir en 15 minutos, pero quería que ella también disfrutara. La abracé y la tiré sobre la cama empezando a acariciar sus lugares más sensibles. Ella se apartó de mí y me dijo “Es tarde y no quiero apuro. Pensá algo bueno para hacerme cuando vuelvas!”
Así que, como verán, estoy en condiciones de decir que ambos merecen la prenda. Cuando estén dispuestos a escuchar de qué se trata… me avisan. De todos modos, les pido que me den una ayudita; necesito ideas para sorprender a Silvia. Después del consuelo que me dio no se va a conformar con cualquier cosa.


Gastón -

Yo tranquilo, pero todo el mundo me tiene en ascuas!

Es verdad que Claudia me hizo una jugarreta para ver cómo me pinchaban pero también lo hizo por sus celos. Temo que en cualquier momento se empiece a hacer problema por eso...

Simóóóón! Dale de una vez!

Ana Paula -

Querido Gastón: Al igual que tu estoy esperando con ansias a Simón, que parece que disfruta haciéndonos sufrir!!
Gracias por terminar de una vez de contar lo que paso en su escapada, y por acordarte de los consejos que te di y ponerlos en práctica ¿verdad que funciona?, también lamento mucho que hayas tenido que callar tu dolor para no alterar a Clau, pero por otro lado te confieso que fue una jugada impresionante la de Claudia al pedirte que la ultima inyección te la dieran en la clínica, si bien es cierto que no le gusta verte sufrir , ni hacerte doler, también lo hizo para poder disfrutar ella, y vaya que si lo disfruto, la reacción que tuvo lo dijo todo!!
¡Me da mucho gusto que disfrutaran tanto estar juntos estos días! Respecto de lo de Paulo tu tranquilo, te voy a ir contando, nada mas dame un poco de tiempo, espero poder subir algo en un rato.

Gastón -

Querida Ana Paula: Lo lamento, yo se que estabas esperando a Simón (yo también, no se por qué no aparece) pero aparecí yo.

Me alegro de que te haya ido bien con el proyecto y también de que no hayas sufrido tanto con las vacunas y el hierro; lástima que te dormiste, aunque supongo que en algún momento te habrás despertado y Paulo habrá logrado descargar toda la tensión del viaje. Desde luego, espero que me cuentes cómo siguieron las cosas porque aquello de que pasaron muchas cosas me dejó intrigado.

Acá te cuento todo lo que pasó en el final de la escapada; también fueron muchas cosas pero decidí contarlas de una vez para que no sigas recriminándome que lo hago con cuentagotas.


A medida que fue haciendo efecto el corticoide, me dormí. En parte porque el mismo medicamente produce somnolencia y en parte, por la disminución de la molestia.
Cuando me desperté vi a Claudia sentada en el sillón que hay en el rincón del dormitorio, mirándome fijamente. Me había cubierto con la sábana. Cuando vio que me despertaba, se puso en estado de alerta.
“Cómo estás Gastón? Cómo te sentís?”
Levanté la sábana y me miré el cuerpo. Las ronchas prácticamente habían desaparecido; sin embargo, necesitaría continuar el tratamiento.
“Bien, mi vida. MirᔠY retiré la sábana. Seguía desnudo y esperaba que eso la provocara. Pero me miró de una manera completamente neutra.
“Menos mal!”
“Vení, que te prometí un abrazo!” le dije palmeando su lado de la cama.
Se recostó a mi lado y acurrucándose apoyó su cabeza sobre mi pecho. Y comenzó a llorar. La estreché más y acariciándole la cara le pregunté “Qué pasa, amor? No seguirás con la pavada de que fue tu culpa, no?”
Negó con la cabeza sin dejar de llorar.
Me acordé de lo que me había dicho Ana Paula acerca de la paciencia y me armé de ella.
“Preciosa, decime qué pasa…”
“Te quiero!”
“Pero eso no es para llorar!”
“Sí!” se incorporó un poco apoyándose sobre un codo. “Si! Porque no se qué haría si te pasara algo… verte mal me asustó mucho…”
“Mi cielo, nunca estuve mal. No era nada serio… solamente era molesto. Pero no me podía pasar nada!”
“Pero yo estoy acostumbrada a que me cuides, no a tener que cuidarte y me dio una sensación de inseguridad…!”
Estaba angustiadísima, no podía parar de llorar y no poder calmarla me estaba angustiando a mí.
“Mi cielo, te entiendo perfectamente porque es lo que me pasa a mí cuando vos te enfermás. Entendés por qué estaba tan mal cuando te enfermaste y vos querías que yo te atienda? Sentía que no podía pensar con claridad porque las emociones no me dejaban…”
Se secó las lágrimas y se volvió a apoyar sobre mi pecho. Ya no lloraba pero seguía hipando angustiada.
“Tranquilizate, no me pasa nada. No me pasa nada más que un poquito de dolor en la cola...”
Y se puso a llorar de nuevo!
“No, mi amor! Era un chiste, por favor! Preciosa, últimamente estás demasiado sensible. Te hacés problema por cosas que no son un problema. Por qué no disfrutás de las cosas lindas que nos pasan, en lugar de amargarte por nada?”
“No sé qué me pasa… Yo sé que tenés razón, pero no puedo evitar ponerme mal por todo…”
“Si te sirve de algo, te amo!”y girando un poco mi cuerpo la besé. “Tengo muchas ganas de hacerte el amor, querés?”
Asintió con la cabeza mientras le caían las lágrimas nuevamente.
Empecé a desabrocharle lentamente el pantalón, le saqué el pulóver rosado, pasé mis manos por debajo del corpiño y sin retirárselo le masajeé los pechos. Luego mantuve una mano en sus pechos mientras metía la otra por debajo de su bombacha y le acariciaba el clítoris.
“Relajate… disfrutalo… te amo…” y seguí así hasta que pudo empezar a entregarse. Le saqué lo que le quedaba de ropa y acostándome sobre ella le dije al oído “te voy a llenar y quiero que seas feliz” e introduje mi pene con suavidad dentro de ella. Me moví lentamente sin dejar de besarla hasta que ella comenzó a acompañar mis movimientos. Intensificamos la acción y llegamos al orgasmo, yo calmadamente, ella con un grito que me pareció liberador.
Dormitamos un rato y luego me levanté a preparar la jeringa de mi segunda dosis de corticoide. Se la ofrecí mientras me acostaba boca abajo.
“No, Gastón! No te quiero pinchar otra vez. Te va a doler y no quiero!”
“Mi vida, yo te entiendo pero hace falta que lo hagas. Si me la tengo que poner yo mismo, es peor…”
Suspiró y se convenció de que debía hacerlo. Me desinfectó y me preparé para lo que seguía. Por supuesto, fue igual de malo que la noche anterior e, igual que la noche anterior, me contuve de quejarme por Claudia. Cuando terminó me besó mucho la nalga pinchada y al rato nos volvimos a abrazar y nos quedamos dormidos.
Nos despertamos cerca del mediodía del domingo. Cuando abrí los ojos y vi la hora que era le pregunté a Claudia qué quería que hiciéramos. Me respondió “Si te parece, comemos algo y vamos volviendo… ya extraño a los chicos…”
“Cómo te sentís?”
“Mucho mejor, Gastón. Gracias por la paciencia que me tenés”
“No es paciencia, preciosa, es amor”
Nos levantamos e hicimos algo intermedio entre un desayuno y un almuerzo y nos pusimos a preparar las cosas para partir de regreso.
Antes de salir le dije “Clau, me tenés que poner la última dosis, por favor”
“Ay! No, Gastón! Por favor! No me hagas pincharte otra vez con eso!”
“Pero, mi cielo, tengo que terminar el tratamiento!”
“Bueno, cuando llegamos, de paso a casa pasamos por la clínica y le pedís que te la ponga a una de las enfermeras de la guardia. Por favor!”
Ninguna gracia me hizo la propuesta pero no quería violentarla, así que acepté.
El viaje de vuelta fue tranquilo; seguimos conversando de nosotros y de nuestra vida y sentí que en este fin de semana afianzamos nuestro deseo de permanecer juntos, por lo que mi propuesta de renovación de votos tuvo pleno sentido.
Cuando llegamos a la ciudad pasamos primero por casa a dejar al gato que ya se estaba rebelando contra permanecer tranquilo en la caja. Estábamos ansiosos por ver la reacción de los chicos.
De camino a lo de Silvia y Simón pasamos por la clínica. Detuve el auto y le dije a Claudia
“Esperame 5 minutos, me hago pinchar y vuelvo”
“Ni loca me pierdo el pinchazo! Voy con vos!”
“Pero tengo que estacionar bien el auto…”
“Estacionalo bien! Yo bajo con vos!” Esa es la actitud “cláudica” que me gusta.
Y así fue. Cuando entré en la guardia la empleada me miró sorprendida “Doctor! Qué lo trae por acá en domingo?”
“Necesito una enfermera, por favor”
“Ya le llamo a cualquiera que esté desocupada” Nos sentamos a esperar; había unas diez personas esperando ser vistas por un médico de guardia. Enseguida vino una de las enfermeras y me saludó.
Mirando la identificación que llevaba en el pecho le retribuí el saludo y le indiqué que fuéramos a un consultorio. Ya dentro, le entregué la ampolla y le dije que necesitaba que me la ponga.
“UY! Doctor! Ya sabe que duele un poco, no?”
“sí, sí, querida, no se preocupe. Ya me puse dos”
Miré de soslayo a Claudia que buscaba ponerse en una posición que le permitiera ver la escena cómodamente.
Me desabroché el pantalón y me acosté en la camilla esperando la tortura pero pensando en el efecto que iba a tener en Claudia.
La enfermera me bajó apenas la ropa y me dijo: “Doctor, quien le puso las anteriores?”
Claudia se apuró a responder que había sido ella. La enfermera le sonrió y le dijo “Felicitaciones! Una obra maestra, ni marca le quedó!”
Luego, palmeándome suavemente la región superior del glúteo me clavó la aguja y empezó a meter el líquido. Imagínense que no quedaría bien el director de la clínica quejándose por un pinchazo, así que otra vez me callé la boca.
Me sentí aliviado cuando finalizó, le agradecí y me acordé del comentario de Martha sobre cuántas mujeres en la clínica deseaban ver mi culo. Seguramente al día siguiente esto sería un comentario generalizado.
Cuando salimos vi que la cantidad de gente en la sala de espera no había disminuido y me acerqué a la recepcionista. “Digame, Ana, están atendiendo todos los médicos de guardia en este momento?”
Ella titubeó y me respondió “No, doctor”
“Los llama, por favor. En 15 minutos quiero a toda esta gente atendida.”
Se puso inmediatamente a enviar radiollamadas a los que estaban descansando mientras nosotros salíamos.
Claudia se mantuvo en silencio hasta que entramos en el auto. Cuando me senté, despacito porque el culo me dolía lo indecible, Claudia acotó “Qué respetuosa la enfermera, eh? Casi no te bajó la ropa”
La miré anonadado y al segundo me empecé a reir.
“De qué te reís?”
“Bajaste para ver si la enfermera se tiraba un lance conmigo?”
Se puso colorada como un tomate, no me había equivocado. “Vos crees que no me imagino que las empleadas están todas tratando de congraciarse con el director?”
“Lo que tendrías que imaginarte, también, es que el director no les responde las insinuaciones. No te parece? O no conocés mucho al director?”
Carraspeó tratando de darse un poco de tiempo para contestar.
“Los chicos nos estarán extrañando mucho?”
La miré sin responder, un poco desorientado por el cambio de tema, y porque no sabía por dónde venía el asunto y temía que si le decía lo que pensaba, que los chicos ni se acordaron de nosotros en la casa de los tíos, se iba a hacer otro problema con eso.
“Por qué me lo preguntás?”
“No, porque pensaba que si están bien y no nos extrañan demasiado podemos tardar un ratito más”
“Para?”
“Para volver a pasar por casa un ratito y coger”
Sin decir palabra, di vuelta en la esquina y retomé el camino a casa.
“Estoy caliente, Gastón. Podés apurar un poquito?”
“Mejor, mi cielo, juntá calentura. Ya vamos llegando…”
Dejé el auto en la corredera del garaje y entramos apurados. No llegamos al dormitorio, nos desvestimos en el living y nos tiramos en el sillón. Mientras le besaba el cuello y los pechos le pregunté “Qué querés?”
“Lengua!” gritó
“Mmmm… cómo te gusta eso!” y me apliqué a pasarle la lengua por cada centímetro del cuerpo. Desde luego me detuve en el clítoris hasta que susurró, casi sin aliento, que estaba por terminar.
“No te contengas, rubia!” Mientras ella acababa yo seguía estimulándola de manera que mantuvo el orgasmo o tuvo varios, no sé, durante casi 5 minutos. Como siempre le ha sucedido en estas situaciones extremas, se desvaneció durante unos segundos, de los que volvió sonriente y relajada.
Cuando se recuperó me puso a mí sobre el sillón y me dijo “Ahora te toca, preparate!”
Y ella también me hizo un oral maravilloso, que terminó con una explosión muy placentera.
Nos duchamos y salimos, ahora sí, a buscar a los chicos. Cenamos con Silvia y Simón y cuando íbamos en el auto a casa le dijimos a los chicos que había una sorpresa esperándolos. Nos volvieron locos preguntando qué era hasta que llegamos.
Cuando vieron el gato! Gritos, saltos, estrujamientos de los cuales tuvimos que salvar al pobre felino. Ya les explicamos que a los gatos no les gusta la cosa brusca; todos nos iremos acostumbrando al nuevo integrante. El tema fue ponerle nombre. Se barajaron mil. Finalmente le quedó uno que propuso mi hijo más chico, que está completamente consustanciado con el inglés que está empezando a aprender en el jardín, y que nos resultó gracioso: CAT.
De todos modos, al día siguiente fui al veterinario y Cat resultó ser Cata, y así quedó.

Ana Paula -

Querido Gastón: ¡Felicidades por el día del padre! No sabía que allá se celebrara el mismo día, no hay nada mejor que los regalos que hacen los chicos para nosotros con tanto amor.
De la entrega del proyecto, la verdad fue bastante bien solo tengo que hacer unos ajustes para que puedan empezar ya con la obra.
Aquí te dejo la primera parte del regreso de Paulo, tal vez no es lo que quieres saber, pero han pasado muchas cosas desde que volvió:
Nada más aterrizar el avión Paulo me marco al móvil para avisarme que ya estaba en México, yo estaba atrapada en un embotellamiento debido a un accidente, así que acordamos que lo recogería a la salida del aeropuerto, cuando llegue a la puerta Paulo ya estaba esperándome, subió las bolsas al maletero y se sentó en el asiento del copiloto, se acerco para saludarme, nos besamos y abrazamos hasta que un policía toco a la ventanilla pidiéndome avanzar, tomamos rumbo hacia la casa, todo el trayecto Paulo no dejo de hablar de Buenos Aires, viene enamorado de sus calles y de su gente. Cuando llegamos a casa encontramos a los chicos despiertos, Laura por más que había hecho el intento de dormirlos no lo logro, los chicos corrieron a los brazos de Paulo, les platico del viaje y les entrego los regalos que les trajo, a Jera le trajo la playera de la selección Argentina y a la nena un vestido precioso, y para los dos trajo alfajores, dulce de leche , bombones y dulces, a esa hora los chicos querían comer todo lo que su padre les había traído, pero se los tuve que prohibir porque si no se hubieran dormido nunca, Paulo los tomo a los dos en brazos y los llevo a acostar, yo Salí a despedir a Laura a la puerta y me dijo que había dejado en el nevera unas vacunas que le había pedido Paulo, para una paciente que tenía que ver a primera hora de la mañana en su casa(obviamente esa paciente era yo ), que por favor le recordara de la cita y que lo esperaba a las 11 en el consultorio para seguir con la agenda que estaba bastante apretada por su ausencia, le agradecí y me fui a la habitación, le prepare a Paulo la bañera con agua caliente y unas gotas de esencia de lavanda para que se relajara, puse música ambiental , prendí algunas velas y le deje a mano una copa de vino, cuando llego Paulo a la habitación, yo estaba en el portátil checando unos correos que me habían enviado con correcciones para el proyecto, se acerco a mí , cerro el portátil y lo puso en la mesilla.
“Basta de trabajo amor ya es hora de que descanses, ponte el pijama mientras yo me doy una ducha” se dirigió al cuarto de baño, nada más abrir la puerta y ver el ambiente fue por mí a la cama y me pidió que lo acompañara a la bañera para aprovechar el tiempo para charlar, me desabrocho los jeans y me los saco dándome besos en todas las piernas, me saco la blusa y me quito el juego de lencería que llevaba puesto, me tomo en brazos ,me llevo a la bañera y me deposito dentro, el se saco la ropa y se metió en la bañera, apoyo la espalda en el borde, separo las piernas yo me acomode entre ellas, apoye mi cabeza en su pecho, el me rodeo con sus brazos y empezó a besar mi cuello y a susurrar en mi oído muchas cosas lindas, bebimos de la misma copa, nos cantamos al oído canciones románticas, me acaricio todo el cuerpo, cuando toco mi espalda yo me quite, tenía un dolor muy fuerte.
“Muñeca como no te va a doler estas hecha nudo, seguramente es por tantas horas frente al ordenador” me dio un masaje fantástico desde el comienzo de las nalgas hasta el cuello, cuidando de deshacer cualquier nudo, cuando el agua comenzó a enfriarse nos salimos, solo con una bata puesta nos fuimos a la habitación, Paulo salió diciendo que iba por un vaso con agua y por el cargador del móvil que había dejado en la maleta, yo me acosté, al poco entro Paulo en la habitación con las vacunas en la mano.
“¿Mi amor recuerdas lo que te dije en el aeropuerto?”
“Si mi amor me dijiste que te sentías fantástico con la vitaminas que te di”
“Eso es cierto, pero te dije que nada más llegar te iba a poner las vacunas y el hierro, así que prepárate”
“Pero mi amor, me vas a dejar la cola a la miseria, cuatro pinchazos en una noche es muchísimo, vamos a dividirlo en dos, por favor”
“No te preocupes bonita, son solo dos pinchazos en la colita, las otras te las pongo en el brazo, estás de acuerdo”
“Si mi amor, pero dime me van a doler mucho” dije con voz temerosa
“Preciosa tú ya sabes lo que duele el hierro, la de tétanos igual te arde un poquito, las otras dos no duelen nada, cuales quieres primero”
“Las que no duelen” me incorpore en la cama y Paulo me saco la bata ,me dio las dos vacunas, una en cada brazo sin provocar ninguna molestia, después me di vuelta y hundí la cabeza en la almohada, primero me puso la vacuna, sentí un poco de ardor pero nada grave, antes de darme el hierro me masajeo el cachete, me pincho sin ningún contratiempo, la verdad es que ya me voy acostumbrando al dolor, cuando termino de inocular la sustancia me beso cada lugar pinchado, me pidió que me quedara quieta un rato, me estuvo acariciando la cabeza y la espalda, estaba tan relajada por el baño y el masaje que me quede dormida.
Querido Simón: decidnos de una vez quien ganó, entiendo que sea feriado pero ya no puedo más con esta angustia!!!!!!!!!!!!!
Querida Jose: Cuídate por favor, ese cansancio no te va dejar nada bueno, lo del embarazo lo dije porque yo nada mas quedar en cinta me da un sueño terrible y unas nauseas que para que te platico, son solo los 3 primeros meses, y anda por favor cuéntanos que paso en esa escapada!!

Gastón -

Querida Ana Paula: ¿cómo te fue con la entrega del proyecto? Seguramente excelente; contame.
No puedo entrar más que en una escapadita porque aquí también ayer fue el día del padre y hoy es feriado porque es el día de la bandera, así que tengo a mis cachorros pegados a mí todo el tiempo. Hizo muchísimo frío pero fueron días espectaculares por lo que aprovechamos a salir a tomar aire; me regalaron cosas preciosas: Franco una carta escrita por él mismo con lo poquito que aprendió a escribir en lo que va de su primer grado y Facundo un portaretrato de cartón decorado con fideos pegados que hizo en el jardín de infantes.

Mañana mismo redacto el fin de la escapada; espero que Simón haga lo propio porque me carcomen los nervios. Y ni te cuento de la ansiedad por saber lo que pasó con Paulo cuando volvió de Buenos Aires.

Ana Paula -

Pero mientras tanto Gastón, tu podrías irnos relatando como termino esa escapada!!!!

Ana Paula -

Querido Gastón: solo nos queda esperar para ver que fue lo que sucedió con Silvia y Simón, del regreso de Paulo ya te contaré , ahora de momento en verdad tengo algo de exceso de trabajo , justo mañana tengo que entregar un proyecto y en México hoy es el dia del padre asi que no creo tener tiempo de redactar el relato, yo espero que mañana hacerlo para compartirlo con ustedes.

Simón, no tardes en contarnos que sucedio!!!

Gastón -

Es interesantísimo como el mismo estímulo nos produce a todos diferentes imágenes.
Lo que a mí se me ocurrió que había sucedido es que Silvia, aprovechando que lo tenía boca abajo y con la cola al aire, le hizo un masaje prostático de antología.
En fin, ya nos enteraremos.

Mientras tanto, Ana Paula, me vas contando algo de la llegada de Paulo y de las deliberaciones acerca de lo que harán?. Prometo que a cambio te cuento como siguió todo cuando me recuperé de la reacción alérgica.

Simón -

Veremos, veremos, después lo sabremos!

Ana Paula -

Querido Simón: En vista de que tanto Gastón como yo aceptamos la apuesta aquí va lo que yo pienso que paso, espero que Gastón no tarde mucho en escribir para que des el fallo lo más rápido posible.
Mucha suerte querido Gastón que gane el mejor!!!!
El consuelo que yo pienso que te dio Sil, fue que mientras inoculaba la sustancia te dio estimulación manual, después te dio vuelta y te hizo sexo oral y terminaron copulando.

Espero no haberme equivocado!!!!

Simón -

Maravilloso! Aquí estaré esperando.
No te preocupes, en el caso de que perdieras, te aseguro que podrás cumplir la prenda.

Ana Paula -

Querido Simón: Tal vez pueda parecer cobarde, pero no acostumbro hacer apuestas en las que no se cual es la prenda a cumplir, ya que no se si pueda cumplirla, pero esta vez voy a hacer una excepción y voy a confiar en tu sano juicio, y pondré todo de mi parte para en caso de perder cumplir con la prenda. ¡No pienso quedarme sin el relato!
Prometo subir lo de la apuesta mañana!!!

Simón -

Debería haber dicho algo más: por supuesto que estás en tu derecho de no participar de este pequeño juego que nos propuso Gastón, pero si no juegan, no tengo por qué contar cómo fue el consuelo que me dio Sil.

Simón -

Querida Ana Paula: finalmente voy tener que darle la razón a Gastón respecto de que sos un poquito cobarde... No se me va a ocurrir ninguna locura, no te preocupes; pero no voy a contar la prenda antes de saber las opciones de ustedes.

Ana Paula -

Querido Gastón:
¡Menudo susto le diste a la pobre de Claudia!
Mi conexión todavía no funciona muy bien así que no puedo subir ningún relato por el momento, con trabajos puedo leerlos, tratare de comentarlos para no perder comunicación, me han dicho que puede tardar 36 horas en restablecerse completamente el servidor así que mientras tanto iré relatando algo del regreso de Paulo, para subirlo en cuanto pueda, por favor espero leer mas relatos tuyos cuando pueda volver a entrar.
Querido Simón:
Antes de aceptar la apuesta necesito saber cuál es la prenda a cumplir, porque te confieso que tengo un poco de miedo a perder, Gastón lleva las de ganar, te conoce mucho mejor que yo.
Por favor que no se te ocurra una locura!!!!

Simón -

Querida Karito: por favor, contanos cómo estás de tu accidente (además de todo lo que tenés atrasado...)

Querida Jose: por favor, no nos hagas esperar demasiado para saber de cómo fue tu escapada con Alonso.

Mientras, yo estoy esperando las respuestas de Ana paula y Gastón para contar cómo fue aquel consuelo.

Gastón -

Sigue el sábado...

Luego de descansar unos minutos de la emoción del orgasmo, me metí en la bañera que Claudia me había preparado. Había puesto unas sales aromáticas preciosas que me ayudaron a relajarme aún más. Permanecí en el agua cerca de media hora y cuando ya estaba enfriándose salí, me sequé y fui a la cama, donde Claudia ya se había dormido.
Un rato más tarde me despertó una incomodidad enorme en todo el cuerpo. Más precisamente, picazón. Cuando me miré vi que estaba lleno de ronchas. La comezón era desesperante. Claudia se despertó y cuando me vio gritó asustada.
“Qué te pasa, Gastón?”
“No te asustes, Clau. Las sales me deben haber producido una reacción alérgica. Voy a necesitar que vayas a la farmacia.”
Ya vistiéndose me dijo “Sí, mi amor, te traigo lo que tengas que tomar”
“Me parece que no alcanza con tomar nada. Me vas a tener que pinchar. Traeme del auto un recetario, por favor.”
Corrió y en un minuto yo estaba autoprescribiéndome corticoides inyectables. Claudia se fue a la farmacia y yo me desvestí y me dí una ducha fría para aplacar un poco la picazón, que se estaba tornando insoportable.
Volvió a los 20 minutos y me encontró desnudo, porque no aguantaba ni el roce de la ropa, y caminando por la casa como un león enjaulado.
Ella estaba alteradísima y me preguntaba “Qué hago, qué hago?”
Fui hasta el dormitorio, seguido de cerca por ella, que seguía con la bolsita de la farmacia en la mano.
Me acosté boca abajo en la cama y le dije “poneme la primera dosis”
Ella preparó la jeringa y cuando se arrodilló en la cama junto a mí, me dijo “No puedo, Gastón...” La miré de costado, exasperado por el ardor en la piel y vi que le temblaban las manos.
“Cómo no vas a poder, cielo? Me pinchás cada dos por tres…”
“Es distinto! Una cosa es jugando y otra que estés enfermo!”
“Mi vida, necesito que me inyectes YA!. Vos podés!”
Seguía nerviosísima y así me limpió el cachete. Cuando me clavó la aguja, desde luego, lo hizo bien. Sin embargo, me pidió disculpas.
“Dale, mi amor. Vamos con el líquido…”
Cuando empezó a apretar el émbolo el dolor me atenazó el glúteo. Apreté los dientes, no quería quejarme para no mortificarla. Pero ella se dio cuenta de que me dolía. Detuvo la inyección.
“AY! Gastón! Te estoy lastimando, no puedo!”
“Clau!. Lo estás haciendo muy bien. Esto duele mucho y no tiene que ver con vos. Yo sé que duele, no te preocupes. Por favor! Seguí!”
Reanudó la aplicación y se reanudó el dolor. Finalmente terminó y logré relajarme. Me di vuelta lentamente, muy dolorido, y vi que seguía de rodillas junto a mí, con la jeringa en la mano. Le caían las lágrimas por las mejillas.
“Fue mi culpa! Si no te hubiera puesto sales…”
“Amor! Cómo ibas a saber… Gracias por pincharme con amor. En un rato se me van a ir las ronchas… y no sabés el abrazo que te voy a dar!”

Gastón -

Uy! qué lío! Yo también espero que no tarde. también espero que cuando entres ya te encuentres con otro relato mío, a ver si logro que levantes la huelga de relatos.

ana paula -

Chicos tengo problemas con mi proveedor de servicios de red en cuanto pueda conectarme de nuevo vuelvo a ponerme en contacto
Espero que no tarde mucho

Gastón -

Vamos por partes. Todos, dejen de darme aliento con lo que puede hacer Claudia para que me reciba de maridomédico porque estoy por colapsar!

Simón, me parece fantástico que seas vos el que decida la prenda a cumplir por el que pierda (lo que no te autoriza a pensar ninguna locura!). Ni bien Ana Paula acepte el reto, les digo cuál es mi hipótesis.

Querida Ana Paula: Entiendo que te resientas porque cuento a cuentagotas, pero por favor, no seas tan dura conmigo. Voy contando en la medida que me da el tiempo. Para demostrártelo y rogándote que depongas tu, para mí, terrible decisión de ponerte en huelga, avanzo un poquito (se que es un poquito, pero escrito para ustedes con amor)

Desayunamos desnudos como estábamos y luego nos dimos una ducha rápida. Nos vestimos bien abrigados y salimos a caminar por el pinar. Hacía frío pero el día era espléndido. Paseamos por los médanos, por la playa y finalmente fuimos rumbo al centro a almorzar algo.
Nos detuvimos en un pequeño bar, bien puesto, acogedor, y comimos un par de hamburguesas caseras. Después de la caminata estábamos muertos de hambre.
Iniciamos el regreso a la casa, siempre abrazados como si nos fuéramos a perder. Cuando llegamos habíamos hecho parte de la digestión y Claudia me ofreció prepararme la bañera con sales para que me diera un baño de inmersión antes de dormir una siesta. Acepté el ofrecimiento y me desnudé frente a ella, que me miraba muy provocativamente.
“Esta mañana te portaste muy bien. Aceptaste el castigo como un hombre y el pinchazo, casi como un hombre. Antes del baño te voy a dar un premio” Me llevó de la mano a la cama, me hizo acostar con las piernas un poco separadas. Se arrodilló entre ellas y acercó su boca a mi pene. Casi grito de alegría. Claudia nunca había querido hacerme sexo oral y yo nunca insistí para no incomodarla.
Primero me lo besó en toda su extensión, que ya era considerable porque inmediatamente se me puso erecto. Luego agregó algo de lengua para finalmente, introducírselo en la boca y succionar hasta que le grité que iba a terminar. Lo soltó y cuando pensé con horror que me iba a dejar así, se sentó sobre él y comenzó a moverse hacia adelante y hacia atrás. Ambos acabamos gritando.
Al rato logré articular “Amor, si el premio es siempre este, pinchame el culo todo lo que quieras”
“Cuidado con lo que prometés…”

Simón -

Queridos: Me encantó lo de la apuestita entre ustedes. Cuanten y yo les digo quien gana y quien pierde, prometo ser veraz. Pero reclamo el derecho de decir yo cuál es la prenda.

Josefina -

Querida Ana Paula: te cuento que no es embarazo jajajaj no esta en mis planes por ahora, no se que pasa, cansancio me imagino, he estado con un poco de fiebre, pero me imagino que pasara pronto.
Querido Gaston: que bueno que te haya ido bien con Paulo, van a hacer una exelente dupla y la verdad dr creo que claudia no va a tener piedad con los examenes para ser marido médico jajajaja dsolo disfruta.

besos a simon tambien que esta tan perdido como yo, esta de viaje?

ANA PAULA -

Querido Gastón: Haz tocado mi orgullo al llamarme cobarde, pero antes de aceptar tu oferta dime ¿Cuál es la prenda a cumplir?
Te confieso que nunca le había dado una nalgada a Paulo para someterlo, eso lo aprendí de Claudia.
Respecto a lo de la injusticia de mi parte por la huelga, tu sabes que no soy una mujer fácil de convencer así que querido si quieres saber más respecto del regreso de Paulo, yo te recomiendo que te pongas a escribir, porque tú también eres injusto al contarnos a cuentagotas lo que sucedió, te haces demasiado del rogar.
Te dejo que voy a buscar a Paulo al aeropuerto!!

Gastón -

Querida Ana Paula: ¡Cobarde! No decís lo de Simón porque tenés miedo de equivocarte! te propongo algo; yo digo lo que pienso que pasó y vos decís lo que pensás vos y vemos cuál de los dos acertó. El que pierde cumple una prenda, te parece?

Respecto de lo de Paulo, veo que Claudia y vos usan los mismos métodos; nos tienen a nalgada tupida! menos mal que después viene el consuelo...

En relación a la huelga de relatos, no seas injusta. Vengo un poco atrasado pero también es cierto que ese fin de semana pasaron muchas cosas y ya llevo varios relatos. Falta todavía bastante de lo que pasó y si esperamos a que termine todo no me voy a enterar de cómo fue el regreso de tu marido y de cómo fueron las deliberaciones. Además, espero que las nalgas no te queden demasiado maltratadas con las vacunas y el hierro puesto todo junto. Supongo que lo que te alienta es que también le vas a poner la vitamina potente a él. Entre paréntesis, se sentaba bastante bien; supongo que se habrá aguantado el dolor para no tener que darme explicaciones...

Más tarde, si me da el tiempo, subo algo más.

ANA PAULA -

Al salir del consultorio, me quede charlando un rato con Laura, y me comento que notaba a Paulo muy cansado, que estaba trabajando mucho, que ella era de la opinión de que Paulo tomara vitaminas por que de seguir así las cosas no iban a terminar bien. Preocupada le pedí que me recomendara algunas buenas vitaminas para Paulo, que yo me encargaría de hacer que el iniciara el tratamiento, saco un papel y anoto los nombres de las vitaminas que mas receta Paulo, antes de entregarme el papel me dijo, que me iba a anotar también el nombre de un complejo vitamínico nuevo, que era de los más completos y efectivos que había en el mercado, pero que el único problema era que venía en presentación inyectable, y que conociendo a Paulo no iba a aceptar. Le respondí que estuviera tranquila, que ya fuera por boca o pinchazo Paulo iba a empezar el tratamiento, me despedí de ella y fui directamente a la farmacia, ahí le pregunte al farmacéutico por el complejo inyectable, me dijo que era muy bueno, pero que era sumamente doloroso, que es tan efectivo que iba a notar el cambio de inmediato, fue entonces que decidí comprarlo. Cuando Paulo llego a casa esa noche yo no comente nada al respecto , cenamos tranquilos en familia, Paulo les conto a los chicos del viaje, se emocionaron mucho y Jerónimo nos sorprendió al pedirle a su padre que le trajera unos alfajores, por que él los había probado en casa de Agustín, un compañero suyo del colegio que es hijo de argentinos, y le habían encantado, Paulo se fue al hospital , yo acosté a los chicos y también me metí en la cama a intentar dormir un poco en lo que llegaba Paulo. Cuando llego, me levante para ayudarle a preparar todo, cuando terminamos nos acostamos a dormir.
Cuando sonó el despertador ayer por la mañana, Paulo lo primero que dijo era que no podía abrir los ojos, que estaba muy cansado, que lo esperaba un viaje muy largo, que debía descansar mas, que iba a llamar a Laura para darle instrucciones y se iba a quedar en cama un par de horas más. Yo fui a dejar a Jero al colegio y a Sofí a casa de Fernanda mi cuñada mientras yo iba a dejar a Paulo al aeropuerto. Volví a casa y Paulo seguía metido en la cama dormido profundo, ni siquiera se dio cuenta de que entre en la habitación, fui al cuarto de baño, me lave y prepare la jeringa, la sustancia es en verdad espesa, de un color granate oscuro y las ampollas son de un tamaño considerable, una vez lista fui a la habitación y me senté en la orilla de la cama jeringa en mano, replegué las sabanas y aprovechando que Paulo estaba acostado bocabajo le baje el pantalón del pijama, por el cambio de temperatura despertó y me pregunto que hacía con esa jeringa en las manos, mientras se subía la ropa y se incorporaba.
“Te voy a dar unas vitaminas buenísimas, estoy muy preocupada por ti, en ocho años juntos nunca al despertar te habías quejado tanto, estas muy cansado, no duermes bien, no comes a tus horas, así que dale afloja la cola que te las voy a dar aunque no quieras”
“Pero Ana Pau, no necesito vitaminas yo estoy bien así, solo debo de dormir un poco más, es todo”
“No mi amor tu estas muy cansado, tienes exceso de trabajo, tú crees que no me doy cuenta de que no duermes bien, tienes muchas presiones encima, si tu no cuidas de tu salud, yo si voy a ver por ella porque me importas, así que date vuelta que no te salvas del pinchazo, y rapidito por qué no llegas al aeropuerto, anda”
“Pero está muy grande la jeringa, y las vitaminas duelen mucho” dijo dándose vuelta
“Tu quejándote de Jorge y estas peor” le deje los cachetes al aire de un jalón.
Seleccione el lugar, lo desinfecte con el algodón, tenía las nalgas demasiado tensas, por más que daba palmadas no se relajaban.”Amor afloja la cola para que no te duela”
“Pero aunque la afloje me va a doler”
“Pero floja te va a doler menos, que raro se me hace que te pongas así, te he pinchado muchas veces y nunca me habías dado tanto trabajo”
“Es que ya se cuales vitaminas son, siempre que se las he dado a mis pacientes lloran, por que el dolor es insoportable”
“Ya Paulo, son señoras sensibles que quieren que las consueles, afloja la cola o te la voy a tener que aflojar yo” mientras le daba una cachetada en la nalga “Venga ya afloja “lo tome por sorpresa así que se aflojo bastante, seguí dando palmadas mientras desinfectaba, sin avisar lo pinche, me espere un poco a que se acostumbrara, cuando le presione ligeramente el embolo, Paulo contrajo las nalgas y comenzó a chillar.
“Ya mi amor es solo un poquito de dolor, aguanta que ni si quiera llevamos la mitad, flojito” trataba de calmarlo, pero no rendía resultados se quejaba cada vez más, hasta que sin dejar de hacer entrar el liquido me coloque a horcajadas sobre él para evitar que se moviera, pase mi mano por debajo de su cuerpo y comenzó a acariciarle los testículos, le fui dando toda la sustancia de a poco , paraba un poco para que se relajara y cuando volvía a apretar el embolo le daba un apretón en las pelotas, así hasta que termine con la sustancia, le saque la aguja, lo limpie y le ayude a darse vuelta, al apoyar el cachete grito maldiciendo, lo calle con un apretón en las pelotas, como con el estimulo su pene ya estaba erecto me dedique a hacerle una paja, hasta que arqueo la espalda y comenzó a brotar de su miembro una ráfaga de semen. Me tomo por la cintura, me acostó en la cama, nos abrazamos y besamos un rato, hasta que vi el reloj, teníamos el tiempo justo para llegar al aeropuerto. Antes de despedirnos me dijo que estuviera preparada, porque en cuanto llegara lo primero que haría sería ponerme las vacunas y el hierro, nos abrazamos y besamos ante la mirada de la gente, las últimas palabras que escuche de su boca fueron:
“¿Cuándo me toca la siguiente? Porque me siento muy bien “

Querido Gastón : ¡En verdad espero que te sirva de consuelo!
Respecto de lo de Simón, mi mente da para mucho, no quiero adelantarme a los hechos.
Por cierto, te comento que he decido, poner en huelga mis relatos hasta que no termines de contarnos de una vez como termino la escapada!

Gastón -

Querida Ana Paula: Por favor, contá lo de las vitaminas potentes a Paulo; pensar en otro doctor con el culo pinchado por su esposa me sirve de consuelo.

Lo de Simón te parece tan claro? Qué suponés que pasó?

ANA PAULA -

Querido Simon: dada la expresión que utilizaste para describir el encuentro dejas bastante clara la idea de como fue, pero en verdad me encantaría conocer mas a detalle lo que sucedió, asi que por favor no te cortes y aprovecha los minutos que tengas libres para irnos acercando algo del encuentro.
Claro que pensamos en vos!!!!!! (Me tengo que ir acostumbrando a su manera de hablar, por aquello de que próximamente podría irme a vivir a la Argentina)
Un beso grande

Querido Gaston:
Dada la premura del viaje, Paulo solo vino esa noche a cenar a casa con los chicos y conmigo y fue al hospital a terminar algunos asuntos, volvió cerca de las dos de la mañana, a esa hora nos pusimos a preparar todo para el viaje, la maleta, los papeles, etc… ya estábamos muy cansados, Paulo debía descansar por que el vuelo es bastante largo y el no puede dormir en los aviones, asi que no me ha puesto las vacunas, solo te puedo adelantar que te lo mande recién pinchado con unas vitaminas “potentes” como diría mi querido Simón, necesitaba estar a punto para tan importante encuentro.

Querida Jóse: por favor cuentanos como van las cosas, no te pierdas.

Querida Karito: como vas con lo del accidente? por favor platicanos un poco mas, nos dejaste preocupados

Simón -

Queridos: todo está muy lindo, la visita relámpago de Paulo, la sorpresa que se llevó Ana Paula, todo. Pero tuve 10 minutos libres y, después de llamar a Silvia, entro acá y me encuentro con que nadie arriesgó ni siquiera una idea sobre la adivinanza que les deje! Así piensan en mí durante mi ausencia? Qué barbaridad!

Y, sí, Gastón. Prepará el culo porque cuando las mujeres juegan a la doctora...

Gastón -

Querida Ana Paula: No te podés quejar de la sorpresa que te dio tu marido! Esa noche te puso las vacunas? Aprovechá a contarnos, por favor, mientras esperás que llegue el avión. Yo trataré de contar cómo siguió aquel sábado en Cariló.
Por otro lado, lo que me decís de Paulo es una gran noticia; tengo la impresión de que formaríamos un equipo imbatible y podríamos llevar la clínica al lugar donde tengo proyectado. Independientemente de eso, nuestras propias carreras se verían muy beneficiadas por la experiencia.

ANA PAULA -

Querido Gastón:
¡Claro que le gusta a Claudia dominarte!
Antes de contarte las impresiones de Paulo, que nada más salir de la clínica me llamo, te voy a contar lo del consultorio.
Me sorprendió que el día que recibió la propuesta de Buenos Aires, Paulo me cito en su consultorio cerca del medio día argumentando que tenía que platicar conmigo.
Llegue puntual a la cita y pedí a Laura que me anunciara, me dijo que no era necesario que Paulo me estaba esperando, llame a la puerta entre, me sorprendió mucho mas la actitud de Paulo, solo se levanto del asiento y me invito a pasar, al llegar al escritorio me aproxime para besarlo, pero el solo me tendió la mano.
“Buen día señora Giménez” dijo con seriedad “por favor tome asiento y cuénteme el motivo de su visita”
“Buen día doctor, fíjese que no me he sentido nada bien” le respondí siguiendo el juego, al escuchar mis palabras automáticamente dibujo una sonrisa.
“Le duele algo en particular”
“Pues fíjese que no”.
“Pues para descartar cualquier enfermedad, voy a hacerle un reconocimiento completo, por favor pase a la camilla” caminamos juntos a la camilla “Por favor siéntese, que voy a checar sus signos vitales”
“Doctor no cree usted necesario que me quite la ropa”
“No señora todavía no es tiempo” checo mi tensión, reflejos, pulmones, etc...
“Doctor como me encuentra, yo me siento un poco afiebrada” acerco su mano a mi cara.
“Efectivamente querida, la noto bastante caliente, le voy a tomar la temperatura” fue a buscar el termómetro. “La vía mas confiable para tomar la temperatura es la rectal, por favor colóquese bocabajo sobre la camilla dejando la cola al aire como cuando la pinchan” me coloque de rodillas sobre la camilla y sin dejar de verlo a los ojos, desabroche mi pantalón y con cierta dificultad por lo ajustado que era lo baje al comienzo de los muslos, y me recosté.
“Le voy a bajar un poco la panty, por favor abombe el culo” tomo el elástico y la bajo completa, separo mis cachetes e introdujo el termómetro, lo metía y lo sacaba girándolo, al tiempo que con la mano libre acariciaba mis cachetes, lo saco bruscamente “efectivamente tiene fiebre le voy a tener que poner un supositorio para bajarla, ahora si por favor desnúdese mientras yo preparo todo” mientras yo me sacaba la ropa, el aprovecho para hacer lo mismo.
“Colóquese en posición ginecológica, con la cola bien pegada en el borde, por favor relájese para que el especulo pueda entrar con facilidad, respire profundo” de un solo movimiento metió su miembro hasta el fondo, yo arquee la espalda mientras se me escapaba un gemido, que Paulo trato de callar colocando su mano en mi boca, poco a poco fue cambiando de ritmo, yo estaba que explotaba.
“Doctor, por favor pare que me mata de placer, ya no aguanto, me viene” saco abruptamente su pene.
“dese vuelta por favor que le pongo el supositorio, porque la noto mas afiebrada” me di vuelta volando, me pidió respirar profundo y me metió su miembro en dos movimientos, lo dejo dentro un rato y continuo con el movimiento hasta que exploto dentro de mí una ráfaga tibia de semen, se quedo un rato dentro de mí.
“Querida yo creo que con este tratamiento, usted va a estar mucho mejor, ahora dese prisa que tengo pacientes que atender” nos vestimos rápidamente.
“Doctor muchas gracias, en verdad ya me siento mejor”
“Que bueno querida, me da gusto, por otro lado me di cuenta de que sus inmunizaciones no están al corriente, le voy a pedir a mi secretaria que se las dé, o prefiere pedirle a su esposo que se las de”
“A mi esposo definitivamente, usted entiende la confianza “al tiempo que lo abrazaba
“Claro querida, pero que no pase de hoy que se las ponga de acuerdo”
“De acuerdo doctor gracias”
“De nada querida, ya sabe que cuando lo necesite estoy aquí”
“Si doc. Gracias” nos besamos apasionadamente, hasta que Laura llamo a la puerta para informar que había llegado la siguiente paciente.
“Adiós doc., muchas gracias, nos vemos pronto” le di un beso, le acomode la corbata y Salí.
Como puedes ver la sorprendida fui yo!

Ahora si vamos a lo de Paulo
Como te dije antes, nada más salir me llamo, se acabo en elogios para ti, resumido dijo que eras un gran tipo, que tenias mucha presencia, una gran calidez humana y una hermosa familia. Respecto de la clínica, me dijo que está bien equipada, pero que le falta un poco de orden, pero de acuerdo a la charla que entablaron se dio cuenta de que eso es precisamente lo que tu estás haciendo, acomodando todos los hilos para que funcione a la perfección, que según le explicaste lo que necesitas de él es que ponga todos sus conocimientos para levantar el pabellón de ginecología y obstetricia, lo que le resulta muy interesante porque es un hombre de retos, para él es muy importante ganarse el respeto de sus colaboradores trabajando, también me comento lo de la cena, me dijo que le hubiera encantado conocer a tu familia pero por lo apretado del viaje era imposible, que iba a aprovechar para dar una vuelta por el centro de la ciudad para conocer un poco.

En verdad lo noto muy entusiasmado al respecto, según lo conozco te podría casi asegurar que se va a decantar por tu propuesta, quedamos de que a la noche hablaríamos al respecto.

Gastón -

Querida Ana Paula: Con lo de "relajá bien la cola" me dejaste temblando.
De lo de resistirme a ser pinchado, creo que a Claudia le gusta un poco el jueguito de tener que ejercer algo de dominación sobre mí; por eso lo hago. Pero me interesa tu opinión al respecto; pensás que erotiza la situación para Claudia o no?

Pero vamos a lo de Paulo. Acabo de dejarlo en la puerta de la clínica.
A las 9 de la mañana llegó puntualísimo, como a mí me gusta.
Mi secretaria lo hizo pasar ceremoniosa y, debo decir, que me sorprendió su elegancia y su presencia. A pesar de su edad tiene un gran aplomo y todo en él trasunta seguridad y conocimiento.
Hubo un detalle, querida Ana Paula, que creo que querrás conocer: estábamos tomando un café sentados a mi escritorio cuando se levantó y se acercó a una de las bibliotecas. Tomó de ella una foto que tengo en la que están Claudia y los chicos y elogiando a mi familia, sacó del bolsillo trasero de su pantalón la billetera. Extrajo de ella una foto y me la mostró: eran ustedes, vos y los chicos, y me dijo que eran su mayor tesoro.
Luego hicimos una recorrida por la clínica. Él se mostró particularmente interesado, por supuesto, por las salas de parto, los quirófanos y los laboratorios de investigación.
Le comenté básicamente cómo estaba configurado el plantel de ginecólogos en la actualidad y cuál era mi proyecto a corto y mediano plazo para el servicio.
Debo decirte que Paulo, al principio muy formal y serio, lentamente fue entrando en confianza y la despedida fue con un abrazo, como si nos conociéramos de años. Desde luego, le aclaré que la oferta laboral incluía partido de fútbol con amigos los jueves a la noche.
Lo invité a cenar en casa pero declinó la invitación porque su avión sale a las 20. Te cuento que antes de irse al aeropuerto pensaba pasar a comparar algunos regalitos para ustedes.
Sin embargo, querida, necesito de tu ayuda para decodificar estas impresiones porque tu marido fue absolutamente críptico; no me dio ningún indicio acerca de sus propias impresiones de la visita. Quizá sea porque no lo conozco lo suficiente.

ANA PAULA -

Querido Gastón:
Puede parecerte cruel el hecho de que Claudia te ponga ciertas condiciones, pero tu también querido, como contestas que puedes tomarlas, mientras te das sendos banquetes al pincharla y tratando de solucionar cualquier asunto de salud con pinchazos, recuerda que en esta vida tenemos que ceder muchas veces aunque no nos guste, a Clau no le gustaban los pinchazos pero cedió para que tu difrutaras, tendras que hacer lo mismo.
Lo de recibirte de marido medico, yo creo que Clau ya tiene todo bastante planeado, es mas ya te adelanto algunas cosas que planea hacer , yo no quiero arruinarte la sorpresa, ni adelantarme a relatar todo lo que he pensado hacer con Paulo desde que lei tu relato, mientras tanto solo te puedo sugerir una cosa, relaja bien la cola y trata de disfrutar, no dudes que uno de estos días la “enfermera Claudia” se convierta en la “Doctora Claudia”, la nueva profesora que la Ministra de educación ha contratado para la materia practica de “tratamientos médicos”. Suerte querido!
El relato de lo que paso en el consultorio no lo he podido redactar, espero mañana tener tiempo, una vez que lo tenga lo subo de inmediato.

Gastón -

Te aclaro la pregunta porque metí mal los dedos: ¿Qué creés que me va a hacer Claudia antes de que me considere recibido de marido médico?

Gastón -

Querida Ana Paula: mientras espero que llegue Paulo, ¿me contás la escena del consultorio?
¿A qué método para que me deje pinchar te referís? Si es el de la paliza, era porque me olvidé de contarle que me habían pinchado, no porque no me dejé pinchar. Si es el de la amenaza de que no va a pasar nada de nada si no me dejo pinchar, me parece muy cruel.
¿Te creés que me va a hacer Claudia antes de que me considere recibido de marido médico?

ANA PAULA -

Querido Gaston:
¡Que buena idea la de Claudia la de recibirlos de maridos médicos! Es mas me gusto tanto que se la voy a tomar prestada.
Excelente relato, parece que Clau ahora si sabe como convencerte para que te dejes pinchar. ¡No la prives de hacerlo!
Te cuento que Paulo ya va volando para Buenos Aires, mañana a las 9 estará puntual en la cita.

Gastón -

Aproveché parte del tiempo que había separado para ver a Jóse para contar cómo empezó el sábado.

Me despertó el aroma a café recién hecho. Salté de la cama y decidí empezar a jugar temprano. Aprovechando que no hay niños dando vuelta por la casa ni vecinos, bajé completamente desnudo como estaba.
Encontré a Claudia trabajando en la mesada, cortando pan para hacer las tostadas. Como estaba descalzo no escuchó mis pasos y la sorprendí abrazándola por detrás. Cuando se dio vuelta fingió estar horrorizada y tapándose la boca con la mano grito “Doctor! Está desnudo! Qué barbaridad!”
“No, entendió mal; el problema no es que yo estoy desnudo; es que Usted está demasiado vestida!” y comencé a quitarle prendas.
“Ey! Ey! Un momentito!” puntualizó mientras manoteaba intentando detenerme. “Nada de desnudarme hasta que no ponga las condiciones”
“EH?! Qué condiciones?”
“Estuviste trabajando mucho; muchas noches sin dormir… estás muy cansado! Te tengo que poner vitaminas”
“No hace falta que me las pongas; las puedo tomar…”
“No, no, no! O te las pongo o nada!”
“Es extorsión!”
“Si! Y?”
Exhalé haciendo ruido y ella se rió.
“OK. Poneme. Pero te desvestís primero. Por lo menos dame una alegría para los ojos” y la estreché en un abrazo.
“Bueno. No es tanto para ser el último deseo del condenado” y se desvistió.
Me apoyé con las manos sobre la mesa mientras Claudia preparaba la jeringa. Cuando me iba a limpiar con el algodón le dije “Clau, ponemela del otro lado porque ahí Martha me puso la de la hepatitis y todavía me molesta”
“Cómo?! Cómo que Martha te pinchó y no me dijiste nada?!”
“Mi vida, me olvid酔
“No aclares nada porque es peor… Ahora resulta que te olvidás de m텔
“No! De vos, no!...” me interrumpió
“SHHHH! Silencio! Ahora antes de la vitamina te voy a dar un escarmiento. Ya vas a ver!”
Y me empezó a pegar en la cola; alternaba los cachetes y si bien no me daba fuerte, las nalgas se me fueron coloreando. Cada tanto paraba y me acariciaba diciendo “Mirá qué lindas te quedan coloraditas esas nalgas blancas que heredaste de tus antepasados rusos!”
La voz era tan sensual que no podía evitar calentarme. De improviso sentí que me pinchó y cuando empujó en émbolo no pude evitar gritar “AY! Carajo!”
“EY! No seas mal educado!”
“Qué querés que haga? Me duele!”
“A mí también me duelen y me las aguanto!” mientras todo esto sucedía terminó de martirizarme con la inyección.
”Pero todos sabemos que vos sos mucho más valiente que yo!” y me di vuelta a besarla. Tomé su cara entre mis manos y le dije “Mirá cómo me pusiste!” y me aproximé más apoyando mi miembro contra su pubis.
“Nunca fue mi intención pero ya que estamos… no lo podemos desaprovechar!” Se dio vuelta, inclinó su tronco hacia adelante y tomándome el pene con la mano lo condujo a la entrada de su vagina. Con un corto y enérgico movimiento se lo introduje hasta el fondo y tomándola por la cintura la hice acompañar mis movimientos. Gemía y suspiraba sonoramente hasta que terminamos y nos tiramos al piso y permanecimos abrazados largo rato.
Me di vuelta y mostrándole la cola colorada le dije “Mirá cómo me dejaste la cola, Clau! Te parece bonito?”
“Sí, tenés un culo muy bonito!” dijo y agregó “Sabés qué pensaba?”
“No”
“Que si yo fuera la ministra de educación, en la facultad de medicina pondría una materia en la que los que estudian tuvieran que pasar por todas las cosas horribles que le recetan a los pacientes: inyecciones, enemas, supositorios y todo lo que se me vaya ocurriendo”
“Menos mal que ya me recibí!”
“Mmmm… te recibiste de médico, pero de marido médico, todavía no” se levantó y siguió con las tostadas mientras yo pensaba preocupado qué locura se le habría ocurrido.

ANA PAULA -

Querido Gastón:
Respecto a lo de las decisiones, como te comente quedamos de analizarlo juntos y esta semana, íbamos a salir a cenar mañana para platicar del tema, pero con lo del viaje de Paulo, yo creo que será el jueves cuando lo haremos, lo único que te puedo adelantar es que yo le dije a Paulo que lo apoyaba en la decisión que tomara como lo he hecho siempre, pero que por favor pusiera las cosas en una balanza, porque entre más responsabilidad adquiera en su trabajo menos tiempo tendrá de estar con nosotros. Lo noto muy entusiasmado con la propuesta, si bien dice que no es la mejor que tiene, es de las que más le interesan. Por favor en cuanto salga de tu oficina, cuéntame tus percepciones.
Lo del consultorio ya lo hicimos, fue ayer y fue genial!!!! ya te contaré , tu no dejes de contarnos que paso!!

Gastón -

Querida Ana Paula: Veo que aún no hicieron lo del consultorio pero en cambio lo hicieron con gente en la casa; también tiene lo suyo en cuanto a la emoción.
Contame antes de mañana un poquito más en detalle la conversación sobre las decisiones.
Si tengo un ratito les cuento la mañana del sábado aquel de la escapada.

Gastón -

Esto está loco! Ahora aparece el mensaje que no me dejó subir!

Gastón -

Querida Ana Paula: creo que sí hay algún problema en el blog porque no me dejó subir el comentario a lo que dijo Jóse porque decía que estaba repetido!

Querida Jose: evidentemente yo también había entendido mal lo de la fecha. No te preocupes, tenemos más tiempo para planificar la visita.
Contanos los detalles de la escapada; yo esperaba que sirviera para que te relajaras pero parece que no fue suficiente (a menos que los síntomas se deban a los que intuye Ana Paula)

Gastón -

Querida Jose: Realmente había entendido mal. No te preocupes, tenemos más tiempo para planificar tu visita. Contame un poco más de tu salud porque me dejaste preocupado. Lograste ponerte las inyecciones que faltaban de las que te recetaron? Porque si estás tan cansada a lo mejor sea que las necesitás. Esperaba que la escapada te sirviera para relajarte pero parece que no fue suficiente.

Por favor, contanos los detalles y coincido con vos respecto de Simón; mi amigo es genial.

ANA PAULA -

Querida Jóse: en verdad hubo confusión en cuanto a las fechas, que bueno que lo pasaste bien en tu escapada, no dejes de contarnos como fueron las cosas.
Por otro lado, pero según tus síntomas y mi experiencia previa al respecto, no estarás embarazada querida?
Qué risa me dio tu comentario, receta como tal no hay, solo te puedo decir que hay tres cosas básicas para un buen matrimonio:
Mucho amor, mucha comunicación y sobretodo mucha paciencia, con eso llevas las de ganar, pero eso si tiene que ser mutuo.

Josefina -

Chicos huv una pequeña confusión parece que no me exprese bien, mi viaje a buenos aires es el 15 de Julio lo siento gastón te debes haver hecho el tiempo y todo, perdoname.
Mi escapada a playa del carmen es en julio también pues por ahora no tenia vacaciones así que fuimos al sur de chile a un lugar precioso, a pesar de pasarlo incrible (que ya les contaré) de salud no he estado muy bien, tengo muchas nauseas y poca energia, quiza el exeso de trabajo y turnos me tiene cansada.
Querido gastón mil disculpas nuevamente, ojala nos podamos ver en mi viaje de verdad tengo muchas ganas de conocerlos a todos, y espero que paulo acepte tu propuesta.
Querido simón, me encantan tus relatos y tu franqueza de verdad me rio mucho.
Querida ana paula, tu si que eres mi idola, ojalá pueda tener un matrimonio como el tuyo, dime cual es la receta jajaja.
un beso para todos y ya les contaré los momentos sabrosos de mi viaje.

Simón -

Ah, querida! Si el tema eran los relatos, simplemente son fantásticos. Muy de mi estilo de lo cotidiano. Ya somos varios los que cultivamos ese estilo y empieza a extrañarse la poesía de Carlónimo; pero al parecer él se tomó en serio lo de alejarse. Espero sinceramente que cumpla con su promesa de volver. Cuando estemos todos, esto puede explotar!

Me estoy yendo... Pero no sin antes de que Silvia me pinchara otra vez el culo con esa cosa horrible que me recetó Gastón. Esta vez, antes de que me la pusiera, le dije que prefería que me la ponga Eulogia. Medio ofendida me preguntó por qué. Le dije que porque cuando ella me pinchaba después había consuelo. Evidentementre le toqué el orgullo porque después de dejarme el culo ardiendo con la vitamina me consoló como los dioses. Adivinen cómo fue...

ANA PAULA -

Parece que ya se arreglo!!

ANA PAULA -

Chicos no se que pasa que no puedo subir el relato

ANA PAULA -

EL viernes a la mañana Paulo vino a casa a descansar un rato, ya que había pasado las dos noches anteriores en el hospital trabajando, cuando llego los chicos corrieron a sus brazos, pidiendo jugar con él.
“Chicos papá está muy cansado, necesita dormir”
“Ándale pa por favor, juega con nosotros un rato, desde hace dos días que no te vemos” dijo Jerónimo (evidentemente los chicos sienten su ausencia)
“Jero, en verdad vengo molido, déjame dormir un par de horas y juego un rato con ustedes”
“Anda mi amor tu ve a descansar un rato, mientras los chicos y yo vamos a jugar al parque” Paulo fue a la habitación y yo Salí con los chicos a un parque cercano a casa, después de dos horas volvimos a casa, deje a los chicos en el living viendo una película, y subí a la habitación a ver a Paulo, me acosté a su lado y comencé a acariciarle el cabello, me acerque y le susurre al oído.
“Mi amor ya es hora de que te despiertes, tienes que volver al hospital” se levanto sobresaltado
“Hermosa, estoy agotado, no he dormido nada, y en un rato tengo que atender un parto”
“Ya se mi amor, pero este fin de semana lo aprovechamos para descansar, date una ducha en lo que te preparo algo de comer” cuando estaba por levantarme de la cama, Paulo me tomo por la cintura.
“Ni siquiera un beso me vas a dar, como dice Jero hace dos días que no los veo y tu no extrañas mis besos”
“Claro que los extraño amor!” Me acerque a besarlo “Pero te extraño mas a ti, no sabes lo que fueron estos dos días con Jerónimo enfermo y sin ti a mi lado”
“Ya se mi amor, tu tampoco has dormido nada, pero el fin nos reponemos” mientras me abrazaba
“Si mi amor, ahora anda a la ducha mientras voy a la cocina a prepararte algo” Fui a la cocina a prepararle el desayuno, bajo corriendo a la cocina y mientras el comía, yo fui por los chicos para que estuvieran un rato con su padre, comió muy rápido y se despidió de nosotros diciendo que llegaría temprano a la casa y que nos iba a dedicar el fin de semana. Al mediodía me llamo para decirme que se le había olvidado que ese día era el casamiento de Juan José, un amigo suyo de la infancia, que teníamos que ir, quedamos de vernos en casa a la tarde para arreglarnos e irnos juntos. Mi madre y mi suegra se van a pasar el verano a España, entonces no pudieron quedarse con los chicos por que tenían que arreglar sus cosas, (se van hoy a la noche, es por eso que no tengo quien se quede con los chicos) la única opción que me quedaba, dado que mis cuñados y mis hermanos también tenían boda, llame a Laura para que se quedara en casa con los chicos, ella acepto feliz, y los chicos se emocionaron mucho , ya que les cuenta muchas historias y es muy cariñosa con ellos, una vez arreglado el asunto de los chicos, me di a la difícil tarea de ver que me pondría a la noche, me probé todos los vestidos de fiesta que tengo, pero a todos le encontré algo, no era momento de salir a comprar uno así que volví a probarme todos, fueron 3 los que a mi parecer se me veían mejor, uno negro con un escote de vértigo en la espalda, uno rojo palabra de honor, y uno morado de un solo hombro, pero todavía no decidía cual, desfile con los vestidos delante de los chicos para que me ayudaran a decidir, no fue una buena idea por que votaron por todos diciendo que me veía muy guapa, por lo que decidimos hacer un sorteo, y el ganador fue el negro. Laura llego temprano a casa, así que le deje a los chicos y me fui a la peluquería, pedí que me cortaran el cabello muy chiquito, desde hace ya algún tiempo tenía ganas de hacerlo pero no me animaba, estaba bastante nerviosa, porque la melena me llegaba casi a la cintura, pero me decidí, y Salí de ahí sin mi melena, fui rápidamente a casa, porque Paulo no tardaba en llegar, y no iba a estar lista, al llegar los chicos y Laura se sorprendieron muchísimo con mi cambio de look, pero les gusto, subí corriendo a la habitación para darme una ducha y arreglarme, me estaba maquillando cuando subió Paulo corriendo con los chicos en brazos, ya le habían contado que me había cortado la melena, pero no les creyó.
“¿Ana Pau que hiciste? ¿Por qué te cortaste la melena?”
“Porque tenía muchas ganas de hacerlo y no me atrevía, ¿No te gusta?”
“De gustarme me gusta, pero me gusta más tu melena rizada amor, pero te ves guapísima, van a pensar que cambie de mujer”
“Más te vale que no lo hagas, si no eres mío no eres de nadie , me entendiste”
“Celosa mi muñeca!” dijo en tono burlón
“Solo cuando me provocan”
“Venga chicos no dejen a Lao sola, vayan con ella mientras nosotros nos alistamos para salir” Paulo se dio una ducha y salió solo con la toalla alrededor de la cintura.
“Mi amor, todavía no estás lista, no vamos a llegar” yo estaba terminando de maquillarme y peinarme.
“Ya casi estoy , dame cinco minutos”
“Cinco minutos, eso siempre me dices y salimos una hora después”
“De verdad hoy vamos a salir a tiempo, ya escogí el vestido con los chicos, solo me lo tengo que poner”
“Menos mal” al tiempo que se quitaba la toalla y paseaba desnudo entre el vestidor y la habitación, yo me levante y fui a buscar el tanga que me pondría, quería que Paulo lo viera para que no dejara de pensar en el, me reuní con él en la habitación, me quite la bata y me pare enfrente del desnuda, provocativamente me puse el tanga, y fui a buscar el vestido con los pechos desnudos, me puse el vestido y Salí a modelárselo a Paulo.
“Te gusta mi amor” dije mientras le daba la espalda para mostrarle el escote.
“Me encanta este vestido y lo sabes, te ves divina, bien dijo mi paciente que ni parece que ya pariste a dos, se te ve un cuerpazo”
“Gracias mi amor, oye no se me marca el tanga” dije mientras acercaba mis nalgas a su cara
“Pues un poquito, de lejos no se notará”
“Lo sabía, mejor me la quito”
“Ana Pau, no puedes ir con nada más que con el vestido”
“Nadie se va enterar, es un secreto entre tú y yo” le dije al oído con voz seductora
“Pero no voy a dejar de pensar en eso”
“Mi amor, al volver te va a costar menos trabajo quitarme la ropa” dije al tiempo que me levante el vestido y me quite el tanga.
“Serás traviesa, anda date prisa que no llegamos” me puse los zapatos, tome mi bolso y Salí, Paulo ya estaba listo, por cierto estaba guapísimo, bajamos las escaleras tomados de la mano y fuimos a donde los chicos
“Ana Pau, Doctor, parecen modelos” dijo Laura impresionada
“Gracias Lau, lo dices porque nos quieres, te encargo mucho a los chicos, ya sabes cualquier cosa nos llamas al móvil”
“Ustedes vayan tranquilos, diviértanse mucho, cuando lleguen me avisan para irme a casa”
“No Lau, quédate en la habitación de huéspedes y mañana a la mañana te vas, en cuanto los chicos se duerman trata de descansar tu también” les di beso a los tres y salimos Paulo y yo rumbo al casamiento.
Fue una boda muy bonita llena de detalles, cenamos delicioso, bailamos mucho, , la pasamos genial en la boda, coincidimos con muchos amigos así que el tiempo se nos fue volando, cerca de las 3 de la mañana salimos rumbo a casa, al llegar fuimos a ver a los chicos que dormían plácidamente, yo fui al cuarto de huéspedes para avisarle a Laura que ya habíamos llegado, para que estuviera tranquila, y me fui a la habitación donde ya me esperaba Paulo detrás de la puerta, me tomo en brazos y me recostó en la cama y metió la cabeza debajo del vestido y comenzó a chupar mi clítoris.
“Paulo , esta Laura en la casa”
“Que tiene mi amor, ella comprende” mientras continuaba con lo que hacia
“Yo no quiero que en el hospital hablen de nuestra vida amor” al tiempo que arqueaba la espalda
“Sabes que Laura es muy discreta”
“Si pero también es amiga de tu madre”
“Ya no piense en eso y mejor disfruta” me ayudo a sacarme el vestido, yo le saque la ropa y nos fundimos en un abrazo, rodamos por toda la cama besándonos, después se coloco encima de mí , se puso el condón y me penetro despacio, al tiempo que me tapaba la boca para callar mis gemidos, así estuvimos un rato, después nos pusimos la pijama, nos abrazamos y caímos dormidos, a las 8 Laura llamo a la puerta, para decir que se iba, la acompañe a la puerta mientras Paulo dormía, fui a ver a los chicos que ya estaban despiertos, les di de desayunar, y les di unos cuadernos para pintar mientras iba a despertar a Paulo, se puso la bata y bajamos juntos a jugar con los chicos, ese día no salimos de casa, estuvimos todo el día juntos los cuatro jugando, viendo películas, la verdad ya necesitábamos tiempo para estar en familia, esa noche después de acostar a los chicos Paulo me puso el hierro, al terminar hicimos el amor hasta quedarnos dormidos.
El Domingo nos despertamos temprano, Paulo se fue con los chicos al parque mientras yo organizaba todo para la comida, vinieron las dos familias, como las abuelas se van de viaje un periodo largo nos reunimos todos para despedirlas y desearles buen viaje, la pasamos muy bien, cuando se fueron todos acostamos a los chicos y nos quedamos charlando un rato, fue en ese momento en el que toque el tema de las decisiones.

Querido Simón:
Estoy segura de que en caso de vayamos a vivir para allá, ustedes harán que nos sintamos cómodos e integrados de inmediato. Paulo es un apasionado del futbol, así que por ese lado estoy segura que aceptara feliz unirse a sus reuniones de los jueves.
Por otro lado, en la pregunta que te hice acerca de lo que pensabas, no me refería al tema de la propuesta de Gastón, sino a los relatos anteriores.. Al igual que Gastón pienso que las cosas se dieron de una manera distinta, ya que yo me entere primero, pero es el curricular de Paulo lo que motivo a Gastón a ponerse en contacto con él.

Querido Gastón:
Tu por favor estate tranquilo, Paulo es un tipo fácil de llevar, vas a ver que hacen migas de inmediato, y gracias por elogiarlo. Estoy segura que lo que dice Simón acerca de ti es verdad.

Gastón -

Querido Simón: te agradezco lo que decís de mí; me levanta la autoestima porque me siento como si estuviera por dar examen.
No coincido con vos respecto de que hay algo de manipulación porque en realidad, lo único raro de esta situación es que Ana Paula se enteró antes que Paulo, pero no tenía sentido proponer nada si desde el vamos iba a la negativa. Independientemente de cómo llegué a los datos de Paulo, es una persona valiosa, con una formación sólida y consistente que, fuere como fuere, me gustaría tener en mi plantel.

Simón -

Querida Ana Paula: La verdad es que lamento no estar en Buenos Aires para la llegada de Paulo; hablé con Gastón y está muy entusiasmado con contarlo entre los profesionales de la clínica. A través de lo que contás acerca de él no tengo duda de que nos llevaríamos de maravilla; le dije a Gastón que debería incluir entre las ofertas de trabajo la inclusión en nuestro grupo de futbol de los jueves. Si deciden venir para aquí haremos todo lo posible para que se sientan cómodos e integrados rápidamente.
Es verdad que en todo esto hay algo de manipulación pero creo que en beneficio de una posibilidad de desarrollo laboral y personal interesante. Si la decisión de Paulo depende de la impresión que le de el "director de la clínica" considerá que el viaje es un hecho; Gastón es un gran tipo, con los objetivos muy claros y muchos recursos para lograrlos.

ANA PAULA -

Querido Simón: que alegría me da ver que las cosas con Silvia marchan bien, solo era cuestión de que se dieran cuenta de lo que estaba pasando, que bueno que aprovecharon el fin de semana para descansar y mimarse un rato, aunque por la expresión que usaste en contra de Gaston también sufriste algo de dolor.
Me hubiera encantado que coincidieras con Paulo en Buenos Aires! Tal vez hubieran podido salir a tomar algo, pero ya será para otra vez.
Que tu estancia en Formosa vaya tranquila, no olvides llamar cada tanto a Sil solo para decirle que piensas en ella, con eso lograras que este ansiosa por volver a estar entre tus brazos.
¿Qué piensas acerca de lo que hice con Paulo? Me interesa tu opinión

Gastón -

Querido Simón: JAJAJA! Te recuerdo tus palabras cuando hablamos por teléfono "Necesito algo potente" y eso es lo que te mandé.
Me alegro de que todo esté bien con Silvia; esa mujer te adora!

Simón -

Querida Ana Paula y querido Simón: acá va, antes de partir nuevamente, esta vez a Formosa, la primera parte del fin de semana con Sil.
Le agradezco a todos su colaboración porque los consejos que me dieron dieron buenos resultados. Gastón, te agradezco especialmente a vos y a Clau por contener a Silvia durante mi ausencia.

Cuando salí a la recepción del aeropuerto me sorprendió encontrar a Silvia esperándome; las otras veces no había ido. Además, en función de lo que me había contado Gastón, esperaba encontrarla enojada. Sin embargo, estaba de buen humor y me abrazó ni bien me vio. Nos besamos y fuimos hasta el estacionamiento. Como siempre que vamos juntos manejo yo hice ademán de abrir la puerta del lado del conductor y Silvia me dijo “No, mi vida, debés estar cansado, manejo yo”
De camino a casa, mientras estábamos detenidos en un semáforo, Silvia dejó la mano apoyada sobre la palanca de cambios y aproveché a colocar la mía encima. Me miró y sonrió. Acompañé el movimiento cuando puso el cambio y para no molestarla en las maniobras, apoyé mi mano sobre su muslo.
En el próximo semáforo fue ella quien tomó mi mano. Mientras esperábamos que cambiara la luz nos dimos un beso apasionado. Fue largo y no nos dimos cuenta de que ya estaba en verde lo que provocó un concierto de bocinas. Nos reímos; no nos importaba nada.
Cuando entramos en casa me sacó el saco y lo colgó mientras yo me sacaba la corbata. Se acercó a mí y luego de darme un beso me dijo “Puse a llenar la bañera; date un baño de inmersión así te relajás”
La situación no me cerraba demasiado con la que yo había imaginado que encontraría y me urgía decirle a Silvia todo lo que había estado elucubrando; quería pedirle disculpas, prometerle que las cosas serían diferentes.
La encontré en el dormitorio sacando las cosas del bolso para llevarlas a lavar. La abracé de atrás y apoyando la cabeza en su hombro le dije en voz baja “Perdoname, bonita!” Se dio vuelta y abrazándome respondió “Vos también, perdoname. Andá a bañarte, después hablamos tranquilos” Le di un beso profundo, largo y salí desvistiéndome por el camino. A medio camino del baño ya estaba desnudo y me di vuelta para mirar a Silvia que se acercó a mí y sonriendo me dio dos palmadas en las nalgas empujándome hacia el baño. “Vamos! Vamos! A bañarse, no seas remolón!”
Entré en la bañera y me relajé hasta quedarme dormido. Me despertó la temperatura del agua, que había empezado a enfriarse. Tuve que vencer la pereza de moverme para salir. Me sequé a conciencia y salí desnudo hacia el dormitorio donde estaba Silvia recostada mirando tele. Cuando me vio entrar abrió muy grandes los ojos.
Me recosté a su lado y comencé a decir “Sil…” Ella puso su mano en mi boca “SHHH! Nada. Te amo”
“AY, preciosa! No sabés lo que te amo yo! Este último tiempo fue terrible, te desatendí mucho, perdón!”
“No, yo no entendí lo difícil que es para vos. Me preocupaba por lo que sentía yo y no pensé en que vos estabas allá solo, que es difícil, con presiones.”
Seguimos conversando sincera y amorosamente. Ella dijo que hablar con Claudia y con su terapeuta la habían ayudado a darse cuenta de que estaba mirando solamente desde su punto de vista. Yo confesé que había hecho lo mismo. Nos prometimos mirar más al otro; yo le aseguré que la amaba. La abracé. Permanecimos así un rato; hasta que Silvia me ofreció algo de comer. Me puse un bóxer y bajamos a la cocina. Comimos tranquilos. Cuando estábamos terminando le comenté a Silvia que estando en Catamarca me había sentido muy cansado y había hablado por teléfono con Gastón, quien me había sugerido unas inyecciones de vitaminas. Las había comprado durante el viaje pero finalmente había decidido no darme ninguna allá, sino esperar a mi regreso y que me las ponga Silvia.
Se sentó sobre mi falda y dijo “Ay, amor! Reservaste el culito para mí!”
“Vos sabés que es todo tuyo” y la besé.
“Entonces dejame que te lo cuide. Vamos al dormitorio que te lo pincho!” Iba caminando delante de mí canturreando como una nena “Le vamos a pinchar… la cola a Simón… le vamos a pinchar … la cola a Simón” Yo iba muerto de risa, hasta que, cuando Silvia sacó una ampolla de la caja, vi el tamaño.
“El hijo de puta de Gastón, me odia” (perdón, Gastón, pero me salió del alma) Y ahí fue ella la que empezó a reírse.
“Dale, acostate” me dijo ya con la jeringa preparada en la mano. “Me parece que te voy a poner mitad en cada cachete”
“No, Sil! Dos inyecciones, no!”
“Como quieras, pero me parece que es grande…”
Me acosté con los bóxers a la altura de los muslos e intenté relajarme. Silvia me pinchó muy bien, ni lo sentí. El asunto empezó cuando me empezó a meter el líquido. Me quejé, a pesar de que intenté evitarlo. Silvia me acariciaba el glúteo con la otra mano. “Simón, estamos en la mitad, sigo o querés que el resto te lo ponga del otro lado?”
“Del otro lado!, por favor!”
Retiró la aguja, puso otra y volvimos al martirio en el otro cachete.
Cuando la inyección finalizó Silvia me dijo “Relajate, te voy a hacer mimitos para que se te pase” Y empezó a acariciarme las nalgas.
“Esperᔠy estirándome, tiré del cable del teléfono, desenchufándolo “este fin de semana es nuestro; el mundo no existe” y me entregué a sus caricias. No me acuerdo de nada más hasta la mañana siguiente. Pero se los cuento después.


Gastón -

Ana Paula: me dejé llevar por el entusiasmo; lo que decís del viaje y los chicos es totalmente cierto.
Teneme paciencia con los relatos justamente porque, con las visitas de Jóse y Paulo, tengo que adelantar trabajo hoy. Igual voy a tratar.

ANA PAULA -

A parte mi querido Gaston, se te estan juntando, los relatos, nos tienes que contar de Jóse y de la entrevista con Paulo.

ANA PAULA -

Querido Gastón: Yo también ya estoy muy ansiosa, seria increíble poder ir con los chicos, pero es un vuelo bastante largo para un viaje tan corto, Paulo llega mañana a Buenos Aires y se regresa el mismo miércoles a la noche, no puede ausentarse mas tiempo del hospital, asi que no voy a poder ir , se me hace una crueldad llevar a los chicos, aunque están acostumbrados a vuelos largos , siempre que viajamos con ellos procuramos esperar por lo menos una o dos semanas para regresar, aun son muy pequeños.
Por favor cuéntanos algo mas de la escapada, por que en verdad estoy muy nerviosa, entiendo que tengas mucho trabajo, pero mañana te visita Jóse y el miércoles Paulo, asi que vas a tener menos tiempo, yo prometo subir algo mas al rato.

Gastón -

Querida Ana Paula:
Acabo de responderle el mail a Paulo confirmándole que no hay ningún problema en que se encuentre conmigo en la clínica el miércoles.
¿y por qué no venir con los chicos? Podría ser la oportunidad para que finalmente se conozcan con Claudia; ella estaría encantada.
Ya me puse ansioso.

ANA PAULA -

Querido Gastón: ¡Qué bonita sorpresa le diste a Claudia! Fue un detalle increíble.
Te cuento por otro lado que Paulo acaba de llamarme para decirme que recibió un correo con una propuesta nueva, en la que le ofrecen la jefatura del servicio de Ginecología y Obstetricia en una clínica en Buenos Aires, se muestra muy emocionado al respecto, pero según me dijo, antes de aceptar o denegar la propuesta, le gustaría conocer la clínica y al director de la misma. Yo le dije que fuera en esta misma semana, ya que el tiempo que tiene para tomar la decisión es muy corto, me pidió que le comprara el billete de avión y le hiciera la reservación en el hotel, me dijo que le había enviado un mail al Dr. Straroff para ver si lo puede recibir el miércoles, como habíamos quedado yo mostré mucho entusiasmo al respecto, tanto que Paulo me pidió que lo acompañara a Buenos Aires , pero va a ser imposible, ya que no tengo con quien dejar a los chicos.
Por favor mantenme al tanto de lo que diga Paulo!!!

Gastón -

Querida Ana Paula: Me acaba de escribir Paulo en respuesta a mi mail. Intercambiamos varios con preguntas y respuestas técnicas referidas al cargo y las condiciones ofrecidas y pretendidas. Quedamos en que me responde en unos días porque está analizando otras propuestas al mismo tiempo.
Te pido que me vayas contando cómo van las deliberaciones. Desde luego, entiendo que la decisión no es sencilla y que Paulo puede decantarse por cualquiera de ellas, aunque me gustaría que fuera la mía la que le resultara más prometedora.

Gastón -

Querida Ana Paula: Ya le envié el mail a Paulo y acabo de recibir el acuse de recibo. Sólo queda esperar su reacción cuando lo lea.

Mientras tanto, subo lo que siguió en la escapadita. Ya se que me vas a criticar que no cuento nada picantito, pero lo dejo para el relato siguiente porque lo que pasó como pareja en lo que les cuento acá es tan importante afectivamente que sentí que necesitaba un relato aparte.

El despertar de la siestita postcoito estuvo jalonado por dos hechos. En primer lugar sentí cierta opresión en el pecho al respirar y, casi simultáneamente, escuché una carcajada de Claudia. Cuando abrí los ojos me di cuenta de la causa de las dos cosas: el gato durmiendo muy cómodamente sobre mi pecho desnudo.
Claudia lo agarró, sin dejar de reírse, y le dijo “Vení, mish, yo se que papi es mullido y calentito, pero me parece que no le gustó”
“Habíamos logrado sacar a los chicos del medio de la cama…”
“Dale!. Si es re-tierno!”
“Mmm..., s텔 respondí dándome vuelta para dormir un rato más.
“No, Gastón! Levantate y vamos a comer que estoy muerta de hambre!”
“Mmm… Qué suerte! Parece que la colita pinchada te está convenciendo de que tenés que comer…”
“No seas malo! Dale, vamos!”
“Andá bajando que ya voy; necesito ir al baño”
Claudia se puso la bata y salió, gato en mano, rumbo a la cocina. Yo, en realidad, no tenía nada que hacer en el baño. Lo que necesitaba era que ella no estuviera para poder agarrar la sorpresa.
Cuando bajé, con la sorpresa en el bolsillo de la bata, me saltó al cuello.
“Gastón! Qué rico! Compraste todo lo que me gusta! Mirá esas aceitunas rellenas de almedra! Mmmm!” Tomé una y se la di en la boca. La comió y luego se lamió los labios provocativamente.
Nos sentamos y le serví champagne. Mientras tomaba otra aceituna me dijo, un poco contrariada, “Gastón, ¿dónde está tu alianza?”
Y me di cuenta de que había cometido un pequeño error que adelantó un poco la sorpresa, me había sacado la alianza.
Me levanté de mi asiento, me paré delante de ella y saqué del bolsillo de la bata una pequeña caja de terciopelo negro. La abrí y ante sus ojos aparecieron dos alianzas con finos arabescos grabados y un cintillo, que elegí especialmente pequeño y elegante porque a Claudia nunca le gustaron las joyas aparatosas.
“Clau, ¿querés renovar nuestros votos matrimoniales?”
Se puso a llorar y no podía detenerse. La abracé y para distender un poco el ambiente le dije: “Rubia, dejá de llorar que no se si llorás porque estás emocionada o porque no sabés cómo decirme que no!”
Recién ahí reaccionó y me abrazó “¡Cómo no voy a querer, bobo!”
“Ah! Qué linda manera de tratar al hombre que te acaba de proponer pasar el resto de tu vida con él!”
“Te amo! Te amo! Te amo!” y nos fundimos en un beso interminable. Tomé la alianza de Silvia y se la coloqué en el dedo correspondiente luego de sacarle la que estaba usando. Luego tomé el cintillo y lo coloqué también. Cubrió la mano izquierda con la otra y se llevó ambas al pecho. Con manos temblorosas hizo lo propio con la alianza que me corresponde. No besamos nuevamente.
“Bueno! Vamos a comer porque si no, la colita te va a quedar como un colador, preciosa!
Me sacó la lengua y terció “Si termina como hoy, pongo la cola feliz de la vida!”
“Te tomo la palabra”
Comimos lentamente, disfrutando cada bocado, cada palabra, cada mirada. Esa noche dormimos apretaditos. El sábado sería otro día.

Gastón -

Querida Ana Paula: Mañana por la mañana sin falta le envío el mail, no vaya a ser cosa que, interesándole la propuesta, me gane otro de mano.
De todos modos, cuando me dijiste que una de las propuestas es para dirigir un hospital, se me cayó la estantería porque seguramente ese es un puesto mucho más apetecible para alguien con su formación que el que yo le ofrezco.
Respecto del congreso, definitivamente no podré ir. Si bien me resulta interesantísimo, la fecha coincide con la inspección y aún no tengo una segunda línea de dirección a quien dejar a cargo. Te soy sincero, no propongo a Paulo para la vicedirección porque como no lo conocen, no aceptarían. La jefatura del servicio es una estrategia para que se luzca y me acepten esa nominación.
Mañana, después de mandarle el mail a Paulo, subo lo que siguió de la escapada.

Espero que Simón cuente algo del fin de semana porque acabo de intentar hablar con su casa varias veces y no me contesta nadie. Evidentemente siguió tus indicaciones.

Querida Karito: ¿cómo estás? ¿Mejor? Por favor, contanos cómo van las cosas.

Querida Jose: se que estás en Playa del Carmen. espero que lo estén disfrutando mucho y cuando vuelvas, contanos. Aunque quizá no te de el tiempo si el martes ya vas a estar acá. Confirmame a qué hora podés pasar por la clínica.

ANA PAULA -

Querido Gastón: Imagínate como me puse yo, de verdad me dieron ganas de matarlo por no tener preservativos en casa, no sabes la desesperación que teníamos los dos. Para lo del consultorio estoy esperando unos días, ¿recuerdas que me tiene que dar las vacunas?
Como te comente en otro relato, Paulo tiene un par de propuestas en España, en una concretamente le ofrecen la dirección general de un hospital, y en la otra es más o menos la misma que tu le propondrías, hoy le pregunte acerca del tema, me ha dicho que todavía no decide nada(como también te comente en el mismo relato, es un hombre que piensa las cosas con mucho detenimiento,), sigue analizando las propuestas, quedamos de checarlas esta semana juntos para decidir qué es lo mejor para todos, porque entre más responsabilidades tenga en su profesión menos tiempo tendrá para estar con nosotros , pienso que tal vez sería buen momento de que te pusieras en contacto con él, ya que solo tiene hasta el 18 de junio para tomar la decisión.
De las fechas del congreso, ya investigue bien, es del 28 de junio al 2 de julio, según me comento Paulo, es acerca de nuevas técnicas de dirección y manejo de personal en el sector salud, te digo porque tal vez pueda resultarte interesante.
!!!Espero tu relato de verdad ansiosa!!!
Un beso

Gastón -

Querida Ana Paula: Excelente el relato; me puso muy nervioso por la falta de preservativos. Es increíble como la cabeza nos hace estas jugarretas!
En cuanto puedas probá lo de hacerlo en el consultorio porque a mí me encantó. Pero tiene que ser de improviso porque si no es como hacerlo en cualquier otro lugar permitido y pierde gracia.

Lo de la oferta de Paulo es en verdad muy simple: le envío un mail diciéndole que estoy haciendo una búsqueda de jefe de servicio en su especialidad y que cruzando la información obtenida en las bases de datos de diversas universidades y hospitales, su nombre se reitera y su perfil se corresponde con lo que estoy buscando. Realmente pienso que sería la persona indicada. Cuando te comente del mail que recibió tendrías que mostrar cierto entusiasmo por el lugar de procedencia del mismo y listo.

Lo del congreso es difícil porque en 15 días tengo la segunda inspección en la que debo presentar las modificaciones que me solicitaron en la primera, lo que, además, me tiene trabajando a marcha forzada. Y francamente, me encantaría poder poner en ese momento ya a Paulo en la nómina.

Mañana subo cómo siguió mi escapada, que en esta entrega incluye la sorpresa.

ANA PAULA -

Como les dije, nada más arrancar el auto Paulo me arranco el vestido, y comenzó a acariciarme todo el cuerpo con desesperación, estábamos en el garaje, así que Paulo me fue llevando hasta el auto para apoyarme en el, yo le saque la camisa, y comencé a besar su pecho, abrió la puerta trasera del auto y me ayudo a acomodarme en el asiento trasero, mientras besaba mis labios, poco a poco fue bajando al cuello, a los senos, succiono mis pezones, los lamió ,los mordió, bajo con la lengua hasta mi abdomen, dando lengüetazos alrededor del ombligo, mientras con las manos me sacaba el tanga, siguió con la lengua bajando hasta mi pubis, me separo las piernas al tiempo que se arrodillaba, con la lengua estimulo mi clítoris, movía la lengua de manera magistral, llegue al orgasmo enseguida, me ayudo a salir del auto, me tomo en sus brazos y entramos a la casa , me deposito en el sofá del living, el estaba de pie frente a mí, le desabroche el pantalón y de un tirón se lo baje a los tobillos acompañado del bóxer, su miembro palpitaba, lo metí en mi boca y comencé a chuparlo, lo recorrí con la lengua, lo metía y lo sacaba de mi boca, hasta que Paulo me dijo que no podía mas, que ya se iba a venir, le pedí que me penetrará, al tiempo en que me puse en cuatro patas lista para recibirlo, coloco la punta del pene en mi entrada vaginal.
“Amor métemelo por favor, necesito sentirte dentro” dije desesperada
“Preciosa no tengo condón aquí recuerda lo que dijo José Antonio”
“Olvida eso o acabaras con el momento penétrame ya”
“No puedo nena sabes lo que me pesa en la cabeza eso”
“Y donde tienes los preservativos, voy por ellos “me levante para salir corriendo a buscarlos
“Es que no tengo, me olvide de comprarlos” dijo apenado
“Te juro que te mato, con lo caliente que estoy, quiero sentirte dentro” le dije al tiempo que lo masturbaba para que eyaculara ya.
“Ahorita voy volando a comprarlos mi amor” dijo gimiendo al tiempo que eyaculaba, se sentó a mi lado en el sofá, me abrazo y descansamos un rato, se levanto de un brinco y se acomodo la ropa y tomo las llaves del auto que estaban en la mesa, se acerco para darme un beso.
“Ahora vengo amor, no tardo, mientras ve preparándote”
“Paulo ya no salgas ahorita por favor, ya es muy tarde, mejor mañana seguimos”
“No muñeca yo mañana tengo turno en el hospital, los niños van a estar aquí, y aparte te lo prometí”
“Por que no buscamos primero, tu siempre tienes condones, tu checa en tu maletín y en el despacho y yo checo en el cuarto de baño” salimos los dos corriendo, yo subí al baño de nuestra habitación abrí todos los cajones de Paulo, buscando con desesperación, no encontré nada, baje a encontrarme con Paulo en el despacho, lo ayude a buscar en un cajón, en el que guarda todas las cosas que llevan los visitadores, saque todo del cajón.
“Mi amor encontré uno” grite emocionada
“No hay mas, con uno no nos va a alcanzar” dijo con su voz más seductora
“No solo hay uno mi amor, y yo creo que lo vamos a tener que aprovechar, se me hace raro que no tengas, está bien que casi nunca los usemos, yo pensé que con lo que nos dijo José Antonio habrías comprado toda una dotación”
“Mi amor se me paso comprarlos, si tenía pero el día que vino Jorge me dijo que se encontraría con Andrea, que tenía ya tiempo sin verla y que se moría de ganas de estar con ella, que el sabia que ella se está cuidando pero no quiere hijos por el momento, así que le di una buena dotación de condones, como nosotros no los usamos se iban a caducar”
“Bueno aprovechamos el que encontré o no, que la vida sexual de tu hermano no me importa, me importa la mía y sabes mi esposo hace mas de 5 días que no me penetra”
“Si quieres lo aprovechamos, pero si quieres mas, voy a tener que interrumpir de nuevo para salir a comprar, así que mejor voy de una vez”
“Yo voy contigo”
“No muñeca mejor quédate aquí no tardo nada, es mas espérame ya lista en la habitación”
“Corre que si no me voy a quedar dormida”
“No se te ocurra que te despierto, no tardo” salió corriendo, yo subí a la habitación, me di una ducha rápida, me perfume y me puse uno de los conjuntos de lencería con todo y liguero, que había comprado y que todavía no estrenaba, me recosté en la cama buscando la mejor posición para esperarlo, en eso estaba cuando sonó el teléfono, era Paulo que habían cerrado la farmacia de guardia que iba a buscar otro lado donde comprarlos.( Como extraño España en cada bar tienen una maquina de preservativos)
Como 20 minutos después llego, y desde la entrada me grito, que esperaba que ya estuviera lista, llego a la habitación desnuda, cuando me vio en el conjunto, los ojos le saltaron como platos.
“Muñeca te ves divina, que conjunto tan sexy porque no me lo habías modelado”
“Porque me gusta sorprenderte amor”
“Y vaya que lo haces, me encanta, tu sigue comprando estas cosas porque me vuelven loco”
“Muñeco sabes que los compro para ti , voy a buscar más modelitos como este, pero ven aquí junto a mi” se aventó a la cama, y se acomodo junto a mí, entrelazamos las piernas y nos besamos con pasión, que poco a poco se convirtió en desesperación parecíamos dos adolescentes torpes en su primera vez, me quería sacar el conjunto y no podía, lo aparte y me levante de la cama, le hice un striptease, como estaba desnudo pude ver como se le levanto el pene, cuando deje caer la ultima prenda me tomo por la cintura y me acostó sobre él, me estire a la mesilla para sacar un condón de la caja que había dejado ahí, lo abrí con cuidado, se lo coloque en la punta y poco a poco lo desenrolle sobre su pene, lo tome con mis manos y lo puse en la entrada de mi vagina, de un movimiento lo metí entero, acelere mis movimientos, a cada bajada sentía sus testículos golpeado mis nalgas, Paulo estiro sus manos y las puso en mi cintura y me ayudaba a subir y bajar, me dio vuelta y me monto, yo arqueaba la espalda, empezó a moverse con fuerza hasta que los movimientos eran más profundos , llegamos juntos al orgasmo. Paulo se acomodo junto a mi extendiendo su brazo, coloque mi cabeza en su pecho, el me rodeo en sus brazos, platicamos un rato, estábamos exhaustos.
“Oye presumido tu me dijiste que con uno nos iba a alcanzar y me dejaste sola un buen rato”
“Mi amor de verdad quieres más” dijo con tono de “Por favor no”
“Pues de querer si quiero pero ya estamos muy cansados mejor vamos a dormir”
“Si mi princesa, pero mañana antes de irme al hospital, nos toca la revancha”
“Me parece perfecto mi amor” me apretó en sus brazos y nos quedamos dormidos, a la mañana siguiente todo fue muy rápido pero muy placentero, no había tiempo parecía como si alguien nos fuera a sorprender, Paulo salió muy rápido al hospital y yo a buscar a los chicos a casa de Jorge, para llevar a Jero al colegio. Cuando llegue por los chicos, salió Andrea con Sofí en brazos a recibirme, me ofreció café, mientras lo prepara me dijo que Jorge estaba alistando a Jerónimo, bebí rápidamente la taza de café, llego Jorge con Jero ya listo, agradecí todo y me lleve a los chicos que no paraban de contarme lo que habían hecho con los tíos. Deje a Jero en el colegio y fui directamente al hospital a ver a Paulo, ya que habíamos olvidado entre tanta acción, el hierro, llegue a su consultorio, estaba atendiendo a una paciente, así que me senté con Sofí a esperar, al poco salió a dejar a la paciente y se sorprendió de verme ahí.
“Muñecas, ¿Qué hacen aquí? Esta todo bien mi amor” mientras tomaba a Sofí en brazos
“Si mi amor todo bien, tienes libre un rato te quiero pedir un favor”
“Si mi amor no ha llegado mi siguiente paciente, pasa para que me digas que necesitas “entramos en su consultorio, nos sentamos en el sofá.
“Que pasa mi amor, que necesitas”
“Que me pongas el hierro, ayer se nos olvido y hoy tienes turno, me la puedes dar ahora por favor”
“Si mi amor, dame la ampolleta ahorita le pido a Laura que me prepare la jeringa y se lleve a Sofí con ella mientras te pincho” le di la ampolleta, por el interno llamo a Laura, que al instante entro por la ampolleta y le aviso a Paulo que la paciente había llegado.
“Bueno Laura por favor dese prisa”
“Si doctor, no tardo” cuando salía, volteo y me pregunto “Ana Pau querida no quieres que te pinche yo, ya ves que dices que tengo muy buena mano” mire a Paulo, de inmediato puso cara de que se moría de ganas de pincharme
“Lau tienes buenísima mano, me encantaría que me pincharas, pero necesito que esta vez te quedes con Sofí, ya que si tú me pinchas no hay quien la cuide, pero no dudes en que pronto recurra a ti, de verdad mil gracias por el ofrecimiento” dije cariñosamente
“De nada querida ya sabes que cuando necesites solo me llamas, ahora vengo con la jeringa para llevarme a Sofí” no tardo nada en venir, le entrego la jeringa a Paulo y tomo a Sofí en brazos, salieron las dos.
“Venga preciosa, acuéstate en la camilla” dijo Paulo con prisa
“Ni un besito me vas a dar” dije seduciéndolo
“Amor tengo pacientes fuera, y si me cuelgo con las citas esto se convierte en caos” dijo al tiempo en que me dio un beso rápido en los labios, me levanto la falda, me bajo el tanga, y me invito a recostarme en la camilla. Me acosté y espere el pinchazo, desinfecto y me pincho, me queje bastante, pero trate de hacerlo sensualmente para provocar a Paulo, nunca lo hemos hecho en su consultorio, y me pone bastante, saco la aguja de mi nalga, me subió el tanga y me bajo la falda y me apresuro a levantarme, me senté en la camilla y lo atraje a mi jalando la corbata, lo bese en los labios, y baje el cierre de su pantalón y metí la mano buscando su pene.
“Muñeca no me hagas esto aquí por favor, tengo pacientes que atender” y me saco la mano, sin querer hacerlo, ya tenía el pene erecto.
“Está bien mi amor, ya me voy y te dejo trabajar” dije con voz de niña regañada
“Princesa sabes que me encantaría hacerlo contigo ahorita, pero en verdad no puedo, voy a intentar zafarme por la tarde”
“Ojala que puedas, gracias por el pinchazo amor, Te Amo”
“Y yo a ti muñeca”, me acompaño a buscar a Sofí a la sala de espera, me despedí de Laura agradeciendo sus atenciones, tome a Sofí de los brazos de Paulo.
“Adiós amor, gracias nos vemos a la noche, te amo” dije delante de sus pacientes.
“Yo a ti muñeca, nos vemos al rato, se van con cuidado” me beso y llamo a la siguiente paciente, que lo primero que le dijo fue “Doctor que bonita familia, su mujer esta guapísima parece que ni hijos tiene, se mantiene estupenda, y su hija es una muñeca”
“Gracias señora, de verdad soy suertudo”, fue lo último que escuche, salimos del hospital y nos fuimos a casa.
Antes de la hora de la salida del colegio, me llamaron para decirme que Paulo no dejaba de volver el estomago, que por favor fuera por él para llevarlo al médico, Salí de inmediato a buscarlo, en el camino llame a Javier pidiéndole que me recibiera, fuimos a verlo ,lo reviso y confirmo mis sospechas, una infección intestinal, me dio las indicaciones en cuanto a cuidados y nos fuimos a casa, Paulo se zafo un rato en la tarde para ver a Jero, pero tuvo que volver al hospital toda la noche, prácticamente no ha parado en casa. Jero no paraba de vomitar, tenia diarrea, no probaba bocado, y darle los electrolitos para evitar la deshidratación es un problema, aparte la temperatura al anochecer le subía tremendamente, pase dos noches en vilo cuidando a mi pequeño, mientras Paulo estaba en el hospital, está cargado de trabajo.

Querido Gastón: Estaría genial lo de Paulo, yo supongo que le parecería interesantísima tu propuesta, lo único que no se es como le podemos decir de la oferta, si se te ocurre algo avísame.
Paulo al igual que tu se anula completamente cuando alguno de los chicos se enferma, es horrible por que en verdad todo se me carga a mí , la casa, el otro chico, Paulo, mientras estoy sufriendo por ver a mi hijo enfermo, ahora Paulo ha estado en el hospital todo el día así que estoy a tope.
Por cierto ayer me comento Paulo por teléfono, que lo invitaron a un congreso en Nueva York, la verdad no se dé que se trata por que estaba atendiendo a Jero y no le preste mucha atención, no iras tu también?, seria buen pretexto para que se conocieran, yo le pedí acompañarlo, ya que como vamos a Boston en el verano podría aprovechar para ir uno de los días a Boston a buscar casa mientras el está en el congreso, si vas seria genial que te acompañara Claudia, y todavía aun mejor que Simón y Silvia se animaran. Nos podríamos conocer antes de lo planeado, me ha dicho que van los familiares de otros médicos, que están organizando algunos tours para ellos, Si no me equivoco es en dos semanas. Avisame
Por favor ya cuéntanos que siguió en la escapada!!!!!

Querida Jóse: Mucha suerte en la escapada, Playa del Carmen es genial, lo van a pasar de sueño, disfruta mucho., vayan a cenar a un restaurante que se llama “Negrosal” es delicioso, esta cerca de la Quinta avenida.
besos

Gastón -

Querida Jose: cuidate con las comidas y relajate.

Que la pasen lindo!

Josefina -

Hola chicos que lindos sus comentarios!! estoy muy feliz, muy nerviosa eso si tengo el colon hecho bolsa..
voy saliendo a mi escapada romantica, les contare como me va. besos

Gastón -

Querida Jose: cuando más o menos hayas organizado tus horarios para el 15, avisame a qué hora podrías pasar así no cargo la agenda y disponemos de tiempo.

Gastón -

Querida Ana Paula: te cuento que luego del relato de lo que sucedió con Silvia, Simón me llamó por teléfono y tuvimos una larga conversación. Lo que le sugerí es más o menos lo mismo que le sugeriste vos y lo de las vitaminas, no te preocupes, que las pidió él mismo.

Pobre Jero! ¿es serio? es terrible ver a los hijos enfermos; yo, aún siendo médico, no tolero que los míos se enfermen y me anulo completamente. Menos mal que Claudia se ocupa.

Lo que necesitaba conversar con vos no es nada grave pero sí es algo delicado.
Recordarás, porque lo he comentado en varias ocasiones, que la dirección anterior a mí no hizo una gestión demasiado eficiente; eso ha hecho que recibiera un plantel médico completamente diezmado, muchos se han ido buscando reconocimiento y categorizaciones acordes a su formación. En ese contexto, estoy llevando las cosas al lugar en el que deberían estar y la entidad propietaria me ha dado la derecha para que haga lo que considere necesario.
La pregunta concreta es: ¿Crees que a Paulo le resultaría interesante la jefatura del servicio de ginecología y obstetricia de mi clínica?

ANA PAULA -

Querida José: ¡Felicidades por el matrimonio!, se nota que Alonso es un tío muy majo, y que está verdaderamente enamorado de ti, qué manera de contenerte, me encanto el hecho de que te besara para callar tu grito, no te preocupes por lo que sucedió hoy, vas a ver que Alonso encontrará la manera de ayudarte, no mires la jeringa y piensa en la recompensa.
Suerte en tu turno!!

Simón: No te preocupes mas por Silvia, ocúpate querido!!!, tal vez te vendrían bien unas vitaminas, pero eso lo dejo a juicio de tu medico de confianza.
Por otro lado como mujer te digo, lo que Silvia necesita es sentirte cerca, no que le cumplas en la cama, muchas veces es un detalle el que hace la diferencia tal vez una llamada desde donde estas para decirle que piensas en ella y que la amas, puede resultar mejor que un orgasmo, dado que ahora que el casamiento esta a la vuelta, los nervios, las hormonas y la cabeza, le estarán jugando malas pasadas. ¿Porque no aprovechas este fin de semana para dedicarte a descansar con ella? No salgan de la cama, duerman, acaríciense, pídele que te de un masaje y cuando tu estés más relajado dale uno a ella y también platiquen lo que están sintiendo los dos en este momento de ausencias obligatorias.
Recuerda que aquí estamos para apoyarte en lo que necesitas.

Querido Gastón:
¿Qué pasa Gastón? Todo bien?, dime lo que necesitas.
Los dejo por qué no he dormido nada, tengo a Jerónimo enfermo y me ha dado dos noches terribles, encima Paulo ha estado en el hospital prácticamente todo el día, espero mañana poderles contar como siguieron las cosas.

Gastón -

Querida Jóse: no te preocupes por el escandalete de la segunda inyección; un tropezón no es caída. ¿Cómo lo tomó Alonso?
Respecto del 15, me encontrás todo el día en la clínica y podemos tomar un café y conversar personalmente. No sé si podremos encontrarnos con Simón porque depende de la hora que vos vengas y la que él se vaya.

Querido Simón: te cuento un poco lo que pasó anoche con Silvia para que vayas viendo qué hacés cuando vuelvas.

Claudia hizo llamar a los chicos para invitarla a cenar. Hubo que insistir un poco pero finalmente lo logramos. Cuando llegó anunció que necesitaría el favor de que le aplicáramos el anticonceptivo. Luego de cenar, y asumiendo que como el médico de la familia se esperaba de mí que fuera quien pusiera la inyección, le dije a Silvia "Sil, mientras Claudia acuesta a los chicos, vamos al consultorio y te pongo el anticonceptivo"
Me abrazó con cariño y me contestó "Gastón, ¿te enojás si le pido a Claudia que me la ponga?"
Un poco confundido le respondí que no había problema. "Chicas, vayan tranquilas al dormitorio y yo acuesto a los nenes" Se fueron y cuando los chicos se durmieron, preparé café para que tomáramos después, y prendí el televisor en el living esperando que volvieran. Ví una serie completa y no salían del cuarto, así que, algo preocupado porque hubiera habido algún contratiempo, fui y desde el otro lado de la puerta pregunté si todo estaba bien. Claudia contestó con tono de "no molestes" "todo bien, Gastón! Andá!"
Volví al televisor y al rato salieron; Claudia llevaba a Silvia, que tenía los ojos hinchados, del hombro.
"Gastón, le dije a Silvia que se quede a dormir acá así está acompañada. Voy a hacer la cama de la habitación de huéspedes" Silvia se sentó en el sillón en silencio y yo me paré detrás y comencé a hacerle masajes en la espalda. Guardé silencio yo también porque me di cuenta de que Silvia no iba a poder contener las lágrimas si le preguntaba qué le pasaba. Volvió Claudia y tomándola de la mano la llevó a acostarse, alcanzándole una toalla y ropa de dormir.
Claudia regresó y se desplomó a mi lado en el sillón. "Está hecha bolsa"
Y me contó la sucesión de hechos. Silvia se acostó boca abajo y se bajó la ropa sin necesidad de que Claudia se lo indicara. Le limpió el cachete derecho con el algodón y clavó la aguja. Lentamente comenzó a hacer entrar el líquido y Silvia comenzó a llorar. Claudia ya terminaba la inyección así que retirando la aguja del glúteo le preguntó "Sil, ¿te lastimé? Perdón!" Me dijo que se sintió muy mal pensando en que podría haberle hecho doler.
Silvia continuaba llorando y entre hipos, mientras se subía la ropa, le dijo "no, Clau! Gracias. Las ponés re-bien. Lloro por otra cosa..."
"Qué te pasa, Sil?"
Exasperada respondió "Que no se para qué me la pongo, si hace como 15 días que ni me toca!" Y ahí empezó con las dudas de si la seguías queriendo, de si te habías arrepentido de casarte, etc., etc., etc.
Claudia logró calmarla temporariamente pero te sugiero que pienses cómo lo resolvés porque, que te quede claro, no la van defender solamente los chicos sino la familia Straroff en pleno!
No, Simón, es un chiste! sabés que los queremos a los dos y contá con nosotros en todo lo que necesites.

Mañana les cuento algo más de la escapada, pero antes tendría que comentar con Ana Paula un tema que me tiene la cabeza ocupada desde hace un par de días.

Josefina -

simon!!! que rico que volviste, te cuento que si bien logre ponerme una inyección sin escandalo, no supere mi miedo, pues hoy fue horrible, me arranque y finalmente no pude.
tengo un congreso el 15 en buenos aires, me encantaria conocerlos, ojalá podamos coordinar algo.
un beso gigante a todos y vuelvo a mi turno, uff larga noche nuevamente.

Simón -

Hermano querido: no te preocupes, no hace falta ni que me pidas que me ocupe de Silvia. Sin ir más lejos, ayer cenó en casa y quedate tranquilo que Claudia le puso el anticonceptivo. Ahora no puedo porque tengo un tema urgente que resolver en la clínica pero después te cuento en detalle.

Simón -

Enhorabuena, Josefina! Por todo, el coraje de dejarte inyectar, tu novio que comprendió rápido lo que necesitabas y por el ofrecimiento de casamiento! A este paso no creo que tengas demasiada dificultad en vencer tu temor; y si no es así, al menos podrás controlarte cuando tengan que ponerte una inyeción.

Yo estoy nuevamente de viaje, en esta oportunidad en la provincia de Catamarca. Lo que me tiene sinceramente preocupado es Silvia. Mis estadías afuera son maratónicas y cuando vuelvo a casa estoy verdaderamente exhausto. El pasado fin de semana ella trató de acercarse a mí y no pude responderle como es debido; ni bien apoyo el cuerpo en la cama, me duermo. Es por eso que no tengo demasiado que contar. El asunto es que la empresa en la que trabajo cambió de entidad propietaria y están realizando varias reestructuraciones; francamente no es momento para poner condiciones. Silvia lo entiende, pero una cosa es lo que entiende y otra lo que siente.

Querido Gastón, te pido por favor que acompañen a mi Silvia en este momento. Ayer, la llamé para recordarle que le toca la inyección anticonceptiva porque ella siempre se olvida de la fecha; espero que lo haya hecho.
Leí que estabas preocupado porque nos dejaste a los chicos; por favor, no te hagas problema. Para nosotros es un privilegio que nos confíen lo mejor que tienen. Los adoramos y tendrías que ver lo pegados que están a Silvia. A veces la critico bromeando (que es fea, que no sabe cocinar...) solamente porque me divierte ver cómo se ponen enojadísimos contra mí en su defensa.

En fin, acabó mi escapada y vuelvo al trabajo.

Josefina -

Al recibir la indicación del médico… 3 inyecciones de complejo vitamínico.. parecía dar vueltas y vueltas por mi cabeza, preferí guardar silencio y acatar la orden. Ese día llego Alonso a buscarme (mi pareja) pues hacía mucho frío.
Te noto muy callada preciosa que ocurre
Tengo que ponerme tres inyecciones y tengo mucho susto
Mmm amor.. y porqué no te las pusieron en el hospital?
Preferí decir que estaba ocupada y lo haría más tarde..mmm además había pensado en que quizás tú podrías ayudarme, porque no me pones la inyección
Yo! Exclamo sorprendido, mi amor yo soy lo mas lejano a la salud, pero podríamos buscar a alguien y yo acompañarte.
Rápidamente contactó a una de sus amigas quien es enfermera, los minutos se hicieron horas en la espera, cuando finalmente toco el timbre del departamento, era una mujer muy grande con aspecto de mal genio, sin embargo fue bastante dulce.
Hola linda, tu novio me explico tu temor asi que hagamos todo rapidito para salir pronto de esto, acuéstate boca abajo y deja descubierta la colita mientras preparo todo.
Las manos me temblaban y sentía deseos incontrolables de salir corriendo, sin embargo mi novio al parecer leyó mis pensamientos, me tomo la mano y me llevo como a una niña hasta la cama.
Una vez que estaba ubicada y visualizaba a la mujer con la jeringa (la cual me parecía descomunal), comencé a inquietarme.
¡No quiero! Me arrepentí…. Esto no es necesario mi amor porfi déjame salir.
Con mucha paciencia y un tono muy dulce (cosa que no es su característica ) me sujeto suavemente y mirándome fijo me dijo.
Mi amor esto es por tu bien te prometo que si yo pudiera evitarlo lo haría, vas a mirarme solo a mi y vamos a respirar juntos te parece?.
Me costaba poner atención a sus palabras, pues estaba muy tensa, sentía como los músculos de mis glúteos se tensaban de una forma impresionante
Linda asi no hay ahuja que clave este culito, me decía la enfermera, tienes que relajarte y respirar profundo.
Las lágrimas comenzaron a brotar de forma espontánea por mis ojos.
Estamos listos a la cuenta de tres comenzamos.
Mi cuerpo temblaba de los pies a la cabeza, sentía mucho frio y una sensación de desvanecimiento invadía mi cuerpo, trataba de recordar como podía relajarme pero era imposible. Justo cuando la enfermera introducía la jeringa, trate de gritar, pero mis labios fueron callados en segundos por un profundo beso de mi novio, sentí mucho dolor e intenté quejarme, era como si pedacitos pequeños de vidrios estuvieran entrando por mi glúteo, entonces mi novio sujeto mi pelo y tirándolo hacia atrás dejo al descubierto mi cuello, besándolo suave y lentamente. La sensación era extraña, un escalofrio recorría mi cuerpo, intentaba moverme, pero su forma de sujetarme me tenia inmovilizada.
Ya casi terminamos me decía la enfermera, que suerte tienes, ojalá me distrajeran de esa forma para las inyecciones. Saco su tenebrosa aguja y guardó sus cosas, yo estaba inmóvil sin poder decir ninguna palabra, abría la ropa de mi cama y me interné debajo, era como si fuese a fusionar mi cabeza con la almohada, Alonso fue a dejar a la enfermera a la puerta, cuando volvió, yo estaba con la luz apagada y con fuertes deseos de desaparecer.
¿Qué pasó mi amor?
Permanecí en silencio.
No creerás que vas a dormir ahora, me sorprendiste, te portaste como toda una princesita, así que ahora viene tu recompensa.
Suavemente me destapo completa, comenzó a quitarme cada una de mis prendas mirándome fijamente, estas preciosa, me decía (yo creo que era solo porque esta enamorado ya que mi cara no reflejaba precisamente hermosura) una vez que me quito el vestido, se subió sobre mi y con los dientes comenzó a quitar mi ropa interior, al mismo tiempo besaba cada centímetro del recorrido. De pronto y de improviso me voltio dejando al descubierto mi adolorida nalga, masajeando suavemente el sitio del pinchazo, abrió mis piernas y comenzó a masturbarme suave y lento para continuar con toques mas rápidos directamente en mi clítoris, sin poder soportar el deseo me di vuelta y lo abrasé con fuerza, comenzó a penetrarme de una forma salvaje, mientas mis manos se deslizaban por su espalda hasta sus glúteos. Esa noche tuvimos un incrible orgasmo, una mezcla entre un inocente y tierno encuentro para terminar como una salvaje aventura.
Viste mi amor, las cosas feas se viven mejor de dos, si te pones las siguientes inyecciones te prometo una recompensa distinta todos los días, te amo.
Yo también te amo mi amor.
MI amor algo me molesta de esta almohada
Que cosa amor, y la levanté para encontrar el motivo de su incomodidad. Una gran sorpresa me llevé al ver una pequeña cajita, la cual tome entre mis manos.
Que es esto mi amor?
Abrelo
Estaba muy nerviosa, pero igualmente abrí aquel pequeño misterio. Un hermoso anillo se encontraba en su interior.
Y esto? Pregunte con una mezcla de nervios y alegría.
Es para ti, te importaría usarlo por los próximos 80 años que estemos vivos.
Su pregunta me causo confusión y solo sonreí.
Quiero que te cases conmigo.
Se imaginan lo nerviosa y feliz que estoy en este minuto, finalmente algo tan desagradable y temido ha sido el inicio de una nueva etapa en mi vida, raro no creen? Ahora mas que nunca quiero superar mi miedo, pero no se como hacerlo, quizás ustedes tengan alguna idea.
Un beso a todos y espero no haberlos aburrido mucho, salió un poco largo el relato al parecer.

Josefina -

hola a todos los extrañe el dia que no pude entrar al blog.
Gastón: eres un sol, gracias por preocuparte de mi fobia y estar dispuesto a recibirme aunque sea paciente nueva, te cuento que en el hospital donde trabajo, nos hacen chequeos medicos una vez al año y despues de los examenes me dijeron que tengo anemia, ademas de estar con poca energia y muy cansada, por lo cual me dieron complejos vitaminicos inyectables, no dije nada porque me dio verguenza sin embargo me acorde del consejo que me dieron, quizas el que mi pareja me ayudara a poner una lo haria mas entretenido, finalmente el me acompaño, hice un poco de escandalo pero fue exitante sentirlo tan conectado conmigo, creo que eso me faltaba un poco de contención.
Me parece increible tu fin de semana y claudia una mujer muy creativa, este es mi fin de semana, asi que ya les contaré como va mi escapada secreta, pues es una sorpresa para mi novio.
Ana Paula: que lindo lo que pusiste!!!! por suerte creo que he hecho muchas de esas cosas, solo me faltan los hijos jajaj.
Donde está simón? se siente su ausencia. el es muy divertido.
un beso y estoy terminando mi relñato para compartirlo con ustedes.

Gastón -

Ana Paula: siempre me queda algo en el tintero. Esta vez es otra coincidencia: como habrás leído, Claudia es ingeniera industrial y su especialidad es en seguridad ambiental. Pero en función de que tenemos chicos chiquitos, igual que vos, se dedica a ellos y sólo asesora de manera particular algunas empresas.
Por otro lado, ¡que buena oportunidad te está dando tu cuñado de pinchar a Paulo! Además, ver "como en una película" el efecto que tuvo en Paulo tu estrategia de negativa me ayuda a entender mejor el alma femenina.

Gastón -

Querida Karito: ¡Qué barbaridad lo del accidente! ¿ya estás bien? Por favor, danos algunos detalles más porque la verdad es que me quedo preocupado.

Querida Ana Paula: ¿quién es ahora la que apaga la luz en el mejor momento de la película? De todos modos, entiendo la situación; cuando los chicos circulan por la casa no hay posibilidad de otra cosa más que atenderlos.

Lamentablemente, tu profesión no me da ninguna idea de cómo hacer para que vengan porque la única que tendría algo que ver con lo tuyo es Silvia, que también es arquitecta, pero justamente tampoco sabe nada del blog por lo que no podemos inventar nada que la involucre. Ya veremos.

Además, con todo el currículum que me das de Paulo, cada vez tengo más ganas de que atienda a Claudia. ¡Será cuestión de asegurarse de que cuando vengan se enamoren de la Argentina y decidan quedarse!

Respecto de tu pregunta, soy médico internista.

ANA PAULA -

Gastón, de profesión soy Arquitecta de Interiores con máster en diseño de mobiliario, de momento me dedico a ser mamá y esposa, ya que con los constantes cambios de residencia no puedo tener un trabajo fijo, pero para no perder practica hago proyectos de manera independiente.
Justo acabo de leer el comentario del obstetra, seria genial que fuera Paulo, no es porque lo ame y este orgullosa de él, en verdad es un medico muy capaz y preparado, aun cuando es bastante joven (32 años) tiene mucha experiencia, ha hecho la carrera en España, la especialidad en Boston, el internado en México, y algunas prácticas en Francia, Alemania y Suiza, y ahora mismo también el máster que te comente, y próximamente tendrá la Especialidad en Ética Biomédica. De verdad que si no fuera mi esposo, seguramente lo hubiera escogido a él para ser mi obstetra.
Por cierto tu que especialidad tienes?
Te dejo un pequeño adelanto del “día siguiente” aprovechando que los chicos están haciendo la siesta y yo pare un poco para descansar.

A la mañana Paulo se despertó muy temprano, porque tenía que estar en el hospital antes de las 7, para atender un parto programado, antes de salir se acerco a mí y me susurro al oído, que ya se iba, pero que primero me iba a poner el antibiótico, para que el dolor en la cola me recordará a él todo el día, replegó las sabanas, me bajo la ropa hasta los muslo, masajeo los dos cachetes, me limpio con el algodón embebido en alcohol y me pincho, inoculo la sustancia lentamente, termino con una estruendosa nalgada, me acomodo la ropa y me arropo de nuevo, me beso la cabeza y salió rumbo al hospital, yo dormí hasta que sonó el despertador , y comencé con mi día. Cerca de las 10 le mande un mensaje a Paulo “Bombón a cada paso que doy el dolor me recuerda a ti”, me respondió “Pues yo después del calentón de ayer, en lo único que pienso es en ti hermosa” raro en Paulo me llamaba cada que salía un paciente para decirme que me amaba, que contaba las horas para estar conmigo y que intentaría llegar a casa temprano.
A las ocho de la noche mientras daba de cenar a los chicos llegó Paulo, aprovechamos para cenar en familia, al terminar Paulo se fue con los chicos al living a ver dibujos animados, mientras yo terminaba de recoger la cocina, estaba fregando los platos cuando Paulo llego por atrás:
“Mi amor, al fin ,solos les dije a los chicos que venía por un vaso con agua así que no tenemos mucho tiempo” mientras acariciaba todo mi cuerpo con desesperación y me besaba el cuello apasionadamente, los chicos lo llamaron, pero Paulo estaba tan caliente que no los escuchaba.
“Paulo, los chicos te llaman, no tardan en venir”
“Chicos ya voy, le estoy ayudando a mamá con la vajilla, ustedes vean los dibujos para que me los cuenten después” les grito desde la cocina bastante agitado.
“Hoy no te salvas mi amor, hoy te voy a llevar al cielo en un orgasmo” mientras frotaba su cuerpo con el mío, podía sentir su miembro erecto en mis nalgas.
“Mi amor vamos a acostar a los chicos para poder estar tranquilos, no quiero que nos sorprendan”
“ Déjate llevar princesa, no te preocupes los chicos no van a venir” me dio vuelta y me planto un beso en los labios, podía sentir su lengua recorriendo con desesperación mi boca, mordía mis labios, me tenía tomada por la cintura, cuando de pronto se abrió la puerta de la cocina, eran mis hijos, solo alcance a escuchar a Jero decirle a su hermana” Vámonos Sofí, que mami y papi están de novios” aparte a Paulo, que de inmediato les dio la espalda, porque no podía disimular su erección, hizo de cuenta que estaba secando la vajilla, mientras yo salí atrás de mis hijos , persiguiéndolos por la casa, diciendo que si los atrapaba me los comería a besos, iban corriendo de la mano, así que los atrape a los dos al mismo tiempo, me senté en el suelo y les di muchos besos, lo que provocaba su risa, hasta que me pidieron parar, los tres nos acostamos en el suelo, justo debajo del domo del recibidor , a ver las estrellas, cuando llamaron a la puerta, Paulo contesto el telefonillo y salió a abrir , era Jorge venia con Andrea su novia, los hizo pasar, de inmediato los chicos se levantaron y corrieron a sus brazos, yo también me levante y salude ,dijo que venía a que Paulo le diera las vitaminas, Jerónimo de inmediato le pidió a su padre que lo dejara mirar como pinchaba a su tío, Paulo acepto, así que se fueron al despacho los chicos mientras Andrea me acompaño a acostar a Sofí, en cuanto se durmió bajamos a preparar café para esperar a los chicos. Bebimos café y charlamos un rato, la verdad es que se estaban tardando más de lo normal, Andrea se estaba impacientando , ya que tenían una reunión de su compañía y ya era tarde, yo trataba de calmarla, diciéndole que Jorge era como un niño con los pinchazos, que se tardaba mucho en decidir si se dejaba pinchar o no y que seguramente delante de Jerónimo estaría exagerando aun más , le conté lo del pinchazo anterior, pero la pobre ya estaba verdaderamente desesperada, su teléfono no paraba de sonar y ella de ofrecer disculpas e inventar excusas, por lo que decidí ir al despacho para ver que pasaba, llame a la puerta, Paulo me abrió y me dijo que todavía no podía pinchar a Jorge por que se había tirado en el suelo a hacer una pataleta, lo que tenia encantado a Jerónimo, que ya lo acompañaba en el suelo, gritando que su tío Jorge no se dejaría pinchar hasta que su papá se dejara pinchar primero, en ese momento llego Andrea bastante molesta, la reunión había terminado, le pidió a Jorge darse prisa y que dejara de comportarse como un niño.
“Hasta que Paulo no se pinche, yo no me dejo” Paulo ya estaba desesperado, ya tenía la jeringa lista y había intensado de todo para pinchar a su hermano.
“Ana Pau anda, pínchame para que este niñato se deje” Se desabrocho el pantalón , se bajo la ropa y se recostó en el sofá, yo me senté a su lado y lo pinche, ante la mirada de todos, Andrea estaba impactada de que Paulo estuviera enseñado las nalgas, a mí tampoco me pareció que lo hiciera con tanta naturalidad, pero estaba ya desesperado.
“Venga Jorge ya me pincharon, te toca a ti , anda date vuelta y deja el culo al aire “dijo mientras preparaba otra jeringa, antes de que se recostara yo Salí del despacho, al cabo de cinco minutos salió Jorge con Jerónimo en brazos , seguido de Andrea y Paulo, cuando estábamos tomando café, Jerónimo le pidió a su tío Jorge que lo invitara a dormir a su casa, que su hermana ya estaba dormida, pero que también se la podían llevar.
“Si tus papis les dan permiso, yo me los llevo feliz”
“Ma, Pa, nos dejan irnos a dormir con el tío por favor, tengo muchas ganas”
“Cariño, tu tío tiene que ir a una reunión con la tía Andrea, mejor el fin de semana que los invite”
“No Ana Pau, déjalos hoy, la reunión ya termino, y el fin de semana tenemos una boda fuera, y no vamos a estar, de hecho hoy yo me voy a quedar con Jorge en su casa aprovechando que me enviaron a trabajar esta semana acá,” intervino Andrea
“Pero Andrea ustedes querrán estar solos, es poco lo que se ven”
“De verdad Ana Pau, me hace ilusión tener a los niños en la casa”
“Está bien cariño, vamos a preparar una bolsa con tus cosas”
“Si mami y las de Sofí también”
“Si mi amor, ahorita despertamos a tu hermana para que llegue a jugar con ustedes” Les prepare la bolsa, tome a Sofí en brazos y baje a reunirme con todos, con el ruido la nena se despertó, al decirle que se iría a casa del tío Jorge, corrió a sentarse en su falda
“Tío ya vámonos, que todavía tenemos que jugar”
“Si mi Chofirulis hermosa, ya vámonos” Salimos a despedirlos a la puerta, nada mas arrancaron el auto, Paulo me arranco la ropa y me susurro al oído.
“Ahora si al fin estamos solos”
Hasta aquí lo dejo porque los chicos ya despertaron de la siesta y me llaman, espero tener tiempo mañana de colgar la continuación.
Karito: que gusto que estés de vuelta!, lamento mucho lo de tu accidente, espero te recuperes pronto.

karito -

Hola mis queridos amiguitos, como los extrañe me encanta que todo haya vuelto a la normalidad, bueno sin nuestro querido amigo Carlonimo, les cuento que mi ausencia fue a causa de un accidente de trafico estuve en internada cinco dias en la clinica y ahora tengo cuello ortopedico por un mes.

estaba preocupada pense que cuando pudiera volver a concectarme ya no los encontraria.

Gastón -

Por favor, adelantá todo lo que puedas porque, aunque aún no encontramos la excusa para explicarle a Paulo el viaje a Argentina, sería genial que pudieran venir. Querida, nunca nos contaste a qué te dedicás. A lo mejor por ese lado, encontramos algo...
Respecto a lo que mandaste de las cosas buenas de la vida, es genial! Es verdad que todo eso son cosas buenas, buenísimas y poco las disfrutamos. Ese es otro valor que tiene este lugar de encuentro: siempre hay alguien que te puede ayudar a poner los pies en la tierra.

ANA PAULA -

Querido Gastón: Tu sabes que tus relatos me encantan, es por eso que te presionó a que me cuentes mas, es como si estuviera viendo una película y se cortara la luz, soy una persona bastante inquieta como te habrás dado cuenta, así que por favor no me dejes en suspenso mucho tiempo; respecto al humor de médico, voy a ser bastante honesta contigo, muchas veces solo lo entienden ustedes!, Paulo de repente hace unos comentarios que por más que quiera no me puedo reír, al contrario me molestan, no les encuentro la gracia, yo se que por su profesión, se tienen que volver un tanto fríos y sarcásticos, para aguantar las situaciones que viven diariamente, pero créeme a través de los años que llevo con Paulo, poco a poco estoy entendiendo.
Pobre Silvia! Seguramente ya está nerviosa por lo del casamiento, ya prácticamente faltan 3 meses, entiendo que este molesta por las salidas de Simón, pero estoy segura de que comprende que es por el bien de los dos, y según lo ha expresado Simón, a él también le duele dejarla, y por lo de los chicos tu estate tranquilo, que ya llegará el momento en que a Clau y ti les toque cuidar a los hijos de Silvia y Simón sé que tú también lo harás con el corazón.
Te comparto parte de un correo que recibí hace ya algún tiempo, son cosas que hace que nuestro paso por esta vida tenga sentido, lo mejor de esta vida es:

- Enamorarse.
- Reírse hasta que te duela la panza.
- Encontrar miles de mails cuando vuelves de las vacaciones.
- Manejar por algún lugar lindo.
- Escuchar tu canción favorita en la radio.
- Acostarte en tu cama y escuchar como llueve afuera.
- Salir de la ducha y que la toalla este calientita.
- Aprobar tu último examen.
- Recibir una llamada de alguien que hace mucho no ves.
- Una buena conversación.
- Encontrar dinero en un pantalón que no usabas desde el año pasado.
- Reírse de uno mismo.
- Llamadas a la medianoche que duran horas.
- Reírse sin motivos.
- Escuchar accidentalmente que alguien dice algo bueno de ti.
- Despertarte y darte cuenta que todavía podías dormir un par de horas.
- Escuchar la canción que te hacer recordar a "esa" persona especial.
- Ser parte de un equipo.
- El primer beso.
- Hacer nuevos amigos.
- Sentir cosquillitas en la panza cada vez que ves a "esa" persona.
- Pasar un rato con tus mejores amigos.
- Ver felices a las personas que quieres.
- Usar el sweater de la persona que te gusta y que todavía huela a su perfume.
- Volver a ver a un viejo amigo y sentir que las cosas no cambiaron.
- Mirar un atardecer.
- Tener a alguien que te diga que te quiere.
- Tener a alguien que te diga mamá/papá
Hay muchas otras más cosas, cada quien tiene sus momentos, aprende a disfrutarlos.

Comprendo que tengas bastante trabajo, cuando tengas un tiempo, síguenos dando aunque de poco el placer de leer, el maravilloso encuentro que viviste con Claudia.

Voy a intentar colgar algo, aunque sea parte de la “noche siguiente”, de momento estoy empezando a preparar la mudanza para España, así que ando un poco liada para sentarme a escribir lo que sucedió, por que aunque hice un comentario, en el relato del médico, te cuento que Paulo, aceptó la beca que le ofrecieron para Boston, nos vamos a principios de Julio, y como estoy buscando la manera de ir al casamiento de Simón, tengo que adelantar las cosas.

Gastón -

Sabés que se me estaba ocurriendo una nueva coincidencia? El obstetra que atendió los dos embarazos de Claudia también es un viejo profesor mío (que hizo lo que pudo para que me volcara a la especialidad, pero ya habrás visto que no lo logró). El problema que tenemos ahora es que se jubiló por lo que si Clau se embaraza tendremos que buscar uno nuevo. ¡Cómo me hubiera gustado que fuera Paulo!

Gastón -

Querida Ana Paula: lo de brava fue dicho con cariño, no te pongas así. Es más bien una broma para lograr que me digas cosas lindas sobre mis relatos, pero evidentemente mi humor de médico es desastroso. Supongo que forma parte del acartonamiento que nos caracteriza.

Efectivamente, Simón vuelve a estar de viaje, se va los martes y vuelve los viernes a la noche. Silvia está que hecha humo pero estamos tratando de convencerla de que es mejor ahora que más cerca del casamiento. En realidad me siento un poco culpable, aunque vos digas que la vida no fue hecha para eso, porque se ven poco y encima yo les cargo a los chicos para irme de escapada con Claudia. Se que lo hicieron con amor pero de todos modos no me hace sentir mejor.

Estoy escribiendo lo que siguió pero de manera muy entrecortada porque el trabajo se me agolpa en la dirección de la clínica y no quiero dejar a mis pacientes; ya no tomo pacientes nuevos pero los de años no puedo dejarlos.
Mientras tanto, ¿me contás cómo fue "la noche siguiente"?

Por otro lado, lo de no tomar pacientes nuevos no incluye a Josefina; yo le dije que no insistiría para que no se sienta presionada pero me preocupa que permanezca paralizada frente a su temor.

ANA PAULA -

Querido Gastón: Joder tío!! Que yo solo me intereso por vos, me interesa saber cómo fueron las cosas, pero a partir de hoy, voy a dejar de presionarte, y de ponerme exigente, para ver si a la larga me quitas el mote de brava.
Que bien que ya encontraron mascota para los chicos, yo en lo personal siempre he tenido preferencia por los perros, que aunque son más destructivos, a mi parecer son más fieles, pero yo amo a los animales y sé que los gatos son una excelente mascota que a mí me produce alergia , necesitan menos cuidados , lo que ustedes en este momento de familia es justo lo que necesitan, a parte no hay nada mejor, que haya sido él, el que los escogió a ustedes !Felicidades por el nuevo miembro de la familia!.
Muy gusto mucho el comienzo de su escapada, parece que lo van pasando fantástico.

Querido Simón: Supongo que estarás de viaje, así que te deseo buena estancia en donde quiera que estés, y aprovechando que tú todavía no me tachas de brava ni exigente, te pido que nos cuentes a tu regreso como van las cosas.
Por favor, pídele tú a Gastón ya que lo conoces mejor que yo, que nos cuente como siguieron las cosas.

Gastón -

Veamos si ahora satisfago a mis exigentes amigos:

Entramos a la cabaña, yo llevando los bolsos, y luego fui a entrar el auto al garaje. Cuando regresé Claudia estaba sacando las cosas de los bolsos y abrazándome me dijo “Qué frío!”
“En el garaje vi leña; si querés terminá de guardar las cosas y yo prendo la chimenea”
“Primero un besito…” creo que no vamos a poder despegarnos durante todo el fin de semana.
Fui al garaje, seleccioné algunos leños y volví a entrar a la casa empujando la puerta con la espalda porque tenía los brazos ocupados. Estaba acomodando los tronquitos en la chimenea cuando Claudia me dijo “Cuidado atrás tuyo, Gastón!”
Me di vuelta asustado y vi… un gatito atigrado que seguramente se me filtró por la puerta cuando entré. Estaba por agarrarlo para sacarlo afuera cuando con Claudia nos miramos y nos dimos cuenta de que estábamos pensando lo mismo. ¡Habíamos encontrado la mascota para los chicos! O mejor dicho, él nos había encontrado a nosotros.
Los gatos son una hermosa mascota; si se los cría bien son cariñosos y son menos afectos a hacer destrozos que los perros. Tengo algo de experiencia porque mi madre tuvo gatos durante toda mi infancia y como a Claudia no hay ser viviente que se le resista, creo que esto puede funcionar.
Claudia enseguida lo agarró en sus brazos y el gato se acomodó plácidamente. Terminé de encender el fuego y Claudia se acomodó con el gato frente a él, sobre la alfombra.
Le di un beso en la frente y le dije: “Quedate acá calentita que voy al centro a buscar víveres y piedritas sanitarias para el gato”
Hice todas la compras, incluyendo algunas delicatesen y un champagne del mejor para cenar, que es cuando le pienso dar la sorpresa a Claudia, y volví a nuestro circunstancial hogar.
Cuando llegué los encontré a los dos dormidos hechos un bollito. Preparé la bandeja del gato, calenté un poco de leche y lo llevé hasta donde había puesto sus cosas. Estaba hambriento y tuve que volver a calentar leche.
Mientras el gato estaba entretenido en eso fui hasta donde estaba Claudia y me recosté a su lado. Cuando sintió mi contacto se despertó sonriendo.
“Entraste en calor, preciosa?”
“La verdad que no, todavía tengo frío”
La abracé para darle calor y acoté “Me parece que seguís comiendo poco; te faltan calorías. ¿Por qué no te vas a dar un baño bien caliente?”
“Únicamente si vos me enjabonás la espalda…”
“Mmmmm… Ya veo cómo viene la mano… andá a darte una baño de inmersión; yo preparo las cosas para cenar y voy a enjabonarte la espalda”
Se levantó volando y fue al piso de arriba, donde se encuentra el dormitorio. Mientras tanto, yo fui a la cocina y desempaqué todo lo que había comprado y puse la mesa disponiendo la variedad en platos y bandejas. Cuando terminé subí a cumplir con mi promesa; la encontré completamente relajada sumergida en la bañera. Había puesto sales así que el aroma transportaba a otra dimensión. Me desvestí despacio, sin hacer ruido y me arrodillé a su lado. Introduje las manos suavemente en el agua para no sobresaltarla y comencé a acariciarle todo el cuerpo. Empecé por los pechos, seguí por el terso abdomen. Cuando se acomodó para que siguiera bajando hasta su sexo, salté a sus pies. Abrió los ojos y me miró.
“Ya va a llegar, no te apures”
Acaricié sus hombros, tomé sus manos y estiré cada uno de sus dedos. Luego tomé la bata y la sostuve para que se la colocara y le fregué todo el cuerpo para que no perdiera el calor. Me sequé rápidamente y tomándola en mis brazos la deposité en la cama.
“Preciosa, con las cosas que pasaron en los últimos días, ¿cuánto hace que no te ponés las vitaminas?”
“Uff! Gastón!. No sé!”
“Seguís sin comer bien y por eso te cuesta entrar en calor. No deberías interrumpirlas ahora. Prepará la colita que te la pongo”
“No, Gastón! Tiene que ser ahora?”
“Podrían interesarte las consecuencias…”
“Ah, si?”
“Y… sí!”
“Bueno… te dejo si después me das un premio” contestó poniendo voz de nena malcriada.
“Y cuál sería el premio?”
“Quiero un chupetín de frutilla!”
“Aja! Y si en lugar de darte un chupetín de frutilla te chupo como si fueras un chupetín de frutilla? ¿qué dirías?”
Se dio vuelta y exhibiendo sus monumentales nalgas gritó “Gastón, todavía no la preparaste?”
“Vos relajate mientras el doctor prepara todo, sabés?” dije cargando la jeringa rápidamente. Le di con el algodón embebido en alcohol y luego de indicarle que se aflojara la pinché. Contrajo la nalga y esperé a que se relajara nuevamente. Cuando empecé a hacerle entrar el líquido apretó los puños y se quejó. Seguí apretando el émbolo mientras le decía “paciencia, mi vida, que ya falta poquito para que te chupe toda…”
Emitía unas quejas mezcladas con placer que me volvieron loco. Cuando retiré la aguja del culito excelso de mi mujer el primer lugar por el que pasé la lengua fue el lugar pinchado. Ella suspiró y yo volví a arremeter, seguí lamiendo sus nalgas, las separé y lamí su rosado ano. Empinó la cola y le dije “Todavía no, preciosa…” Besé su espalda y llegué a su cuello. Se le erizó la piel y se arqueó.
“Por favor, Gastón, por favor… no aguanto más”
“Calma, calma, despacito… disfrutalo… todavía no te degusté toda…”
La di vuelta y continué con sus pechos. Primero pasé sutilmente la lengua por sus pezones y luego los succioné con más fuerza mientras ella, al borde del éxtasis, clavaba sus uñas en mi espalda. Apoyé la cabeza de mi pene en su vulva y noté que estaba empapada. Con suavidad lo introduje sintiendo cada milímetro la entrada. Detuve el movimiento y la besé para luego continuar el movimiento de vaivén hasta que explotamos vehementemente.
Nos desenlazamos y permanecimos acostados uno junto al otro; creo que nos dormimos un rato.

Luego les cuento lo que pasó después.

Gastón -

Ana Paula: considerando el reto que nos diste a los dos, empiezo a dudar de la veracidad del dicho del perro que ladra. Encima la queja de que dejo los relatos en la mejor parte me trae a la memoria la principal crítica de Carlónimo tanto a Simón como a mí; este hombre, en ausencia, está presente!

Mañana subo algo más y espero que nos cuentes cómo fue el "día siguiente"

ANA PAULA -

Querido Gastón: ¿Y tú cómo crees que me sentí yo? Quizá fui un poco dura con él, pero no tanto como él conmigo, su rechazo aunque forzado por las circunstancias me dolió mucho.
Tranquilo querido, que como dice el dicho “Perro que ladra, no muerde”, tal vez soy brava, pero de lo que estoy segura es que Paulo no ha dejado de pensar en mi desde ayer en la noche, ha llamado hoy más veces que de costumbre, solamente para decirme que me ama. Y todo esto me recuerda un dicho que me decía mi difunta abuela “Date a deseo y olerás a poleo, date a cada rato y olerás a caca de gato”, la verdad es que lo había olvidado, pero ahora que lo recordé, voy a ponerlo en práctica más seguido.
Por otro lado aunque me taches de exigente, cuéntanos un poco más, cortas tus relatos en la mejor parte.
Querido Simón: Como veras en el relato le voltee las cosas a Paulo, quizá no obtuve lo que quería, pero logre dejarlo pensando en mi. Me encanta que me digan las cosas directas, así que por favor omite disculpas en cuanto a sugerencias se refiera.
Paulo y yo ya hemos tenido sexo oral muchas veces, pero no lo practicamos muy seguido, aunque lo disfrutamos mucho.
Me voy a poner exigente contigo también, cuéntanos algo aunque sea un bocado de cómo van las cosas Silvia, comprendo que estés saliendo fuera pero no nos prives de tus relatos.

Besos para los dos

Gastón -

Querida Ana Paula: pobre Paulo! Qué dura fuiste con él! quizá esté haciendo una defensa gremial, pero lo que sé es que no me gustaría que te enojaras conmigo... sos brava!

Me dejaste pensando sobre lo de la anticipación. Para mí es natural ir explicando los procedimientos que llevo a cabo sobre el cuerpo de mis pacientes, justamente porque es de mis pacientes; me resulta una forma de respetar su persona. Quizá deba replanteármelo pero, por lo menos hasta ahora, mis pacientes siempre se sintieron a gusto con eso.

Simón: qué exigente estás! Te prometo que mañana subo el primer plato.

ANA PAULA -

Querida Jóse: Por favor no dejes de escribir, que lo hace muy bien, yo también llegue a meter narices a algo que ya había comenzado, pero el recibimiento fue tan cálido que de inmediato me sentí parte de él, y según mi parecer es excitante y atractivo por las aportaciones que hacemos todos, por favor no te cortes, yo no pretendo ser una erudita de la pluma ni mucho menos, al contrario he de ofrecerles disculpas por algunos errores ortográficos y gramaticales que involuntariamente he dejado pasar. No nos abandones por favor! para mi después de estar un rato leyéndolos fue muy difícil escribir el primer relato, pero una vez que ya rompí esa barrera, sentí una gran liberación, ya que me ayuda a expresar mi sentir. ¡Anímate a seguir con nosotros!
Querido Gastón: Que bien que empezó el viaje, me gusto la iniciativa de Claudia de masturbarte en plena ruta, estoy segura que ayudo a disipar tus nervios por ir conduciendo, y el resto del viaje estuviste más relajado.
Por otro lado te aseguró que por mi mente no pasa buscar placer fuera de casa, Paulo me llena en todos los sentidos, solo que simplemente ahora está preocupado por mi salud, y para él es inconcebible que alguien que no sea él( porque es un pésimo paciente) ,no respete las recomendaciones del médico y aunado a eso que le hayan pedido directamente a él y no a mí que guardáramos abstinencia. Yo se que a él le está costando igual más trabajo que a mi resistir, porque no dejo de provocarlo, la verdad que no sé de dónde saca fuerzas, yo en su caso ya hubiera sucumbido.
No dejes de contarnos como fue el viaje, de verdad que me ayuda a distraerme!!
Aquí les dejo como fue la primera inyección de hierro:
Ayer Paulo me aviso que llegaría tarde, acosté a los niños, fui a la habitación me desnude y solo me puse una bata ligera de satín rojo , decidí esperar a Paulo en el living mirando un poco de televisión, unas dos horas después llego Paulo.
“Hola mi amor ¿cómo te fue hoy?”
“Hola hermosa, tuve un día muy difícil, de verdad vengo agotado , vamos a la habitación, me urge dormir”
“Siéntate un rato aquí, que te hago masaje” se sentó en el sofá , yo me pare atrás de él y comencé con el masaje en la cabeza, el cuello y la espalda alta. “Mi amor estas muy tenso”
“Si me duele todo” le saque la camisa y seguí con el masaje alternando la espalda y el pecho.
“Que rico preciosa tienes unas manos maravillosas, porque no vamos a la habitación y seguimos con el masaje en la cama” le di vuelta al sofá y me senté sobre Paulo enfrentándonos y comencé a besarle el cuello, la boca, el pecho , le tome las manos y las puse en mis nalgas sobre la bata, le desabroche el pantalón ,metí mi mano y comencé a masajearle el pene por encima del bóxer, al tiempo que lo seguía besando, su miembro respondió muy rápido al estimulo, Paulo empezaba a sucumbir, al tiempo que por encima de la ropa me acariciaba el cuerpo, y me besaba apasionadamente, cuando intente sacar su pene, Paulo me apartó.
“Ana Pau recuerda que no podemos hacerlo”
“Pero Paulo no seas acartonado, déjate llevar, no me va a pasar nada”
“Hermosa, es solo por hoy, ya mañana te prometo que te recompenso”
“Mañana vemos si yo tengo ganas” me levante y me fui indignada a la habitación. Nada más llegar me saque la bata ,me puse el pijama y me metí a la cama, todo esto bajo la mirada de Paulo, me di vuelta y apague la luz de la mesilla.
“Hermosa, no te enojes”
“Ya Paulo déjalo, hablamos mañana, ahorita no estoy de humor”
“Ana Paula, no te pongas en ese plan, vamos a hablar ahorita” me senté en la cama(solo cuando está verdaderamente enojado me dice Ana Paula)
“Que quieres Paulo, tengo mucho sueño “dije molesta
“Yo también estoy cansado, así que vamos a terminar esto rapidito”
“Está bien dime”
“Ya van tres días en los que estas provocándome a morir, ya no aguantó más, cada día se me hace más difícil resistir, tienes que entender que no podemos tener relaciones, es por prescripción médica, no porque yo no quiera al contrario me muero de ganas, me duele rechazarte pero lo hago por ti, ya solo es hoy, ya te dije que mañana lo hacemos”
“La abstinencia no significa que no puedas tocarme y eso de que mañana lo hacemos tampoco me parece, no es que lo tengamos que hacer sino que nos nazca , nos den ganas”
“Yo me muero de ganas, aparte me acabas de dar un calentón, que si no me hubiera entrado la cordura ahorita estaría eyaculando dentro de ti”
“Pues eso era justo lo que yo quería, sentirte dentro de mí, te necesito Paulo, necesito esa conexión, yo también estoy consciente de que ahorita no puedes penetrarme, pero eso no significa que no podamos hacer el amor, hay muchas otras maneras”
“Pero tu ahorita no puedes recibir estimulo”
“El médico nunca dijo eso, simplemente dijo abstinencia, te repito lo que yo entiendo es que no debe de haber penetración, mi intención no era esa simplemente quería probar otras cosas contigo, darte placer a ti , pero tal parece que no sabes recibir sin dar”
“Claro que se recibir, pero no me parece justo que yo reciba placer y tu no, hacer el amor es cosa de dos”
“Por eso mismo, si yo te doy placer y tu lo disfrutas yo lo voy a disfrutar, tienes que aprender a ser menos necio y dejarte llevar por las situaciones que te pone la vida Paulo, no sabes lo que me duele tu rechazo”
“Perdóname mi amor, no quise hacerte sentir mal, no sabes a mí lo que me duele rechazarte, porque sabes perfecto mis puntos débiles y atacas ahí en donde es muy difícil resistir” dijo al tiempo en que me beso los labios tiernamente.
“Nunca lo vuelvas a hacer Paulo, por favor, no me rechaces , habla conmigo ,hazme entender pero por favor prométemelo no me vuelvas a rechazar”
“Te lo prometo preciosa, perdóname, de verdad no quise lastimarte”
“Yo sé que no fue intencional corazón, te amo”
“Y yo a ti, oye preciosa ahora dime que me ibas a hacer”
“Lo que te IBA a hacer , era una linda chupadita” dije repitiendo las mismas palabras que le dijo Silvia a Simón, chicos como me han ayudado, en verdad gracias.
“Y ya no me la vas a hacer” dijo con voz de decepción y cara de lujuria.
“No mi amor, ya no la verdad es que ya se me fueron las ganas”
“Ana Pau por favor hace mucho que no me haces una chupadita, anda “dijo suplicando
“No Paulo ya vamos a dormir, recuerda que como tu bien dices es solo por hoy, ya mañana veremos que pasa”
“Hermosa no me dejes así por favor”
“¿Así como?”
“Caliente”
“Pues así me dejaste tu tres días, por lo tanto estamos a mano”
“Eres muy mala conmigo , es solo una chupadita “
“Ya te dije que no Paulo no insistas”
“Pero quiero estar cerca de este cuerpecito divino, verlo desnudito, besar tus nalgas” al tiempo que me acariciaba y me intentaba sacar la ropa.
“Lo más cerca que vas a estar de este cuerpecito, y lo único que vas a ver desnudo son mis cachetes, mientras me inyectas el hierro y evidentemente me tendrás que dar un beso en el lugar del pinchazo, es lo mas que puedo hacer por ti hoy” dije con firmeza
“Ya estas lista para empezar mi amor “dijo Paulo sorprendido
“Pues no sé si lista, pero anda si no te quieres perder la oportunidad de pincharme, puede que me arrepienta”
“No tardo” salió disparado a buscar las cosas, cuando regreso, yo ya estaba bocabajo lista para el pinchazo.
“Bombón, ni siquiera me dejaste el placer de desnudarte las nalguitas” yo no respondí, tenía la cabeza clavada en la almohada, preparándome para el pinchazo, solo escuchaba como Paulo preparaba todo, no quería mirar.
“Preciosa ya está todo listo, voy a empezar” no entiendo la manía de los médicos (Perdón Gastón , no es personal) de decir todo lo que van a hacer, a mi parecer hace que te pongas más nervioso, te anticipas al dolor. Selecciono el lugar a pinchar, al sentir el frio del alcohol apreté los cachetes.
“Guapa, afloja la cola para que no duela” dijo mientras me daba palmadas, en una de esas metió la aguja hasta el fondo, apretó un poco el embolo
“Paulo , esto quema, de verdad duele mucho por favor termina ya “
“Yo sé que duelen preciosa, pero es por tu bien, esta te la tengo que poner muy despacio para que no sea tan dolorosa” al tiempo que iba haciendo entrar la densa sustancia muy lentamente pero con flujo constante.
“Por favor Paulo, ya no puedo , sácala ya”
“Ya estamos terminando preciosa, aguanta solo un poquito más estate quietita, que si te mueves te puedes hacer daño” ”Ya está, ya esta, dame unos segundos que te saco la aguja”
“Ya sácala”
“No mi amor la tengo que dejar dentro unos segundos para que no te quede marca” después de unos 10 segundos, la saco y me volvió a dar con el alcohol.
“Ya esta corazón, ahora quédate así un rato”
“Bueno pero mientras espero me puedes hacer masajito, me quedo muy dolorido el cachete”
“No te puedo hacer masaje cariño, porque podría alterar la absorción del hierro, pero te doy besitos” se dedico a besarme los cachetes, iba subiendo y bajando, intento separar mis piernas, en ese momento me di vuelta.
“Gracias amor, ahora vamos a dormir que ya es muy tarde” me acerque a darle un beso
“Ana Pau, no me hagas esto, te quería hacer sexo oral”
“Mañana, mi amor mañana” lo bese y me di vuelta para dormir, se acostó junto a mí de cucharita y puso sus manos en mis senos y los comenzó a acariciar.
“Basta Paulo” dije mientras le aparte las manos
“Es que estoy muy caliente, por favor no me dejes así”
“Date una ducha fría para que se te baje la calentura, mañana hay que despertarse temprano así que vamos a dormir”
“Eres mala, pero mañana vas a ver cómo te voy a coger”

Simón -

Querida Ana Paula: Justamente lo que te decía es que le pidas que te de, sin penetración, pero hay otros modos y si no se le ocurren, con tu modo directo se los vas a tener que enseñar.

Querida Jóse: coincido con Gastón en que escribís muy bien y en que ya estás incorporada a nuestra actividad. Eso sí, yo soy menos prudente que él y sí voy a seguir insistiendo en que lo visites.

Gastón: espero el segundo capítulo porque lo que subiste apenas alcanza como aperitivo.

A los demás: Queridos Carlónimo, Mónica, Marcia y Karito, ¿por qué nos niegan su presencia? Ahora que estoy viajando comprendo las dificultades de Carlónimo, pero por favor, los demás, den señales de vida!

Gastón -

Jóse: No! No! No! No te retraigas! Con el criterio de no entrometerse en lo que crearon otros yo tampoco tendría nada que hacer aquí; y justamente lo opuesto es la idea el blog. Además, ya te dije que escribís muy bien, no se por qué esa idea de que no lo hacés. Ya te tenemos incorporada a nuestra actividad y me (creo que nos) resisto a perderte. En cuanto a lo de tomar coraje para venir a verme te digo que contás con la invitación siempre pero voy a dejar de insistir porque no quiero que te sientas presionada; cada quien tiene sus tiempos.

Ana Paula: Quizá Simón pueda darte alguna fórmula para ablandar a Paulo pero te digo que, por propia experiencia, los doctores somos difíciles. si te fijás en mi historia vas a ver que fui (y a veces aún soy) muy necio y no cambié mi manera de actuar con Claudia hasta que me llevé un susto muy grande cuando nuestra situación la llevó a buscar fuera de casa la pasión que no encontraba adentro.
En fin, sería bueno que encontraras el modo porque ese golpe no se lo deseo a nadie.
Por otra parte, y aunque no se si será útil para distraerte un poco, te cuento cómo empezó la escapadita. Luego veré de seguir el relato.

Silvia pasó a buscar a los chicos por el colegio así que a media tarde del viernes pasé por casa, con el auto ya listo, para buscar a Claudia. Cuando entré y vi la cantidad de bolsos que había que cargar en el auto no pude más que reírme.
“Clau! Nos vamos dos días! Esto es una mudanza!”
“No es tanto, Gastón! Llevo varias cosas por las dudas…”
Agarré dos bolsos y empezando a caminar hacia la puerta le dije “Te espero en el auto, rubia!”
Cargué todo y me senté al volante. Esperé, esperé, esperé. Y Claudia no venía. Entré y desde la puerta grité: “Clau! Dale! Hay que llegar antes del domingo!”
“Qué gracioso! Ya voy, dos minutos!”
Como le preguntaba a Carlónimo: ¿cómo puede ser que a las chicas siempre les falte un poquito?
Cuando apareció! Estaba increíble! Se había recogido el cabello en una cola alta y se había pintado tan delicadamente que parecía que no estaba maquillada. ¡Qué mujer! ¡Y es mía!
Se sentó y dijo “Listo! Vamos!”
“no es tan fácil! Si no me das un beso no arranco!”
“Ah! Bueno! Empezamos tempranito!” e inclinándose sobre mi asiento pegó sus labios a los míos. No podíamos separarnos. Finalmente ella dijo “Dale! Hay que llegar antes del domingo!”
“Me lo merezco!”
Y comenzó nuestra escapada. Durante el viaje escuchamos música, charlamos, nos reímos… De todos modos, yo suelo ponerme tenso cuando manejo en la ruta porque soy conciente de que no manejo sólo mis intenciones sino que tengo que adivinar la de los demás conductores. Cuando ya había caído la tarde y la ruta estaba casi desierta y en ese panorama Claudia, que nunca deja de sorprenderme, estiró su mano izquierda y me bajó el cierre del pantalón.
“Clau! Estoy manejando”
“Si no hay nadie! Dejame a mí”
Empezó metiendo la mano pero rápidamente, sacó mi miembro y me lo masajeaba con lentitud y dulzura.
Puse la luz de stop y corrí el auto hasta detenerlo en la banquina.
“Ah! Te gustó!” y seguía haciendo su trabajo.
Yo no podía contestar, me estaba llevando al súmmum del placer. Sin dejar de masturbarme con una mano, con la otra sacó de su bolso de mano una toalla y la colocó sobre mi falda.
“te gusta?” No le pude contestar con palabras; el hecho fue inmediato y suficiente. Cuando finalizaron mis espasmos usó la toallita para limpiarme. Esta vez fui yo quien se inclinó sobre ella y besándola le pregunté “¿Qué te hago, cielo? Lo que quieras”
“Ya va a haber tiempo, tengo varias cosas en mente. Pero ahora sigamos así llegamos rápido y nos instalamos”
Con nuevos bríos y mucha curiosidad por las cosas que tenía en mente, manejé hasta nuestro destino: una cabaña de troncos aislada en medio de un pinar, a sólo 150 metros de la playa.
Claudia bajó del auto e hizo una inspiración profunda.
“Gastón! Qué lugar!”
“Todo para vos… Te amo…” y la besé.

Josefina -

Ana paula no te pongas triste ya veras que quedaraz embarazada muy pronto, lo importante es que tienes una linda familia para acoger al bebé cuando sea indicado. te cuento que me escaparé a playa del carmen con mi novio si todo sale bien el proximo mes.
Simon: se te extraño durante tu ausencia, gracias por aconsejarme, estoy segura que tienes razon en cuanto a gastón, se nota que es un buen medico pero sobre todo que es una buena persona que es muy importante, tratare de vencer el susto y la verguenza para ir a verlo.
Gaston: espero que lo hayas pasado increible con claudia, hace muy bien salir en pareja llena de energias y hace que todos los conflictos se olviden, muchas gracias por tu apoyo y espero seguir tus relatos para tener ideas en mi escapada.

Chicos me cuesta escribir, ustedes lo hacen tan bien, no se si es idea mia, pero siento que me estoy entrometiendo en algo que crearon ustedes tan exitante y atractivo. Quizas es mejor que los acompañe desde la lectura, un beso a todos y me vuelvo a una nueva noche de turno.

ANA PAULA -

Simón: eso mismo es lo que entiendo yo por abstinencia que recomendó el doctor, pero si tu sabes cómo ablandar a un medico acartonado pásame el secreto, le he dicho que soy yo la que no puede recibir estimulo directo, pero tal parece que se niega a recibir si no da. Estoy pensando en algo para romper con la barrera esta noche, si sale bien ya les contare.

Simón -

Ana Paula: supongo que la abstinencia debe referirse a mantener relaciones con penetración vaginal a efectos de dejar que tu útero no reciba estímulos directos y además a evitar infecciones. Pero creo que podrías proponerle a Paulo alguna estimulación externa placentera; no se si me equivoco pero todavía no le propusiste que use su lengua en tus lugares sensibles, no se si me explico. Pido perdón, yo se que reté a Gastón por hacerte estas mismas sugerencias pero como dijiste que las recibías con gusto....

ANA PAULA -

Querido Gastón: Gracias por tus palabras, ya voy mejor aunque de repente la cabeza me juega malas pasadas y me entra el bajón, el curso me ayuda a distraerme un poco y como siempre mi mejor escape son mis hijos, que con sus ocurrencias alegran mi vida. Es muy difícil descubrir que aunque te sientas bien, tu salud no está en perfectas condiciones. Ahora estoy enfocada a recuperar mi salud, es por eso que decidí no esperar más para comenzar con el tratamiento , ya estoy tomando el acido fólico y las vitaminas , y voy a comenzar con el hierro a la noche.
Me encantara conocer a Claudia, estoy segura de que haremos migas de inmediato, por otro lado la entiendo perfecto respecto a cuando descubrió que no estaba embarazada, recuerda que las mujeres somos seres hormonales, sientes que el mundo se te viene encima, rompe la ilusión, en esos casos lo mejor que pueden hacer ustedes que nos aman, es no preguntarnos nada y simplemente mimarnos mucho más de lo que ya lo hacen ,sentirlos cerca de nosotras de manera incondicional, nos ayuda a salir del bache, es por eso que todos los días agradezco tener a Paulo en mi vida, porque me hace sentir una mujer especial, me da su amor sin condiciones, me considero afortunada de haber encontrado a mi alma gemela.
Espero tu relato por favor no tardes mucho, recuerda que debo distraerme!!!
Querido Simón: Te confieso que para mí el DIU es un anticonceptivo maravilloso, porque con mi memoria de teflón las pastillas no son una opción, la verdad es que yo nunca me sentí mal, seguramente la anemia que tengo es muy leve, no quise preguntar la seriedad del caso para no sugestionarme más, ahora tengo que cumplir con el tratamiento y esperar que todo salga bien, estoy segura que así será, ya te contare como me fue con la primera inyección de hierro, del “consuelo” no te puedo asegurar nada, ya que por prescripción médica me tienen bajo abstinencia, y en ese sentido Paulo sigue siendo bastante acartonado , te confieso que me urge algo de intimidad con mi marido, que por más que lo provoco, no responde, he intentado bajo cualquier medio acercarme a él y lo único que recibo es un “No hermosa, recuerda lo que dijo el médico” que acaba de enfriar la situación. Pero afortunadamente hoy es la última noche de abstinencia forzada.

Simón -

Querida Ana Paula: Sabés que a Silvia le pasó lo mismo? Cuando le sacaron el DIU renegó bastante; el tema es que a ella se lo sacaron justamente porque como le provocaba períodos muy abundantes, se puso anémica. Me exlicaba su ginecólogo y lo corroboró Gastón, que no a todas las mujeres el DIU les sienta bien. De cualquier modo, ella también tuvo un tratamiento inyectable de hierro y vitaminas, pero como se las ponía yo, finalmente a pesar del dolor logró disfrutar bastante. Pedile a Paulo que te "consuele", como habría dicho Eulogia, una enfermera que nosotros conocemos.

Gastón -

Ana Paula: estaba pensando en que si vienen para el casamiento de Simón y se conocen con Claudia, a lo mejor pueden abonar esa amistad para la que están destinadas.

Gastón -

Querida Ana Paula: lamento que te hayas sentido tan mal; espero que ya estés mejor. Realmente creo que con Claudia se llevarían muy bien porque las coincidencias son enormes. Pensá lo mal que estuvo ella cuando el primer mes comprobó que no estaba embarazada. Pero, preciosa, tienen que comprender que no es soplar y hacer botellas y que tengas que acondicionar un poquito tu salud para llevar adelante un embarazo en perfecto estado de salud no implica que no puedas concebir y que todo vaya genial. Ojalá todo el mundo hiciera una consulta preconcepcional; no sabés la cantidad de problemas que se evitarían. Creo que lo peor que podés hacer es obsesionarte con el tema porque la cabeza juega malas pasadas con las hormonas. También entiendo que es más fácil decirlo que hacerlo. Todo va a estar bien, sobre todo porque evidentemente Paulo te adora y sabe contenerte adecuadamente.

Mañana avanzo un poco con el relato, te lo prometo.

ANA PAULA -

Querido Gastón: Que bueno que disfrutaron la escapada, pero anda no seas malo y no la hagas tanto de emoción, cuéntanos como fueron las cosas y que sorpresa le diste a Claudia!!!
No sabes la risa que me dio el comentario de Martha, porque volviendo a las casualidades, estoy segura de que Paulo también es de los médicos que mas fanáticas tiene dentro del hospital, lo que provoca mis celos, pero como mujeres tenemos un sexto sentido que nos permite rastrear a las mujeres que andan tras los huesitos de nuestros hombre, no se porque pienso que podría forjar una gran amistad con Claudia, padecemos de lo mismo: un hombre guapo y además exitoso medico, la situación de los chicos , tenemos muchos puntos a favor.
Espero tu relato con ansia!!!!
Querido Simón: Que bien que la pasaron genial con los chicos!!!!,
Estoy segura de que con un poco de paciencia y también porque no un poco de firmeza Beauty , dejara de ser The beast, todo es cuestión de que se acostumbre a su nuevo hogar.
También espero tu relato impaciente.
Querida Jóse: Aprovecha la oferta de Gastón, estoy segura que él puede ayudarte, no te alejes del blog, cuéntanos cómo va el tratamiento, haz logrado ponerte algún otro pinchazo?
Y qué hay de la escapada?

Aquí va la ida al medico
Al llegar a donde el ginecólogo, yo estaba cada minuto más nerviosa, Paulo trataba de contenerme , esperamos por cinco minutos a que saliera el médico a recibirnos.
“Ana Pau, ¿querida como estas?, tanto tiempo sin vernos” me saludo con mucho afecto, me dio un beso y un abrazo.
“José Antonio, que gusto verte, vengo a que me digas como estoy” (José Antonio fue maestro de Paulo en la universidad)
“”Colega, como estas? Gusto de verte, ya me han dicho que estás haciendo un máster aquí en México, ya me contaras que harás después, ahora pasen por favor” nos indico el camino y nos sentamos frente a él en el consultorio.
“Bien querida, dime tienes los resultados de los exámenes”
“Si doc., aquí están todos” mientras le tendía el sobre con los resultados, lo abrió y empezó a checarlos, Paulo me dio la mano en señal de apoyo.
“Bien querida, en lo que termino de checar tus estudios, por favor pasa al vestidor , sácate la ropa y ponte la bata, cuando estés lista nos avisas por favor” fui al vestidor a hacer lo que me dijo. Ya una vez con la bata, los llame.
“Querida por favor acuéstate en la camilla, voy a comenzar con el examen de mamas” tomo mis senos entre sus manos, los apretó, los palpo completos, y concluyo que estaban bien.”Ahora por favor ponte en posición ginecológica, vamos a checar como esta todo por aquí, para después sacarte el DIU “ me coloque en la posición solicitada, Paulo estaba parado atrás de mi acariciándome la cabeza. “Querida por favor estate tranquila y relajadita para que no te haga daño” vi como se puso los guantes de látex y lubrico dos dedos.” Ahora por favor respira profundo” respire y sentí sus dedos dentro de mí, comenzó a moverlos al tiempo que presionaba mi abdomen con la otra mano. “Ahora voy a colocarte el especulo, flojita por favor” cada vez que pronunciaba la palabra flojita, yo me tensaba mas, Paulo me hablaba al oído tratando de calmarme. “Ya está querida, veo todo bien, de hecho estás en tu día mas fértil”
“Que bien doctor, ahora por favor sáqueme el DIU, y aprovechamos para embarazarnos de una vez”
“No tan rápido querida, ahora te saco el DIU pero van a tener que esperar para embarazarse” sentí que el mundo se me venía encima, y comencé a llorar, Paulo me abrazo y me dijo que no me preocupara, que solo teníamos que esperar, que eso no significaba que no pudiera embarazarme, me controle un poco.
“Querida, tranquila ya te voy a sacar el dispositivo, necesito que te estés quietita y tranquila, Paulo por favor ayúdala a tranquilizarse” Paulo me tomo la mano y coloco su cabeza junto a la mía, mientras me hablaba.
“Ahora te voy a meter una pincita para fijarte el útero, vas a sentir un poco de molestia” lo sentí de inmediato, lo que provoco que apretara la mano de Paulo, que seguía tratando de tranquilizarme.” Ahora voy a tirar de los hilos para sacarlo, vas a sentir el tirón, esto puede resultarte un poco doloroso” de repente sentí el tirón y un fuerte dolor, sentí que le destrozaba la mano a Paulo, pegue un grito ahogado. Paulo me decía que respirara profundo.
“Ya está fuera querida, ahora quédate un poco así en lo que te tomo la tensión, porque te ves muy palida” me tomo la tensión, la tenía bastante baja, me ofreció un dulce, le pidió a Paulo que me ayudara a levantarme y me indico que ya me podía vestir. Fui hasta el vestidor con Paulo, que me ayudo a vestirme, me sentía bastante débil, una vez vestida nos reunimos de nuevo con el médico.
“Muy bien Ana Pau, te encuentro un poco anémica, y muy delgada, me gustaría que antes de embarazarte ganaras unos 4 kilos, y te pusieras unas inyecciones de hierro y vitaminas, para que al momento de la concepción, estés en plena salud, yo pienso que en dos o tres meses máximo vas a poder quedar embarazada, también te recomiendo que empieces a tomar acido fólico y vitaminas y que te pongas al corriente con las vacunas, he checado tu historial y tienes vencida la de tétanos, DTP y la triple viral”
“Está bien doctor voy a hacer lo que usted me diga, pero no hay manera de que el hierro pueda ser por vía oral, acabo de salir de un tratamiento de inyecciones y tengo la cola bastante dolorida”
“Querida lo dejo a tu juicio, yo te recomiendo las inyecciones porque actúan más rápido y no te destrozan el estomago, puedes empezar en una semana para dejar descansar un poco las nalgas, por otro lado te pido que esa si a la brevedad, te pongas un par de inyecciones de antibiótico para evitar cualquier infección, que pueda provocarte la salida del DIU”
“Si doctor”
“Paulo también les voy a pedir abstinencia sexual por 3 días, ya que Ana Pau está en su periodo más fértil, y no veo recomendable que se embarace en esta situación, y también que por lo menos mes y medio utilicen preservativo durante sus relaciones , no le doy a ella otro método porque no quiero intoxicar su cuerpo, confió en ti para que le ayudes a Ana Pau a cumplir con el tratamiento, por favor, dale tu las vacunas y las inyecciones de hierro en cuanto ella se sienta mejor”
“Si doctor cuente conmigo”
“Querida te espero antes de que se vayan a Boston, para ver cómo vamos, échale muchas ganas, vas a estar muy bien, no te obsesiones por embarazarte y veras que en menos de lo que piensas vas a estar en cinta, y por favor hoy guarda reposo” me tendió la receta y se despidió de nosotros.
Ya en el auto, Paulo me pregunto cómo me sentía
“Mal mi amor, me duele y aparte no pensé que fueran a decirnos que nos tendríamos que esperar, ahora otra vez mis nalgas van a parecer coladera entre el hierro, las vacunas y el antibiótico” dije entre sollozos, estaba muy sensible.
“Ya bombón, vamos a hacer lo que nos dijo José Antonio y veras que pronto vamos a estar embarazados” me dio un beso con ternura. “Mi amor quieres que te lleve a donde tu madre para que no estés sola en casa, sabes que me encantaría quedarme contigo todo el día para mimarte pero tengo pacientes que atender, aparte hoy come ahí tus hermanos, los chicos estarán felices con los primos”
“No Paulo, llévame a casa necesito estar sola, no estoy de ánimo de ver a nadie, solo pásame por donde mi madre para recoger a Sofí e irnos a la casa”
“Cariño, por favor no quiero que estés sola en casa pensando lo que no es”
“De verdad necesito descansar”
“Está bien te llevo a casa a que descanses pero prométeme que no te vas a martirizar pensando lo que no”
“Te lo prometo, ahora vamos por Sofí”
“Mi amor por que no le pedimos a tu madre que los chicos se queden a comer en su casa, Fernanda (mi cuñada) puede recoger a Jero del colegio y llevarlo a casa de tu madre para que pasen la tarde ahí con los primos”
“Si está bien”
Fuimos hasta la casa, Paulo me acompaño a la habitación para que me acostara, estuvo un rato conmigo, hable con Fernanda y con mi madre, quedamos que a la noche Fernanda me pasaba a los chicos, Paulo se despidió de mi con un beso y salió bastante preocupado, prometiendo que llegaría temprano a casa. Me llamo varias veces durante el día para ver cómo me sentía. Me pase el día en cama llorando y bastante decaída. Cerca de las cinco de la tarde escuche que Paulo llego, de inmediato me fui al cuarto de baño para darme una ducha, Paulo entro a la habitación y al escuchar la ducha, fue al cuarto de baño, me encontró sentada en el suelo desnuda llorando , mientras el agua caía en mi espalda, se sentó junto a mí y me abrazo.
“Chiquita porque lloras, habíamos quedado que no ibas a estar pensando lo que no es”
“Ya se mi amor perdón, pero no lo puedo evitar, me duele mucho, y aparte estoy decepcionada, trato de llevar una vida sana, hago ejercicio, como saludable “dije sollozando
“Ana Pau, se me rompe el corazón verte así, toda la vida te has cuidado para tener este cuerpo maravilloso, que me encanta y que es solo mío” dijo orgulloso ” pero por lo mismo te has privado de muchas cosas, tienes que comer más, y más variado” dijo al tiempo en que cerró la ducha y me invito a levantarme, me cubrió con una toalla y me abrazo.” Ven mi amor, ahora vístete por favor mientras yo preparo algo de comer, por que por lo que veo no has probado bocado en todo el día, no puedes vivir así, tienes que comer bien, no solo por el bebe sino por ti, me entendiste”
“Si mi amor” me puse un pijama que uso solo cuando tengo el periodo, es extra grande, cero sexy, de una tela muy suave, que me hace sentir bien y que le indica a Paulo la situación, lo que provoca que me mime mucho, baje a encontrarme con Paulo en la cocina.
“Mi amor, ven aquí hermosa vamos a comer algo”
“No tengo hambre, no me siento bien”
“Si comes te vas a sentir mejor” le di unas mordidas al bocadillo que me había preparado, me insistió en que comiera un poco mas, comí un par de bocados mas y le dije que era suficiente.
“Hermosa tienes que comer, dejando de hacerlo no vas a solucionar nada, al contrario vas a empeorar las cosas” rompí a llorar de nuevo
“Pero no tengo hambre, no es que yo quiera estar enferma”
“Mi amor no estás enferma, solo estas muy delgada y un poco anémica, y eso se soluciona comiendo bien, así que por favor termina el bocadillo” termine el bocadillo y le pedí que nos fuéramos a la habitación. Me acosté en la cama, y el se sentó a un lado mío.
“Te duele bombón”
“Si, me duele bastante”
“¿Como cuando tienes el periodo o más?” Yo siempre he tenido unos periodos muy dolorosos, al grado de que muchas veces, he ido a parar al hospital, con fiebre y demás
“ como cuando tengo el periodo”
“Ay chiquita, quieres que te de algo para el dolor”
“ Si por favor mi amor” fue a buscar una pastilla de ibuprofeno y un vaso con agua.
“Aquí tienes amor, en un rato ya se te va a pasar el dolor”
“Gracias”
“Oye amor en donde dejaste la receta que te dio José Antonio, la busque en el auto para de camino a casa comprar las cosas y no la encontré”
“Está en mi bolso”
“Voy a llamar a la farmacia para que nos manden todo”
“Está bien corazón” a los quince minutos llamaron a la puerta era de la farmacia, Paulo salió a abrirles le entregaron una bolsa enorme, liquido la cuenta y volvió a la habitación.
“Ya tenemos todo aquí mi amor, en cuanto creas que estas lista me dices para empezar con el hierro, de acuerdo”
“Si mi amor yo te aviso”
“Te parece que te ponga el antibiótico de una vez “
“Si , está bien”
“Voy a preparar todo, ahora vengo” fue al cuarto de baño a lavarse y a preparar la jeringa, se sentó a la orilla de la cama.
“Mi amor ya está listo, date vuelta por favor” me di vuelta, me bajo la ropa hasta el inicio de los muslos, me desinfecto el cachete y me pincho, ya con la aguja clavada me dijo:
“Hermosa estas ampolletas duelen bastante, así que por favor afloja bien la cola, me dio unas palmadas para comprobar la relajación, y comenzó a introducir el liquido poco a poco.
“Para Paulo por favor me está doliendo mucho”
“Ya esta preciosa ya casi termino, aguanta un poquito por favor” dijo mientras detuvo un poco la entrada del liquido, me dejo descansar un rato y volvió a apretar el embolo hasta el final, saco la aguja y me volvió a dar con el alcohol y me dio un masaje en la zona del pinchazo, me acomodo la ropa. Me di vuelta y él se recostó a mi lado y me atrajo hacia él para abrazarme. Yo me dormí un rato en sus brazos , mientras el miraba televisión.
Cerca de las 21 llego Fernanda con los niños, esboce mi mejor sonrisa y Salí a recibirlos junto con Paulo, agradecimos la atención y entramos a la casa, los chicos ya habían cenado en casa de mi madre, así que solo los bañamos, les pusimos el pijama y los llevamos a nuestra habitación un rato para que nos contaran como les había ido, venían felices, mientras hablaban yo me quede con la mirada perdida pensando en si podría volver a embarazarme, hasta que Paulo que es un niño muy perceptivo me llamo
“Mamita que te pasa, porque estas triste”
“No cariño , no estoy triste solo tengo mucho sueño” esboce una sonrisa para tranquilizar a mis hijos.
“Yo también ma, es que jugué mucho en casa de la abuela”
“Bueno chaparro pues vamos a dormir ya, vente vamos a la cama que te leo un cuento en lo que papá acuesta a tu hermana” le di un beso a Sofí y me fui con Jero a su habitación, lo acosté, lo arrope y me senté a un lado de la cama para leerle el cuento, al poco tiempo ya estaba dormido, apague la luz y fui a ver a Sofí que todavía estaba despierta dentro de la cuna, Paulo estaba sentado en el sofá leyéndole un cuento, me acerque a Paulo y me senté en el brazo del sofá a esperar a que terminara, cuando termino el cuento me acerque a la cuna para acostar a Sofí que estaba de pie mirando a su padre mientras le leía, la arrope, le di un beso que contesto con un “Te amo mamᔠse me llenaron los ojos de lagrimas y con la voz entrecortada le dije que yo la amo mas, Salí de la habitación seguida de Paulo, al llegar a la habitación Paulo me tomo entre sus brazos y me aferre a él llorando.
“Ana Pau ,me destroza verte así, por favor necesitas tranquilizarte, tenemos una familia preciosa, mejor de lo que hubiéramos soñado, nuestros hijos y yo te amamos como locos, si en la vida nos toca la bendición de tener otro bebe lo vamos a tener, pero para eso necesitamos estar bien todos, no puedes ponerte así por algo que no es, entiendo que estés mas sensible que de costumbre, pero ese estado de nervios no te va a llevar a ningún lado, así que necesito que te distraigas, así que mañana por favor vas a inscribirte en el curso de diseño floral que me dijiste el otro día, te va a hacer bien salir de la rutina, necesitas tiempo para ti”
“Pero Paulo y los chicos”
“De los chicos me encargo yo, Jerónimo esta en el colegio y a Sofí la podemos dejar con mi mamá, son solo unas horas a la semana, así que no pasa nada, estamos de acuerdo” mientras me secaba las lagrimas.
“Si mi amor”
“Ahora vamos a acostarnos”
“Está bien, pero primero me das un beso, necesito sentirte cerca de mi” dije con voz de niña regañada
“Claro corazón ven aquí “ me beso tiernamente y nos acostamos a dormir, en la madrugada me despertó un fuerte cólico, me incorpore un poco en la cama y empecé a respirar profundo para ver si cedía el dolor, al ver que no desperté a Paulo.
“Que pasa mi amor ,¿que tienes?
“No se Paulo tengo un cólico muy fuerte” encendió la luz de la mesilla
“Te ves muy pálida Ana Pau, dime donde te duele” le señale el lugar del dolor me ausculto y me dijo que seguramente un cólico premenstrual que aunado al dolor que tenia se hizo insoportable, que estuviera tranquila, que iba a buscar un analgésico y una bolsa de agua caliente. Salió de la habitación a buscar las cosas, volvió con su maletín, yo cada vez me sentía peor, estaba tirada en la cama en posición fetal era la única posición en la que encontraba algo de alivio. Paulo me dio la bolsa de agua caliente y me la puse en el vientre, mientras él me daba masaje en la parte baja de la espalda para ayudar a relajarme.
“Ana Pau y si te doy una inyección de Buscapina”
“Dame lo que sea que me quite este dolor” dije bufando, sin cambiar de posición me bajo la ropa y me pincho, siguió con el masaje en la espalda por un rato mas, se acostó junto a mí de cucharita y me ayudo a sostener la bolsa de agua caliente, hasta que el dolor y el cansancio me hicieron quedar dormida.
A la mañana siguiente, bien temprano me volvió a dar otra inyección de Buscapina para el dolor, que aunque ya era menos, me tenia molesta, el se llevo a Jerónimo al colegio antes de salir pasaron a darme un beso y trajo a la nena a nuestra cama, las dos dormimos un rato mas, desayunamos y fuimos a pedir informes del curso de Diseño Floral , resulta que tienen una ludoteca en la que puedes dejar a los niños mientras tomas el curso. Me inscribí en el curso, estoy feliz, me ayuda a distraerme y estoy aprendiendo muchas cosas, otra que está feliz es Sofí.
Hoy empiezo con el hierro, ya les contare como me va

Simón -

Gastón: ¡Terminala con la falsa modestia! Aunque está bien, es parte de lo que te hace buena persona.
¡Dale! Contá de una vez cómo fue el viaje!

Gastón -

Querido Simón: Gracias por lo de los chicos; la verdad es que nos vino muy bien.
Y basta de hacerme propaganda porque todo lo que decís es porque me tenés cariño; no estoy tan seguro de que sea cierto.

Simón -

Querida Ana Paula: no hay problema por el reclamo; yo no avisé nada porque fue medio de improviso. Y, lamentablemente, por lo que se ve, el ritmo de viajes se va a mantener constante por un tiempo. No me gusta nada la idea de dejarla a Silvia sola pero de todos modos prefiero hacerlo ahora que cuando falte menos para el casamiento y los preparativos se pongan más exigentes.
El fin de semana con los chicos fue bárbaro; nos divertimos como locos. Habíamos planificado un montón de actividades pero al final los chicos prefirieron quedarse jugando en el parque con Beauty (así decidió Silvia llamar a la cachorra, aunque a juzgar por los destrozos que hace, a veces se parece más a The Beast; supongo que ya madurará)
De todos modos, te prometo que dentro de lo que pueda iré acercando algún relato.

Querida Jóse: ¿Cómo fue el día de guardia? ¿Ya sabés cuándo vas a andar por Buenos Aires?. Cuando vengas, permitime la sugerencia, no te pierdas la oportunidad de pasar a ver a Gastón. Te aseguro que no te vas a arrepentir; es el mejor médico que conozco y es aún mejor persona. No se me ocurre que nadie te pueda ayudar mejor que él.

Los dejo porque Silvia me reclama porque entre el viaje y los chicos casi no tuvimos tiempo de estar a solas.

Gastón -

Querida Ana Paula: espero que te haya ido bien en lo del doctor; ya nos contarás.
Nosotros llegamos hace un rato y nos fue genial. Pero les voy a ir contando de apoco y en orden para que no se pierda ningún detalle. Empecemos por el principio:

El jueves por la mañana, ni bien entré en mi despacho, apareció Martha y cerró la puerta y la cortina.
Sacó del bolsillo dos jeringas y sin más trámite me dio “Le cambio una antitetánica por una de la hepatitis. Hace justo un mes que empezamos la vacunación; hoy tocan las segundas dosis”
Menos mal que Martha se ocupa del tema porque yo había perdido la cuenta completamente. Vi que se acostaba en el sillón, boca abajo, y se bajaba el pantalón del ambo.
Mientras le limpiaba con alcohol la nalga me preguntó “Doctor, no quiero ser entrometida pero, ¿cómo andan las cosas con su señora?”
“Muy bien, Martha” le dije mientras la pinchaba. “No se entromete, le agradezco la preocupación. Estamos bien, realmente. Pasamos una época complicada pero ya estᔠy retiré la aguja.
“Le dolió?”
“No, doctor, como siempre. Sabe? Me alegro de que estén bien” Y se levantó acomodándose la ropa. “Ahora le toca a Usted”
Me paré con las manos apoyadas en el escritorio y me bajé un poco la ropa. Sentí el frío del alcohol e inmediatamente el pinchazo. Cuando comenzó a hacer entrar el líquido me ardió bastante e involuntariamente contraje el glúteo.
“UY! Se había olvidado de que molestaba un poco, no?”
“Mmff!”
“Listo, listo! Ya está.” Y mientras ella misma me subía la ropa agregó “Ahora a darle envidia a todas las chicas de la clínica”
”Eh? Qué quiere decir?”
“AY! Doctor! No me va a decir que no sabe!”
“Qué cosa?”
“Que todas las chicas, enfermeras, doctoras, todas, se muere por ser la que le pinche la cola!”
“Martha!”
“Mire, para decirle la verdad, el más codiciado era el anestesista. Pero desde que se fue, usted pasó a ocupar el primer lugar en el ranking de hombres deseados en esta clínica. Y encima subió a director!”
“Martha, le voy a pedir por favor que ni se le ocurra contar nada de mi cola, escuchó?”
“Ufa! Pero está bien; en esto usted es mi paciente y puedo mantener el secreto profesional”
“Le agradezco” y caminó hacia la puerta. Cuando ya estaba casi por salir la llamé.
“Ah, Martha!”
“Si, doc?”
“Quiero que tenga en cuenta que esta vez me dolió”
Me sonrió y respondió “Pídale a Claudia que le haga sana, sana, colita de rana!”
Volví a sentarme en mi escritorio y en el momento que me apoyé en la silla me acordé de Martha porque me volvió a doler.
La idea de que las mujeres de la clínica me miraran con interés nunca se me había cruzado por la cabeza y me perturbaba. Lo que más me perturbaba era que nunca había entendido los pequeños arranques de celos que me hacía Claudia, evidentemente mucho más perceptiva que yo.
En ese momento se me ocurrió tomar prestada la idea de Paulo de la escapada romántica. Entré en Internet y reservé una cabaña en Cariló, una de las playas más exclusivas de la Argentina. Avisé a mi secretaria que regresaba en un rato y fui a preparar una sorpresa para Claudia que, por el momento, tampoco les voy a contar a ustedes.
Cuando llegué esa noche a casa fui hasta la cocina a darle a Claudia la sorpresa.
“Rubia!”
Se dio vuelta sorprendida, desde antes de ponernos de novios que no la llamo así.
La abracé y seguí “Rubia, ¿te gustaría que este fin de semana nos fuéramos a la playa?”
“AY! A los chicos les va a encantar!”
“No, rubia! Nosotros dos solitos”
“Y los chicos?”
Miré el reloj “En 5 minutos va a llamar Simón para invitarlos a quedarse el fin de semana en la casa”
Se apretó más a mí “Pero a la playa, con el frío que hace?”
“Es que no pienso salir de la cama…”
“En serio?”
“En serio”
Y en ese momento sonó el teléfono.
“Puntual, Simón, eh?. Franco, atendé el teléfono que es el tío Simón!”
Dos minutos después lo escuchaba gritar eufórico “Pa! Ma! Los tíos nos invitan a pasar el fin de semana en la casa, podemos?”
“Por supuesto, si ustedes quieren” contestó Claudia, creo que más eufórica que los chicos.
“Rubia, empezá a preparar la valija” y nos besamos.

ANA PAULA -

Querido Gastón:
Antes que nada, espero que la estén pasando de maravilla en su escapada.
Respecto al poema es una maravilla, digna de tomarse como una filosofía de vida, ojalá que si aprendamos de él, gracias por compartirlo.
Espero que no tardes mucho en contarnos como fueron las cosas con Clau.
Querido Simón: Perdona el reclamo, no sabía que estabas trabajando fuera. ¿Qué tal con los chicos? Espero tener noticias tuyas pronto.
Querida Carlónimo: no tengo el gusto de conocerte, he leído tus relatos y me encantan, espero que te encuentres bien y que las cosas vayan bien, ojalá que pronto regreses para contarnos el curso de las cosas.
Aprovechando que Paulo está de guardia, le dejo la continuación del relato anterior:

Esa noche Paulo mientras estábamos abrazados platicando, recibió una llamada del hospital en la que le solicitaron asistir de inmediato, ya que una de sus pacientes tenía una emergencia, les dio algunas indicaciones y salió rumbo al hospital. Yo me acosté a dormir , los chicos me dieron la noche, no pararon de moverse hasta que sonó el despertador, los dos de inmediato se incorporaron y me preguntaron por el padre, les explique que estaba trabajando, aliste a Jerónimo y a Sofí, mientras desayunaban me di una ducha rápido y me prepare para llevar a Jero al colegio. Ese día Sofí, tenía cita con el pediatra para que le pusieran dos vacunas, al llegar al hospital, fui a buscar a Paulo para que me acompañara como siempre lo hace, nos encontramos en su consultorio y fuimos a donde el pediatra, le pusieron las vacunas a Sofí y salimos, volvimos con Paulo a su consultorio a que checara algunas cosas, mientras esperaba a Paulo le pedí a Laura que me comunicara con mi ginecólogo, hable con él y le explique a grandes rasgos el motivo de mi llamada, me dijo que sería oportuno, hacerme unos exámenes, y que sacara turno en cuanto tuviera los resultados. Paulo había terminado de atender a la ultima paciente de la mañana, le conté lo que me dijo el ginecólogo, y me acompaño a sacar cita al laboratorio para el día siguiente muy temprano. Nos despedimos y me fui con Sofí que estaba bastante incómoda con las vacunas a hacer la compra de la semana, cerca de casa los lunes se pone un mercadillo rodante en el que suelo comprar la fruta y la verdura cada semana, ese día me encontré con María, la esposa del mejor amigo de Paulo, con la que tengo una bonita amistad, interrumpimos la compra y fuimos a tomar café, estuvimos charlando un rato, reanudamos las compras y fuimos a buscar a los chicos al Colegio. (Ella tiene 3 chicos, Manuel el de en medio es de la edad de Jerónimo, son muy buenos amigos).A la salida del colegio Jerónimo me pidió permiso de invitar a Manuel a comer a casa, acepte encantada, acordamos reunirnos para cenar en casa, cuando fueran a buscar a Manuel. Subí a los chicos al auto y nos fuimos a la casa, Sofí estaba llorona, la note muy molesta, le tome la temperatura y la tenia alta, la metí a bañar para bajarle la fiebre, no mejoro mucho así que le llame a Javier(el pediatra, que resulta ser el papa de Manuel), me dijo que alguna de las vacunas le había provocado reacción, que le diera paracetamol para bajarle la fiebre y que la estuviera monitoreando, que a la noche cuando vinieran a casa la checaba, le llame a Paulo para contarle lo de la nena y para decirle lo de la cena con María y Javier, le emocionó la idea y me pidió que lo mantuviera al tanto de los avances de Sofí. Les di de comer a los chicos, yo me estuve con la nena toda la tarde, estaba bastante angustiada, nunca le había hecho reacción una vacuna, y que mis hijos se enfermen me sienta fatal, los chicos jugaron con el balón buena parte de la tarde, mientras yo los observaba por la ventana. Paulo llego temprano a casa, estaba preocupado por la chiquita, la fiebre había cedido bastante, pero todavía estaba un poco alta, le pedí a Paulo quedarse con los chicos en lo que yo volvía a bañar a Sofí, se reunió con ellos en el jardín, al atardecer los llame dentro por que comenzaba a enfriar, se fueron al living a ver una peli, deje a Sofí con Paulo en lo que yo preparaba la cena, hice rápidamente una ensalada, una pasta y un tiramisú, puse a enfriar una botella de vino y dispuse la mesa. Fui a reunirme con Paulo y los chicos, a Sofí la encontré con fiebre de nuevo, volví a llamar a Javier para preguntarle si le volvía a dar el paracetamol, me dijo que ya estaba en camino, que no le diera nada que ya llegaba. Nada más llegar checo a la nena, dijo que efectivamente era la reacción, le volvió a dar el paracetamol y esperamos un rato a que bajara la fiebre, cuando la tuvo normal, la lleve a acostar, se durmió de inmediato. Cenamos mientras nos turnábamos Paulo y yo para irla a checar constantemente, después del café se despidieron, Jerónimo se fue a dormir a casa de Manuel. Paulo me ayudo a recoger las cosas de la cena y nos fuimos a acostar, decidimos pasar la cuna de Sofí a nuestra habitación para checarla durante la noche, por fortuna la fiebre había cedido, y la nena dormía. Nosotros dormimos un rato, cerca de las seis de la mañana me levante a ducharme y arreglarme porque tenía cita en el laboratorio, había acordado con Paulo que él se quedaría en casa con los chicos en lo que yo iba a hacerme los exámenes. Me hicieron todos los exámenes que el médico me solicito, me dijeron que a la tarde tendrían los resultados, volví a casa y me encontré a Paulo preparando el desayuno, lo comimos y él se fue al hospital. Yo llame al ginecólogo que me dio la primera cita del día siguiente, esa tarde llamo a casa Jorge el único hermano soltero de Paulo, para preguntar por él, le dije que no tardaría en llegar, que si necesitaba algo:
“Ana Pau puedo ir a esperarlo en tu casa”
“Claro Jorge, ¿Está todo bien?”
“Si, simplemente no me siento bien y quiero ver a mis sobrinos” les dije a los chicos que venía.
“Anda date prisa, que ya saben que vienes y están locos de la emoción”
“No tardo, estoy a cinco minutos de llegar” los chicos la estaban esperando en la puerta, aman a su tío Jorge, por que los deja hacer lo que quieren, muchas noches los invita a dormir a su casa, les tiene un cuarto lleno de juguetes y dulces, no le gusta venir a jugar con los chicos a casa porque, Paulo y yo les ponemos limites a los chicos y eso no le gusta. Nada más llegar los chicos corrió a sus brazos, y se fueron al jardín a jugar. Yo prepare una limonada, y los alcance, dejo a los chicos buscando un “tesoro” y vino a la mesa del jardín, le ofrecí un vaso de limonada.
“Jorge, está todo bien, te noto preocupado”
“Todo bien, simplemente me he sentido muy cansado, quería ver si Paulo me recomienda unas buenas vitaminas, porque estoy cargado de trabajo y no rindo”
“Querido la tienes jodida, te vas a tener que pinchar toda la semana, di que te lo dijo una bruja”
“Que mala eres, no me digas eso que salgo de aquí pitando, no aguanto que me pinchen me da terror”
“Pues habla con tu hermano, igual arreglas algo”
“Bueno cuñadita muchas gracias por la limonada, pero voy a ver a los chicos” cuando viene a casa, hay que cuidarlo como un chico mas, salió corriendo tras los chicos.
Al cabo de un rato llego Paulo, salió al jardín a buscarnos, llego por atrás me abrazo y me beso
“Joder, niños vámonos de aquí, que sus padres ya están de novios” lo que provoco la risa de los chicos, se acercaron todos a saludar a Paulo.
“Jorge que pasa está todo bien, te noto más delgado y bastante cansado”
“Justo de eso quería hablarte”
“Bueno chicos yo los dejo, voy a bañar a los críos, ¿Te quedas a cenar con nosotros Jorge?”
“No me lo pierdo cuñada”
“Venga Jorge vamos al estudio a platicar, que ya refresco” Yo bañe a los niños, les di la cena, antes de acostarlos, llame a Paulo y Jorge para que se despidieran de los chicos y fueran a la mesa. Deje a los chicos en cama y me reuní con ellos en la cocina, serví la cena y charlamos un rato, yo notaba a Jorge muy nervioso.
“Cuñado que pasa, te noto más nervioso de cuando llegaste”
“Cuñadita debo de admitir que tenias razón, este cabron me quiere pinchar, gracias a que llegaste con los chicos no lo ha hecho, menos mal que ya se durmieron que si no hubiera bajado muchos puntos con ellos”
“Paulo, mi amor, no hagas sufrir a tu hermano, dale un complejo de vitaminas y ya está”
“Bombón, qué más quisiera yo, pero estoy seguro que se va a olvidar de tomarlas, aparte va a seguir trabajando como un loco, y necesita descansar”
“Bueno cuñado, mas no puedo hacer por ti, tu sabrás como le convences” recogí la mesa y me fui a la cocina a fregar los platos, mientras escuchaba que discutían.
“Es lo que yo te ofrezco, son solo 5 pinchacitos en la cola, 1 por semana, yo me comprometo a ponértelos”
“Duelen mucho? “
“No te voy a negar , si duelen pero son por tu bien, si no te cuidas vas a terminar en el hospital”
“Bueno , está bien acepto pero empezamos la próxima semana”
“Estas loco Jorge empezamos de una vez, yo tengo aquí de esas ampolletas, ahora mismo la preparo “
“No Paulo , por favor no me pinches ahora”
“Anda ven vamos al estudio” Salí de la cocina, para despedirme de Jorge e irme a la habitación a esperar a Paulo.
“Cuñado ya me voy a acostar, que bueno que viniste, me dio mucho gusto verte”
“Cuñada por favor no te vayas el bestia de tu marido me quiere pinchar” lo decía con preocupación
“Tranquilo cuñado , tiene buena mano” le di un beso y un abrazo, y cuando iba subiendo las escaleras Paulo me llamo.
“Mi amor ven un segundo por favor”
“Que pasa mi amor, que necesitas”
“Necesito que me ayudes a preparar la jeringa , en lo que yo trato de convencer a Jorge” en eso estaba cuando me pidió que preparara una jeringa mas, le entregue las dos jeringas.
“Ya está cariño, si ya no necesitas nada me voy a acostar”
“Mi amor la única salida que me dio Jorge para pincharlo, es que yo me pinche primero, me la das tu por favor“
“Si mi amor, dale acuéstate en el sofᔠse aflojo el pantalón y se acostó ,dejándome la tarea de descubrirle las nalgas, le descubrí solo lo necesario porque estaba bajo la atenta mirada de Jorge, le desinfecte la nalga y lo pinche, apreté el embolo muy despacio, cuando termine le limpie el cachete y le subí la ropa.
“Gracias mi amor, casi ni la sentí tienes buena mano” me dio un beso y me dijo que no tardaba
“Ahora si cuñado, afloja la cola para que no te duela” Salí y me fui a la habitación a esperar a Paulo. Media hora más tarde llego a la habitación
“Mi amor al fin lo pude pinchar, se porta peor que un niño”
“Bueno pero lo lograste, mi amor”
“Sabes una cosa corazón”
“No mi amor que pasa”
“Me duele mucho la cola, me haces mimos” me acerque a él, le saque el pantalón y el bóxer y lo ayude a acostarse en la cama y le di masaje en la nalga pinchada, yo estaba ausente
“Mi amor que te pasa? Estas bien?”
“Si mi amor, solo estoy un poco nerviosa por mañana”
“No tienes por qué estarlo, vas a ver que todo está bien, tranquila corazón”
“Oye mi amor me va a doler mucho que me saquen el DIU”
“Te va a molestar un poco, vas a sentir como un calambre, como cuando tienes el periodo y ya ,es muy rápido en menos de 10 minutos lo tienes fuera , yo voy a estar ahí contigo mi amor “
“Tengo miedo Paulo, no me gusta ir al ginecólogo”
“Mi amor yo sé que es incomodo, pero tienes que estar tranquila, ven aquí que te abrazo” me acerque a él y puse mi cabeza en su pecho.
“Sabes mi amor, te vas a ver divina embarazada”
“De verdad crees eso?”
“Si mi amor , embarazada te ves preciosa, tus ojos brillan, irradias alegría”
“Que lindo eres bombón por eso te amo” le di un beso y me acurruque en sus brazos, me acaricio el cabello hasta que me dormí.
A la mañana siguiente me despertó Paulo con un beso
“Despierta corazón” me incorpore en la cama, me desperece un poco , me duche y arregle, mientras Paulo se duchaba arregle a los niños y prepare el desayuno, salimos de casa a dejar Jerónimo al colegio y a la nena a casa de mi madre. Y fuimos a donde el ginecólogo.
Ya les contare lo que me dijo el médico.

EL NOMBRE ES LO DE MENOS -

ME EXITE MUCHO CON SUS RELATOS
PERO ME ALIMENTAN MUCHO MI PARAFILIA QUE DESEO YA VENCER. Y NO LOS DISFRUTO PLENAMENTE. CUIDENCE Y OJALA TODO ESTE BIEN EN USTEDES Y EN MI. DIOS LOS BENDIGA

Gastón -

Querido Carlónimo: mientras espero que claudia termine de prepararse para salir en nuestra escapadita de fin de semana (¿me podés explicar por qué a las chicas siempre les falta un ratito más?) me vinieron unas ganas inmensas de conversar con vos; de saber cómo te está yendo en tu aventura profesional. Cuando puedas contanos algo. Creo que te va a gustar lo que encuentres en el blog.

Un brazo

Gastón -

Querida AnaPaula: ¡Guau! ¡Reguau! La pasaron fenómeno, por lo que se ve. Entiendo que Paulo te retó por lo de la inyección que te pusiste sola porque, además de que es verdad que te podés lastimar, lo privaste del placer de hacerlo él mismo. Pobre!

Que lindo que hayan empezado a buscar otro bebé. Espero que este espacio, en lugar de transformarse en chupetes y pañales, nos sirva para recordarnos los placeres eróticos cuando estemos inmersos en chupetes y pañales.

Ayer cuando entré estaba verdaderamente agotado y no podía ponerme a buscar algo que me recordó el comentario que me hiciste respecto de que esta vida es para disfrutarla. Pero acá va; es un poema de Jorge Luis Borges, ojalá podamos aprender de él:

Si pudiera vivir nuevamente mi vida
En la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido, de hecho
tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría
más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería
más helados y menos habas, tendría más problemas
reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente
cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría de tener
solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos;
no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin termómetro,
una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas;
Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres
y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante.
Pero ya tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.

Querida Jóse: no se por qué decís que no me gustaría tenerte de paciente; si te lo ofrecí es porque lo siento de corazón. De todos modos, también entiendo que te sientas mal por reconocer tu problema siendo psicóloga, pero también sos persona. Es bastante parecido a lo que nos pasa a los médicos, somos los peores pacientes.
Pero ya que venís tan seguido a Buenos Aires, aprovechá para hacerte una escapadita a mi consultorio.
¿Qué tal tu novio con el tema de las nyecciones? porque no estaría nada mal que él pudiera ponertelas y transformarlas en algo muy erótico.
¡Vamos,animate! Te estoy esperando con los brazos abiertos.

P.D. Ana Paula, Simón está trabajando en el interior, por eso no está pudiendo escribir. Vuelve justo para hacerse cargo de mis hijos. Ja!
Me voyyyyyyyy! con Claudiaaaa! a pasarla bieeeeen!

ANA PAULA -

Querido Gastón:
Qué bien que vayas a disfrutar con Silvia del fin de semana fuera de la ciudad, me da gusto que aunque la sugerencia te haya llegado tarde, la tomes en cuenta.
Te confieso que a mí también me sorprende tanta coincidencia! Efectivamente lo que Paulo pretende es ser director de un hospital, tiene algunas propuestas, pero es un hombre que piensa y analiza las cosas con mucho detenimiento, ya veremos que decisión es la correcta.
Ahora se suma otra coincidencia: la búsqueda de un bebe, me da miedo pensar que si todo marcha como lo planeamos, este blog se puede convertir en un espacio de pañales y chupetes.
Del pretexto estoy segura de que ya encontraremos algo.
Por favor disfruta del fin de semana, para que llegues con nuevos bríos y muchas ganas de escribir, si puedes dejarnos algo antes de salir te lo agradeceré profundamente.

Querida Jóse: Espero que tú y tu familia estén bien después del terremoto, por favor no dudes en seguir escribiendo. Viajar y conocer lugares, es de lo que más disfruto, conocer nuevas culturas es mi vicio y hacerlo acompañada de Paulo es lo máximo, es un excelente compañero de viaje. Hasta la fecha no hemos tenido oportunidad de conocer Sudamérica, es un sueño compartido, que si encuentro el pretexto perfecto lo cumpliremos para septiembre al asistir a la boda de Simón.
Por favor date la oportunidad de escaparte a la playa con tu novio, para trabajar tienes toda la vida, les caerán muy bien unas vacaciones. De momento te comento que para mí las playas más bonitas están en México, si tienes oportunidad puedes visitar Acapulco, Cancún, Playa del Carmen, Manzanillo, Huatulco, Los Cabos, Careyes, Ensenada, Rosarito, y muchas otras más, son sitios divinos para viajar en pareja.
Besos y que tú turno vaya tranquilo
PD: Aprovecha tu próxima visita a Buenos Aires para visitar a Gastón, estoy segura de que él puede ayudarte.

Querido Simón: Que pasa? Otra vez tomaste vacaciones del blog? No nos prives de tus relatos por favor, necesito que me ayudes con el pretexto para asistir a tu matrimonio.

ANA PAULA -

Siguiendo con el relato
Paulo fue al cuarto de baño a ducharse, mientras tanto yo me quede en la habitación, preparando las maletas ya que al día siguiente saldríamos muy temprano, para volver a casa, ya que teníamos un compromiso familiar en casa de mi suegra. Paulo salió solo con el slip puesto, diciendo que se sentía de maravilla. Se acerco a mí por la espalda y tomándome por la cintura me dio vuelta, y me dio el beso más pasional que me hayan dado en mi vida, estaba que ardía.
“Mi amor muchas gracias por lo que hiciste por mi hoy ,me encanto, me volvió loco, no puedo dejar de pensar en ti vestida con la bata blanca, me vuelves loco, me enloqueces, te deseo como nunca antes, eres el amor de mi vida, te amo , te amo!!!!! Empezó susurrando y terminó gritando.
No dejaba de besarme y acariciarme, me saco la blusa y comenzó a besarme y masajearme los pechos por encima del brassiere, mis pezones reaccionaron de inmediato, metió una mano debajo la falda (creo que ustedes la llaman calza), y masajeo mis nalgas, como la falda le estorbaba también me la quito, descubrió que el conjunto de lencería que llevaba era nuevo, me dijo que le encantaba, que era precioso y que yo me veía fenomenal en el, pero que me vería mejor desnuda, me lo quito con la boca, mientras tanto yo metí mi mano debajo de su slip, y comencé a masajearle el pene, parecía que le explotaba estaba muy excitado, todo esto lo hicimos de pie. Paulo me tomo en sus brazos y me coloco sobre la cama, se puso encima de mí y me penetró profundamente, cuando estábamos por llegar al orgasmo, le di vuelta a Paulo y me senté en él y cambie el ritmo de la penetración de rápido a lento y así hasta que ya no pudimos mas. Quedamos acostados uno al lado del otro tomados de la mano sin hablar, después de haber descansado un poco nos levantamos y empezamos a preparar todo para volver a casa, estábamos melancólicos, por un lado nos queríamos quedar mas días pero por el otro extrañábamos a los chicos como locos. Nos duchamos, y desnudos nos metimos en la cama, puse mi cabeza en su pecho, cuando ya estaba a punto de dormirme, recordé que no me había puesto ni la inyección ni el ultimo supositorio, mire a Paulo dormido y no quise molestarlo, al intentar zafarme de sus brazos, me di cuenta de que no estaba tan dormido, porque me apretó y me pidió que no me fuera. Le dije que ya volvía, nada más me soltó, me levante de la cama y empecé a preparar todo para la inyección y el supo, volví a la cama, me acosté de lado dándole la espalda a Paulo, con una mano coloque el supo en la entrada, respire profundamente y lo metí de golpe, me resulto bastante molesto, pero ya lo había hecho, trate de no quejarme para no despertar a Paulo. Tome la jeringa de la mesilla, seleccione el lugar, me desinfecte el cachete y lo pinche con algo de duda, hacia ya mucho que no tenía necesidad de pincharme yo sola, al pinchar se me escapo una queja que despertó a Paulo, que al abrir los ojos y ver la escena, se levanto rápidamente y me ayudo a inocular el liquido, y a sacar la aguja. Me pregunto que por qué no lo había despertado, que no era bueno que me inyecte sola las intramusculares porque me podía lastimar, le dije que lo vi tan tranquilo durmiendo que no quise molestarlo. Me riño por no haberle dejado ponerme el ultimo supositorio, le conteste que ya habrá otra oportunidad, resignado me dio un masaje en la nalga, dejo las cosas en la mesilla, nos acomodamos de cucharita y nos dormimos.
Al día siguiente, salimos rumbo a la ciudad de México, muy temprano, cerca del mediodía llegamos directo a casa de mi suegra a encontrarnos con los chicos y con la familia de Paulo, estaban todos reunidos en el jardín, antes de comer Paulo me llamo aparte para decirme que me tenía que dar la inyección que ya solo faltaban 2 para terminar el tratamiento, que debía dármela ya para librar las horas necesarias para que pudiera ponerme la ultima a la noche.
“No Paulo ahora no, la estamos pasando muy bien charlando con todos”
“Corazón, te la doy de una vez anda”
“Está bien vamos por mi bolso que ahí tengo las cosas” fuimos abrazados al lugar en donde estaban todos, cogí mi bolso y Paulo se disculpo diciendo que ya volvíamos que no tardábamos, todos empezaron a molestarnos diciendo que si no teníamos suficiente con la escapada, yo de inmediato me ruborice, lo que alentó las carcajadas de todos, Paulo me tomo del brazo y comenzamos a caminar. Fuimos a la que era la habitación de Paulo y su hermano de pequeño, que sigue igual, su madre no ha tocado nada. Nada más llegar Paulo , empezó a preparar la jeringa, mientras yo esperaba recostada en la cama, me pidió el alcohol y el algodón, pero yo no los llevaba, los había dejado en la maleta que estaba en el auto, me ofrecí a ir a buscarlos, el me dijo que no que le preguntaría a su madre, cual va siendo mi sorpresa, abrió la ventana que da al jardín y desde ahí le grito a su madre, que le explico donde estaban las cosas, las fue a buscar y regreso a mi encuentro, yo seguía recostada, se acerco a mí y me susurro al oído:
“Mi amor siempre he tenido unas ganas bárbaras de hacer el amor en esta cama y con toda mi familia en el jardín”
“No mi amor, como crees, podrían sorprendernos”
“Eso es lo que más me excita, anda bombón por favor”
“Pero rapidito mi amor” le desabroche el pantalón y se lo baje a los tobillos junto con el slip, el me saco el tanga y replegó mi falda, la adrenalina que nos provocaba ser sorprendidos hizo que nos calentáramos enseguida, cogimos delicioso, llegamos muy rápido al orgasmo, el rápidamente comenzó a vestirse, yo me puse el tanga y me di vuelta para que me pinchara, nada más me clavo la aguja, llamaron a la puerta, era mi cuñado que venía a ver si todo estaba bien, que ya nos habíamos tardado mucho, Paulo le contesto que sí ,que ya salíamos que estaba terminando de pincharme , por los nervios apretó el embolo muy rápido, lo que provoco un dolor insoportable en mi de por si dolorida nalga, pegue un grito muy agudo, me pidió perdón , me ayudo a acomodarme la ropa y me apresuro a salir, en la escalera nos miramos con complicidad y reímos de manera nerviosa. Llegamos a reunirnos con todos, tomados de la mano, yo notaba mucha molestia en la nalga, casi ni me podía sentar. Comimos delicioso, mi suegra es una gran cocinera, estuvimos un rato mas charlando, al atardecer , Paulo fue a buscar las cosas de los chicos con mi suegra y nos encontramos en el living donde estaban los chicos mirando una película con sus primos, nos despedimos y fuimos a la casa, al llegar a casa bañe a los chicos en lo que Paulo preparaba la cena, les puse el pijama, Jerónimo salió disparado a la cocina a diciendo que le iba a ayudar a su padre a preparar la cena, yo lleve a Sofí a mi habitación en lo que me ponía el pijama, dándome prisa ya que Paulo y Jerónimo cuando están juntos en la cocina, la dejan hecha un desastre. Cenamos en el comedor, le pedí a Paulo que acostara a los chicos mientras yo fregaba los platos y recogía la cocina. Se colgó a los chicos uno de cada lado y subió las escaleras. Yo me di prisa y cuando iba llegando al descanso de la escalera escuche la risa de los tres en mi habitación, la puerta estaba entreabierta, la abrí despacio para ver que estaban haciendo, los tres estaban bajo las sabanas con la cabeza cubierta, me acerque a la cama y los descubrí, los chicos echaron a reír.
“Muy bien chaparros ya los encontré, ahora venga a la cama”
“Ya estamos en la cama mami” respondió Jerónimo, mientras se acostaba
“No cariño, esta es la cama de papá y mamá vamos a la tuya”
“No mami, papá nos dijo que hoy podíamos dormir aquí con ustedes” amo a mis hijos, pero no me gusta que duerman con nosotros, porque las veces que hemos dejado que lo hagan, al día siguiente es un problema llevarlos a su cama.
“Pero cariño ya sabes que no pueden dormir aquí y menos los dos”
“Ana Pau yo les prometí a los chicos que se iba a dormir aquí con nosotros, por favor déjalos, es solo por hoy”
“Está bien chicos, solo por hoy y por qué se los prometió papᔠdije un tanto molesta y me fui al cuarto de baño a lavarme los dientes, tras de mi entro Paulo.
“Mi amor, no te enojes, es solo una noche la que se van a quedar los chicos, no pasa nada, yo ya hable con ellos, anda ven a divertirte con nosotros”
“Paulo, ya sabes que no me gusta que se duerman con nosotros, y menos que prometas cosas a los chicos en las que yo estoy involucrada y ni siquiera me lo digas, yo tenía otros planes para esta noche, recuerda que me toca la ultima inyección”
“Bombón, se me olvido, ahorita que se duerman los chicos te la doy, ahora anda ven con nosotros a saltar en la cama” salió corriendo, se subió a la cama y empezó a saltar con los chicos , yo me les uní, después de un rato les dije a los chicos que si se iban a quedar ahí con nosotros ya era la hora de dormir, estaban bastante cansados así que se durmieron rápido, Paulo y yo estábamos a las orillas para que los chicos no se rodaran, permanecimos en silencio un rato viéndolos dormir, con las manos entrelazadas por encima de los chicos.
“Ana Pau, son tan lindos, míralos son perfectos”
“Si mi amor son tan tiernos, me llenan la vida de alegría”
“Bombón he pensado en tener otro bebe, tu quieres”
“Mi amor, para mí no hay mayor bendición en esta vida que ser madre, me encantaría otro bebe”
“Te parece que dejemos de cuidarnos ya para embarazarnos”
“Si mi amor, por favor mañana sácame cita con el ginecólogo para que me quite el DIU”
“Mañana le pido a Laura que saque la cita, le voy a decir que busque un horario que me convenga, para que te pueda acompañar, por que el procedimiento es un tanto incomodo”
“Está bien corazón, pero vamos a charlar a otro lado, no quiero que se despierten los chicos” fuimos a un chaise longe que tenemos dentro de la habitación, el se recostó apoyando la espalda en el respaldo y abrió las piernas para que yo me colocara en medio, me recosté apoyando mi cabeza en su pecho, me rodeo con sus brazos e instintivamente puso sus manos en mi vientre.





Josefina -

Ana Paula: me encanta tu forma de vivir viajando por el mundo y pasandolo increible con tu marido, me animó tu relato del escape a la playa, creo que haré lo mismo con mi novio, el unico problema es que somos dos trabajolicos empedernidos y con el terremoto aun estamos algo asustados, donde me recomiendas?.

Gastón: Muchas gracias por tus palabras pero no te gustaria tenerme como paciente. al parecer mi medio no es muy apoyador y me da mucha verguenza reconocer mi trauma siendo psicologa. tu vives en buenos aires verdad?, yo voy mucho para alla porque tengo parte de mi familia, es una ciudad muy linda y me quedo siempre en palermo.

me animaré a escribir nuevamente, pero hoy estoy de turno toda la noche así que solo me escape para saber de ustedes.
un beso y gracias por ser mi escape a la rutina

Gastón -

Querida Ana Paula: Gracias por las sugerencia, pero estando en sintonía como estamos te cuento que me adelanté. Aún no les relaté lo que siguió pero este fin de semana nos vamos afuera con Claudia y efectivamente los chicos se quedan con Silvia y Simón.
Lo de la excusa se me hace difícil; pensá que Simón tuvo que salir en mi auxilio para explicarle a Claudia por qué conocía a Carlónimo y a Mónica. Ya se nos ocurrirá algo.
Además, veo que siguen las coincidencias con Paulo ya que como sabrás dirijo una clínica, cosa que seguramente él hará muy pronto con la formación que tiene.


Querida Jóse: Coincido con Ana Paula en que esa no es la manera en que nadie puede perder el temor a las inyecciones. Me gustaría que nos cuentes cómo ha seguido el tema y ya que estamos y que te animaste a escribir (y te aviso que lo hacés muy, pero muy bien) lo que me gustaría es que cuentes cómo te gustaría a vos que fuera la experiencia. Luego de eso, y como he hecho con todas y todos los integrantes del blog, te invito a pasar por mi consultorio en un viaje relámpago y vemos qué puedo hacer por vos.

ANA PAULA -

Estimada José: ¡Qué gusto que te animaras a escribir! Espero que te recuperes pronto, estamos en la misma situación, las dos padeciendo del mismo mal y del mismo tratamiento, que puede resultar por demás incomodo. Yo pienso que estos compañeros tuyos, no van a ayudarte a perder el miedo, lo que tú necesitas es alguien que te contenga no que te obligue, te recomiendo buscar a alguien más para que te ayude a terminar el tratamiento. Besos para ti también.
Querido Simón: ¡Gracias por la invitación a tu matrimonio! Te cuento que soy Española de nacimiento y Mexicana por adopción, Paulo es mexicano hijo de españoles y somos unos viajeros incansables. Nuestro lugar de residencia fijo es España, pero ahora mismo estamos viviendo en la Ciudad de México ya que Paulo está haciendo un Máster en dirección y administración de hospitales, termina ya este mes y le ofrecieron una beca para una subespecialidad en Boston, es un periodo corto el que estaríamos allí, yo creo que solo el verano, todavía no acepta, ya les contare su decisión. Les confieso que yo ya muero de ganas de volver a España, si Paulo acepta la beca terminaría a mediados de septiembre, por lo que podríamos aprovechar los 15 días que le dan para volver para ir a tu boda, ¡Me encantaría!
Querido Gastón: Me tranquiliza tu opinión acerca de mis relatos, ahora mismo no he tenido tiempo de escribir como terminó la escapada a la playa, pero espero ponerme al corriente pronto.
Ya que me has abierto la puerta de las sugerencias, voy a darte la primera:
¿Por qué no te llevas a Claudia de escapada romántica el fin de semana? Les vendrían muy bien relajarse, tú has tenido exceso de trabajo y Claudia no se ha sentido bien, despejarse les ayudara a ver las cosas con otros ojos, y disfrutarse como pareja será fantástico, ya verás. Por otro lado, estoy segura que Silvia y Simón aceptaran felices quedarse con los chicos el fin de semana, y ellos estarán encantados con los tíos y con la nueva integrante de la familia.
Voy a necesitar de tu ayuda, para justificar con Paulo un viaje a Argentina al matrimonio de un querido amigo, que él no conoce.

Josefina -

Gracias por la bienvenida, bueno les cuento mas de mi, yo vivo en Chile, tengo 26 años y soy psicóloga, trabajo en un hospital así que se imaginaran lo molesta que resulta mi fobia a las inyecciones, me excita mucho la escena dominante que se da antes de un mandato médico, esa mescla entre masculinidad y paternalidad, pero a la hora de seguir las indicaciones soy pésima y no solo con las inyecciones, sino los supositorios, el termómetro rectal y lo ultimo que me toco vivir, el tacto rectal, el juego previo me encanta pero me siento muy vulnerable y de verdad que trato de superarlo. Les contaré mi ultima experiencia ( no creo hacerlo tan bien como ustedes pero hare el intento, igual me da vergüenza…)
Estaba en una reunión con los médicos de mi equipo, donde recibí un llamado desde urgencias pues una de mis pacientes estaba haciendo un escándalo, me levanté muy rápido y Salí corriendo sin darme cuenta que había un imperfecto en el piso, tropecé y me doble muy fuerte mi pie derecho. Los médicos se levantaron a ver como estaba.
Jóse estas bien?
Sí no paso nada respondí (intentando ocultar el intenso dolor que sentía), trate de caminar y no pude disimular mas el dolor, entonces uno de ellos que es un hombre bastante guapo y corpulento me tomo en sus brazos, acostándome en la camilla.
Vamos a ver que ocurre pequeña… (me dicen asi porque soy la menor de todos), al dejar al descubierto mi pie y palparlo notan una gran hinchazón y enrojecimiento.
Mmm esto no esta bien jóse parece un fuerte esguince, y te advierto pequeña… esto es muy doloroso
En ese momento empecé a temblar, intuía que nada bueno iba a ocurrir
Iras conmigo a mi oficina, te vendaremos ese pie y te daré algo para el dolor
Una vez adentro de su oficina me dijo
Ya jóse quítate los pantalones para tener despejado ese pie, (mientras una enfermera que de verdad da susto, pues es muy grande y gruñona preparaba todo para poner la venda) ese día llevaba puesta ropa interior muy pequeña de color rojo, lo cual acrecentaba mi vergüenza pues dejaba al descubierto gran parte de mi cuerpo. Al volver el médico veo que trae una enorme jeringa con un líuido amarillento.
Eso es para mi? Pregunte
Sí linda, asi que prepare la colita para la inyección
Comencé a temblar instantáneamente, me sudaban las manos y mi corazón palpitaba cada segundo más rápido, me puse a llorar intentando retener las lagrimas, sin embargo parecía ser a cada segundo mas fuerte.
No! Porfabor inyecciones no, me dan mucho susto (y repentinamente me levante de la camilla para salir lo mas rápido que mi pie hinchado me permitiese. De pronto el segundo médico entra por la puerta y me sujeta fuertemente)
Nada de cosas señorita, jóse te estas portando como una niña malcriada (mientras me tenia en brazos comencé a pataliar y tratar de zafarme de sus brazos, mientras el Dr. Se acercaba a mi con la inyección)
Suéltame no quiero!!! Gritaba desesperada
Niñita te hacen falta unas buenas nalgadas para que te comportes, tu no sales de aquí sin ésta inyección pues tu pie se pondrá peor, ya calmate y acuéstate.
Derrotada volvi a la camilla sin dejar de temblar, una vez boca abajo uno de los médicos me sujetaba los hombros y la enfermera las piernas diciéndome, si no se queda tranquila, voy a darle unas buenas nalgadas para que aprenda.
El otro médico me bajo mi ropa interior sin piedad, dejando al descubierto toda mi intimidad, yo continuaba llorando e intentando moverme, pero mis esfuerzos fueron en vano.
Sentía como me desinfectaban el cachete derecho, mientras gritaba, no no no!!!! Se los suplico me da mucho miedo hare todo lo que me digan pero no me pongan inyecciones.
Lo siento señorita ya basta, si tu no te cuidas yo lo haré y sin piedad clavo la jeringa hasta el fondo, al comenzar a entrar el liquido, sentí un dolor agudo e intenso, ay ay ay!!!! No mas, sáquenmela me duele mucho, frente a lo que me contestó ya basta!! Dándome una nalgada que de verdad me dolío mucho.
Sentí mucho susto por el reto asi que intente soportar en silencio, pero continuaba llorando .
Cuando finalmente sacan la aguja sentí como si hubiese corrido muchos kilómetros, estaba cansada. Uno de ellos me abrazo y me dijo, ya paso pequeña.. pero yo continuaba temblando , me subió mi ropa interior e intente incorporarme nuevamente, tenia mis ojos brillantes de tantas lágrimas, el azul de mis ojos se torno en gris.
El Dr. Me indico 3 inyecciones mas y supositorios cada 6 hrs. Tome mi receta y me vestí.
Jóse… nunca me imagine que eras tan malcriada, pero yo te voy a enseñar señorita a comportarse, el sonrrio, pero yo me sentía muy mal, solo quería un abrazo y que me dijeran que todo estaría bien.
Han pasado dos días y aún no cumplo con las inyecciones y tampoco con los supositorios, de verdad me da mucho susto… he debido evitarlos por todo el hospital… ya les contaré como termina esta historia, me ha salido muy larga.
Siento no escribir tan bien como ustedes, pero les agradezco el espacio para contar estas cosas, no los conozco pero siento como si los conociera hace años.
Un beso a todos y Gastón muchas gracias por tu incentivo a escribir

Gastón -

Ana Paula: Me alegro que mis sugerencia no te hayan caído mal y te pido que me las hagas a mí cuando lo consideres oportuno.
Ya contaré algo más; por el momento tengo algo de exceso de trabajo en la clínica y el tiempo no me da más que para estas pequeñas escapadas dentro del blog pero prometo que cuando pueda, escribo.

Respecto de tus relatos, me encantan así como están. Habrás visto que yo hago más o menos lo mismo; es decir, para mí el contexto en el que se dan los hechos es muy importante y al que le parece mucho y se aburre, pues que saltee esa parte.

Lo de Josefina, ya le dije que cuando quiera empiece ella contando cómo cree que necesitaría que fuera la situación y luego vemos cómo seguimos. En cuanto a Karito, estoy un poco preocupado por su silencio prolongado.

La perra de Silvia y Simón no sabés lo que es, parece un peluche. Mis chicos están enloquecido y empezaron a pedir una mascota. Claudia y yo estamos dilatando el tema porque imaginate que dos chicos a medio criar, un bebé en búsqueda y un cachorro, nos parece un exceso.

No le contaste a Simón de dónde son y si es posible que vengan a su boda. Sería espectacular, ya veremos cómo justificamos con nuestras medias naranjas que no conocen la actividad del blog de dónde nos conocemos...

Ana Paula -

Josefina:
Bienvenida! , como bien dice mi querido Simón, ¡Anímate! Todo es cuestión de perderles el miedo, yo en tu lugar empezaría por pinchar a alguien más, por ejemplo a tu pareja, hazla disfrutar y disfruta tu también, ve familiarizándote con las jeringas y cuando te sientas preparada, pídele a tu pareja que te pinche para que poco a poco lo vayas superando y puedas disfrutar de cómo tú la llamas “una magnifica experiencia”. Te adelanto que a mí no daban miedo, simplemente no me gustaban, pero al estar casada con un medico desde hace 7 años, mas el año que estuvimos de novios, muchas veces me ha tocado ser su conejillo de indias y su modelo, cuando tenía que estudiar para sus exámenes, me tocaba a recibir todo tipo de tratamientos, de sus entonces inexpertas manos. Toma en cuenta el ofrecimiento que te hace Gastón, puede ayudarte y me uno a la petición de Simón, cuéntanos un poco mas de ti.

Querido Simón:
No inquietes a Gastón! Como lo mencionaste hace algunos días, me caracterizo por decir las cosas de manera directa, y así me gusta que me las digan, creo que a pesar de tener poco tiempo de conocernos ya rompimos la barrera del formalismo, y podemos hacernos sugerencias de cualquier índole, al menos ese es mi sentir, de ninguna manera me siento incomoda con las sugerencias de Gastón al contrario se las agradezco porque lo que me dice ayuda a no caer en la rutina dentro de mi matrimonio.
En otro orden de ideas, que maravillosa sorpresa le diste a Silvia, y veo que también te sorprendió a ti. La elección de la raza fue maravillosa, yo de pequeña tuve un ovejero alemán, que fue un perfecto compañero de juegos y un celoso guardián de la casa y de la familia. Esta preciosa cachorra, te puede ayudar a despertar aún más el instinto maternal de Silvia y ayudarla a animarse a ir en busca de un bebe. No dejes de contarme el nombre que eligieron para la nueva integrante de la familia. Gracias por elogiar mi relato, el pasado fin de semana, se convirtió en una experiencia increíble, nos disfrutamos mucho como pareja, y probamos muchas cosas. Según me hizo saber, Paulo disfrutó enormemente lo que vivió con la doctora Giménez, ya les contare.

Querido Gastón:
Tranquilo hombre que no venimos a este mundo a sentir culpas sino a disfrutar!!! Siéntete en confianza de darme las sugerencias que quieras. Me alegra que te guste lo que escribo, me gustaría conocer de manera más detallada tu opinión acerca de mi último relato, porque según yo me siento, estoy escribiendo de más, estoy metiendo detalles de mi vida que pueden no interesarles aunque para mi sean lo más importante, como lo son mis hijos y mi familia, siento que al escribir relatos tan largos los aburro y ese no es el fin de este blog. Por favor dame tu opinión.
Recuerda que quedaste de contarnos algo cuando tuvieras un tiempo, y como un favor personal te pido que ayudes a Josefina a vencer el miedo a las jeringas como lo hiciste con Karito algún día.

Gastón -

Querido Simón: me dejaste muy mal por el comentario de poner incómoda a Ana Paula. Me sentí muy culpable. ¡menos mal que parece que a ella no le molestó!

Querida Ana Paula: Me encantó el relato. Supongo que tiene continuación, no?

Estimada Josefina: Bienvenida al blog. Quizá quieras animarte a contarnos cómo pensás que tendría que darse la situación en la que te aplican una inyección para que no te sientas atemorizada. ¿Cómo te gustaría que fuera? dejá volar la imaginación y si querés, podés usarme como el doctor que te la receta o como lo que quieras. Animate; a mí tampoco me gustan demasiado pero aprendí a disfrutar de la excitación que nos produce a mi mujer y a mí y te aseguro que vale la pena.

Simón -

Qué maravilla, Ana Paula! Un relato espléndido! La forma en que Paulo preparó el escenario, la forma en que aprovechaste su malestar para jugar un ratito. Y parece que a Paulo le gustó. La primera vez que Silvia me puso un enema también simuló hacerme un tacto rectal y la segunda, a la que me negaba rotundamente pero que tuve que recibir por perder una apuesta con ella, me ayudó a retenerlo dándome por primera vez sexo oral y ¡fue supremo!

Respecto de los relatos, creo que me había quedado en los pequeños eventos de inauguración de nuestra nueva casa. Acá va algo más, no tiene pinchazos pero no sólo de pinchazos vive el hombre.

Entre paréntesis y ya que preguntás del casamiento, ¿dónde viven ustedes? porque desde luego, mis amigos del blog están invitados.

¿Recuerdan que cuando Silvia criticó el auto deportivo dijo que no servía ni para llevar chicos ni para llevar perros?
Ella me contó hace tiempo que siempre quiso una mascota y sus padres nunca accedieron. Ahora tenemos una casa grande, con un hermoso jardín arbolado y decidí cumplirle el sueño. Por eso le compré una preciosa cachorra de ovejero alemán. Me decanté por la raza porque mi padre la crió durante unos cuantos años por lo que estoy familiarizado con la raza y sé que son muy guardianes de la familia y excelentes con los niños.
Vi a los padres y son dos ejemplares magníficos y de carácter equilibrado. Le coloqué un enorme moño rosa en el cuello y la puse en una caja en el asiento del acompañante de la camioneta. Tiene un carácter muy perseverante y se empeñó todo el camino en salirse de la caja y sentarse sobre mi falda. Demás está decir que me ganó por cansancio, mal presagio. Espero que podamos ser más firmes en su educación de ahora en adelante.
Cuando llegué a casa Silvia estaba en el dormitorio viendo algunas cosas de los arreglos que estamos haciendo.
La llamé desde la recepción diciéndole “Sil, bajá que te tengo que presentar a alguien!”
Se demoró un poco y bajó apurada cambiada y acomodándose la ropa, con cara de pocos amigos. Ahí me di cuenta de que había entendido que traía una persona a casa para presentársela y se había apurado a arreglarse.
Cuando vio a la perra pegó un grito tan estruendoso que la pobrecita corrió a protegerse entre mis piernas.
“Sil, la asustás! Despacito!”
Ella bajó los pocos escalones que le quedaban y la agarró en brazos. La perra enseguida hizo migas con Silvia y empezó a lamerle la cara. Silvia estaba con una cara de felicidad inmensa.
“Cómo se llama?”
“No sé. La tenés que bautizar vos; es tuya”
“AY! Simón! Qué linda que es! Te adoro!” y me abrazó. Como no soltó a la perra, quedamos los tres apretados en el abrazo.
“Vamos al parque!” y salió y la soltó en el fondo. La perra corría como loca y volvía a los pies de Silvia, que estaba aún más excitada que la perra.
Como ya era casi de noche, fui a la cocina a preparar algo de comer porque era evidente que Silvia se quedaría jugando.
Cuando la comida estuvo lista la llamé a comer. Vino a regañadientes, con pocas ganas de dejar a la perra.
“Dale, preciosa! Tenés toda la vida para estar con ella!”
Entró a la cocina y se me colgó del cuello.
“Cómo te quiero! Es preciosa! Es preciosa! Es preciosa!”
La besé intensamente. Me encanta verla tan entusiasmada; me excita.
Cuando terminamos de comer entramos a la perra y preparamos todo para que duerma en el lavadero, le dimos de comer y apagamos las luces. Nos fuimos a la cama, ella a dormir y yo, no.
Empecé a acercarme a ella mostrando mis intenciones.
“Silvuchi…, querés que te de otro regalito?”
“Otro más?”
Le rocé la entrepierna. “algo acᅔ
“AH! Pícaro… hablabas de eso!”
“y no lo querés?”
“Más vale que lo quiero, Simón!”
Y en menos de un segundo estaba sin bombacha y me había metido la mano dentro del pantalón del pijama. Nos revolcamos en la cama besándonos como locos. Desde el lavadero se escuchaba a la perra llorar. Silvia se desconcentró y yo traté de volver a llamar su atención acariciándole el clítoris.
Pero no surtió efecto y Silvia se levantó de la cama y se puso la bata.
“Silvia, ya se va a calmar!
“Simón! Es bebé, pobrecita! No seas insensible!”
Y la vi bajar a atender a la perra. Esperé un rato pero al ver que no subía, bajé. Me la encontré sentada en el piso con la espalda apoyada en la pared y la perra en la falda. Desde luego, la perra dormía plácidamente.
“Shhh! No hagas ruido que se durmió”
Cuando la vi me morí de amor. ¿esta era la misma mujer que hace poco temía no tener instinto maternal?.
Subí volando al desván y busqué entre las cajas de la mudanza un pulover viejo que Silvia ya no usa. Se lo bajé para que acostara a la perra encima; con el olor de Silvia se quedaría tranquila. Y así fue. Pero Silvia no salía del lavadero, estaba mirando cómo dormía la perra.
Entré al lavadero y la tomé de la mano. La arrastré hasta la cocina y comencé a besarle el cuello. Desesperado le levanté la bata y así, de pie como estábamos, la penetré. Coloqué mis manos en sus nalgas, la levanté y la llevé hasta apoyarla en la mesa. Ella me hablaba entre excitada y divertida; no sé bien qué me decía porque yo estaba muy caliente. Nos movimos frenéticamente hasta acabar y permanecimos abrazados un rato. Fui hasta el dormitorio con ella alzada, abrazada con los brazos de mi cuello y con las piernas de mi cintura. La coloqué despacio sobre la cama y me acosté a su lado.
“Hoy fuiste muy dulce. ¿Sabés que te merecés?”
“No. ¿qué me merezco?”
“Una regia chupadita”
Primero me masajeó el pito entre sus manos hasta que se me volvió a parar y luego se lo metió completo en la boca. Lo metía y lo sacaba con maestría y cuando se dio cuenta de que estaba por venirme de nuevo, se sentó sobre mi abdomen y me hizo eyacular dentro de ella.
Estábamos agotados y era tardísimo. Nos dormimos felices.


Ana Paula -

Querido Simon:
Gracias por la felicitación, no pienses que este es mi ritmo habitual ,simplemente es que estoy sacando provecho al tiempo que estoy pasando en casa con lo de la fractura. Espero tus relatos pronto, por favor no tardes mucho en entrar en ritmo, quiero saber como van las cosas con Silvia. Por cierto ¿ que tal van los preparativos para el casamiento?
Querido Gastón:
Gracias por darme este tipo de sugerencias y no las de índole médico, lo que he venido relatando sucedió la pasada semana, asi que ya hemos regresado de la pequeña escapada romantica. Por favor no tardes en contarnos que ha pasado . Aquí le dejo lo que vivi el pasado fin de semana:

Veinte minutos después de que llegue a la casa, llegó Paulo a buscarme, tomo las bolsas las subió al auto y tomamos camino hacia la playa, charlamos todo el camino. Nos registramos en el hotel, fuimos a la habitación, la cama estaba llena de pétalos rojos, y nos esperaba una botella de champagne bien fría, brindamos, nos besamos y acariciamos un rato, estábamos realmente cansados, no habíamos dormido nada, así que nos acostamos a dormir un rato bien abrazaditos, cerca de las 18 sonó el teléfono de la habitación, era para confirmar la reservación para la cena, nos desperezamos y nos dirigimos juntos al cuarto de baño, comenzamos a desnudarnos y nos metimos en la ducha, y nos enjabonamos mutuamente sin dejar de prodigarnos besos y caricias, nos vestimos, me puse un conjunto muy sensual de lencería y el vestido rojo que había comprado, Paulo se puso un pantalón de lino beige y una camisa azul, que acentúa el color de sus ojos, nos acabamos en elogios el uno al otro y salimos rumbo al restaurante tomados de la mano. Ordenamos la cena y una botella de vino, conversamos (No me cansó de hablar con Paulo, a pesar de los años mantenemos mucha comunicación, nos tenemos demasiada confianza, hasta hoy puedo decir que nunca hemos tenido un silencio incomodo en el que no tengamos nada más que decir, el cariño que nos tenemos a cambiado, pero también se ha acrecentado), nos besamos por encima de la mesa. Al fondo del salón había una pareja de viejecitos hermosa, sumamente cariñosos el uno con el otro, se veía que llevaban muchos años juntos y se amaban como el primer día, me conmovió mucho la escena y le pedí a Paulo que me permitiera llegar a vieja con él y con el mismo amor que nos tenemos, me beso, ordenamos un postre compartido, salimos del salón abrazados , cuando estábamos esperando el ascensor llego la pareja que yo no había podido dejar de mirar y admirar, la señora nos felicitó porque según pensó éramos recién casados, le agradecimos y nos miramos con complicidad, le contamos que teníamos 7 años de casados y dos chicos, yo tampoco dude en felicitarla por el hermosa matrimonio que tenia, que sorpresa me lleve cuando me dijo que estaban aquí celebrando sus bodas de oro, que tenían 4 hijos y 8 nietos. Paulo los invito a tomar una copa en el bar del hotel para que pudiéramos seguir charlando y nos dieran consejos para llegar a 50 años de feliz matrimonio, les conmovió el detalle de que una pareja joven quisiera estar con un par de viejos, fuimos hasta el bar y estuvimos compartiendo con aquella pareja nuestras historias de amor, y un poco de nuestras vidas, cerca de la medianoche nos despedimos de la pareja, y tomamos rumbo hacia la habitación, al llegar casi sin hablar porque estábamos realmente conmovidos , nos desnudamos lentamente , y de la manera más tierna Paulo me hizo el amor , sin contratiempos y sin prisas, disfrutando de nuestros cuerpos, besando cada centímetro de piel, descubriendo otra variante del placer, así en silencio nos acomodamos de cucharita disfrutando el roce de nuestros cuerpos desnudos, nos rendimos al sueño, dormimos gran parte de la noche, cuando de pronto Paulo sobresaltado se levanto de la cama yo entreabrí los ojos vi que se dirigía al cuarto de baño y volví a dormir, hasta que Paulo se sentó a mi lado, replegó las sabanas y aprovechando que yo dormía bocabajo , me desinfecto el cachete izquierdo y me pincho lentamente, tratando de no molestarme, yo emití una leve queja y solo escuche decir a Paulo
“Tranquila muñeca, ya termine con el pinchazo ahora solo te pongo el “supo” y te dejo dormir, recuerda que no podemos interrumpir el tratamiento, separa un poco las piernas” Así lo hice, cuando sentí la punta del supositorio, involuntariamente contraje la cola.
“Relaja la colita” separo mis cachetes y volvió a colocar el supositorio a la entrada, me pidió que respirara y de un golpe metió el supo seguido de su pene.
“Paulo, me duele sácamelo”
“Perdón mi amor no pude resistir, no quería hacerte doler” lentamente lo saco para no hacerme doler tanto. Me di vuelta un tanto molesta.
“Paulo no puedes hacer esto cada vez que quieras”
“Corazón discúlpame no quise hacerte daño, simplemente me deje llevar por el impulso, me calenté de verte aquí dormida completamente desnuda, no debí hacerlo tan bruscamente, debí de estimularte primero, perdón solo pensé en mi placer y no en el tuyo” rompió a llorar como un cachorro
“Ya Paulo no llores, simplemente te pido que no lo vuelvas a hacer de esa manera”
“Lo prometo” se acerco a mí aun llorando, y se recostó en mi pecho hasta que cayó dormido, yo la verdad no dormí, me quede pensando en lo que había pasado.
Cerca de las 9, me levante de la cama, me di una ducha y llame a mi suegra para preguntar por los chicos y hablar con ellos. Paulo aun dormía, así que ordene el desayuno al cuarto y me dirija a la terraza a tomarlo, en eso estaba cuando Paulo abrió la puerta a un desnudo, le pedí que se vistiera y saliera a desayunar conmigo que quería hablar con él, solo se puso el pantalón del pijama y salió a mi encuentro en la terraza de la habitación.
“Mira Paulo , yo te amo, me encanta estar contigo, la familia que hemos formado, nuestra vida sexual, los detalles que tienes para conmigo, pero me dolió mucho la manera en que se dieron las cosas ayer, yo estaba muy vulnerable, nunca me habías faltado al respeto”
“Ana Pau, discúlpame, tienes toda la razón, de verdad estoy muy apenado, entiendo que estés dolida, no quiero perderte, por favor dime como puedo solucionar lo que hice, lo que tú quieras”
“No se trata de eso Paulo, simplemente se trata de hablarlo, de poner límites y entenderlos los dos”
“Si mi amor, fui un tonto, estoy seguro que si te lo hubiera dicho, hubieras aceptado y no estaríamos teniendo estos problemas, no es justificación, pero como nunca me habías dado acceso a esa parte de ti y tenía tantas ganas y lo disfrute tanto la primera vez que lo hicimos y vi que a ti también te gusto, pensé que no te molestaría que lo hiciéramos de nuevo”
“Sabes que lo podemos hacer de nuevo, nunca te he negado nada en el plano sexual, es mas yo también en fomentado que no caigamos en la rutina, que probemos nuevas cosas, procuro siempre estar linda para ti, tu tampoco me has dado acceso a esa parte y he respetado tu decisión”
“Tienes razón yo tampoco te he dejado probar esa parte de mi”
“Ahora dame un beso y un abrazo por favor necesito sentirte cerca de mí, no me gusta discutir contigo, se supone que este viaje era para disfrutarnos no para pelear, así que vamos a aprovechar el tiempo que nos queda”
Nos fundimos en un abrazo, en el que nos demostramos todo el amor que nos tenemos. Entramos en la habitación, el se duchó, yo prepare la jeringa para que me pinchara y la deje junto con el supositorio encima de la mesilla, me desnude las nalgas y me tendí en la cama con las piernas ligeramente abiertas a esperar a que Paulo saliera.
“¿Qué haces mi amor?”Dijo sorprendido
“Esperando que me pinches y me pongas él supo”
“Veo que ya estas lista”
“Lista y puesta, anda antes de que me arrepienta” Tomo las cosas de la mesilla y las coloco en la cama, me pidió que lo ayudara a separar los cachetes, coloco él supo en la entrada y a la cuenta de 3 entro acompañado de su dedo, sin sacar el dedo desinfecto el cachete, me pincho, iba presionando lentamente el embolo mientras metía y sacaba el dedo, termino con la inyección, saco la aguja, paso su mano sobre mi clítoris y se dio cuenta de que estaba muy mojada.
“Te gusto como te la puse hoy mi amor” sin sacar el dedo
“Si me encantó, pero anda sácalo que si no vamos a salir de la habitación y para estar en cama todo el día nos hubiéramos quedado en casa”
“Pero mi amor, que importa quedarnos todo el día aquí, afuera hace mucho calor, y tú con la escayola te vas a cocer”
“Pero podemos ir a la piscina, anda vamos”
“No bombón, me quiero quedar aquí contigo, y hacerte muchas cositas”
“A la noche me las haces, ahora vamos a aprovechar el sol, quiero broncearme” Lo arrastre a la puerta.
“Sos una niña muy mala, no quieres estar conmigo”
“Ya estaremos”, ya en la piscina nos recostamos en las tumbonas, le pedí que me colocara el protector, se dio vuelo metiendo mano a todo mi cuerpo. Paulo no tolera el calor, se pone de pésimo humor, diez minutos después de que bajamos me dijo que él iba a buscar algo que hacer, que no toleraba estar un minuto más bajo los rayos del sol, que no estaba dispuesto a insolarse de nuevo por mi culpa (En nuestra luna de miel ,se pego una insolación tal , que acabamos en el hospital), le pedí que me diera veinte minutos que con eso tenía suficiente, me dijo que regresaría por mí, que iría a recorrer el hotel, para ver si encontraba alguna actividad interesante. Yo me quede disfrutando del sol , veinte minutos después llego por mí, me conto que fue al SPA del hotel, y que había pedido un masaje para parejas en la habitación, que debíamos de darnos prisa por qué no tardarían en llegar, fue una experiencia increíble, nos dieron el masaje en la terraza, disfrutamos juntos de la vista del mar, mientras la brisa del mar nos acariciaba la espalda, fue en verdad relajante nos quedamos un rato más acostados, nos duchamos juntos, Paulo me pidió que me pusiera muy guapa porque me tenía una sorpresa preparada, el se vistió rápidamente y acordamos reunirnos en el lobby del hotel media hora más tarde, ya que el iría a revisar que todo estuviera listo, en cuanto nos reunimos, saco una mascada con la que me cubrió los ojos, me tomo de la mano, comenzamos a caminar, al llegar al lugar de la sorpresa me quito la venda de los ojos, estábamos en la playa, había una mesa para dos rodeada de velas, era el escenario perfecto para una cena romántica, lo pasamos genial. Cuando regresamos al cuarto Paulo me dijo que tenía que confesarme algo, no me gusto el tono en el que lo dijo y de inmediato me pasaron mil ideas por la cabeza.
-“Dime que pasa Paulo”
“Ana Pau me da pena decirte esto”
“Ya Paulo dime, lo que sea, no importa”
“Promete que no te vas a reír”
“Lo prometo pero dime”
“Mi amor hace ya tres días que no puedo evacuar, estoy constipado y ya no puedo” No pude más que echar a reír
“prometiste no reírte, por favor ayúdame, no sé qué hacer”
“Mi amor el médico eres tú, claro que sabes que hacer, pero no estoy segura que no quieres”
“Me siento en verdad mal”
“Está bien mi amor, pero vas a aceptar el tratamiento que te voy a dar”
“Si, lo que sea”
“¿seguro, que lo que sea?”
“si, seguro”
“Está bien, quédate aquí quietito ahora vengo” tome mi bolso y Salí rumbo a la farmacia a comprar las cosas para el tratamiento de Paulo, al volver al hotel, saque del maletero el guardapolvo y maletín de Paulo, acostumbra dejarlo ahí para cualquier emergencia que se presente, en la puerta de la habitación me puse el guardapolvo y llame a la puerta. Paulo abrió y sorprendido pregunto qué pasaba.
“Buenas noches señor, en esta habitación solicitaron un medico?”
“Si doctora , por favor pase” dijo siguiéndome el juego
“Dígame por favor quien es el enfermo”
“Soy yo “
“Muy bien , dígame que le ocurre”
“No me siento bien, me duele mucho la tripa, estoy constipado”
“ Ha tenido desarreglos en las comidas”
“Si doctora esta semana no he comido bien”
“Si me permite lo voy a revisar, por favor recuéstese en la cama “
“ Si doctora”
“Muy bien, voy a comenzar con la exploración, por favor quítese la camisa e indíqueme el lugar del dolor” empecé a palparle el vientre y el comenzó a quejarse
“Doctora por favor paré que me duele mucho”
“Señor efectivamente se trata de una severa constipación, hace cuantos días que usted no puede defecar”
“Ya son tres días”
“Por que espero tanto tiempo? Yo le recomiendo iniciar el tratamiento de inmediato “
“ Si doctora , lo que usted me diga”
“Muy bien, vamos a comenzar con un enema de evacuación, así que por favor desnúdese de la cintura para abajo, yo voy a lavarme y a preparar todo”
“Doctora por favor no me ponga un enema”
“Por favor no se comporte como un chiquillo, es el protocolo a seguir para evitar una oclusión intestinal ,así que por favor prepárese”
“Ana Pau por favor no me hagas esto, te lo ruego”
“Señor, le pido por favor que se prepare porque tengo otros pacientes que atender”
“Si doctora “
“ahora por favor relájese , voy a empezar”
“Doctora por favor hágalo con cuidado”
“Me ofende , yo soy una profesional, le prometo que no le dolerᔠPaulo estaba acostado bocabajo temblando, me senté a su lado en la orilla de la cama, y le pedí que se calmara que esto lo estaba haciendo por el bien de su salud, le pedí que se colocara en posición decúbito lateral izquierdo y que flexionara la rodilla derecha ( yo la verdad es que nunca había aplicado un enema, así que le pregunte al farmacéutico el procedimiento que tenía que seguir, me explico todo perfectamente , como yo quería de verdad impresionar a Paulo me aprendí todo lo que me dijo el farmacéutico incluido el nombre de la posición).
“Doctora me sorprende, parece que sabe de lo que habla” me dijo en tono burlón.
“efectivamente se lo que estoy haciendo, así que por favor hágame caso” se puso en la posición solicitada, lubrique la cánula del micro enema, separe la nalga superior con una mano y le pedí que respirara profundo varias veces para que se relajara, aprovechando una exhalación inserte la cánula en el recto de Paulo, deje que se acostumbrara a la cánula y comencé a pasar la solución lentamente, al terminar le retire la cánula y le pedí que retuviera el enema por 10 minutos para que hiciera efecto, a los cinco minutos me suplico que lo dejara levantarse, le pedí que intentara retenerlo un poco más, que se acostara bocarriba para que no ejerciera presión en el abdomen y pudiera aguantar más.
“Tranquilo Señor, ya casi terminamos, aguante un poco más” Mientras tanto yo le acariciaba el cabello intentando distraerlo.
“Doctora de verdad ya no aguanto por favor acompáñeme al baño” lo ayude a levantarse y lo acompañe al baño deteniéndole las nalgas para evitar un accidente, lo deje ahí para que pudiera evacuar y asearse.
“Señor por favor no se vista que todavía no terminamos el tratamiento, en cuanto termine lo espero en la habitación”
“Si doctora ya salgo” de inmediato salió solo con una toalla en la cintura.
“Y que tal? ¿Cómo se siente?”
“Mejor , mucho mejor yo creo que ya salió todo lo que tenia dentro”
“Me alegro pero por favor , vuelva a colocarse en la cama bocabajo que le voy a colocar un supositorio de glicerina, por si quedo algo en el intestino”
“Doctora de verdad no creo que sea necesario, de verdad ya me siento mejor” lo empuje a la cama y le pedí obedecer a lo que decía, me coloque un guante de látex y le separe los cachetes.
“ Parece que hizo demasiado esfuerzo para evacuar tiene muy irritado el recto , le voy a aplicar una cremita para bajar la inflamación” y comencé a ponerle lubricante “Ahora si aquí va el supositorio para terminar de evacuar el intestino” coloque la punta del supositorio en la entrada, le pedí que inhalara profundo y en ese momento lo metí completo seguido de mi dedo enfundado en el guante de látex.
“Le tengo que dejar el dedo dentro hasta comprobar que el supositorio comience a derretirse, espero no causarle mucha molestia, mientras tanto ya que estoy aquí voy a aprovechar para hacerle un examen prostático, dado que usted no cuida su salud seguramente hace mucho tiempo que no le practican este examen” Paulo no hablaba, solo movía la cabeza asintiendo a todo lo que yo decía.
“Muy bien señor, voy a proceder le pido que se relaje, este examen puede resultar placentero si usted pone un poco de su parte” comencé a mover mi dedo hasta que Paulo emitió un gemido.
“Veo que ya está empezando a disfrutar, pero dígame no tiene ganas de evacuar “
“No doctora le dije que estaba limpio, que no era necesario el supositorio, pero por favor continúe con el examen ya que mi esposa no tarda en llegar y nunca le he permitido tener acceso a esta parte de mi y se puede poner celosa ”
“Ya termino señor, parece que todo por aquí está en orden , siente alguna molestia”
“Ninguna”
“ bien ,ahora dígame como siente esto” empecé a meter y sacar el dedo rápidamente.
“MMMMMMMMMMuuuuuuyyyyyy biiiiiiiieeeeeeeeeeennnnnnnnnn, doctora lo puede hacer otra vez” dijo entre gemidos.
“Claro, permítame que ahora le voy a meter un dedo mas para cerciorarme de que todo esté bien,” intente meterle el otro dedo pero se quejo diciendo que le hacía daño, seguí solo con un dedo hasta que lo hice eyacular en abundancia, saque el dedo , me quite el guante, le di una nalgada y le indique que la revisión había terminado , que mas tarde le pasaría la cuenta por los servicios prestados.
“Señor, me retiro antes de que llegue su esposa, le recomiendo que se dé una ducha y mande cambiar las sabanas de la cama sino quiere que lo sorprenda su mujer”
“Muchas gracias doctora me hizo mucho bien su visita”
“Encantada de conocerlo señor, que bueno que le hizo bien, le ruego que cuide su salud, si quiere volver a gozar de mis servicios , no dude en llamarme”
“ Lo haré doctora , lo haré”






Simón -

Estimada Josefina:

Bienvenida! respecto de lo que decís de que te gustaría vivirlo así, es cuestión de animarse! tené en cuenta que no necesariamente debe ser en la vida real; la imaginación todo lo puede.
Quizá podrías contarnos algo más sobre vos y pedirle a Gastón que, igual que hizo con Karito, te reciba en su consultorio.

Queridísimo Gastón: ¿qué te pasa? ¿Se te soltó la chaveta? no te parece que hiciste algunas sugerencias un tanto atrevidas a Ana Paula y que ella puede sentirse incómoda?

Querida Ana Paula: me olvidé de comentarte que, y como hombre te lo digo, lo de dejar a Paulo con la intriga de cómo son los conjuntitos que te compraste fue una jugada magistral. Debe estar desesperado!

josefina -

Hola a todos, he leido todo el blog y me encantan los relatos y la linda amistad que se ha formado entre ustedes. Me siento identificada con karito pues le tengo pánico a las inyecciones, no lo he podido superar. sin embargo encuentro muy exitantes los relatos hacen ver algo desagradable en una magnifica experiencia, ojala pudiera vivirlo asi un beso a todos

Gastón -

Querida Ana Paula: ¡Qué debut! con Claudia nos pasó lo mismo; ella no quería y no quería, finalmente la convencí y le encantó.
Si me permitís dos sugerencias (me encanta conversar con vos porque como tenés médico personal me desentiendo de eso y puedo explorar otras fasetas de mi manía de dar consejos): ya que van a estar solitos y tranquilos y aprovechando tu estilo directo, ¿por qué no le pedís a Paulo que experimente con vos un poco el sexo oral? Tampoco lo habíamos hecho nunca con Claudia y te juro que se desquició cuando se lo hice. Y siguiendo la onda de desarmar la armadura que tenemos los médico, te cuento que yo no quería saber nada de que ella ni siquiera me tocara mi entrada trasera. Sin embargo, cuando decidí darle el gusto me encontré con que el gusto me lo dio ella a mí. Creo que Paulo también lo puede llegar a disfrutar.

Cuando tenga un poquito de tiempo les cuento algo más.

Simón -

Querida Ana Paula: te agradezco la bienvenida aunque te confieso que me resulta extraño porque debería ser yo el que te de la bienvenida a vos. Pero me hago cargo de la decisión de alejarme circunstancialmente.
Te prometo que voy a empezar a escribir pero las "vacaciones del blog" me pusieron un poco vago; ya iré entrando en ritmo. Por lo pronto te felicito por tu ritmo!

ANA PAULA -

Cuando salía con los chicos hacia el parking a buscar el auto, sentí que me abrazaban por la espalda, era Paulo, que también iba de salida para atender a una emergencia en otro hospital en el que ocasionalmente presta sus servicios, me beso y se despidió de los chicos, quedando de llamarme más tarde. Ya rumbo a la casa, pregunte a los chicos que querían hacer durante el día, aprovechando que estábamos los 3 juntos en un día de clases, Jerónimo respondió que quería ir al cine, a Sofí también le emociono la idea, así que tome rumbo hacia el centro comercial, vimos las película que los chicos quisieron y al salir recorrimos algunas tiendas, aproveche para comprarme algo para sorprender a Paulo en la noche. Me probé muchas cosas y me decidí por un ajustado vestido rojo, también aproveche para comprarme algo de lencería. Lleve a los chicos a la juguetería para que escogieran algo, Jerónimo escogió un balón y Sofí una muñeca, ya que íbamos de salida, Jerónimo me dijo que si no le íbamos a llevar nada a su padre, así que fuimos a buscarle un regalo a su padre, le compramos una corbata que escogimos los tres y salimos rumbo a la casa.
Nada más llegar a casa, llame al restaurante para hacer la reservación, les di de almorzar a los chicos y estuvimos toda la tarde pintando y jugando, cerca de las 19 llamo Paulo para ver como estábamos , y para decirme que estaba muy complicado para ir a cenar, que moría de ganas de estar conmigo y que le apetecía mucho salir en plan romántico, pero que según pintaban las cosas sería casi imposible llegar a casa antes de la medianoche, le dije que yo también tenía ilusión de estar con él , yo creo que se dio cuenta de mi cambio de tono, por que se desvivía en disculpas y se mostraba verdaderamente apenado, prometiéndome que me compensaría el fin de semana, hablo con los chicos para desearles dulces sueños y les pidió que me dieran muchos besos en su nombre. Al terminar la llamada se abalanzaron sobre mí y me llenaron de besos. Al poco tiempo, tocaron a la puerta, era de la florería, venían a entregar un ramo de girasoles, que me enviaba Paulo, con una tarjeta: “Amor perdóname por no poder ir a cenar contigo esta noche, TE AMO. Paulo” y un pequeño papelito que decía “VALE POR UNA ESCAPADA ROMANTICA”. He de confesar que los detalles de Paulo, son lo que hacen que lo ame cada día mas, saber que piensa en mí me encanta.
Bañe a los chicos, les di de cenar y los acosté, llame al restaurante para cancelar la reserva , me di una ducha y me acosté a leer un rato para esperar a que Paulo llegará, de repente me di cuenta de que había olvidado comprar los supositorios, así que decidí llamar a Paulo para que los comprara, me contesto su secretaria y me informo que estaba en cirugía, pero que le pasaría el recado de que se comunicara conmigo, le pedí que solo le dijera que si podía pasar a comprar los supositorios, se comprometió a hacerlo y me pregunto que si todo estaba bien.(Laura la secretaria de Paulo es una mujer mayor , amiga de mi suegra a la que ambos le tenemos mucho cariño y confianza, es a la que recurrimos muchas veces para dejarle a los chicos en casa cuando tenemos que salir.)
Para cuando Paulo llego me encontró dormida, se sentó en la orilla de la cama y comenzó a acariciarme la espalda y se acerco a darme un beso en la mejilla, yo me resistía a despertar, pero Paulo insistía, me desperece un poco y abrí los ojos.
“Hola dormilona”
“Hola mi amor, ¿cómo te fue?”
“Bien corazón, al final todo salió bien”
“Que bueno, ¿quieres algo de cenar?”
“No, gracias, Laura me pidió algo en el hospital, y también me pidió que comprara unos supositorios para ti” y me tendió la bolsa de la farmacia.
“Si mi amor, cuando fui a buscar a Jerónimo al hospital, aproveche para ver a otro médico, ya que me duele mucho la cola por tanto pinchazo y me cambio unas ampolletas por los supositorios”
“Ana Pau, porque no me dijiste que ibas a ver a otro médico, te pude haber acompañado”
“Cuando hablamos en la mañana te lo comente”
“Es cierto, lo olvide” “ Y que tal el día con los chicos en casa?”
“No paramos por casa si no hasta la hora del almuerzo, los lleve al centro comercial, fuimos al cine y de compras”
“Me habrá salido caro el día verdad amor”
“No mucho por que las tiendas estaban de rebajas”
“Ya me imagino todo lo que compraste”
“Todo lo que compre lo pensé para ti”
“Para mi”
“Si me compre unos jueguitos de lencería preciosos y un vestido para la cena que teníamos hoy”
“Corazón perdóname pero no logre zafarme de la clínica, pero como te dije prepárate para la sorpresa del fin de semana” “Me enseñas lo que compraste”
“No mi amor, yo también quiero que sea sorpresa para ti, Paulo, muchas gracias por las flores, me encanto el detalle” me acerque a él y lo bese apasionadamente en los labios.
“Ana Pau, ya es muy tarde y no te he puesto la inyección, porque no la preparas, en lo que yo me pongo el pijama” Fui por las cosas para preparar la jeringa, y lo encontré desnudo en el baño de espaldas y no resistí la tentación de darle una nalgada y luego echar a correr en dirección a la habitación, salió corriendo detrás mío, me alcanzo y me levanto para depositarme en la cama, estábamos los dos muertos de risa como dos chiquillos. Prepare la jeringa, mientras él se ponía el pantalón, cuando termino , le entregue la jeringa y me recosté en la cama, el camisón que traía, es corto, por lo que con el movimiento ya tenía media nalga descubierta, no llevaba nada debajo así que Paulo solo tuvo que deslizar un poco más el camisón y me limpio el cachete derecho y me clavo la aguja de un solo golpe, cuando iba a inocular el liquido, me pidió respirar profundo y poco a poco fue apretando el embolo, cuando termino, me limpio de nuevo y me dio un beso en el cachete seguido de una palmada.
“Listo corazón, ya ves que si te pones flojita no duele”
“Me dolió un poco pero ya me voy acostumbrando”
“Ay corazón recuerda que ya faltan menos”
“Es lo bueno, ya solo faltan 6”
“¿6? Según yo solo eran 4 mas”
“El médico que vi me dijo que el recomendaba 2 mas, yo no creo necesitarlas, me siento mucho mejor y prácticamente ya no me duele y la inflamación ha bajado considerablemente, pero ya veremos”
“Si amor yo veo que vas mucho mejor” “¿Corazón, me dejas que te ponga los supositorios?” lo dijo con una cara de lujuria, que no pude más que echar a reír.
“Si corazón te dejo que me los pongas, siempre y cuando lo hagas con mucho cuidado y cariño, recuerda que no estoy acostumbrada”
“¡Eso es porque no quieres! yo lo he intentado muchas veces y no me dejas, te confieso que me calienta demasiado ponerte los supos, podemos empezar de una vez.” Tomo la caja de la mesilla y me pidió que me sacara la ropa, yo la verdad estaba bastante nerviosa y no reaccionaba. El fue al baño a buscar lubricante, cuando regreso me encontró sentada en la cama.
“Ana Pau, reacciona , los supositorios no duelen, molestan un poco, pero te voy a poner bastante lubricante para que no te duelan, solo tienes que estar flojita mi amor, no es para que te pongas así, ven aquí “ me acerque a él y me saco el camisón y me puso sobre sus piernas, separo mis cachetes y empezó ponerme lubricante, en el momento que intento introducir un dedo para ayudar a relajar mi ano, me levante de golpe y le dije que no podía que estaba muy incómoda, me tomo entre sus brazos y me dijo que él nunca me haría algo que no quisiera, que lo que el menos quería era que yo sufriera, que tenia la opción de seguir con los pinchazos, que esos si dolían, pero que el respetaría mi decisión. Le dije que estaba bien, que haríamos una prueba pero que por favor me tuviera mucha paciencia. Me volvió a colocar sobre sus piernas y abrió el empaque del supositorio, le puso algo de lubrico y lo coloco en la entrada de mi orificio, me pidió que respirara profundo y en el momento que inhale, metió el supositorio acompañado de su dedo índice hasta el fondo, exhale y le pedí que retirara el dedo, a lo que me respondió que tenía que dejarlo un rato adentro para asegurarse que no lo expulsara, y me pidió que me relajara y que intentara disfrutar. Me di cuenta de que de verdad le excitaba el hecho de explorar ese rincón de mi cuerpo al que nunca antes había tenido acceso, como el bien dice no por falta de ganas si no por falta de permiso, tenía el pene totalmente erecto , como tenía las manos libres , con una le tome el pene .
“Mi amor ya veo que te pone esto de los supositorios”
“Si mi amor me pone a mil, no sabes lo que me gustaría meterte el pene por aquí y empezó a meter y sacar el dedo que tenia depositado en mi culo.” Siguió metiendo y sacando un rato hasta que se me escapo un gemido, Paulo no pudo más me coloco sobre la cama en cuatro patas, se coloco detrás de mí , se bajo el pantalón liberando su miembro y me pidió, más bien me suplico, que lo dejara entrar, que no me haría daño, que si me dolía el se detendría, coloco la punta de su glande en la entrada de mi orifico y fue arremetiendo poco a poco y de tres golpes logro entrar completamente, espero que me acostumbrara a tenerlo dentro y empezó a moverse de adentro hacia afuera, poco a poco me fui relajando y empecé a disfrutar , los dos gemíamos, hasta que de repente sentí que me llenaba una gran cantidad de liquido tibio, Paulo pego un grito ahogado, Salí de dentro de mí y nos tiramos los dos rendidos sobre la cama. Los dos estábamos bastante agitados, cuando nos calmamos un poco, Paulo se coloco a horcajadas sobre mi me beso la boca y me dio las gracias por permitirle explorar nuevas cosas, me pregunto que si me había gustado.
“Mi amor, me acabas de dar el mejor orgasmo de mi vida, fui una tonta como no permití que lo hicieras antes”
“Yo tampoco sé, como no lo habíamos probado, pero te prometo que trataremos de recuperar el tiempo perdido” y me comenzó a besar nuevamente y volvimos a hacer el amor, en eso estábamos cuando sonó el despertador, no habíamos dormido nada y estábamos muy cansados después de tanta acción. Le pedí a Paulo que no se fuera que se quedara conmigo, me dijo que no podía que tenía que ir al hospital a checar a sus pacientes, me aferre a él para impedirle que se levantara, me dijo que solo se ausentaría por unas horas, que le había pedido a Laura que le cancelara sus citas de la tarde , que preparara una maleta con ropa de playa para los dos, que llevara a los Sofí a casa de su madre y que estuviera lista para el medio día, que el llevaría a Jero al colegio y su madre se encargaría de buscarlo a la salida. Le pregunte que cual era el destino, me dijo que era una sorpresa, que no fuera curiosa. Se dio una ducha y cuando salió le entregue la jeringa para que me pinchara, me bajo la ropa y me pincho, le entregue el supositorio me lo puso y me prometió recompensarme en la noche. Me dio un beso, fue a la cocina a preparar café en lo que yo terminaba de vestir a Jerónimo, como ya era tarde le puse el desayuno para que lo fuera comiendo por el camino. Me despedí de mis dos chicos, y empecé a preparar todo para el viaje, y las cosas de los chicos. Fui a dejar a Sofí a casa de mi suegra, que por cierto es una mujer encantadora y la culpable de que Paulo y yo estemos juntos. Regrese a la casa a que Paulo llegara por mí.

Gastón -

Gracias, Ana Paula, por comentar mi relato. Es verdad lo que decís; no sabés lo aliviado que me siento de no ser el responsable directo de la salud de Claudia. A mí nunca me gustó hacerlo pero ella lentamente me fue llevando... desde luego que tiene sus especialistas, el obstetra y ginecólogo, el oftalmólogo, etc. pero en cuestiones de salud en general, se las fue ingeniando para que fuera yo quien viera qué le sucedía. Me sigue costando terminar de convencerla y estoy buscando un médico de la clínica que yo sepa que le va a caer bien de entrada porque si no, no va a haber forma.

Fijate que, según lo que dijo Karito y que luego me corroborara Damián en su mail, ellos también optaron por conseguir otro que cumpliera el rol médico. Lástima que Karito nos retacea información y no sabemos cómo les está yendo al respecto.

Coincido con vos en la solicitud a Simón de que se ponga al día contándonos lo que sucedió en este tiempo; en realidad, como vos sabés, nuestra amistad personal hace que esté enterado de todos modos, pero me solidarizo con ustedes. ¡Simón, basta de vacaciones de blog!

Ana Paula, espero tu nuevo relato ansioso.

ANA PAULA -

¡Simón, que gusto tenerte de vuelta!, por favor no tardes en contarnos que ha sido de tu vida, durante esta ausencia. Como bien dices, tal pareciera que todos los médicos están cortados con la misma tijera, he de confesar que a mí también me asusta el parecido entre Claudia y Gastón con nosotros. ¡¡¡Bienvenido de nuevo!!!
Gastón: me alegra que las cosas con Claudia vayan mejor, la decisión de no ser tú el encargado de su salud, los beneficiara enormemente como pareja, lo digo por experiencia propia, aunque lo mío fue al revés, ya que yo nunca permití que Paulo se encargara de mi salud, ya que cuando se involucran sentimientos en asuntos profesionales, a la larga las cosas se salen de control, me costó mucho trabajo y muchas discusiones hacer entender a Paulo mi decisión, pero a través de los años nos hemos dado cuenta que es lo mejor, si bien es cierto que cada vez que tengo que ir al médico le pido que me acompañe , y ya a solas me comente si piensa que el tratamiento es adecuado, la responsabilidad ya no recae en él y no nos perjudica como pareja.
Respecto a los supositorios, como bien dices son incómodos, pero ya les contare como Paulo me ayudo a sobrellevar esa incomodidad, espero poder colgar el relato mas tarde.
Saludos afectuosos

Gastón -

Bien por vos, Simón! Estás haciendo lo correcto. Y adhiero a lo que les decís a karito y a Moni.

Querida Ana Paula: Vuelvo a agradecerte por preocuparte por mi bienestar y el de Claudia; a pesar de que no nos conocemos personalmente, siento que algo del orden de la amistad ya nos une.
Por eso te cuento cómo siguió el tema con Claudia.

Después de dos noches sin dormir en casa (el esfuerzo valió la pena porque pude arreglar los papeles lo suficiente como para salir airoso de la inspección, insultando a la gestión anterior por hacer las cosas tan mal) llegué y encontré a mis cachorros mirando televisión en el living, solos. Se me abalanzaron porque si bien hablé con ellos por teléfono varias veces al día nos extrañamos mucho mutuamente. Terminamos revolcándonos por el piso muertos de risa. Cuando logré calmarlos les pregunté dónde estaba su madre y Franco me respondió que estaba en la cama. Los autoricé a ver tele un rato más mientras iba a ver qué sucedía. Claudia en la cama… no era buen augurio.
Cuando entré en el dormitorio la encontré, efectivamente, acostada. Cuando intentó saludarme me di cuenta de lo que sucedía.
“Ho…la… Gas… tón!”
Hacía años que Claudia no tenía un espasmo bronquial pero evidentemente el estrés de los últimos tiempos reactivó su hiperreactividad y aquí la tenía, casi sin poder respirar. Me acerqué a ella y le di un beso en la frente, para saludarla y para ver si tenía fiebre, pero parecía que no.
“Claudia!, cómo no me llamaste antes?!”
“Por…fa…vor… no… me … re…tes…” y vi que a duras penas podía contener las lágrimas. Corroboré ahí lo acertada de la decisión que venía madurando: no debía tener que ver con las cuestiones de salud de Claudia. Aún no sabía bien cómo se lo diría y tampoco era el momento.
“Ya vengo” y fui al consultorio (que ya prácticamente no uso porque estoy todo el día en la clínica; quizá no sería mala idea desmontarlo y usar el ambiente para la familia) a buscar el estetoscopio. De regreso en el dormitorio la ayudé a incorporarse en la cama y sentándome a su lado ausculté su espalda. Estaba realmente complicada; el tiempo que había transcurrido sin tratamiento había llevado a que su capacidad respiratoria disminuyera muchísimo. Debía intervenir rápidamente.
“Voy a la farmacia a buscar algunas cosas. Me llevo a los chicos así te quedás tranquila”
Sólo asintió con la cabeza. Le coloqué varias almohadas en la espalda “Así, medio sentada, vas a respirar mejor. Vuelvo enseguida”
Estaba realmente preocupado pero al volver donde estaban los chicos disimulé como pude para que no se asusten. Saqué una pizza del freezer y la puse en el horno y entré al living animado “Quien quiere helado de postre?” Los dos gritaron de alegría y salimos a la farmacia y la heladería.
Ya de vuelta les serví la pizza a los chicos y fui al dormitorio a ver a Claudia. Me puse a preparar la jeringa con la que le aplicaría un corticoide fuerte.
“Clau, date vuelta un poquito que te pongo algo para que respires mejor.”
Giró el cuerpo sólo un poco porque moverse la agitaba mucho y mientras le bajaba la ropa me dijo “me… di… jis… te… Clau…”
Me llamó la atención el comentario y no dije nada “Se… te… pa… só… el… eno… jo?... cuando… es… tas… eno…ja…do… me… de… cís… Claudia…, no… Clau…”
Me conoce mucho; ni yo mismo me había dado cuenta de eso.
“Per… do… na… me… Me… por… té… como… una… mal… criada…”
“Shhh. No hables que te cansás. Ya vamos a hablar, Clau. No te pongas dura.” La pinché y antes de comenzar a hacer entrar el líquido le advertí “Duele un poquito, tené paciencia, sabés?”
Se quejó bastante, pobrecita. Yo sabía que era absolutamente necesario pero se me estrujaba el corazón. Cuando terminé le acomodé la ropa y la ayudé a volver a ponerse en una posición cómoda. Preparé rápidamente una nebulización con un broncodilatador para que se le despejaran los bronquios más rápidamente y la dejé nebulizándose mientras iba a ver a los chicos para que no hicieran un desastre en la cocina. Les serví el helado, me quedé con ellos hasta que terminaron y me encargué de llevarlos a dormir. Me di cuenta de que estaba terriblemente tenso pero cambié de actitud para no inquietar más a Claudia. Interrumpí la nebulización para controlar su respiración, que estaba algo mejor, y reanudé el broncodilatador pero esta vez me recosté en la cama con varios almohadones en la espalda, con las piernas abiertas, y senté a Claudia entre ellas, apoyada en mi pecho y le sostuve la mascarilla, acariciándole el cabello. Noté que se iba relajando a medida que la respiración se le hacía menos dificultosa. Finalmente logró quedarse dormida, extenuada por el esfuerzo que había realizado todo el día para respirar. Yo no dormí tanto, a pesar de estar agotado.
A las seis de la mañana preparé nuevamente la jeringa para darle una dosis de corticoide que mantuviera los bronquios despejados y fui a despertarla.
“Clau...” le dije suavemente para no sobresaltarla. “Clau, despertate que te pongo la inyección y empiezo a preparar el desayuno para los chicos así hoy te quedás en la cama”
A regañadientes comenzó a despabilarse. “Podés respirar si te ponés boca abajo?, así estás más flojita” Luego la auscultaría pero se la veía respirar de manera prácticamente normal. Se dio vuelta y le bajé la ropa nuevamente. Comencé la aplicación y ahora que podía respirar también podía hablar más “AY!, Gastón, despacio, duele!”
“Te la estoy poniendo despacio, Clau… Ya termino…” La ayudé a darse vuelta y a sentarse en la cama para auscultarla. Estaba casi normal pero quería que haga reposo. Le besé la frente y fui a la cocina. Preparé el desayuno, desperté a los nenes, que inmediatamente preguntaron por la mamá. “La vamos a dejar dormir un ratito más, como anoche no sentía bien durmió poquito. Pero se siente mucho mejor” y los llevé a que le den un beso. Claudia los abrazó y los besó y todos se quedaron más tranquilos. Los chicos no dicen nada pero me preocupa que estén inmersos en este clima de nerviosismo.
Antes de salir para el colegio pasé a saludar a Claudia y le dije que la llamaría a la hora que tenía que nebulizarse.
En realidad la llamé varias veces más para saber cómo estaba y constaté que fue mejorando del todo durante el día. Cerca de las 5 de la tarde me llamó ella para decirme que había arreglado con la mamá de un compañerito de Facundo para que pasaran la noche en su casa. “Necesito que hablemos, Gastón”
Antes de salir para casa pasé por la florería que está en frente de la clínica y le compré un ramo de flores silvestres, que son las que más le gustan.
Cuando llegué a casa lo primero que me saludó fue un aroma a comida increíble. Fui hasta la cocina y la encontré terminando de preparar la cena. Evidentemente los dos habíamos hecho nuestro mejor esfuerzo: yo le llevé flores y ella me preparó la comida que más me gusta, supremas de pollo al roquefort.
Mientras ella ponía las flores en un jarrón le dije “Tenías que hacer reposo, no hacía falta que te pusieras a cocinar”
“Dejá de retarme. Cociné porque ya me siento bien. Debe ser porque me atendió el director en persona!”
Se dio vuelta y como estaba parado detrás de ella quedamos enfrentados a pocos centímetros. La abracé y nos besamos largamente. Claudia apagó el horno y fuimos entrelazados hasta el dormitorio. La desvestí y me desvistió y caímos en la cama. Le hice separar las piernas y casi naturalmente empecé a probar algo que aprendí de mi querido amigo Simón en este mismo blog: acerqué mi boca a su pubis y comencé a besarlo, bajando lentamente. Cuando llegué a su clítoris le pasé la lengua un par de veces y levanté la cabeza para mirarla. “Gastón! Qué me hacés?!”
“Sexo oral, no te gusta?”
“Me enloquece; seguí!”
Besé, lamí, succioné y mordisqueé hasta que la escuché decir entre suspiros “Me viene! Me viene!” y aproveché la oportunidad para penetrarla. Terminamos juntos y jadeantes.
Me levanté velozmente y preparé otra jeringa, espero que la última, y le dije “Colita para arriba que con esta actividad física no quiero que hagas otro espasmo.“
“No, Gastón! Me duele la cola. Me siento bien!”
“Vamos! La última. Y la cola te duele porque te dejaste estar. Si te hubieras hecho ver antes no hubieras necesitado inyectables. Si no te doliera tanto la cola, te la dejaría colorada como un tomate. Es una técnica que me enseñó la enfermera Claudia!”
Poniéndose boca abajo y fingiendo temor me dijo “No Gastón! No me pegues en la cola, por favor!”
“Por ahora te salvás de que te deje la cola roja, pero del pinchazo, no” Y le apliqué la inyección con ella quejándose todo el tiempo. Al finalizar le llené la nalga de besos y caricias y así nos quedamos largo rato.
En un momento en el que estábamos en silencio Claudia empezó a hablar.
“Gastón, perdoname. No sé qué me pasa. Me estoy portando como una adolescente y no te lo merecés” La abracé y conversamos durante horas tranquila y profundamente sobre lo que nos pasa. Clarísimo nos quedó a los dos que nos amamos y estamos dispuestos a darnos todo. Aproveché la oportunidad para comentarle a Claudia mi decisión de encontrarle un médico y dejar de intervenir directamente en su salud.
Se le llenaron los ojos de lágrimas. “Pero si me decís que me perdonaste, por qué me castigás con esto?”
“No, Clau. No te estoy castigando, estoy preservando nuestra relación. Cómo te sentiste el otro día, cuando te desmayaste, en la clínica?”
“Estaba muy asustada… y vos estabas enojado…”
“Ves? Eso es lo que te digo. Mezclé los roles. Como médico, si no me hubiera enojado como marido, te hubiera contenido de otra manera. Ayer mismo, me di cuenta de que eso es lo que me pasa cuando estando vos completamente ahogada me tuviste que decir que no era el momento para retarte. Y tenías razón; si no fuera tu marido no lo hubiera hecho. Te merecés un médico que te contenga como médico y un marido que te contenga como marido, no una mezcla rara que no hace bien ninguna de las dos cosas”
“Pero me va a resultar raro… la confianza que te tengo a vos…”
“Al principio, cielo. Vamos a buscar un doctor en el que puedas confiar. Tampoco te estoy diciendo que nunca más voy a opinar sobre tu salud” y sonriéndole pícaramente agregué “y, por supuesto, cuando te receten inyecciones ni sueñes con que ese culito se va a salvar de que yo te las ponga, eh!”
“en serio?”
“No me lo perdería ni loco!”
Cerca de las dos de la mañana nos sentamos a comer el manjar que Claudia me había preparado. Luego dormimos como hacía tiempo que no lo hacíamos.


Simón -

Queridos: acá estoy de vuelta. Debo decir que la pasé mal después de la discusión con Mónica y eso motivó mi alejamiento. Sentí que si se sospechaba de mis intenciones y se me adscribía la autoría de lastimar a alguien aquí, no tenía demasiado sentido seguir.
Gastón habló mucho conmigo (mucho, casi cargoso) y se lo agradezco. Me puse al día con la lectura y me alegró ver que hay una nueva y pujante integrante.

Ana Paula: preciosos tus relatos. Lo que me asusta un poco es, como dice Gastón, la similitud entre sus dos parejas. ¿es que los médicos están cortados todos con la misma tijera? Igual parecería que ustedes se pusieron de acuerdo y lo van empezando a disfrutar. Me encantó la forma directa en la que manejaste la situación con Paulo, parece un buen tipo y tienen una familia hermosa.

Querida Karito: ¿dónde andás? ya lograste poner nervioso hasta a Gastón que después del mail de Damián no hace otra cosa que preguntarse qué estará pasando entre ustedes.

Querida Mónica: entiendo que no debes estar pasando por una época agradable. Si nosotros extrañamos a Carlónimo, no quiero saber lo que te debe estar pasando a vos. Pero, por favor, no te aisles. Comunicate con nosotros que estamos aquí para hacerte el aguante.

Querido Gastón: gracias por apoyarme siempre en este tiempo y porque tu palabra equilibrada me ayuda a volver a la normalidad.

Gastón -

Querida Ana Paula: Muy bueno tu segundo relato. Cada vez estoy yo también más sorprendido por las semejanzas entre ustedes dos y nosotros. De hecho, ya les contaré cómo decidí no ocuparme de ninguna situación que tenga que ver con la salud de Claudia; dame un par de días y te cuento cómo siguió la historia. Por otro lado, hace un tiempo sufrimos una crisis (ya lo habrás leído) sólo que ella tuvo más dificultades para expresarme qué le pasaba y decidió buscar algo de acción fuera de casa. Finalmente, y gracias a los consejos de todos en el blog, logré modificar mi clínica y acartonada actitud respecto de mi esposa y las cosas se revirtieron. Sin embargo, ahora Claudia está pasando por una época un poco compleja y las cosas se me complicaron de nuevo un poco pero creo que vamos por el buen camino.
Espero el relato de la nueva situación con los supositorios, hay algo de incomodidad en ellos (nada que no se pueda resolver con la confianza y la intimidad entre ustedes) pero al menos no duelen. Y, entre nosotros y perdón por el atrevimiento, pueden ofrecer enormes posibilidades...

ANA PAULA -

Gastón:
¡Muchas gracias por la bienvenida! Antes de contarte como me fue con los demás pinchazos, me tomo la libertad de preguntarte ¿Cómo van las cosas con Claudia?, ¿Tu que tal estas?
Por otro lado, me parece impresionante el parecido entre Paulo y tu, ¡La veta medica les brota a la menor insinuación! Comprendo que es por la profesión. Te confieso que me encantaría que en casa, con la familia, fuera un poco menos estricto y que aprendiera a disfrutar de las situaciones que le pone la vida, ya que con dos niños pequeños y su profesión, el tiempo que tenemos como pareja es de calidad pero muy poco.
Al salir del consultorio médico, llame a Paulo para contarle el curso de las cosas, me riño un poco por la falta de cuidado y el hecho de no haber hecho caso a su recomendación de asistir al hospital de inmediato. Quedamos de vernos en casa a la noche, y me hizo prometerle que guardaría el reposo que el Ortopedista había recomendado. Me dijo que hablaría con su madre para que fuera a buscar a Jerónimo al colegio y se lo llevara a su casa a pasar el día y que el al salir del hospital pasaría por los chicos para llevarlos a casa. Le pedí a mi madre que condujera el auto y me llevara a casa, para poder descansar. Al llegar, mi madre preparo algo de comer, y se despidió por que tenia cosas que hacer, yo me quede en la sala viendo televisión y dormitando un poco.
A las 7 de la noche, llamo Paulo para avisar que ya estaba en casa de su madre recogiendo a los chicos, y para preguntarme si ya había comprado las inyecciones que me tenía que aplicar, le dije que no las había comprado, y él se ofreció a pasar a buscarlas.
Estaba acostada en el sofá, cuando escuche que habían llegado, me incorpore.
Hola mami!!!!! Entraron corriendo y gritando los chicos. Cuando me vieron el pie escayolado, frenaron en seco y empezaron a cuestionar ¿Qué te paso?, ¿Te duele?, ¿Por qué tienes eso?, no paraban de preguntar, hasta que Paulo que estaba bajando del auto las cosas de los chicos, entro por la puerta con un precioso ramo de rosas rojas, que son mis favoritas, les explico lo que me había pasado.
Paulo se acerco a mí y me entrego el ramo, y le agradecí con un beso, y cuando estaba por ponerme en pie, para colocar el ramo en agua, Jerónimo me dijo que él lo haría, porque su padre le dijo que yo tenía que descansar mucho, para que me repusiera más rápido, le di un beso a mi hijo, que salió atrás del padre en busca de un florero. Les pregunte que querían para la cena, y Paulo les dijo a los niños que como mama tenía que descansar pediríamos una pizza, los chicos estaban encantados, cenamos los cuatro viendo la televisión. A eso de las 9 la pequeña ya se había dormido en mis brazos, Paulo la tomo en sus brazos y la llevo a la cama, mientras que yo lleve a Jerónimo a su habitación, le leí un cuento y cayo rendido. Me reuní con Paulo en nuestra habitación y empezamos a charlar de nuestro día, me dijo que estaba muy cansado.
“Yo también estoy muy cansada, me voy a poner el pijama, ahora vuelvo”
“No te vayas, quédate aquí conmigo, abrázame”
Me di cuenta de que quería mimos, así que lo abrace, y fui desabrochando uno a uno los botones de su camisa, y le afloje el pantalón, le di un masaje en la espalda para ayudarlo a relajarse y me di cuenta de que estaba contractura do, solo tocarlo provocaba dolor, me dijo que todo el día había tenido molestia, pero que no había tenido tiempo de tomar nada , ahora la que riño fui yo y le repetí las mismas palabras que él me dijo, que debía cuidar su salud, etc.…Me ofrecí a buscarle algo para el dolor , me dijo que si lo podía inyectar para reponerse más rápido, acepte feliz, por que pocas veces tengo la oportunidad de pinchar a mi esposo, que como buen doctor le encanta recetar inyecciones y no que se las pongan. Se levanto de la cama y fue a buscar la bolsa que había traído de la farmacia, ya que aprovecharía para pincharme a mí también.
“Me pinchas primero mi cielo o prefieres que te pinche yo a ti “
“Mejor abrázame un rato mi amor, ahora nos pinchamos” se dejo caer sobre mi, comenzó a besarme, y a desnudarme, cuando ambos estábamos solo en ropa interior me susurro al oído.
“Te conozco demasiado bien y estoy seguro de que no quieres que te pinche cariño, pero no tengo opción, así que date vuelta”.
“no es que no quiera que me pinches, pero me duele mucho la cola, el doctor me hizo daño”
“Venga amor, date vuelta, te prometo que yo no te voy a hacer daño “me dio vuelta y bajo mi tanga hasta los muslos, y empezó a preparar todo para pincharme.
“Ya está todo listo, afloja la cola para que no duela” como siempre me dio dos palmadas para comprobar que tan relajada estaba y me pincho, al momento de comenzar a inocular la sustancia las lagrimas empezaron a brotar de mis ojos, me dolió mucho, Paulo trataba de calmarme, pero lo hacía como lo hace un medico con un paciente, así que de impotencia yo lloraba mas, no podía parar, yo quería que mi esposo no fuera tan técnico, quería sentir que el que me estaba pinchando era mi amante, el amor de mi vida. Sin avisar me clavo la segunda y diciéndome que no había más remedio que pincharme, tendría que aguantar el tratamiento que el médico había ordenado, no te puedo decir si el segundo pinchazo me dolió o no, me dolía la actitud de Paulo.
Me incorpore y le pedí que se volteara para pincharlo, el ya había preparado la jeringa, así que sin más le baje lo mínimo el bóxer, le limpie el cachete y lo pinche, retire la aguja, le volví a dar con el algodón. Antes de que el se pudiera levantar, yo me dirigí al baño a lavarme, y a ponerme el pijama, cuando regrese, Paulo me tomo por la cintura y comenzó a besarme, lo aparte de mi, diciéndole que no me encontraba bien, que iba dormir y que el intentara hacer lo mismo. Me metí en la cama, apague la luz de la mesilla y me dispuse a dormir. Me abrazo por detrás, preguntando el motivo de mi enojo.
“Ana Paula me puedes decir por qué te pones así conmigo”
“Porque no soy tu paciente”
“No eres mi paciente, eres mi esposa, la madre de mis hijos”
“Quiero ser algo más que la esposa y la madre Paulo, también soy mujer y necesito sentirme como tal, necesito espacio y tiempo contigo, estoy todo el día con los chicos, y cuando tu vuelves a casa te dedicas a los chicos, y cuando por fin podemos estar solos, me dices que estas cansado, que tuviste un día muy pesado, nunca me preguntas a mí como estoy.”
“Mi amor, tu sabes lo que yo te quiero y lo que me encanta estar a tu lado, por favor no te pongas así, te prometo que voy a cambiar, he tenido demasiado trabajo y algunos roces con los directivos del hospital, y con los chicos, me olvido de todo, sus ocurrencias me vuelven loco.”
“A mí me encanta que quieras a tus hijos, pero yo creo que la comunicación en la pareja es lo más importante, recuerda que antes de ser tu esposa, fui tu amiga, y no quiero perder lo que hemos logrado en estos 8 años juntos”
“ Amor, de verdad discúlpame por lo que he venido haciendo y gracias por mantenerme con los pies en la tierra, te prometo que voy a cambiar” y se inclino a besarme y abrazarme apasionadamente, yo no pude más que besarlo, después de un rato de besos nos dormimos abrazados como hace mucho que no lo hacíamos.
A la mañana, antes de que sonara el despertador, un beso en el cuello me despertó, me desperece y pregunte que sucedía, me dijo que tenía que llegar temprano al hospital, pero que podía llevar a Jerónimo al colegio para que yo descansara. Me pregunto cómo me sentía, a lo que le respondí que bien, me dijo que si quería me podía pinchar de una vez, que teníamos una hora antes de levantar a Jerónimo, para alistarlo para el colegio.
Yo seguía en cama bastante adormilada, mientras veía que Paulo iba al cuarto de baño y volvía, hasta que llego a la cama con 4 jeringas preparadas que dejo en la mesilla.
“Paulo a mí solo me tocan 2 y no creo aguantar el tratamiento, voy a hablarle al médico para que me cambie a pastillas, porque me duele mucho la cola”
“Y quien dijo que todas eran para ti, anda date vuelta que ya no aguanto las ganas de pincharte esa colita que me vuelve loco” Volvía mi Paulo!!!
Me di vuelta y sin más me bajo el pantalón y empezó a masajearme la cola, y a buscar un sitio para pincharme, cuando encontró el sitio me pidió que respirara profundo y me pincho con mucha ternura y cariño, cuando termino me dio un masajito y busco sitio para el otro pinchazo, recorrió todo el cachete y encontró el lugar, me beso el cachete, mientras con una mano me acariciaba, con la otra me pincho sin que me diera cuenta. Al sentir que había sacado la aguja, me di vuelta de inmediato, estaba muy caliente y lo único que quería era hacer el amor. Le quite el pijama a toda velocidad y tome su pene entre mis manos, comencé a besarlo y a pedirle que me penetrara, me puse en cuatro patas y comenzó la penetración, incrementando el ritmo hasta que los 2 llegamos al orgasmo juntos como antes. Como no teníamos más tiempo de seguir en cama retozando, el se fue a duchar mientras yo iba a levantar a Jerónimo para vestirlo y darle el desayuno, antes de que saliera con su padre al colegio. Cuando Jerónimo estaba listo, Paulo me llamo, deje a Jerónimo viendo televisión, y llegue a la habitación cuando encuentro a Paulo desnudo sobre la cama.
“Mi amor que pasa, Jerónimo ya está listo, te está esperando en la sala. ¿Qué haces desnudo? Anda que no llegan”
“Amor, no me has pinchado, te deje las jeringas en la mesilla”
“Tu no estás enfermo y no necesitas pinchazos, ya con una cola dolorida en esta casa es suficiente”
“Todavía estoy algo contractura do y necesito el relajante y la otra es un complejo vitamínico porque me he notado muy cansado, dale pínchame tu que no me gusta enseñarle el culo a cualquier enfermera del hospital”
“Yo tampoco quiero que le enseñes el culo a ninguna enfermera” le limpie los dos cachetes, y le clave las 2 jeringas al mismo tiempo, lo que provoco que contrajera las nalgas, le di palmaditas para que las relajara e inocule las sustancias una a una, cuando termine le retire las dos agujas.
“Listo mi amor, he terminado, corre que no llegas” Salí de la habitación y fui a buscar a la pequeña que había despertado, mientras Paulo se vestía. Nos encontramos todos en la sala, Paulo me dio un apasionado beso en los labios, le dio un beso a la bebe y salió corriendo con Jerónimo, por que ya se le había hecho tarde.
15 minutos después , Paulo me llamo para decirme que no había logrado llegar a tiempo al colegio y no habían dejado entrar a Jerónimo, que no podía pasar a dejarlo a casa, por que tenia cirugía, que si podía ir por el al hospital.
“Claro amor, me visto y enseguida salgo para allá, sirve que veo a otro médico que me cheque el pie y me diga si es necesario tanto pinchazo.
“Te veo en el hospital para entregarte a Jerónimo”
Al llegar al hospital, fui directamente al consultorio de Paulo, que estaba con una paciente, su secretaria me dijo que no tardaba y que Jerónimo estaba en el Pabellón de Pediatría, en una sala de juegos, con una enfermera, le dije que simplemente venia a buscar al niño, le pedí un papel y una pluma para dejarle un recado a mi esposo:
“Amor, te veo a las 9 en nuestro restaurante favorito. Te amo”
Le entregue el papel a su secretaria y Salí en busca de Jerónimo que estaba feliz jugando con un niño y me pidió quedarse un rato mas, le pedí a la enfermera que lo cuidaba que cuidara a Sofía mientras yo iba a una consulta. Pregunte en urgencia si había algún ortopedista que me pudiera checar, de inmediato salió el doctor, le platique lo que había pasado y los medicamentos que estaba tomando, me dijo que el diagnostico y la medicación eran correctos, le pedí por lo menos reducir la cantidad de pinchazos porque ya no me podía sentar. Me dijo que el relajante muscular que me habían recetado, también lo podía encontrar en presentación de supositorio, que si aceptaba, me haría la receta, y que el desinflama torio definitivamente tenía que ser inyectado, que solo me faltaban 4 que me receto el doctor y que el recomendaba 2 días mas. Acepte los supositorios, y resignada Salí en busca de los chicos para ir a casa.
Esas fueron las primeras 4 inyecciones que me puso Paulo, luego les contare cómo va el asunto de los supositorios y las otras inyecciones.
Saludos

Gastón -

Querida Ana Paula:

¡Bienvenida! ¡y qué entrada! Desde luego que esperamos que nos cuentes lo que pasó con las inyecciones que Paulo te puso después. Tu historia me hizo sentir muy identificado a mí también por el relato del acontecer cotidiano con los avatares familiares. A veces puede no parecer tan erótico como otros escenarios pero es la realidad a la que uno tiene que aprender a sacar provecho cuando hay niños pequeños.
Por favor, no te inhibas y seguí contando. Pero fundamentalmente cuidá tu salud; entiendo que me salió la veta médica, perdón. Vos habrás visto en mi último relato que a los médicos (por lo menos a mí, no se a tu esposo) nos pone muy mal que las personas que queremos no lo hagan.
¡Saludos a mi colega!

ANA PAULA -

He leído todos sus relatos y son maravillosos, me identifico con Gastón porque mi esposo es médico,antes de contarles mas de mi , empezare con un relato.
Hace aproximadamente un mes , al ir caminando sufri una torcedura en el tobillo derecho, pensé que no pasaría de eso y segui con mi vida normal, que es bastante agitada, ya que tengo dos hijos pequeños , un nene de 4 y una nena de 2 años.
Aun con el dolor y la inflamación , fui a recoger al pequeño al colegio para llevarlo a casa de mi madre ya que justo ese dia habíamos quedado de comer ahí, mi esposo que es ginecólogo, estaba atendiendo un parto y no pudo ir a reunirse con nosotros, le comente a mi madre lo que me había sucedido y me dijo que le dejara a los niños esa noche para que yo descansara , sin dudarlo acepte la oferta , me despedi de mis hijos y de mi madre, y me fui a casa.
Al llegar a casa , me di una ducha y me puse un camisón azul cortito y un tanga a juego que le encanta a mi esposo, como tenia el pie muy inflamado fui a la cocina por un poco de hielo para tratar de desinflamar un poco, regrese a la habitación ,me recoste y me coloque el hielo, en ese momento iba llegando mi esposo, se acerco cariñoso, me beso en la frente y preocupado pregunto que sucedia, le explique lo que había pasado y que los niños se habían quedado con mi madre, me dijo que me iba a checar el pie, que no le gustaba la inflamación y el morado que tenia, me aconsejo que fueramos al hospital en el que trabaja para que un colega suyo me checara, le dije que no tenia mucho dolor , que seguramente no era mas que la torcedura, que nos quedaramos en casa , aprovechando que los chicos no estaban, acepto feliz.
Me pregunto si había tomado algo para el dolor y la inflamación , le dije que solo me había puesto hielo, me dijo que me daría algo y salió de la habitación, al cabo de unos 5 minutos regreso con su maletín que había dejado en el auto, lo coloco sobre la cama, lo abrió y empezó a sacarlo todo, le pregunte que que pasaba :
“Amor, no tengo ninguna tableta para el dolor”
“No importa gordo, ahora marco a la farmacia para que traigan lo que me digas”
“ Tengo unas ampolletas que te quitarían el dolor y la inflación de inmediato, aceptas un pinchacito en la cola”
“Si no me queda mas remedio”
“No te va a doler mucho”
“ Esta bien amor , pero pónmela con cariño”
“ Claro corazón , date vuelta y deja la colita al aire”
Vi que empezó a preparar la jeringa, el color de la ampolleta era de un color amarillo fosforescente, y bastante densa, yo seguía sentada en la cama, esperando que terminara de prepararlo todo.
“Anda amor, colita al aire, que ya esta lista la jeringa”
Me di vuelta, pero deje que el decidiera que tanto subia el camisón y si bajaba el tanga o no, no era necesario que lo hiciera por que era bastante pequeño. Dejo la jeringa sobre la mesilla y me bajo el tanga hasta los tobillos y subió el camisón hasta media espalda.
“ Flojita la colita para que no duela” , me dio dos golpecitos para comprobar que tan relajada estaba, y clavo la aguja de un solo golpe.
“ Asi quietita que ya voy a empezar a introducir el liquido” apretó un poco el embolo y empezó a inocular la sustancia
“AHHHHHHHHHHHH mi amor me duele mucho, quema” ( no me dolia mucho , pero me gusta que me mimen)
“tranquila que ya casi termino”
“ahhhh…. Me duele ya sacala!!!! “
“ Ya esta, ya la saque, quedate ahí quietita para que te haga un masajito”
“ si mi amor”
“Voy al baño a lavarme y ponerme comodo, mientras quedate con la colita al aire, asi como estas y prometo que lo que sigue te va a gustar” me dio un beso en el cachete pinchado y me susurro al oído “no tardo”
Se dio una ducha y salió con el albornoz puesto, se sento a mi lado en la cama y empezó a masajearme la cola.
“Te hice doler mucho mi amor”
“Si “
“ Me perdonás”
“ Solo si me mimas mucho y cumples con lo que dijiste”
“ ¿Qué dije?”
“ que lo que seguía me iba a gustar”
“ Seras traviesa”
Me dio vuelta , y me saco el camisón, yo lo ayude sacándome el tanga con los pies, quedando totalmente desnuda, y el empezó a besarme el cuello( cosa que me vuelve loca y el lo sabe).bajo a mis senos, al ombligo y a mi pubis, yo le desate el albornoz y me di cuenta de que estaba totalmente desnudo y con el pene bien erecto.
“Amor , te sientes bien para hacer el amor o te duele mucho”
“ Claro que quiero hacer el amor, recuerda que inhibe el dolor, asi que dame varios orgasmos para que ya no me duela mas”
“ Y se coloco encima de mi, y poco a poco me fue penetrando, cada vez mas fuerte”
Después de mi tercer orgasmo, el eyaculo dentro de mi
“ Mi amor me encanta sentirte dentro de mi”
“Me encanta a mi que me lo digas” Nos abrazamos largo rato, y dormitamos un poco, me checo el tobillo y me dijo que estaba haciendo efecto la inyección, que mañana veria si necesitaba otra inyección o mejor pastillas, le dije que mejor pastillas , ya que los chicos ya estarían en casa y no podría mimarme después de la inyección, ya que por la hora que me la había puesto los chicos estarían despiertos.
“Mañana checamos , el tobillo y decidimos que hacer, ahora descansa” Coloque mi cabeza sobre su pecho y caí rendida en un sueño profundo.
A las 9 de la mañana , sono el teléfono , era mi madre que se le había olvidado que tenia un evento y no podía quedarse mas con los chicos, que ya venia camino a casa a dejarlos, me levante de la cama para darme una ducha y ponerme algo de ropa, por que habíamos dormido desnudos. Fui a la cocina a preparar algo para el desayuno , cuando llego mi madre a dejar a los chicos.
“ Cariño como va el dolor del tobillo”
“ Mejor mamá , Paulo( mi esposo) me inyecto ayer y la verdad es que ya no me duele nada y ya no esta inflamado”
“ Que bueno cariño , te dejo a los chicos que no llego a mi evento”
“ Dale mamá gracias “
Los chicos corrieron a buscar a su padre para que jugara con ellos, asi que yo segui preparando el desayuno, cuando termine los llame para que vienieran a comer algo, y cual fue mi sorpresa, que llegaron los chicos y me jalaron a la habitación, por que el padre los envio en una misión secreta , por que “mami” ( asi me dicen los chicos) se lastimo el pie y no dejaba que su papá me revisara el pie.Cuando llegue a la habitación, Paulo traia una bata de cirugía y me tiro a la cama y le pidió a los chicos que me retuvieran para que no me moviera y el pudiera hacer su trabajo, la pequeña se me puso encima y el chico me tomo de los brazo, yo por el juego opuse residencia, y Paulo empezó la revisión.
“ Parece que ya va mucho mejor, yo creo que con unas pastillas, en 2 dias la paciente esta como nueva” dirijiendose a los chicos
Y asi fue, después de dos días de pastillas y un vendaje me sentí mucho mejor, al grado de poder usar tacones que me encantan.
Hasta que hace unos días desperté en la madrugada por el dolor, al verme el pie lo tenia demasiado inflamado, asi que decidi sacar cita con el Ortopedista, para que me recibiera, tuve la cita ayer por la mañana mientras el chico estaba en el colegio y a la pequeña la deje con la madre de Paulo, ya que el no me podría acompañar , por que tenia un dia muy ocupado y le pedi a mi madre que me acompañara. Al llegar a la consulta , llene el historial por que había cambiado de medico, le dije a mi madre que me esparara fuera, que no era necesario que entrara.
Paltique un rato con el medico de lo sucedido, me pidió pasar a la mesa, para revisarme , me dijo que seguramente por la inflamación , seria una fractura, me tomo un radiografia y confirmo que era un fractura del tercer metatarciano, que se había complicado por la falta de cuidados.
“ Vamos a comenzar con el tratamiento de una vez, si me lo permite, le puedo colocar las primeras inyecciones”
“¿Inyecciones?¿Cuantas?
“Van a ser para empezar una en cada cachete, cada 12 hrs por 3 dias”
“¿Me permite que la pinche de una vez?”
“ Esta bien doctor”
“ Bien , recuéstese en la camilla y deje la colita al aire”
Asi lo hice, solo baje lo necesario , cuando vi llegar al medico con las dos jeringas preparadas , me puse un tanto nerviosa, solo me gusta que me inyecte mi marido.
“Flojita para que no duelan, respire profundo”
Y me clavo la aguja, y empezó a introducir el liquido de la primera, que dolio bastante pero me dio pena gritar, y sin avisarme me clavo la segunda . Me dijo que me inmovilizaría el pie, procedió a ponerme la escayola, al terminar me dio la receta de las inyecciones que me tenia que aplicar, Sali bastante dolorida , mas de la cola que del pie, y me recomendó reposo por 3 dias.
Espero no haberlos aburrido mucho con mi relato, es la primera vez que me atrevo a escribir y no se si me atreveré mas.
Si les interesa les podre contar como van las 4 inyecciones diarias que me esta dando mi esposo.
saludos

Gastón -

Querida Karito: luego de los festejos del bicentenario y ya de regreso al trabajo, subo el mail que me mandó Damián. Tampoco él abunda en demasiados detalles de su intervención en temas de tu salud, así que vuelvo a pedirte que me cuentes.

"Querido Gastón:
Ya un poco más establecido te escribo para contarte algo más de cómo fueron las cosas. Siento que te debo una explicación para tan súbito alejamiento de Buenos Aires. Me enteré de que te nombraron director de la clínica y me hubiera gustado vivir los aires de cambio que seguramente estarás llevando por ahí. Sin embargo, aquí estoy muy bien.
El Hospital Universitario es un lugar muy interesante para trabajar, me atienden a cuerpo de rey y mentiría si te digo que no me siento bien aquí. Me instalaron un laboratorio con todo lo que pedí para mi investigación y me pusieron a cargo del Departamento de Anestesiología, donde tengo como principal actividad la actualización del personal y la capacitación de los médicos residentes.
Tenía el ofrecimiento desde mi último viaje a EEUU pero las dudas no me dejaban tomar la decisión. Hasta que apareciste de la mano con una paciente hermosa. Vos sabés que no me han faltado oportunidades con las mujeres, pacientes y profesionales de la clínica, pero también sabés que nunca me enredé con ninguna de ellas simplemente porque no me parece bien. Sin embargo, lo que me pasó con Karito fue diferente. Fue instantáneo y nunca más pude dejar de pensar en ella. Estuvo tan poco tiempo aquí que su regreso a su país me llenó de angustia. Y eso me llevó a decidir, sin dudar, qué debía hacer.
Fue una decisión trascendental porque mi contrato es por 4 años. Me fui sabiendo que las cosas podían darse como yo deseaba o no y en ese caso, tendría que ver cómo reorganizaba mi vida allá, solo.
Los primeros días fueron de zozobra porque Karito no me contestó el teléfono durante 1 semana completa. Pensé que me había equivocado de medio a medio; pero luego supe que había estado de viaje y me volvió el alma al cuerpo. Comenzamos a vernos asiduamente y debo decirte, Gastón, que no tengo palabras.
Estoy yendo mucho más lentamente de lo que me gustaría porque creo que ella lo necesita: pienso que a pesar de su corta edad, la han hecho sufrir mucho. Además, me confesó que la idea de compartir el tiempo con un médico la pone nerviosa por lo que le ofrecí basar nuestra relación en todas aquellas cosas que no tienen que ver con mi profesión aunque se muestra interesada en mis progresos en la investigación y en la vida de hospital en general. Lamentablemente, pocos días después de nuestro acuerdo debí intervenir en un tema de su salud. Intenté que fuera para ella lo menos traumático posible y creo que lo logré; al menos eso fue lo que me quedó como impresión cuando luego de la inyección que le tuve que poner, me abrazó y me dio un beso. ¡Nuestro primer beso de verdad! Sin embargo, no pienso apurarla; voy a esperarla todo lo que necesite.
Gastón, ella es tan… tan… ¡Dios mío! ¡Ni siquiera encuentro adjetivos para describirla!
Ya sé que parezco un adolescente idiota, pero es lo que siento. La adoro, es tan inteligente, tan divertida, tan… etérea…, y ni que hablar de lo bella que es.
En fin… no quiero aburrirte ni distraerte de tus ocupaciones demasiado tiempo pero sentía que te debía una explicación y un agradecimiento.
Te dejo por ahora porque voy a encontrarme con ella y antes de ir quiero comprarle algunas flores.
Un cariño a todos en la clínica.
Damián"

Gastón -

Estimada Blanca Estela: no hago ningún berrinche; de hecho aquí estoy intentando seguir adelante con esto. De todos modos, siento que ocupo un lugar un poco incómodo, el del premio consuelo; "Carlónimo no está pero mientras tanto, te sigo leyendo". No me comparo con Carlónimo, no soy tan necio, por lo que vendría bien algo de colaboración activa de todos.

Querida Karito: Ahora estoy saliendo para llevar a los chicos a los festejos del bicentenario de nuestra patria, pero luego subo un mail que recibí de Damián; puede resultarte interesante. Recordá que me debés el relato de su intervención luego del enfriamiento que tomaste de regreso a tu casa del viaje de vacaciones.

karito -

Gaston siento mucho que estes pasando por esta situacion, pensalo bien, ojala todo se solucione.

carlonimo te extrañamos, espero que toso este bien para ti tambien

Blanca Estela -

PD Perdón, olvidé decir que esperaré a ver si regresas en julio como lo has ofrecido y que me encantaría. Mientras les sigo leyendo muchachos ¡Vamos Gastón y Simón! Basta de berrinches.

Blanca Estela -

Carlónimo, ya leí todos tus relatos y son excelentes. Del tiempo que Anna fue tu novia nos has dejado una historia magnífica que me encanta y que he leído varias veces pero sin llegar al descompuesto final. Si decides retirarte te extrañaré muchísimo pero entiendo que las cosas buenas no son eternas. Vives un momento de gloria pues te reconciliaste con Anna, me emocionó veros conversar de nuevo tranquilos. Y tienes a tu lado una chica super cariñosa y super inteligente como es Mónica. Os felicito cualquiera que sea la decisión que tomeis.

ramiro -

como se puede borrar un relato para no dañar a terceros con los nombres?

Gastón -

El otro día les contaba que Claudia no anda muy bien y, por lo tanto, yo tampoco. Lo que les cuento quizá no sea lo más erótico que se podría esperar pero es lo que me está pasando y ustedes son mis amigos y me interesa su opinión.

Estaba trabajando en mi despacho cuando me sonó el celular. Era Silvia, nerviosísima, que me dijo que estaba con Claudia viendo telas para las cortinas de su nueva casa, cuando Claudia se desmayó.
Formulé dos o tres preguntas para ubicar la gravedad de la situación y considerando que ya había recuperado el conocimiento me quedé relativamente tranquilo. Le pedí a Silvia que tomaran un taxi y trajera a Claudia a la clínica.
“Estoy en la camioneta, la llevo yo. No va a querer ir…”
“Le decís que te lo ordené yo.”
La escuché tan asustada que le aclaré “Sil, si ya recuperó la conciencia no es nada grave. Manejá despacio y tranquila.”
Casi sin contestar cortó; le podía pedir que la traiga pero que esté tranquila, no.
Pedí en recepción que cuando llegaran me avisaran y ni bien se anunciaron en la guardia mi secretaria me llamó. Averigüé en qué consultorio estaba y cuando entré la vi acostada en la camilla y Martha le tomaba la presión.
Silvia estaba desencajada, ya les conté que es bastante impresionable.
Cuando Claudia me vio entrar intentó incorporarse en la camilla y fue evidente que se mareó. Martha la ayudó a recostarse nuevamente y mirándome seria me dijo “90/40, doctor”.
Claudia protestaba porque había que ir a buscar a los chicos al colegio e inmediatamente Silvia se ofreció a ir y llevárselos a su casa hasta que nosotros nos fuéramos a la nuestra. Acepté el ofrecimiento y ella salió rápidamente para no llegar tarde y que los chicos no se asustaran.
Volví a tomarle la presión a mi esposa y colocándome el estetoscopio de Martha en los oídos la ausculté. Ella intentó nuevamente levantarse y se lo impedí “Claudia, estás hipotensa, te vas a caer otra vez. Con qué pensás que tiene que ver lo que te pasó?”
Guardaba silencio, estaba nerviosa.
“Martha, siga con lo suyo. Si la necesito la llamo, gracias”
Cuando nos quedamos solos volví a la pregunta sospechando la respuesta “¿Comiste algo hoy, Claudia?”
Se puso colorada y respondió solamente “No”
“Claudia! Estás loca? Te das cuenta del susto que le diste a Silvia?! Empezamos con lo del embarazo y ahora esto… me querés infartar?!”
Se puso a llorar. Yo llamé a la cafetería y pedí que traigan un sándwich de jamón crudo para que la sal le suba la presión y un té. Sin decir ni una palabra más la ayudé a levantarse y sosteniéndola la hice sentar en el escritorio. Ella seguía llorando. Mientras le decía que iba a comer algo y se sentiría mejor entró el empleado con el pedido. Ella agarró el sándwich y le dio un tímido mordiscón. Estuvo 10 minutos dando vueltas al bocado en la boca.
“Comé, Claudia!”
“No tengo ganas! No tengo hambre!”
“Claudia, comé porque si no, voy a llamar a otro médico que te atienda y hasta que te suba la presión te va a dejar internada”
“No, Gastón! Los chicos se van a asustar!”
Y exploté. “Claudia! No me vengas con los chicos ahora!. Hubieras pensado antes qué pasaría si te hubieras desmayado estando con ellos o manejando el auto! Comé!”
Entre sollozos tragó algunos bocados más y tomó un poco de té. Mientras, yo seguía mascullando “No entiendo, estás loca con que te querés embarazar, me pedís vitaminas para estar bien por el bebé y ¡No comés!”
Cuando consideré que ya había comido suficiente la acompañé nuevamente a la camilla y volví a tomarle la presión. No estaba normal pero había mejorado y se la veía con más color y menos mareada. Martha entró a ver cómo estaban las cosas y evidentemente percibió el ambiente porque salió sin decir nada. Ayudé a Claudia a ponerse el abrigo y la llevé del brazo hasta el estacionamiento. Avisé a mi secretaria que me retiraba y conduje hasta casa. Cuando llegamos la hice acostar y volví a tomarle la presión.
Sin decir nada, preparé una jeringa con las vitaminas y le dije “Si te vas a dedicar a faquir, por lo menos voy a tratar de que no estés anémica. Date vuelta, por favor”
Titubeó y logró decir “Gastón… estás enojado… mejor mañana…”
“Eh?! Qué querés decir? Que te voy a lastimar porque estoy enojado? Nunca en mi vida me sentí acusado de algo tan injustamente!” Arrojé la jeringa sobre la cama y continué “Me voy a la clínica. Aprovechá que te vas a quedar sola y pensᅔ
“No, Gastón! No te vayas!”
“Tengo que ir a terminar lo que dejé por la mitad para atenderte en la guardia!”
Estaba verdaderamente furioso, no ya por la actitud infantil de falta de cuidado de su salud, sino porque Claudia había pensado que mi enojo influiría en mi modo de aplicarle las vitaminas.
………
Trabajé febrilmente toda la noche porque, además, tengo una inspección en 48 horas.
A las 7 de la mañana entró Martha y me miró extrañada. “Doctor, usted estuvo toda la noche acá, no?”
“Si, debo tener un aspecto espantoso…”
“No sé si tanto, pero se lo ve cansado”
“Me conseguiría, por favor, un ambo en el quirófano que me voy a ir a dar una ducha a los vestuarios?”
“por supuesto, doctor, en seguida”
Luego de la ducha, la ropa limpia y un desayuno relativamente decente, me sentía mejor físicamente, no anímicamente.
A las 8.30 mi secretaria me avisó que estaba mi esposa y la hizo pasar.
Me miró asombrada “estás con guardapolvo…”
“Sí. Me bañé y como no me había traído ropa…”
“Me hubieras llamado y te traía”
“No era necesario” y guardé silencio esperando que dijera el motivo de la visita.
Sacó de la cartera la jeringa que había motivado mi furia anoche.
“Me la das, por favor?”
“No, Claudia, ahora estoy muy ocupado. Le pedimos a Martha…” y sin esperar respuesta llamé a Martha por el interno y le pedí el favor.
“Claudia, andá al office de enfermería que Martha te espera…”
Me di cuenta de que estaba decepcionada pero no dijo nada. Salió de mi oficina y la vi entrar en la de Martha. Luego las vi salir a las dos y entrar en uno de los consultorios de la guardia. A los 5 minutos volvieron a salir; Claudia fue rumbo a la salida y Martha, derechito a mi despacho.
“Marthita”, dije levantando la vista de la computadora “Qué anda necesitando?”
“Que deje eso y me escuche”
La respuesta tajante de Martha me desorientó y no pude más que hacer lo que ordenaba.
“Doctor, no me quiero meter en lo que no me llaman, pero su señora lloró todo el tiempo”
“Y… Martha… usted sabe que las vitaminas duelen…”
“No! No se haga el tonto que me entendió perfectamente…!”
Lo único que sé es que imaginar a Claudia acostada en la camilla y con la nalga recibiendo el medicamento, hizo que mi pene se pusiera de pie. Por suerte estaba detrás del escritorio y Martha no pudo verlo pero tengo mis dudas de que con mi turbación no lo haya sospechado.
“Mire, Martha… yo le agradezco la preocupación … pero la situación es un poco compleja…”
“Mire, doctor, no le pido que me cuente nada. Pero si junto lo que pasó con su señora con que usted pasó toda la noche acá… Por favor, considérelo. Ustedes son buena gente y ninguno de los dos se merece sufrir…”
“Gracias, Martha. Tengo que pensar, pero le prometo que voy a considerar lo que me dijo”
Mi ánimo estaba oscilante, entre triste y enojado. No veía claramente la salida. Por momentos tenía la impresión de que estaba sobredimensionando la situación pero inmediatamente me sobrevenía la angustia de sentirme maltratado sin saber por qué.
Transcurrió la tarde de modo tormentoso, cargado de trabajo pero con dificultades para concentrarme en él.
Cerca de las 20 Claudia me llamó por teléfono y mantuvimos una conversación formal, entrecortada; ninguno de los dos sabía cómo encarar la charla. Viendo que no terminaría con el papeleo para la inspección del día siguiente le dije que iría tarde. Mi sorpresa legó al límite cuando escuché a Claudia decirme “Gastón, tenés otra mujer?”
“Qué?! Lo tuyo no tiene límites! Qué otra injuria tenés para apuñalarme? Pensá lo que quieras!” y corté. No sé cómo pude contenerme de echarle en cara que la que había tenido otro era ella; pero lo logré, mi intención no es lastimarla porque con eso nadie gana. Pero la impotencia que sentía era enorme.
Para no hacer esto demasiado largo, después les cuento cómo siguió.

Gastón -

Querida Karito: si todos nos comprometemos estoy dispuesto a intentarlo. Seguiré insistiendo con Simón pero él puede ser muy cabeza dura.

Realmente me parece buena la idea de que Damián no intervenga en cuestiones de tu salud, lástima que no pudieron mantener la idea. Aún así creo que es fantástico que hayas podido plantearle tus temores y que él te respete. De todos modos, tendrías que pensar qué puede ser mejor: intentar actuar como si no fuera médico o aceptar que cuando hay cuestiones de salud que te atemorizan no es tan malo tener a mano un doctor que te comprenda y te cuide con cariño.

De todos modos estoy en el mismo proceso de conseguir un doctor para Claudia porque yo siento que ya no puedo atenderla; de todos modos el tema es muy largo y llegué a esa conclusión después de muchos acontecimientos que ya les voy a ir contando.

Esperamos el relato ansiosos (por lo menos, yo)

Moni, querida, cómo andás? Me gustaría decir, aunque cae de maduro, que estamos aquí para apoyarte durante el tiempo que dure el viaje de Carlónimo. Decinos ¿qué podemos hacer por vos?

karito -

Hola querido Gaston y todos los que por ahora solo se sienten bien leyendo y no quieren participar.

te cuento que tuve noticias de Damian ahora mismo esta viviendo muy cerca a mi casa y pasa a verme todos los dias
hicimos un acuerdo para que me sintiera mejor aun sabiendo que el es medico.
Damian me propuso no participar en nada de mi vida que tenga que ver con mi salud.
aunque a solo una semana de haber hecho el trato ya lo quebranto, mi viaje de vacaciones estuvo bien aunque la verdad no logre recuperarme del todo, y como pase por Bogota una noche mi salud empeoro ya que venia de un clima calido.
Gaston tu como siempre tienes razon hay que compartir relatos entre todos para mantener el blog entonces voy a contarles mi experiencia con Damian mas tarde subo el relato.
saludos a todos

Gastón -

Querida Karito:
Gracias por contestarme tan amablemente como siempre. Sin embargo, no creo que sólo eso alcance. No podemos mantener esto vivo sin intercambio de relatos.

Luego de la última discusión con Monica, Simón quedó muy dolido y aunque traté de conversar con él para que atempere su postura, ha decidido no participar por el momento. Desconozco si entra a leer o no, pero le voy a dar tus saludos.

Finalmente, y considerando que te atendí como doctor, me gustaría saber cómo estás de salud y cómo la pasaste en las pequeñas vacaciones de cumpleaños. Haciendo honor a Simón, ¿tuviste noticias de Damián?

karito -

Querido Gaston yo sigo leyendo los relatos muy detenidamente y em encantan.

querido Carlonimo somos tus amigos y queremos que te sientas bien, nos encanta leer tus relatos que son maravillosos me encnataria que no hablaras en serio acerca de dejar de escribir.

saludos a Simon que esta triste y a Moni

Gastón -

Querido Carlónimo: entiendo tu situación porque quizá en este momento esté yo igual de complicado; ya sabés que me nombraron director de la clínica y mis nuevas responsabilidades se suman a las que ya tenía respecto de mis pacientes. Tu misiva suena a despedida y lo que me resulta peor es que la siento desafectivizada; no te enojes porque quizá no sea así pero es como lo sentí.
La cosa se está complicando: vos que te retirás, Simón, triste, que decidió no entrar, Marcia desaparecida, Karito que hace unos días que no sabemos en qué anda y Monica, creo que ofendida con Simón y replegada por la tristeza de tu distancia. Sinceramente, no se si pueda sostener esto o también deba concentrarme en mi carrera y en mi esposa, que debo decirles, no está demasiado bien.
En fin, iré viendo qué hacer a medida que vaya pasando el tiempo...

Carlónimo -

Estimado Gastón.

Tenía previsto continuar escribiendo hasta fines de mayo pero las circunstancias me hacen modificar el plan original y retirarme desde ahora. He escrito muchas cosas en los dos años y tres meses que llevo aquí. Les dejo libre el escenario para que se expresen y sostengan el blog. Del futuro no puedo prever nada, voy a concentrarme en mi profesión.

Un fuerte abrazo a todos.

ramiro -

SI HAY MUJERES DE MEXICO DF QUE LEAN ESTE BLOG ANIMENCE A ESCRIBIR O CONTACTENME. SI LES EXITA SER INYECTADAS PERO MAS INYECTAR CONTACTENCE CONMIGO MI MSN; riflomag23@live.com.mx

Gastón -

Queridos:
hay alguien ahí leyendo o me quedé solo con mi alma?

Gastón -

A las 5.45 (exactamente una hora antes de que sonara el despertador) sentí que me acariciaban la espalda.
Claudia me habló al oído: “estás mejor de la espalda?”
Me desperecé un poco: “Ummm… de la espalda fantástico. Lo que me duele fatal es la cola…”
“AY! Pobrecito!” y me bajó el pantalón del pijama. Comenzó a besarme las nalgas y a masajeármelas. “Está mejor?”
“Genial!” y me di vuelta, arrastrándola conmigo y dejándola boca abajo.
“Por dónde querés, mi cielo?”
“y… adelante, porque si no, no me vas a embarazar…”
“Clau, quedamos en que no nos íbamos a obsesionar… si el período te terminó ayer, igual no te voy a embarazar.”
“Perdón… cómo querés?”
Desde atrás acerqué mi pene a su vulva pero noté que aún no estaba todo lo excitada que yo quería. Seguí jugueteando con la cabeza del pene estimulando la entrada y empecé a hablar estimulándole la imaginación.
“Estoy con la cola al aire y me vas a pinchar. Me vas a hacer despacito?”
“Mmmm. Sí, mi vida. Flojito… ahí está, ya está la aguja adentro y empiezo a hacerte entrar el remedio…” Poco a poco sentía su lubricación aumentar y su deseo crecer.
“Me está doliendo?”
“No!, yo no quiero que te duela! Pero me parece que sí porque la colita te tiembla mientras el líquido entra despacito, muy despacito”
“Uffff… quema, estoy tratando de quedarme quieto para que no te enojes…” A esa altura ya estaba en condiciones de entrar profundamente en la vagina de mi esposa y lo hice. Acompañó el movimiento con un gemido placentero que me excitó aún más.
“la cola la tenés relajada… pero el pitito se te puso duro, duro…”
“Y dale con pitito…!” y empujé hasta que el glande chocó con su matriz; detuve el movimiento y mantuve la presión constante.
“Noooooo!.... Retiro lo dicho! Es un pito hermoso! Que me llena! AHHH!”
De golpe se hizo un silencio; un silencio concentrado que nos llevó directa y rápidamente al clímax. Luego, casi como si lo hubiéramos ensayado, emitimos en un suspiro, al unísono “Te amo!”
Nos desacoplamos lentamente y permanecimos abrazados dormitando hasta que sonó el despertador.

ramiro -

llegue esa tarde con josefa mujer de 55 años que inyecta por la colonia. al verme supo a que iba y me djo pasale chikito, queres que te inyecte? le dije que si que era bedoyecta y sonrio muy tierna y dijo estas duelen mucho ramiro, no importa? le dije que no y le hice saber que seria un buen paciente para ella. ella me invito a sentarme en su sofa dejo las vitaminas y fue por el alcohol y el algodon. yo no dejaba de mirarla con inkietud y nerviosismo pues a pesar de su edad se veia apetecible. regreso y me observo con coqueteria y me dijo: te asustan las inyecciones? le conteste que pokito, me dijo no te preocupes esto sera suavessito, te causara placer y no dolor, relajate se sento junto a mi y cruzo su pierna se estiro para tomar las vitaminas, el alcohol y el algodon no dejaba yo de mirar sus piernas envueltas en unas medias color natural muy transparentes que hacian lucirlas muy bien, su falda quedaba dos palmas arriba de sus rodillas. ella ttomo la jeringa ya lista y comenzo a terminarla de preparar sin dejar de observarme. solo decia sera un piketito relajate. mojo el algodon en alcohol ese olor se metio en mi cuerpo y esa vision de verla con las piernas cruzadas y esa mirada tan coqueta al preparar la jeringa tenian mi pene bien erecto. ahora vamos a inyectarte me dijo, recuestate y ponte tranquilo. me iba a tender en otro sofa y me dijo alli no chikito ven aqui sobre mis piernas, relajate nomas sera un piketito. me recoste y noto mi pene duro y solo sonrio. es de nervios? me pregunto, rojo de la pena le dije de eso es y de otras cosas mas. no podia bajarme el pantalon pues estaba nervioso y ella dijo, relajate ramiro relajate soy de mano suave muy suave. y ella misma bajo mi pantalon al desabrochar el cierre note como sonreia. ya con el pantalon abajo y encima de sus piernas me dio el masajito para limpiar con alcohol y mas dora se me ponia pinga. se estubo uno o dos minutos masajeando hasta que por fin vino el pikete mi nalga relajada por sus caricias se dejo inyectar por tan sensual mujer. alñ terminar volvio a masajear la zona inyectada y alli duro mas de 4 minutos y me decia: ya viste ramiro, apoko soy tan mala para inyectar? no te gusto? si te gustop hasta tu gusanito desperto. me gustaria seguir inyectandote, espero no sea la ultima vez he. te espero pasado mañana para la proxima y tal vez hasta tu amigo que desperto tenga un regalo, vendras? nno no no lo se señora dije. estoy tan vieja? para nada josefa para nada. te espero chiquito. segui yendo por las otras cuatro inyecciones y en la tercera sucedio algo que hasta hoy hace que vicite a josefa. y si hay alguna mujer de mexico df o estado de mexico que lea estos realatos y quiera conocerme adelante mi msn es: riflomag23@live.com.mx

Gastón -

Queridos Karito y Carlónimo: gracias por el comentario, que siempre me alienta a seguir.

Cuando tenga un rato les cuento lo que pasó a la mañana siguiente.

Carlónimo -

Gastón, reconozco tu esfuerzo para hacer que las cosas vuelvan a la normalidad. Nos compartiste una escena muy erótica, me gustó mucho.

Me apena que una persona fina y un gran amigo, como es Simón, se haya comportado en forma majadera con una dama. Me duele lo ocurrido y lo interpreto como un lamentable error producto de la precipitación. Espero que el propio Simón lo ratifique.

karito -

wow que buen relato Gaston que linda relacion tienes con Claudia, buena tecnoca la de hacer que te inyectara para que se olvidara por un rato de su preocupacion.

Gastón -

Cuando llegué a la noche Claudia le estaba dando de cenar a los chicos. Ni bien me vio me abrazó y me di cuenta de que tuvo que contener las lágrimas porque estaban ellos. Le besé la frente y le dije que fuera a hacer otra cosa que yo me ocupaba de acostarlos.
“Pa, me llevás a caballito?”
“No, Fran. Me duele mucho la espalda. Mañana si me siento mejor te llevo, dale?”
Medio enfurruñado logré que se fuera caminando con su hermano al cuarto; los acosté, los arropé y les leí un capítulo de una novela infantil que compramos en la Última Feria del Libro y que los tiene muy entusiasmados. Cuando finalmente se durmieron fui al dormitorio y encontré a Claudia mirando sin mirar la tele.
“Clau, vení un segundo. Quiero mostrarte algo…”
Se levantó de mala gana después de que insistí un poco. La llevé de la mano a la habitación de los chicos y abriendo la puerta le dije: “Miralos… Son perfectos… los tres te adoramos…” y la abracé. Me abrazó y se puso a llorar. Cerré la puerta para que los chicos no se despertaran.
“No tengo derecho… no tengo derecho!...”
“Preciosa, tenés derecho! Pero me parece que no se justifica que estés tan mal… por algo que no es un problema. Ya te expliqué que nos vamos a embarazar en cualquier momento; es menos de un mes!”
“No! No tengo derecho a preocuparte, vos tenés tantos problemas que resolver…”
“Cielo, los únicos problemas que realmente me importan son los de ustedes. Lo demás es cuestión de decisiones, nada más”
“Me tenés tanta paciencia!”
“No es cuestión de paciencia, Claudia! Te amo y quiero que estés bien”
Seguía abrazada a mí llorando.
Opté por una medida desesperada.
“Claudi, necesito pedirte un favor”
Se secó las lágrimas con la mano y me miró.
“Estuve todo el día con una contractura de espalda terrible. Tomé de todo y no se me pasa. Así no voy a poder dormir. Necesito que me pongas un relajante inyectable”
“Sí, lo que necesites”
“Vamos al dormitorio. Me acuesto y me lo das”
Ella preparó la jeringa con toda experticia y antes de pincharme me preguntó “estas duelen?”
“Los pacientes dicen que sí”
“Te puedo preguntar por qué no le pediste a Martha que te la ponga?”
“Porque te tengo confianza”
Me dio una palmadita y la aguja entró hasta el fondo. Intenté relajar el glúteo todo lo que pude pero sentía los espasmos del músculo mientras el líquido me tentaba a gritar que se detuviera. Cuando finalmente se detuvo noté que no sacaba la aguja. Esperé unos segundos y miré por sobre el hombro. Claudia estaba en cuatro patas detrás de mí gozando de un orgasmo descomunal. Levantaba y bajaba la cabeza y gruñía hasta que finalmente cayó sobre la cama. Me quité yo mismo la aguja de la nalga y me tendí a su lado. Ella abrió los ojos y me miró fijo.
“Perdoname…”
“Qué?”
“esto… te estaba pinchando y no sé… de golpe vi como la cola te temblaba y me enloqueció…”
“Me alegro de que lo hayas disfrutado. Te lo debía del otro día” le dije sonriendo. Nos acurrucamos y ella se durmió plácidamente.
Yo me levanté a comer algo y luego me senté en la cama a verla dormir.

Gastón -

Muchachos, muchachos! Haya paz! Que les parece si bajamos un poco los decibeles?

Todos tenemos motivos para estar nerviosos, cada cual los suyos, pero eso no nos da derecho a incomodar a nadie. Hablo de TODOS nosotros, me incluyo y me hago cargo, si molestó a alguien mi pedido de comentar los relatos. Asumo que tal vez era una necesidad mía y sólo mia y cometí el error de interpretar un dicho de Simón de un modo completamente personal.

No estemos enojados, intentemos apoyarnos.

Simón -

Moni: Supongo que si se debe respetar el deseo de Carlónimo de no contar lo que no quiera contar, también debe respetarse mi derecho a pedir lo que me gustaría que se cuente. Podrá no gustarte el formato, pero es mi derecho.
Por segunda vez voy a recalcar que no se por que me contestan a mí sobre la falta de comentarios en los relatos porque el que tiró la piedra al respecto fue Gastón. Pero no se cuál es el motivo por el que el doctor es intocable.
Además, puedo comprender que Carlónimo esté un poco nervioso por el compromiso que tiene que cumplir en junio, pero si bien mi intención es solamente desdramatizar el asunto, me niego a pensar que mi solicitud sea algo que pueda lastimarlo o contra lo que no sea capaz de defenderse solito. Y en esto no va ninguna apreciación de arrogancia ni de negación de sus caballerosas cualidades.
Sin embargo, independientemente de que, dicho con todo respeto, tu reacción me parece un poco exagerada, me doy por aleccionado.
Doy por terminado el tema aquí, cuenten lo que quieran y no cuenten lo que no quieran, pero creo que por momentos perdemos el entendimiento del juego.
Como vos misma dirías: See you later! (y según me siento ahora, VERY LATER)

Mónica -

Me da mucho gusto reportarme con ustedes, estoy impresionada por todos los buenos relatos que encontré, desde el segundo estreno de tu casa, querido Simón, hasta las inyecciones que Gastón mandó aplicar a todo el personal de su clínica ¡Los felicito!

Creo que está bien la reflexión que se está haciendo acerca del blog y de las participaciones, pero no me gusta que sea motivo de discordia.

La mayoría de los relatos se comentan y cada quien opina acerca de lo que le interesa. Si alguien no se refiere a cierto tema es muy claro que su interés está en otra cosa y no es justo que se le fuerce a pronunciarse sobre puntos que no le agradan.

Yo he notado a mi Carlónimo un poco nervioso por el compromiso que tiene y yo misma ya estoy llorando su ausencia. Ahora estamos un poco alejados pero nos queda la posibilidad de vernos en lugar intermedio de vez en cuando. Pero en junio estará más lejos y no lo veré en todo ese tiempo.

El pasado fin de semana tratamos de olvidarnos de todo y estuvimos en la casa descansando, sólo salimos a comer y a caminar pero el resto del tiempo lo pasamos en la terraza platicando y amándonos.

Si tú, Simón, quieres saber algo de él, te voy a contar que Carlónimo me pidió el viernes que le inyectara complejo B pues se siente muy cansado y está propenso a las gripas nerviosas.

Lo tuve en mis brazos, lo acosté, le descubrí las nalguitas y le apliqué la inyección lentamente, como si fuera mi niño. Luego me abrazó y se durmió a mi lado y mientras dormía lo besé muchas veces, y le acaricié todo su cuerpo, que es muy bello. El domingo volví a inyectarlo de la misma manera y él se relaja y pone su cuerpo muy suavecito, no me da ningún problema. Me encanta inyectarlo porque son momentos muy eróticos.

Yo se que él no les cuenta esas cosas por las razones que sean y yo lo respeto porque lo amo y porque él merece que lo respete. Así que nada de “agotarlo a pedidos” Simón, porque eso no lo va a hacer cambiar y sólo le traería malos ratos que quiero evitarle. Hacemos un trato, yo te cuento cada vez que lo inyecte y te prometo ser detallista ¿te parece? Pero por favor no lo inquietes con presiones y reclamos.

Carlónimo es la persona más tierna que yo he conocido. Tú lo ves casi arrogante y muy desenvuelto, pero necesitas convivir muy cerca de él para saber lo dulce y cariñoso que es. Y merece el mismo trato, pues con facilidad lo puedes lastimar y eso no es justo.

Lots of kisses por you all!

Gastón -

Moni, querida: ¿cómo estás? que no sabemos nada de vos...

Simón -

Quise decir penicilina que NO debe ser penicilina. Perdón.

Simón -

Karito: Gastón ya te preguntó cómo la pasaste y, como dice Carlónimo, ya se rasgó las vestiduras por una penicilina que debe ser penicilina; yo te preguntó: alguna novedad de Damián???

Ah! Carlónimo, me quedé pensando. Vos mismo decís que te excitó ver a Moni en manos de un enfermero. No se te ocurre que a todos nosotros nos pueda excitar verte a vos en manos de una bonita enfermera??? o, aunque más no sea en manos de la espléndida Eulogia!

Simón -

Caramba que estás delicado, querido Carlónimo!!! Los que quedaremos abandonados somos nosotros y el que se ofende sos vos, qué coraje!

No creas que no me percato de tus actuales (y pretéritas) pajitas recordando aquellas maravillosas iniciaciones con Cristinita. Me haría muy feliz, aunque descuento que es imposible, que me contaras a Cristinita o a su hermosa mucama, pinchándote el juvenil culito. ¿así te gusta más?

Fuera de broma, acabo de decidir emprender una campaña para obtener información de los pinchazos de tus nalgas. desde luego que, además de Moni, nadie puede relatarlos más que vos. Así que preparate porque te voy a agotar a pedidos... no puede ser que no nos hayas contado ni una de las que te mandó Gastón!

Y qué desagradable lo de que tenés expectativas demasiado ambiciosas! vas a tener que asumir que estás entre simples mortales...

Carlónimo -

Siguen mis desatinos: tiro por viaje.

Hola Karito, bienvenida. Ponle entonces otro nombre a la ampolleta que te aplicaron y déjame seguir dusfrutando la escena, pues creo que es lo importante. Gastón ya rasgó su vestidura.

Respecto a mi otro relato, el más reciente, Gastón volvió a romper su túnica pues no tolera a los médicos que llegan a tener una experiencia con su paciente. Al respecto, Gastón (y también tú, Simón) quiero aclararles que esa parte, en la que fijaron su atención, es la menos importante de mi relato, el cual trata de expresar otra cosa que nada tiene que ver con el doctor Quirarte. Creo que mis expectativas son demasiado ambiciosas. Les agradezco que me hayan leído, al menos a zancadas.

Gastón -

Querido Carlónimo: maravilloso relato, como siempre. Comprenderás que me inquieta un poco el reflejo de un médico que cede a la tentación...

Gastón -

Karito! Qué alegría saber de vos! contanos cómo te fue y cómo volviste a la rutina.

Peligroso eso de la penicilina. Carlónimo, un consejito médico: nunca le des penicilina a un paciente sin preguntar si es alérgico (inclusive debería hacerse la prueba antes de administrársela), podría provocarle un sock anafiláctico que lo puede llevar a la muerte.

karito -

Como los Extrañe!!!
Gracias a todos por los mensajes de felicitaciones

y perdon a Carlonimo por alejarnos de la razon del blog.

Esto es una pequeña anotacion soy alergica ala penicilina.

los quiero y me alegra entrar hoy y leer estos espectaculares relatos, ustedes si que saben como hacerlo.

Simón -

Por fin! menos mal que el pobre Dr. Quirantes finalmente pudo hacer lo que deseaba tan desesperadamente. Y no sólo él, también ella estaba deseosa. Fue muy excitante, bien caliente y con el gustito adicional de lo prohibido.

Querido Carlónimo, no creo que no pegues una. El que hizo el comentario del poco comentario de los relatos fue Gastón, no yo. Haber dicho que no valoraste suficiente el esfuerzo de Gastón de contar dos preciosas vacunitas puestas en su culo, fue simplemente una manera de resaltarlo, no intentaba hacerte cargo de nada. Y no te autoriza a usar en nuestra contra la ausencia de junio que, aunque acepto y me alegro de que sea para crecimiento, no me gusta nada.

Querido Gastón, Silvia llamó hoy a Claudia para pedirle que la acompañe a ver no se qué cosa para el casamiento y creo que ya hablaron alguna cosa. Hermano, ya se le va a pasar, no te preocupes.

Gastón -

Sí, Simón, a lo mejor le hace bien conversar con Silvia. La llamé varias veces en el día y la escuché bastante caída.

De las inyecciones del viernes no se nada, pero hoy hubo un acontecimiento con una empleada administrativa, a quienes sólo se les da la vacuna de la gripe. Martha me llamó a través de mi secretaria, pidiéndome que vaya al consultorio. Cuando entré encontré a Clara, una jovencita que trabaja en recepción de pacientes, completamente aterrorizada, arrinconada y pateando a Martha cada vez que ella intentaba acercarse.
Que Martha me hiciera partícipe de la situación no me hizo en absoluto feliz ya que esta muchacha intentó varias veces enredarse conmigo. Desde luego nunca le di calce pero vaya uno a saber las fantasías que cada uno teje en su imaginación. La pobre Martha estaba desencajada porque hacía largo rato que intentaba convencer a Clara de que debía inyectarla y la muchacha se ponía cada vez más violenta. Si Martha no podía controlar la situación no sabía cómo se le había ocurrido que yo podría, pero en definitiva, era mi responsabilidad.
"Clarita, qué te pasa, hija?"
Gritaba desaforada y a mí comenzaron a preocuparme los pacientes que estaban esperando.
"Calmate, no pasa nada"
"Sí, sí pasa. Me quiere pinchar!"
"Yo di la orden porque todo el personal que trabaja en un establecimiento de salud debe estar vacunado contra la gripe"
"No quiero!"
"Te aseguro que no duele nada. A mí me la dio el viernes y ni la sentí"
"Odio las inyecciones!"
Les juro que se me apareció Karito en sus peores situaciones con Fede. Pero no tengo demasiadas alternativas; debe estar vacunada.
"Mirá Clara, yo no te voy a obligar a que te vacunes" Martha me miró enfurecida porque pensó que cedería.
"Pero no te puedo dejar venir a trabajar hasta que no tengas la vacuna. Te tengo que suspender"
"No, doctor, eso no. Yo necesito trabajar."
"Yo te entiendo pero las reglas son así. Te lo vuelvo a decir, no es tan terrible. No duele nada"
Y así estuvimos un rato largo tira y afloja; Martha parada delante de la puerta para evitar que pudiera salir del consultorio.
Al final, a Martha se le terminó la paciencia: "Bueno, BASTA! Te la tengo que poner y no tengo tanto tiempo para perder!"
"Martha!. Está nerviosa, por favor, espereme un ratito afuera"
Volvió a mirarme furiosa pero obedeció.
Me quedé solo con Clara y seguí conversando con ella. Estaba más calmada viendo que no la inyectaría por la fuerza. Pero también le quedó claro que tenía que hacerlo y que si se negaba no podría trabajar.
Como media hora llevábamos en este trámite cuando aceptó que la vacunara pero con la condición de que fuera yo y no Martha porque, según decía, ella estaba enojada y le iba a hacer doler.
Le pedí que se acostara en la camilla y se subiera la falda. Lo hizo con una lentitud exasperante y sin dejar de llorar en ningún momento. Le bajé apenas la ropa interior intentando que se sintiera lo menos expuesta posible. Cuando le desinfecté el cachete derecho puso la mano para impedir que la pinche y llorando me contó que cuando era chiquita le daban inyecciones de vitaminas porque siempre fue muy flaca y como dolían mucho les tiene miedo.
"Clara, esta no tiene nada que ver. Es muy chiquita y no duele nada. Pero para que no te duela te tenés poner flojita. Te prometo que si me hacés caso, no te va a doler"
"Pero tengo miedo!"
"ya lo sé, hija, pero ya estás lista. En un segundo terminamos. Ni te vas a dar cuenta" Y le saqué la mano mientras le hablaba. Mientras ella tomó aire para volver a llorar la pinché e hice entrar el líquido. Para cuando largó el grito yo ya le había subido la bombacha y le había bajado la falda.
"Ya está, Clara. Te podés ir."
"No, doctor no me suspenda. Lo voy a dejar que me la ponga, por favor"
"No, Clara, no entendiste nada. Ya te la puse"
"Eh?!"
La historia de Karito se me repite; pero esta es peor.
"En serio? Me la puso? No me di cuenta"
"Aprendé a creerme; yo no miento"
Le cambió la cara y salió feliz como si nada de todo esto hubiera pasado. Cuando Martha entró yo estaba emocionalmente agotado, no tanto por esto sino porque esto me pasó en un día particular con Claudia. Pobre Martha, lo que recibió de mí fue un "Si hoy vuelve a tener algún problema, no me llame" que la dejó muda.

Carlónimo -

Hace tiempo que no doy una. A la vista de Simón soy insensible y no valoro el esfuerzo de los demás. Espero que el retiro de junio me ayude a retomar la senda.

Gastón, siento mucho el malestar de Claudia, pero coincido contigo en que no es cosa grave. Con amor, se le irá pasando. Ya comentaremos de muchas cosas, incluyendo mis experiencias con Moni. Por lo pronto quiero sacar tantas inquietudes que no se por donde empezar.


De nuevo, el enigma

El doctor Quirarte se había propuesto no fallar. Consideraba haber hecho suficientes méritos para acceder a la total intimidad con su amada paciente. Cristina llevaba ese día una vestimenta insólita. El clima estaba caluroso, pero ese solo hecho nunca antes había dado lugar a que la atractiva dama abandonara su conservador atuendo oscuro.

Dejando de lado las faldas rectas y los negros ligueros, ese día portaba un vaporoso vestido rosa y estaba con las piernas descubiertas, sin medias. El serio doctor terminó de extrañarse cuando ella se alzó la delgada falda y exhibió una micro pantaletita del mismo tono rosa, casi transparente. Por si fuera poco, se acostó con las piernas ligeramente separadas lo cual dio lugar a que la excitante vulva se le transparentara.

Fidel, que era el nombre del doctor Quirarte, estaba pasmado y muy excitado, a más de nervioso pues no sabía cómo manejar tan insólita situación. Mientras terminaba de preparar la jeringa y tratando de referirse al cambio observado, comentó: “Hace tanto calor que la ropa ligera se apetece, además se ve usted muy guapa, Cristinita”.

En efecto, se veía más joven y provocativa, su cuerpo derrochaba erotismo. Los blanquísimos y esponjados muslos, la breve cintura y las amplias y redondas nalgas, conformaban un espléndido conjunto que cohibía al serio doctor y lo enloquecía de calentura.

A la menor insinuación de que se decubriera el culo, Cristina lo abombó emitiendo una sensual queja. Tembloroso, casi perdido, el doctor insertó sus dedos en el elástico y resbaló la pequeña prenda suavemente hasta la mitad de las piernas. Los descomunales gritos de sufrimiento brillaron esta vez por su ausencia, la paciente se veía muy tranquila, relajada, con el cabello suelto, las manos pegadas a la cama, los labios entreabiertos, tan sólo gimiendo en relativo silencio.

Fidel le frotó el glúteo izquierdo, lo palpó un par de veces para confirmar su consistencia y clavó la arrogante aguja, la cual se deslizó mansamente haciendo que Cristina emitiera un breve gritito: ¡Doctor Quirarte, no me vaya a lastimar, despacito por favor! El trataba de tranquilizarla diciendo: ya sabe usted Cristinita que la sustancia es dolorosa, pero se la aplico muy despacito para que no le duela tanto.

Mientras presionaba el émbolo lentamente, se excitaba viendo a la preciosa dama temblar y frotarse contra la cama resoplando. Cuando ya había entrado la mitad de la ardiente sustancia, Cristina alcanzó la mano del médico, la apretó y la llevó hasta sus mejillas sin dejar de acariciarla, rogándole: espere un momentito, deme un breve descansito, me arde mucho, espere doctorcito Quirarte.

Sintiendo el pene tieso, Fidel se sentó en la cama y tratando de ser audaz empezó a acariciar el rostro, la espalda y la cintura de Cristina, una y otra vez. Dando súbitos empujoncitos al émbolo, no dejaba de estimular con la otra mano el cuello y la oreja de la paciente, quien empezó a jadear y a pedirle que le inoculara de golpe toda la sustancia.

Fidel atendió la vehemente súplica y Cristina apretó los ojos, los puños y las nalgas diciendo: así doctorcito, así, pero me estás excitando demasiado. Cuando la jeringa quedó vacía Fidel la extrajo suavemente, la puso sobre el buró y se aproximó para besar una y otra vez las excelsas nalgas de Cristina quien temblaba y daba muestras inequívocas de que se plegaría a cualquier pretensión del médico. Así que éste pasó de los besos a los lengüetazos tanto en las nalgas como en la vulva y en el orificio anal.

Sintiéndose bastante acosada, Cristina le ordenó: “pon el seguro a la puerta”. El robusto médico se levantó con aire de complicidad y corrió el pequeño picaporte, luego se quitó el saco y la corbata y se tumbó para continuar estimulando a la dama que ya se retorcía de excitación. Unos instantes después, Fidel se desató el cinturón y sacándose el enorme pene, barrió con él a profundidad la deliciosa raja de su paciente, diciendo: gracias Cristinita, gracias, me haces el hombre más feliz del mundo.

Pero al sentir la tiesa puya en su trasero Cristina reaccionó como impulsada por un resorte, dio un súbito giro y quedó boca arriba con Fidel puesto a horcajadas encima de ella. Entonces le reclamó airadamente: ¿Qué hace usted doctor, acaso yo le he dado motivo para que se tome semejantes libertades? El pobre hombre puso cara de espanto y sólo acertó a decir: “yo… Cristinita… sólo hago lo que usted me ha…” Sin dejarlo terminar, Cristina le propinó una bofetada que le hizo sangrar la nariz. El se dio la vuelta, se enconchó y se aplicó su propio pañuelo para tratar de controlar la hemorragia.

Cristina palideció y se llenó de pena. Con suavidad hizo que el hombre se acostara boca arriba sobre la cama, le limpió ella misma la sangre y le dijo: perdóneme doctorcito Quirarte, reconozco que me excedí, fui muy mala. Y montándosele sobre el pecho a horcajadas le puso sus nalgas frente a la cara, luego se empinó, le cogió el pene, lo acarició hasta hacerlo alcanzar su máxima dimensión y se lo llevó directo a la boca para mamarlo con extraordinaria avidez, hasta hacerle emitir cuatro violentas ráfagas de semen, cuyo excitante efecto mental se sumó a los irresistibles estímulos físicos que Fidel le producía con la propia lengua a lo largo de la raja.

Los dos estallaron al unísono, enjutándose y contorsionándose, pero reprimiendo las exclamaciones del descontrolado placer que les embargaba.

Caliente como estaba por el suceso vivido con el doctor Quirarte, Cristina se reunió con Armando, su queridísimo amante con quien vivió los momentos más eróticos de su vida. Después de beber algunas copas de champagne, ya entrados en la más profunda intimidad, se desnudaron y se amaron.

Teniendo a Cristina sujeta de las caderas, Armando gozaba aquellas formidables nalgas que se le ofrecían impúdicamente. Contemplando su colosal pene que resbalaba hacia adentro y hacia afuera violentando la estrechísima abertura rectal, el joven acrecentaba su excitación tentando una y otra vez la marca del pinchazo que Cristina había recibido aquella misma mañana.

Y siguieron tallando cada vez con mayor violencia hasta que el esfínter rectal de Cristina se puso al rojo vivo y el pene de Armando presentó algunos signos de irritación. Mientras le gritaba: “estás divina y tus nalgotas me fascinan”, el joven aflojó las piernas, alzó la cara y se estremeció, al sentir las reiteradas descargas de semen que se alojaban en el culo de su amada.

Cuando yo desperté aquella mañana tenía el pene muy tieso. Despues de acicalarme salí al corredor a jugar con los demás niños. De pronto Cristina salió de su departamento y, aproximándose, me estuvo mirando con ardiente complicidad. Luego me tomó de la mano y me dijo: “No se cómo ocurrió ayer de nuevo lo nuestro, Carlónimo. Nada menos que lo nuestro. Por favor, no me olvides nunca”

Su dulce sonrisa me conmovió y me reveló lo que les acabo de contar. Pero de este nuevo encuentro no tengo más testimonio que la inigualable sensación de aquellas enormes y excitantes nalgas, puestas espléndidamente en mis manos.

Simón -

Qué mal, Gastón! Me imagino lo mal que la estás pasando, porque a mí me pasó lo mismo pero al revés, con Silvia. Las chicas se ponen particularmente sensibles con el tema de los hijos y creo que lo único que ayuda es ser pacientes y acompañarlas comprendiendo lo que significa para ellas eso, cosa que por más dedicados que seamos como padres, no creo que lleguemos a comprender cabalmente.
¿Querés le diga a Silvia que hable discretamente con Claudia? A lo mejor la mirada femenina ayuda.
Desde luego, si vos querés hablar del tema, sabés dónde encontrarme. Pero no tengo dudas de que se va a tranquilizar y va a pensarlo lógicamente.
Respecto de lo que dice Carlónimo, yo también me quedé con ganas de saber algo de las inyecciones en la clínica, aunque las tuyas fueron interesantes considerando lo que odias que te las pongan. Carlónimo, no creo que hayas valorado suficientemente el esfuerzo que hizo Gastón por contanos cómo Martha le pinchó la cola, ¡y dos veces!.
¿Cómo anduvieron las cosas en el encuentro del fin de semana?

Ahora que me doy cuenta nunca les conté la sorpresita que le di a Silvia después del doble estreno de la casa. Hoy o mañana les cuento.

Gastón -

Ay, Carlónimo! Si supieras! Esta mañana tuve una escena que todavía no se cómo manejar. Fui a llevar a los chicos al colegio y antes de ir a la clínica me di cuenta de que me había olvidado de unos papeles que necesitaba para una reunión y volví a casa a buscarlos. Antes de salir definitivamente de casa la llamé a Clau para darle un beso de despedida y no obtuve respuesta. Volví a entrar porque me llamó la atención. Al pasar por el baño escuché que lloraba. Golpeé la puerta.
"Clau! Mi amor, qué te pasa?"
No me respondió y siguió llorando.
"Clau! contestame; voy a entrar"
"No! andate!" y seguía llorando.
Le dí un empujón a la puerta y entré contra su voluntad.
Le encontré sentada en el piso abrazándose las piernas y llorando como nunca la había visto. Intenté ayudarla a que se levante pero se resitió activamente por lo que me acuclillé al lado de ella y abrazándola volví a preguntarle qué le sucedía.
Llorosa me dijo "ayer me preguntaste qué podías hacer..."
"Sí, mi amor; lo que quieras"
"Conseguime un especialista en fertilidad!"
"Eh???!!!!"
"Me vino!....."
"Y?"
"Que no me embaracé!!!! Y si no puedo?"
No pude evitar suspirar de alivio; si eso es lo que le pasa no es grave. Aunque entiendo que para ella sea un mundo, pero objetivamente no es un problema serio.
"mi amor, no tenés problemas de fertilidad..."
"Cómo sabés?"
"Primero, tenemos dos hijos. Segundo, no hace ni un mes que dejamos de cuidarnos"
"No tiene nada que ver! Estoy más grande que cuando tuve a los chicos"
"Claudi, la edad que tenés no es un problema para concebir..."
"Me vas a conseguir un especialista o no?"
"No"
Empezó a llorar desesperadamente otra vez.
"Claudia, cualquier especialista te va a decir lo mismo que yo. No es sensato, por favor, no te obsesiones con el tema. Nos vamos a embarazar sin problemas"
"Me lo decís para que deje de llorar"
"Sí, pero porque es verdad"
LLoraba
"Claudia, si te deja más tranquila, te consigo un especialista en la clínica"
"No, porque le vas a hablar para que no le de importancia"
"Qué querés que haga, entonces? te consigo o no?"
"No sé!"
Seguía llorando.
Yo ya estaba empezando a desesperarme porque no lograba calmarla. Sentía que todas mis estrategias para tranquilizar fallaban, y justamente con la persona que más me importa. Me sentía muy impotente.
Intenté volver a abrazarla e tratar que se le levante del piso y logré que cediera. Nos quedamos parados abrazados estrechamente.
"Quiero que te calmes, que descanses y quiero que sigamos conversando sobre esto"
Se secó la lágrimas y me dijo "Te tenés que ir a trabajar. Yo también tengo trabajo que hacer. Nos vemos a la noche"
La besé con ternura, firmemente decidido a volver al mediodía a almorzar con ella y me fui, con el corazón apretado de dolor.
Efectivamente en la clínica me esperaba mucho trabajo. De hecho, ahora mismo tengo que irme a una reunión con los jefes de servicio. Luego les cuento más.

Carlónimo -

Muy buen relato Gastón, aunque me hubiera gustado conocer algunos detalles más, pues hubo varias enfermeras y doctoras pinchadas allá en lo oculto del consultorio. Le hubieras pedido a Marthita que nos compartiera algunas vivencias. La actitud de Claudia es muy excitante, debes haberla disfrutado mucho pero no nos dejes en ascuas, permítenos saber qué hiciste para satisfacerla. En el transcurso del día les comparto algo.

Simón -

Querido Gastón: ya no queda nadie invicto... no me podés negar que, una vez vencido el prejuicio, resulta muy satisfactorio.

Por otro lado, me alegro de que pensar en todos esos culos médicos pinchados. ¡Es una reivindicación para todos los pacientes!

Gastón -

Amigos, a esto le falta algo de acción, no creen?

Voy con el relato. Aprovechen que tuve tiempo porque se vienen tiempos difíciles.

Antes de contar el festejo voy a contarles los acontecimientos del día que, por la noche, tuvieron sus efectos.
Estaba en mi despacho revisando los legajos del personal médico. Hace años que no se actualizan y, por lo tanto, están detenidos todos los nombramientos y ascensos, algunos muy merecidos.
Mientras evaluaba eso noté que la mayoría de los médicos y enfermeras tenían vencidas las vacunas que son obligatorias para el personal sanitario. Le pedí a Martha que viniera y le asigné la tarea de hacer el relevamiento completo y que comenzara a poner al día las vacunaciones.
“Doctor, no les va a gustar”
“Ya lo sé. Pero hay que hacerlo”
“Sí, doctor. Me pongo a trabajar”
Mi despacho tiene un enorme ventanal que da a la recepción de la guardia; instalé a Martha en uno de esos consultorios y vi durante todo el día como iban desfilando de a uno los médicos y enfermeras del turno. Mientras tanto, seguí analizando los ascensos. El primero que tuve en consideración fue el de la misma Martha. En los últimos años obtuvo su grado de licenciatura en enfermería y su trabajo es dedicado y leal; luego le comunicaría su ascenso a jefa de enfermeras del turno.
Cerca de la hora de irme Martha entró a mi despacho y luego de cerrar la puerta cerró las cortinas del ventanal. Se sentó en mi escritorio y dejó un informe sobre todo lo actuado durante el día.
“¿cómo le fue, Martha?”
“Bien, doctor… En general… A algunos tuve que convencerlos de que había que hacerlo y a algunos llegué a decirles que lo discutieran con Usted. Con eso, más o menos accedieron.”
Sonreí imaginando la situación: profesionales de la salud que no querían dejarse vacunar!
“Yo entiendo, doctor… algunos aguantaron hasta 5 inyecciones de una vez”
“AH! Deben ser los que vi salir masajeándose la cola!”
Martha se rió. “En serio?!”
“Se lo juro! Sin ningún pudor!”
Se hizo un silencio. Luego Martha sacó de un bolsillo dos jeringas.
“Doctor… le tengo que dar la de la gripe y la de la hepatitis”
Suspiré y comenzando a subirme la manga de la camisa dije “La ley, justa y pareja”
“No, doctor… las partidas que mandó el laboratorio son intramusculares…”
Recién ahí tomé nota del gesto de cerrar la cortina. En silencio me desabroché el pantalón y me acosté en el sillón de tres cuerpos que está ubicado debajo del ventanal.
Martha se sentó a mi lado en el borde y me bajó el pantalón dejándome ambas nalgas al aire. Mientras me desinfectaba el cachete izquierdo me dijo “Flojito, que no duele” y me puso prácticamente sin que lo notara la vacuna de la gripe. Cuando me limpiaba el otro cachete escuché “esta molesta un poquito” Y sentí la aguja enterrada profundamente. Durante dos segundos la sustancia me produjo ardor pero antes de que reaccionara Martha me dio una suave palmadita que me indicó que había terminado.
“Marthita, acá adentro no me dejaría pinchar por nadie más que por usted!”
Mientras me acomodaba la ropa ella sacó del otro bolsillo una jeringa y me la tendió.
“Se me venció la antitetánica, doctor”
Y bajándose la ropa se inclinó hacia adelante apoyando las manos sobre mi escritorio. Debajo del holgado pantalón del ambo vi surgir un par de turgentes y bien torneadas nalgas y comprendí inmediatamente por qué Marcia está tan enloquecida por pinchárselas.
Ella, con toda su experiencia pinchando colas ajenas, manejó espléndidamente la relajación de la propia y la aguja entró como si atravesara algo cremoso. La sustancia es liviana por lo que la inoculé rápidamente y presioné con el algodón sobre el punto pinchado.
“Qué mano, doctor, qué mano! Ni la sentí”
“Me alegro, Marthita… tengo que hablar con usted de un tema…” cuando vi que puso cara de preocupación le sonreí y le comuniqué el ascenso. Me abrazó y dijo “Sigo pensando que es un sol!”
“Querida, acá al que trabaja bien le va a ir bien”
Anunciándome el plan de trabajo para el día siguiente se retiró y yo me apresuré a ponerme el saco; no podía esperar para contarle a Claudia que Martha me había pinchado dos veces seguidas y ver su reacción. Cuando llegué a casa fue que encontré que mi esposa había despachado a los chicos a la casa de los abuelos y me esperaba vestida solamente con una remera mía que le tapaba apenas hasta la mitad de la cola; así me pude anoticiar de que debajo de la remera no llevaba nada. La abracé con una mano y con la otra le acaricié las nalgas, centrándome en mimarle el lugar dolorido por la inyección del farmacéutico.
“No te da calor tanta ropa?” me dijo mientras me empezaba a sacar las prendas que llevaba. Ya desnudo, me di vuelta e inclinándome un poco para sacar la cola, le conté lo de Martha.
“Me dolieron, Clau…”
“AY, mi vida! Pobrecito. Yo siempre te dije que esa mujer es una bruja!” y se agachó para besarme los cachetes. En un momento me dio un mordiscón en la parte más carnosa.
“AY!”
“Perdón! Me tenté!” y siguió besándome, “Qué te puso?”
“gripe y hepatitis”
“No te parece que yo me tendría que poner la de la gripe?”
“Sabés que pensé lo mismo? Traeme el maletín, por favor”
Fue hasta el recibidor, donde había dejado el maletín y regresó con él, completamente desnuda.
“veo que ya te preparaste para la vacunita… vamos al dormitorio”
Se zambulló sobre la cama mientras yo preparaba la jeringa. Cuando terminé de hacerlo me incliné sobre ella y sin previo aviso la pinché. Ni siquiera se movió; tampoco cuando hice entrar lentamente el líquido. Cuando terminé grito “Gastón, sos un mentiroso! Lo que te puso Martha no duele nada! Y yo preocupada…”
“Bueno! Tenía ganas de que me mimaras un poquito la cola!”
“ah! Sí?”
Se tiró sobre mí tomándome por sorpresa y me obligó a ponerme boca abajo. Continuó con la tarea de besarme los cachetes y en un momento me separó las nalgas y me estampó un beso. De manera instintiva encogí los glúteos.
“Epa! Fue tan feo?”
“No… feo, lo que se dice feo, no. Raro. Es la primera vez…”
“Para todo hay una primera vez, amor mío!. Yo tuve mi primera vez y me gustó mucho, te acordás?”
“Si, me acuerdo. Querés?”
“Si vos querés, sí”
Me seguía sintiendo raro pero increíblemente excitado. Me acomodé separando un poco las piernas dándole a entender que accedía.
“Vos flojito, que la enfermera Claudia sabe muy bien hacer su trabajo” Y madre mía que lo hizo… y lo hizo… y lo volvió a hacer. Me dejó agotado y satisfecho. Pero estaba conciente de que ella aún no había terminado.
“Vida… sos una mujer extraordinaria! Decime qué querés que haga para satisfacerte”
Pensó en silencio unos segundos y respondió “ya se me va a ocurrir algo…” y se durmió con la cabeza en mi pecho.

Gastón -

Gracias, querido Simón. Esta mañana encontré la nota de mi nueva secretaria avisando que habías llamado pero tuve tantos problemas que resolver que tampoco pude llamarte.

Los primeros tiempos son difíciles, hasta que logre armar un equipo de trabajo todas las decisiones recaen en mí. Lo que no voy a dejar, y así lo hice saber a la Junta Directiva, es la atención de pacientes. Entiendo que no podré dedicar al consultorio todo el tiempo que le venía dedicando hasta ahora pero el contacto con la realidad del paciente no se puede perder porque si no uno se convierte en un burócrata y nada más alejado de mi idea de lo que es la gestión en salud.

Tengo muchas ideas de las cosas que hay que cambiar y mejorar; tendré que tener el don de la oportuniad para hacerlo en tiempo y forma. Es una gran oportunidad para lograr que la medicina se ejerza bajo mi concepto humanista, por lo menos en el ámbito que es mi responsabilidad.

Claudia estaba muy contenta porque sabe que es un logro importante para mí. El festejo fue super; ya les contaré.

Simón -

Carlónimo, ¿te gustó la posición? No te voy a decir que era la más cómoda para recibir un pinchazo pero el disfrute de Silvia lo vale.

Felicidades, Gastón! Ahora entiendo, con tu nuevo cargo, porqué ayer no lograron encontrarte para pasarte mi comunicación telefónica. Sin duda estás muy ocupado. ¿cómo vas a hacer con el consultorio?

Lo de Marcia es un misterio; desapareció sin dejar rastros. No te olvides que el otro día Gastón contó que tampoco obtuvo ninguna respuesta de Martha.

Carlónimo -

De acuerdo Gastón es necesario manifestar lo que nos hacen sentir los relatos. En el de Simón aplaudo la creatividad de someterse a una inyección adoptando una pose bastante erótica y singular. Y el hecho de que nos comparta imágenes de su sensualísima Silvia es sumamente gratificante. En cuanto a tu último relato, me agradó que aceptaras ver a tu deliciosa Claudia en manos de un farmacéutico. Es un escenario muy erótico que se explica por el cálido temperamento de tu encantadora esposa.

De la conversacìón, me parece muy bien pero no dejen de crear nuevos relatos, creo que al menos dos por semana es una buena cuota.

Mi preciosa Moni, después de haberte visto en manos de un enfermero, estoy deseándote mucho y ya quiero que sea viernes para reunirme contigo. Por favor confírmame la hora de tu llegada al aeropuerto de Guadalajara.

Un abrazo a todos ¿Y Marcia?

Gastón -

Cumplo con mi palabra y subo el relato.
Espero comentarios...

Ayer a la mañana Claudia me llamó al celular mientras estaba en la clínica.
“Hola, hermosa. ¿Cómo andas?”
“Ay, Gastón!. Más o menos. No te quería dar trabajo y como me tocaba la vitamina fui a ponérmela a la farmacia”
Entré en estado de alerta de inmediato pero guardé silencio.
“Le dije al empleado que me tenía que aplicar una inyección y me dijo que lo esperara un minutito, que terminaba de atender a las dos personas que había y en seguida me la ponía. Mientras esperaba me puse nerviosa sabiendo lo que dolían y llegué a pensar en irme sin que me la pusieran. Pero cuando estaba por irme el empleado se me acercó y me pidió el medicamento. Lo miró y no dijo nada. Pero me miró de una manera que yo sabía lo que pensaba.”
Hacía pausas y yo estaba cada vez más nervioso.
“Me dijo: Pase al gabinete, por favor. Y yo entré casi temblando. Vos sabés que me porto bien cuando me pinchás pero no sabía cómo iba a reaccionar con él. Me dijo que me vaya poniendo cómoda mientras él preparaba la jeringa. Yo no sabía si acostarme o quedarme parada y estuve dubitando hasta que él se dio vuelta con la jeringa en la mano… Te juro, Gastón, que me hubiera puesto a llorar…”
Estaba taquicárdico y comencé a agitarme. Para mi sorpresa, o no, el pito se me estaba parando. No podía decir nada; sólo escuchaba el relato y ella sabía perfectamente bien lo que me provocaba.
“Cuando él me vio la cara me dijo que me acostara y que me descubriera las nalgas. Me decía que dolía un poquito pero que me la pondría despacio para no lastimarme”.
La imaginada escena de mi esposa con las nalgas al aire frente al farmacéutico, que se iba a dar el gusto de pinchárselas, me puso a mil.
“Me hablaba suave y me decía que me relajara, que las vitaminas me iban a hacer bien. Me dio dos palmaditas, su tacto se sentía suave y templado. Y me pinchó…” Pausa. “Cuando me metió el líquido me dolió” Pausa. “Lloré, Gastón. Me dolió mucho…”
Habitualmente, en el horario del almuerzo suelo comer algo ligero y aprovecho el resto del tiempo para estudiar las últimas publicaciones científicas. Pero sentí el impulso de cambiar la rutina.
“Claudia, esperame que voy a almorzar a casa” corté la comunicación y salí disparado para casa.
Cuando llegué arrojé las llaves sobre la mesa del recibidor y entré a la cocina, donde la encontré batiendo unos huevos que más tarde serían un omelette compartido para recuperar fuerzas. Estaba hermosa, tenía una calza negra y una remera rosa ajustada.
Me acerqué por atrás y le bajé la ropa para ver si tenía alguna marca de la inyección.
“Clau! Cómo te debe haber dolido, tenés un moretón, mi cielo!” Le rocé la zona con los dedos y ella se quejó.
“Por qué fuiste a la farmacia?”
“No quise darte trabajo… Igual no me imaginé que te iba a poner así” Si ustedes hubieran escuchado cómo hacía el relato se hubieran dado cuenta de que sí se imaginó, pero le seguí el juego.
“Así cómo?”
Me señaló la entrepierna y dijo solamente “Así!” Me explotaba el pene, sentía unas ganas locas de entrar en ella y la conduje hasta la mesa. La alcé y la senté en el borde; la besé con pasión y ella me abrazó. La fui reclinando hacia atrás hasta que quedó acostada y cumplí mi deseo: la penetré vehementemente. Ella también lo deseaba, me acariciaba la cabeza y gemía.
Comenzando ya a movernos le pregunté “Sabés con quien estás cogiendo?”
“Con el doctor más apuesto del mundo”
“Y qué más?”
“Con el amor de mi vida”
“Y qué más?”
"Con el padre de mis hijos"
"Y qué más?"
“Qué más?”
“Estás cogiendo…” Dí un empujón y llegué hasta lo más profundo de su interior “…con el nuevo director médico de la clínica”
Ella enlazó sus piernas alrededor de mi cuerpo y empujó su pelvis hacia mí y terminamos, festejando el momento con un grito ahogado.
La llevé alzada hasta el baño mientras ella me abrazaba y me besaba detrás de la oreja. Nos dimos una ducha rápida y compartimos el omelette.
Luego volví a ocuparme de mis nuevas responsabilidades. Luego de una tarde intensa volví a casa para encontrar que los chicos estaban en la casa de mi suegra y Claudia me esperaba con champagne para festejar…

Gastón -

P.D. Querido Carlónimo, no veo mal que el intercambio sea coloquial, en las épocas en las que estamos inspirados para eso. Es la forma de construir el relato conjunto que enmarca los "relatos formales". Pienso que también es eso lo que da la personalidad a nuestro blog.

Gastón -

Queridos, si ustedes me permiten voy a comentar mi parecer acerca de cómo están las cosas en el blog. Quizá Simón esté pensando lo mismo y por eso pidió que se comente su segundo estreno.

Tengo la sensación de que estamos un poco autistas en lo que respecta a comentar y valorar los relatos que se suben. Entramos, subimos un relato y ni acusamos recibo de lo que subió otro. Quizá por eso nos enganchamos en largas conversaciones, porque en el fondo necesitamos tener contacto.

Por eso retomo la comunicación a partir del comentario de los dos últimos relatos.

Simón, excelente iniciativa; interesante que el orgasmo se de durante la aplicación. Por otro lado, muchas mujeres envidiarían a Silvia por tu preocupación permanente por llevarla a la cima del placer.

Carlónimo, precioso relato. Describís a Karito tal como la vi en mi consultorio. Lo que sí, pobre, es la segunda vez que usan un termómetro rectal para distraerla; va a terminar odiándolos... o amándolos, ya veremos. De todos modos, querida Karito, veo que mi tratamiento no fue infructuoso. No te gustó la idea de que te pinchen pero al menos accediste y volviste a darle a la enfermera la posibilidad de demostrarte que podía no ser tan trágico. Te felicito!

vamos, amigos! a demostrar algo de interés por el esfuerzo del otro por escribir!

Estuve bastante complicado de tiempo pero intentaré subir algo. En el relato sabrán por qué estuve tan ocupado.

Mónica -

Me sumo al festejo Karito espero que disfrutes mucho tu cumpleaños, a pesar del susto que te llevaste. Me alegra que hayas aceptado aplicarte las otras cuatro inyecciones de penicilina. No olvides contarnos cómo te las ponen. Disfrútalas.

Happy birthday to you!!

Simón -

JA JA JA! Pobre Karito! Un susto saca otro susto!

Querido Carlónimo, ¿Qué te pareció el segundo estreno de la casa?

Carlónimo -

Risas y sustos

La encantadora chica con todos sus atributos: delgada, acinturadita, nalgoncita, de cabello negro lacio, piel muy blanca, ojos soñadores en color miel; recibía los abrazos afectuosos de sus amigos. Una gratísima fiesta sorpresa en la casa de Crispín, su amable compañero de aula, colega de ingeniería biológica.

Karito lucia preciosa con su jeans ajustadito imprimiendo un contagioso ritmo al baile. Su cadencioso movimiento de cadera derrochaba sensualidad y enloquecía a todos los asistentes. Después de bailar y de compartir una variedad de bocadillos, así como pastel y vino blanco alemán del Rhin, finalmente se fueron retirando los invitados y Crispín terminó llevando a la festejada de regreso a su casa.

Al llegar se topó con la novedad de que en la puerta le esperaba Sandra, una competente enfermera enviada del hospital donde se estaba atendiendo de la gripa. El doctor muy amablemente se la envió para que le aplicara la primera de cinco inyecciones de penicilina que le había recetado: una diaria.

La preciosa Karito que venía muy contenta sintió que le daban un martillazo en la cabeza: explicó que seguramente había un error, que ella no había pedido ningún servicio de enfermería, que además se sentía bien, que no requería de medicamento alguno y que, definitivamente, no aceptaría que la inyectaran.

Pero la joven enfermera, muy experimentada y astuta, que había sido enviada con la encomienda de que no regresara sin haber cumplido su misión so pena de que la despidieran de su empleo, no cejó en rebatir cada argumento y en granjearse a la atemorizada y colérica paciente que, sintiéndose verdaderamente acorralada, la dejó finalmente pasar a su casa y aceptó recibir el pinchazo siempre y cuando no le doliera mucho.

Sandra era muy hábil y tenía mucha labia, así que convenció a Karito de que las ampolletas en cuestión eran prácticamente indoloras. Entonces la encantadora estudiante de ingeniería se bajó lentamente el jeans y se acostó un tanto atemorizada pero expectante de que no le doliera. Sandra cargó la enorme jeringa, empapó de alcohol el algodón y muy decidida replegó la pantaletita de la joven hasta los muslos.

Las nalgas de Karito son deliciosas: muy blanquitas, esponjadas, firmes y perfectamente bien formadas, pero ante la expectativa de dolor temblaban y parecían estremecerse. Cuando la paciente estaba a punto de llorar y de levantarse corriendo para ponerse a salvo, sintió que le separaban los cachetes y le introducían un termómetro muy bien lubricado, en el recto. Antes de que manifestara su enorme sorpresa, Sandra le dijo: quédate quietecita mi vida, no sea que el termómetro se rompa y entonces tengan que operarte la colita para extraértelo.

Karito gritó: ¡no se vale, eso no se vale, lo hiciste a propósito, sácamelo de inmediato! Pero cuando su protesta era ya ensordecedora sintió el recio pinchazo en su nalguita derecha que tembló como sabrosa gelatina y la experimentada Sandra le preguntó: ¿nunca te ha dicho tu novio que tienes unas nalguitas muy bonitas? Nunca había visto un culito tan sensual que se estremezca como el tuyo. Dime, preciosa ¿te ha inyectado algún hombre? Fíjate que a mí tus nalguitas me encienden ¡mmm! Qué ricas están.

Karito no sabía qué contestar, se quedó fría y muy preocupada, sintió estar en grave riesgo, sobre todo cuando la mano izquierda de Sandra se posó suavemente en sus nalgas y empezó a dirigirse en círculos hacia la vulva. Entonces, ya desesperada, le gritó: ¡no hagas eso, espera, te pido por favor que me respetes! No tienes el derecho de hacer eso y… En eso sintió que le extrajeron la aguja y vio que Sandra reía a todo pulmón y la conminaba: tranquila Karito, soy tan hetero como tú, no te inquietes, pero logré mi cometido ¿Acaso te dolió la inyección?

A karito le volvió el alma al cuerpo, estaba fría. Respiró profundo hasta tres veces, se quedó muy quieta sintiendo cómo el termómetro resbalaba suavemente hasta abandonar su estrecho culito. Finalmente cerró los ojos y permaneció acostada por un momento para reponerse del terrible susto.

Después de unos minutos se puso de pie, subió lentamente su panty y terminó de arreglarse sin decir nada. Sandra no dejaba de reir e insistía en que la jovencita le respondiera: ¿acaso te dolió la inyección, Karito? Las dos caminaron lentamente hacia la puerta de salida y, antes de marcharse, la enfermera preguntó ¿quieres que yo te inyecte mañana? Karito bajó la cabeza, refrescó sus labios y dibujando una tenue sonrisa, contestó: De acuerdo, amiga. Tienes una excelente forma de convencer y no me dolió nada; te espero mañana.

¡Un abrazo muy afectuoso, querida Karito!

Simón -

Karito, que los cumplas feliz, que los cumplas feliz, que los cumplas,que los cumplas, que los cumplas feliz!

disfrutá mucho del viaje y contanos cosas lindas!

Gastón -

Disculpá, querido Carlónimo, pero anque no sea un relato, corresponde saludar a nuestra más pequeña integrante.

FELIZ CUMPLEAÑOS, KARITO!!!!!

Simón -

y procedo, Señor!

Al día siguiente de la mudanza definitiva llegamos a la noche agotados. Sin embargo, Silvia se acercó a mí y me dijo: “no te parece que tendríamos que estrenar la casa?”
“Sil, estás un poquito desmemoriada. No te acordás del sábado pasado?”
“sí, sí, ya sé. Me pichaste la cola, me dolió, cogimos en la pileta… Eso sí; digo estrenarla con TU cola”
“AHHHHH! Ahora entendí. Bien, si querés pinchame. Pero primero dejame jugar un ratito.” y comencé a desvestirla.
“No, no y no!. Lo que vos querés es distraerme para que no te ponga una inyección!”
Mientras hablaba terminé de desvestirla y poniéndome de rodillas comencé a darle sexo oral. Se retorció con placer pero intentó alejarme.
“Te dije que primero la inyección!”
“Sil, quiero que estés bien caliente. Quiero verte tener un orgasmo mientras me pinchás. Te juro que si no es así, en vez de una me das dos.”
“Es un trato, eh?”
La llevé alzada hasta la cama y la deposité suavemente boca arriba. Seguí estimulándole el clítoris introduciendole esporádicamente un dedo en la vagina y en la cola. Estaba entrando en calor y a los pocos minutos me gritaba que se corría y no podía aguantar más. Le alcancé la jeringa y pasando una pierna a cada lado de su cuerpo me puse de rodillas de espaldas a ella a la altura de su abdomen. Respiré profundo y retomé el trabajo manual cuando sentí la aguja entrar sin piedad en mi nalga derecha. En el momento que explotó en el buscado orgasmo oprimió el émbolo todo de una vez. Me produjo un movimiento instintivo de retirada que pude controlar sólo pensando en prolongar todo lo posible el orgasmo de mi mujer. Por eso no dejé de masajearle el clítoris en ningún momento hasta que llorando me pidió que me detuviera porque estaba extenuada.
Me tumbé a su lado y me preguntó “Te hice doler?”
Sólo le sonreí e inquirí “Con esto das por estrenada la casa?”

Simón -

Me doy por ubicado

Carlónimo -

Jovenes, está muy interesante su coloquio pero recuerden que nuestro principal objetivo es compartir relatos eróticos. Espero que se ubiquen y procedan.

Tratando de animarlos les comparto a continuación una pequeña piecesita ajena a todo lo que venimos tratando, a efecto de darle variantes a la narrativa.

Ayer estaba recordando a una deliciosa chica que se llamaba Irene, con quien hice buena amistad hace ya algún tiempo y que desapareció de mi vida igual que apareció, en medio de fuertes fijaciones eróticas.

La conocí en una fiesta de fin de año de la empresa. Recuerdo que iba ataviada con un vestido de noche en color azul marino, ajustadito, de dos piezas: un, llamémosle corpiño, y la falda, de manera que tenía la estrecha cintura descubierta ¡riquísima! Pues me eternicé con ella durante la fiesta, nos hicimos buenos amigos y al otro día la invité a salir. Después de varios encuentros, una tarde, después de haber ido al cine, me invitó a su casa. Vivía con una prima que se había ido de vacaciones, así que nos encontramos a modo de entrar en intimidad.

Recuerdo que estábamos sentados en el sofá de la sala y ella llevaba puesto un pantalón blanco bien entallado y una blusa roja delgadita ¡se veía deliciosa! Después de besarnos y acariciarnos la acosté sobre el sofá boca abajo, le deslicé el pantalón y empecé a acariciarle las redondas nalguitas por encima de la diminuta panty.

Yo siempre he tenido el morbo por las inyecciones, así que imaginé la jeringa en mis manos y la preparación de la paciente. Al efecto le corrí hacia abajo el elástico de la panty dejándole a la vista una partecita del cachete izquierdo y me figuré que ya le iba a clavar la aguja. Entonces me llevé una grata sorpresa al oírle decir con mucha sensualidad: Qué… ¿me vas a inyectar? Creo que lo estás imaginando. Mi primera reacción fue de enorme vergüenza y turbación, no sabía qué responderle. Pero ella me salvó diciendo: no te apenes, ya me dí cuenta de que eso te gusta y te confieso que a mí también.

Seguimos el juego erótico, después de acaricarla la llevé cargando hasta su recámara donde nos desnudamos e hicimos el amor deliciosamente. Ella era muy estrecha y se quejaba en el momento de la penetración. Siempre me gritaba: ¡Despacito, por favor, despacito, me duele! Y efectivamente. Penetrarla por la vagina era casi como penetrarla por el recto, me ceñía el pene extraordinariamente.

El caso es que tras haberme confesado su gusto por los pinchazos, la tarde siguiente le sugerí que la inyectaría y ¡nueva sorpresa! Ella me dijo que ya tenía las cosas en su casa. Me pasó a la recámara y se sentó a mi lado para ver en detalle la preparación de la pica. Extasiada en la contemplación de la aguja hipodérmica me decía: ¡qué miedo, pero qué delicia! Siempre que me inyectan lo disfruto pero sentía una desesperación al tener que reservarme para mí la vivencia ¡cómo deseaba que me inyectara alguien que tuviera el morbo!

Luego se puso de pie y parando las nalguitas todo lo que podía se bajó a jalones el jeans y la panty y a partir de una verdadera actuación se fue a acostar sobre la cama. La actuación consistía en darse palmaditas en ambos cachetes, esponjarlos y menearlos sabrosamente, escoger y cambiar varias veces el sitio donde se acomodaría, regalándome cada vez muy eróticos empinamientos, en tanto decía cosas tales como: ¡me inyectas, me la clavas, me picas, me perforas las nalgas, me dolerá, gritaré, sufriré, eso es, me harás sufrir mucho, pero me aguanto, resisto el terrible dolor porque es necesario que me inyectes, me disciplino y me resigno a ser pinchada por ti!

Cuando por fin estuvo acostada, gritó con desesperación y me rogó que no la lastimara, pero sus nalguitas permanecieron relajadas. Al recibir el pinchazo se cubrió la cara con ambas manos y decía: ¡Ay sí que me duele, espera, despacito, no me lastimes tanto, la inyección es muy grande y muy dolorosa,está muy tiesa y la tengo clavada toda y siento el ardor de la medicina, me arde mucho, ya no aguanto, me duele mucho! Y estuvo así hasta que terminé de inocularle la sustancia.

Los dos terminamos excitadísimos pero Irene quiso permanecer un buen rato acostada en la misma posición y sólo me pedía que le acariciara las nalgas y le mostrara la jeringa con que la había inyectado. Y repetía: me la vaciaste, me aplicaste toda la ardiente sustancia, no dejaste nada. Mira la aguja qué puntiaguda está y yo la recibí en mi colita toda completa, me la clavaste sin piedad y yo la sentí cómo me rasgaba la carne y cómo me depositaba el terrible medicamento. Pero lo necesitaba, por eso tuviste que inyectarme, te viste obligado a inyectarme y yo tuve que aceptar, me dejé inyectar porque era indispensable, tuve que acostarme, desnudarme el culo y permanecer muy quieta, rendida, mientras tú me inyectabas. Se que los dos sufrimos, pero era necesario, era necesario que me picaras, que me inyectaras. Por eso estoy ahora rendida y con las nalgas aún descubiertas y tú con la jeringa vacía en la mano. Fue terrible, terrible, terrible…

Simón -

La única alternativa que le encuentro es que dejes en el contestador un mensaje dirigido directamente a ál avisándole que estarás de viaje y que deje un teléfono al que poder llamarlo cuando vuelvas. Eso si tenés ganas de verlo; si no, dejalo así y que ya no insista.

karito -

Tienes razon Simon tu me anticipaste la llamada de Damian pero no puedo hacer nada al respecto porque no me dejo un tel donde comunicarme con el, y mi vuelo sale hoy a las 5 de la tarde el viaje es de una semana y el no sabe nada de esto, lo que me preocupa es que llame otra vez en la semana y crea que no quiero hablar con el.

Simón -

Karito!! ¿Cómo que no te imaginaste?! Si yo te anticipé que te iba a llamar!
Qué vas a hacer al respecto?

Me alegro de que estés mejor y puedas disfrutar del viaje de cumpleaños

karito -

Hola Todos

Ya estoy mejor de la voz, creo que me sirvio mucho este finde en la casita.

Del resfriado y el malestar dolor en la garganta creo qeu se me pasara, porque nunca me dura un resfriado mas de cinco o seis dias.

Les tengo noticias de Damian intento comunicarse conmigo me dejo un mensaje de voz, apenas los revise hoy ya que como no tenia voz no conteste el telefono nunca me imagine que el podria llamarme.

Gastón -

Ay, Karito, Karito!!!!! me vas a sacar canas verdes, como decimos acá.

A riesgo de parecerme a Simón, debo decir que lamento que Damián no se haya comunicado con vos porque me gustaría que te vea un médico porque si sospechás de una amigdalitis quizá necesitarías antibióticos; pero es claro que no podría ser un médico cualquiera.

En fin, entiendo que no tengas apetito, pero hacé el esfuerzo de comer aunque más no sea cosas livianas.

Y si no te sentís mejor para el lunes, debo insistir en que consultes con un doctor.

karito -

Gaston !!! sigo sin voz estos cambios de clima me van a enloquecer siempre se me pegan los resfriados de los demas, gracias por preocuparte por mi y por mi alimentacion pero ya sabes lo dolorosso que es comer algo cuando tienes resfriado y no se seguro qeu hasta amigdalitis, por ahora solo tomo jugos de frutas naturales y creo que son muy sanos, yo se que a todos se les va el apetito cuando se enferman yo no soy la excepcion.

Gastón -

Querida Moni: te faxeo la receta de lo que vas a tomar con las indicaciones y dejamos las inyecciones como refuerzo cuando te las puede poner Carlónimo. ¿te parece?

Mónica -

Mi Carlónimo, con qué rapidez redactaste el terrible suceso de hoy, que te conté apenas a las 4 de la tarde. Tengo la nalga y toda la pierna engarrotada.

¿Qué hago querido Gastón? Ese chico me inyectó muy bien la primera vez, desde luego dejando de lado que estuvo, con perdón de ustedes, masturbándose a mis costillas.

Pero ahora fue el colmo, se puso demasiado nervioso y perdió el control. Si no intervengo me hubiera convertido las nalgas en pinole. No quiero ponerme una inyección más a menos que sea Carlónimo quien me la aplique. Lo bueno es que vamos a vernos el próximo viernes 7 de mayo. Mientras tanto dime por favor qué tomo.

Have a very nice weekend!

Gastón -

Karito, ya que veo que estás en el blog, me gustaría sugerirte que no descuides tu alimentación ahora que estás enfermucha. Necesitás mucha energía para recuperarte y no me gustaría, conociendote, que tengan que recetarte inyecciones para ayudar a tu recuperación.

Gastón -

¿Qué demonios pasa en EEUU?. ¿No hay nadie que sepa poner una intramuscular como Dios manda?.

Moni, querida, que mala suerte que tenés. Encima de que las vitaminas son en sí mismas dolorosas te topás con inútiles. Estoy empezando a reconsiderar tu tratamiento. Sé que vos elegiste las inyecciones porque querías mejorar rápidamente pero a este ritmo tengo miedo de que te lesionen seriamente. Decime qué pensas al respecto.

karito -

Que bueno que vuelves a escribir...
pobre Moni eso debio doler mucho

Carlónimo -

La penuria de Moni

De nuevo llegó la joven a quien inyecté hace unos días, aquella que es alta, de cuerpo torneado y nalguitas respingadas, que tiene un marcado aire intelectual. Me encanta su forma de ser: amable, seria, sonriente, y su gesto como de sorpresa que tanto la agracia. Vestía un pantalón negro entallado y una blusa de seda color jerez. Al llegar ¡me saludó por mi nombre!: “Hi Fred I’m glad that you treat me again”. No es usual que una dama te diga eso cuando las vas a inyectar por segunda ocasión. Al oírla me emocioné y me puse tan nervioso que hasta las manos me temblaban.

Mientras yo cargaba la jeringa ella se bajó el pantalón tan sólo de un lado y se acostó mirándome cómo luchaba por extraer las burbujitas de la jeringa, pues no tenía el pulso muy firme y su tierna mirada me inquietaba. Tratando de ocultar mi alteración le dije que la jeringa estaba tapada y le di la espalda para tomar del cajón una nueva pieza que cargué lo más rápido que pude pero sentía los dedos muy torpes y veía que me tardaba demasiado, al grado que ella, al ver que yo no terminaba y que intermitentemente le miraba las nalgas, se sintió turbada y se cubrió con el faldón de la blusa.

Esa situación me hizo sentir aún peor y ya muy nervioso terminé de acicalar la pica como pude y me aproximé a la joven quien de inmediato volvió a descubrirse el cachete. Como no me dio la opción de inspeccionarle los dos lados, tan sólo pulsé como acto reflejo la nalguita que tenía a la vista, desinfecté y clavé la aguja. Ella onduló sensualmente el culito y se quedó muy quieta escondiendo el rostro en medio de sus antebrazos.

Empujé el émbolo suavemente, luego un poco más fuerte, después lo apreté de lleno y ¡nada! La sustancia no corrió. Me quedé por un momento paralizado viendo aquella blanquísima nalguita muy serena esperando el medicamento. Pensando que tal vez yo estaba propiciando el problema debido a los nervios y animado porque la paciente no mostraba inquietud alguna, respiré muy hondo y volví a intentar la inserción del émbolo ¡uno, dos y hasta tres intentos, por demás infructuosos!

Viendo que la cruceta plástica que empuja la goma prácticamente se doblaba por la presión que le estaba ejerciendo, y percatándome que la joven, debido al dolor adicional que el zarandeo de la jeringa le infligía, ya empezaba a inquietarse, le informé muy serio: “¡Sorry! We have a little problem. The needle is blocked. I´ll try the application on the other buttock”.

La paciente respiró a profundidad y haciendo una breve pausa respondió: “Well, if you are really sure, then proceed”. Hice un último intento que resultó infructuoso y a ella le arrancó un leve gemido, así que opté por extraer la aguja y limpiar la gota de sangre que enseguida brotó del puntito. Le retiré el algodón y salió una segunda gota un poco mayor, así que le pedí a la joven que ella misma mantuviera el algodón sobre su glúteo mientras yo preparaba otra jeringa.

Viendo a la chica con su suave manita aplicada al escultural glúteo, la dejé que se terminara de masajear mientras yo me solazaba con la sensual escena. Después le pedí que por favor se descubriera el otro cachete, a lo cual ella deslizó despreocupadamente su panty dejando a la vista todo su imponente nalgatorio que refulgía de blancura, de nacarada brillantez y elasticidad.

Ofreciéndole una sentida disculpa procedí a insertarle de nuevo la aguja. Ella reaccionó con un súbito brinco y un nuevo gemido que me hizo estremecer y le dije: “Sorry, is not my fault, just hold a little more”. Ella respondió: “D’ont worry” y apretando los puños soportó el nuevo piquete.

Esperando concluir tan lamentable penuria, empujé de nuevo el émbolo y ¡cuál no sería mi sorpresa que se atoró de nuevo! Y vuelta a empujar otra vez y una tercera, hasta que la preciosa paciente gritó de dolor y exclamó llorando: “¡Oh please, you’re hurting me a lot!” Y al tratar de voltear el cuerpo terminó de ensartarse la hipodérmica en mala forma. Entonces se quedó muy quieta y con los ojos empapados me conminó: “Be quiet, d’ont worry, just leave me alone!” Fue tan decidida su voz que solté la jeringa y sólo vi cómo ella se miraba como podía el culito.

Se quedó así muy quieta tratando de controlar sus nervios y su agitada respiración. Luego tomó suavemente la jeringa con su mano izquierda y llevando el dedo índice al émbolo lo presionó con toda suavidad. El líquido empezó a fluir y fue entrando lentamente. La chica permanecía acostada con la nalguita izquierda ligeramente levantada.

El músculo oscilaba y se agitaba conforme iba recibiendo la densa sustancia. Cada vez que el dolor la embargaba, ella recomponía su figura y respiraba profundamente, hasta que por fin se terminó de inocular ella misma la sustancia. Luego se extrajo la aguja, me la entregó y sumiendo la cabeza en el cuenco de los brazos se quedó un buen rato acostada, reponiéndose del intenso dolor que había padecido.

Me quedé contemplándola, admirando su entereza y la perfección de sus formas. Ni siquiera me atreví a masajearla pues me sentí el hombre más inútil y desafortunado del mundo.

Que tengan un excelente fin de semana.

karito -

si simon creo que este va a ser un finde muy aburrido, voy a ver peliculas, ya que estoy solita mi mama esta de viaje

Simón -

Cuidate mucho y cada tanto entrá al blog y conversamos un poco

karito -

Hola, novedades ninguna
este fin de semana lo pasare en casita cuidandome de un resfriado,desde ayer estoy disfonica y quiero estar bien para la proxima semana poder viajar.

Damian no se ha comunicado conmigo todavia.

Simón -

Karito, ¿alguna novedad?

Simón -

Recién hablé por teléfono con Gastón que me dijo que conteste en nombre de los dos porque no va a poder entrar al blog porque se está ocupando de una urgencia con uno de sus pacientes que se accidentó.

Coincidimos en que si la ausencia es para tu progreso nos alegramos muchísimo; haremos lo posible para seguir adelante esperando hacer un buen papel.

Pero eso es en junio, así que por ahora esperamos que escribas seguidito.

karito -

Que mal que te vayas carlonimo pero si es un creciemitno para ti en la parte profesional todos te deseamos mucha suerte y esperamos poder mantener el blog funcionando tan bien como hasta ahora lo han tenido ustedes.

verdad Simon, Gaston, Moni?

karito -

que mal que te vayas carlonimo pero si es un creciemitno para ti en la parte profesional todos te deseamos mucha suerte y esperamos poder mantener el blog funcionando tan bien como hasta ahora lo han tenido ustedes.

verdad Simon, Gaston, Moni?

Carlónimo -

Es inevitable la ausencia e imposible minimizarla, pero no es por algo negativo, voy a cumplir una comisión profesional fuera del país. Si normalmente resulta difícil encontrar buenos espacios para dedicarlos al blog, lo es más cuando se está muy presionado y en sitios extraños.

Acepto gustoso su ayuda aplicada precisamente al blog. Mi gran alegría será entrar en cualquier momento y encontrar que sigue caminando como hasta ahora. Decidí comentarlo con suficiente anticipación para que lo tengan en cuenta, pero por el momento seguiré escribiendo, pues estaré aquí todo el mes de mayo.

Gastón -

Simón, Carlónimo, estoy pasmado. Les aseguro que nunca me di cuenta de que "no estaba dejando títere con cabeza". realmente no lo hice premeditadamente.

Carlónimo, tampoco a mí resultó agradable la noticia de tu alejamiento temporal e, igual que Simón, te digo que cuentes conmigo para que creas necesario.

Simón -

Carlónimo, perdón, soy una bestia. Fue tan grande la sensación angustiosa (quizá rememorando aquel momento del año pasado en el que creí que te habíamos perdido definitivamente) que no pude pensar más que en mí.
No pregunto los motivos del alejamento porque no tenés que darme explicaciones, solamente te pido que tengas en cuenta mi disponibilidad para ayudarte en lo que creas conveniente, si la situación lo amerita.

Simón -

Es absolutamente real lo que describís del estado actual del blog y también me satisface enormemente. Sin embargo, querido Carlónimo, y pidiendo disculpas si a alguien ofendo, la noticia de que vas a ausentarte me genera una sensación de sosobra (aludiendo otra vez al Titanic) muy desagradable. En algún sentido seguís siendo el ordenador de esto y si te fijás siempre estamos esperando tu intervención. Te ruego que hagas todo aquello que esté a tu alcance para evitar la ausencia o, de no ser posible, minimizarla.

Gracias por recordarme que a Andreíta también la tenía asignada, no se cómo pude olvidarme.

Carlónimo -

Muy interesante el diálogo que han mantenido, creo que Karito ha traído al blog un nuevo estilo, la veo tan relajada y adaptada que, si no supiera que acaba de llegar diría que es contemporánea de Anónimo.

Tratando de entrar a su discusión me inclino por dejar que la propia Karito decida lo que le conviene pues una mujer con estudios superiores de ingeniería y tan templada como algunas de sus respuestas permiten confirmar que es, ya no cae en ingenuidades. Le otorgo mi voto de confianza.

Y sí, creo que Gastón en poco tiempo ha tenido una gran influencia dentro del grupo, digamos que “no deja títere con cabeza”: hasta a mi hermano Antónimo, tan desprendido como es, le tiene asignada una pareja.

Ya que están charlando tan amenamente, les he leído y me he tomado un breve descanso porque además, quiero decirles que estoy muy contento de que el blog está avanzando bastante bien, antes dependía de dos o máximo de tres personas, pero ahora son más y, sobre todo, hay gente que no sólo participa sino que puede hacerlo caminar ¿Te acuerdas Simón cómo empezamos el año? Prácticamente solos.

Claro que Antónimo y tú habían realizado un enorme esfuerzo de rescate en diciembre porque esto parecía el Titanic en sus últimos instantes a flote. Bueno, no puedo dejar de reconocer que Karol le dio también un buen empujón con sus muy oportunas intervenciones navideñas ¿Qué pasará con esa preciosa chica? Es un enigma.

Y me alegra la nueva situación del blog porque próximamente tendré que separarme por un tiempo, espero que no sea por más de un mes (junio). Pero se que con ustedes esto seguirá adelante.

Gastón -

Querido amigo, haré de cuenta que no escuché nada.

Pero ya que nombraste a Marcia, ¿alguien sabe algo de ella?

Le pregunté discretamente a Martha y sólo obtuve por respuesta un modesto "Todo bien, doctor. Gracias"

Simón -

Karito: ¡Qué interesante! Entiendo que estés muy ocupada con la Universidad, me acuerdo de mis propias épocas de estudiante de ingeniería. Estudié con Claudia, la esposa de Gastón, y nos recibimos juntos de ingenieros industriales.

Respecto de la intervención de Gastón, parece que sufrió una pequeña regresión a las épocas de estructuración rígida y acartonamiento. Pero no te dejes influir por su exceso de protocolo. Parece que se olvida que es la celestina del grupo. Paso a enumerar: propició que Martha y Marcia estén juntas, organizó la situación para que Moni se encontrara con Carlónimo y, como si fuera poco, el que te presentó a Damián fue él. ¡Que no venga a hacerse el puritano ahora!

No le digas que no a tu corazón nada más que por miedo a que las cosas no funcionen porque te podrías estar perdiendo la posibilidad de hacerlas funcionar.

¿Sabés que tenés razón respecto de Carlónimo y Moni? Qué opinarán ellos del tema, teniendo en cuenta que Carlónimo siempre es tan sabio (ni excesivamente entusiasta ni excesivamente medido) y Moni tan sensible y empática.

karito -

Que paso con Carlonimo y MonI !!!

karito -

Querido Gaston no te preocupes que no me entusiasmo tan facil con nadie, es verdad Damian es hombre muy interesante pero yo soy dificil de convencer o de entusiasmar.

Querido Simon estoy estudiando Ingenieria Biologica

Gastón -

Simón!!! ¿Cuándo vas a aprender a no ser impertinente! dejate de tejer ideas que a lo mejor son sólo imaginación tuya. No le compliques aún más las cosas a Karito.

Querida Karito: no hagas caso de lo que dice Simón. Mantenete serena; no te dejes influenciar por el infundado entusiasmo de Simón.
Respecto de tus preguntas, no me dijo a qué ciudad iba; sólo se que salía de Buenos Aires ayer por la noche.
Si no podemos comunicarnos tanto la semana próxima por tu viaje: ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

Simón -

Querida Karito: No quiero influir en tus decisiones pero si Santy no logra despertarte nada y Damián sí.... Además, respecto de su profesión, deberías considerar que se dedicó a una especialidad cuyo objetivo es que el paciente esté cómodo y no sienta dolor; no te olvides que ya te inyectó y todo anduvo bien.
Ni bien llegue saldremos de dudas respecto de si quiere verte porque supongo que te llamará; allí podrás avisarle que vas a salir de viaje para que no piense que no te importa su presencia.
Ni bien sepas algo, contanos, por favor.

Ah! me olvidaba, no nos contaste qué estás estudiando.

karito -

Hola
Querido Simon, Damian me ha llamdo un par de veces desde que volvi, y siempre me dice que le hubiera gustado mucho poder pasar mas tiempo conmigo, es mas te confiezo que siento que se la voz se le pone melancolica cuando me habla de la noche que pasamos, voy a contarte algo, Damian me parecer genial es una persona muy tierna, tiene una sonrisa hermosa, es educado, sensible etc pero es medico y lo asocio con inyecciones me da un poquito de temor, ademas porque hace meses conoci a un cirujano plastico en mi universidad desde ese dia santiago( asi se llama)no ha parado de llamarme , invitarme a cenar, al cine pero yo no he podido sentir nada por el, y en parte creo que se debe a su profesion, creo que santy esta muy enamorado de mi aunque hay una diferencia enorme con Damian porque por santy no logro sentir nada, Damian me hace sentir muchas cosas

te cuento que en las dos llamdas de Damian nunca me comento nada de venir a Colombia, sabes a que cuidad? y cuando? yo estoy de cumple la proxima semana el 4 de mayo y voy a salir del pais por una semana para celebrarlo con mis mejores amigos que por cierto uno de ellos se llama Simon.

Gaston lindo cuentame si sabes algo?

Simón -

Querida Karito: tu relato me aclara un poco el panorama. No se cuál es tu interpretación del asunto, pero estoy convencido de que Damián está loco por vos. Y fue amor a primera vista.
Lo conozco un poco porque ha venido esporádicamente a jugar al futbol con nosotros los jueves y no es tipo de hacer locuras como plantar una vida profesional armada acá y viajar a instalarse a otro país de un día para otro, a menos que sea por una razón de fuerza mayor.
Si te interesa mi opinión sobre él te digo que cuando lo conocí me asombró lo sencillo y sensible que era a pesar de tener dos especializaciones en EEUU y varios premios por investigaciones dentro del campo de la anestesiología.
No se qué sentís o sentirás con el tema pero a mí, luego de saber cómo fueron las cosas y, a diferencia tuya, la noticia no me sorprendió.

El corazón tiene razones que la razón no entiende (Pascal)

Gastón -

Karito, querida: me da una satisfacción enorme que haya podido hacerte sentir tranquila en un momento que se que para vos era muy difícil. Eso habla de que con un poco de ayuda vas a lograr superar tu temor.
Ahora que contás lo de la nota de Damián, a lo mejor tenés un anestesiólogo que te ayude. Él no dijo nada sobre verte en Colombia, pero me parece demasiada coincidencia.
Por favor tenenos al tanto de como van tus cosas.
Y nuevamente te agradezco que hayas destinado un tiempo a hacer el relato; me hace sentir bien como amigo y me ayuda a mejorar mi aspecto humano como médico que, como ustedes saben, para mi es tan importante en mi profesión como el conocimiento científico.

karito -

Querido Gaston tu noticia me cogio por sorpresa!!! no sabia nada, les cuento lo de mi visita

Hace unos días Gastón me dijo que estaba dispuesto a recibirme en su consultorio entonces con la firme intención de dejar atrás el miedo excesivo que le tengo a las inyecciones y conociendo la ternura y la suavidad con que nuestro queridísimo Gastón trata a sus pacientes decidí que era la única oportunidad que tendría de enfrentar mi miedo, llame a la agencia de viajes y compre un tiquete para el otro día, esa noche no dormí decidí no decirle nada a Gastón de mi visita por si me arrepentía , el viaje fue largo y estaba realmente cansada, cuando llegue al hotel en el que solo iba a estar una noche, deje mi maleta, me di una ducha rápida y me dirigí a la consulta de Gastón cuando llegue me recibió Martha le dije que venia a ver a Gastón y que había hecho un viaje muy largo para verlo, ella me dijo que el estaba ocupado en ese momento y que como no había reservado una cita debía preguntarle primero si podía atenderme, a los pocos segundos salió Gastón se veía muy apurado, pero me dedico una sonrisa y me dijo que lo espera que en unos minutos iba a terminar con el paciente y me haría pasar, yo le devolví la sonrisa y me senté pacientemente, cogí una revista pero no pude concentrarme solo pensaba en salir corriendo ya que todavía estaba a tiempo pero Gastón no se demoro mucho en salir de nuevo para indicarme que podía seguir, yo me levante despacio me alegro mucho ver que no llevaba su bata blanca tan característica de los médicos porque eso si que me atemoriza, Gastón me abrazo y me dijo que se alegraba mucho de tenerme allí, yo también estaba feliz de verlo pero por otro lado ya me había dado un poco de susto y me estaba arrepintiendo Gastón no me dejo pensar mucho , después de una breve conversación me invito a quitarme la ropa y quedarme solo con la ropa interior, yo entre al toilet nerviosa y me pareció escuchar el ruido que hace el empaque de una jeringa plástica cuando la abren me desvestí , Salí mire a mi alrededor pero no vi nada así que me tranquilice un poquito, Gastón me hizo acostarme en la camilla y muy suavemente comenzó el examen siempre fue muy tierno en todo el proceso aunque yo seguía alerta pero Gastón me distraía un poco hablándome suavemente yo fui relajándome y bajando la guardia entonces Gastón me pido que me pusiera boca abajo para tomarme la temperatura en ese momento el miedo volvió a mi, yo lo mire y le dije que si era necesario que yo no quería, el me pido hacerlo siempre con su voz suave tranquilizándome y asegurándome que no pasaría nada, no pude negarme porque sabia que Gastón estaba haciendo su trabajo y yo había ido voluntariamente a su consultorio entonces sin mas remedio me acosté boca abajo y sentí como me baja los panties y me separaba un poco mis nalgas introdujo muy despacio el termómetro y siempre con mucha suavidad , yo sentía un poco de frio y estaba distraída pensando en eso, cuando sentí un calorcito en mi nalga izquierda y trate de tocarme con mi mano pero Gastón me retuvo y me pregunto que pasaba yo le dije que algo me había picado que sentía un pequeño calorcito en una de mis nalgas pero el no dijo nada se apresuro a sacarme el termómetro, de pronto lo vi delante de mi con una jeringa en la mano, en ese momento empecé a temblar y le dije que no era necesario que ya me había arrepentido, el me hablaba pero yo ya estaba entrando en pánico no escuchaba nada de lo que decía, sentí que me abrazo y trataba de calmarme después de un rato logre sentirme mejor y el me miro diciendome” ya te pinche y no te diste cuenta” yo no podía creer, le pregunte si era verdad, el asintió y me felicito porque no había hecho escándalo, yo estaba un poquito confundida pero orgullosa porque casi ni la había sentido, luego volví a vestirme y hablamos un poco me dijo que si alguna vez me habían hecho un dosaje de hormonas tiroideas, yo le respondí que no, entonces me conto su sospecha , me pregunto que si tenia miedo a sacarme sangre y como me dio pena decirle que me daba terror que la verdad nunca habían conseguido sacarme sangre sin que me desmayara, le dije que un poquito, me conto que su enfermera tenia buena mano y me condujo hasta donde ella, yo sentía que Gastón había ido conmigo para asegurarse que no hiciera escándalo y me sentía controlada por el, no como con Fede por miedo si no porque el fue tierno pero a la vez firme y no me dejo bacilar ni un instante, me sostuvo la mano mientras me distraía para que no mirara y la enfermera fue muy rápida otro record no me había desmayado.
Gastón me había dicho que había hablado con un amigo suyo para hacerme la endoscopia, debíamos saber en que estado estaba la ulcera, yo no sabia que hacer le había huido a eso desde que me la mandaron y ahora con Gastón no había posibilidad de decir que no, me resistí diciéndole que no, pero el sabe como convencerme sutilmente, me propuso que fuera a pasear un rato y volviera a la 1, me dijo que no comiera ni bebiera nada.
Se me hizo un poco tarde porque me entretuve admirando la belleza de la cuidad, pero finalmente llegue, Gastón estaba preguntándose si volvería y lo vi sonreír cuando me vio, me alcanzo en la recepción y me condujo al tercer piso al quirófano, cuando llegamos me presento a la enferma, esta me condujo a un lugar para que me desvistiera y me pusiera un bata, mientras camina con la enfermera le pregunte si sabia que iban a hacerme y ella me dijo que una endoscopia,
-¿Y duele? , porque si duele no quiero hacérmela
Ella sonrió y me dijo no te preocupes es con anestesia, entonces recordé lo que me había dicho Gastón acerca del anestesiólogo pero eso no me calmo, anestesia significa agujas y yo había tenido suficiente con dos por ese día, pero la enfermera me paso una bata y yo me cambie no sin antes buscar a Gastón con la mirada necesitaba que el me calmara o decirle que ya no quería estaba segura que el no me obligaría , pero no podía verlo la enfermera me apuro y me dijo que estaban todos esperándome cuando entre al quirófano pude ver a Gastón y me le abalance, yo temblaba el me abrazo y me tranquilizo fuimos caminando hacia la camilla donde estaba Damián esperándome con todo listo, Gastón me presento y le conto que yo estaba algo nerviosa, pero Damián hizo un chiste diciéndome que le no era el malo, que el solo me llevaría al país de los sueños yo estaba demasiado nerviosa y no quería que Gastón me soltara pero el me dijo que me acostara en la camilla y Gastón se retiro un poquito para dejar a Damián hablándome suavemente al oído, me decía que yo era una niña muy linda y que el estaba convencido que también muy valiente, me prometió que no me dolería, que el se comprometía a evitarme cualquier dolor y que si seguía sus indicaciones no iba a darme cuenta de nada, me dijo que Gastón iba a estar presente todo el tiempo para que yo me sintiera mas segura y el tampoco se iría entonces sin darme cuenta ya había estirado el brazo y Damián había hecho su trabajo después de eso no recuerdo nada solo que cuando desperté mire a mi alrededor y vi todo raro nada se me hacia conocido y por unos segundos me sentí desorientada, luego fui recordando y en ese momento busque a Gastón con la mirada pero no lo encontré me dieron ganas de llorar porque me sentí sola y se me salieron algunas lagrimas, pero no me había percatado que Damián estaba hablándome al oído me abrazo suavemente mientras me decía: ”como dormiste preciosa” yo me sentí un poquito mas aliviada, el seguía hablándome, me preguntaba cosas y me acariciaba la mejilla, luego me ayudo a vestirme me dio pena porque apenas lo conocía pero el me inspiraba mucha confianza, me pregunto si quería ir a cenar con el, yo estaba un poquito lenta todavía por la acción de la anestesia pero le respondí que si, entonces le pregunte donde estaba Gaston y porque se había ido, el se sonrió y vi que se ponía un poquito colorado me dijo” tenia cosas que hacer, pero te esta esperando en su consultorio, yo voy a terminar mi turno y te espero” , baje las escaleras hasta el primer piso y me dirigí al consultorio de Gastón me dio mucha alegría verlo porque me reconforta el me inspira mucha seguridad, entonces lo abrace y le dije que saldría a cenar con Damián
Me despedí de Gastón y me reuní con Damián quien ya estaba esperándome afuera, me llevo a un restaurante elegantísimo, y nos sentamos muy juntos, hablamos de todo le conté lo de mi miedo a las inyecciones, mi experiencia con Fede y lo nerviosa que me ponía todo eso, el me miraba muy atento y cuando termine me pregunto si mi miedo tenia algo que ver con mi niñez , pero le conteste que no había nada en mi niñez que me hiciera reaccionar de esa forma , a decir verdad nunca me habían puesto inyecciones de niña, creo que la primera y única fue una vez cuando tenia diez años y fue una vacuna, yo siempre las evite pero no sabia porque ni miedo, las segundas fueron con Fede aquella vez y las tercera ese mismo día con Gastón. Damián me cogió la mano tiernamente y me miraba con esos ojitos lindos brillándole, le conté de mis estudios, de mis hábitos alimenticios y el me miro preocupado pero no dijo nada, al rato nos trajeron la comida y para sorpresa de el me comí todo, luego salimos a caminar yo notaba que Damián me miraba todo el tiempo y parecía querer alargar mucho la conversación, como para ese momento ya había pasado mucho tiempo y me sentía cansada le pedí que me acompañara al hotel, el miro hacia abajo pero me contesto que claro, el hotel estaba muy cerca y cuando llegamos sentí que Damián no quería irse, para ser muy sincera yo tampoco estaba muy feliz de que se fuera ya que normalmente no me gusta estar sola, me pregunto si podía acompañarme un rato y mas yo estaba encantada subimos a la habitación y le pregunte si le molestaba si me cambiaba y me ponía mi pijama, “ claro que no” me respondió , yo me cambie y me recosté en la cama, el se sentó a mi lado y seguimos hablando de todo, en un momento me movi y pude sentir donde me había puesto la inyección Gastón entonces me queje y Damián me pregunto que te pasa, “ es que Gastón me inyecto esta tarde para ayudarme con mi fobia aunque lo hizo muy bien , ahora puedo sentir donde fue el pinchazo” Damián me abrazo fuerte, me acaricio y me dijo “ a ver donde fue que te pincharon la colita” yo me di vuelta y Damián me bajo un poquito el pantie me dijo acá tienes un puntico pero no se te ve mucho, no hay problema esta bien no tienes morado ni nada, entonces volvió a subirme el pantie, yo le dije que gracias y volví a recostarme, el sueño me estaba venciendo y Damián se dio cuenta entonces me dijo que el se iría para que pudiera descansar, pero yo le pedí que se quedara hasta que me quedara dormida “ encantado” me contesto y se recostó a mi lado haciendo cosquillitas en el brazo, no me di cuenta a que horas se fue, pero al otro día me levante y Damián no estaba, busque la ropa que iba aponerme y me dirigí a ducharme, entonces mientras caminaba hacia el baño vi una notica en la mesita de noche, me dio una alegría enorme y sabia que era de Damián la desdoble decía “ pasaría el resto de mis noches viéndote dormir, pasa a despedirte por favor tengo turno y no voy a llegar a tiempo para llevarte al aeropuerto, Damián” yo guarde la nota, me bañe, me vestí y Salí a buscar un helado no my lejos encontré un lugar bellísimo donde vendían solo helados pero estab cerrado lo abrirían ds horas mas tarde, decidí ir a caminar un poco mas, y luego regrese ya estaba abierto ,entre y pedí un helado grande de chocolate, lo disfrute muchísimo tanto que se me paso la hora y cuando me di cuenta ya estaba casi con el tiempo justo, corrí al hotel, hice check out, Salí para el aeropuerto pero pare en el consultorio de Gastón para despedirme de los dos, pero Damián estaba muy ocupado preparando a una paciente para cirugía y Gastón esta en consulta, cogí un papel en blanco y le escribí una nota a Damián con mi teléfono y otra a Gastón agradeciéndole y diciéndole lo mucho que lo quería

Carlónimo -

Estimada Lizette, en cuanto al link de este blog en tu directorio, considero que tú misma lo puedes crear, pero no se si te he entendido. Los que aquí escribimos somos “paracaidistas” o sea que sólo llegamos y nos instalamos, pero Fer, el editor, nos recibió con amabilidad. Puede ser que ya esté enterado de tu petición porque lee frecuentemente los relatos.

Pero más allá de eso, si te gusta lo que aquí tratamos, tanto tú como tus visitas están invitadas a participar.

Querido Gastón, ni remotamente afirmo que estás haciendo un mal uso del lenguaje, sólo comento que en México no es usual decir “que te expidas”.

En cuanto a Karito, me pareces tan frágil y tan tierna que no puedo evitar preocuparme y ponerme nervioso al leer tu impactante relato. Espero que ya te estés cuidando y que atiendas las recomendaciones de Gastón, nuestro médico de confianza.

Mi querida Moni gracias por todo, nos reuniremos cuando gustes. Es una excelente opción vernos en Chapala. En cuanto te inyecten nos cuentas. Me excita pensar en ello.

Simón -

Querida Moni: quería decirte algo y se me pasó en el mensaje anterior. Yo también estoy muy contento de que te sientas bien. Le conté a Silvia y te manda un beso. A lo mejor después te envía un mail.

Por otro lado, que fin de semana glorioso tuvieron con Carlónimo! Que se repita pronto! Ya saben más o menos cuando van a poder verse de nuevo?

Simón -

Estimada Karito: qué estás estudiando?

Por lo demás, coincido con Gastón. Buscate alguien capaz de contenerte; se que no es fácil pero lo que digo es que no te enganches con personas que no son buenas para vos.

Lo de Damián no me queda claro; contá de una vez!!!!

Después les cuento cómo nos instalamos en casa y la sorpresita que le di a Sil.

Gastón -

Querida Karito: No creo que sea operativo viajar a Buenos Aires cada vez que te tengas que poner una inyección... Más vale buscate allá alguien tierno y paciente, y quizá no sólo resuelva tu problema con las inyecciones.
No se si tiene que ver con vos porque aún no contaste nada de la visita que me hiciste, pero creo que tenés que saberlo: esta mañana vino Damián a despedirse porque se va a Colombia a capacitar a médicos que se están especializando en anestesiología. Me llamó un poco la atención pero lo vi muy entusiasmado.

karito -

Hola todos, gracias por preocuparse por mi salud, lo que les cuento sucedio hace dos años y medio, pero yo termine con Fede hace un año y medio, todavia no me gustan muchas cosas, pero como muchisimo mejor, tengo que ocnfesarles que desde que tenia once años estoy en el mundo de la publicidad y el modelaje entre por curiosidad para aprender como desenvolverme pero a los dos meses me salio el primer trabajo, y ahi empezo todo, estar en este mundo es una gran presion emocionaly fisica, ya que te juzgan por que creen que solo eres lo que ven por fuera, y fisica porque hay estandares muy maracdos que debes seguir, en este momento me he alejado mucho de eso y mi vida gira en torno a mis estudios de vez en cuando me llaman para que participe en un casting pero ya no ocupa todo mi tiempo.
me alegra mucho haber estado donde Gaston porque fue muy tierno y me dedico el tiempo necesario para revisar que todo estuviera en orden, y aunque logro inyectarme sin que me angustiara, todavia me dan panico las inyecciones tal vez tenga que viajar donde Gaston cada vez que deban inyectarme.

Gastón -

Querida Moni: me da una alegría enorme que te sientas tan bien. Relajate con el tema de Karito porque con las inyeccionesque ya tenés recetadas a tus nalgas les alcanza y les sobra. Inclusive, tal vez sea el momento, si te sentís tan bien, de volver a bajar la dosis. Podés ponerte una semanal y vemos cómo seguís.

Mónica -

Mi Carlónimo, tu relato me hizo recordar paso a paso nuestro primer encuentro en Guadalajara y extrañarte muchísimo. No entré antes al blog porque estuve en Virginia trabajando. Estoy muy contenta de que hayas conocido a mi familia y te adelanto que les has dejado muy buena impresión.

Todas las noches he soñado contigo y he recapitulado nuestros íntimos momentos. Inconcientemente me pongo boca abajo y te imagino a mi lado con la jeringa lista para inyectarme. Qué ganas de que tus manos recorran de nuevo todo mi cuerpo. You’re my big motivation I want to meet you again.

Como le has dicho a Gastón, estoy “enterita”: activa, positiva, segura y relajada. No descarto la posibilidad de ver al médico que me recomendó, pero no puede ser en este momento porque me siento muy bien.

Simón, mis nalgas están perfectamente a pesar de las cuatro inyecciones que me aplicó Carlónimo, ahora viene el problema pues tendré que acudir de nuevo al hospital para continuar el tratamiento; mañana jueves lo haré.

Karito, yo coincido con Carlónimo, si no te cuidas me vas a poner también a mí muy nerviosa y Gastón me recetará nuevas dosis de intramusculares.

Gastón -

Supongo, Anónimo, que sos Carlónimo. También me extraña que Moni no nos cuente nada del fin de semana. De lo otro no creo que ya nos (me) diga nada. Pienso que no coincide con mis indicaciones y está muy bien; son eso, sugerencias, indicaciones. No son leyes indiscutibles y de cumplimiento obligatorio.

Respecto de Karito, sí es desesperante cómo se la ve en lo que cuenta. Pero tranquilizate; no olvides que esto fue hace un año y medio y que recientemente tomó la decisión de venir a verme tal como lo relaté. Es verdad que tiene que hacer cosas por su salud y así se lo he indicado (nuevamente, también a ella) pero no la vi en el preocupante estado que surge de la lectura.

Respecto de "expedir", no es mi intención entrar en discusiones filológicas, pero la 3era. acepción que da la Real Academis Española de la Lengua es "PRONUNCIAR UN AUTO O DECRETO"

Anónimo -

Querida Karito. Tus escritos son interesantísimos pero me ponen “los pelos de punta”. Veo que te consumes como velita de pastel y no haces nada para recuperarte. No se puede vivir sin comer y sin atenderse cuando la salud ya está muy quebrantada. No se lo que piense Gastón, pero a mí me pones muy nervioso.

Querido Gastón.Entiendo la palabra “expedir” pero no con esa acepción. Ese es el conflicto, que no domino aún el “argentino” pero ya comprendí la idea. Dejemos que Moni se exprese, ya me extraña que no haya escrito.

Simón -

Estimada Lizzete, ¿Cuál es tu blog?

Lizette -

Hola!
Estuve visitando tu blog y está excelente, permíteme felicitarte.
Sería un gusto poner un link de tu blog en mi directorio y estoy segura que para mis visitas será de mucho interés.
Si deseas no dudes en escribirme. Mi correo es lizette_quinones@hotmail.com
Exitos con tu blog.
Un beso
Lizette Quiñones

Gastón -

Pienso que lo justificás porque lo querías, pero fijate como te inyecté y cómo te anestesió Damián a pesar del miedo que tenías... creo que tiene que ver con la confianza en el otro y con tratar de comprender lo que le pasa.
Insisto en que no quiero ofender; seguramente Fede hizo lo que pudo, pero es evidente que había otras formas que aunque no te hicieron disfrutar por lo menos te evitaron padecer.

karito -

pensando en lo que dices simon respecto a Fede a veces pienso en eso y trato de imaginarme como fue para el, que creen ustedes que hubieran hecho si ustedes fueran Fede, yo trato de pensar que su reaccion fue tambien que el se sentia responsable al fin y al cabo el es mucho mayor que yo, y siempre me habia dicho que me falto un poquito de la palabra !no ¡en mi crianza ya que mis papas siempre me dieron gusto en todo y nunca me dijeron No a nada.
pero no quiera ser injusta con Fede, porque yo solo hago lo que quiero y siempre lograba hacer que Fede cedira me sorprendio mucho la firmeza con la que manejo esa situacion para desgracia mia.

karito -

No me ofendo jajajajaj la verdad Fede nunca antes habia sido tan duro conmigo solo fue en esa ocasion, pero tienen razon la verdad es que el miedo me pone incontrolable pero creo que se podian ver otras opciones de tratamiento

Simón -

Carlónimo: ¿viste que rápido contestó Karito cuando escuchó hablar de palmaditas en la cola?
...
No te enojes, Karito, es una broma. Coincido con Gastón: te merecés alguien tierno y que sepa lo que necesitás.

Gastón -

Ok. Sólo me había preocupado que las cosas no hubieran sido para vos como yo las había percibido.
La continuación del relato de Fede me hace alegrarme de que ya no estés con él. Perdón si hiero tus sentimientos porque lo querías pero creo que no es forma de tratar a una dama. Cuando las nalgadas y demás cosas hacen que los dos disfruten, bienvenidas sean; pero no parece que vos lo disfrutaras. Y te merecés algo mejor.

karito -

Querido Gaston queria terminar el relato que deje empezado, pero claro que voy a contar mi experiencia contigo que fue algo muy dulce

Gastón -

Karito: verdaderamente no comprendo tanta violencia de parte de Fede y su amigo. Cuando estuviste aquí no te comportaste así; sí tenías miedo y estabas tensa pero quedó claro que con cariño se podía controlar la situación. Te pinchamos varias veces y nunca fue así.
Lo que no comprendo tampoco es por qué te cuesta tanto contar lo que pasó acá, porque no es que te falten palabras ni escritura fluida; quizá hubo algo que te hizo sentir mal y no querés recordarlo. Si así fue, lo siento.

karito -

Queridos Amigos,
la verdad es que despues de ller sus relatos me da un poquito de pena escribir los mios que no son mas que experiencias reales que me ocurrieron hace un tiempo, pero como no quiero que carlonimo se me desespere voy a continuar el relato con fede.

Estábamos en el segundo día de las inyecciones, David el auxiliar estaba hablándome al oído para tranquilizarme mientras me inyectaba la ultima de las tres dosis de ese día, fede mi novio se había desesperado y me había dado pegado unas nalgadas delante de todos, yo no sabia que me dolía mas si las nalgadas o las inyecciones pero lo cierto es que sentía mucha vergüenza porque todos tenían fijas sus miradas en mis nalgas desnudas, David termino de inyectarme y me ayudo a ponerme mis panties , me baje el vestido y me metí debajo de las sabanas porque no quería mirar al medico ni a ninguno de los que estaban en la habitación, yo solo lloraba pasito, y ellos hablaban de cuantas dosis faltaban , mi novio y el medico hablaban del tiempo que necesitaba el organismo para aceptar el tratamiento, finalmente el medico y los auxiliares se despidieron el medico me grito desde la puerta que me cuidara y que por favor me portara bien para que no me dieran nalgadas y David se acerco a la cama y me dio unas palmaditas tiernas en el hombro y me dijo que esperaba que me mejorara y que comiera algo para que el tratamiento no se extendiera por mucho tiempo, Jhon el amigo de mi novio corrió la sabana un poquito para verme y me abrazo diciéndome:
-linda las inyecciones que te están poniendo son por tu salud, nadie quiere verte sufrir de esta manera pero tu no colaboras y nosotros haremos cualquier cosa para verte bien, así sea amarrarte para que te las pongan porque sabemos que son las que van a ayudar a que te mejores.
Yo solo lo miraba y le decía que yo no quería, estaba hablando my pasito porque la voz no em salía de tanto gritar y en ese momento sentía nauseas de nuevo, le decía que no dejara que me hicieran eso, que me hacían mucho daño y yo no quería, pero John solo me decía:
-linda no me pidas eso, eso lo haría si no te quisiera.
Yo seguía llorando, el me soltó y volvió a taparme con la sabana y luego salió, Fede salió con el yo me quede profundamente dormida, no supe por cuanto tiempo cuando desperté vi a fede sentado trabajando en su portátil, se acerco a mi y me dijo:
- ¿Cómo te sientes?, voy a llamar a servicio al cuarto para que te traigan algo para comer, te arreglas y salimos a comprar tu nintendo.
Yo no tenia ganas de comer nada, pero tampoco quería quedarme en el hotel encerrada entonces le dije que por favor me pidiera algo suave porque todavía sentía nauseas, el me miro con cara de impotencia y me dijo si te tomas una sopita quedo conforme por ahora, entonces asentí y fui al baño a darme una ducha, cuando Salí ya habían llevado la sopa y para no tener mas problemas con Fede me la tome toda casi sin respirar, el me abrazo muy fuerte me decía.
-estoy muy orgullosos de ti, asi es que te debes comportar.
Salimos y nos encontramos con John salimos del hotel y fuimos directamente al centro comercial mas grande de la cuidad, me compraron el nintendo y otras cosas yo no me sentía muy bien pero no decía nada porque no quería que llamaran otra vez al medico, me aguante además estaba emocionadísima con mi nintendo al final de la tarde Fede dijo que sentía hambre y John también , me miraron y les dije que prefería comer en el hotel que era comida mas suave, ellos me miraron con cara seria pero me hicieron prometer que comería y yo se los prometí, nos sentamos en un restaurante de comida rápida y ellos comieron rápidamente creo que tenían afán por llegar al hotel para que yo comiera, pero yo no sentía nada de hambre así que demore mucho la llegada mirando cosas en almacenes sin ningún interés en nada especial, Fede me dijo que debíamos volver ya y yo acepte, llegamos a la habitación y Fede me pidió una maicitos con queso, yo sabia que si no me los comía iba atener problemas me comí mas de la mitad y Fede pareció conformarse con eso, después me desvestí para ir a dormir y vi como mi novio me miraba sobretodo las nalgas, se acerco y me acaricio comenzó a hacerme cosquillas en la espala y me dijo que me acostara, me dio masajes por todo el cuerpo y se detenía en la mis glúteos me daba besitos en las partes donde había sido inyectada, o sentía que a el le excitaba verme las nalgas llenas de pinchazos, en ese momento sentí como su pene totalmente erecto buscaba mi vagina para penetrarme el estaba totalmente excitado y no dejaba de masajearme las nalgas me las apretaba y me daba palmaditas suaves, luego me penetro y empezó a moverse rápido dentro de mi no mucho tiempo después sentí como se venia dentro de mi, nos quedamos abrazados un rato y luego nos dimos una ducha juntos el me enjabonaba y me decía, me encantas, no sabes cuanto me excitas y cuanto te amo, yo sentía ganas de aprovechar ese momento para decirle que si me amaba no dejara que me pusieran mas inyecciones, pero sabia que era un tema delicado para el y se pondría bravo inmediatamente, luego de la ducha nos fuimos a dormir, al otro día muy temprano Fede me despertó suavemente diciéndome que tenia que salir que confiaba en mi para que comiera juiciosa, el ya me había pedido el desayuno y el almuerzo y los traerían a las horas que el había indicado, les había dado instrucciones para que no recogieran los platos el quería asegurarse de que había terminado todo, me dijo que volvería después del medio día me dio un beso y salió.
Luego de un rato me llevaron el desayuno lo recibí lo coloque en la mesita, y me fui a bañar, me vestí y como sentía ganas de salir a caminar saque algo de plata y me fui a un centro comercial, me entretuve todo la mañana mirando cosas y cuando e percate de la hora ya era muy tarde casi las dos, cogi un taxi rápidamente y volví al hotel cuando llegue a la habitación vi a Fede al borde de un ataque, estaba pálido cuando me vio se puso histérico y empezó a gritarme que porque no había dejado una nota para avisarle que iba a salir, que era una irresponsable salir así con lo delicada que estaba y que no había comido nada, yo no sabia que decirle la verdad no había pensado que em demoraría mas de una hora, pero el seguía regañándome y Jhon no se quedaba atrás me decía que casi los mato de un susto que creyeron que algo me había pasado, Fede me dijo que me sentara en la mesita que iba llamar para que recogieran el desayuno que estaba helado y me trajeran algo caliente para que comiera el tenia que volver a salir por un par de horas a encontrarse con un representante de uno de los proveedores de su empresa pero que como no podía confiar en mi, iba a tener que tomar otras medidas para asegurarse que me cuidara, John Salió de la habitación y Fede me dijo muy serio que me quitara la ropa yo lo mire y me reí le dije que se estaba enloqueciendo pero el volvió a decirme casi gritándome quítate la ropa quédate solo con la ropa interior yo no sabia que me esperaba pero Fede estaba muy bravo así que no discutí mas y me la quite el la cogió junto con toda la ropa que había llevado la metió en la maleta y salió con ella la llevo a la habitación de Jhon y volvió, me cogió de la mano me sento en la cama y me dijo:
- Mientras tu no aprendas a cuidarte y seas responsable voy a tratarte como a una niña, estas castigada y no puedes salir de esta habitación te vas a comer todo lo que te pedí yo voy a estar fuera por dos horas cuando vuelva quiero ver el plato vacio, porque a esa hora viene el medico y si para ese momento no has comido voy a decirle ue te reemplace la comida por una inyección.
Salió muy rápido de la habitación y yo me quede sentada en la cama pensando en lo que había sucedido, Fede me había recordado las inyecciones y desde ese momento no tuve tranquilidad. Tres horas después Fede llego junto con el medico, y parecía que ya estaba enterado de todo yo no había comido casi nada y Fede fijo su mirada en el plato casi lleno, miro al medico y le dijo parece que vamos a necesitar la otra inyección, yo había corrido a taparme con la sabana de la cama porque estaba en ropa interior aunque la verdad lo hice por instinto ellos ya me habían visto casi desnuda, Fede me ordeno acostarme boca abajo, yo empece a llorar, mire hacia el baño, pero Jhon adivino lo que pensaba hacer y corrió a cerrar la puerta y se quedo parado justo en la entrada del baño, Fede volvió a repetirme la orden pero yo no me movía, entonces se acerco a mi, y me cogió de la mano y con su otra mano me sostenía de la cintura empujándome hacia la cama, yo no se de donde sacaba tanta fuerza pero logre resistir un rato, hasta que Jhon camino hacia mi y me cogió de los pies entre los dos me pusieron boca bajo, y Fede son soltarme me Dijo hoy nadie te va a sostener porque tu solita te vas a dejar que te inyecten, yo voy a contar cada vez que el medico haga un intento de ponerte la inyección y tu no te dejes, y te voy a dar un nalgada por cada una, asi que es tu elección, el medico se sentó sin nada en la mano todavía y me giro un poco para desabotonarme el blue jean, yo no sabia porque no me había pedido a mi que lo hiciera, me bajo lentamente el blue jean hasta quitármelo y me dejo asi con las nalgas expuestas a la mirada de todos tan solo con mi pequeño pantie , yo abrazaba una almohada tratando de ahogar mi llanto, sentí el ruido del empaque plástico de la jeringa y m estremecí llore mas fuerte y sentí como Fede me daba una nalgada con la mano en una de mis nalgas, sentí tanta rabia que le grite que lo odiaba, y el me decía , tu me odias, pero yo te amo y por eso hare lo que sea necesario.
El medico se acerco con la primera inyección preparada y sentí el olor del alcohol yo temblaba y lloraba cada vez mas fuerte, el medico me dijo vamos a ver chiquita como te portas hoy, ya es hora te vas a relajar para que no te duela el pinchazo y no te tengan que castigarte también hoy, mientras em hablaba sentí como estiraba el pequeño resorte con encaje de mis panties y lo me lo bajaba lo dejo casi en las rodillas y como yo estaba muy al centro de la cama me corrió un poco mas al extremo de la cama según el para poder ver cual nalga tenia que inyectar primero al hacer el movimiento vi que también me había abierto un poquito los pies asi que sentía que todos podían ver un pedacito de mi vagina, yo me sentía incomoda, el medico me revisaba las nalgas y un momento después sentí el algodón frio con el alcohol, inmediatamente me puse casi en cuatro para subirme los panties aunque todo fue en segundos muy rápido seguramente que todos pudieron ver mucho mas , pero a mi no me importaba el miedo que siento cuando la jeringa se acerca a mi nalguita para pincharme es mas fuerte que cualquier vergüenza que pueda sentir, Fede reacciono y me sujeto fuerte el medico también me sujeto y entonces l e dijo a mi novio esta chiquita tiene fiebre hay que tomarle la temperatura para asegurarnos que no este demasiado alta, fede empezó a tocarme y le dijo la verdad es que esta muy caliente el medico lo llamo a un lado y hablaron en voz muy bajo un momento después fede me cargo y cuando el medico se acerco con el termómetro le dijo súbele el brazo yo estaba desesperaba porque Fede me estaba sujetando muy fuerte y en un intento por soltarme tire el termómetro lejos sentí que se quebró, pero nadie reacciono, el medico me miro y me dijo no importa tengo otro, miro a Fede creo que le dijo algo pero yo tenia los ojos llenos de lagrimas asi que no pude ver bien, el medico preparo el termómetro y acerco nuevamente a mi, en ese momento Fede se sentó al borde de la cama me jalo hacia el y me puso boca abajo sobre sus rodillas con los pies colgando, el medico me quito los panties y yo supe lo que iba a pasar entonces empecé a patalear pero jhon se acerco inmediatamente y me sujeto los pues yo le decía que Fede que no, y el me decía es que a ti te gusta te gusta todo de la forma difícil, sentí como el medico me separo las nalgas dejando mi ano expuesto y sentó como el metal la punta del termómetro entraba en mi fede y jhon me sostenían para que no me moviera mientras el medico me sostenía las nalgas juntas para que el termómetro no se saliera para mi el tiempo fue eterno , pero se que fueron solo minuticos el medico saco el termómetro y les dijo tiene 39.5 es muy alto, hay que darle un baño y algo que debo traer en un rato, por ahora creo que esta es la forma mas cómoda de ponerle las inyecciones hoy asi que probemos ni Fede ni Jhon me soltaron yo ya no podía llorar mas me dolía la garganta y tenia hipo, el medico llego de nuevo con la inyección y me desinfecto la zona donde iba inyectarme yo trate de moverme pero ellos me sostuvieron con mas firmemente, el medico empezó a contar hasta tres pero cuando iba en dos sentí como la aguja penetro mi nalga y con el ultimo poquito de voz que me quedaba grite, Fede me dijo ya esta, ya esta quédate quieta ya paso, pero el no sabia que lo peor no era eso, tenia que soportar la entrada del liquido, el medico me dio una palmadita y me dijo ya esta entrando, ya vamos a acabar, en ese punto yo estaba sintiendo un calor en la cara y sentí que todas las fuerzas se me iban, el medico saco la jeringa y como yo me había quedado callada, me soltaron un poco creo que fede se dio cuenta que algo pasaba y me alzo me sento en sus piernas y me dijo que tienes, yo lo escuchaba pero no podía decir nada parecía como si me hablara desde muy lejos, el medico me miro y le dijo a fede dale un baño ya, yo vuelvo en media hora con el medicamento para la fiebre, y para terminar las inyecciones creo que es prudente parar aca para tratar de bajarle la temperatura.




Simón -

parece que ya se arregló.

Simón -

estoy probando porque me parece que hubo problemas otra vez en el blog

Simón -

Querido Carlónimo: tenés razón! ya debería haber aprendido cuáles son las cosas que ponen nerviosa a la pareja.
Creo que vas a tener que afilar la punta del lápiz porque nuestras chicas están muy holgazanas. Haciendo honor al origen del blog, quizá también merezcan unas palmaditas en la cola.

Gastón -

Querido Carlónimo: que expedirse no en un argentinismo!. Me refería a que pronunciaras sobre el tema y lo hiciste: decís que la ves muy bien. Yo juzgo por tus dichos respecto de que te dijo que aún estaba cansada; pero si vos la ves bien, pues así será. Tema terminado.

Carlónimo -

Karito, ya me desesperaste, si no escribes alguna otra cosita acerca de ti, me vas a obligar a que yo la escriba. Lo mismo digo respecto de Marcia, que la veo muy poco productiva últimamente. Creo que también tengo un pendiente acerca del Manual de calidad de Marcos, referente a Silvia. Bueno, iremos avanzando poco a poco.

En cuanto a la frase: “necesito que te expidas al respecto” Querido Gastón, mis conocimientos del “argentino” no llegan a tanto, ¡Ché…! Yo veo a Moni pero que muy bien, está “enterita” creo que el “Vitaminol” por vía vaginal la puso “super” igual que a mí.

Magníficas personas los padres de Moni, pero no es sano especular acerca de eso Simón. Cuanto más se emociona uno, como que se pone nerviosa la pareja.

En cuanto a la preciosa Anna, pues ella sabrá lo que hace. Yo sólo le reitero, si acaso nos lee y si no pues igual, que aquí tiene su casa, que de mi parte no hay otra cosa que apertura y brazos abiertos. Y que si no quiere hablar de inyecciones hablamos de lo que quiera.

Simón -

Querido Carlónimo: no se allá, pero acá decimos que cuando te presentan a la familia, ya está enlazado sin remedio. Me alegro por los dos!
Como habrás visto, igual que a vos, me entristeció el alejamiento de Anna. Sobre todo porque vos habías tomado su aparición tan maduramente y nosotros la habíamos recibido con los brazos abiertos. Pero sólo ella sabe lo que le pasa cuando entra aquí; no la juzgo.

Finalmente estamos instalados en nuestro hogar. Estoy agotado porque Silvia me tuvo todo el fin de semana moviendo muebles y cargando cajas. Le tengo preparada una sorpresita, pero no se hagan ilusiones que no es inyectable... aunque algo de eso hubo y ya se los voy a contar.

Moni, cómo te quedó la cola? porque Carlónimo te la pinchó a gusto!

Alguien sabe algo de Marcia que hace tanto tiempo que no aparece? entre nosotros, me muero de ganas de enterarme de cómo le pincharon el culito al doc, porque él, como Corlónimo, de sus propias inyecciones no le gusta hablar.

Gastón -

Qué bárbaro! qué lindo la pasaron!. Me alegro de que sean capaces de organizar estas escapadas para estar juntos.

Moni, querida, me temo que si seguís cansada a pesar del tratamiento, no estás frenando tus actividades lo suficiente. O quizá no lográs hacerte menos malasangre por los contratiempos naturales de tu actividad. No quiero ser insistente, pero es por eso que te sugería que fueras a ver a mi colega allá en Washington.

Querido Carlónimo, necesito que te expidas al respecto para apoyar a Moni porque la medicación sola no obra milagros.

Querida Marcia, Martha no te contó nada de cuando nos pinchó a Claudia y a mí?

Querida Karito: te mando por fax los resultados de tus estudios. Tal como sospechaba, las hormonas tiroideas están un poquito altas. No es nada grave pero si consultás a un enodcrinólogo allá y lo resolvés, te vas a sentir mucho mejor.
Además, contanos sobre Damián (además de tu punto de vista de la visita a mi consultorio), porque cada vez que me lo cruzo en la clínica me pregunta por vos.

karito -

Que buen fin de semana para Moni y para ti, que rico que lo disfrutaron mucho los dos

Carlónimo -

Querida Karito, es que lloraste tan poquito y tan suavecito que no supe si estabas sufriendo o disfrutando. De todas maneras, perdona la omisión.

Les cuento acerca del pasado fin de semana.

El viernes a las 4 de la tarde recogí a Mónica en el Aeropuerto de Guadalajara y de ahí nos fuimos a su departamento en el Lago de Chapala (a 45 minutos de la ciudad). Es un bello inmueble construido con adobe, madera y ladrillo rojo, desde el cual se disfruta una espectacular vista del lago.

Después de haber manejado seis horas desde la Ciudad de México, me senté en la terraza para disfrutar la frescura y la belleza del lugar. Unos minutos después me alcanzó Moni luciendo un precioso huipil (vestido blanco de manta con bordados en vistosos colores) se veía preciosa. Destapamos unas latas de té frío y estuvimos conversando un rato. Con su estilo reposado, haciendo frecuentes pausas, me contó que se ha sentido mejor pero no deja de sentirse cansada.

Decidimos que ahí mismo le aplicaría la primera inyección, por lo que se alzó el vestido y se acostó sobre uno de los asoleaderos. Llevaba una panty blanca pequeñita, casi transparente que le replegué hasta los muslos ¡Qué deliciosa vista de sus blancas nalguitas expuestas al tibio sol vespertino! Arrodillado al lado del camastro, froté con el algodón y le inserté la aguja que se deslizó con toda suavidad. La erguida nalguita se estremeció y, mientras ella me rogaba: “despacito, mi vida, me duele un poco” la oscura sustancia iba entrando lentamente. A medio camino, puse la palma de mi mano izquierda sobre el atemorizado cachete y sentí cómo se tensaba a cada empujoncito del émbolo. Entonces la estimulé mediante caricias y besos lo cual bastó para que se relajara y terminé de inyectarla sin contratiempos.

Pero era tan sensual la escena de tenerla acostada con la aguja insertada en el culito, que iniciamos el inevitable juego erótico. Mi pene empezó a recorrer su raja trasera y terminé penetrándola por la vulva. Moni se ensimismó como le ocurre cuando está extremadamente caliente. Cuando llegué al éxtasis, oyéndola sollozar intensamente, comprobé que le había provocado varios orgasmos. Me bajé, la abracé y nos quedamos profundamente dormidos, hasta que el alboroto vespertino de las aves y la brisa cada vez más intensa, nos despertaron. Salimos a pasear y a cenar y luego nos acostamos para seguir amándonos. Fue una noche muy placentera.

El sábado temprano volví a inyectarla. Estaba desnuda acostada de lado, muy tranquila. La perforé de nuevo y casi no se quejó, creo que segía medio dormida. Al terminar me jaló, se me colgó del cuello y me hizo acostarme encima de ella. Estuvimos besándonos y acariciándonos mutuamente hasta que la penetré. Recreándome con la vista de sus finas facciones, de sus suculentos labios entreabiertos, concentrando en ella todo mi ardor y mi pensamiento, emití varias ráfagas de semen que la invadió y la hizo apretarme con todas sus fuerzas, hasta que terminó sollozando estrepitosamente.

Paseamos por el lago en una pequeña barca llevando Moni puesto un sombrero ancho de palma tan estético que, mientras remaba cerca de la proa, me extasiaba disfrutando su belleza. Estaba sentada en el travesaño de popa. Su pequeño short y la delgada blusita me prmitían disfrutar sus sensuales formas. En más de una ocasión me senté a su lado para besarla y disfrutar el romático momento.

Comimos en un restaurante emplazado al borde del lago, donde saboreamos el famoso pescado blanco a las brazas: un manjar aderezado con chiltepil y buenas porciones de tomate y aguacate. En la tarde volvimos al departamento y después de aplicarle una nueva inyección estuvimos amándonos con el amplio ventanal de la habitación totalmente abierto, lo cual nos permitió gozar tanto del rumor como de la frescura del lugar. Moni me hizo gozar con su gran sensualidad. Estando acostada sobre la cama, tan solo con la panty replegada en las torneadas piernas, gemía y temblaba de placer al sentir la hiriente sustancia que la penetraba. Después nos trenzamos en un delicioso coito vaginal.

En la noche fuimos a un bar cercano, donde un grupo “rockero” formado por cuatro bellísimas tapatías armaron un buen jaleo y nos hicieron disfrutar muchísimo. Después de bailar y cenar, nos fuimos caminando por todo el muelle, donde nos besamos a la luz de una imponente luna. Llegamos a las tres de la mañana al departamento y seguimos amándonos hasta el amanecer. Ya había mucha luz en la habitación cuando tenía a Moni postrada frente a mí con el culito totalmente empinado, disfrutando la penetración rectal. No nos saciábamos, fueron horas de completa lujuria.

Después de dormir un par de horas volví a inyectarla y tuvimos nuevos espacios íntimos en la regadera. Estábamos agotados pero el baño nos reanimó bastante. Recogimos las cosas y nos fuimos a Guadalajara donde conocí a Don Esteban y a Doña Laura, los papás de Moni, muy jóvenes ellos, así como a Enrique, su hermano. Después de disfrutar una cerveza viendo el final del partido de futbol por la televisión, nos fuimos a comer a Tlaquepaque, donde amenizados por los grupos de mariachis, degustamos una excelente barbacoa, taquitos de chicharrón y nopalitos, acompañados de varios caballitos de tequila. Los papás de Moni son personas muy finas y atentas y su hermano Enrique un tipazo. Espero convivir más con ellos.

A las 6 de la tarde nos despedimos y después de llevar a Moni al aeropuerto y de besarnos por última vez, tomé el camino de regreso a México. Todo fue como un bellísimo sueño, del que me duele estar ya despierto.

Simón -

Ah! si lo de Antónimo era por eso, entonces, me anoto yo también.

Veo que nos vas a tener en ascuas sobre el encuentro con Moni hasta el lunes. Qué se le va a hacer! Que descansen

Carlónimo -

Simón, la reflexión de Antónimo me viene a mí como anillo al dedo, pues reconozco ser el que más lamentables pifias de lenguaje ha comnetido.

Anna, lamento tu segunda decisión que no puede causarme más dolor que la primera. Considera que la mejor forma de superar una situación adversa no es huir de ella. Cómo extraño a aquella maravillosa chica que me hiciera exclamar un día: “Me pareces una mujer muy inteligente, creo que no hay problema que tú no puedas resolver”.

Amigos, en este momento son en México las 8:30 de la mañana. Me retiro al descanso, que tengan un excelente fin de semana.

Simón -

Querida Karito: lo qie sucede es que Gastón estaba haciendo su trabajo y yo el mío. Como tu llegada fue de improviso no hubo forma de que acomodara mis ocupaciones para encontrarnos. Pero no va a faltar oportunidad; desde luego, estás invitada al casamiento!

karito -

Carlonimo no se como pero no vi antes tu relato y no lo habia leido !perdoname¡¡¡¡ eres un lindo y con esa ternura seguro que me dolio poquito la inyeccion aunque no contaste toda la verdad porque si llore un poquito

jaajaj

karito -

Moni te prometo mañana contarte mi visita a Gaston y todo lo que paso con Damian

saludos Simon como es que no te vi cuando estuve donde gaston???

Simón -

La verdad, querida Anna, que aunque respeto tu decisión me desilusiona un poco porque después de tanto tiempo esperaba que pudiéramos compartir más seguido. Te quiero mucho y te espero en el blog antes de la boda.

Anna -

Simón, muchas gracias por la invitación a la boda y por supuesto que estaré ahí en septiembre y estaré encantada de conocer a Silvia!

Carlónimo:

Si, gracias por el relato y efectivamente lo sentí como una invitación a seguir participando y por eso continué con el relato pero no estoy muy segura de querer seguir participando, no me lo tomeis a mal por favor pero por ahora no me apetece mucho escribir ni leer sobre el tema de las inyecciones. Quizá más adelante vuelva, por ahora continuen con vuestra tarea que es fantastica y quizá más adelante yo me vuelva a incorporar a vuestra historia o a una nueva.
Asi que sólo os puedo decir que volveré y estaré en la boda de mi querido Simón. ¡Hasta pronto chicos!

Simón -

Karito: ¿Y Damián? ¿Qué pasó?

Gastón -

Querida Karito: si lo de Colombiamoda te entusiasma, me alegro de que puedas hacerlo. No hay nada mejor en la vida que poder hacer aquello que uno ama.
En unos días van a estar los resultados; si confirman mi diagnóstico con un tratamiento va a mejorar tu estado general. Por el momento, intentá alimentarte bien. No podés vivir de pizza y dulces; el problema no es solamente el peso sino además el estado nutricional.
Por otro lado, no te hagas la distraída: Moni te pidió que cuentes la visita que me hiciste desde tu perspectiva.

karito -

Que lindo relato!!

Gracias Gaston eres estupendo espero que poquito a poquito se me quite del todo el panico a las inyecciones, se me olvido contarte en la consulta que estuve haciendo un casting para colombiamoda 2010, llevo 4 años trabajando para este evento y bueno aunque la mayoria de niñas son mucho mas altas porque asi las prefieren pero algunos diseñadores o marcas reconocidas buscan el prototipo de la mujer latina ya que sus colecciones son pensadas para ellas entonces eso me ayuda, este año me recomendaron subir un kilo y medio debo reducir el tiempo en el gym aunque creo que los examenes finales en la universidad no me ayudan ya que me lleno de estres y siempre bajo de medio a un kilo durante este tiempo.

que me recomiendas ya que gracias a ti comprobe que estoy mejor y la ulcera ya desaparecio.

los extrañe mucho estos dias, pero comprenderan que con lo del casting y los examenes finales no he tenido un minuto.

Simón -

Querido Antónimo: lamento ser yo quien te conteste primero porque puede malentenderse teniendo en cuenta que hemos tenido nuestras diferencias pero, ¿qué fue lo que sucedió en el blog que motivó la reflexión que nos acercás?.

Antonimo -

Hola Chavos ¿Cómo va la discusión acerca de las nalgas? No se amontonen para opinar que ya casi me tiran.

Simón está cada vez más radiante con su proyectado matrimonio: si ahora se pone como se pone cuando alguien mira a su novia, cómo se pondrá luego que sea su esposa. Yo mejor me voy a rodear de escoltas cada vez que entre al blog.

Bueno, ya no voy a decir nada porque después vienen las broncas. Es que tengo a la mano un interesante discurrimiento de ERICKA.KENNY@PUBLIMETRO.COM.MX titulado “El poder de las palabras” y dice algunas cosas que me pusieron a pensar. Entonces quiero compartírselas a ustedes para que no la sigan regando, bueno, nada más los piensen que la han regado. Ahora si que: “El que tenga perro, que lo amarre, el que no, pues no”

Según Ericka, decían los griegos que la palabra es divina y que los filósofos elogian el silencio (No se cómo Carlónimo dice que le gusta la filosofía si no hace más que hablar como tarabilla). Entonces te recomienda pensar en ello y cuidar los pensamientos porque, dice ella, los pensamientos se convierten en palabras y éstas marcan tu destino.

Recomienda: pensar bien antes de hablar, calmarse cuando se esté enojado o resentido y hablar sólo cuando se esté en paz. Porque ¡ojo mis chavos! una cometa se puede recoger después de echarla a volar, pero las palabras jamás se podrán recoger una vez que han salido de nuestra boca.

Una palabra amable puede suavizar las cosas, mientras que una palabra áspera puede arruinar una vida; una palabra alegre puede iluminar el día, mientras que una palabra de resentimiento puede causar odio.

Concluye la chava afirmando que: Si todas nuestras palabras son amables, los ecos que escucharemos también lo serán. Y recomienda: Cuida tus palabras, ellas tienen poder, habla de tal manera que en tu alma y en la de los demás reine la paz.

Así que, sobre todo a aquellos que reconocen tener impulsos felinos, yo les recomendaría no aventarse “como el borras” sobre el espacio de comentarios, sino más bien hacer sus borradorsitos y echarles un buen ojo crítico antes de externar lo que momentáneamente les brinca en el pecho. Recuerden que cinco minutos después, nuestra percepción del mundo podría variar.

Piénsenlo mis chavos. Ah! No he saludado a mi cuñadita. Hi, my dear! Me invitas a Chapala, pero cuando no vaya Carlónimo Ok?

Carlónimo -

Simón, en primer lugar un fuerte abrazo por haber fijado ya la fecha de tu boda. Hace un año no lo imaginabas. El estreno de la casa fue espectacular, no dudo que te hayas sentido en las extensas praderas de la pampa argentina, persiguiendo a todo galope a esa briosa y enjundiosa yegua que por fin alcanzaste y se te rindió gustosa.

Gastón, estoy muy contento de que hayas recibido a Karito en tu consultorio. Esa chica me enternece y me preocupa mucho. Nosotros entramos a este foro de inyecciones para disfrutar, mientras ella lo ocupa para desahogar ¡Cuántas situaciones se ven en el camino de la vida!

Karito preciosa, no te detengas para contarnos todo aquello que te entristezca. Somos tus amigos y estamos comprometidos en hacerte más agradable la vida. Aquí hablamos de inyecciones pero ese no es más que un pretexto, para encontrarnos y conocernos como personas.

Anna, me tomé la libertad de escribirte un breve texto para animarte a seguir participando. Gracias por tu amable respuesta, no fracasé del todo. Esperamos con impaciencia los relatos de tu experiencia con Manolo.

Marcia, no retrases tus participaciones, estás poniendo el desorden.

Moni, gracias por todo. Eres extraordinaria. See you, dear!

Gastón -

Querido Carlónimo: sos el Master of the Masters. Eso es saber tratar a una mujer! Así no hay forma de que se te resistan. ¿No pensaste en organizar un postgrado para todos los tarados como yo? Te harías rico.

Un paciente suspendió y tuve un ratito para escribir. No me salió tan bien como a vos (además de que vino a verme en plan profesional) pero creo que no lo hice tan mal, a juzgar por los resultados...

Ayer recibí una visita relámpago de Karito. Llegó a mi consultorio y se presentó ante Martha que, no teniéndola en la lista de pacientes citados para ese día, entró al consultorio a preguntarme qué hacía. Salí a encontrarme con ella y cuando la vi me llamó la atención su extrema delgadez. Le solicité que aguardara que atendiera el próximo paciente ya que luego tendría un rato libre. Se sentó pacientemente y esperó. La visita anterior fue rápida ya que sólo tenía que ver los resultados de unos análisis y en cuestión de 10 minutos la hice pasar.
No obstante la delgadez que nombré, es una hermosa muchacha. Fina y educada, comprendí lo que decía respecto de su dificultad para encontrar un hombre tierno capaz de contenerla.
De los relatos que hizo y de la observación tenía una hipótesis diagnóstica y en función de ella, en este caso, opté por no ofrecerle café ya que sería contraproducente.
Conversamos un rato y de la conversación extraje datos interesantes como que lleva a cabo mucha actividad, casi no puede detenerse, y tiene dificultades para dormir. Por otro lado, nunca se realizó la endoscopía que sugirió el doctor que la vio en aquellas vacaciones por lo que no sabemos en qué estado está su úlcera. Por otro lado, además de presentar hábitos alimentarios poco saludables (cosa que ya había percibido Moni), el problema mayor es que no tiene apetito.
La invité a quitarse la ropa en el toilet, manteniendo, como siempre, la ropa interior.
La hice acostar en la camilla y me mantuve hablándole suavemente para que fuera relajándose. Ella sabía que había venido voluntariamente por su temor a las inyecciones y suponía que a la brevedad iba a inyectarla. Estaba tensa y recelosa.
Le pedí que cerrara los ojos pero era más fuerte que ella. Aún no confiaba en mí y no podía evitar abrirlos para ver qué sucedía.
La encontré taquicárdica y con la tensión arterial ligeramente alta. Podría haberse pensado que tendría que ver con su nerviosismo. Sin embargo, clínicamente eran datos que acentuaban mi diagnóstico.
Dediqué un buen rato a palpar exhaustivamente su cuello. Luego la ausculté, tanto por delante como en la espalda. Viendo que no sucedía nada que incentivara su temor, progresivamente fue relajándose.
Volvió a tensarse sólo un poco cuando le solicité que se colocara boca abajo para tomarle la temperatura.
“Ay, Gastón! Es necesario?”
“Sí, bonita. No te avergüences. Lo hago todo el tiempo. Vas a ver que no es nada.”
A regañadientes siguió mis indicaciones y permaneció muy quieta, nerviosa pero sin mostrar indicadores de exasperarse. Le bajé la bombacha y separándole las nalgas introduje delicadamente el termómetro en su ano. “tres minutitos. Aprovechá a descansar.”
En realidad el termómetro era sólo una distracción. Mientras ella se estaba desvistiendo preparé una jeringa con una solución inyectable completamente indolora, y se la aplicaría mientras estaba distraída con el tema de la temperatura.
Rompí algunas reglas, como por ejemplo, no desinfectarle el cachete. Pero si lo hacía la pondría sobre aviso. Introduje la aguja con firmeza; me alegré de haber elegido una fina y no excesivamente larga porque sus nalgas son pequeñas. Luego inoculé el líquido. Sólo al final evidentemente experimentó alguna molestia porque intentó llevarse la mano a la cola.
Se lo impedí y le pregunté Qué pasa, Karito?”
“No sé, creo que me picó algo. Un mosquito…, no sé”
Sonreí. Misión cumplida. Le saqué el termómetro y luego de subirle la ropa, me paré delante de su cara sosteniendo la jeringa en la mano.
“Ay! No! Por favor, no, Gastón! Me arrepentí. No quiero que me pinches” gritaba y estaba al borde ponerse como nos ha relatado.
“Shhhh! Tranquila. Ya te pinché”
Ella seguía gritando.
La ayudé a levantarse y la abracé. “Calmate, pichona. No me estás escuchando.”
Tardé unos minutos en que se calmara y cuando lo logré le mostré la jeringa vacía.
“Te dije que ya te pinché. Y no te diste cuenta. ¿Ves que es una cuestión de actitud?”
“Eh? Cómo que me pinchaste?”
“Sí. Cuando tenías el termómetro en la cola y estabas distraída. Ya está la primera inyección sin escándalo. Te felicito!”
Me abrazó fuerte y me agradeció. “Igual, no te puedo asegurar que no vaya a llorar la próxima vez que me tengan que poner una inyección”
“La próxima vez que te tengan que poner una inyección, vas a pensar en mí y en la inyección de hoy y listo. Vestite y conversamos de tu examen”
Mientras ella se volvía a vestir yo escribí varias órdenes de estudios.
“Karito, alguna vez te hicieron un dosaje de hormonas tiroideas?”
“No, que yo me acuerde, no”
“Te vas a hacer uno. Porque creo que todo lo que te pasa, la taquicardia, la tensión arterial alta, la hiperactividad, la falta de apetito y los problemas para dormir, se deben a un hipertiroidismo. ¿Tenés miedo de que te saquen sangre?”
“Un poquito…”
“Le voy a decir a mi enfermera que te saque; es una campeona. Los resultados tardan unos cuantos días; cuando los tenga te los mando por fax y dependiendo de cómo estén ves un endocrinólogo allá”
“Me parece bien”
“Además, mientras te cambiabas hablé con el gastroenterólogo que atiende acá. A las dos de la tarde te hacemos la endoscopía”
“No!. Ni loca. Nunca me la hice y ni pienso!” ya estaba gritando aterrada otra vez.
“Ya estás acá, Karito. Yo voy a estar con vos. Si lo que tenés miedo es a la anestesia, es en el brazo y te la puedo poner yo. Aunque, entre nosotros, según lo que dicen todas las enfermeras, el médico anestesista está buenísimo.”
Intentó una sonrisa que le salió forzada y poco convincente. Retorcía un pañuelo en las manos, cada vez estaba más nerviosa pero parecía estar logrando controlarse.
“Andá a pasear hasta la una y no comas ni tomes nada. Yo me ocupo de todo”
La acompañé hasta la puerta y abrazándola le dije “No te preocupes, va a estar todo bien. Vamos a terminar antes de que te des cuenta”
Llamé a Martha y le dije que le tomara una muestra de sangre pero la acompañé previendo que la cosa se pusiera difícil.
La hice sentar y extender el brazo derecho. Cuando Martha se acercó con la jeringa, instintivamente intentó retirar el brazo pero yo se lo sostuve. Martha inmediatamente se dio cuenta de a qué nos enfrentábamos y en un segundo y medio había hecho su trabajo. Karito sonrió orgullosa de sí misma y yo le di un apretón en el hombro indicándole lo orgulloso que me sentía yo.
La acompañé hasta la calle y le dije que la esperaba a las 13 para prepararla. Salió muy oronda con la cola y el brazo pinchados y como si nada hubiera pasado.
……
A las 12.55 empecé a preguntarme si decirle que se fuera a dar una vuelta había sido una buena idea. Volvería?.
A las 13.05 mi duda fue resuelta cuando la vi preguntar por mí a la recepcionista. Me acerqué a ella y tomándola por los hombros la conduje al tercer piso, donde están los quirófanos que se utilizan para las prácticas ambulatorias.
Entramos en los vestidores y se la presenté a la enfermera que la llevó a un privado para que se desvistiera y se pusiera una bata. Mientras tanto yo me cambié, me puse un atuendo de quirófano y la esperé adentro. Cuando entró vi que temblaba como una hoja y me apresuré a buscarla y conducirla abrazada hasta la camilla donde Damián, el anestesista, ya tenía todo preparado.
“Damián, ella es mi amiga Karo. Y está un poquito nerviosa, sabés?”
Damián sacó a relucir su mejor sonrisa, esa por la que todas las enfermeras matarían, y le dijo: “No te preocupes; el malo es él (señalando al Dr. Torre, el gastroenterólogo, que lo miró y le hizo en broma un gesto amenazante), yo soy el que te lleva al país de los sueños”
Y Karo no pudo decir ni una palabra; tampoco pudo sacarle la mirada de los ojos. Damián la ayudó a acostarse y terminó la maniobra con una caricia en la mejilla. No sé qué es lo que pasó ahí, pero de golpe sentí que ya no hacía falta mi presencia. Él le hablaba tan bajo y tan cerca que casi no podía escuchar las indicaciones que le daba. Lo cierto es que ella extendió el brazo sonriendo y él le puso la vía endovenosa sin que ella emitiera ni un sonido. Se inició el goteo y dos segundos después Karo flotaba en una nube mientras el Dr. Torre la ubicaba en la posición adecuada y comenzaba el procedimiento. Pasamos los siguientes diez minutos analizando las imágenes y concluimos que de la úlcera sólo quedaban algunas cicatrices por lo que el tratamiento indicado se limitaría a un protector gástrico del tipo de la ranitidina o el omeprazol.
Torre dio por terminado el procedimiento y se detuvo el goteo. Cuando me acerqué para que Karo viera al despertar una cara conocida, Damián me corrió de un empujón y me dijo “Ya podés ir, Gastón. Yo me quedo hasta que se recupere”
Con una declaración de desesperación tan notoria, no había duda de lo que tenía que hacer. Antes de salir le dije “Cuando se recupere (subrayando irónicamente las palabras) decile que la espero en el consultorio”
Al rato (largo, muy largo) Martha me anunció que Karo estaba esperándome. La hice pasar.
“cómo estás?”
“fantástico, Gastón! Gracias, no sé qué decir…”
Le conté rápidamente las buenas noticias y luego de darme un abrazo me dijo que tenía que irse porque Damián, que ya terminaba su turno, la iba a llevar a comer algo porque no podía seguir en ayunas después de la endoscopía…
Yo cumplí con mi parte pero, ¿qué habrá pasado después?

Carlónimo -

En intimidad… sí, mi preciosa Moni, esa es la clave. Lo digo pensando en Karito, esa deliciosa niña, tanto en cuerpo como en alma, que espera ver cumplida la promesa de que el novio le compre un nintendo ¿comprendes?

Después de tres pinchazos, sacudida, jaloneada, insultada, denigrada, golpeada, tumbada en la cama con el culito totalmente descubierto, la panty replegada hasta las corvas. Aún boca abajo, gime, tiembla, solloza, se estremece, llora en amargo silencio.

No es justo, pudiendo las cosas haber ocurrido de otra manera. Imagina, sólo imagina, te lo ruego. Una hermosa tarde de cine con ella: los boletos, las palomitas, la soda, entrando juntos a la sala, jugueteando a darle o no darle una rosquilla en la boca, a embadurnarle el helado en la nariz y en los mofletes. Su risa muy tierna, el encanto de su mirada ¿La película? Emocionante, con algo de amor y también de misterio, ligera, sólo como marco de convivencia.

Luego al café, con una flor muy linda comprada y puesta en su soilapa, dejándola que se explaye, que te cuente lo que ha vivido, lo que siente, lo mucho que disfruta contigo. Le compras un CD de su cantante favorito, llegando a la casa lo ponen y se sientan participativamente a escucharlo.

Le dices que la amas, que quieres conservarla. La besas, la mimas y la acaricias en sus mejillas, en sus piernas y en sus encantadoras nalguitas. Le haces ver que las tiene deliciosas, que te alteran, te provocan y que muy especialmente te gustaría pincharlas, pero tú mismo, con una jeringuita pequeña, suavecita, muy sabrocita.

Ella se inquieta pero va entrando poco a poco en tu dinámica. La envuelves en un contexto de índole paternal, pleno de ternura, de encanto, de un erotismo excitante ¿Te imaginas ponerla suavemente sobre tus piernas y jugar a palmearle, acariciarle y besarle las nalguitas? Con tu dedo finges una hipodérmica que le da un piquetito en el cachete derecho ¡ping! luego en el izquierdo ¡pang! y en ambos al mismo tiempo, mientras ríen, juegan, se solazan del emocionante encuentro, hasta que ella misma te dice: Bueno, si tú me la pones, me dejo, pero chiquita y suavecita ¿vale?

Por supuesto mi vida, quédate como estás, no veas nada, no pienses más que en lo mucho que yo te quiero, en que me encantas, me fascinas y quiero que estés sanita, muy contenta. Alternando mis dedos que simulan múltiples pinchazos en su colita, entrevero el suave piquete que le hace decir: ¡Ay, no, ahora sí me la clavaste! Y entonces respondes con un: “Erase que era… una niña muy linda y muy valiente que quería mucho, pero mucho a su papi y deseaba tenerlo muy contento. Por eso, cuando era necesario le dejaba que la inyectara…”

Viendo cómo la recia sustancia ingresa poco a poco en la mullida nalguita, le dices que: “por eso, a la niña le acompañaban siempre los pajaritos, las flores y las estrellas del cielo. Que la jeringa no es más que una gran estrella llena de luz y de agradables notas musicales que siempre acompañan a las niñas buenas”.

Y terminas con la extracción de la jeringa, un nutrido aplauso y muchos besitos en la pompi pinchada. Ella da la vuelta y riendo, te abraza, te besa y te dice que la puedes inyectar cuantas veces te plazca.

Gastón -

Querida Anna: Gracias por lo que decís; soy tierno a apasionado después de entrar al blog porque antes, mi amigo Simón me describía como aburrido y acartonado. Pobre Claudia!

Querida Moni: me alegra que te haya gustado el relato. Pero será posible que no dejen mi pobre culo en paz? Por qué también pedir que me lo pinche Martha? Aunque está bien, dejémosle a Marcia el relato de lo que le cuente Martha y veremos qué pasó.

En cuanto a la visita de Karito (Sí, usé el apócope del mininutivo, qué lío!) todavía no pude terminar de escribirlo porque fue un día en el que pasaron muchas cosas, pero ni bien lo termine lo subo y me encantaría que ella misma diera su visión del asunto.
Respecto a tu medicación, sí, preciosa, esperalo a Carlónimo y disfrutalo mucho. Pero por favor, cuenten.

Querido Simón: Qué estreno! Te felicito.
En cuanto a la "cría" que queremos tener, veré de apuntar hacia el lado correcto; imaginate a Silvia poniéndole vestidos y moñitos a un varón!
Entre paréntesis te cuento que supe, medio por accidente, que Claudia acompañó a Silvia a ver vestidos para el casorio.

Simón -

Querida Anna: sí estamos muy felices por el casamiento; es como la frutilla de la torta. En cuanto a viajar, no se dónde irás para despejarte pero en septiemre estarás aquí para la boda, no es cierto? Silvia te va a adorar, siempre te lo he dicho.

Queridos todos: va el estreno de la casa.

El domingo fuimos a la casa que compramos para tomar las últimas medidas antes de que empezaran las obras.
Fue un día precioso, con casi 30 grados de temperatura (en otoño!, el tiempo está loco!), que terminó con una terrible tormenta de granizo que nos valió agregar a la lista de arreglos unas cuantas tejas y varios vidrios del jardín de invierno.
Estábamos felices y juguetones preparando nuestra boda y nuestro lugar para anidar.
Cerca de las 3 de la tarde Silvia me trajo un café y sentándose sobre mi falda me dijo:
“La cola ya no me duele.”
“Ajᅔ
“Y te hice una promesa”
“Ajᅔ
“Que cuando se me pasara el dolor de cola me ibas a poner una vitaminita”
“Ajᅔ
“Bueno. Vamos a casa y me la ponés”
“Sil, te vas a tener que acostumbrar a que esta es nuestras casa”
Me abrazó “sí! Tenés razón!.”
“Y no hace falta ir a ningún lado. Esperame”
Fui hasta la camioneta y saqué de la guantera una bolsita en la que había preparado todo lo necesario.
“Prepará la colita porque papi trajo todo para pincharte!”
“Oh! Hombre prevenido vale por dos. Pero me vas a pinchar si me agarrás”
“Eh?”
“Sí. Agarrame” y empezó a correr por toda la casa. Subía por una escalera y bajaba por la otra, me volvió loco. Finalmente cayó en su propia trampa. Subió hasta el altillo y quedó atrapada sin salida. La arrinconé con la jeringa en la mano y me dijo “Me rindo! Me rindo!”
Como no hay lugar para acostarse me senté sobre un cajón y la coloqué sobre mis rodillas. Le bajé la ropa mientras pataleaba aunque se dejó pinchar sin resistencia. Mientras el líquido espeso entraba en su hermoso glúteo emitió dos o tres AY!. Cuando terminé le masajeé con ternura el cachetito dolorido y ella se levantó y se sentó a horcajadas sobre mis piernas y me besó.
“Cogeme, mi amor!”
“Acá, no. Vení, tengo calor”
Y tomándola de la mano la arrastré por la escalera y hasta el jardín trasero. Sin decir nada me empecé a desvestir mientras ella me miraba sin hacer nada hasta que entendió que lo que iba a hacer era meterme en la piscina. Se desvistió ella también y se zambulló atrás mío.
Nos abrazamos en el fondo y nadamos algunas brazadas hasta llegar a la parte baja. Ahí la penetré y cogimos genial. Creo que hacerlo en la pileta se nos puede hacer costumbre. Cuando terminamos ella se sentó en el borde y no lo pude evitar; su sexo quedaba justo a la altura de mi cara y me puse diligentemente a hacerle un oral que, a juzgar por su reacción, debe haber estado muy bien hecho.
A pesar de las obras, si todo sale como esperamos, el fin de semana que viene nos instalamos en la casa. Total, ya la estrenamos!

Mónica -

También a mí me gustó tu relato Gastón y estaré atenta a la inyección que Martha le ponga a Claudia. Pero lo justo es que los inyecte a ambos en la misma sesión. Y también, una pregunta ¿Karo es Karito? Si es así me encantaría que los dos relataran la visita.

Gracias por tus atenciones Anna, me da gusto saber que estás bien y con muchos planes. Tu retorno le da mayor alegría al blog, que como puedes ver se ha fortalecido. Por supuesto me encantaría tener un bebé de Carlónimo, pero pasado el susto que ocasionó mi precipitación, haremos las cosas debidamente. Espero que nos cuentes tus experiencias con el tratamiento.

Mi Carlónimo, hoy me toca inyección pero no quiero acudir al hospital. Preferiría que Gastón me autorice aplicarme dos diarias el fin de semana. Me da pena proponérselo ¿Crees que acepte? Así me las aplicas tú en intimidad.

Anna -

Querido Gastón:

Me encantan tus comentarios porque son muy profesionales, te imagino muy serio pensando qué es lo mejor para cada uno. Pero también me gusta tu relación con Claudia, en ese caso no eres serio, sino tierno y apasionado. Me gusta cómo se quieren.

No me has podido dar un mejor pretexto para ir a buscar a Manolo, aunque claro valoro mucho tu consejo profesional y te lo agradezco, así que ire y le consultaré si es necesario el tratamiento y luego os cuento lo que me ha dicho.

Anna -

Querido Simón:

¡Qué gusto saber que te casas! Silvia estará feliz y no es para menos.
Te cuento que sigo viviendo en Madrid, me dedico al trabajo casi todo el tiempo, aunque algunas veces salgo a dar una vueltina por aquí y por allá. Estoy planeando un viaje, necesito despejarme un poco de tanto trabajo, pero aun no se a dónde ire.

Querido Carlónimo:

Gracias por el relato, me ha gustado mucho. Sigo pensando que tienes muy buena pluma para los relatos. Mi enhorabuena por tu relación con Moni, es una buena chica y aunque la distancia os separe, siempre trateis de estar juntos y vereis que sereis muy felices.

Querida Moni:

Gracias por escribirme, te felicito por tus relatos, te has hecho muy buena para escribir asi que ya tienes un punto más en común con Carlónimo. Y también te doy mi enhorabuena por tu relación con Carlónimo, nada me daría más gusto que quedaras embarazada de él, ¿te imaginas? un nene que se parezca a él, creo que serías la mujer más feliz del mundo, pero bueno no hay que aventurarnos todavía, pero si se deciden no tarden en contarnos, ¿vale?

Gastón -

Estimada Anna: disculpá que opine pero en tu situación vería a Manolo en su consultorio para que te de su opinión sobre la necesidad de las inyecciones de penicilina. Si su criterio profesional es que es el tratamiento indicado, quizá pueda aplicártelas y si no, más vale que no te las apliques.

Anna -

Ese día me sentía fatal, el médico me había mandado penicilina durante siete días y no tuve más remedio que acudir a una farmacia a buscar alguien que me inyectara.
El chico que me inyecto era muy majo, tenía salero, me preguntó si me asustaban las inyecciones a lo que respondí que no, pero yo no dejaba de pensar en que pronto me inyectaría ese chico tan simpático.
La verdad es que inyectaba muy bien y todavía me faltan seis inyecciones más, pero todavía no se si volver a que me inyecte él o buscar a Manolo, un médico que recien conocí un día que salí con mis amigas a tomar un chato y unas tapas.

Me gusta Manolo, es tan varonil, tan apuesto, vamos... que también tiene salero. A veces me apetece decirle que necesito que me revise y presentarme en su consultorio....

Simón -

Querido Carlónimo: tanto discutir el relato de la inyección de Moni, me olvidé de rendirle honores al de Anna. Supremo! Tal vez con una inyección no sea suficiente para curar una gripe...

Simón -

Querido Carlónimo: no viene al caso cómo se lo que es, pero no me pongo como jarrito de Guadalajara. Sólo me pareció que no habías entendido bien mi comentario y te había molestado. Si me preocupa que algo que digo te moleste es justamente porque, igual que vos, te quiero mucho.

Gastón, me alegro de que hayas atesorado la experiencia para estar tan bien con Claudia y respecto de la decisión de tener el tercer bebé, casi no puedo imaginar mejores padres para un crío. Si es cría, mejor; Silvia adora a los chicos pero le gustaría comprar vestidos y moñitos.

Gastón -

Querido Carlónimo: son dos cosas diferentes. Una es sobre mí respecto de ella y la otra es sobre ella respecto de mí. Me encanta que la admiren, aunque no se si llegaría a algo tan franco como tu relato. Pero también me gusta que ella sea un poquito celosa de mí. Supongo que es porque lo de ella no es exagerado; si tuviera una esposa que a cada paso viera un peligro, me molestaría.

De paso te cuento que ayer tuve una visita relámpago de Karo en mi consultorio. Voy a tratar de hacerme un tiempo para contarles.

Carlónimo -

¡Vaya forma ofensiva de hablar, la mía! Queridísimo Simón, no nos conocimos ayer, ya tenemos bastante tiempo de tratarnos. Por eso me extraña verte como “jarrito de Guadalajara”. Que mi preciosa Mónica te diga lo que eso significa. Tú ya sabes lo mucho que te quiero, mi buen gaucho.

Muy buen relato, Gastón, es sensual la escena y el corte que le dio el llanto del niño le imprimió un buen juego adicional. Veo que ya se acoplaron y compruebo también el empuje de Claudia ¿En verdad no te excita saber que es muy bella y que tiene admiradores? ¿te excitan más las escenas de celos?

Gastón -

Cuando ya estábamos por acostarnos Claudia me dijo:
“No te parece que si pensamos en embarazarnos otra vez debería estar en perfecto estado de salud? A lo mejor necesitaría unas vitaminas…”
“Te parece?” le pregunté sonriendo.
“Y… no sé. El médico sos vos…”
“Te vas a aguantar los pinchacitos en la cola?”
“si vos lo recomendás, claro!”
“Ok. Me voy a dar una ducha porque estuve revolcándome en el piso con los chicos y estoy hecho un asco. Mientras tanto, prepará dos jeringas”
“Ay, Gastón! Dos, no, por favor!”
Me acerqué a ella y le dije al oído: “La otra es para mí”
Pegó un grito enloquecido y me abrazó “Serías capaz?”
“Solamente por vos lo hago, eh?”
Y mientras yo iba al baño la vi ponerse a preparar todo. En 10 minutos estaba fuera del baño y al entrar al dormitorio la vi como Dios la trajo al mundo, preparada para el pinchazo.
“Cielo, estas vitaminas son nuevas. Me las trajo hoy un visitador, así que primero me ponés la mía que quiero ver cuánto duelen antes de pincharte”
“Siempre tan caballero…”
Me acomodé boca abajo y después de que me había desinfectado, cuando estaba justo por clavarme la aguja, escuchamos al nene más chico que lloraba y llamaba a la madre. Se puso la bata y salió disparada a la habitación de los chicos a ver qué pasaba. Lentamente me levanté y poniéndome también la bata la seguí. Cuando entré la encontré sentada en la cama abrazando a Facundo, que lloraba desconsoladamente porque había visto (léase soñado) un monstruo.
“No te preocupes, mi vida” le decía Claudia “Acá está Superpapi que va a ahuyentar todos los monstruos”
Y me encontré haciendo la actuación de revisar debajo de la cama, adentro del placard, en el cajón de la mesa de luz…
Diez minutos después se había dormido y Claudia regresó al dormitorio mientras yo bajaba a tomar un vaso de agua temiendo que el episodio hubiera deserotizado la situación. Cuando subí la vi vestida con un ambo mío que no uso desde hace años (ustedes saben que en el consultorio no uso guardapolvo porque sostengo que hay pacientes que se intimidan) y la jeringa en la mano con la aguja apuntando al techo.
“Querido, no se le puede hacer perder tiempo a la enfermera Claudia. Rapidito boca abajo con la colita floja”
“Enfermera…” Le dije siguiendo el juego y calentándome casi instantáneamente “estoy un poco nervioso… no sé si me voy a poder relajar…”
“Más te vale, porque ya sabés cuál es el método que la enfermera Claudia usa para aflojar colas. Vamos!”
Me acosté sabiendo lo que venía. Rápidamente descargó una nalgada en cada cachete.
“AY! Por qué me pega en los dos lados?”
“Porque todavía no decidí en cuál te la voy a poner. Vamos, relajado, o querés otra palmadita?”
“No, no! Deme un segundo…”
Casi sin solución de continuidad sentí la aguja clavándose profundamente y cómo empezaba a entrar el engendro del diablo que me había traído el visitador médico.
“Mmmm!” me salió inevitablemente cuando el ardor de la sustancia me invadió.
Ella seguía haciendo entrar el líquido sin hacer comentarios. Cuando finalizó, me dio un breve masaje y preguntó “Y?”
“y… es brava. Prepará el culito porque la vas a sentir” Se llevó las manos a los glúteos y el gesto me enloqueció. La abracé y la besé con pasión.
Luego la acomodé boca abajo y comencé a besarle los cachetes pasando tenuemente entre ellos. Ella se movía complacida y ronroneaba sugerentemente.
“Es la hora, preciosa. Relajate”
Desinfecté el cachetito de Claudia, que se estremeció sabiendo qué venía después. Clavé la aguja en el lugar apropiado que se sentía firme y mullido a la vez. Frunció el culo instintivamente y le dije que se aflojara mientras le daba más besos. Cuando empecé a hacer entrar el medicamento comenzó a quejarse “Ay! Gastón, como duele!”
Continué mi trabajo en silencio mientras el pene se me paraba cada vez más. No sabía ni siquiera si iba a aguantar hasta terminar de inyectarla para penetrarla. Las últimas gotas las apuré un poco, lo que seguramente le produjo más molestia porque acentuó las quejas.
Así como estaba la penetré hasta lo más profundo de su vagina. Ella se acomodó al movimiento y las quejas se transformaron en gemidos. El orgasmo de ambos fue suave, dulce.
Permanecimos abrazados largo tiempo y se me ocurrió una idea.
“Clau, te gustaría que la que viene te la ponga Martha?”
La vi transformarse. Me agarró una tetilla y empezó a retorcerla provocándome una incomodidad que no pude disimular.
“De esa, ni me hables!”
“Claudia, qué te pasa?”
“Acaso vos no sabés que las enfermeras siempre se enamoran del médico?!”
Ja Ja Ja!. Me estaba haciendo una escena de celos!. Y tanto más graciosa me resultaba tratándose de Martha. Aunque confieso que ese arranque de “sos mío y nada más que mío” me llenó el ego. (Querido Carlónimo: cada uno es cada uno, viste?; a vos te llena que la miren y a mí me llena que ella no quiera que me miren)
“Hermosa, Martha es lesbiana. Está en pareja con una paciente mía”
La pobre se puso colorada como un tomate. Intentó una respuesta y sólo le salían balbuceos.
“Y? Querés que te pinche ella o no? Yo superviso, desde luego; no me lo perdería por nada del mundo”
“bueno, está bien” Y así quedamos. En tres días la voy a hacer ir a la clínica y le voy a pedir a Martha que le aplique la vitamina.

Querida Marcia: cuando Martha te cuente el episodio (porque no dudo de que lo hará), por favor, contanos el hecho.

Simón -

Querido Carlónimo: siento con el tono de tu respuesta como si te ofendiera con lo que desde mi punto de vista es un elogio. Entiendo que es la realidad pero uno puede tomarla de diferentes maneras; la forma en que la tomás vos me resulta admirable.

Carlónimo -

La preciosa guerita.

Frecuentemente la veía pasar frente a la farmacia, sabía que trabajaba cerca de aquí. Ocasionalmente entraba y pedía algún analgésico, un jabón, cualquier cosa. No es clienta regular sino ocasional. Pero hace unos días me sorprendió verla entrar y preguntarme si le podían aplicar una inyección ¡Qué emocionante! Estuve al borde del desmayo tan sólo de imaginarla con el culito al aire.

Es una guerita de ojos castaños, muy bien formada, que al caminar despliega un erótico bamboleo que te quita el habla. Yo no sabía qué contestarle, me parecía un serio atrevimiento decirle que yo la podía inyectar, de manera que formulé mi respuesta utilizando una figura del todo impersonal: “sí señorita, aquí se le puede inyectar”.

Ella titubeo por un instante: “Bueno…” y volteando a todas partes como inquiriendo: “quién me la va a poner”, permaneció finalmente callada, pero veía hacia atrás del mostrador como buscando otra persona, pienso que tal vez a una dama.

Abrió muy grandes los ojos cuando le informé que de ese establecimiento yo era el responsable, el vendedor, el paramédico, el chícharo y todo. Ella tuvo el impulso de darme las gracias y retirarse pero, tal vez se sentía muy mal pues se veía muy agripada, así que prefirió sobrellevar la situación y decirme: “de acuerdo, aplíquemela”, así que la hice pasar a la trastienda donde tengo un pequeño cuartito cerrado, con un diván, una silla y una breve vitrina.

Me entregó la medicina y empecé a preparar la jeringa mientras la chica me miraba con rostro inexpresivo. Por decir algo, le pregunté si le asustaban las inyecciones, pero ella me evadió concretándose a decir “no, en absoluto” y me dio la espalda llevándose las manos a la cintura para prepararse. Vestía un pantalón formal de color gris oxford ajustado y blusa verde oscura tejida, algo escotada. Huelga decir que se veía deliciosa. Se bajó ligeramente el pantalón dejando ver una panty de color rosa pálido pequeñita. Volteó a verme y después de mostrarle que la jeringa ya estaba lista, hizo descender su panty hasta medio culito procediéndo a acostarse con todo cuidado tratando de no descubrir sus encantadoras intimidades más de lo debido.

La sola vista parcial de sus blancas y tersas nalguitas me tenía enloquecido de calentura. Presioné por turnos con la yema de mi dedo índice la región inyectable de los dos glúteos y opté por el lado derecho ya que lo sentí más relajado que el otro. La chica no se inmutó, tan sólo cerró sus preciosos ojitos, apretó los puños y emitió un suave lamento al sentir que la aguja rasgaba su carne. Luego prmaneció algo tensa, con el culito ligeramente apretado, respirando agitadamente, hasta que le indiqué que habíamos terminado. Inicié el masajito de rigor pero ella se incorporó súbitamente. Es una mujer resuelta, algo impulsiva. Se vistió rápidamente y se retiró con un lacónico: “gracias”.

La he visto pasar otras dos veces después de la inyección. Está preciosa y cada día me gusta más. Hace unos días descubrí que se llama Anna y que trabaja en Bailén, muy cerca de la Almudena.

Moni, mi amor, por supuesto que nos vemos el viernes en Chapala. Te amo.

Querido Simón, no se trata de temple de acero, sino de simple realismo. Desconocer las cosas no las hace desaparecer. No tengo el instinto del avestruz.

Simón -

Querida Moni: creo que lo de Carlónimo es una virtud enorme y por eso la resalto y digo que me gustaría tener la décima parte de la disposición que tiene él.

Lo difícil de lograr tal actitud también me lleva a desearle a Karito que pueda encontrar alguien que la merezca.

Mónica -

Mi Carlónimo, me encantó tu relato y la perspectiva de 360 grados que aplicas. Una visión no exclusivista que me hace sentir aún más amada y admirada. No olvides que el viernes estaremos en Guadalajara.

Sí Marcia, en efecto, tú descubriste las intenciones de Julie. No me afecta lo que ella sienta, pero sí el hecho de que me lastime. Carlónimo ya respondió a tu solicitud y a tu pregunta: así es, me solacé “pensando en la enorme pasión que mi cuerpo había despertado”.

Querido Simón, Carlónimo es un hombre multifacético, fascinante. Nunca lo podrás encerrar en una definición.

Saludos a todos.

Simón -

Querido Carlónimo: realmente admiro tu temple de acero. Casi no puedo ni imaginar cómo podría relatar tan frescamente la pasión de otro hombre por mi mujer. Ya sé que te encanta que la admiren y todo eso pero imaginarlo así, tan campante, no se si podría.
Justamente te felicito por lograrlo.

karito -

Que Buen relato como los extrañe durante el fin de semana

Carlónimo -

La inyeccioncita

Me estremezco tan sólo de pensarlo. Esa deliciosa chica: espigada, de porte elegante, con tan inquietantes formas, ataviada de blanco con un vestido muy corto, vaporoso, en cuya superficie se marcan sensuales curvas.

Pasa del módulo de información al área de consultorios y toma asiento en la sala de espera donde se sienta y empieza a hojear una revista. Luego se pone de pie y camina hacia el consultorio, donde le espera un apuesto enfermero para inyectarla.

El muchacho, de unos 24 años, es profesional pero no insensible, así que se recrea con la paciente admirando su gracioso andar, su atractiva seriedad y su carita de rasgos finos, muy sonriente. Ella, a su vez, se inquieta un poco al ver que la atiende un apuesto joven, pero se deja querer, no es mojigata, le gusta como a toda mujer, ser admirada.

Se comporta con mucha naturalidad ofreciendo muy buenas concesiones al joven, quien se sorprende al ver cómo ella se alza el vestido con toda naturalidad, repliega generosamente su panty y le ruega: “Oh, please, try not to hurt me, I feel much pain in my buttocks”. Las evidencias del castigo recibido impresionan: la joven ostenta varias marcas de piquetes anteriores y moretones en ambos glúteos. El joven la tranquiliza: “Don’t worry please, I’ll be careful. I´m going to apply anhestetic ointment”

Viendo cómo aquel delicioso culito se estremece al sutil contacto de los dedos, el joven aplica una generosa cantidad de ungüento en el lado izquierdo. Moni emite suaves lamentos y sus piernas, con la pequeñísima panty alojada en ellas, se sacuden menudamente. El le dice: “Let´s wait a few minutes please” y se sienta al lado del camastro recreándose con la inquietante belleza de la paciente, cuyos frondosos cachetes registran esporádicas oscilaciones producto del candente temperamento de ella.

Aprovechando su inmejorable posición, el enfermero disfruta la vista del inquietante botoncito rectal y de una partecita de los labios vulvares que ella no alcanza a esconder a pesar de tener el compáz de sus piernas escrupulosamente cerrado. Por un instante Fred, ese es su nombre, imagina su propio falo hurgando aquellas maravillosas intimidades.

Lo aprecia separar los suaves cachetes de la joven, puntear el esfinter anal y hacerlo que se extienda angustiosamente al máximo, hasta abrazar completo el pene y permitir la implacable fricción del coito. Se estremece, siente cómo la sangre le hierve y las terminaciones nerviosas de todo su cuerpo se encrespan.

¡Estando en plena eyaculación! Fred salta y vuelve súbitamente a la realidad al sentir la suave manita de Moni que le palpaba la rodilla diciéndole: “Oh please! The anhestetic took effect, I´m ready, give me the injection”.

Tras un súbito brinco, nervioso, tembloroso, ruborizado, se conmueve de ver la dulce sonrisa de Moni. Sin decir más, frota la elástica nalguita y le clava con firmeza la aguja, viendo cómo la densa sustancia penetra suavemente, lentamente, hasta dejar vacío el recipiente.

Moni no sufre dolor alguno. Sensualmente acostada, con el culito muy bien parado, mientras recibe la recia sustancia, chisguete por chisguete, se solaza pensando en la enorme pasión que su cuerpo ha despertado.

Simón -

Gastón, hermano, era hora de que le dieras el gusto a Claudia. Es buena pinchando a pesar de que con tu cola se divirtió un rato. Ja Ja Ja!

En estos días les voy a contar cómo estrenamos la casa nueva con Silvia.

Gastón -

Querida Marcia: no me puso de las tuyas porque recordá que no lee el blog y de esas no sabe nada. De las de Moni y Carlónimo se enteró por ellos mismos cuando salimos juntos en su visita a Buenos Aires.

Marcia -

hola atodos que bueno tener un miembro mas en este blog...he estado muy ocuoada y es por eso que no pude darte la bienvenida Karito! Muy buenos tus relatos y vamos continua con ellos que no aburren a nadie, y cuentanos alguna otra experiencia con algun otro tratamiento,siempre haces el mismo escandalo, que gracioso, para los que miran como me gustaria hacerlo a mi, no para vos que las sufris, pero bueno si viene alguna que otra inyeccion mas sigue los consejos de Gaston y relaja esa cola...
Por otra parte es verdad Gaston jaja tienes tus merecidas inyecciones en culo propio y eso que le faltaron las que me recetaste a mi, que asi las sufri.
Bueno les cuento que con Martha todo ok pero esta muy ocupada con guardias y no ha tenido tiempo en enseñarme pero de esta semana no pasa.
Monica viste yo fui la primera en sospechar de Julio que esa amiga queria algo mas de vos, pero bueno mejor si ya te estas inyectandote en otro lado cuentanos esa experiencia de ir a una clinica te excito? enfermero o enfermera?
saludos a todos

Gastón -

Querida Moni: No, al psicólogo, no; al psiquiatra. No te asustes, es el profesional que corresponde en tu caso ya que puede tratar los aspectos psicológicos que te llevaron a casi llegar a un Síndrome de Fatiga Crónica y, como es médico, controlar también la evolución y resultados de la medicación. Sin embargo, y considerando que la idea no pareció caerte demasiado bien, lo dejo a tu criterio.

Respecto de lo otro, más allá de que creo igual que vos que Carlónimo se había ilusionado un poco, ¿estás más tranquila?

Mónica -

September 25, what a surprise! Congratulations Silvia and Simón, with my best regards.

¡Cuántas sorpresas! El relato de Karito, sensacional, me pareces una chica muy linda. Redactas espléndidamente, sigue cultivando la escritura, me fascina tu forma de expresarte. Y vaya “close up” el que te hizo Carlónimo. Pero… entiendo lo que debe estar preocupando a Gastón: no te desatiendas, tal vez tus hábitos alimenticios no son los adecuados.

Por otro lado, las experiencias de Gastón y Simón, muy sensuales, les tocó parar la colita para mayor disfrute de Claudia y Silvia. Veo que sí las procuran y las cuidan, además de que todos disfrutamos.

Querido Gastón, dos cosas. La primera me entristece un poco al pensar en mi amado Carlónimo: como relojito me bajó esta mañana. Lo siento, mi vida. Pero no te preocupes, eso nos da la oportunidad de planearlo. Y lo segundo: Gastón ¿me estás mandando al psicólogo? O te entendí mal.

Luego les cuento acerca de las inyecciones que me han puesto en el Washington Adventist Hospital. Qué diferencia, sólo sufrí lo justo, en especial porque no me las aplicó mi Carlónimo.

Have a very nice weekend!

Gastón -

Karito: Ya llegará alguien capaz de retribuir tus virtudes. No desesperes.

karito -

Querido Gaston, en este momento estoy sola porque a mi me encantan los hombres tiernos y me gusta alguien que sepa dar amor pero tambien recibirlo, ya se dieron cuenta que soy muy mimada, pero tambien soy muy apasionada me gusta disfrutar de los momentos intimos hacer cosas diferentes y bueno no se si conocen un poquito a Colombia especificamente Medellin que es mi cuidad, es Hermosa pero la mayoria de los hombres y no digo todos porque no seria justo son machistas y solo quieren sexo, a mi me encanta cuidarme e ir al gym todos los dias y vestirme bien etc, pero no por eso soy superficial al contrario me encanta el arte en todas sus manifestaciones, escribir, leer, el teatro, el cine, las danzas etc, pero encontrar un hombre al que tambien le gusten esas cosas en esta cuidad es dificil, ya que todos creen que porque te cuidas y ers bonita entonces estas buscando un hombre que te mantenga y te gobierne la vida sin importale tus sentimientos, tengo amigos muy especiales pero ninguno con el que sienta alguna quimica de mi parte.

Gastón -

Karito: yo no catalogaría lo que me pasa como miedo, sucede que no me gusta que me las pongan a mí. Sin embargo, habrás visto que luego de algo de capricho (que le agrega sal a los papeles que le gusta jugar a Claudia) me dejo pinchar y lo disfrutamos mucho.
Ya no estás con Fede, ¿ya hay alguien capaz de contener tu ímpetu?
Por otro lado, entiendo que el relato es de más de un año y medio atrás; quizá ya no sea pertinente la sugerencia de Simón de que estudie tu estado de salud. De todos modos, si aún lo necesitas y así lo deseas, no lo dudes.

karito -

Holaaa
fascinantes relatos, ustedes son unos profesionales.
les cuento que yo no estoy con Fede desde hace un año recuerden que viviamos en paises diferentes, y mi universidad me exigia mucha dedicacion ahora somos amigos aunque hablamos muy poco.
Simon te felicito ya tienes la fecha de tu matrimonio con la encantadora silvia, me encanta que ustedes disruten tanto el uno del otro, y tu relato esta espectacular.

Gaston tu relato es fabuloso tambien y veo que le sigues teniendo miedito a las inyecciones, pero confiemos en la mano de claudia para que el dolor sea mas placentero.

Simón -

Queridos: ya habrán visto. reserven el 25 de septiembre, quiero que todos estén acá y para Silvia sería una hermosa sorpresa.

Un párrafo especial para Antónimo: No contestaste a lo que te respondí, supongo que no te habrás ofendido, sólo bromeaba. Esta vez no te voy a perdonar que no vengas, no importa en qué lugar del mundo te encuentres!

Simón -

Qué lindo está esto! La participación de Karito es genial!
Te diría que aproveches la pericia de Gastón; quizá no solamente para ver si te saca ese pánico que le tenés a las inyecciones sino para que vea qué sucede con tu estado de salud.
Ya que estamos contando, va el final del tratamiento de Silvia para la picadura que la tuvo tan mal.

Después del estrés de esa noche en la que recibió la primera dosis del tratamiento que le prescribió el doctor, Silvia durmió relativamente tranquila; un par de veces se dio vuelta y al apoyar la cola se quejó en sueños.
A las 8 la desperté para que llamara a su jefe para avisarle que no podría ir a trabajar porque le habían indicado reposo. Mientras ella hablaba y le explicaba la situación yo preparé las jeringas.
Cuando se dio cuenta le brotaron las lágrimas. La abracé para calmarla y le prometí que si me dejaba pincharla la iba a consolar al mejor estilo Eulogia.
Mientras se bajaba la ropa y se ponía boca abajo me decía “Simón, despacito. No sabés lo que duelen!”
“Sí, bombón. Ya sé que duele mucho. Tené un poquito de paciencia”
Cuando vi la pantorrilla la tranquilicé “No creo que vayas a necesitar más, Sil. Está muchísimo mejor que anoche”
Tenía la cola muy tensa y no lograba que se relaje así que decidí consolarla de antemano. Le introduje dos dedos en la vagina y comencé a buscar su punto G. Inicialmente se tensó aún más y oprimió mis dedos con sus músculos vaginales pero inmediatamente comenzó a relajarse y la pinché las dos veces sin dejar de masajear su cálido interior. Gimió todo el tiempo, mezcla del dolor y de la excitación que no podía evitar.
“Ya está, preciosa. Basta de dolor. Ahora solamente disfrutᔠY seguí hasta que estalló. Le acaricié las nalgas mientras volvía a relajarse y entró en un estado de somnolencia. La dejé durmiendo y salí a trabajar, aunque la llamé tantas veces para ver cómo estaba que finalmente me dijo que la dejara descansar.
En el último llamado le avisé que después de futbol iría Gastón y, por supuesto, se quejó aduciendo que no había necesidad. Le expliqué que no era discutible y me despedí.
…….
Tal como habíamos quedado, al salir de fútbol Gastón me acompañó a casa. Silvia lo recibió con un abrazo. Creo que la apreciación de Moni es real; hay ahora un grado de cercanía entre todos nosotros muy impresionante.
Silvia nos esperaba con cerveza helada y algunas cositas para picar, así que Gastón llamó a Claudia para avisar que se iba a demorar. Ella mandó besos y sugirió reunirnos el fin de semana (aunque les adelanto que al final no pudimos hacerlo por la mudanza).
Luego de comer algo, conversando animadamente, Gastón examinó la pierna de Silvia. Corroboró que estaba muy bien y también la necesidad de continuar el tratamiento.
“Qué querés que hagamos? Necesitás penicilina durante 10 días…”
“Por favor, no me hagas pinchar más!”
Me miró y le dijo “Va por boca, no te preocupes. Tenés la cola a la miseria, no?”
“No sabés!” le dijo con los ojos llenos de lágrimas. Él le dio un abrazo continente, que ella retribuyó agradecida. Luego Silvia me tendió la mano sonriendo por las buenas noticias.
Acompañé a Gastón a la puerta y cuando volví ella me esperaba para abrazarme. “Perdoname por pedirle a Gastón que me diera pastillas. Cuando se me pase el dolor de la cola, te prometo que me vas a pinchar alguna vitaminita”
“En realidad, si la idea es que haya inyecciones, te recuerdo que en esta casa hay dos colas. La tuya es más linda pero está inhabilitada. Así que te ofrezco la mía”
”Ay, Simón! Sos tan lindo… vamos al dormitorio!”
Y fui mansamente. Mientras ella preparaba la jeringa yo preparaba la cola. Relajadito la esperé acostado boca abajo en la cama. Sentí el algodón húmedo y algo de dolor cuando me clavó la aguja mientras me decía “25 de septiembre”
“Ay! Eh?”
“Que me quiero casar el 25 de septiembre” dijo mientras no dejaba de apretar el émbolo. Sentía el líquido pujando por entrar y el pene me latía.
Cuando sacó la aguja del músculo me di vuelta con urgencia y le saqué la parte de abajo de la ropa. Acaricié su vulva y notándola absolutamente mojada no pude reprimir expresar “UH! Cómo está esto!. Querés que te llene de lechita?”
No respondió; sólo se sentó sobre mi pene clavándoselo hasta el fondo. Comencé a mover mi pelvis frenéticamente sintiendo sus nalgas golpear contra mis pelotas hasta que efectivamente llené su vagina con mi simiente. Continué el movimiento hasta que ella logró el orgasmo y cayó sobre mi pecho. Aún con el pito adentro, la abracé y la mantuve así largo rato.
“entonces es el 25 de septiembre!” le dije
Nos acomodamos cucharita y nos mimamos hasta quedarnos dormidos.

Gastón -

Karito: si notaste que a Fede lo excita, entonces, bienvenida al club. Probablemente sea cuestión de que veas los beneficios de que tu novio se caliente con esto. Ya sabés que no soy precisamente afecto a que me pongan inyecciones, aunque nunca llegué al extremo de ponerme como vos, pero disfruto de los efectos que tiene en mi esposa y en mí.

Cuando quieras pasar por mi consultorio vemos si puedo ayudarte. Incluso le podemos pedir a Carlónimo que relate el encuentro, no te parece?

Carlónimo, como siempre, tu relato de la situación de Karito es maravilloso. Casi me da vergüenza poner a continuación el mío de cómo me pinchó Claudia. Pero acá va.

Claudia estaba en el baño cumpliendo su diario rito de cepillado del cabello cuando me acerqué a ella completamente desnudo y deseoso y la abracé por atrás. Ella inclinó el cuello y se entregó a mis besos en la nuca; le provocan estremecimientos que no puede evitar y que le encantan.
Luego de unos minutos se dio vuelta y me preguntó “Estás dispuesto a que te pinche?”
Imagínense que después de más de una semana estaba totalmente decidido a hacer el amor a costa de lo que fuera. Sólo tomé sus manos y las coloqué sobre mis nalgas desnudas. Ella sonrió satisfecha del logro y me llevó de la mano hasta el dormitorio.
“Ponete en posición mientras preparo todo”
Me acosté boca abajo, no quería ver nada de los preparativos. Que cediera a su deseo no implicaba que me encantara la idea de hacerlo. Escuchaba el ominoso sonido de las ampollas rompiéndose y los papeles de las jeringas descartables rasgándose.
Cuando finalmente llegó junto a mí me tapé las nalgas con las manos y le dije “Clau, despacito, por favor”
“¿Vos sabés qué hace la enfermera Claudia con los nenes que no se dejan pinchar la cola?”
No respondí.
“Les pega chirlos hasta que les queda calentita. Así que portate bien y aflojá la colita”
Todo el tiempo que estuvo hablando se lo pasó desinfectándome el glúteo con parsimonia y yo tenía los nervios cada vez más crispados.
“por favor, no me trates como a un chico”
“Te trato como te portás. Vamos con la primera!” y me clavó la aguja más larga y gruesa que había podido encontrar. Me hizo saltar de la cama. Cuando empezó a introducir el líquido sentí un dolor enorme.
“Esta es la que le mandaste a Lina” (ella no está enterada de la verdadera identidad de Moni)
“¿Qué sos? ¿La justiciera?” logré decir entre los dientes apretados.
“No, Gastón! Solamente trato de que nadie diga que mandás inyecciones dolorosas sin saber cuánto duelen”
“Yo sé lo que duelen…”
“En tu propia carne, no, así que…”. Debo reconocer que, más allá de la aguja que usó (y no por desconocimiento sino para que la sienta), la técnica fue impecable.
Retiró la jeringa y me dio un breve masaje tras lo que me desinfectó el otro cachete. “Esta es la que le mandaste a Carlónimo” y me clavó de un solo golpe la aguja.
“Esto se está haciendo largo; así que va rapidito” y mandó de una todo el líquido. Creí que me iba a desmayar del dolor; no pude evitar el alarido.
Mientras me masajeaba con el talón de la mano la bola que me había generado la inyección demasiado veloz, me preguntó “¿te está gustando?”
“La verdad?, no mucho”
Continuando el masaje pasó la otra mano por debajo de mi pelvis y tomándome el pene dijo “Le vas a tener que avisar a tu pitito que no te gusta, eh? Porque lo tenés durito…”
“Cómo pitito?!”
“Si! Los hombres tienen pito; los nenes, pitito”
En ese momento giré y tomándola por los hombros la dejé acostada boca arriba. Separé sus piernas y las flexioné sobre su pecho mientras ella sonreía maliciosamente.
Al mismo tiempo que hacía entrar mi pene hasta el fondo de su vagina impetuosamente pregunté “¿A ver si el pitito funciona?”
Y funcionó porque abrió los ojos como platos y empezó a gemir desesperadamente. Oprimí con la mano su abdomen sobre el hueso púbico para intensificar el rose del pene contra su punto G.
Minutos después volvió a suceder: eyaculó nuevamente y se desvaneció durante nos segundos tras los que volvió en sí con una relajada sonrisa. Quité mi pene de su vagina y eyaculé sobre su terso abdomen una cantidad de semen suficiente como para fecundar a todo un harén.
Nos besamos y tomándola en mis brazos le llevé al baño donde nos metimos juntos debajo de la ducha acariciándonos tiernamente el cuerpo de manera mutua.
Nos acostamos y ella me dijo “me encantó pincharte la cola”
“Pero que no se te vuelva vicio!”.
La hora de levantarnos para llevar a los chicos al colegio nos encontró todavía abrazados.

karito -

que bueno carlonimo nadie como tu para relatar mejor lo sucedido pareces haber estado en la escena


Carlón imo -

Inevitable, Karito, ya me dejaste una fijación. Te dedico este breve acercamiento a la escena que nos describes.

Tu cuerpo en máxima tensión, la larga cabellera dispersa cubriendo parcialmente los brazos del enfermero que a duras penas te sostiene los hombros y el brazo derecho, mientras que Fede te sostiene el izquierdo. Ante la imposibilidad de quitarte los implacables grilletes ajustados a tus frágiles muñecas, teniendo el busto cruelmente adosado a la cama, pataleas con desesperación haciendo que el segundo enfermero se sacuda como marioneta hasta que, exasperado, se avienta en posición transversal sobre tus corvas, impidiéndote abombar el culo. Pero te defiendes agitando las pantorrillas, con la panty ajustada y retorcida a la altura de los tobillos.

Tus nalguitas son un derroche de sensualidad: Su tersa y blanca superficie dibuja violentas ondulaciones, la raja está cerrada y apretada, los cachetes mustios, sometidos, encrespados. El manoseo y el forcejeo te provocan un marcado rubor. Como ya no puedes agitar ninguna otra parte del cuerpo, aprietas el culito lo más que puedes hasta hacerlo adoptar suaves formas convexas, estás dispuesta a petrificar tus nalguitas hasta hacer que la aguja se doble, pero no puedes ignorar la cuota de dolor y gritas suplicante: que te dejen, que te suelten, que no tienen el derecho de inyectarte a la fuerza.

Ellos ignoran tu martirio, los tres están dispuestos a pincharte a cualquier precio. La jeringa ya se perfila en dirección a tu glúteo izquierdo. Alcanzas a percibir la terrorífica aguja lanzando chispeantes destellos azules y plateados. Sientes el gélido algodón frotando tu indispuesta carne que se rebela con súbitos espasmos. Gritas a todo pulmón que ya te dejen, que no aguantas más, que te duele, que tienes mucho miedo. De nada valen los mimos y reconvenciones que te dedica Fede. No lo escuchas y tratas de persuadir al insensible médico que deponga su hostil intento. Lejos de atender tu penuria, responde con firmes palmadas en tu cachete derecho tratando de que te relajes.

Sin mediar señal alguna, sientes cómo el vértice de la hipodérmica va desgarrando tu estresado cachete. El arpón reprime y lesiona cruelmente tus entrañas. El ardor es intenso, insoportable, empiezas a desvanecerte y aprietas con más fuerza los glúteos haciendo que el médico y los enfermeros griten, se alarmen y te adviertan que estás en serio peligro. Fede te suplica, los demás te manotean las nalgas pero tú no cejas en tu intento y dificultas la entrada del hiriente líquido que se concentra haciendo surgir un súbito chipote que, al extraerte la aguja se esponja y exhala un pastoso fluído sanguinolento. El doctor decide no masajearte, te avisa que ya terminó, que por fin te relajes, que te desestreses.

A pesar de que tus verdugos te sueltan continúas gritando, hasta que llorosa y trémula te refugias en los fornidos brazos de Fede, donde pierdes por fin el conocimiento. Con las nalguitas ya bien relajadas, la excitante vulva expuesta, las piernas separadas, permaneces un rato acostada.

karito -

gracias Gaston por tu recomendacion, en realidad yo queria relajarme obviamente preferia que las inyecciones no me dolieran ya que sabia que no podia salvarme de ellas, lo intentaba pero nunca lo logre... pero sabes algo por lo que paso en los dias que siguieron comence a sospechar que tanto al medico, como a mi novio los excitaban estas practicas, eso si el medico jamaz se salio de sus casillas, siempre tuvo una paciencia envidiable, el que no parecia disfrutarlo para nada era david, creo que se ponia igual de nervioso que yo, y siempre me decia, hace esto para que no te duela, porfavor caro mira que tu novio se esta poniendo bravo otra vez, era tierno ver como se ponia, y como me hablaba, mientras Fede cada vez estaba mas molesto fueron muchos castigos lo que ademas de las inyecciones me dio Fede esa semana.
no se depronto probamos algun dia a ver si logras hacerme vencer el temor ya que tu eres medico y dice silvia que tienes muy buena mano.

pero ya ven que mis relatos son larguisimos entonces mañana les sigo contando

Gastón -

Karito ¡Y dale con que nos aburrís! Si nos aburrieras nadie hubiera respondido a tus entradas ni te pediría que siguieras el relato.

Si el cuadro era el que relatás, evidentemente era necesario que la medicación fuera parenteral y por lo tanto, recetarte inyecciones intramusculares no responde a un deseo de hacerte daño del doctor. Sin embargo, muchas veces los profesionales no comprendemos hasta qué punto las prácticas médicas invasivas generan temor en los pacientes. En todos los años que llevo ejerciendo la profesión he visto muchas personas reaccionar como vos y es verdaderamente difícil saber cómo actuar para que el trance sea menos traumático.

Entiendo que exasperaste a Fede pero también entiendo tu temor. Tenés que saber que realmente, si estás tranquila y relajada, la aplicación duele muchísimo menos. A veces el paciente entra en un círculo vicioso en el que el temor lo pone tenso y como está tenso la inyección es más dolorosa; al sentir un dolor mayor se pone más tenso y así siguiendo...
No alimentes falsas expectativas; si tienen que darte inyecciones te las van a dar pero es útil hablar de ello cuando estás calmada.

karito -

gracias a todos por los comentarios, para hacer justicia ya que ustedes llevan mucho tiempo entreniendome voy a continuar mi relato

y quiero decirte queridisimo Simon que la paciencia de fede tiene un limite y no estaba my lejos.

retomemos el relato, despues de la primera inyeccion me pare rapidamente pero me desmaye, y luego solo recuerdo haber despertado acostada boca arriba en la cama, con el pantaloncito de la pijama puesto, yo abri los ojos y miraba a todos lados sin saber donde estaba, ni quienes eran esas personas que me hablaban y me miraban, despues de unos segundos empece a recordar y a reconocer todo, mi novio me abrazo y me dijo: mi amor no puedes pararte asi, debe ser con cuidado, ademas acuerdate que no han terminado de inyectarte, mas te vale quedarte quietecita esta vez, o no te da pena del medico y de todos ellos que tuvieron que sostenerte, yo estaba todavia un poquito aturdida, y no procesaba bien las palabras trataba de imaginarme lo que me estaba diciendo, pero el olor del algodon con el alcohol me hizo recordar, y sin tiempo para pensarlo mucho, david el auxiliar, me dio la vuelta en la cama para ponerme boca abajo, mientas me decia: quedate tranquila que vamos a probar con una tecnica de respiracion para que te duela menos, la vamos a hacer los dos, vas a respirar conmigo cuando te diga, yo le decia, no yo quiero hacer nada, no quiero que me pongan ninguna inyeccion, y le gritaba a mi novio que me ayudara, que les dijera que se fueran, pero el solo me miraba muy serio, el otro auxiliar se coloco al lado de mis pies en la cama, y me agarro con mucha fuerza, mientras mi novio observaba todo parado, el medico me desinfecto con el algodon bastante rato la nalga derecha, mientras david intentaba que respirara con el, yo no podia mover mis pies, ni mis manos ya que david me las tenia cogidas suave pero firmemente mientras me repetia, respira profundo, mirame tienes que respirar, dale, yo te indico cuando, yo no lo miraba solo lloraba, y llamaba a mi novio pero el no se conmovia, entonces el medico me dijo lista?? yo gritaba no por favor, no, espera un momentico, todavia no, pero el no se para que hizo la pregunta, me clavo la aguja, y la dejo quieta, mientras le decia mi novio, esta es mas dolorosa que la anterior, por eso debe ser muy despacio, si ella cooperara seria mucho mejor, pero ya lo intentamos todo, entonces no se asuste mucho si empieza a gritar mas de lo normal, mi novio giro la cabeza hizo una mueca de dolor, y yo no podia creer lo que el medico estaba diciendo, yo ya estaba lo suficientemente asustada, porque tenia que ser tan cruel?, pero igual como lo explico comenzo a empujar muy despacio el embolo, no se porque pero me parecio que podia oler la medicina, la voz no me salia no podia gritar, estaba paralizada del miedo, david me hablaba suavecito intentando distraerme, por fin el medico saco la aguja igual de lento a como la habia clavado, yo senti un calor tremendo que me subia por el cuerpo, y sin esperar a recuperarme le hizo señas a mi novio de que le alcanzara la otra jeringa preparo rapidisimo la otra inyeccion y oi cuando david me decia respira ya, y me cogia las manos mas fuerte, yo me movi instintivamente, y el medico me dijo: quieta, se buena niña, y no te muevas, ya casi acabamos, finalmente saco la aguja y me masajeo los dos gluteos al mismo tiempo, mientras decia, ves que no era tan terrible, mañana quiero que estes juiciosa, y no nos des tanto trabajo, porque si no vamos a tener que tomar otras medidas contigo.
luego mi novio se acerco me acaricio y me subio los panties, despues el medico y los auxilares se despidieron de minovio, dandoles
indicaciones que debia comer cada dos horas, que no me dieran nada de los alimentos que suelo comer, porque entonces me iba a llenar con eso y ya no iba a querer comer los alimentos que necesitaba, que debia tomarme un gatorade cada dos horas al menos durante ese primer dia.
mi novio se acerco a la cama y me tapo con la sabana, me acaricio y me dijo que sentia mucho lo que habia pasado pero que el debia velar por mi salud, y si yo no me ponia dificil todo iba a ser mas facil, que el estaba muy preocupado por mi, y haria lo que fuera necesario por verme aliviada, yo ya no queria hablar ni gritarle, ni nada , estaba cansada por la lucha que habia tenido, y solo queria dormir.
Fede seguia hablandome y recordandome que juan su socio llegaria al otro dia ya que el iba a aprovechar la visita a panama para hacer algunos negocios y cerrar tratos con proveedores, que iria el solo cn el señor que nos movilisaba a recogerlo y luego se acosto a mi lado y nos quedamos dormidos, al otro dia Fede se levanto temprano y despues de ducharse, me dijo al oido: amor ya me voy a recoger a juan , sera mas o menos una hora, necesitas algo? yo entre dormida le respondi que no, y el me dio un beso y se fue, a los pocos minutos me levante un poco de la cama y me senti mareada, en realidad me sentia mucho peor que el dia anterior, pero aun asi me pare a ducharme porque no queria que juan me viera de esa forma me duche y me puse un vestidito nuevo muy sexy que habia comprado para el viaje, cuando termine de vestirme tocaron la puerta, era room service, que traia el desayuno que mi novio habia dejado encargado antes de irse, le abri la puerta y me dejo el plato en la mesita y salio, yo fui curiosa a ver que era aunque no tenia nada de hambre, y vi con horror que eran huevos, odio los huevos¡con un pequeño pan y una pequeña porcion de frutas, jugo de naranja y cafe, me comi el pancito y me tome el jugo de naranja, bueno la mitad la otra parte la regue en le lavamanos para que Fede no dijera nada, pero cuando fede y juan llegaron yo corri a abrazar a juan, y por supuesto a Fede ya se me habia pasado la rabia del dia anterior con el, juan me dijo:corazon me conto Fede qye esta muy preocupado por ti, no estas comiendo bien y ademas estas desobediente, yo me rei, y le dije fede es un exagerado yo estoy bien, pero juan me dijo, no caro estas mas delgada y muy palida tu no estas nada bien. Terminaron de entrar y Fede alcanzo a ver el desayuno todavia servido que tenia en la mesita, le cambio inmediatamente el semblante y me dijo: porque no te has comido tu desayuno? sabes que es necesario que comas, yo le dije todavia no me siento del todo bien, pero si comi, me tome el jugo de naranja, y me comi todo lo otro que venia con los huevos, el se puso colorado y me dijo no seas mentirosa, los huevos no traen mas que un pancito diminuto, fue el mismo desayuno que pedi para mi, yo no le puse demasiada atencion, estaba distraida viendo tele, juan se sintio incomodo y salio diciendo que iba adejar su maleta en su habitacion, que estaba justo al lado de la nuestra, Fede se puso muy serio conmigo y no queria hablarme,yo me quede viendo television y el en su computadora, al rato tocaron la puerta era los medicos, Fede habia dado la orden de que no los anunciaran para no entrar en discuciones conmigo, cuando los vi me invadio un terror solo de acordarme lo que habia sufrido la noche anterior y fui corriendo hasta donde estaba Fede y le repetia que ya estaba bien, que porfavor no me hiciera eso, el no me decia nada, en ese momento no se si fue por el alboroto juan salio de cuarto y como no habian cerrado la puerta del cuarto de nosotros todavia entro, me vio pegada a Fede llorando y fue hacia nosotros le dijo a Fede: deja yo me encargo, entonces Fede se aparto un poquito y juan me llevo a la cama suavemente se sento conmigo y luego me dijo: corazon mirame que voy a hablarte y te voy a decir esto una sola vez, tu ya estas grande para esto, no puedes hacer pataletas de niña chiquita por una inyeccion, porque quieras o no, te la van a poner, yo te quiero mucho pero no voy a dejar que les hagas perder tiempo a estos señores tan ocupados, yo mire a Fede pero el giro la cabeza en direccion al medico y le dijo: no quizo comer nada, que voy a hacer? entonces el medico me miro y me dijo: chiquita por cada comida que dejes pasar voy a mandarte tres inyecciones mas, para reemplazarla, te gusta? porque parece que si, ya te dijimos ayer que tienes que hacer y si no lo haces tambien sabes que te va a pasar, entonces juan me puso la mano en la espalda para que me acostara boca abajo en la cama y me decia: ven pues que ya es hora, yo llamaba a mi novio esperando que el retrasara un poquito el martirio y me dijera que ibamos a hacer un trato o algo asi, pero el medico le dijo que se saliera que parecia que juan me tenia controlada, mi novio salio rapidamente, y el medico comenzo a preparar las inyecciones, esta vez solo entro un auxiliar david, y se sento a mi lado empezando a subirme el vestidito, , yo teia unos panties realmente pequeños asi que podian colocarme perfectamente las inyecciones sin bajarmelo, yo respire alivida al menos no tendria que soportar que juan me viera sin panties tambien, el medico se acerco y yo pude sentir el olor, y llore desconsolada, llamaba durisimo a mi novio, y el medico se sento en la cama y yo le dije que si dejaba entrar a mi novio le prometia que me quedaba quieta y me dejaba poner todas las inyeciones sin decir nada, el medico le dijo al auxiliar que le dijera a mi novio que entrara, le contaron lo que habia dicho y el entro, juan se paro de la cama para que Fede pudiera sentarse a mi lado, y este comenzo a hablarme suavecito en el oido pero esto en vez de calmarme me dio mas angustia, y sentia que el momento llegaba, entonces comence a patalear, a gritar, llorar, decirles que los odiaba, que eran malos. El medico se puso muy bravo y me dijo tu y yo teniamos un trato entonces tu novio se va a tener que salir otra vez y Fede me solto y volvio a salirse, yo me quede llorando y me pare de la cama, juan me cogio para que no corriera y muy firme me dijo: llevamos un rato en este cuento, ya se fuerte, y me arrastro practicamente a la cama, yo no paraba de gritar, pero juan me hizo acostarme y me alzo el vestido, pero eso hizo que yo gritara mas fuerte y Fede que no habia cerrado la puerta entro y me grito: ya no mas, esto es suficiente, yo forceje con david para que me soltara y movi mis pies desesperada y en ese momento el medico estaba parandose de la cama y sin querer le di una patada, eso fue el colmo para mi novio, les dijo a todos que me soltaran y a mi que no me moviera, se quito la correa y me dio dos veces en cada nalga, yo salte, por la rabia y el dolor, juan le cogio la mano y le dijo que ya era suficiente entonces el se me acerco y me dijo, no quiero oir ni un solo quejido mas, ni ver que te muevas un centimetro porque vamos a tener problemas tu y yo,entonces le dijo al medico que procedira con su trabajo, este se sento nuevamente sobre la cama y le dijo a david que le fuera preparando las otras inyecciones, me bajo los panties y yo me sentia humillada, mi novio me habia pegado como a una niña chiquita delante de esas personas desconocidas y peor aun delante de su amigo, ademas el medico me bajo los panties a pesar que no era necesario, miro bien mis nalgas para ver de que lado me tocaba primero, en este lado tines dos, y en este una dijo: te toca de este y me puso el algodon empapado de alcohol, yo sentia que la mano se acercaba con la aguja y no pude aguantar moverme aunque sabia que mi novio no me lo perdonaria entonces senti como la correa volvia a ser descargada sobre mis nalgas, mientras mi novio decia, que te dije¡ yo no estoy de broma, entonces el medico aprovecho y me clavo la aguja profundamente y no se porque pero apreto el embolo rapidamente, me saco la jeringa, todos estaban en silencio despues de lo de la correa, y el medico miro a david quien venia con las dos inyecciones preparadas, me desinfecto la nalga y me dijo ya van dos mientras me hundia la aguja recuerda que esta duele mas, respira, yo empece a llorar de nuevo y mi novio me dijo: quieres que cuando ellos se vayan tengan que darte una leccion de obediencia, yo le dije casi ahogada que no, entonces me dijo: se buena, y portate bien y mañna salimos a comprar el nintendo ds que quieres, entonces el medico se rio y le dijo: no creo que esta señorita se merezca ningun premio hasta que aprenda a cuidarse, david se habia acercado y cuando el medico me saco la aguja de la nalga, david desinfecto la otra y me puso la ultima de ese dia, creo que david estaba nervioso de que me moviera y me decia, porfavor quedate quieta no quiero que te peguen, al terminar de entrar el liquido no aguante mas y comence a llorar desconsoladamente, pero pasito para que no pudieran oirme.

bueno, mañana les sigo contando que paso espero no haberlos aburrido

Gastón -

Bienvenida, Karito. Es verdad, los padres deberíamos atender a lo que significan los nombres que ponemos a nuestros hijos por el peso simbólico que tiene nombrar algo o alguien. Imaginate que mi nombre quiere decir "el huesped" o "el extranjero", es casi como decirle a alguien "siempre te vas a sentir de afuera". Con Claudia, mi esposa, compramos un librito con el significado de los nombres ni bien ella quedó embarazada de nuestro primer hijo y te aseguro que los nombres que elegimos, Franco y Facundo, hacen honor a sus características de personalidad.
En otro orden de cosas, probablemente lo sepas por leer los relatos, soy médico por lo que me interesa en particular el bienestar de todos aquí. Te recuperaste de tus malestares?. Por favor, continuá el relato y no digas que no escribís bien porque no me cansó para nada.

karito -

hola todos, ya me habia dado cuenta que la mayoria de mujeres que entraron al blog y participaron se llaman carolina, por eso tal vez no habia participado porque los comentarios se podian mezclar.
mis papas debieron haber consultado que significaba mi nombre antes de ponermelo "viril"

Gastón -

Interesante observación, Carlónimo. ¿Sabías que Carolina es un nombre de origen germano que significa "viril"? ¿Será un dato a tener en cuenta para descifrar el enigma?

Carlónimo -

¡Bienvenida, Karito! Es un verdadero acontecimiento recibir en el blog a una chica que en su primera intervención nos ofrece un relato tan bueno como el tuyo ¡Te felicito! Por favor sigue escribiendo ¡Cómo que nos cansas!

Me llama la atención que ha habido buenas participaciones de personas con los siguientes seudónimos: Karo, Carola, Karol, y ahora Karito. Supongo que son modalidades del mismo nombre ¿qué interesará del blog a las “Carolinas”?

Simón -

Karito, ¡qué inicio!. Un relato maravilloso pero ni se te ocurra dejarnos así, sin saber el resto.
Hombre paciente tu Fede, pero creo que para tanto mimo, como vos decís, va a hacer falta algo de límites.
Animate con el resto, estamos esperando ansiosos por saber cómo siguió tu estado de salud.

karito -

Buenas noches, Gracias Simon por tu bienvenida, me encanta tu nombre

mi anecdota es real, me paso hace unos dos años y medio en un paseo a la hermosa cuidad de Panama, les voy a contar primero como soy asi se hacen una idea y me conocen un poquito mejor, soy delgada, de pelo negro, extremadamente liso y largo, mi piel es blanca aunque me encanta broncearme y lo hago cada que puedo, mis ojos son color miel por lo que la gente me pregunta si mi pelo negro es natural ya que es un contraste raro, pero la verdad es que mi pelo es natural, tengo un busto bonito, una cintura pequeña, y unas nalgas acordes a mi figura, lo que menos me gusta de mi cuerpo son mis piernas demasiado delgadas, aunque soy disciplinada y voy todos los dias al gym creo que es mi contestura delgada, no soy muy alta mido 1,66 y la verdad es que soy muy tierna y ademas mimada al extremo.
retomando el relato hace dos años y medio que mi ex novio y yo ( yo soy Colombiana y el de puerto rico) decidimos encontrarnos en la Cuidad de Panama el es mucho mayor que yo ya que tiene 45 y yo tengo 23 años, decidimos que tomariamos vuelos que nos permitieran encontrarnos en el aeropuerto, despues de un pequeño vuelo para mi, y de uno mas o menos largo para el, finalmente nos encontramos nos saludamos con un beso y un abrazo el me pidio darme la vuelta para verme bien ya que hacia varios meses no nos veiamos, me dijo estas hermosa!!y me tomo de la mano, caminamos hacia la salida del aeropuerto donde nos esperaba un conductor que el habia contratado para movilisarnos, nos encontramos con el y fuimos directo al hotel, casi ni esperamos que el señor que nos ayudo con el equipaje se fuera empezamos a besarnos, y casi me desnudo completa sin dejar de mirarme y decirme lo linda que estaba,despues de caricias y un masajito mutuo hicimos el amor varias veces, dormimos un poco, y salimos a cenar a un restaurante italiano ya que el estaba enterado que yo no comia casi nada, solo helados, pizza y frutas. la verdad es que la carne no me gusta para nada, ni las sopas, ni el arroz ni nada. pedimos una pizza para mi y unas pastas para el yo solo probe la pizza casi ni la toque y el comio despacio disfrutando mucho la comida, cuando termino me dijo: estoy esperando a que comas algo mi vida! pero yo le respondi que no sabia que tenia que quizas estaba cansada del viaje y el no me insistio mas, volvimos al hotel y luego de hacer el amor nos quedamos dormidos
como a eso de las tres de la mañana yo me desperte con un dolor en el vientre que sabia perfectamente era gastritis, pero vi tan dormido a mi novio que no le dije nada y trate de volver a dormirme a la media hora el dolor era insoportable, me pare de la cama y me sente en la salita de la habitacion, pero en el momento que me sente mi novio abrio los ojos y me vio, le conte del dolor y me insistio llamar a un medico, pero yo le dije: ya vas a ver que se pasa en diez minutos no te preocupes no es necesario un medico, lo hice porque los medicos me dan terror, evito a toda costa ir donde alguno, me volvi acostar para tranquilizar a mi novio y hacerlo desistir de la idea del medico, pero mas o menos despues de una hora de haberme acostado, senti unas ganas incontrables de vomitar fui al baño y casi me desmayo habia vomitado sangre, fue tanto el susto que grite y mi novio se desperto asustado y entro al baño al verme llena de sangre y mirar el baño corrio inmediatamente a llamar a recepcion pidio un medico, yo lo escuche y sali corriendo del baño gritandole que no era necesario, a lo que el todavia impresionado me contesto que no habia discusion que el medico vendria que vomitar sangre no era algo normal o que no necesitara de un medico, volvi al baño y senti que el mundo se me acababa, odio los medicos y ademas habia ido hasta alli solo para estar con mi novio no para enfrentarme al miedo terrible que le tenia a los medicos y sus medicinas, un cuarto de hora despues aparecio el medico con dos auxiliares todos hombres, yo me habia lavado los dientes cuatro veces seguidas, y acabado por completo el frasco de enjuague bucal, se me habia pasado el dolor que me producia la gastitris solo de la impresion y el miedo que sentia, mi novio le conto lo sucedido, el medico me dijo que me sentara en la cama y empezo el cuestionario de rutina, yo no le contestaba nada entonces mi novio tenia que responder todo por mi, cuando llego a la parte de mi peso, le dije sin vacilar peso 53 kilos, el abrio los ojos y me dijo: cuando fue la ultima vez que te pesaste, yo le conteste hace dos dias, el puso cara de serio y me miro, me dijo muy cariñosamente, chiquita no me digas mentiras yo se perfectamente que tu no pesas 53 kilos, dime que esta pasando nos quieres contar algo, yo empece a unir cabos y supe lo que el medico estaba pensando seguro creia que era bulimica o anorexica, pues mi novio le habia contado que yo solo comia ciertas alimentos que era muy pocos, que habia vomitado etc, yo lo mire indignada y le dije subiendo mi voz: yo se lo que esta pensando pero no no soy anorexica ni bulimica. mi novio me miro muy serio y me dijo amor el medico no esta diciendo eso, calmate!! yo lo mire como si lo fuera a matar, por culpa de el, ese medico estaba ahi parado mirandome y pensando que estaba al frente de una anorexica,el medico volvio a preguntarme cariñosamente vamos pequeña dime cuanto pesas asi nos evitamos tener que pesarte, yo pense bueno ellos nunca traen pesas a las consultas a domicilio, pero para ese entonces el administrador del hotel habia entrado a la habitacion, y como quien no quiera la cosa, pero a la vez esta sumamente interesado, propuso traer una pesa del gym del hotel, yo n podia creer lo que estaba diciendo, todos asintieron menos yo, me quede mirandolo fijamente, pero el me miraba como con ternura, mi novio me abrazo y me dijo: linda nadie te esta diciendo mentirosa, lo que pasa es que deben tener tu peso exacto para poder sacar conclusiones, yo pensaba que voy a hacer, obviamente yo sabia que no iba a pensar 53, pero yo lo dije por evitarme el tema de la comida, y las vitaminas etc. trajeron la pesa y el medico me dijo: ven chiquita parate aca derechita no te muevas, no mires para abajo, esos segundos fueron eternos, el corazon me palpitaba, y luego de un enorme silencio el medico me dijo que ya estaba, que volviera a sentarme en la cama, miro a mi novio y le dijo, ella esta pesando tan solo 48 klos, 5 kilos menos de lo que pesabas hace dos dias y me miro con una sonrisita sarcastica, yo me hice la que no lo estaba escuchando, pero el volvio a mirar a mi novio y habalr con el como si yo no existiera, voy a hacerle una evaluacion completa aunque la verdad al menos parte del diagnostico ya lo tengo claro, mi novio asintio y el medico comenzo con su examen me reviso los pulmones, el corazon, la garganta, me palpo el vientre y yo lloraba de dolor cuando me tocaba, entonces me dijo te duele porque tienes gastritis y no una gastritis normal, tienes ulceras en el estomago y por eso vomitaste sangre, no me atreveria a decirte en que grado tienes la anemia pero seguro que tienes, y estas muy por debajo de tu peso, mi novio miro al medico y le pregunto: dijo que tenia ulceras en el estomago?? el medico le respondio efectivamente, abra que hacerle una endoscopia pero estoy seguro que asi es, mi novio me miraba con los ojos abiertos, se acerco y me tomo la mano, me dio besitos en los ojos y me ayudo a sentarme, el medico empezo a decirme, cariño ya escuchaste que tienes, y creeme que lo pudiste haber evitado si te hubieras alimentado bien, pero ahora estas en un punto critico y tendremos que actuar rapido, como tienes el estomago ulcerado no podemos darte ningun medicamento oral, por lo que voy a prescribirte inyecciones como te va con eso?
yo lo miraba y miraba mi novio desesperada pero no me salian las palabras me habia quedado en shock, mi novio dijo no hay problema ella es muy valiente, pero yo lo mire y le dije al medico, con las inyecciones me va muy mal, no me gustan, ni las soporto, y no me las pienso poner, por ninguna circunstancia, voy a comer muy bien de ahora en adelante lo que quieran, pero inyecciones no no no, el medico me miro divertido, y me dijo lo siento pequeña pero lo de la alimentacion vas a tener que hacerlo igual, el tratamiento no se puede reemplazar hay que atacar el problema, mi novio me miro serio y le dijo al medico empecemos lo antes posible, no le ponga atencion es que mi novia es muy mimada, pero yo la se manejar y no se preocupe ella sabe que es lo mejor para ella, el medico le entrego a mi novio la receta vitaminas porque la anemia habia que atacarla con vitamina b12, hierro, ranitidina.
le dijo a mi novio que las comprara que el volveria en una hora para comenzar, que el hoterl tenia un seguro y cubria todo eso, le dio un apreton de manos a mi novio y se fue.
mas tarde llego el mensajero de la farmacia a la cual mi novio habia mandado a pedir la receta, le entrego una bolsa repleta de jeringas y cajitas con las inyecciones, yo no le habia dirijido la palabra en todo ese tiempo pero apenas recibio el paquete y cerro la puerta, empece a llorar desconsoladamente, el se me acerco y me abrazo me dijo: mi vida tranquilizate no creo que el dolor de una inyeccion pueda ser mas fuerte que el dolor que sientes en este momento por la gastritis, yo le dije: olvidas que no es una inyeccion es como un millon de inyecciones, el se rio y me dijo no seas exagerada son poquitas, las cajas son muy grandes por eso se ve tan grande el paquete, yo le pregunte cuantas son? a lo que sin dejar de abrazarme me respondio no te atormentes con eso, son poquitas, ven vamos y nos acostamos un ratico tienes que relajarte amor, no seas consentida.
en ese momento sono el tel de la habitacion indicando que el medico habia llegado y mi novio respondio digale que suba ya estamos listos, el medico entro con sus dos auxiliares, me pregunto como sigues chiquita? yo le dije estoy de maravilla tanto que ya no necesito que estes aca, mi novio me regaño diciendome no seas grosera, y me cogio de la mano para que me acostara en la cama, yo le dije no me cogas que puedo ir yo solita, el medico no paraba de reirse, le pregunto a mi novio donde estan las inyecciones? oir esa palabra me dio panico y empece a llorar, le dije a mi novio, porfavor fede te prometo que voy a comer mucho, todo lo que quieras, pero no dejes que ellos hagan eso conmigo, el me dijo amor relajate nunca te habia visto asi, tienes que ser fuerte, vas a ver que esto te va poner bien, yo me quede parada contra la pared viendo todo lo que el medico hacia, saco tres jeringas, y entonces supe que serian tres al mismo tiempo, saco una ampolleta la de hierro primero, dijo, mi novio me dijo con voz mas o menos fuerte, caro ven a acostarte aca, no mires para que no te impresiones mas, yo lloraba, y los dos auxiliares me miraban intimidantes, mi novio volvio a decirme, ven a acostarte, al mismo tiempo que el medico le entregaba la inyeccion ya preparada a uno de los auxiliares, tomo un algodoncito con alcohol y fue hacia donde yo estaba, me dijo suavemente, acuestate chiquita en la cama boca abajo y bajate el pantaloncito que ya te vamos a poner la inyeccion, si no estuviera tan aterrada seguro que habria pensado, que ese medico estaba disfrutando todo el proceso, pero yo no pensaba en eso, solo en como escapar, mi novio se paro de la cama donde se habia sentado y me cargo, me puso en la cama boca abajo yo empece a luchar y voltearme, pero el es muy fuerte y logro mantenerme en posicion, me bajo los pantaloncitos de la pijama hasta los muslos, y como seguia luchando con el, me subia el pantalon y el volvia a bajarmelo, me solto por un momento creo que para acomodarse bien y poderme sostener mejor pero yo sali corriendo y me encerre en el baño, mi novio salio corriendo tambien y me decia desde afuera no puedo creer lo que estas haciendo amor, todo por una inyeccion, sal ahora, no prolongues mas esto, yo solo oia al medico reirse, y decirme no seas mimada, mira que tengo ayuda, si quieres que sea a las malas creo que cuatro hombres podrian sostenerte y no podrias safarte, pero te doleria muchisimo mas que si lo hacemos por las buenas, como yo no les respondi nada, estaba en silencio tratando de adivinar que hacian y planeando como cansarlos y desesperarlos hasta que se fueran, pero la verdad nunca habia visto un medico tan paciente como ese, al rato aparecio el famoso administrador con la llave del baño, pero esta vez no se quedo salio y mi novio abrio, estaba realmente bravo yo no paraba de gritar y llorar, me cargo de nuevo pero esta vez sin miramientos, me puso sobre la cama boca abajo me quito el pantalon de la pijama para que no pudiera volvermelo a poner y me bajo los panties hasta casi quitarmelos tambien, el auxiliar se acerco con el elgodon y yo empece a patalear, y me movia sin importar que todos podian ver mi vagina si me volteaba ya que yo me depilo toda, me imagino que no tendrian incoveniente alguno en verme todo, el medico le dijo al auxiliar qe le pasara la jeringa que el me inyectaria, y que ellos se quedaran cerca a mi por si necesitba ayuda, mi novio me hablaba al oido para distraerme pero no lo lograba el medico me desinfecto la nalga derecha y me dijo bueno chiquita respira hondo, cuando estaba a punto de pincharme puse mi mano sobre mi nalga, y el me dijo no no cuidado eso no lo puedes hacer, lo siento pero va a tener que ser a la fuerza y los dos auxiliares me cogieron de los pies y de las manos y me sostuvieron firme y fuerte, mientras mi novio me decia tranquila, por favor amor relajate, hazlo por mi, que tambien estoy sufriendo viendote asi, yo luchaba con todas mis fuerzas por safarme pero ya era demasiado tres hombres grandes y fuertes me tenian totalmente sometida, el medico volvio a decirme respira hondo, y sin mas espera me clavo la aguja solo un poquito yo gritaba y le decia por favor, por favor no no no, no me la ponga, por favor y hasta senti que no me salia mas la voz, el dolor fue insoportable, seguro porque estaba totalmente tensionada, el medico me daba palmaditas continuas en la otra nalga y me decia ya esta entrando el liquido no te preocupes que ya paso lo peor, fue eterno, el se tomo todo el tiempo para empujar el embolo y hacer entrar el liquido despacio, luego me saco la guja y me dio dos plamaditas me dijo muy bien chiquita ves que fuerte eres, ya terminamos con esta, y me dio palmaditas, que nalguita tan linda tiene tu novia, debes estar muy orgulloso, pero como asi cuida su fisico debe poner atencion a sus organos internos.
en ese momento me soltaron todos y uno de los auxiliares david, me miro y me dijo: perdon pero fue necesario.
yo me subi los panties rapidamente y me pare, pero me desmaye inmediatamente.

creo que voy a parar aca, porque el relato esta demasiado largo y se van a cansar de leerlo.
si quieren les cuento como termino esa noche con las dos ultimas inyecciones y las que siguieron esa semana
yo no tengo el don de la escritura como ustedes: carlonimo, antonimo, Simon, lina etc pero les cuento lo que me sucedio con mis palabras espero les guste

Gastón -

Cuánta verdad, queridos Antónimo y Carlónimo!. Soy la muestra viviente de lo que pasa cuando se desatienden los deseos de la pareja. Y conste que sin mala intención ni intereses extrahogareños, sólo por estupidez. Pero creo que he ido resolviendo el problema; hoy no tuve tiempo pero mañana veré si puedo relatar cómo Clau me pinchó.
Respecto de la pregunta que me hacés te digo que no tuvieron relaciones en los días más seguros aunque tampoco fue en los días de más alta probabilidad de embarazo. De todos modos, esto no es matemático y hay muchos factores que pueden jugar del lado de la fecundación, por ejemplo, la duración y regularidad de los ciclos de Moni o el tiempo de vida de tus espermatozoides en su vagina.
Me alegra que te tomes tan bien la posibilidad; los hijos son una bendición, al punto que Claudia me preguntó ayer si no me gustaría probar a ver si tenemos una nena y lo estamos considerando.
Pero volviendo a ustedes te diría que vuelvas con tu contención a Moni porque no me habla del tema a pesar de mis preguntas directas por lo que presumo que la sigue teniendo nerviosa.

Carlónimo -

Es interesante tu editorial hermano, me gusta igual que las otras que nos has compartido. Tiene un mensaje directo el cual, por más que especulemos, se impone como piedra angular del razonamiento: los humanos somos afectos a mirar, tanto a nuestra pareja como a la ajena.

Es inquietante, como dices, pero yo no satanizaría esa práctica, la cual tiene una interesante contraparte. Tú miras a la mujer de tu prójimo mientras que tu prójimo admira a tu propia mujer (léase “hombre”, según el caso) ¿No es finalmente lo que se busca en el terreno afectivo? No estoy hablando de promiscuidad, sino de admiración.

Lo enfoco como una gran fiesta colectiva en la que cada quien lleva una espléndida pieza colmada de belleza y erotismo; y disfruta, tanto de los halagos que su propia pieza despierta; como de los que le despiertan otras encantadoras piezas expuestas. Eso es, ni más ni menos, lo que hacemos en el blog.

Es como Anónimo decía: “que una mujer bella sabe lo que tiene y le gusta presumirlo, disfruta mostrándolo” ¿Para qué procuran las mujeres preservar su belleza? Para estar bien consigo mismas, para saberse inquietantes, para que disfrute su pareja y para sentirse admiradas por los demás. Eso no lo considero reprobable.

¿Dónde surge entonces el problema? Es en el desequilibrio en la pareja, en las disfunciones humanas y sexuales que rompen la sana compensación. Ya lo hemos dicho: “que no me atiendes”, “que no me llenas”, etc. Cuando una mujer se siente desatendida, indefectiblemente termina saliéndose del ámbito normal (el de ser simplemente admirada) y se refugia en otros brazos, lo cual es un indicador de que las cosas no están bien entre ella y su pareja.

Es en ese punto donde debemos trabajar para recomponer el escenario; y no enfocando la situación desde una óptica catastrofista en la que simplemente condenamos a las personas por lo que sienten o por lo que no sienten. Hay que conquistar diariamente al ser amado y, desde luego, brindarle la justa oportunidad de que nos conquiste o reconquiste.

¿Qué puedo decir por el momento en relación a la preciosa Mónica? Pues que me encanta admirarla y que la admiren, que es mi satisfacción y mi orgullo. Me fascina que te miren y hasta que te deseen, preciosa.

Eso sí: que permanezcas en mis brazos es y será responsabilidad mía. Pero ayúdame por favor a corregir mis errores.

En otro orden de ideas, mi vida, te recomiendo atender el consejo de Gastón respecto a Julie. En cuanto al posible embarazo, ya hicimos cuentas y concluímos que Moni se encontraba en el día 9 de su ciclo menstrual en el momento que tuvimos relaciones. El 10 le inyecté el anticonceptivo y fue hasta el 11 que volvimos a copular vaginalmente ¿Qué opinas Gastón? Por mi parte, si está embarazada, bienvenida la beba, se llamará también Mónica.

Sí, quiero una nena y que sea igualita a su mami, tan linda como ella!

Simón -

Querida Karito: Bienvenida al blog y sentite en libertad de comentar todo lo que quieras.

karito -

Hola A todos llevo mas de dos años leyendo sus espectaculares relatos y hasta hoy me atrevo a escribirles para agradecerles, la verdad es que aunque yo si les tengo panico de verdad a las inyecciones y no me gusta ver cuando se las ponen a nadie porque me da muchusimo miedo, si me exita leer los relatos de sutedes que las disfrutan tanto, espero mañana tener tiempo para relatarles una anecdota.

Gastón -

Moni: si Julie está haciéndote daño intencionalmente tenés que evitar por todos los medios que ella te inyecte. Si no te animás a enfrentarla directamente, siempre tenés el argumento de que tu doctor te suspendió las inyecciones y te las hacés poner en cualquier otro lugar. En realidad, espero poder suspendertelas de verdad muy pronto. No me decís nada de si consultaste al Dr. Ignacio Pedemonti así que asumo que no lo hiciste y, aunque me gustaría que lo hagas porque es un psiquiatra magnífico y podría ayudarte a destrabar las decisiones que queden por tomar, voy a respetar tus tiempos.
Tampoco me decís nada del otro temita que te tenía inquieta; me dejaste preocupado porque no es el mejor momento para que te estreses con nada, justo ahora que estás saliendo del cuadro que motivó tu visita a Buenos Aires. Confío en que quizá sea lo que encontraste acá (y no me refiero precisamente a mi y el tratamiento) lo que está haciendo que cambies de estilo de vida.
Manteneme al tanto, por favor.

Mónica -

No querido Gastón no supongo nada pero es muy extraño que Julie me haga sufrir tanto. No es de ahora, desde antes que me recibieras en tu consultorio venía ocurriendo. Tú viste las marcas que me deja en los glúteos. Cuando Carlónimo empezó a inyectarme noté la diferencia. Entonces no es normal que esas ampolletas me duelan tanto. Es como si achatara la aguja ¿lo crees posible?

Cuñadito, me gustan tus cápsulas editoriales, tienen los atributos exactos, son: claras, concisas, precisas y profundas. Está muy bien que nos hagas reflexionar. Gracias por tu amable ofrecimiento pero Carlónimo me consuela, él es muy tierno y nos vamos a ver pronto. A ver cuándo te reúnes con nosotros en Guadalajara, lleva a tu novia.

Simón -

Queridísimo Antónimo: a palabras eléctricas, oídos desenchufados.
Es verdad que estoy a pleno, casa, auto y esposa, todo al mismo tiempo. Quizá hablás de envidia...
Desde luego que en el próximo encuentro estás invitado, aquí o donde sea.
Ya que estamos, por qué no contás algunas de tus infidelidades. Supongo que no serás virgen en ese aspecto, como ninguno de nosotros.
Aunque no creo que te animes; sos tan miedoso que todavía no fuiste a ver a Eulogia, que tan amablemente se ofreció a vacunarte.

Antónimo -

¡Hola Chavos! Ya me extrañaban por eso los veo cabizbajos y con el culete adolorido. Mi cuñadita “My Darling” si quieres te sobo ¡mmmm! El único que anda bien próspero es el Simón pues ya se compró una buena casa y una camionetota ¿o no, querido gaucho? Y ya hasta quiere matrimoniarse con la Silvia.

Y Gastón, recetando a todos y cuidando el bienestar de la “familia pinchazos”. A ver cuándo te consulto mis males, fíjate que después de comer se me quita el hambre, luego me da sueño y cuando despierto me vuelve a dar hambre ¿qué hago? No es cierto mi doc, yo no sería capaz de pitorrearme de tu ciencia y menos después de que me facilitaste conocer a la “Andreíta”, sólo que el envidioso de Simón no quiso invitarme al cocido. Ya será, ya será.

Y hablando de bodas y de esposos y esposas, tengo a la vista el siguiente comentario periodístico: “En muchos campos y aspectos, Hollywood dicta la moda (…) Parece ser que, semanalmente, sale a relucir un caso de infidelidad por parte de alguna estrella (…) La nueva víctima: Sandra Bullock (…) Con firmeza les puedo decir que Sandra Bulluck es una mujer completa ¡está divina!”

Pues sí, coincido en que está divina, pero a su marido Jesse James se le van los ojitos con otras chavas, tal vez menos famosas y hasta menos agraciadas que Sandra. ¿No es esto inquietante?

Y en este blog ya tenemos buenos ejemplos de infidelidades ¿O no Simón? Creo que tú encabezas la lista, te has dado vuelo con Edith, ya sea de viaje, o en la “pileta” de tu trabajo; pero Silvia se vengó poniéndole los cuernos con Marcos.

No te rías, Carlónimo, que tú también “tenés” tu historia: ¿qué andabas haciendo en el Hotel Tecalí con Cristina, la esposa de Servando?

Y, con perdón tuyo, mi doc, la despampanante Claudia acudiendo a que la inyecte Miguel.

No te rías Marcia que ya andas de coqueta con Blanca Estela teniendo compromiso con Marthita.

Y creo que por ahí se anda asomando Anna, quien le puso sus buenos cuernotes a Germán con algunos chavos. Podríamos seguirle rascando pero mejor ahí le paro, no vaya a ser que me agarren a balazos.

¿Cuál es el meollo del asunto? Pues que la gente aprecia el culo de su pareja pero como que no deja de reconocer y de apreciar el encanto de lo prohibido. A ver cuál es el próximo desliz.

El que esté libre de culpa, que me lance la primera piedra…

Los veo luego, me avisan del cocido para estrenar la casa de Simón.

Gastón -

En realidad les pido disculpas por dar la lata con cuestiones médicas, pero ya saben que es más fuerte que yo; soy un militante de la vida.

Moni: me dejó un poco preocupado lo que comentás de Julie. ¿Cuál es tu suposición? Por lo pronto me parece buena idea que vayas a una clínica.
Por otra parte, consultaste al profesional que te recomendé? Ignacio es un buen amigo y un gran tipo que puede controlar tu tratamiento y seguirte de cerca. La impresión que me da a la distancia es que estás muy cerca de romper el círculo vicioso en el que estabas y si bien yo puedo ir orientándote, no estaría mal que él te viera personalmente; te va a caer muy bien.
Cómo te trata el otro tema que me consultaste? Estás un poco más tranquila después de lo que te dijo Carlónimo?
Acá estoy para lo que necesites. Y de paso te cuento que finalmente pasó; ayer Claudia me pinchó. Después les cuento.

Simón -

Querida Moni:
realmente la idea de fumigar la camioneta es excelente. Si bien la picadura la recibió en el campo, podría ser que algún bicho haya entrado. Ahora mismo la dejo en el lavadero para que lo hagan.

Querido Gastón: coincido con vos en que el cuidado es fundamental y me alegra que hayas explicado tan claramente aquello que en su momento ya nos habías sugerido a Silvia y a mí. Tenerte velando por nuestra salud nos ayuda estar del lado seguro.

Mónica -

Querida Anna ¡bienvenida! Me conocías por el seudónimo “Lina”. Lamenté junto con todos tu ausencia, espero que sigas participando.

Querido Simón, me apena la picadura que recibió Silvia. Por favor infórmanos cómo sigue. Te recomiendo fumigar la camioneta antes de utilizarla.

Mi Carlónimo, sigo sufriendo mucho con las inyecciones. No sé qué pasa pero cada vez que Julie me inyecta me lastima, ya empiezo a pensar mal. Hoy tardó demasiado en los preparativos, me tuvo diez minutos en tensión esperando el pinchazo y sentía que estaba haciendo algo pero no descubrí qué. Ella decía que la aguja estaba bloqueada pero no aceptó mi sugerencia de cambiar de jeringa. Cuando sentí el pinchazo me hizo llorar. No es justo, tú me aplicaste varias y ninguna me dolió. Prefiero ir mañana a una clínica ¡Cómo te extraño!

marcia -

Hola a todos como estan...que bueno que haya gente nueva o viejos lectores en el blog como Blanca Estela, estaria bueno que te animaras a contarnos un poco alguna experiencia tuya con los pinchazos, y que es lo que mas te gusta con respecto a esto...leer? ver? sentir? aplicar? cuentanos...si no todo bien puedes seguir leyendo los relatos... simon y Silvia que pena que esten justo con estas complicacones pudiendo disfrutar de esta mudanza pero bueno ya disfrutaran ahora aunque sea dolorido disfruten de las inyecciones, uff la penicillina como duele, dias despues segis sintiendo dolor cuando te sientas...y eso a veces es agradable..bueno saludos

Gastón -

Queridos Moni y Carlónimo: les agradezco la autorización para comentar lo que les dije hoy porque coincido en que es un tema de promoción de salud que nos concierne a todos.
La idea es que si una pareja estable y monógama decide mantener relaciones sin preservativo sería de utilidad, antes de comenzar a hacerlo, que ambos se testeen para ciertas enfermedades transmisibles por la vía sexual. Esto no supone insinuación de promiscuidad previa ni nada que se le parezca ya que muchos de estos gérmenes pueden contraerse por vías de transmisión diversas.
Deberían consultar con sus médicos y solicitar pruebas de VIH, hepatitis B, sífilis, HPV, y todo aquello que el facultativo considere necesario.
Recuerden que prevenir es mejor que curar.
Un abrazo a todos.

Simón -

Anna! qué sorpresa! me alegro de que estés bien y te pido que nos cuentes en qué andás.

Moni, querida, gracias por preocuparte por lo sucedido. Es tal cual lo comentó Gastón.

Este fin de semana mudamos los muebles que teníamos guardados en un depósito después de vender nuestros departamentos. Progresivamente vamos a ir instalándonos en la casa nueva, mientras Silvia dirige las obras que van a involucrar el dormitorio, donde quiere hacer un baño en suite, el garaje y el altillo, que va a acondicionar para que nos sirva de estudio a los dos.

Les cuento cómo siguió la historia despues de mi fallido estreno de la camioneta.

A la mañana siguiente, como no había podido pegar un ojo, me levanté muy temprano y empecé a preparar el desayuno. Mientras exprimía las naranjas apareció Silvia en la cocina ya vestida y me besó.
“Sil, perdoname lo de ayer…”
“Qué te tengo que perdonar? Si me hiciste llegar a un orgasmo que fue un lujo!”
“No, hablo de la broma estúpida del embarazo… Fue una boludez y entiendo que reaccionaras burlándote de mí. En realidad, estuviste bien”
“No entendiste nada, Simón! No te estaba haciendo ninguna broma. No todo, pero algunas cosas voy logrando. Pablo dice que…”
La interrumpí. “Pablo?”
“Mi terapeuta! Ya te hablé de él! Dice que vos colaborás mucho.”
La verdad es que no me acordaba que me hubiera dicho el nombre, pero además me parecía increíble que pensara que yo colaboro, si ni me conoce!.
“Que yo colaboro?”
“Ajá!. Dice que la estabilidad de nuestra pareja me ayuda a vencer temores que traigo desde chica.”
“No entiendo nada, pero si te ayudo…”
“es muy largo. Te imaginás que lo que hablé en todo este tiempo de terapia no te lo puedo resumir en dos minutos, pero básicamente, me siento segura”
Me levanté y me acerqué a besarla.
“¿te desestabilizo si te pido que vayas pensando en qué fecha te gustaría que nos casemos?”
Me abrazó con tanta fuerza que casi me ahogo “No! A la noche te digo”
“Y lo del embarazo…”
“me parece a mí o te asusté un poco?”
“Más bien me sorprendiste. No quiero que lo hagas por mí”
“No. No es por vos. Es por los dos”
“Pero tampoco tiene que ser ahora. Si estamos de acuerdo en tener chicos, podemos esperar a que sea el momento adecuado. Vos sabés que me encantaría ser papá, pero no necesariamente ahora. Podemos disfrutar de estar solos un tiempito más.”
“Sí, mi vida. Lo que quería decir es que si llegara a pasar, estaría feliz”
“Los dos estaríamos felices” y nos besamos otra vez.
“Hablando del casamiento… hoy me puedo llevar la camioneta de hombre casado que tengo que ir a ver unos terrenos en el medio de la nada?”
“Es toda tuya; las llaves están en el mismo lugar de siempre”
Las agarró y salió corriendo porque nuestra pequeña conversación la había demorado. Casi cuando estaba en la puerta la llamé:
“Silvia!”
Volvió corriendo y asomando la cabeza en la puerta de la cocina me preguntó qué necesitaba.
“Preparate porque esta noche no te salvás!”
Y burlándose de mí dijo “Mirá cómo tiemblo!”
………………………
Esa noche, Silvia llegó un rato después que yo.
Nos besamos y le pregunté qué tal la camioneta nueva.
“Fantástica! Re fácil de manejar, muy maniobrable. Un poco grande para encontrar lugar para estacionar pero preciosa!” Y la vi hacer una mueca de dolor.
“Qué te pasa, Sil?”
“Nada, allá en el campo que fui a ver me picó algo en la pierna y me duele”
“A ver… Mostrame”
La pierna del pantalón era algo apretada y no podía subírsela para mostrarme la pantorrilla así que se bajó el pantalón. Tenía la pantorrilla derecha terriblemente hinchada, colorada y caliente. Cuando acerqué un dedo, con sólo rozarla se quejó.
“Mi cielo, no me gusta. Vamos a la guardia. Ponete algo más cómodo que el pantalón.”
Por supuesto se resistió pero me puse firme; de verdad me preocupaba el aspecto.
En la clínica nos hicieron pasar a un consultorio y un par de minutos después entró un médico bajito, algo gordo y muy simpático que le preguntó a Silvia que le pasaba. Ella le mostró la pierna y al tipo se le fue la sonrisa. La hizo acostar boca abajo en la camilla y acercó una especie de lupa enorme con una luz potente. Apenas la tocó, Silvia pegó un grito.
Le dije que estaba peor que cuando yo lo había visto en casa y él señaló, ya sin tocarla, un pequeño punto que marcaba el lugar de la picadura.
“no sabés que te picó?”
“No, la verdad que no. Sentí un dolor de golpe pero cuando miré no vi nada”
“Te hizo una reacción de puta madre. Vamos a tratarlo ya agresivamente porque si se infecta vamos a tener una celulitis y la cosa se va a poner fea”
Le dio una palmada en la cola y le dijo, otra vez con simpatía “Quedate así que ahora viene la enfermera a ponerte un corticoide y un antibiótico” Y salió del consultorio.
Silvia me miró con cara de pocos amigos “Para esto me tenía que preparar a la noche?”
“Mi amor, no sabés cuánto lo siento. Pero viste que hay que tratarlo”
“Pero me van a pinchar los dos cachetes!”
“No sabemos. Vamos a ver… no te pongas nerviosa”
Entró una enfermera, también muy amable, con una bandejita con dos jeringas preparadas. La apoyó sobre la camilla, entre las piernas de Silvia y levantándole la pollera y bajándole la bombacha preguntó: “Silvia, no?”
“Ajᔠfue lo único que ella pudo contestar.
“Bueno! Dos pinchacitos en la cola y te vas!” dijo desinfectándole el cachete derecho.
Al momento de clavar la aguja aclaró “esta es el Decadrón” y empezó a hacer entrar lentamente la sustancia. El músculo se contrajo y Silvia hizo una mueca de dolor que intenté contrarrestar acariciándole la cara.
La enfermera sacó la aguja del maltratado glúteo y comenzó a limpiar el contrario. En ese momento volvió a entrar el médico que alegremente preguntó:
“Cómo vamos?”
Silvia solamente pudo bufar porque en ese momento sintió la aguja en la nalga izquierda. El médico comentaba, mientras supervisaba la aplicación, que el antibiótico recomendado en estos casos es la penicilina. Eso explicaba la expresión dolorida de mi pobre Silvia. La vi contener el aire todo el tiempo que duró la inyección. Cuando finalizó, la enfermera le subió la bombacha y ella volvió a respirar aliviada.
El médico ya estaba escribiendo las indicaciones del tratamiento y nos explicó: “mañana hacé reposo con la pierna en alto y en doce horas, otra dosis de corticoide y penicilina. Mañana a la tarde, la pierna tiene que estar normal. Si no, volvés a que te veamos”
“¿no me van poner esto de nuevo, no?” dijo masajeándose las nalgas y sin ningún temor a parecer que tenía miedo.
El médico sonrió “La verdad que no creo que haga falta, pero por si acaso. No te dejes estar, eh?. Pasado mañana andá a ver a tu médico para ver cómo seguís el tratamiento porque aunque la lesión esté bien en general se sigue con los antibióticos durante 10 días. Estamos de acuerdo?” y me miró a mí, dudando de que ella fuera a seguir sus indicaciones al pie de la letra.
Cuando llegamos a casa se acostó vestida como estaba, boca abajo; 50% por el dolor de la pantorrilla y 50% por el dolor de las nalgas. Le ofrecí algo de comer y me dijo que prefería dormir, así que aproveché a ir a la farmacia para comprar las ampollas que le tendría que poner por la mañana. Mientras caminaba por la calle llamé a Gastón que me confirmó que ese era el tratamiento indicado y que al día siguiente, cuando saliéramos de jugar al fútbol, pasaba por casa a verla.
Antes de acostarme le di un buen masaje de espalda que me agradeció con un “sabés que te amo, no?”

Carlónimo -

Querido Gastón

Gracias por tu amable y eficiente orientación de tipo profesional. Lo que tratamos hoy en video-llamada Moni, tú y yo, considero que es de interés para todos. Nosotros no tenemos inconveniente en que lo comentes.

Estimada Blanca Estela

Los conceptos de “verdad” y “falsedad”, tratándose de este blog, no tienen por qué inquietarte. Aquí partimos de un sano principio: Cuando un suceso envuelve a los participantes haciéndoles vivir, amar y disfrutar; cuando les provoca un estímulo perdurable; no hay razón para dudar de su veracidad.

Querida Anna

Me da gusto tu reaparición en el blog. Lo que se ha comentado acerca de ti es tan sólo el reconocimiento a tu talento, comprensión y amistad, que nos has entregado a raudales. Siéntete en confianza. Igualmente te queremos y te reitero que tienes un sitio muy especial en medio de nosotros.

Anna -

¡Felicidades chicos! Felicidades a todos, han escrito relatos estupendos, aunque no he tenido oportunidad de leerlos todos, ya que efectivamente como mencionó Simón, llevaba muchos meses sin entrar a este blog. Quiero agradeceros por sus palabras, por sus felicitaciones por Navidad y Año Nuevo, y desearos a todos los mejor no sólo para éste año. Y decirles que los quiero, Simón, Carlónimo, Anónimo, Lina, Karol y a todos los que estoy empezando a leer, pero muy especialmente a Simón y a Carlónimo, porque sin ellos este blog no sería lo que es.

Gracias Fer por tus comentarios y la nota que has dejado en el blog hermano.

Una disculpa, Carlónimo, y decirte que eres una gran persona y un gran escritor.

Gastón -

Estimada Blanca Estela: Bienvenida al blog. Sentite libre de participar, todos son bienvenidos.

Querido Carlónimo: Me alegra tu reacción; nunca dudé de que fuera a ser esa. Pero creo que como médico de ambos, debemos tener una conversación sobre ciertas cosas; lo reservo para conversar en privado.

Blanca Estela -

Que ensalada traen ustedes, no entiendo si las cosas son ciertas o falsas, si bromean o hablan en serio pero no he podido dejar de leer hace ya algun tiempo. Este blog es como un cuerno de la abundancia o algo así, tu te plantas a ver que sale y cada vez te sorprendes mas. No se que decirles, no se, disfruto los fetiches que manejab y la trama me tiene atenta. Continuen por favor.

Carlónimo -

Moni, mi vida, como te lo hice saber en privado, no te inquietes. Es un asunto de dos y puedes estar segura de que cuentas conmigo. Te amo. Saludos Gastón y saludos a todos.

Gastón -

Moni, hermosa, no es mi intención inquietarte más pero debo advertirte que el uso del anticonceptivo inyectable, cuando no hay continuidad previa de uso, demora unos días en hacer su efecto; la posibilidad de embarazo depende de en qué período del ciclo estabas en el momento que tuvieron relaciones.
Será lo que deba ser; no te pongas nerviosa porque lo único que vas a lograr es que, si no estás embarazada, los nervios te alteren el ciclo y te asustes por un atraso que no corresponde a un embarazo.

Take it easy!

Estuve con Simón y se que este fin de semana no va a poder conectarse porque va a estar de mudanza; pero te adelanto algo de lo que preguntás para que entiendas los hechos. Sucede que cuando Silvia hizo el comentario del embarazo, luego de tantos problemas que tuvieron porque ella se negaba rotundamente a ello, Simón quedó atónito. El reclamo fue porque pensó que Silvia bromeaba con el tema y vos sabés lo importante que es para él lo de los hijos.
De todos modos, no te preocupes porque, si bien voy a dejar que él cuente los hechos, ya está todo resuelto.

Mónica -

Estimado Simón, felicidades por la casa y por la camioneta, que las disfrutes en compañía de Silvia. Tu relato es muy erótico, me gustó mucho. Oye, pero no entendí lo ocurrido, sufriste una disfunción eréctil, pero eso no coincide con el reclamo que le haces a Silvia. No entiendo.

Querido Gastón, gracias por las atenciones que nos brindas. Me alegra que Carlónimo ya no tenga que inyectarse, así no acudirá con ninguna enfermera. También quiero hacerte una pregunta: Como yo no estaba teniendo relaciones sexuales no me había cuidando y cuando llegó Carlónimo a Washington hicimos el amor dos veces antes que me inyectara el anticonceptivo ¿la inyección podría evitarme el embarazo en las relaciones tenidas un día antes? Estoy inquieta.

Carlónimo, mi vida. Anoche tuve un sueño muy erótico y muy lindo. Hacíamos el amor en una alberca. Fue algo extraño porque estábamos sumergidos en el agua para que nadie nos mirara pero podíamos respirar. Me acariciabas todo el cuerpo y yo me deleitaba sintiendo tu pene. Luego me encontraba boca abajo flexionada con las piernas dentro de la alberca y el tórax apoyado afuera en la orilla y me tenías penetrada vaginalmente. Me acariciabas las nalgas y me aplicabas una enorme inyección. Teníamos enfrente un marcador de volumen como los de las bombas en una “gas station” que marcaba la cantidad de sustancia que me estabas aplicando ¡eran galones! Y cuanto más medicamento me entraba yo me sentía más caliente y gritaba frenética al sentir tu pene que me frotaba la vagina ¡Desperté emocionada y empapada!

Have a nice weekend!

Gastón -

Querido Carlónimo: tus resultados están excelentes; evidentemente fuiste muy consecuente con la aplicación de las inyecciones (lástima que no contaste ninguna, fuera de las que nos relató Moni) así que el tratamiento fue efectivo. Dejá de aplicarte las inyecciones y en dos meses repetimos el recuento; si para ese entonces todo sigue en orden, te doy de alta.

Querido Simón: felicitaciones por las dos nuevas adquisiciones, casa y camioneta, después conversamos de lo demás.

Simón -

Querido Carlónimo: Por favor, no te molestes. El dicho sólo intentaba poner un poco de humor, pero evidentemente como humorista soy un desastre. Me alegra muchísimo que puedan organizarse para verse seguido, sigan haciéndolo contra viento y marea.

Simón -

Efectivamente, vendí el auto deportivo. Y compré una camioneta Ford EcoSport gris acero. No le había dicho nada a Silvia para darle la sorpresa. Y reconozco que tiene razón; es más apropiada para una familia. Ahora sólo me falta fundar la familia.
Ayer a la tarde pasé a buscarla por el trabajo, luego de su viaje a Santa Fe. Ya había caído el sol y con los vidrios polarizados no se veía nada adentro. Estacioné en la puerta del edificio en el que trabaja y cuando la vi salir, le toqué bocina. Me hizo sentir muy orgulloso; ni siquiera se dio vuelta a mirar (Carlónimo, eso indica que tiene ojos sólo para mí; y para vos!. Ja Ja Ja) por lo que me obligó a avanzar y bajar los vidrios mientras le gritaba.
“Sil! Soy yo!”
Ahí se detuvo y me miró con sorpresa.
“Esta te parece de hombre casado?”
Sonrió.
“Lo único que me faltaría es tener esposa… ¿no sabés de alguien que quiera casarse conmigo?”
Se subió mientras me decía “Te lo advierto. No te hagas el gracioso. Si no es conmigo no es con nadie” y nos dimos un beso enorme.
Fuimos a comer sushi y paseamos en la camioneta nueva conversando animadamente.
Bien entrada la noche, a eso de las 11, conduje hasta un lugar bien oscuro y me detuve.
“Pasá al asiento de atrás” ella sonreía y cuando pasó por entre los asientos hacia atrás el culo le quedó tan primorosamente erguido y a la altura de mi cara que no pude evitar darle una palmada.
“AY!” gritó y se apresuró a terminar de pasar quedándose sentada como a la espera de más instrucciones.
Mientras comencé a preparar la jeringa con el anticonceptivo que le tocaba le dije “prepará la cola que te voy a poner el anticonceptivo…, a menos que quieras que te embarace dentro de diez minutos”
Terminé de preparar la jeringa y cuando iba a pasar atrás para ponérsela vi que seguía sentada y vestida.
“Y?”
“A lo mejor quiero que me embaraces…”
“Estás loca! Dale! Bajate la bombacha y ponete boca abajo en el asiento” dije haciéndome el superado pero confieso que sentí un vértigo indescriptible.
“Estás seguro?”
“Totalmente. Tomaste vino y no pienso escuchar los desvaríos de una señorita medio ebria”
“Te aseguro que estoy sobria”
Empecé a transpirar copiosamente y me desanudé la corbata.
“Vamos. Quiero ver esa cola…”
Suspiró y comenzó a bajarse despacio la ropa, mientras se daba vuelta.
Con mano temblorosa le puse la inyección y al sacarle la aguja le pregunté “Te dolió, cielo?”
“No sentí nada de nada” y se dio vuelta abriendo bien las piernas. Se sentó y me desabrochó el pantalón, sacando mi pene y comenzando a estimularlo manualmente.
Me di cuenta claramente de que no podía concentrarme y, consecuentemente, no lograba que se me pare. Sé que es una excusa remanida, pero es la primera vez que me pasa. No quería que ella se quedara frustrada así que comencé a darle placer estimulándole el clítoris. Le puse un dedo dentro de la vagina y otro en el ano. Se contorsionaba extasiada hasta que llegó al clímax. Me volqué sobre ella y la besé mucho. Un rato después nos acomodamos la ropa y en silencio volvimos al asiento delantero. Encendí el motor y puse las manos sobre el volante pero no arranqué.
Silvia puso su mano sobre mi rodilla sin decir nada.
“Silvia, no me hagas bromas así”
“Simón, ¿vos pensás que podría?” y sentí algo de ofendimiento en su voz.
“No… perdón…”
“Vamos a casa. Ya vamos a hablar”
Arranqué y llegamos a casa en total silencio. Nos acostamos, ella se durmió de costado con la mano derecha sobre mi pecho. Yo no pude dormir.


Carlónimo -

No estoy paranoico Simón, sólo traté de resaltar los riesgos que conlleva desatender a una novia. Claro que tú sí la atiendes pero no está de más recordarlo. Considero hiriente e injusto tu siguiente comentario: “Querida Moni: Dios mío! se separan el 6 y ya se están volviendo a ver el 23!” Creo que tú sufrirías mucho si te encontraras con Silvia en las condiciones que estamos Mónica y yo.

Querido Gastón, te acabo de faxear el resultado de mi recuento de glóbulos rojos, para que por favor me indiques lo procedente. También te agradezco que sigas pendiente de Moni. Y me da gusto saber que vas a intentar complacer a Claudia. Estaré en espera de tu relato.

Marcia, te veo muy contenta. Ojalá que muy pronto nos hagas saber que ya inyectaste a Martha.

Karol (por si aún sigues leyendo). Permanezco en espera de tus comentarios al segundo relato que me pediste y te escribí en este año.

Moni, mi amor: Te veo el viernes 23. Cómo te extraño.

Gastón -

Querida Marcia: perdón si soné enojado; no lo estoy.
Por otra parte, si no logro escabullirme de la jeringa de Claudia veremos qué es lo que ella decide inyectarme. De todos modos, en mi fuero interno deseo fervientemente que desista de sus intenciones.

Marcia -

Ehhh Gaston era broma yo se que te solicite los inyectables...pero Martha me ha confiado que se las recetas a mas de un paciente...debe ser lo que se indica en esas ocaciones...
Propongo que le indiquemos al dr. Gaston que podria inyectarle Claudia, que les parece?
yo por lo pronto le recetaria hierro que nunca viene mal, hay unas muy buenas ferrorex, son dolorosas pero 1 cada 8 hs no estaria mal, claudia estara mas que complacida y tu sin poder sentarte...
a ver opinen?
Gaston no te enojes sabes que esto es divertirse y pasarla bien.saludos

Gastón -

Querido Carlónimo: terrible cachetazo el recuerdo de Miguel. Te lo agradezco porque me volvió a la realidad. No creo poder ceder deasiado fácilmente pero voy a considerarlo.
Respecto de la medicación que te receté te digo que no es un tónico para la potencia sexual; te repito la indicación de hacerte un recuento de glóbulos rojos y enviarme el resultado. Igual de perjudicial puede ser no terminar adecuadamente el tratamiento como prolongarlo innecesariamente.

Querida Marcia: A todos Ustedes les receté inyectables porque Ustedes lo solicitaron en virtud de los gustos compartidos. Suelo tener a buen resguardo el culo de mis pacientes; no acostumbro a indicar inyecciones sin ton ni son.

Simón -

Querido Carlónimo: me parece o estás un poco paranoico? y encima pretendés trasladarnoslo a todos los demás. Todo el esfuerzo que tuviste que hacer para que yo venza mis celos para venir ahora a decirme que tenga cuidado de ... nada; porque se que el amor de Silvia es mío. De todos modos, la voy a atender bien pero solamente porque la amo.

Querida Marcia: que Martha vaya preparando la colita porque lo que le espera puede ser para alquilar balcones!

Querida Moni: Dios mío! se separan el 6 y ya se están volviendo a ver el 23!

Marcia -

Vamos Gaton dejate de rodeos y dejate pinchar, danos e placer de contarnos como es ese momento en que Claudia practica contigo, asi sabes lo que es bueno y no andas por ahi recetando inyecciones a todo el muindo, jaja!
Creo que Martha va a ser la 1º poatulante a ser pinchada por mi, ella lo insinuo el otro dia cuando dijo que ya ibamos a practicar y que ella lo iba a sufrir en carne o en te caso cola propia, yo encantada, tener a mi merced semejante culo va a ser realmente placentero...

Mónica -

Mi Carlónimo ¿Te parece bien el viernes 23 de abril en Chapala, frente a la laguna, donde tengo mi departamento? Quiero que conozcas a mis papis y a mi hermano Enrique, ellos viven en Guadalajara, muy cerquita del mercado de San Juan de Dios ¡Cómo te extraño mi amor! Y no interrumpo más para que relates todo lo que quieras. Por tu sorpresivo anuncio de temas ¡Ya estoy saboreando! Saludos a todos. En una oportunidad, me gustaría conocer a mi cuñadito Antónimo, así como a Gaby y a Rocío. Cheers!

Carlónimo -

De regreso en México, estoy contento y a la vez muy triste.

Gastón… ¿no te basta el antecedente del encuentro de Claudia con Miguel? No te vayas a llevar otra sorpresita con ella pues es una mujer encantadora que tiene infinidad de pretendientes. Además es muy fogosa.

Simón, debes estar aguardando a Silvia con verdadera desesperación y también te recomiendo que la atiendas como merece porque, en Santa Fe le salieron varios pretendientes. Tan guapa y con esas falditas que acostumbra… ¡Cuidado!

Querida Marcia, en tu caso ¿te percataste cómo miraba el joven de treinta años a tu amada enfundada en ese pantalón blanco bien entallado? ¿Y viste que ella lo sometió con mimos y caricias? Y la señora de 40 años ¡vaya trasero! también miraba con insistencia a Martha. Cuidado… no vaya a ser que los vuelva a inyectar en ausencia tuya. Uno no sabe, no sabe. Martha está guapísima. Mejor atiéndela con todo esmero.

Y digo todo esto con la natural preocupación de que, habiendo estado con Mónica me percaté que tiene por ahí muchos pretendientes. Mejor me sigo inyectando, no sea que me enferme y después ya “no dé el ancho”. Y por favor, preciosa Moni, fija la fecha de nuestro próximo encuentro, será cuando tú quieras, mi vida ¡Estás preciosa, me fascinas, me enloqueces, te amo, ya no aguanto sin verte!

Hay mucho de qué hablar. Los temas dependen de nuestra propia actitud. Les recomiendo que mejor nos pongamos muy listos ¿no creen?

Simón -

Querida Marcia: interesante tu veta voyeur.. y más interesante que nos hagas participar de ella. Espero ansioso el momento en que pongas tu primera inyección; ¿ya sabés en el culo de quien va a ser?

Gastón -

Querido Carlónimo: me alegro mucho de que hayan disfrutado tanto con Moni de estos días de descanso. En cuanto al alta del tratamiento, no depende de una decisión caprichosa de "no quiero que me pinche nadie que no sea Mónica"; es una decisión médica. Andá a cualquier laboratorio de análisis clínicos y hacete un recuento de glóbulos rojos. Cuando tengas el resultado me lo mandás por fax y vemos si ya estás en condiciones de dejar de pincharte; ojalá así sea.
el último relato, precioso pero dadas las circunstancias de veda en las que me tiene Claudia, no estoy en condiciones de permitir que me caliente mucho... y tampoco estoy en condiciones de permitir que me pinche alegremente.

Simón -

Qué feo, doctor! El juramento hipocrático te permite amenazar a un paciente con hacerle daño intencionalmente?
Vamos, hermano! No es para tanto! Cuánto puede durar el dolor de una inyección? Un par de minutos? con tan poca cosa podés hacer muy feliz a tu mujer. Además, si te fijás, todos acá estamos de acuerdo en que deberías permitirle a Claudita practicar un poco...

Carlónimo, sí, ya señamos la casa. Y, no, no pude disfrutar con Silvia los efectos de la inyección de Claudia porque como les conté está en Santa Fe haciendo una auditoría. Vuelve mañana a la tarde, va directamente a la oficina a dejar los documentos y ya quedamos que la paso a buscar. Le tengo una sorpresita, pero ya se las voy a contar.
Además, siguiendo con la línea de pensamiento de lo bien que le hizo a tuvida Mónica, me encanta que ya te guste que te ponga inyecciones y la alegría con la que te despedís pensando en cuando se van a volver a ver.

Gastón -

Simón! te voy a matar, maldita sea! Por tu culpa la tengo a Claudia extorsionándome. Ayer me hizo calentar bien con un conjunto de encaje rojo y cuando ya estaba por "atacar" me dijo "Quiero pincharte la cola" Como le dije que no porque ella sabe que no me gusta, me contestó "Entonces ni sueñes con tocarme ni un pelo. Cuando las pelotas te estén por explotar, volvemos a hablar del tema" Y ahora entiendo por que está tan cocorita, vos la incentivaste.
Vuelvo a recordarte que tenés pendiente el examen prostático y te juro que te voy a sacar el dedo por la boca!

Marcia -

Hola a todos pero que relato, mas que erotico con solo leerlo me ha estremecido! bravo por los 2.
Gaston preparate me parece que Simon te ha tendido una pequeña trampa y por mas que te gusten ahora con el apoyo de el Silvia se aprovechara de su buena mano para dejarte el culo bien pinchado!Disfrutalo!!
Bueno yo les paso a contar q he convvencido a Martha para que comienze con sus clases de enfermeria, y entons me dijo que lo 1ºque hariamos seria que yo observase como ella lo hace, yo ni lerda le dije que si que me encantaba la idea. Asi que jueves y viernes que no trabaje partimos a hacer los domicilios q ella hace habitualmente por la tarde, 1ºfuimos a lo de una señora de unos 40 años que se encontraba con una ciatica y le habian recetado doixaflex inyectable 2 por dia durante 1 semana, la pobre iba ya por la 4º asi que tenia ese culo bastante maltratado...Martha me presentaba como una estudiante de enfermeria y le preguntaba si no le incomodaba que obserbase su tarea a la que los pacientes accedian...y yo me moria por ver dichas escenas, asiq eu ahi estaba yo obserbando a mi linda Martha desempeñarse como una gran profesional y a la pobre señora sufrir por esa sustancia bastante dolorosa, ella conto que le ardia bastante y que por las noches su marido habia estado masajeandole las nalgas para poder dormir porque ella estaba muy dolorida...
Luego visitamos a un joven de unos 30 años, era la 1º vez que Martha lo visitaba, a el le habia recetado 3 inyecciones de penicillina 1.000.000u. (son terribles) porque tenia una infeccion en la garganta, con el se encontraba su novia y tampoco le smolesto que yo mirara y comentaramos, la novia lo animaba porque el se rehusaba a ser pinchado hasta que accedio y fue un espectaculo porque chillo hasta mas no poder...y se movio hasta que Martha lo reto, realmente los hombres son bastante menos tolerantes que nosotras, recuerdo que son muuy dolorosas por ser tan espesas porque yo debi soportarlas en mas deuna ocasion. Cuando volvimos a mi casa seguimos con la clase, ella me enseño con sus dedos en mis propias nalgas pero sin pincharme donde eran los lugares adecuados para hacerlo obvio de eso pasamos a las caricias y de ahi a lo que imaginan...la clase se suspendio,jaja.pero seguira mas adelante.


Mónica y Carlónimo -

Querido Simón, ya no puedo componer el fallido relato a tu entera satisfacción. Por favor no me atormentes remarcando que he lastimado tus sentimientos, pues es lo que ni remotamente me he propuesto, contigo o con cualquier otra persona del blog. Tú sabes cómo te aprecio y conoces los avatares de la comunicación. Ya habrá forma de compensar el supuesto daño sobre la marcha, sin recurrir a inicuas genuflexiones o a grotescos remiendos. Sólo dame tiempo. Sigamos caminando y renovándonos. Te felicito por lo de la nueva casa ¿ya la tienen al menos apalabrada?

Del pinchazo que te dio Claudia ¡una escena muy sensual! no comentas qué tanto lo disfrutaste y si después lo “desquitaste” con Silvia ¡hombre, no te quedes a medias! Y es una excelente noticia para Gastón quien debe dejar a su preciosa esposa que practique con él. Espero que muy pronto nos participes que ya te dejaste, querido doctor. Y por favor dame ya de alta, me siento muy bien y, sin la ayuda de Mónica no estoy dispuesto a recibir un pinchazo más.

¿Preste Juan? Por favor preséntate amigo y, como dice Marcia, cuéntanos un poco acerca de ti. Si comentas lo que te gusta podemos intentar complacerte.

Ahora les cuento: Washington es una ciudad que no te agobia con su abundancia de sitios por visitar. En París, Madrid o Roma (por citar algunas) la visita se vuelve angustiosa pues siempre estás contra reloj tratando de abarcar infinidad de sitios. En cambio Washington, salvo un puñado de museos, no te despierta la ambición turística. Sin embargo, tiene sus encantadoras sencilleces que cautivan: las extensas áreas verdes y su aparente calma; muy adecuadas para la intimidad.

Esta mañana, mi querida Moni, al despertar te desprendiste suavemente de mis brazos y preparaste dos jeringas. Me entregaste la primera, te acostaste boca abajo y me dejaste la grata labor de desnudarte. Tienes el culito tan atrayente, respingado y elástico, que clavar en él la hipodérmica es una sensación terriblemente erótica. Y tu actitud, que ya he comentado, es un ingrediente sensacional que me excita extraordinariamente. La forma en que rezas, musitas, sufres, lloras y al mismo tiempo te excitas, casi en silencio, sometida, me hace estremecer de placer y me lleva al orgasmo. Tienes la sensualidad a flor de piel.

También es innegable el buen gusto con que seleccionas tu atuendo, incluyendo las prendas interiores. Utilizas unas tanguitas sensacionales, siempre con detalles muy femeninos (ribetes, bordados, orlas, moñitos, etc. Tu panty de hoy, estampada de barras y estrellas, me invitaba a besar la no muy bien reputada bandera yanqui. Preferí deslizarla hasta los muslos para aplicar el ósculo directamente en tus esculturales nalguitas. Pero qué preciosa se te ve la coqueta e ingeniosa prenda. Complementaba tu atuendo un calzoncito en tono violeta casi transparente y una blusita del mismo material, de corte cruzado, con finísimos rebordes blancos.

Viéndote estremecer por la entrada del hiriente líquido, oyendo tus suaves susurros, regocijándome de admirar tu talle completo: parte de la femenina espalda, una cintura perfectamente definida, la grácil curvatura de tus glúteos algo rígidos por el dolor del piquete, y tus piernas perfectamente torneadas; me complacía y regocijaba saber que eres mi novia.

Sabes la calentura que tu espléndida actitud me provoca. Me oyes gemir, decirte que me enciendes, que me enloqueces, sientes mis caricias en tus piernas, mis besos en tus nalgas, objetas y al tiempo celebras cada empujoncito del émbolo. Repites: gracias, mi vida, inyéctame como tú sabes hacerlo, como yo te voy a inyectar a ti dentro de un momento. Espera, espera, no me saques todavía la aguja, deja que me recree con ella, Así, disfruta mis nalgas que son tuyas, que siempre han sido tuyas.

Y prolongamos el erotismo de la inyección: Yo, contemplando la jeringa vacía que está aún prendida de tu carne, balanceándose suavemente imbuida por la tensión del músculo perforado; y tú, sintiendo la cruel aguja que te perforó el cachete y que te hizo entrar la ardiente sustancia. Sabiendo que yo te observo, que admiro la belleza de tu trasero el cual se me entrega nervioso, deseoso de que lo vulnere con mi pene.

El instante no se prolonga demasiado. Tú estás deseando inyectarme. Y yo… confieso que ya estoy deseando que lo hagas. Te incorporas y ocupo ansiosamente el lugar.

Te dejo la notebook para que continúes narrando, preciosa.

¡Hola a todos! Lo he sentido Carlónimo, he visto cómo te transformas y ya deseas que te inyecte, me dejas hacerlo y casi me pides los pinchazos. ¿Sabes? Estoy muy feliz de haberlo logrado. Disfruto que no sólo me ofrezcas las nalgas, sino que me las entregues para que las estimule como yo quiera y como a ti te plazca. Disfrutas la sensualidad del acto. Sé que te gusta sentirte en cierta forma dominado por la chica que te ama con todo su ser, que es la dueña de tus encantos.

El pinchazo te ha hecho saltar y es que te lo doy con mano muy segura y no con la suavidad que tú me dispensas a mí, sino con la conciencia de que estoy picando un recio cachete masculino al que hay que tratar con fuerza, precisamente para no lastimarlo. La aguja se resiste a entrar pero termina perforando la recia superficie, que responde con una gotita de sangre. Te estremeces y tu excitación aumenta cuando sientes la sustancia que ya penetra tu cuerpo. Sin decir nada, tu actitud me dice todo. Estás muy caliente y sabes que yo estoy igual, y que ya queremos entregarnos al amor íntimo.

Por eso te hago entrar la medicina rápidamente, para que sientas el rigor de la intramuscular que estás recibiendo y para que me pidas un nuevo estímulo. Te acaricio las nalgas, las beso y las siento palpitantes. Ahora me pides terminar porque ya deseas tener mi cuerpo, así que me precipito sobre ti. Me abrazas Carlónimo; tus manos ya exploran mis nalgas.

Estás tendido de espalda y yo encima de ti sintiendo las primeras incursiones de tus dedos en mi vagina y en mi culo. Me penetras las dos aberturas. Yo tiemblo al sentir tu pene que se encuentra totalmente erecto, rozando los labios de mi vulva. Me encanta que me penetres teniéndome empinada. Por eso me incorporo y me pongo en posición con la cara, el busto, los brazos y las rodillas pegados a la cama, con el culo bien erecto, entregado al hombre que amo. Continúa tú mi Carlónimo, me encanta cómo detallas el coito.

Mi preciosa Moni, ahora veo tus albas y extensas nalguitas ofrecidas, la raja del culo con el insinuante remolinito rectal que invita a ser traspasado. Poco abajo, tus ardientes labios vaginales que también imploran la penetración. Te acerco el glande deslizándolo por toda la raja. Te sujeto de las caderas y balanceo tu culito para acrecentar el roce y la incipiente penetración rectal.

Gimes deliciosamente y empujas con ansias. Pero el glande se atora y emites una sensualísima queja. Tomo el lubricante y te lo aplico en el esfínter anal introduciéndote la puntita de mi dedo, haciéndolo rotar ligeramente. Luego lubrico mi glande, lo pongo en posición y empujo suavemente. Compruebo la excelente elasticidad de tu pequeñísimo conducto, que engulle y me aprisiona el pito completo.

Comienza la fricción; un cadencioso movimiento suave pero muy bien ajustado que me pone al borde del orgasmo. Con mis dedos empiezo a estimularte el clítoris. Acoplo el incentivo vaginal a las profundas penetraciones anales. Con cada entrada tiemblas, te agitas y empiezas a gritar de excitación, hasta que te desplomas y quedas tendida sobre la cama, envuelta en un prolongado alarido, celebrando las violentas ráfagas de esperma que inundan tu delicioso culito.

Querida Moni: mañana saldré de Washington y ya desde ahora te estoy extrañando. Gracias por todo lo que me has dado.

Mi Carlónimo: Me he habituado tanto a ti que no podría dejarte. Me emociona que estés contento, que me ames como yo a ti. Espero que volvamos a reunirnos pronto y te propongo que sea en Guadalajara. Respecto al blog, siéntete libre de hablar sobre cualquier personaje o tema que te motive. Lo disfrutaré sin prejuicios.

Simón -

Ayer a la mañana me llamó Gastón para recordarme que me tenía que dar la segunda dosis de la antitetánica. Le dije que pasaría por su casa a la noche para que me la ponga porque Silvia está en Santa Fe haciendo una auditoría.
“Esta noche no voy a estar porque tengo que asistir a la cirugía de un paciente que me lo pidió. Pero andá igual a casa y te la pone Claudia”
“Claudia? Te parece?”
“Sí, andá. La verdad es que agarró muy buena mano. No se lo digo porque me dejaría el culo como un alfiletero pero es buena. Yo le aviso que vas a ir”
La perspectiva de bajarme los pantalones delante de Claudia me ponía nervioso pero decidí hacerlo porque me avergonzaba mi propia vergüenza.
Como no tenía a Silvia esperándome en casa trabajé hasta tarde y pasé por lo de Claudia cerca de las 11 de la noche.
Me recibió con un abrazo y me dijo “Pensé que te habías arrepentido”
“No. Por qué?” Pero pensé que me conoce mucho.
“Vení. Vamos al consultorio de Gastón” y me llevó casi a la rastra de la mano.
“No, Clau. Acá no. Me siento como si estuviera profanando un lugar sagrado”
“Yo también, pero me encanta!”
La vi preparar la jeringa y lo hizo como si tuviera muchísima experiencia. Cuando terminó me miró sonriendo y dijo “Y? Bajate el pantalón y acostate!”
Me desabroché el pantalón, me acosté boca abajo y me descubrí las nalgas apenas unos centímetros.
Claudia se acercó por detrás y de un tirón me dejó el culo completamente al aire.
De otro tirón me subí la ropa y grité “Claudia! Pará!”
“Simón, no seas bobo. Necesito ver lo que hago. Además te olvidás del yate? Te vi bastante más que la cola. Dale!”
Evidentemente Carlónimo no es el único que está un poquito “fresa”; o a lo mejor las chicas están un poquito lanzadas. Pero, sea como sea, Claudia no me dio tiempo a reaccionar. Me volvió a bajar la ropa y sin decir agua va me encontré con la nalga derecha pinchada.
No era particularmente doloroso pero sentía cómo el líquido entraba mientras ella hablaba “No te preocupes; el culo que me excita pinchar es el de Gastón. Lástima que no me deja. Supongo que es porque no tengo experiencia…”
Me acordé de lo que me había dicho Gastón sobre la buena mano de Claudia y por qué no se lo decía y mientras me arreglaba la ropa le di un beso en la frente y le dije “Gracias, linda. No sé si tenés experiencia pero tenés mano. No me hiciste doler nada. Y respecto de Gastón, creo que deberías presionarlo un poquito; vos también tenés derecho a pinchar si te gusta”
“Te parece?”
“Me parece”
se me colgó del brazo y me dijo “Como los dos estamos solteros esta noche, qué te parece si comemos algo y recordamos viejos tiempos?”
“Dale”
Claudia había preparado pizza y comimos tomando cerveza helada. Conversamos muchísimo, como hacía tiempo que no lo hacíamos. Entre otras cosas ella me contó en qué andaban sexualmente con Gastón, sin entrar en detalles, más por mi pudor que por el de ella. En un momento me preguntó por Carlónimo y Mónica, quería más detalles de cómo aparecieron en nuestras vidas. Menos mal que me lo preguntó a mí y no a Gastón porque con el tema de que realmente viajé a México varias veces por temas laborales, la explicación que pude dar fue más o menos creíble.
Sobre el final de la velada nos divertimos mucho en base a algo que mi padre siempre me decía. Cuando, siendo chico, tenía miedo de algún maestro mi padre me decía que era porque lo tenía idealizado y lo que tenía que hacer era humanizarlo imaginándomelo sentado en el inodoro haciendo alguna necesidad fisiológica. Nosotros adaptamos la sugerencia de mi papá, que de niño me dio resultado, e imaginábamos a todos los profesores de la facultad que nos hicieron la vida difícil con los pantalones bajos y pidiendo por favor que no les pusiéramos una inyección o llorisqueando por lo dolorosa que era. Nos reímos tanto y tan fuerte que uno de los chicos se despertó y cuando vio que yo estaba en la casa insistió en quedarse conmigo. Al día siguiente tenían que levantarse temprano para ir al colegio así que me vi convenciéndolo de irse a dormir a base de contarle cuentos.
Cuando logré que se duerma me encontré a Claudia esperando en la puerta del cuarto y me dijo “Vas a ser un gran padre!” y me acordé del comentario de Silvia sobre el auto deportivo (recuerdan?). Pero lo que pasó con eso se los cuento en otro momento.
Me estaba despidiendo de Claudia y ella me dio una palmada en la nalga pinchada “Te duele la cola?”
“En absoluto! Si no fuera porque los pinchazos de Silvia me traen muchas otras ventajas, seguro que te contrataría a vos como enfermera… Acordate, Gastón no te puede privar de practicar, eh?”


Marcia -

Hola Preste Juan y hola a todos pero me gustaria saber algo mas acerca de este nuevo integrante...cuales son tus preferencias a la hora de las inyecciones...
saludos a todos y en dias contare algo acerca de estos ultimos dias

Preste Juan -

¡Qué delicia de relato!¡Hacía tiempo que no leía uno de este tipo que me gustase tanto!
Felicidades

Gastón -

Queridos todos: de vuelta de las minivacaciones con la familia me reeuncuentro con ustedes.
Carlónimo y Mono, me alegro de que puedan disfrutar unos días más juntos y de que sigan el tratamiento. Son buenos pacientes, me están haciendo caso en todo, las inyecciones y el descanso. Vayan contando más detalladamente las aplicaciones y cómo se sienten, a ver si podemos ir bajando las dosis para que sus colitas descansen un poco.
Simón, querido, ya me vas a contar más en detalle lo de la casa, pero me alegro de que hayas logrado que Silvia se decida. Por lo que me contó Claudia, ella está muy, muy entusiasmada con esto de encarar esta nueva etapa de la pareja; sacale el jugo a la situación.

Simón -

Queridos: la verdad es que esperaba algo más espectacular referido a tus celos, Carlónimo; de ninguna manera pensando en que pasen un mal momento pero sí tendiente a reconstruir mi maltrecha autoestima. Al parecer me voy a tener que conformar con lo que obtuve.
Creo que logré que Silvia se decida por una casa; con un poco de suerte mañana la señaremos y en breve estaremos de mudanza. Igualmente, me espera un largo tiempo antes de estar completamente establecidos porque Silvia ya me adelantó las modificaciones que quiere hacerle. Menos mal que ella va a dirigir la obra!
Me alegro de las inyecciones rubricadas con coitos pero, por favor, cuando estén en un lugar un poco más íntimo, no nos dejen sin el relato.

Mónica y Carlónimo -

Bueno Simón, lo que llamas "escenita" no tuvo nada que ver con berrinche, capricho o discusión, fue tan solo que Moni es muy esxpresiva y al referirse a lo estético de tu trasero su rostro dibujó una expresión de sensualidad que me impactó en silencio pues no le comenté nada de momento y se que de haberlo hecho yo hubiera cometido un gran error ya que estoy seguro de su cariño.

Estuvimos en Georgetown, en el downtown que alberga los famosos monumentos (Washington Memorial, Lincoln Memorial, el Congreso, Casa Blanca, etc) Paseamos mucho por la zona del Potomac, particularmente disfrutando los Cherry blossom (cerezos en flor) que ya están preciosos. Les relataré brevemente la forma en que nos organizamos y disfrutamos. Ha sido tan bella la experiencia que cambié mi salida, de manera que permaneceré con Moni hasta el próximo miércoles. Le paso el equipo para que los salude.

Hi my dear friends. Estoy feliz con Carlónimo (a veces quisiera soltar su verdadero nombre). Ups! me pellizcó. Ahora estamos en un restaurante italiano y seguiremos paseando juntitos en este Domingo de Resurrección del Señor ¡Felices Pascuas! Mañana vamos a ir a Delawere, un lugar que a los dos nos encanta y que visitamos en nuestra primera etapa. El martes estaremos en Old Town, un sitio arreglado como ciudad de los pioneros americanos. También nos gusta mucho. Pero, sobre todo, estaremos amándonos con locura, como hasta ahora lo hemos hecho. Nos hemos seguido inyectando, Gastón, como niños buenos y celebrando cada piquete con un delicioso coito. Perdón por no contarles más ahora, pero estamos en un sitio público y resulta difícil concentrarnos.

Los recordamos a todos con muchísimo afecto. Reciban un fortísimo abrazo de sus amigos que los aman.

Simón -

Queridísima Moni: Cuanto me alegro de que estés feliz con la presencia de tu amado. Tus dichos no hacen más que corroborar que son Ustedes, las mujeres, las que llevan las riendas de nuestras vidas. "encontrar a Carlónimo, perseguirlo y reconquistarlo" me hace pensar que lo de ustedes es un plan urdido a conciencia por vos durante años. ¡Vaya que lográs lo que te proponés!

Querido Carlónimo: encantador repertorio de halagos. Pero vas a tener que hacer más que eso para saldar tu deuda conmigo. Podrías empezar por detallar un poco aquellas cosas por las que provoqué tus celos; no vale que sufra solamente yo y merezco una buena recomposición de mi autoestima, vilmente lastimada por tu ignominioso relato.
Este fin de semana largo de semana Santa no vamos a ir a ningún lado de vacaciones porque estamos en la etapa de frenética búsqueda de casa. Con todo el trajín de los últimos tiempos no les conté que se vendieron nuestros viejos departamentos y hace un tiempo que recorremos casas. Tal como vaticiné, a mi arquitecta favorita nada le viene bien; tenemos un par posibles pero temo que para cuando Silvia se decida alguien nos haya ganado de mano y sólo Dios sabe quien le va a aguantar el mal humor.
En fin, me espera un fin de semana de mucho caminar... pero, por favor, para matizar manténganse en contacto.

P.D. lo de la autoestima vilmente lastimada por el ignominioso relato ¿sonó suficientemente dramático? Espero el relato de la escenita que provocó tus celos y ya que estamos, algo de aquella historia antigua que Moni y vos hoy reviven a pleno.

Mónica y Carlónimo -

Querido Simón, mi relato acerca de las inyecciones que te puse, a pesar de haber remarcado tu actitud juguetona que de suyo conlleva una gran sensualidad, no demerita el excelso placer de pinchar un culete que, ya lo he dicho antes, es tan estético que emociona. Mira que Silvia lo debe disfrutar muchísimo y no dudo que tengas por ahí varias damas suspirantes que desean verlo y tocarlo. A Mónica la dejaste impresionada, al grado que llegué a sentir celos. No me hagas decir más.

Marcia, qué gusto ver que te expresas y que bueno que estás de acuerdo en que escriba algo acerca de Martha, tu encantadora y sensual pareja. Es una tentación que tengo desde hace algunos días y le comenté a Moni quien me animó a consultarte. Cuéntanos con mayores detalles lo referente a tus inyecciones.

En cuanto a lo que estoy viviendo con mi encantadora paisana, empiezo por decirles que, idear nuevas formas de expresión y sorpresivos escenarios es algo muy estimulante, pero volverlos realidad no tiene paralelo. De carne y hueso me encuentro al lado de Moni, sobre su cama, en su confortable “apartment” de Wisconsin Avenue. Recostados los dos, con un cúmulo de cojines y de almohadas que nos sostienen mullidamente la espalda, yo pulso la notebook mientras ella me contempla. De soslayo aprecio sus encantadoras piernas, unos muslos plenos, firmes, excitantes, a los que ya he prodigado una multitud de besos y de caricias. Ahora le entrego la notebook para que los salude.

Hola a todos ¡Qué emoción! para mí ha sido una fortuna y un sonado éxito encontrar a Carlónimo, perseguirlo y reconquistarlo. I´m just happy and determined to love and conquer him every day. Ahora lo miro, me recreo admirando sus preciosos ojos color miel, su tórax masculino con esos brazos fuertes, poderosos, que me han levantado en vilo para llevarme hasta la cama donde me prodiga su amor avasallante. Veo igualmente esas piernas colmadas de musculatura al grado que no podrían ser vulneradas por una aguja hipodérmica. Cuando lo inyecto le aclaro que quien va a sufrir no es él sino la aguja, pues ésta se curva para penetrar la recia superficie de sus glúteos. Yo creo que por eso no busca las inyecciones en su propio culito, pues siempre lo lastiman mucho. Ahora trata de quitarme la notebook Help!

Perdón Moni, déjame reportarle a Gastón que ya te inyecté dos veces y que no sufriste casi nada ¡Vaya momentos tan excitantes! Tus nalguitas son tan preciosas y tan suculentas que al verlas postradas, nerviosas, expectantes, no puedo evitar besarlas muchas veces. Además, Moni tiene un estilo tan sensual de recibir los pinchazos que cualquiera que la ve se súper excita. Es que se descubre poco a poco la colita, se mima, suspira, se queja melosamente, suplica, te trata de entretener con lisonjas para retrasar el piquete, ensaya cantitos para distraerse, te hace preguntas, lloriquea, estremece la nalguita de miedo. Y cuando por fin siente la aguja grita y reza con una sensualidad y gracia inigualables: Oh Santa Mónica pray for me so that does not hurt too much! Luego repite ¡ya, ya, Carlónimo, please finish, it hurts, it hurts me a lot! Pero se queda quietecita, realmente no se expone a que la lastimen porque permanece con el culito bastante relajado, pero está tan atenta y concentrada en la aguja y el líquido, que acompaña con gemiditos hasta la última gotita que le inoculas. Cuando le extraigo la aguja, se estremece y palmea ella misma sus cachetes, como felicitándose por haber aguantado la inyección ¡Es un espectáculo verla!

Bueno, ya seguiremos platicando. Por cierto, ayer cenamos delicioso y en un sitio muy romántico. Moni llevaba un vestido de noche en color marfil, espléndido. Me parecía estar acompañado por una Barbie. Sorpresivamente la encontré con el cabello menos largo, le llega tan sólo a los hombros. Sus ojos verdes son de ensueño y su boquita espectacular, enloquecedora, sobre todo cuando dibuja un hermoso gestito de duda que me fascina. Hoy, enfundados en rigurosos jeans (a ella se le ve formidable) fuimos a American University donde los dos estudiamos, y no queríamos salir de ahí. Nos sentamos en los escalones del Mary Gradon Center, en las banquitas del campus, nos tiramos despatarrados en los prados para abrazarnos y besarnos, comimos sándwiches y pizzas, igual que en los años de estudiante. Te paso la notebook para que comentes y te despidas, preciosa.

¿Ven cómo me interrumpió cuando hablaba de su culito? Así es él, pero lo comprendo y lo amo. Lo que vivimos esta mañana es una experiencia extraordinaria que nunca pensé se fuera a dar. AU ya no me decía nada ni me inspiraba nada, incluso la evitaba para no sufrir la ausencia de este hombre tan lindo al que nunca pude olvidar y que ahora Thanks God! Tengo de nuevo a mi lado para amarlo y no lo voy a dejar. Esta noche iremos a Georgetown (un barrio muy pintoresco de aquí) para seguir recordando y disfrutando. Los llevo a todos ustedes en mi corazón. Un beso, en particular a mi querido doctor. Espero que disfrutes mucho las vacaciones y no te preocupes, tu “paternalismo” me gusta y me da mucha confianza.

Gastón -

Querida Moni: releyendo las últimas intervenciones me di cuenta de que debo disculparme con vos. Casi me muero cuando leí que había escrito "no ME abandones el tratamiento"; creo que el aire paternal que alguna vez describiste que tengo me hace parecer una vieja sobreprotectora y entrometida. Voy a dejar el paternalismo reservado a mis hijos; sos una mujer adulta y responsable y tenés derecho a decidir autónomamente sobre tu tratamiento.
Voy a estar afuera con mi familia en estas cortas vacaciones de Pascua, así que les deseo felicidades y hasta la vuelta.

Marcia -

Hola a todos bueno muchachos que lindo relato el de la aplicacion a Simon, ya lo imagino masajeandose las nalgas, pero es verdad Simon te hicieron quedar com un niño que no se deja inyectar, lo sabemos estos son relatos que a veces se exageran, y vos seguro sos todo un hombre.
Escriban lo que mas les guste sobre mi o sobre Martha, ella no sabe la existencia del blog, y ami me encantaria leer uun relato que la tenga de protagonista.
Monica que raro es llamarte asi, pero sera cuestion de costumbre espero disfrutes tu estadia con carlonimo y entregale esas firmes nalgas.
Gaston sigo con el tratamiento ya 1 por semana y puedes creer que Martha siga quejandose por los 3 piketes de buscapina, si los dres y enfermeras son siempre los peores enfermos.
Como me gustaria que algun lector escondido comenzara a escribir nuevos relatos, vamos a los que leen desde el silencio, animense!!

Simón -

no le veo la gracia, Gastón!. Evidentemente estoy de turno.

Gastón -

Ups!, Carlónimo, me parece que hay alguien que no está feliz con tu último relato...
Entiendo que vayan a pasar unos días juntos y en paz pero por favor, no nos abandonen.
Querida Mónica, entendí perfectamente bien que Carlónimo pueda escribir de lo que quiera; lo que quise decir es que no nos dejen mucho tiempo sin relatos. De todos modos, y sin pretender acotar su paleta de pintor, sólo señalo que por lo menos a mí las historias que se refieren a Ustedes mismos me resultan muy inspiradoras. Es la forma que tenemos de saber cómo están nuestros amigos a la distancia.
Por favor, no me abandones el tratamiento; ahora que va Carlónimo para allá ponete al día que pronto vamos a poder espaciar aún más las aplicaciones.

Simón, sana, sana, colita de rana!

Simón -

Carlónimo: no estás siendo justo conmigo. Creo que exagerás un poco mi reacción y la imagen que das de mi, sobre todo viniendo de quien no quiere contar sus propias inyecciones bajo el pretexto de tener cosas más importantes, es verdaderamente lamentable. No me molestó que estuviera Mónica pero reconozco que ser presentado como un niño malcriado no fue de lo más agradable.
Sin embargo, y haciendo honor a mi promesa, cuento inmediatamente cómo me resarcí de los daños sufridos dejándote, nobleza obliga, mucho mejor parado.

Estando ya afuera le dije a Carlónimo, mientras me masajeaba los glúteos, “Esto me lo voy a cobrar de alguna manera”
Para mi sorpresa me respondió “Me pones la inyección que me corresponde hoy?”
“De ninguna manera privaría a Lina (en ese momento no sabía de su doble identidad) de ese privilegio”
“No te preocupes por eso. Ella entenderá”
“Si es lo que vos querés, no tengo problema”
De soslayo vi que Carlónimo hablaba al oído de Mónica y que ella buscaba algo en su cartera. Le entregó un objeto pequeño que Carlónimo guardó en su bolsillo.
Él pasó a mi lado y me dijo en voz baja “Cuando quieras, Simón”
Le dije a Silvia que ya volvía y me encontré con Carlónimo nuevamente en el consultorio de Gastón.
Aún antes de que yo terminara de preparar la jeringa Carlónimo ya estaba con el culo al aire.
“Progresaste mucho desde la última vez!”
Se rió y se acostó boca abajo en la camilla.
Cuando tuve sus posaderas plenamente a la vista de cerca no pude evitar tocarlas aunque retiré las manos rápidamente al notar que se estremecía con mi contacto. Efectivamente, como él mismo señala está un poco “fresa”, ¡quién lo hubiera dicho!
“Carlónimo, estuviste haciendo deporte, no?”
“Sí, por qué preguntas?”
“Tenés las nalgas sustancialmente más musculosas que la última vez que las vi”
“Para qué te voy a engañar… Cuando sucedieron los hechos con… Anna pasé momentos difíciles. Necesitaba descargar toda la tensión que sentía y como mi personalidad no da para volcarme al alcohol, gracias a Dios, dediqué todo mi tiempo libre a ir al gimnasio”.
Cambié de tema porque, como ya dijo Mónica, no quería que mi amigo se quedara encallado en el pasado y sopesando la jeringa le dije “Gastón no te ahorró nada. Grande y espesa!... Bueno… Vamos con esto!”
“Son terribles pero no me quejo porque mi Lina me ha dado hermosos momentos con esto. Nunca voy a agradecerle lo suficiente a Gastón su picardía”
“Es un gran tipo. Su mayor virtud es lo perceptivo que es; tiene una capacidad increíble de empatizar con la gente y sin duda captó las sutilezas que los unen mucho antes que todos nosotros. Sabés? A veces creo que le presenté a Claudia para que dejara de quedarse con las mejores chicas; entre los ojitos celeste, la carita de ángel y el chamuyo yo iba atrás de él agarrando lo que quedaba”
“Chamuyo?”
“Lunfardo. Quiere decir seducir o persuadir hablando”
“Vamos! Que tu tienes lo tuyo!”
“Ni punto de comparación”
Considerándolo ya lo suficientemente distraído en ese momento lo pinché y comencé lentamente a inocular el hierro. Vi cómo el músculo sufría pequeños espasmos a medida que la sustancia se abría paso; Carlónimo se mantuvo calmado y toleró el doloroso proceso estoicamente.
Cuando retiré la aguja del glúteo se llevó la mano al lugar pinchado para masajearlo. Se la retiré y le dije “Sacá esa mano! Yo empecé el trabajo, yo lo termino” y me dediqué a masajearle la nalga a los efectos de que el medicamento se dispersara. Mientras hacía esto apoyé la otra mano en su espalda y la noté extremadamente tensa.
“Carlónimo, qué te pasa? Estás lleno de nudos, por qué estás tan nervioso, viejo? La estamos pasando muy bien, descansando…”
Suspiró y acomodando su posición en la camilla me respondió “Ay! Simón! A medida que pasan las horas no puedo evitar alterarme pensando que debo separarme de Lina…”
Mientras hablaba fui ayudándolo a quitarse la camisa, cosa que ya aceptó con naturalidad, y me aboqué a darle un masaje deshaciéndole cada uno de los nudos mientras le decía “Carlónimo, ya pasaste por esto; tratá de vivirlo de modo diferente. Pueden verse seguido y mientras tanto se extrañan, que es genial porque los va a llenar de deseo y pasión”
Contorsionándose por momentos debido al dolor que sufría en la espalda me respondió “Dios bendiga a tu ex, la kinesióloga”
“Te agradezco el piropo y haberme leído con tanta atención pero en esto no te voy a dejar cambiar de tema. Tenés que hablarlo”
“Tenés razón pero ya te he dicho que he sufrido mucho por amor y no puedo evitar que me afecte”
“Hermano, está en tus manos que la historia no se repita”
Se levantó y semidesnudo como estaba, me dio un abrazo que selló nuestra amistad para siempre.
En ese momento entró Gastón que estaba preocupado porque tardábamos demasiado y al vernos exclamó riéndose “AAAHHH! Bueeeeno!... qué carajo pasa acá?”
Reímos los tres con ganas y el acotó “Carlónimo, quería preguntarte algo. Faltan 4 horas para que salgan para el aeropuerto. ¿Querés que se queden acá y nosotros los llevamos o querés ir al hotel y tener un rato para despedirte de Lina a solas?”
Carlónimo me miró y agarrándose la cabeza me dijo “Tienes razón, Simón, la capacidad que tiene este tipo de percibir lo que le pasa al otro es asombrosa!”
“Te lo dije!”
Viendo la cara de sorpresa de Gastón por nuestros comentarios sobre él le aclaró a qué nos referíamos. Gastón, con cara de pesar agregó “Sí, soy perceptivo para todo menos para mi vida; si no hubiera sido por su ayuda hubiera mandado mi matrimonio al garete”
“Ey! Ey! Ey!” añadí “nada de deprimirnos! Que los tres estamos pasando un momento fantástico con nuestras parejas!”
Carlónimo, redondeando la idea, dijo “Gastón, no sabía cómo decírtelo para que no te ofendieras, pero necesitaría pasar un rato a solas con Lina”
“Cómo nos vamos a ofender?; es lo más lógico!”
Y así fueron las cosas. Carlónimo más o menos contó la despedida; mucho no puedo agregar al respecto porque me cuesta manejarlas.




Mónica -

Me siento extraña utilizando aquí mi verdadero nombre pero estoy más tranquila y más contenta que cuando era Lina. Simón, espero no haberte causado demasiada molestia el día que auxilié a Carlónimo para inyectarte. Lo hice sin malicia pero no pude dejar de reír por lo nervioso que te pusiste ¿por qué te alteró tanto mi presencia?

Con toda franqueza, ya no me he inyectado, quiero que Carlónimo me aplique las restantes en estos días que vamos a estar dichosamente juntos. Pero no “mariconeo”. No se la acepción que en Argentina le den a ese término, pero yo lo tomo en la mejor de las formas, sintiendo que se trata del comentario en confianza de una excelente amiga a quien aprecio mucho. Entonces respondo que: tal vez mariconeo por el interés de que sea mi amado y no otra persona quien me pique las nalguitas. Y espero, querida Marcia, que tú sigas disfrutando tu lindo coloquio con Martha. Por cierto, el otro día me preguntó Carlónimo ¿crees que Marcia se ofenda si escribo algo acerca de Martha? Le contesté: yo pienso que no, pero tal vez sea mejor preguntárselo a ella.

Querido Gastón, en cuanto a tu comentario: “Empiecen a escribir porque entre lo que queda de Buenos Aires y su encuentro de ahora, empiezan a amontonarse los relatos” quiero recordarte lo que ya antes les dije a todos: Que yo no vine a raptar a Carlónimo. Él y yo hemos acordado vivir en plenitud lo nuestro y hablar tan sólo mínimamente de ello, precisamente porque hay muchas cosas más sobre las cuales tratar. Carlónimo cuenta con todo mi apoyo y mi absoluta conformidad para que trate todo lo que él quiera. Yo estoy plenamente segura de su amor y no pretendo evitar que diga lo que su inquieta y privilegiada imaginación le dicta. Yo se que él no para de crear y de proyectar escenarios y sería absurdo que me incomodara.

Now, let us live our incredible dream!

Carlónimo -

¡Vaya, preciosa, así que revelaste nuestro secreto! Bueno, está bien, además era muy fácil descubrirlo. Despedimos a Lina que realizó una valiosa labor de enlace y empiezo a llamarte Mónica que es tu legítimo y verdadero nombre, con el que te conocí hace algunos años en Washington DC, mismo lugar donde hoy volveré a reunirme contigo. No puedo creer que este blog me depare tantas sorpresas y bondades. El nombre Mónica, desde que conocí a mi encantadora tapatía (gentilicio de los naturales de Guadalajara, México) me inspira una gran sensualidad y me gusta muchísimo ¡Te veo a las 18:30 encanto!

Simón, en efecto, el domingo de Buenos Aires nos diste una impactante sorpresa y después del sainete que le armaste a Gastón, tras haberlo “puteado” y a mí “pateado” por sujetarte mientras te cosían la herida, el propio Gastón dio por concluida su labor, no quiso saber más del asunto y “bonitamente” me entregó las dos jeringas para que te las aplicara ¡como si fuera tan fácil! Me hubiera resultado más sencillo inyectar a un leopardo.

Me quedé solo frente a ti, te mostré las puyas y te dije: pues ni modo hermano, yo se que eres un tanto “coyón” para que yo te inyecte, pero voy a cumplir la misión que Gastón me ha encomendado, así que relájate, encuérate el culo y acomódate como tú quieras. Di un paso atrás y me senté a esperar que cumplieras tu parte, pero no fue tan fácil. Empezaste por cuestionar la decisión del doctor diciendo que no requerías el antitetánico y menos aún el antibiótico y trataste de persuadirme de no inyectarte argumentando que tenías una mano fuera de circulación y que no podías bajarte los pantalones. Comprensiblemente, emití una estruendosa carcajada, me levanté te solté el cinturón diciéndote: ¡abomba las nalgas gaucho para que te encuere! Y no me hagas más difícil la labor porque soy capaz de nalguearte como ya lo hice alguna vez y recuerda que tengo la mano pesada y que “vos tenés” el culete al rojo vivo.

El miedo no anda en burro así que, viéndome decidido colaboraste adoptando las posiciones más convenientes en tanto quedabas con las nalgas al aire. Pero en el momento que traté de desinfectarte el cachete izquierdo gritaste como loco diciendo que te lastimaba. En efecto, tus nalgas tenían el color de un camarón pero no era para tanto. Estuve tratando de convencerte de que te relajaras pero no hacías caso, me detenías las manos y lloriqueabas. Estoy seguro de que había un poco de chiqueo de tu parte pero yo necesitaba inyectarte así que, después de varios fallidos intentos porque te veía intransigente, me dirigí a la puerta, llamé discretamente a Mónica y la hice pasar diciéndole: Mi vida, necesito tu colaboración porque Simón no se deja inyectar ¿Podrías pedirle que se tranquilice?

El color de las nalgas se te corrió hasta la cara, balbuceaste, te agitaste, trataste de cubrir tus cachetes, pero Moni se aproximó a ti con ese delicioso aire de seriedad, respeto y sensualidad que la caracteriza, te palmeó unas cuantas veces las nalgas llevando finalmente su mano hasta tu cintura donde te la dejó estacionada haciendo que te quedaras muy quietecito mientras tratabas de disculparte nerviosamente. Moni me guiñó el ojo, me aproximé y te clavé la primera jeringa sin que te movieras, creo que ni te enteraste. El líquido fluyó igualmente sin contratiempos, sólo te vibraba un poco el cachete pues es una sustancia dolorosa. Extraje y Moni te reconvino nuevamente: Simón, ojalá que con la segunda te portes tan valiente como lo has sido con la primera y ella misma enmarcó con sus dedos el sitio de la nueva aplicación. Al sentirla a ella tan cerca te quedaste mirándola de soslayo, nerviosamente y te agitabas como si te hubiera tocado los genitales. Yo reía de buena gana, pero en silencio. Te di el nuevo pinchazo y sólo marcaste un movimiento reflejo pero te quedaste igualmente tranquilo sintiendo la manita de mi preciosa Moni de nuevo en tu cintura. Al final te dio un beso en el rostro diciendo: ¡Eres muy valiente, Simón! Te felicito.

No quise esperar tu reclamo, en cuanto Mónica se dirigió a la puerta, salí detrás de ella y anunciamos a los amigos que habíamos terminado. Silvia entró de inmediato a verte.

Amigos, es un secreto a voces que estoy tomando el avión a Washington, dudo mucho que Mónica y yo podamos relatar durante los próximos días de la semana (espero que nos asomemos para saludarlos). De Buenos Aires, espero que Gastón y Simón terminen el relato, yo sólo agrego que antes de tomar el avión les manifestamos nuestro agradecimiento y les entregamos algunos presentes que les habíamos llevado: Para Gastón y Simón sendas botellas del mejor tequila que se produce en México, para las chicas, bellos juegos de arracadas, parecidas a las que Moni llevó puestas el domingo, cuyo uso es muy frecuente entre las preciosas mujeres mexicanas. Y para los chicos de Gastón una buena dotación de dulces mexicanos: calabazate, camotes poblanos, morelianas, chilacayotes, queso de tuna, alegrías y pepitorias. Esperamos que los hayan disfrutado.

Gastón -

Querida Marcia:
Lamento que estés sufriendo dolor por el tratamiento; pero es sólo la primera semana, luego las inyeccioens son tan espaciadas que no vas a tener dificultades.
Es verdad lo que dice Simón de la Buscapina, duele. La pobre Martha me pidió casi entre lágrimas que le diera algo por vía oral, pero su cuadro digestivo lo hacía imposible. Aprovechá para que te enseñe a poner inyecciones (que tampoco es algo tan complicado) y ayudala a tolerarlas mejor.

Carlónimo, tuve la idea de hacerte disfrutar de pincharle la cola de Simón a solas pero no me retacees el relato de la escena.

Lina, querida, esta noche ya vas a ver a tu amor! Estás emocionada? Empiecen a escribir porque entre lo que queda de Buenos Aires y su encuentro de ahora, empiezan a amontonarse los relatos.

Simón -

Querida Lina: Oh, my God! Moni??? ustedes dos son una caja de sorpresas. Realmente debía estar muy distraído; no se cómo no me di cuenta.
Lamento haberles dado un susto justo a último momento, pero no te preocupes que no pasó a mayores; mi mano está totalmente curada pero de las inyecciones que me puso tu novio no voy a adelantar nada, se lo dejo a él y, como dije, yo sigo con lo que pasó después.
¿Estás un poco más aliviada poniéndote las inyecciones cada 3 días como te dijo Gastón?
De todos modos, faltan solamente dos días para que Carlónimo llegue y estoy seguro de que entonces no te va a importar que él te pinche.

Querida Marcia: me alegro de que estés disfrutando de los beneficios secundarios del tratamiento que te mandó Gastón. Te sugiero que mimes mucho a Martha porque la Buscapina realmente es dolorosa y la conclusión que vengo sacando es que a aquellos que hacen del pinchazo su modo de subsistencia (llámese Martha, Gastón y Carlónimo, aunque él viva de otra cosa) no les gusta ni medio que los pinchen.
Si me permitís, con todo respeto, quería decirte que no me pareció bien que le digas a Lina que mariconeó; cada uno tiene un umbral personal de tolerancia al dolor y no se puede medir cuánto está sufriendo el otro... Pero, bueno, quizá sea tu manera personal de dar aliento.

Carlónimo, Gastón nos dio una oportunidad única (ya deberíamos ir acostumbrándonos a que lo haga), no lo hagas esperar demasiado.

Marcia -

Hola todos taanto tiempo es q estuve ocupada y martha no me da respiro esa mujer es insaciable, aparte de hacerme el amor con sus delicadas manos me inyecta todos los dias esas 6 inyecciones que me receto Gaston y luego 1 por semana, realmente es aceite puro y son dolorosisimas, ella trata de hacerlo lo mas suavente posible pero yo no puedo mas gimo y grito de dolor y a veces me muevo mas de la cuente lo que hace que ella se ponga seria y me de unas pequeñas nalgadas..aunque despues vengan la reconpensas de besos, caricias y nuestros cuerpos jugando mientras ella me masajea mis doloridas nalgas.
Aproposito Martha sufrio una intoxicacion estomacal y debio iinyectarse 3 buscapinas compuestas, ella no queria pero yo la convenci y llamamos a una enfermera amiga de ella, verla tumbada con el culo al aire sus bragas bajas y mirando de reojo y con cara de miedo mientras la jeringa se llenaba con ese liquido amarillento ami ya me exito y mas aun cuando la pincharon y ella pego un pequeño respingo y gimio de dolor mientras el liquido iba penetrando en su nalga derecha, realmente sublime...asi que la convenci para que me enseñara y pronto lo hara.
Lina creo que gaston nos receto lo mismo y son dolorosas pero no para tanto creo que estas mariconeando un poco o talvez tengas q probar con otra persona que no sea julie por lo menos para probrar.Martha esta disponible obvio que no perdere la ocacion para ver ese espectaculo si es que no te incomoda...pero creo que estas guardando esa bella cola para calonimo...saludos
Si por favor cuenten el episodio de la antitetanica una en cada nalga de caronimo a simon.

Marcia -

Hola atodos despues de tanto tiempo me hice un tiempo para escribir, ya que he estado un poco ocupada,Martha que no me da respiro esa mujer se ha vuelto insaciable, a parte de hacerme el amor con sus delicadas manos tambien me inyecta lo que me receto gaston que por ahora son una por dia durante toda la semana y ya voy por la 3º osea que ya estoy bastante dolorida por que debo decirlo son aceite puro creo que lo mismo le recetaste a la Pobre Lina que ya quisieramos Martha y yo hacerle unos buenos masajes aunque ella tenga esa belleza de cola solo para Carlonimo y bueh de fantasias vivimos...asi que Martha me inyecta ese puro aceite cada 24hs y me hace bibrar de dolor, realmente siento las nalgas entumecidas y eso que faltan varias mas y luego 1 por semana durante 6 meses como lo indico el dr. Gaston.
pero siempre despues de cada pinchazo viene una linda reconpensa por parte de Martha caricias, besos, y jugar con nuestros cuerpos mientras ella masajea suavente mis doloridas nalgas...
Aproposito hace dos dias ela sufrio en carne propia tuvo una intoxicacion estomacal y debio inyectarse buscapina compuesta por 3 dias, realmente lo disfrute aunque tuvimos que llamar a otra enfermera amiga de ella para que se las aplicara, Martha no queria pero la obligue y cuando bajo sus bragas mientras la enfermera preparaba la sustancia amarillenta que llenaba la jeringa yo ya estaba exitadisima, verla a ella tumbada con las bragas bajas y mirandome de reojo era placer absoluto hasta cuando la pincho y Mrtha gimio de dolor y mientras el liquido era inuculado en su nalga izquierda,ella refunfuñaba y maldecia por lo bajo, cosa que me daba gracia, ella padecio esas 3 aplicacones asi que prometio enseñarme a inyectar muy pronto!!
Q ue pena q me perdi ese domingo me hubiera encantado ver como Carlonimo inyectaba a simon esas antitetanicas una en cada nalga...despues me imagino no poder sentarte por un rato com yo que hace dias que vivo masajeandome las nalgas cosa que me encanta y duermiendo boca abajo sin bragas.
saludos a todos y lina paciencia esa pobre cola ya tendra consuelo cuando llegue carlonimo, igual me parece que mariconeaste un poco, o realmente tendrias que probar con otra persona que no sea Julie solo pa ver com vas...saludos

Lina -

Me apena lo ocurrido el domingo de Buenos Aires, fue un desagradable final de fiesta. La forma en que sangraba Simón nos asustó a todos y él con su palidez nos hacía preocupar más. Simón, espero que las inyecciones no te hayan resultado tan dolorosas. Mi Carlónimo tiene muy buena mano.

Carlónimo, darling, I enjoyed your story ¡Qué experiencia íntima la que tuvimos ese sábado en Buenos Aires! Pero al leer siento que me concibes como una persona impositiva que se toma atribuciones libremente. Tú sabes que no soy así y también sabes que tú mismo no eres tan melindroso como aparentas o como muchas personas creen. Te comportas muy tierno y accesible con los que amas. Eres un amor. Así te sentí antes y así te siento ahora. Being Móni or Lina, you know I love you very much.

Simón -

Querido Gastón: tampoco es para que hagas leña del árbol caído...

Gastón -

Simón, querido amigo:

1) no seas cínico; mientras te suturaba estabas tan nervioso que te pusiste blanco como un papel y pensé que iba a tener que atenderte también por una lipotimia.

2) estoy juntando malcrianza para cuando tengas hijitos que me llamen tío Gastón.

Simón -

Querido Gastón: Te agradezco una vez más tu atención profesional; muy desagradable hubiera sido caer en la guardia y tener que explicar cómo me había lastimado, encima por educación no hubiera podido putear al médico que me cosiera. De todos modos, te digo que uno de los motivos por los que tus hijos me aman es porque hago con ellos todas las cosas que no se pueden (incluido tomar kilos de helado y comer comida chatarra en Mc....). Además, qué sería un superhéroe sin alguna herida de guerra?

Simón -

Querido Carlónimo: no me gusta decir te lo dije pero... finalmente llegó la dama que te hizo disfrutar de los placeres traseros! Y parece que lo disfrutaste mucho. Me alegro; esa chica es lo que estabas necesitando en tu vida.
Te pido, por favor, que cuentes vos cómo fueron las inyecciones que Gastón te mandó a ponerme porque a mí todavía me duelen las nalgas y me cuesta sentarme para escribir. Te prometo que inmediatamente yo cuento cómo me resarcí de los daños.

Gastón -

UFF! Veo que la calentura de ese dia no fue solamente de las argentinas. Realmente se ve que disfrutan muchísimo y se complementan de manera ideal.
Acá va algo del domingo:

¡Qué domingo estupendo pasamos! Lástima las ausencias; la verdad que me hubiera gustado que vinieran Marcia y Antónimo. Pagaría por ver el encuentro con mi cuñada.
Pero de todos modos hay mucho para contar. Yo me voy a centrar en dos aspectos. El primero es el asado propiamente dicho: chorizos, morcillas, pechito de cerdo, asado de tira, vacío, chinchulines, riñón, mollejas y ubre (que en su vida pensaron que podrían comer pero que reconocieron que es deliciosa) y, para aprovechar el fueguito, papas, batatas, cebollas, tomates y morrones. Agregué además varias rodajas de provoleta, que engullimos derretida y crujiente. Comimos mucho más de lo recomendable y bebimos del mejor tinto, también copiosamente. Y, Antónimo, con CHIMICHURRI pero con el asado, no con las empanadas.
Mis chicos estaban fascinados por las visitas; Lina y Carlónimo les tuvieron santa paciencia. Pero la nota de color la dio Simón, que cuando está con mis hijos hay que cuidarlo como a un chico más.
Resulta que, jugando a no sé qué superhéroe que inventaron, le dio por subirse al limonero, cosa que los nenes tienen prohibida porque no me gusta la idea de reconstruir cráneos fracturados. Pero él, no, tenía que hacerlo. En un momento determinado casi se cae y para evitarlo se agarró de una rama que tenía un saliente afilado y se lo clavó en la palma de la mano. Se bajó del árbol sangrando como un chancho, no porque fuera tan seria la herida sino porque la mano está ampliamente vascularizada y sangra muchísimo.
Los chicos gritaban asustados y a ellos se unió Silvia, que es bastante impresionable.
Corrí hasta Simón y lo llevé hasta la canilla de la parrilla, donde lo dejé con la mano bajo el chorro de agua mientras entraba corriendo a la casa a buscar una toalla limpia y un par de guantes quirúrgicos.
Simón se portaba bien pero la herida debía doler bastante; la oprimí con la toalla para hacer hemostasia y poder evaluar el daño adecuadamente. Todo el mundo revoloteaba alrededor nuestro y era difícil lograr que mantengan la calma así que asigné tareas para mantenerlos ocupados. A Claudia y Lina las mandé a contener a Silvia y a los chicos y a Carlónimo, que era el más tranquilo, me lo llevé al consultorio para que me ayudara con Simón porque por lo que había visto necesitaría un par de puntos.
En el consultorio lo hice sentar en una silla con la mano apoyada en la camilla y busqué la caja de cirugía que tengo guardada en el armario para casos como este y que tendría que recordar llevar el lunes a la clínica a esterilizar nuevamente para tenerla preparada para la próxima pendejada de mi amigo.
Poca gracia le hizo a Simón que le dijera que iba a suturarle la herida pero no le quedó otra alternativa que aceptar, a instancias de Carlónimo que intentaba razonar con él.
Preparé la jeringa con anestésico y le advertí “Ahora, un poquito de ardor…” mientras le daba varios pequeños pinchazos haciendo entrar la anestesia que me permitiría darle los puntos sin que sufriera. Reconozco que la parte de la anestesia, puesta en la mano, no es la mejor experiencia que se puede esperar en un domingo a la tarde, pero los puntos sin anestesia son peores. Me puteó abundantemente pero por lo menos se quedó quieto y me dejó hacer.
Gracias a los años que trabajé en la guardia de urgencias tengo mucha práctica en estas cuestiones y le di 3 puntadas en menos de 4 minutos, tras lo que le hice un vendaje.
Mientras se calmaba un poco, preparé una jeringa con el suero antitetánico y otra con un antibiótico y colocándoselas en la mano a Carlónimo le dije: “Ponéselas por vía intramuscular mientras yo voy a avisar afuera que está todo bien”
Afuera ya se habían calmado pero cuando me vieron salir se me arremolinaron para saber las noticias. Expliqué el procedimiento y cuando iban a empezar a preguntar, salieron ellos al jardín.
Me perdí de ver las dos aplicaciones personalmente pero creí que Simón y Carlónimo se merecían un momento de soledad para ejercitar su afición.
Chicos: no me defrauden y cuéntenme con detalles cómo fue el excelso momento.

Carlónimo -

Respecto a mi estado físico, estoy bien querida Lina, sí llegaré a nuestro ansiado encuentro del 29 de marzo.

Simón, tengo en fila muchos relatos, ya habrá tiempo para ocuparme de algo tan poco sustantivo como mis propias inyecciones.

Un abrazo a todos. Gastòn, es tu turno de iniciar la narración de los acontecimientos del domingo, que ya iremos enriqueciendo.

Carlónimo -

La contrastante Lina

Sí, será un gran placer compartirles lo que Lina y yo vivimos aquella noche tras los calientes acontecimientos del inolvidable paseo en yate. Lina es una mujer rebosante de atributos: Alta, esbelta, de porte elegante y carácter reflexivo. Su forma de ser me fascina. Cuando llegamos al hotel, cerca de las 8 de la noche, se veía cansada, así que me pidió ponernos muy cómodos, ordenó que nos llevaran una botella de vino espumoso y bocadillos del restaurante, nos dimos un reconfortante baño y me hizo acostar sobre la cama para resarcir las heridas que ella y sus amigas me habían causado en las nalgas. Hasta el roce de la trusa me incomodaba, pero cuando empecé a sentir la tersura de sus manos que se deslizaban con extraordinaria suavidad sobre mis cachetes me invadió un gran alivio que poco a poco se fue tornando en bienestar y una creciente excitación que me erizó el pene.
Poco a poco mi amada se fue apoderando de mi voluntad y cuando reaccioné ya tenía insertados dos de sus dedos en el culo, mientras me acariciaba la parte inferior de los testículos, singular combinación que me hacía jadear y retorcerme de placer. Entonces me hizo poner en pose de perrito para aplicarme un masaje aún más eficiente y agresivo en los testículos, sin dejar de tallarme el esfínter rectal y de darme besos sucesivos en ambos glúteos. No aguanté el poderoso estímulo y en unos cuantos minutos, gritando con verdadera desesperación, disparé sucesivas ráfagas de semen que ella concentró en la palma de su mano y, mientras yo yacía desfallecido sobre la cama, ella se postró boca arriba frente de mí, abrió las piernas y se estuvo untando el clítoris con mi esperma. Preciosa Lina, me enloquece tu intrépida iniciativa ¿cómo es que me puedes llevar a aceptar semejante disfrute cada vez que tú lo quieres? Siento que por momentos me dominas.
Hasta aquí, la acción de la dominadora Lina, pues enseguida cambió diametralmente su actitud tornándose sufriente, dócil y melosa gatita que tan sólo gemía y ronroneaba al recibir mis primeras caricias en sus erguidos pezones y el estímulo de mi lengua en su vagina. Con mi barbilla perfectamente ajustada a su entrepierna, flanqueado mi rostro por los generosos, firmes y tersos muslos, contemplaba la suave pelusita púbica, me embebía en observar la dilatada planicie de su vientre, el sensual ombliguito y las tetas perfectamente erguidas, pletóricas, con los pezones endurecidos. Más allá, los labios insinuantes, expresivos, delirantes, que me rogaban: ¡penétrame, ya no aguanto más amor, penétrame! Adelantando mi cuerpo lo acoplé suavemente al de ella, sentí que me tomaba ansiosamente el pene y lo introducía en su cálido y húmedo reducto vaginal que lo engulló totalmente. Besando sus labios, acariciando su cabello, frotando nuestras mejillas, bajando alternadamente mis manos hacia sus piernas y su cintura, disfrutando el roce de los duros pezones sobre mi pecho, festejando con fuertes suspiros y gritos cada una de las incursiones de mi pene en la estrecha y tórrida abertura vaginal, sentí que Lina se desvanecía, se abandonaba a un placer que la dominaba, que ya no era capaz de controlar ni de conducir, hasta que súbitamente se me prendió, mordió mi lengua y mis labios, agitó desesperadamente mi cabello y frunció todo el cuerpo tratando de apresar el caudal de semen, enriqueciéndolo con sus profusas emanaciones.

Simón -

Ay, Lina, querida! Estás desesperada; falta muy poco para que te puedas ver con tu amor. Me gustaría sermosca par poder ver las cosas que no nos van a contar.
Pero ya que están y para ayudar a pasar el tiempo hasta que se encuentren, vayan contando lo que nos deben de la visita a Buenos Aires.
Lina, como verás, Carlónimo de contar cómo va su tratamiento, nada de nada; ni siquiera pidiéndoselo vos.
Carlónimo, espero que estés siguiendo las indicaciones de nuestro médico de cabecera.
Y, sí, pienso que tgnemos que ir viendo formas alternativas de comunicación por si esta falla.

Gastón -

Lina, querida, encontraste mis indicaciones? ¿Cómo te encontrás ahora?
Respecto de lo otro, Carlónimo, ¿qué alternativa encotrás? Seguramente vos sos más conocedor de esto que yo.

Carlónimo -

Confirmado preciosa, no te preocupes, nos veremos esté o no funcionando el blog en esa fecha. Amigos, tal vez deberíamos pensar en opciones de comunicación pues esto tarde o temprano se va a terminar y sería terrible perder tan gratas amistades por razones técnicas. Me causa una gran tristeza e impotencia no tener forma de comunicarme con ustedes. Por lo que veo, esta segunda edición del blog ya se está saturando ¿Qué opinan?

Lina -

Contaremos muchas cosas. Por lo pronto mi Carlonimo, antes de que ocurran nuevos problemas tecnicos, te confirmo nuestro compromiso de encontrarnos el 29 en Washington a la llegada del vuelo de Continental programada para las 18.30 en el National Airport. Espero que si podamos relatarlo. Te amo con locura.

Gastón -

Qué suerte que esto se arregló, ya me estaba poniendo nervioso. Quizá se notó, y pido disculpas, porque me puse un poco insistente con mi respuesta a Lina. No subía, no subía y al final subió varias veces. Debo decir en mi defensa que no quería que mi indicación respecto de la medicación se demorara porque veía que nuestra querida Lina estaba comenzando a desesperarse.
La verdad es que ese sábado la pasamos lindo, aunque reconozco que conociendo los riesgos médicos de todo lo que pasó, por momentos me malhumoré un poco. Sin embargo, amigos, supieron reconducir mi enfado y finalmente disfruté de los beneficios nocturnos de un día caliente.
Llevamos varios días sin comunicarnos por problemas técnicos; pongámonos al día.
Espero el relato del sábado a la noche de Carlónimo y Lina, como dijo Simón, y espero capana de largada para el domingo.

Simón -

Ay, Carlónimo! Cuántos recuerdos! Me trajiste a la memoria la causa de que sintiera ardor al sentarme hasta varios días después (aunque no fue la única causa, ya lo relataremos al hecer referencia al domingo). En fin, la cura de nalgas fue la siguiente tortura que nos dispensaron las chicas. Ahora me doy cueta de que tenés razón, se ensañaron, es verdad. ¿Cuál habrá sido la causa? Estoy convencido de que cuando hay bromas sanguinarias, como cuando se pasea desnudo por el centro a un novio en su despedida de soltero, en realidad detrás de la broma hay una suerte de liberación de enojo reprimido vaya uno a saber por qué.
Lo cierto es que las chicas nos hicieron tender boca abajo en la cubierta, desnuditos como estábamos, y nos dijeron que iban a refrescarnos la cola con un poco de agua. Lo que no anunciaron era que el agua era salobre y cuando tocó nuestros ya escocidos glúteos nos hizo gritar desesperados. Debemos haber quedado muy graciosos salticando con nuestras joyas familiares rebotando al compás. Las tres arpías se rieron largo rato de nosotros. Pero finalmente ganó la cordura y nos enjuagaron con el agua mineral que llevábamos en los bidones y nos prodigaron atentos masajes con crema humectante de la que usan ellas después de tomar sol. Carlónimo, debo disculparme porque seguramente esto también contribuyó a la calentura que tenían a la noche y no solamente tu untada. Nosotros ya contamos nuestras noches privadas ese días. Si contás lo que hicieron con Lina (o lo cuenta Lina misma)le podemos pedir a Gastón que suba lo que prometió del domingo.

Gastón -

Lina, preciosa, ¿por qué pensabas que te ofrecía un tratamiento por vía oral? Necesito que tengas un poco de paciencia, va a rendir sus frutos. No podés interrumpir el tratamiento ahora; no es para la gripe, porque cuando te vi en Buenos Aires ya estabas totalmente recuperada de ella, sino para fortalecer tus defensas y apuntalar tu sistema nervioso.
Si me asegurás que estás moderando el trabajo y aumentando el descanso podemos espaciar un poco las aplicaciones, digamos cada 72 horas, lo que le va a dar a tus nalgas cierto respiro y en algún tiempo pasamos a los comprimidos. ¿cómo lo ves?

Carlónimo -

Creo que Gastón y Simón fueron muy parcos al relatar las actividades del sábado en Buenos Aires. Se concretaron a mencionar un incidente aislado que yo inclusive deseaba que pasara inadvertido, o sea el de la famosa cremita aplicada en los esculturales cuerpos de nuestras chicas. Y es que si bien ocurrió en la forma más natural, se presta a muchos comentarios y reacciones que yo creía prudente evitar. Ahora veo que todos reaccionaron sin maleza y que el único inquieto fui yo. Bueno, ni hablar tal vez exhibí mi falta de madurez.

El caso es que mis amigos callaron al menos un par de incidentes que a mí me parecieron de lo más erótico ¡de nuevo aparece el inmaduro Carlónimo! El primero, que sí mencionó Simón aunque muy escuetamente, es el de la desquiciante indumentaria que llevaban nuestras queridas chicas, sólo de recordarlas me da vértigo. Silvia se nos presentó con una especie de tanguita color naranja que dejaba al descubierto una riqueza corporal inaudita ¡ahora comprendo el comentario que hiciera mi hermano Antónimo en su oportunidad, el cual desató la furia de mi querido Simón.

Y el mini mini bikini verde jade de Claudia ¡Ah bárbara! Querido Gastón, yo demandaría al modisto que se lo diseñó y vendió pues te debe haber costado una fortuna y no cumple el objetivo de tapar ¡no tapa nada, pero nada! Y miren que está muy, pero muy bien agraciada nuestra amiga.

Y de Lina ¿qué podré decir? Mi amor ese día tuve ganas de cubrirte las deliciosas zonas que estabas mostrándonos a todos. Pero cubrírtelas de besos. Tuve que hacer un esfuerzo inaudito para distraerme observando el azul océano porque de otra manera hubiera pasado una gran vergüenza haciendo patente mi enorme calentura. Llevabas una especie de tanguita color azul marino, que evidentemente puso en serio predicamento a mis amigos ¡no acertaban hacia dónde mirar!

Creo que los tres varones pasamos un rato difícil, nos vimos en un verdadero brete aquella mañana tan singular.

En cuanto al “inocente” juego propuesto por Simón, consistía en que tras desembarcar en un paraje paradisíaco que se encuentra prácticamente deshabitado, las tres chicas subirían a lo alto de una roca y se quitarían lo poco que les quedaba de vestimenta para que a una distancia de unos cien metros de altura las pudiéramos contemplar tal cual son. Enseguida nos harían una señal para que subiéramos con ellas. Si lográbamos hacerlo en un máximo de 3 minutos, gozaríamos de sus favores (cada uno con la que le corresponde, desde luego) pero si no lo lográbamos, entonces ellas nos impondrían un serio castigo colectivo a los tres por haber pretendido raptarlas. Y resulta que hicimos 3 minutos con quince segundos para ascender y llegar según nosotros a los brazos de nuestras amadas, por lo que tuvimos que aceptar la terrible pena que nos impusieron.

Qué espantoso fue haber sido desnudados y amarrados al tronco de un frondoso árbol, donde las tres encantadoras sirenas nos azotaron con unas gruesas cuerdas que tomaron del yate, hasta que las nalgas nos quedaron terriblemente castigadas. Recuerdo que se ensañaron.

Nosotros gritábamos y llegamos a derramar inclusive algunas lágrimas de dolor. Gastón, en tono facultativo, decía: ¡Ya basta, están jugando con fuego! ¿no ven que nos pueden causar un verdadero traumatismo? Pero a cambio sólo recibimos más golpes y nutridas risas. Le decían, no importa, les curamos el traumatismo con inyecciones en las nalguitas y ¡zas! Siguieron aporreándonos hasta que se les entumecieron los brazos de cansancio.

Ya después, queriendo compensarnos, aceptaron jugar al campo nudista, aunque de una manera muy desigual. Ellas se colocarían tras unos arbustos y nosotros pasaríamos corriendo como a cinco metros totalmente desnudos, con los culos ardientes, rojísimos por el castigo que nos habían infligido. Sólo oíamos los pícaros grititos que nos regalaron. Después ellas hicieron lo propio y pasaron corriendo frente a nosotros, pero ¡como a cien metros de distancia! ¿Por qué habrá tanto abuso de las mujeres hacia los hombres?

Después de recordarles lo ocurrido, creo justo que ustedes (Simón y Gastón) agreguen algo al relato, algunos detalles que yo puedo haber olvidado. Podrían, por ejemplo, explicar la forma en que las chicas nos “curaron” las nalgas ya que estábamos de nuevo en el yate.

Gastón -

Pruebo a ver qué pasa porque esto no estuvo funcionando!

Simón -

Estoy probando si esto anda bien porque en el fin de semana no se pudieron subir comentarios.

Gastón -

Lina, preciosa, ¿por qué pensabas que te ofrecía un tratamiento por vía oral? Necesito que tengas un poco de paciencia, va a rendir sus frutos. No podés interrumpir el tratamiento ahora; no es para la gripe, porque cuando te vi en Buenos Aires ya estabas totalmente recuperada de ella, sino para fortalecer tus defensas y apuntalar tu sistema nervioso.
Si me asegurás que estás moderando el trabajo y aumentando el desanso podemos espaciar un poco las aplicaciones, digamos cada 72 horas, lo que le va a dar a tus nalgas cierto respiro y en algún tiempo pasamos a los comprimidos. ¿cómo lo ves?

Gastón -

Lina, preciosa, ¿por que pensabas que te ofrecía un tratamiento por vía oral? Necesito que tengas un poco de paciencia, va a rendir sus frutos. No podés interrumpir el tratamiento ahora; no es para la gripe, porque cuando te vi en Buenos Aires ya estabas totalmente recuperada de ella, sino para fortalecer tus defensas y apuntalar tu sistema nervioso.
Si me asegurás que estás moderando el trabajo y aumentando el descanso podemos espaciar un poco las aplicaciones, digamos cada 72 horas, lo que le va a dar a tus nalgas cierto respiro y en algún tiempo pasamos a los comprimidos. ¿cómo lo ves?

Simón -

Lina, querida, cuánto siento lo que estás sufriendo. Ojalá Gastón se comunique rápidamente con vos para darte una solución.
Mi coincidencia con Gastón se refiere a disculpar a Carlónimo por no haber escrito esta semana; se entiende que está muy ocupado pero compartarto tu preocupación

Lina -

Marcia es muy directa e impulsiva, no me extraña su actitud y me da mucho gusto que su entendimiento con Martha vaya en aumento. Forman una bonita pareja. En cuanto a mi actitud en tu consultorio, Gastón, yo creo que me afectó muchísimo la inesperada presencia de Carlónimo. Generalmente no me pongo tan nerviosa con los médicos y menos tratándose de ti que me transmites mucha confianza, pero sentir a Carlónimo por primera vez a mi lado observándome desnuda con los antecedentes que teníamos, tú comprenderás mi situación.

Julie me ha seguido inyectando y quiero decirte que las ampolletas me están doliendo muchísimo. Me preocupa que tengo las áreas inyectables de las dos nalgas muy lastimadas, con moretones y al tacto se sienten muy rígidas, tensas. Anoche me lo hacía notar Julie, yo me estaba quejando a gritos. Se sentó a mi lado y hasta lloró conmigo porque decía que yo podía pensar que me estaba inyectando mal. Pero no creo que sea eso ¿no será la sustancia Gastón? Es que cuando me entra la siento muy espesa. Voy a utilizar una figura tratando de que me entiendas: Siento como si de la aguja surgiera un alambrito que me raspa al entrar en la carne y que lógicamente se me abulta demasiado en el sitio donde es depositado. A pesar del masaje que me aplica Julie, parece como si no se dispersara la sustancia y me sigue doliendo mucho sobre todo en la noche cuando estoy acostada y cambio de posición. Estoy teniendo que dormir boca abajo y con las cobijas replegadas, a veces tan sólo con la panty puesta. Por favor dime qué puedo hacer y si es conveniente que me siga inyectando. Me siento bastante mejor, creo que la gripa ya pasó.

Querido Simón, no entiendo tu último comentario ¿en qué coincides ahora con Gastón?

Mi Carlónimo, siento mucho que no estés descansando lo suficiente. No tener fin de semana es algo que nos desgasta y favorece las enfermedades. Yo creo que tienen razón los muchachos y en especial Gastón cuando te pide que le digas si te estás inyectando. Se que no te gusta contar tus propias experiencias, ese ha sido uno de tus rasgos de personalidad que respeto pero, como tu novia que soy, te ruego que por favor le digas a Gastón si has seguido el tratamiento y cuál ha sido el resultado ¿Te sientes bien, mi vida? Recibe muchos besos.

Simón -

otra vez coincido con Gastón, querido Carlónimo.

Querida Marcia: no te podés quejar. "El Doc" te aseguró placer por lo menos por 6 meses!

Gastón -

Querido Carlónimo: por mi parte, disculpa aceptada.
Si sirve de algo les cuento la visita que me hizo Marcia al consultorio.

Cuando Marcia entró al consultorio se cruzó con Claudia; luego de darme un abrazo, me sonrió y dijo “La verdad, que lindas pacientes tenés!”
“No era una paciente. Es Claudia, mi mujer”
Puso cara de “metí la pata” y dijo “Es preciosa, te felicito”
Conversamos un rato de las últimas novedades del blog y fuimos pasando naturalmente a su estado de salud.
“La última vez vimos puntualmente la bronquitis. Hoy vamos a hacer un examen completo. Pasá al baño y ponete la bata, por favor”
Ella obedeció la orden pero al salir del baño se sentó en la camilla quitándose la bata. Estaba totalmente desnuda. No tiene ninguna vergüenza de mostrar su cuerpo a un hombre. Recordé a Lina y enseguida se me hicieron patentes las diferencias de personalidad; nuestra mexicanita estaba tan incómoda, ruborizada y tensa. Marcia, en cambio, parecía muy cómoda exhibiendo su anatomía, bella, por cierto.
Le pedí que se acueste y comencé como siempre por el pulso. Estaba completamente normal, lo que indicaba su tranquilidad. Sin ninguna segunda intención le pregunté cómo andaban las cosas con Martha, que seguía sin decir nada de su relación. Ese fue el momento en el que noté que se ponía nerviosa. Cambié rápidamente de tema porque no quería que el examen se alterara.
Examiné su corazón, sus pulmones, sus bronquios (que se encontraban despejados) y palpé su abdomen y sus ganglios. Luego de tomarle la tensión arterial le pregunté cuándo fue su última visita al ginecólogo y habiendo pasado más tiempo del debido la insté a verlo a la brevedad.
“Antes de terminar vamos a ver si tenés fiebre. Date vuelta y quedate bien flojita” le dije mientras sacaba el termómetro rectal. Lubriqué un poco el bulbo y separándole las nalgas lo introduje en su ano. Por primera vez noté que se tensaba y me llamó la atención.
“Dolió, Marcia?”
“No, no, Gastón” pero seguía molesta.
“Entonces aflojate. No pasa nada, es un minutito nomás” Estando todo en orden quizá ella tenga una explicación. Cuando lo retiré constaté que su temperatura era normal. Básicamente, todo estaba en orden clínicamente por lo que, dándole una ligera palmada en la nalga derecha, le solicité que volviera a vestirse. Mientras ella lo hacía fui escribiendo las órdenes para análisis de sangre y de orina.
“Vamos a hacer un chequeo completo. Desde mi punto de vista lo que necesitás es reforzar tu sistema inmunitario. Si querés podemos encarar un tratamiento. Supongo que, como siempre, preferirías inyecciones, no?”
“Por supuesto” fue su respuesta contundente.
“El tratamiento es largo pero lo único que se hace un poco pesado es la primera semana porque te vas a tener que poner una inyección diaria. Después de eso es una a la semana durante los próximos 6 meses. Realmente es muy efectivo; te animás?”
“Estoy muy cansada de estar enferma, Gastón. Estoy dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias para resolverlo”
“Decime… querés que habilite personalmente a Martha? Así las dos están tranquilas porque ella no se anima a enfrentarlo conmigo y me doy cuenta de que eso te afecta”
“Serías capaz? Realmente me gusta mucho…”
Llamé a Martha, que entró colorada como un tomate sólo de estar en el mismo ambiente con Marcia delante de mí.
“Marthita, venga, por favor. Marcia tiene que empezar un tratamiento muy largo y me parece que ya que ustedes se llevan tan bien sería bueno que sea usted quien la inyecte. Le parece bien?”
Se puso aún más colorada y se le aceleró la respiración cuando Marcia la tomó de la mano como solicitándole que aceptara.
“Claro, doctor. Me parece perfecto si ella también está de acuerdo”
“Muy bien, entonces es un hecho, chicas”
Martha salió del consultorio mientras yo entregaba a Marcia las órdenes de los análisis. Cuando salió me volvió a abrazar y me dijo al oído “Gracias, Gastón… por todo… me entendés, no?”
“No hay nada que agradecer. Cuando tengas los resultados vení a verme, si? Pero mirá que quiero noticias frecuentes del curso del tratamiento a través del blog, eh?”
Antes de hacer entrar el próximo paciente Martha entró al consultorio y tartamudeando dijo “Doctor, yo…”
La interrumpí “Martha, no me tiene que explicar nada. ¿Se siente bien con Marcia?”
“Sí, doctor” respondió bajando la mirada.
“Eso es lo único que le tiene que importar, querida”
Y saliendo de su habitual sobriedad me sorprendió colgándose de mi cuello y dándome un beso que rubricó con un “Usted es un sol!”

Espero noticias de Marcia.

Carlónimo -

Mis queridos amigos, estoy muy presionado de trabajo, ni siquiera me encuentro en Ciudad de México, estoy en Mérida Yuc. (sureste del país) desde donde les escribo brevemente para decirles que los extraño a todos ofreciéndoles una sentida disculpa por no haber podido escribir en esta semana. El domingo regreso y espero poder relatar el lunes. Les agradezco de antemano su comprensión. Querida Lina, acepto gustoso tu cálida invitación, así que nos vemos en el National el día 29. Ve haciendo una reservación para cenar juntos después de las 23 horas ¡Cómo deseo verte!

Simón -

Estoy de acuerdo con Gastón, mi querido Carlónimo. 2 a 1

Gastón -

No, no, no, Carlónimo! no te escabullas. De ese día, o mejor dicho del final de ese día, tanto Simón como yo ya contamos qué pasó. Y te recuerdo que fue Simón el que develó el detalle de la cremita que condujo a tales hechos. Así que el relato, con rapto de sirenas incluido, es todo tuyo.
Yo, mientras tanto, voy preparando algo de lo del domingo.

Carlónimo -

Leo un relato, el otro y el otro y confirmo que todos estamos enfermos de pasión. Este es un blog de erotismo pero con pinceladas de locura. Ya no hay límites. Nos encontramos a Simón y a la sensualísima Silvia copulando en plena calle. A Gastón penetrando a la deliciosa Claudia por vía anal en su mismísimo consultorio ¡Vaya desacato que haría estremecer a Hipócrates! Marcia con el culito como alfiletero incapaz de recibir un pinchazo más, pero que no ceja en su propósito de enloquecernos de sensualidad, sobre todo a Martha ¡claro está! Y mi encantadora Lina que tiene una iniciativa fuera de lo común para hacer el amor. Me estoy revelando como el “fresa” del grupo, a ver si no me expulsan. Vamos a seguir la narrativa del encuentro en Buenos Aires, ya llegamos al sábado, ese día de yate, de mar, de mucho sol, de los bikinis, las fotos, los bronceadores y las inolvidables clases de natación que nos mantuvieron sumamente entretenidos ¿recuerdan? Qué puntada la de Simón cuando propuso jugar al rapto de las sirenas. Y aquello del centro nudista… definitivamente, sin comentarios pero ¡qué bien la pasamos! ¿Quién de los anfitriones empieza la narración?

Simón -

Dios mío! veo que estamos todos ardientes.

Querido Gastón: tu mujer es sorprendente. No es por darme corte pero te recuerdo que parte del mérito es mío, que soy el que te la presenté. No sabés lo feliz que me hace que estén tan bien.

Querida Lina: parafraseando el dicho popular, no hay dolor de cola que por bien no venga. Qué maravilla de experiencia! Respecto de Gastón, creo que el último relato suplanta con creces el que no se atrevió a contar; podríamos dejárselo pasar. Aunque sólo por esta vez, Gastón!

Si mañana tengo algo de tiempo les cuento cómo sigue la historieta del auto deportivo.

Carlónimo, es tu turno.

Lina -

Cuando llegamos al hotel teníamos mucho que contar, así que después de cambiarnos de ropa pusimos la cafetera y nos sentamos muy cerquita uno del otro. Yo le dije a Carlónimo que había pasado una velada lindísima. Gastón, Claudia, Simón y Silvia nos habían dejado un halo de confort, de sentirnos muy bien recibidos, de sabernos acogidos. Pero había algo más que salta espontáneamente de los relatos: Entre los seis existe como un pacto no acordado de, llamémosle espontáneo y sagaz disfrute. En la reunión nadie se propasó, pero habíamos bailado y nos habíamos acariciado unos a otros con magnanimidad. Y eso, visto como una reacción espontánea de todos, nos llamaba mucho la atención y lo habíamos disfrutado. No puedo decir que actuáramos como hermanos porque tuvimos incursiones en el terreno de la intimidad. Es algo muy interesante y, por qué no decirlo, también muy placentero.

Y todo eso, yo creo que estarán de acuerdo conmigo, a todos nos puso en apuros. Ya se ha externado, todos terminamos muy calientes. Simón ya narró su explosiva experiencia y me encantaría que Gastón contara la suya pues es algo bello y del interés de todos ¿no estamos aquí para compartir vivencias?

Por mi parte les diré que no pude aguantar un instante más y que tomando del cajón del buró la jeringa y el medicamento, se los entregué a mi amado Carlónimo, luego caminé hasta la cama y me desnudé el culo en la forma más sensual que pude, pues quería disfrutar el acto mismo de desnudarme y de entregarme a él, que me miraba con mucho deseo. Respingué las nalgas lo más que pude sintiéndolas enormes, me las tallé frente a él con ambas manos diciéndole: “te las vas a comer una vez más, mi vida”. Luego me tiré boca abajo mientras jadeaba y lamentaba el dolor que me causaría el nuevo pinchazo. Cuando sentí sus dedos explorar mis partes inyectables incrementé la queja y le dije: lastímame, mi vida, como tú sabes hacerlo, donde tú quieras, ya no aguanto las ganas de recibir tus pinchazos ¡Inyéctame… vulnérame con la terrible aguja!

En ese instante único, cuando Carlónimo había terminado de prepararme y yo sólo esperaba sentir la cruel entrada de la aguja, mi nalga adelantó el tormento registrando un fuerte espasmo, pero todo quedó en una falsa alarma. Mi amado Carlónimo sonrió y me dijo: “tranquila, preciosa” y me besó la aterrorizada nalga que no cesaba de temblar. Así estuvimos por un rato que a mí me pareció eterno. Creo que a Carlónimo le estimulaba mucho verme asustada por el inminente pinchazo y me decía: ¡no sabes cómo me gustas, la forma en que te mueves, en que gritas, en que percibes el amor pasional, el gran deseo!

Yo también disfrutaba mucho y quería prolongar la vivencia. Esa etapa previa a la inyección es para mí magnífica, me estremece, me fascina, me hace sentir entregada, perdida, indefensa, sumisa. Cuando por fin me clavó la aguja yo grité con todas mis fuerzas proclamando que me dolía muchísimo, que estaba aterrada, herida, lacerada. Sintiendo la sustancia que invadía mi cuerpo, imploré a mi amado que moderara la inoculación, le dije que me dolía, que me estaba lastimando, que ya no aguantaba. Derramé muchas lágrimas, estuve golpeando la superficie de la cama, sentía mis nalgas agitarse y conmoverse al extremo.

Por un instante perdí el control de mi misma, aquella inyección me estaba enloqueciendo, me propiciaba un dolorosísimo deleite. Tuve ganas de gritar insultos, de agredir, pero no podía hacerlo. Entonces grité: ¡me estás desbaratando el culo, pero continúa, lastímame cuanto quieras, porque lo deseo y te deseo a ti querido Carlónimo, cógeme, méteme tus dedos y el pito, ya no aguanto, cógeme, cógeme ya por favor, Carlónimo, cógeme…!

Extraída la hipodérmica, levanté el culo y quedé totalmente empinada ofreciéndoselo con todo descaro pues deseaba que me hiciera suya una vez más y en la forma más violenta porque me encontraba enloquecida de ganas de ser penetrada. Cuando me punteó la vagina no esperé a que me penetrara, yo misma empujé con mucha fuerza y sentí sus cojones que golpearon mis nalgas. En ese momento, cuando mi impulso era total y quería sentir toda la enjundia de mi hombre que temblaba y que gritaba de placer, reflexioné de pronto y bajé súbitamente el ritmo diciéndole: ahora despacio Carlónimo, quiero eternizar el momento, déjame sentir tu pene adentro de mí. Y empujaba non el culo para recibir el miembro hasta el fondo y ahí me paralizaba abrazando la sólida barra con las paredes de mi vagina, mentalizando cómo la tenía perfectamente embutida, sintiendo cómo palpitaba. Percibía el glande, el cuello, la zona donde se alojaba el prepucio. Recreaba en mi mente y en las terminaciones nerviosas de mi vagina, cada uno de los detalles del delicioso pene de mi Carlónimo.

Pensé en que nunca había tenido sexo de esa manera, que estaba innovando, para mí, para mi más profunda intimidad. Percibí también que Carlónimo estaba mentalizando el cambio igual que yo y que, sin tanto roce estábamos los dos a punto del orgasmo. El se agitaba menudamente, se paralizaba y gritaba sin control y sin decir nada, me sujetaba muy fuerte de las caderas, palmeaba mis cachetes. Parecía desmayarse. Yo empujaba, empujaba para evitar el roce, el movimiento, quería lograr lo inaudito, lo nuevo, lo sorpresivo, que el sólo amor y el deseo que nos une hicieran el milagro, coronaran nuestro esfuerzo con una espectacular explosión de fluidos… ¡que no tardaron en llegar! que nos hicieron retorcer y gritar como si nos estuvieran cociendo en ácido, como si nuestra pasión se hubiera rebelado contra nosotros y nos aguijoneara, como si no hubiera un mañana, como si en aquella noche inolvidable nos hubiéramos jugado el todo por el todo. Yo nunca había tenido un coito como ese y creo que Carlónimo tampoco.

Servidos todos. Ahora bien Carlónimo, mi vida, gracias por concretar nuestro encuentro pero no voy a esperar hasta el otro día para verte. Yo te espero en el National Airport para convertirme desde ese momento en tu chofer, en tu esclava. Te esperaré hasta que te desocupes, pero no me niegues el placer de tenerte desde la primera noche en que estés allá, por la cual ya estoy suspirando. Recibe muchos besos de quien te adora.

Gastón -

Querido Carlónimo: hace unos días te pedí permiso para no contar mi intimidad con Claudia porque aún no me acostumbro. Pero hoy las cosas cambiaron y si no cuento lo que pasó ayer, reviento.

Ayer a la mañana Claudia me dio un susto de muerte. Yo estaba atendiendo el consultorio de la clínica y Martha entró entre dos pacientes y me dijo que estaba esperándome mi mujer. Salí disparado a abrirle la puerta.
“Clau, qué pasó?” pensando que había sucedido algo con los chicos o con nuestros padres.
Estaba hermosa; falda suelta a la rodilla de color morado y blusa blanca ajustada. El cabello rubio largo hasta la cintura, suelto.
“Ay, doctor! Necesito que me vea. No me siento bien!”
Suspiré aliviado porque me di cuenta de que no pasaba nada, pero me agité nuevamente al darme cuenta de que estaba iniciando un juego en un lugar y momento inesperado. Estuve a un tris de terminar ahí con la situación y decirle que tenía trabajo esperando pero de golpe me apareció la imagen de Simón en la cabeza diciéndome estructurado y acartonado. Y sin pensar la tomé de la mano y conduciéndola hasta la camilla le pregunté qué le sucedía con mi voz más profesional.
“Doctor, me duele mucho acᔠtocándose el abdomen.
“A ver, querida, venga que la examino” Mientras, bajaba la parte final de la camilla y subía los estribos para conseguir la posición ginecológica.
“Así que le duele la panza… sáquese la ropa por favor, y acuéstese con la cola bien al borde y los pies aquí”
Ella rápidamente se sacó la falda y ví sorprendido que no llevaba ropa interior. La ayudé a subirse a la camilla.
“Ahora se va a relajar bien… va a cerrar los ojos… va a respirar hondo…” todo eso mientras me sacaba torpemente el pantalón y el bóxer.
“Vamos a ver qué pasa acᅔ Introduje mi pene suavemente en su vagina sosteniendo sus nalgas en mis manos para ayudarla a mantenerse porque estaba casi en el aire. Ella se arqueó con satisfacción. Pero mi objetivo era solamente usar sus fluidos vaginales como lubricante natural. Saqué mi miembro empapado y enfilé el glande al ano.
“Respire hondo…” (viejo recurso médico para lograr relax y distracción) y cuando lo hizo entré completamente pero con suavidad.
Emitió un quejido “Dolió, querida?”
Volvió a respirar profundamente y respondió “Me llenó”
Comencé a moverme lentamente para no causarle molestias mientras sobaba intensamente su clítoris. Vi que comenzaba a apretar con las manos los costados de la camilla y apretaba los dientes, seguramente intentando no hacer demasiado ruido. A los pocos minutos ví algo que casi siempre sólo se ve en los libros: tuvo una intensa eyaculación que me dejó mojada la camisa a la altura del abdomen. Me enloqueció al punto de hacerme eyacular de inmediato. Nos quedamos así unos minutos; yo aún dentro de ella y estirándome para acariciarle la cara. Ella estaba casi desvanecida. Lentamente nos recuperamos y la ayudé a levantarse. Se lanzó a mis brazos y la mantuve estrechada unos minutos más.
“Doctor, el Doctor Straroff me mandó unas inyecciones de hierro. Duelen mucho y no me gustan nada. Usted cree que es necesario que me las ponga?”
“Querida, si el Doctor Straroff las indicó, no hay duda de que es necesario que se las ponga. ¿Quiere que la inyecte yo?”
“Por favor, tiene unas manos tan delicadas…”
“Por favor, inclínese sobre la camilla. Enseguida preparo la jeringa. Usted aflójese bien para que no le duela”
“El examen me dejó muy relajada, doctor”
Sólo sonreí mientras me daba vuelta con la jeringa en la mano.
Cuando la vio se estremeció y cerró los ojos.
“Bien. Procedamos. Excelente nalga para inyectar. Bien formada” Y desinfecté la parte superior del glúteo derecho. De un solo movimiento inserté la aguja y comencé a apretar el émbolo.
Se quejó durante toda la aplicación mientras yo le daba palabras de aliento y cariño. Saqué la jeringa y pasé la lengua por el lugar del pinchazo. La besé varias veces en el lugar pinchado mientras ella se iba nuevamente; tuve que sostenerla porque casi se cae. La subí a la camilla acariciándola para que se recupere. A los dos minutos se incorporó y me dio un profundo beso. Me miró y sonrió señalándome la camisa mojada por ella. Cuando me di cuenta me empecé a desesperar pensando que tenía que seguir atendiendo. Ella sonrió y bajándose de la camilla abrió un bolso que había traído y que yo no había registrado. Me había traído una muda completa. Pasé al baño, me aseé y me vestí. Luego ella hizo lo mismo y antes de que se fuera nos despedimos con otro sensual beso.
Cuando abrí la puerta del consultorio y le hice señas a Martha para que hiciera pasar al siguiente paciente, comenzó a decir algo y se interrumpió al medio de la frase, muda por la sorpresa que le causó verme cambiado de ropa. Sonrió y dándose vuelta hacia la sala de espera llamó a la siguiente paciente: Marcia. Su consulta la relataré más adelante.
Esa noche llegué a casa y encontré a una Claudia diferente. Había pasado por la peluquería y se había hecho un corte hermoso; algo más corto y rebajado, con mucho movimiento y que le enmarca la hermosa cara de una manera espectacular. Los chicos me recibieron protestando porque adoraban el cabello largo de la madre pero a mí me pareció que estaba divina. Me acerqué a ella por detrás y le besé el cuello. Permanecimos así abrazados diciéndonos cosas tiernas en voz baja mientras los chicos se burlaban de nosotros cantando “Papá y mamá están de novios! Papá y mamá están de novios!”
Conociendo lo que es el complejo de Edipo, me alegro de que no hayan querido deshacerse de mí.

Carlónimo -

Bueno, pues tiene razón Marcia, es hora de ponerse a trabajar. Lina, mi amor, te comprendo pero no hay razón para el desánimo pues faltan unos cuantos días para que nos reunamos. Llegaré a Washington el 29 de marzo a las 6 de la tarde vía Continental. Estaré ocupado hasta tarde y me quedo en el Holiday Inn de Chevy Chase. Te veo el martes 30 a la 10 horas en la escalinata de acceso al Mary Gradon Center de AU y desde ese momento hasta el viernes 2 de abril estaré contigo. Ok? Ahora sí, arreglada la huelga espero que cuentes nuestra experiencia nocturna del viernes en Buenos Aires.

Marcia -

Que paso que nadie mas relata, estamos todos taan ocuoados?? vamoss,animos y a escribir.

Gastón -

Querida Lina: Se comprende, no te preocupes.

Simón: OUUUU! Vas a tener que tomar clases de baile, porque si a Silvia bailar la pone así....

Marcia: Es buena idea que aprendas a poner inyecciones; uno nunca sabe cuando lo va a necesitar. Pienso que Martha no quiere enseñarte porque tiene miego de qué puede pasar con sus propias nalgas cuando sepas. Insistí un poco.

Estimadísimo Carlónimo: Te ruego que me dejes excusarme de relatar lo que pasó esa noche. Exponer mi intimidad en dos oportunidades tan seguidas todavía es algo que no puedo metabolizar. En cambio, ofrezco ser el que empiece a relatar lo que pasó en el asado del domingo, cuando sea oportuno. Te parece?

Lina -

Mi Carlónimo, te extraño muchísimo. Acaba de aplicarme Julie la cuarta inyección y me quedé postrada con las nalguitas al aire tratando de relajar el adolorido cachete que se contrae involuntariamente. No he podido redactar nuestro encuentro nocturno del viernes en Buenos Aires porque recordarte es desearte y no puedo estar sin ti. Promete que en verdad, but really ok? You’ll come to be by my side. Te imagino entrar por la puerta que ahora tengo a la vista y ocupar el sitio que te corresponde en esta cama.

Perdonen que he roto el ritmo del relato. Necesitaba hablar con mi Carlónimo en intimidad, aunque fuera por un momento y aunque fuera a la vista de todos.

Ya vuelvo a la normalidad, lo prometo.

Have a very nice weeckend!

Simón -

Luego de dejar a Lina y Carlónimo en su hotel inicié el camino a nuestra casa. Silvia iba callada, hasta que en un momento dijo de manera inesperada:
“Simón, ¿a vos te gusta este auto?” haciendo referencia al deportivo que manejo y que describió Carlónimo.
“Sí, por?”
“No es un auto de persona casada”
“???” la miré con desconcierto.
“Claro! Lo que digo es que no es un auto para una familia. No se pueden llevar chicos y perros acá!”
Guau!, pensé, ¿chicos? ¿perros?. Hace poco casi nos separamos porque alguien, que ni siquiera era yo, nombró los hijos… Pero decidí no ser yo el que acelerara los procesos. Guardé silencio y dejé que las cosas evolucionaran. Estaba demasiado cansado para pensar con claridad y no quería estropear lo que se había logrado. Ya habrá tiempo de retomar el tema, cuando sea oportuno.
Pero ella no estaba dispuesta a cejar en el esfuerzo de ponerme nervioso y deslizó la mano hasta mi pene. La sorpresa me valió una patada al acelerador que hizo que casi chocara con el auto de adelante. Ella sonreía maliciosamente mientras continuaba haciéndome subir la temperatura.
No quería ni pensar en cómo se vería de afuera la situación. En un momento dado me dijo “Doblá ahí que está oscuro!”
Seguí la indicación como un autómata y estacioné como pude en el lugar más oscuro de la cuadra. Se abalanzó sobre mí y bajándome el cierre del pantalón comenzó a lamer mi pene hasta que no pude evitar lanzar un fervoroso chorro de esperma. Agitado y casi avergonzado como si fuera un adolescente que tiene relaciones a escondidas la escuché decir “Llevame a casa que ahora me toca a mí” Y así fue. Así nomás, en el hall de entrada y sólo levantándole el vestido. La penetré con urgencia y me moví ferozmente mientras ella no dejaba de gritar “Te amo, Simón, cómo te amo!”
De todos modos, después de la aventura callejera, decidí cambiar el auto. Un deportivo es demasiado incómodo para ciertas cosas.

Marcia -

Ayyy Carlonimo y cuando sera tiempo de que cuentes como va tu tratamiento?
yo creo que tal vez lo abandonaste por miedoso y poque nunca quieres ser tu el que pone el culo...
Yo continuo con el mio,y mis nalgas si ya estan por demas doloridas, Martha sigue proporcionandome placer y pinchazos aunque ya no le este quedando lugar libre para aplicarme...ella se las ingenia...
Ahh creo que va a enseñarme a aplicarlas la estoy convenciendo.
besos a todos

Carlónimo -

Y afirman que yo soy extremadamente respetuoso ¿Por qué no dicen que a mi preciosa Lina le dieron muy buenas y sensualísimas arremetidas durante el baile? Ya veremos lo que ella comenta después, pero lo que me dijo en secreto fue: “Simón y Gastón son muy finos y muy lindos, pero también muy coquetos. En ningún momento se propasaron pero me pusieron bastante nerviosa”. Yo sólo reí de buena gana.

Por mi parte ¿qué puedo decir? Bailar con mujeres tan preciosas como Silvia y Claudia es un placer y al mismo tiempo un terrible tormento. Silvia, que es una eminencia, se ajusta a los cánones del buen tango y, por lo tanto, obsequia a su pareja sensualísimos roces corporales que más de dos veces me hicieron fingir cualquier cosa con tal de separarme y evitar que un incómodo bulto se nos interpusiera. Llevaba puesto un vestido tan suave, tan delgado y tan ceñidito que, al tacto, parecía no llevar nada. Con perdón tuyo, querido Simón, prefiero comentarlo abiertamente porque callarlo me abruma.

Y luego, con la despampanante Claudia. Ella tiene una curiosísima estrategia para acoplarse con su pareja mediante caricias faciales, ya sea con las manos o con sus propias mejillas. Cuando sentía sus labios rozar mi cuello me cohibía y trataba de ver si Gastón nos observaba. Creo que él sintió mi angustiosa mirada y pensó que yo lo estaba vigilando, pero no fue así. Además, yo se que el tango se baila posando las manos un poco abajo de la cintura de la dama, pero dadas las circunstancias no lo hacía. Entonces Claudia, que es muy desinhibida me corregía: así no es, poné las manos donde se debe. Lo hice en un par de ocasiones pero entraba en tan terrible brete que reculaba. Así que me dijo algo airada: ¡Tenés que aprender a bailar, que eso no es verdadero tango!

Fue hasta que tomé a mi encantadora Lina como pareja, que descansé (y descansó también ella) ¡Los gauchos y las gauchas, se las traen! Ya en confianza, nos prodigamos Lina y yo tantos roces, caricias, besos y mimos, que terminamos al borde del orgasmo.

¡Vaya experiencia la del tango! Y pensar que aún faltaba ver a las chicas en bikini al otro día…

Lo de mis inyecciones, todo va bien, pero no es tiempo de contar eso. Continuemos el relato de nuestro singular encuentro en Buenos Aires. Mi preciosa Lina ¿quieres contar lo que hicimos tú y yo al llegar esa noche al hotel? Y enseguida Simón y Gastón nos contarán lo propio. Luego pasaremos al sábado. Do you agree, my friends?

Gastón -

Sí, Carlónimo, la verdad que como tu médico en esta parte del mundo me gustaría saber cómo anda tu tratamiento. A lo mejor hay que hacer ajustes.

Respecto del tango, la verdad que tampoco se cómo me pude olvidar.
Con Claudia hacía mucho que no íbamos a bailar y nos acordamos de cuánto nos gusta hacerlo juntos. Lo pongo en la lista de las cosas que vamos a hacer más seguido.
Simón, perdón si te pareció que apreté desmesuradamente a Silvia; no me di cuenta de que así fuera. Pero, hermano, comprendé que para mí ella no es como una hermana; la respeto porque es tu mujer y por la mía, pero es un mujerón del que tenés que sentirte orgulloso. Es tan elástica, tan rítmica... Te repito que no te equivocaste cuando la elegiste; después de tanto bicho que tuviste pegado, ¡Silvia es tan para vos!. No hablo ahora sólo de lo físico; tiene un carácter espléndido y me alegro enormemente por tu felicidad.
Y, finalmente, bailé con Lina. Es verdad que, como dice Simón, ya la había visto. Pero también es cierto que fue una vista clínica, aunque él se burle. Ahora pude sentir su calidez y su femenina solidez. Un par de veces ví que Carlónimo nos miraba de soslayo mientras estábamos con ella Simón y yo. De todos modos, eso no impidió que bailara muy apretadito con nuestras chicas. La impresión que me dio es que ellas también lo disfrutaron bastante.

Simón -

Me abstraje en el relato y me olvidé de otra cosa: Carlónimo, ¿por algún motivo estás evitando contarnos de las inyecciones que te recetó nuestro "doc"?

Simón -

Ay, Carlónimo, Carlónimo! no te perdés oportunidad de darnos tarea para el hogar... pero estás en tu derecho porque reconozco que yo hago lo mismo con vos. Pero te agradezco porque de ese detalle no se cómo pude olvidarme.
Obviamente cada uno empezó con su propia pareja. La pobre Silvia, que tiene una gracia única no importa el ritmo del que se trate, sufrió bastante conmigo porque, como habrán observado soy un desastre. A veces pienso que nací con dos pies izquierdos. Así que al rato vino Gastón a salvarla; el "doc" (hubiera dicho Antónimo) se las arregla bastante bien y ví que apretaba bastante a mi mujer. De todos modos, de eso se trata el tango. Mientras, yo hacía sufrir a Claudia que le ponía ganas pero no lograba sacarme dos pasos juntos bien dados. Me molesta un poco lo que me pasa con Claudia: es evidente que mi relación con ella es familiar, me siento como bailando con mi hermana. Pero al mismo tiempo me irrita sentir que soy injusto con su belleza, porque objetivamente hablando, es de las mujeres más lindas que he visto, pero me cuesta dar una imagen erótica de ella. Carlónimo, te dejo la posta para que vos des tu impresión.
Finalmente, me tocó Lina. A esa altura sentía que era el único que no había disfrutado de sus encantos; Carlónimo, bueno, ya sabemos... y Gastón que la había tenido a su disposición quizá como Dios la trajo al mundo. Ya sé que la vio profesionalmente y bla, bla, bla, pero la vio. Ceñí su cintura y sabiéndome torpe en esta circunstancia, de todos modos disfruté enormemente de su contacto cálido y fragante.
Para terminar volvimos cada uno a lo que le pertenece y decidí olvidarme un poco de que todos se estaban riendo de mi falta de habilidad (Carlónimo, la forma en que te ensañaste no tiene perdón) y dedicarme a calentarle la cabeza a mi Silvia. La apreté fuerte y le hice sentir mi pelvis contra la suya con firmeza mientras no dejaba de hablarle al oído con ternura. Como bailar y hacer lo demás no se me daba bien, imperceptiblemente nos fuimos inmovilizando hasta quedar parados en el medio de la pista sólo abrazados sintiendo nuestro aliento acelerado y abstraídos completamente del entorno. Gastón y Lina, que en ese momento bailaba juntos, nos dieron un breve topetazo para que reaccionáramos y volvimos a la mesa donde permanecimos abrazados mientras esperábamos a las otras dos parejas,que se alteron varias veces más.
¿cómo lo percibieron ustedes?

Carlónimo -

No veo confusión alguna Gastón, para mí las cosas van muy bien y poco a poco vamos reconstruyendo las inolvidables vivencias de nuestro encuentro. Con respecto a la inquietud expresada por ustedes de que agreguemos vivencias “ocultas” en la memoria de ustedes, pues como lo dicen con esa cierta malicia que les caracteriza, tal vez estén pensando en la etapa final de la reunión del viernes, cuando empezamos a bailar tango y llegamos al inevitable intercambio de parejas. Fueron momentos muy sanos que todos disfrutamos mucho. Si desean tratar el punto, propongo que cada uno narre su experiencia, empezando por los anfitriones para que nos den la pauta. Querido Simón, ya habrá tiempo para tratar muchas cosas, entre ellas te prometo no olvidar lo que me pides.

Simón -

Carlónimo, ¡sos genial! ¡Me había olvidado de Marcos y su Manual de Servicios! Por favor, si tenés información de cómo fue la segunda sesión de fotos (de la cual Silvia guardó reserva, exactamene igual que de la primera), contame y veo cómo puedo sacar partido de ella para agitar un poco mi, por ahora, amodorrada imaginación.
Y, sí, como dijo Gastón, ya conté de la pizza en Las Cuartetas, los cines y los teatros y el sol y la brisa del sábado (por citar algo que no sea otra vez el protector solar en el culito de las chicas)

Gastón -

Antónimo? Qué, también nos estuvo viendo ese día?
Querido Carlónimo, observo nuevamente la veracidad de los dichos de Simón respecto de tu caballerosidad; gentil y halagador con las chicas y a la vez extremadamente respetuoso con sus hombres. Realmente sos lo que considero un HOMBRE.
Respecto del relato, no te olvides que Simón y yo adelantamos lo que recordamos de esa salida, tendrían que agregar ustedes lo que nuestras memorias nos mantienen oculto. Incluso Simón ya contó el acontecimiento de la "cremita" del día siguiente.
Finalmente, creo que alterar el orden de los hechos en el relato nos confundió un poco.

Carlónimo -

Claro que sí, preciosa, después del excelente relato que hiciste de nuestra jornada del viernes, yo te relevo.

Sin faltar las súbitas carreritas, propias de cualquier fémina que se apresta a salir de casa, para verse por última vez en el espejo, acomodar su vestido, o tomar algo que se le olvidaba, salimos abrazados y ya en el loby identificamos a Simón y a Silvia, quien rebasa cualquier expectativa que yo haya tenido acerca de ella. Sin temor a exagerar les diré que tiene todo para ser una preciosa modelo profesional. Alta, espigada, de formas excelsas, cabello ensortijado de lo más sensual y una carita de ángel. Al verla comprendí por qué hizo temblar a mi hermano Antónimo y por qué su amigo Marcos la invitó a posar para el Manual de Servicios de su hospital, seguro de que así lograrían la certificación internacional de calidad.

Me apresté a saludar a Simón y los dos nos quedamos boquiabiertos al ver que nuestras chicas ya se abrazaban y se apretujaban como si hubieran sido compañeras de aula desde los años párvulos. Tuvimos que esperarlas hasta que terminaran de conocerse. Después, Lina se prendió del cuello de Simón y Silvia me apretujó con fuerza equivalente, manifestándome el gusto que le daba nuestro encuentro. Enseguida me percaté que es una chica de lo más sociable, cariñosa y desinhibida, y que no me equivoqué al conceptualizarla en mis escritos.

Sin darnos cuenta pasamos más de quince minutos intercambiando abrazos, besos y arrumacos, hasta que les pedí recordar que Gastón nos esperaba, así que subimos por fin al excelente auto deportivo de Simón y en unos cuantos minutos llegamos al estacionamiento en donde el propio Gastón posaba con una sonrisa de oreja a oreja, orgulloso de la belleza de su querida esposa: la por demás encantadora, Claudia. Ella es también de muy buena estatura, sonrisa espontánea, ojos azules que cautivan y un cuerpo de verdadera tentación, caracterizado por unas piernas de campeonato y exuberantes líneas curvas que producen vértigo.

Mi preciosa Lina se prendió inmediatamente de ella y luego se les unió Silvia, hasta que los tres varones carraspeamos tratando de que nos tomaran en cuenta. Entonces Lina abrazó a Gastón y lo llenó de besos diciéndole: mi querido y guapo doctor; mientras Claudia hacia lo propio conmigo. Yo no se si así son todas las chicas argentinas. Sus abrazos no parecen de trámite ni de hermano, sino que te abarcan completito. Por un instante te hacen sentir todas las exquisiteces de su agraciada corporeidad ¡En qué terrible situación te meten! Bueno, debo agregar que Lina no fue menos expresiva y que sus ceñidos papachos debieron igualmente alterar la respiración de mis amigos.

La verdad es que nuestro primer encuentro de parejas tuvo la particularidad de romper precisamente con ese ordenamiento. Parecíamos un antiguo grupo de colegas fuertemente unidos por vínculos muy profundos. Entendíamos nuestra relación con una gran naturalidad, como si nadie tuviera nada que esconder o que mantener relegado en la bolsa de las cuestiones íntimas. Desde luego que entre Simón, Gastón, Lina y yo, por el constante intercambio de vivencias íntimas que mantenemos, es normal el desenfado con que nos tratamos, pero Silvia y Claudia parecían conocernos a todos en la misma forma y nos brindaban un trato análogo, de lo más desembarazado ¿Será que el morbo por las inyecciones se transpira y trasciende los límites formales? Fue una interesante experiencia sobre la cual habrá que reflexionar. Pero eso después será, una vez que se agoten todas las vivencias del singular encuentro.

Gastón y Antónimo, ustedes llevan el hilo en esta historia por ser los anfitriones, así que, podemos avanzar. Sin descartar que mi preciosa Lina quiera comentar algo, pero creo que llegados a este punto los comentarios pueden fluir en cualquier momento.

Simón -

Querida Lina: Veo que la pasaron muy bien pero te hubiera gustado otro poquito de acción. Carlónimo, siempre tan medido! Los hubieramos esperado con gusto de haberlo sabido!
Por favor, Carlónimo, no hagas rogar a Lina y contá tu visión de nuestro encuentro y lo que seguramente pasó luego ya que ella estaba deseosa de otra sesión de amor.
Y, dicho sea de paso, podrías contarnos quién te está inyectando lo que te prescribió Gastón. No quiero ni pensar que sea nuestra querida y nunca bien ponderada Eulogia!

Lina -

Mi amado Carlónimo, la primera inyección que me aplicaste fue tan placentera que ya deseaba me pusieras más. Después de la increíble cópula nos bañamos juntos en la regadera. La piel se me eriza al recordar nuestros cuerpos en contacto bajo el agua, la forma en que me enjabonaste centímetro por centímetro con una gran minuciosidad, el momento en que yo tomé tu pene erecto y lo froté intensamente.

Permanecías inmóvil con los ojos cerrados acariciándome. Cuando colmé de espuma tu pene me pusiste en el suelo apoyada en rodillas y manos y me penetraste por el recto. No hubo dolor sino un gran placer sobre todo de saber que tenía tu puya completa adentro de mí y que te estremecías ¡lo sentí perfectamente! El placer que te causaba tenerme así, verme empinada entregándote el culo, te hacía repetirme: ¡Estás preciosa, eres un monumento. Mi encantadora Lina, cómo te amo! No tardaste más de cuatro o cinco deslizamientos para entregarme la ansiada leche que sentí correr muy espesa y caliente por mi interior.

Cuando terminamos de arreglarnos permanecimos un rato en la habitación sentados haciendo planes para el día y para la vida. Carlónimo vestía un pantalón beige y camisa roja. Se veía guapísimo. Yo llevaba una falda corta azul marino, blusa amarilla y sandalias. Me decía que le encantaba y me besaba acariciando esporádicamente mis piernas.

Bajamos al restaurante del hotel y desayunamos: sólo fruta y yogurt, es una buena costumbre que tiene Carlónimo y que yo comparto gustosa con él. Luego salimos a caminar, eran cerca de las once cuando estábamos en la Plaza de Mayo (Balcarce y Rivadavia) Sabemos que es tan antigua como la ciudad. Frente a la casa rosada tomamos algunas fotos y nos besamos.

Era inevitable que buscáramos una buena zona comercial y optamos por recorrer la calle Florida que, según sabemos, es muy famosa en la ciudad. Y ahí me tienen probándome vestidos, pantalones, blusas, calzado y todo lo que veía, con la eficiente asistencia de Carlónimo que es un asesor muy poco crítico pues cada vez que le modelaba una nueva prenda, me agarraba a besos diciéndome que estaba preciosa. En una escapada compré y le regalé a Carlónimo una buena billetera de piel, llevándome la gran sorpresa de que él me había comprado una preciosa chaqueta también de piel.

Cerca de las 4, cargados de bolsas y de cajas, entramos a comer al restaurante Divina Patagonia, situado en Balcarce, donde después de saborear una buena sangría, ordenamos: yo un exquisito plato de cordero patagónico y Carlónimo una suculenta trucha al vapor. Después nos fuimos a la avenida de Mayo y entramos al Café Tortoni, un espléndido café literario que ya habíamos visto y que no queríamos perdernos ¡Un lugar de sueño, muy propicio para alimentar el espíritu! Ahí, entre libros, buena conversación y sorbos de un excelente café “a la mente” se nos fue el tiempo. Cuando salimos pasaba de las 7.

Por último, decidimos trasladarnos al famoso “Caminito” en el barrio de la Boca, una pequeña calle peatonal donde se encuentran varias casas multicolores. Ahí disfrutamos el ambiente porteño, animados por los buenos bailarines de tango. Tomamos un taxi que nos llevó finalmente al hotel donde nos bañamos y sorpresivamente, acosté a Carlónimo, le descubrí las nalguitas y le apliqué la inyección que ya le tocaba.

Fue un momento excelso. Lo tenía a mi lado muy quietecito con los ojos cerrados recibiendo el oscuro líquido que le inoculaba lentamente en su culito. Sólo me dijo: eres una abusiva incorregible, mi vida, pero tú puedes hacerme lo que te plazca. Cuando le extraje la aguja me lancé para besarle las nalguitas y quería armar el ansiado jaleo, pero él me contuvo pues eran casi las 9:30 y debíamos estar a las 10 con nuestros amigos. Así que nos vestimos, yo me puse el solero entallado rojo y las sandalias que ya les describió Gastón y Carlónimo un conjunto verde oliva que se le veía supremo. Terminaba de cepillar mi cabello cuando sonó el teléfono anunciándonos que Simón había llegado por nosotros.

Por favor, Carlónimo, describe tú el primer encuentro con nuestros amigos.

Gastón -

Querida Marcia: me olvidé de contestar una de tus preguntas. Martha no me hizo ningún comentario acerca de su relación. Incluso, ahora que reflexiono conociendo los hechos, noté que está mucho más callada que de costumbre. Tal vez piense que yo puedo tomar a mal que ella mantenga una relación con una de mis pacientes. Yo no juzgo a nadie, mientras todo esté enmarcado en el respeto y el consentimineto entre personas adultas y capaces de decidir sobre sus vidas. Así que, si querés, aclaráselo como cosa tuya; a lo mejor se relaja un poco.

Simón -

Querida Lina: No pasa nada! Gastón ya me bajó a la tierra. Me había enfurruñado porque él me enrostró haber encontrado tu mensaje cifrado y no me lo quería decir. Pero ya se me pasó; entendí que si Uds. quieren mantenerlo en secreto así debe ser, por lo menos para los lelos que no podemos leer entre líneas.

Lina -

Carlónimo, mi vida, no quiero verte extraviado recordando experiencias pasadas. Para mí eres un hombre excepcional que sabe tratarme como se debe: con firmeza, comprensión y mucho amor ¿Qué más puedo pedir? Te voy a hacer muy feliz.

Ya estoy preparando el relato de nuestra jornada, mañana lo pego.

Simón ¿qué pasa entre Gastón y tú? ¿Cómo que no te hablen de él? No entiendo cómo puedes decir eso.

Gastón, el relato que nos has compartido es muy excitante y me da mucho gusto que las cosas estén así con Claudia ¡Vaya agasajo el que se dieron!

Marcia, también tu relato es muy bueno y veo que ya disfrutaste como querías con Martha. Me parece muy bueno que ya estemos cuatro parejas muy bien integradas.

Besos a todos

Gastón -

Querida Marcia: lamento verdaderamente las nuevas inyecciones que te estás poniendo; imagino que el dolor debe ser insoportable a esta altura. Tiene razón Martha, tenés que terminar el tratamiento. Dentro de 10 días te espero en mi consultorio, con las nalgas descansadas, para conversar sobre tu salud. Ya lo resolveremos, no te preocupes.

Marcia -

Hola uhh que intenso ese relato, por fin Claudia se dejo y Gaston pudo cumplir su fantasias...ahora si a recuperar el tiempo eh! Les cuento que yo apenas puedo sentarme estoy muy dolorida mis nalgas ya no pueden mas despues de las 3 inyecciones que me aplico Martha, ahora estoy con una severa bronquitis nuevamete, es que los aires acondicionados me tienen muy mal y el fin de semana no me bajaba la fiebre y la tos ya era mucha asi que fui a la guardia y me recetan dexametaxona de 2mg, un tratamiento de 10 inyecciones las primeras 2 por dia y despues de la 5ºta 1 por dia asi que tengo hasta el proximo fin de semana dumiendo boca abajo y casi sin poder apoyar mi cola en ninguna superficie. Pero todo esto tiene algo de bueno por que la que me aplico las primeras fue Martha que vino especialmente a mi casa a inyectame al principio bastante distante pero despues cuando vino por la noche para el 2ºpinchazo todo fue mejor me dijo que que me colocara unos almohadones debajo asi me relajaba mas, yo obvio le hice caso y quede con mi cola mas que expuesta mientras esa llenaba su jeringa con sus delicadas manos, el liquido amarillento completo la jeringa y ella dijo
Alli voy, prepara esa cola que la voy a pinchar...
yo no emiti palabra, ya estaba exitada.
Me masajeo la nalga derecha buscando un lugar para la puncion y yo gemi sin intension de hacerlo pero estaba taan exitada q me salio
ella se dio cuenta de la situacion y siguio masajeandome las dos nalgas, hasta que sin darme cuenta ya tenia la aguja clavada lo que hizo que me moviera levemente
Shsh quietita quietita que esto recien empieza dijo.. y asi era alli comenzaba el martirio de esa aceitosa medicacion, es casi aceite puro, casi una sustancia caliente,ardiente, comenza a quejarme bastante y ella comenzo a decirme
Ya chiquita,ya pasa, yo se que duele...mientras retiraba la jeringa de mi nalga y comenzaba un ferborozo masaje con su delicada mano, yo segia con dolor y con la queja hasta que ella comenzo a acariciarme con las dos manos ambas nalgas, diciendo que era por el pinchazo anterior...cuando mi queja paso a suspiros, Martha se recosto sobre mi espalda y comenzo a sussurrarme al oido que de ahora en mas seria ella la unica que me inyectaria y comenzo a besarme muy profundamente, las caricias siguieron por distintas zonas hasta que las dos estallamos en un orgasmo mutuo, ya en ese momento desnudas y revolcandonos por la cama...todo siguio asi esa noche...
Mi tratamiento continua voy por la 6 inyeccion y realmente ya no puedo mas aunque martha tenga una excellente mano son muy dolorosas y muchos los pinchazos aunque despues venga la recompenza...ya me siento mejor pero Martha no quiere que abandone el tratamiento, y asi que le hare caso muy a mi pesar.
Gaston cuentame si te comenta algo de mi o de la situacion que esta viviendo, ya que anteriormente ya lo habia echo.Tambien pedire un turno con vos para ver que me esta pasando con estas bronquitis tan seguidas, te parece?
Lina no olvides relatarme un encuentro con tu amiga julia ya se que no sera como el mio con Martha pero me gusta saber como ella lo hace.

Marcia -

Hola uhh que intenso ese relato, por fin Claudia se dejo y Gaston pudo cumplir su fantasias...ahora si a recuperar el tiempo eh! Les cuento que yo apenas puedo sentarme estoy muy dolorida mis nalgas ya no pueden mas despues de las 3 inyecciones que me aplico Martha, ahora estoy con una severa bronquitis nuevamete, es que los aires acondicionados me tienen muy mal y el fin de semana no me bajaba la fiebre y la tos ya era mucha asi que fui a la guardia y me recetan dexametaxona de 2mg, un tratamiento de 10 inyecciones las primeras 2 por dia y despues de la 5ºta 1 por dia asi que tengo hasta el proximo fin de semana dumiendo boca abajo y casi sin poder apoyar mi cola en ninguna superficie. Pero todo esto tiene algo de bueno por que la que me aplico las primeras fue Martha que vino especialmente a mi casa a inyectame al principio bastante distante pero despues cuando vino por la noche para el 2ºpinchazo todo fue mejor me dijo que que me colocara unos almohadones debajo asi me relajaba mas, yo obvio le hice caso y quede con mi cola mas que expuesta mientras esa llenaba su jeringa con sus delicadas manos, el liquido amarillento completo la jeringa y ella dijo
Alli voy, prepara esa cola que la voy a pinchar...
yo no emiti palabra, ya estaba exitada.
Me masajeo la nalga derecha buscando un lugar para la puncion y yo gemi sin intension de hacerlo pero estaba taan exitada q me salio
ella se dio cuenta de la situacion y siguio masajeandome las dos nalgas, hasta que sin darme cuenta ya tenia la aguja clavada lo que hizo que me moviera levemente
Shsh quietita quietita que esto recien empieza dijo.. y asi era alli comenzaba el martirio de esa aceitosa medicacion, es casi aceite puro, casi una sustancia caliente,ardiente, comenza a quejarme bastante y ella comenzo a decirme
Ya chiquita,ya pasa, yo se que duele...mientras retiraba la jeringa de mi nalga y comenzaba un ferborozo masaje con su delicada mano, yo segia con dolor y con la queja hasta que ella comenzo a acariciarme con las dos manos ambas nalgas, diciendo que era por el pinchazo anterior...cuando mi queja paso a suspiros, Martha se recosto sobre mi espalda y comenzo a sussurrarme al oido que de ahora en mas seria ella la unica que me inyectaria y comenzo a besarme muy profundamente, las caricias siguieron por distintas zonas hasta que las dos estallamos en un orgasmo mutuo, ya en ese momento desnudas y revolcandonos por la cama...todo siguio asi esa noche...
Mi tratamiento continua voy por la 6 inyeccion y realmente ya no puedo mas aunque martha tenga una excellente mano son muy dolorosas y muchos los pinchazos aunque despues venga la recompenza...ya me siento mejor pero Martha no quiere que abandone el tratamiento, y asi que le hare caso muy a mi pesar.
Gaston cuentame si te comenta algo de mi o de la situacion que esta viviendo, ya que anteriormente ya lo habia echo.Tambien pedire un turno con vos para ver que me esta pasando con estas bronquitis tan seguidas, te parece?
Lina no olvides relatarme un encuentro con tu amiga julia ya sde que no sera comko el mio con Martha pero me gusta saber como ella lo hace.

Gastón -

Querido Simón: Puede ser que cada vez que te sientas frustrado por algo te pongas así de enojado? Menos mal que a través de los años aprendí que es cuestión de dejar que baje la espuma... Cuanto más te enojás, más divertido me resulta...

Querido Carlónimo, no quería contar aún lo que pasó la madrugada del sábado al domingo porque falta mucho en el relato para llegar ahí, pero temo no poder volver a juntar coraje para contar una situación íntima. Así que acá va; ya me darás tu parecer.

Efectivamente, a mí también me reportó grandes beneficios la untadita de crema de Carlónimo (que a pesar de lo que digas, excitó muy mucho a las chicas). Inicialmente, no parecía que fuera a ser pero las cosas tomaron un giro interesante.
Cuando nos fuimos a acostar, ya bastante cansados, Claudia se quejó de no sentirse bien. Le palpé la frente con la mano y rápidamente me di cuenta de que tenía fiebre. Suponiendo que era una insolación, considerando que habíamos pasado todo el día navegando, le sugerí que tomara un ibuprofeno.
“No, Gastón. Me siento mal. Dame algo que me haga efecto rápido”
“Más rápido... únicamente en la cola…”
“Y… bueno. Si no me queda otra…” sin dejarme en claro si lo decía verdaderamente apenada o estaba siendo irónica.
“¿qué preferís? Inyección o supositorio?”
Y ahí me quedó claro.
“¿Las dos cosas, no podés?”
“Si te pongo las dos cosas te vas a quedar fría como un pescado! Tenés que elegir”
Pensó un poquito y dijo “Prefiero inyección”
“OK. Marche un pinchazo en la cola!” y fui al consultorio a preparar una jeringa con un antipirético. Pero pensaba incesantemente en el deseo de que le metiera algo en el recto. Rápidamente lo asocié con el sexo anal del que hablábamos el otro día a raíz de la historia de Carlónimo, pero pensé que no sería buen día si ella estaba incómoda con la fiebre. Me contenté con llevar un termómetro rectal.
Cuando fui al dormitorio y vio la jeringa que llevaba en la mano dijo “AY! NO!”
“Linda, te va a hacer sentir mejor. Date vuelta”
A regañadientes se puso boca abajo y se quedó muy quieta dejándome el trabajo de descubrir sus nalgas. Sin decir nada le separé los cachetes para colocarle el termómetro y ella se dio vuelta mientras me decía “No era que no ibas a ponerme el supositorio?”
“No. Es para tomarte la fiebre como corresponde”
“Y corresponde en la cola?”
“SI” contesté secamente recordando que le gustaba un poquito de dominación, mientras la volvía a ubicar e insertaba el termómetro cuidadosamente. Emitió un leve quejido que me volvió loco, pero me mantuve tranquilo acariciándole suavemente las nalgas. Ella se fue relajando y cuando saqué el termómetro me preguntó “Ya está?”
“Sí, pero quedate así que te pongo la inyección. Bien flojita…” Le dí dos palmaditas suaves en el cachete derecho y TAC!, la aguja quedó alojada profundamente.
Cuando empecé a inocular el líquido, que es bastante irritante, se quejó más intensamente.
“Sí, dulce, ya sé que te duele… Ya termino”
Tenía el culo de mi mujer en frente y seguía pensando intensamente en penetrar por primera vez en su ano. Le hice un pequeño pero enérgico masaje para que el líquido circulara y dejara de molestarle y considerando su malestar volví a levantarle la ropa y me acosté a su lado abrazándola.
Se quedó dormida rápidamente aunque algo inquieta. Cerca de una hora después se despertó transpirada (evidentemente el medicamento inyectado había hecho su efecto) y lo único que hizo fue agarrarme el pene a través del pijama.
“EPA! Te sentís mejor?”
“Hasta que no me ames, no!”
Sonreí y la desvestí despacio. Estimulé su clítoris con el dedo mayor durante unos minutos. Los dos estábamos excitadísimos. Introduje un dedo en su palpitante vagina y se me ocurrió hacer una broma que evidentemente era estúpida.
“Tu ginecólogo no es ningún tonto!” es un chiste médico, pero entiendo que a veces los médicos tenemos un humor que nos causa gracia sólo a nosotros.
¡Para qué se lo habré dicho!
Empezó a gritar como loca: “Lo único que faltaba! Qué te pongas celoso de mi ginecólogo! Entonces aprovechá y ponete celoso de mi odontólogo, de mi gastroenterólogo, de mi oftalmólogo…”. No sé por qué pero la impresión que me dio era que estaba atacando para que yo no pudiera atacarla antes celoso, y justificadamente, con la forma en que había elogiado a Carlónimo todo el tiempo. ¿se sentía quizá un poquito culpable, sumado al desliz con el tipo del club?
Como la lista venía de seguir un rato le tapé la boca con la mano con suavidad.
“SHHHH! Ey! No era para tanto! Te quería contar que yo voy a hacer un nuevo postgrado”
Ella me miró extrañada.
“Me voy a hacer claudiólogo”
Ella se aflojó y se rió por la ocurrencia. Decidí sacar provecho de la situación y apostar un poco más fuerte.
“Pero también podría ser… tu proctólogo” Ahí me di cuenta de que tampoco era gracioso pero por lo menos no produjo la misma reacción. Sólo hizo que no entendía, aunque yo tenía claro que la metáfora había sido comprendida plenamente.
“Ponete colita para arriba”
“Gastón… no…”
“No tengas miedo. Tu doctor personal sabe lo que tiene que hacer y te va a sorprender. Primero vamos a ver qué pasó con la fiebre” Y volví a ponerle el termómetro. Esta vez, ya sin intención clínica, se lo hacía rotar y lo ponía y lo sacaba repetidamente, como había leído en infinidad de los relatos del blog. Permanentemente la mantenía excitada estimulando su clítoris pero sin dejarla llegar al orgasmo. Había en ella algo de tensión que confiaba que podría vencer con paciencia y a medida que fuera tomando confianza y viera que no iba a dolerle.
Me unté un poco el dedo índice con lubricante y se lo metí con delicadeza. El primer contacto con el esfínter hizo que frunciera el culo y me dejara el dedo atrapado adentro.
“Como cuando te pincho. Flojita. Te aseguro que nada de lo que te haga te va a lastimar. Lo único que me importa es que lo disfrutes. Si en algún momento no te sentís cómoda, lo dejamos”
Relajó la cola y mejoró un poco su predisposición. Estuve mucho rato haciendo eso hasta que cuando sentí que el ano se había relajado un poco, introduje otro dedo. Contuvo el aire pero no se quejó así que asumí que podía continuar. Otro largo rato. Mucha paciencia, porque el pene me estallaba.
No me pregunten por qué pero hubo un momento en el que sentí que podría probar la penetración. Sin retirar los dedos de dentro suyo acerqué el glande a la abertura e hice el cambio. Efectivamente entró sin dificultad y ella dijo “AY! Gastón…”
“Ya lo tenés todo adentro. Estás bien?”
“Ay! Gastón! Qué lindo! ¿Por qué no me lo pusiste nunca antes en la cola?”
Mientras bombeaba con suavidad respondí “Porque soy un tarado! Perdoname. Vamos a tener que recuperar el tiempo perdido”
Y me sorprendió con un orgasmo que le produjo una contracción de los músculos que me oprimió el pene hasta casi resultarme doloroso. De inmediato eyaculé en este virgen recoveco tras lo que nos dormimos hasta la hora de ir a buscar a los chicos para el asado del domingo, nuestro último día con Lina y Carlónimo.



Simón -

Querido Carlónimo: de ninguna manera creo que seas un don Juan pero sí creo que subestimás el efecto que tiene en las mujeres tu presencia. Por experiencia con mi propia mujer te digo que aunque no sea tu intención, se vuelven locas. Eso no obsta para que tus intenciones sean puras y amorosas y para que te hayan lastimado, lo que sin duda no merecés. Me alegra de que de todos modos no hayas cambiado tu modo de entregarte porque es la única forma en la que se puede vivir el amor plenamente.

De lo de la cremita, ¿qué más querés que te cuente? entré por todos lados y con todo y hasta te confesé que casi no puedo llegar al final si no tengo algo de ayuda de ella!
Ya vendrán cuentitos más explícitos; y respecto de Gastón, mejor ni me hables. Se creerá muy gracioso...

Carlónimo -

En efecto, Simón, Lina es una preciosidad de mujer y la quiero mucho.

En cuanto a Sandro, creo que le decían “Sandro de América” ¿o no? Y tuvo éxito también en México. Las canciones que me compartes son muy buenas.

La forma en que me conceptualizas tiene una gran carga afectiva. Pero a mí me parece que la canción “Mi amigo el puma” habla de lo que conocemos como un “Don Juan” y yo te aseguro que no soy eso. Con las mujeres no niego ser a veces audaz pero también tímido y tengo el defecto de entregarme totalmente. Yo no he sido dueño del corazón de nadie, al contrario, parece que entrego el mío a tal grado que… me han hecho sufrir, amigo. Y bastante, aunque no lo creas.

Y de la “cremita” nos enuncias lo ocurrido e inclusive enumeras los hechos pero… Ponle carnita al relato, ponle carnita pues no somos de palo. También Gastón nos está debiendo una vivencia íntima con Claudia que prometió contarnos. Ojalá que no tenga tu costumbre de cerrar a veces la puerta cuando entra en intimidad.

Gastón -

Querido Simón: No voy a decir ni una palabra. Consideralo parte del secreto profesional.

Simón -

Gastón: no es de buen amigo ocultar información. ¿Cuál sería el mensaje cifrado que no encuentro?

Simón -

Querido Carlónimo: respecto a esa característica de personalidad, la tendencia al enamoramiento, no creo que sea perniciosa. Resulta difícil vivir sin amor de pareja; una pareja es eso, alguien que camina con uno el camino. Es comprensible que te hagas el planteo cuando las experiencias que podés haber tenido no fueron estables en el tiempo y te obligan a hacer duelos y correr riesgos permanentes. Pero tampoco tendría sentido no correr esos riesgos por miedo a que las cosas no funcionen.
En virtud de esto te de digo que disfrutes de lo que la vida te ofrece a través de Lina; es una gran bendición. Te dejo una canción para que le regales.

http://www.youtube.com/watch?v=hfbjmoblV3A

Una de las obras maestras del Maestro Sandro, ícono de la cultura beat de nuestro país. Quizá, allá en México, lo conocían. Acá era un mito que se fue hace dos meses; sus "nenas", como él llamaba a sus fans, ¡le tiraban las bombachas en los recitales!. Lo interesante es que aún cuando las mujeres deliraban por él, no vas a encontrar un solo hombre al que le molestara o le diera celos. Un verdadero fenómeno.

Si tengo que usar una canción suya para describirte a vos, sería esta:

http://www.youtube.com/watch?v=Kp019hG2-9Q

Respecto de la noche de la cremita... qué decirte! La cosa empezó cuando después de que, a su pedido, le puse la cremita en la cola como habías hecho vos le pregunté qué quería que le haga y me contestó "Todo. Por adelante, por atras, con las manos, con la lengua y con el pito!"
Imaginate! Hice todo lo que pude y cuando ya estaba en el punto de agotamiento (vos entendés) ella me ayudó con una hermosa chupadita mientras me masajeaba la próstata. En ese estado llegué al asado del domingo... UFF!

Gastón -

Querida Lina: Hablando ahora en serio, ese pequeño desvanecimiento que tuviste es el paradigma para tu recuperación. Representa la pérdida del estricto control sobre todo, el dejarse llevar por lo bueno de la situación y disfrutarlo.
Y, sí, igual que Simón estoy ansioso por conocer el resto del día y cómo se sintieron ustedes durante esa noche y el sábado.
El encuentro personal que tuvimos los seis me permitió sentirme integrado y capaz de participar como si siempre hubiera formado parte del blog. Quería agradecerles la generosidad con la que me abrieron los brazos.

Lina -

Hola Marcia, ya te contaré de las inyecciones que me está aplicando Julie, todo a su tiempo. Y si hubieras ido a la reunión en Buenos Aires quizás tú me hubieras aplicado una de las inyecciones, así hubiera probado tu mano. Cuéntanos cómo la pasas con Martha, quien en honor a la verdad es una mujer muy agraciada.

Mi amado Carlónimo, tu relato recogió con toda fidelidad lo que vivimos con esa inolvidable primera inyección que me aplicaste ¡Cómo me excitan tus manos! Y luego, cuando hicimos el amor: me llevaste al paraíso! Si gustas yo les cuento lo que hicimos después en la jornada. Me fascinó pasar ese día completo a tu lado.

Simón, tranquilo, poco a poco iremos recreando nuestro primer encuentro grupal. Te veo muy ansioso.

Gastón, me siento mucho mejor y ya estoy más relajada en cuanto al trabajo. Gracias por todo, tu diagnóstico fue muy acertado.

Gastón -

Queridos Carlónimo y Lina: ¡comprendieron a la perfección mis indicaciones terapéuticas! ¡Me encanta tener pacientes así!

Simón -

Queridos. ¡Imposible que con ese tratamiento Lina no se recupere!.
Espero más detalles porque esto es la mañana temprano del viernes y nos encontramos recién a las 22 horas. Muchas cosas pueden haber hecho!!!!

Carlónimo -

¡Hola amigos! Empecemos con gusto la semana. Aquí les dejo esta pequeña perlita de sabor para ir entrando en calor. A nuestras queridísimas chicas del blog: a las que fueron; a las que son; y a las que serán; un abrazo muy fuerte por el Día Internacional de la Mujer ¡Qué haríamos sin ellas! Les deseo lo mejor, incluyendo muchos sensuales piquetes en la colita.

La primera inyección que le puse a mi preciosa Lina

A veces me pregunto cómo es que insisto en determinadas conductas que, desde luego conforman mi personalidad o modo de ser, pero que me reportan frecuentes problemas. Una de esas conductas es el enamoramiento, conforme al cual armo “mi propio mundo”. No se a qué me llevará finalmente esa actitud pero me resulta muy difícil evitarla.

Después del apabullante sometimiento que me propinó Lina y habiendo pasado la primera noche juntos. Una noche increíblemente bella en la que no podía identificar los límites del sueño y de la realidad. Horas de calidez emocional con sucesivos despertares y confirmaciones de encontrarme en el paraíso de sus brazos, de su cabello, de sus piernas, de sus nalgas, de su piel y de su forma tan deliciosa de ser. Llegó el nuevo día y con él me emocionó la increíble expectativa de poderla por fin inyectar.

Lina dormía plácidamente apoyada en su dorso izquierdo, con la pierna derecha adelantada lo que le hacía exponerme su por demás apetitoso trasero sólo cubierto por una minipantaletita de color verde tierno. Percibiendo su acompasada respiración, percatándome de que estaba sumamente relajada, retiré la ropa de cama dejando al descubierto ese monumento de nalgas artísticamente delineadas, suaves, colmadas. Deslicé la panty hasta la zona de los muslos y empecé a acariciar suavemente sus abombados y tiernos cachetes, estremeciéndome de imaginar que los perforaba con la hipodérmica.

De pronto abrió los ojos y me miró con ternura. Gimió de manera casi imperceptible y paró el culito preguntándome: ¿te gusta, mi amor? Tanto, le dije, que ahora mismo voy a picártelo preciosa. Lina comenzó a gemir mientras balanceaba las nalguitas ofreciéndomelas y diciéndo: sí, por supuesto… son tuyas… pícamelas cuantas veces quieras. Luego se encerró en sí misma como acostumbra hacer cuando está muy caliente.

Agucé mi percepción y viví con ella tan excitante momento, registrando lo que mi amada sentía. Mis nalgas, deliraba la preciosa Lina, se yerguen con esplendidez hacia el dolor y hacia el placer. Incitan y me excitan, hacen a mi amado desearlas y a mí apetecerlo a él, quebrantan el raciocinio y enaltecen las reacciones instintivas. Espero y los instantes me resultan eternos, pero los disfruto y me refugio en ellos ya que rebosan de intensidad erótica.

Mis nalgas son el ansiado vínculo que alimenta la descontrolada llama del amor. Se que a él lo enloquecen y a mí me dan la posibilidad de conducir el exultante encuentro. Con tan sólo un pequeño giro, un suave deslizamiento, el voluntario estremecimiento del músculo glúteo mayor, mi Carlónimo tiembla, gime, me ofrece una gran variedad de mimos.

Sus dedos muy suaves, excitantes, merodean mis zonas inyectables y me hacen sacudir todo el culo deseando que ya me lo perfore. Es un deseo ferviente, incontrolable. Ansío sentir el aguzado vértice de la aguja que ¡por fin! rasga mi piel y abre el camino a través de la capa adiposa lacerando en turno el músculo, traspasándolo súbitamente, mientras fluyen las señales de alarma desde las cuantiosas terminaciones nerviosas hasta mi cerebro, donde percibo el agudo dolor, una especie de ardor supremo concentrado en un pequeñísimo punto. Siento el impulso de llevar una de mis manos hacia el sitio afectado, pero Carlónimo la reprime con fuerza y al mismo tiempo con dulzura. Una vez controlado el reflejo, me de un cálido apretón de mano, haciéndome sentir su dominio y una gran seguridad.

El delicioso calvario de la inoculación va creciendo. Siento que mi nalga se entumece, suspiro y emito algunas quejas muy sugerentes, pidiéndole a mi amado que me siga lacerando y excitando como lo hace. Percibo en su respiración que él también se encuentra muy agitado. Vuelvo a concentrar la atención en mi propio culo, que es el responsable y principal protagonista del suceso ¡Mis nalgas! Unas nalgas extensas, redondas, muy blancas, erguidas, ofrecidas sin recato alguno, que tienen la jeringa cruelmente incrustada del lado derecho y que se convulsionan de dolor y de emoción. Me encuentro ensimismada, sólo soy consciente del objeto de mi gran excitación y la de mi amado Carlónimo quien con mucha ternura me dice ahora que me ama, que me desea. Siento sus incipientes caricias en la nalga izquierda y a lo largo de mi raja trasera… Uno de sus dedos empieza a introducirse lentamente en mi pequeñísima abertura rectal y yo aprieto instintivamente el culo, pero él me reprende con unas palmaditas en la nalga izquierda para no propiciar que se rompa la aguja, ese enorme arpón que yo percibo muy rígido, amancillando ferozmente mis entrañas.

Estamos en el punto más álgido del dolor y del placer, un fuerte aroma de alcohol y medicamento invade la habitación. Estoy puesta casi en decúbito izquierdo, el compás de mis piernas se ha ido ensanchando a consecuencia del ardor que me produce la sustancia. Tengo la pequeñísima panty enredada y jaloneada en los muslos impidiéndome un mayor movimiento. Mis puños y párpados están muy apretados y con la boca abierta ya no se lo que digo: sólo pude reconocer algunos mimos que le dediqué a Carlónimo, pidiéndole, rogándole que apague ese gran fuego que me ha hecho crecer y que está a punto de calcinarme.

Ya no siento la nalga derecha ni le pierna del mismo lado, parece que tuve un pequeño desvanecimiento. Pero felizmente me percato de que el enorme glande de Carlónimo ya recorre, mis zonas erógenas y se acerca suavemente a la vagina por donde, arqueando salvajemente mi cuerpo, aproximándoselo con verdadera rabia, lo hago entrar hasta sentir los cojones que rebotan una y otra vez en mis glúteos. No es un coito suave, de esos que se llevan poco a poco y por etapas. Hemos entrado en una desesperada refriega que a él le hace gritar mi nombre con gran deleite ¡Lina, Lina, mi preciosa Lina! Y a mí sollozar una y otra vez como si expresara un intenso sufrimiento. Hasta que las marejadas del calientísimo esperma y del abundante fluido vaginal nos inmovilizan, nos hacen apretujarnos y nos dejan finalmente en calma, con la respiración totalmente descompuesta.

Marcia -

Hola a todos
Es verdad lo que dice Gaston Lina tienes que relajar un poco, sino ninguna inyeccion tendra sentido...
Por favor cuentanos como son de dolorosas? una por dia?
mmm y Julie otra vez presente para cuando necesitas una mano amiga, eso es bueno...Mas adelante les contare como fueron de terribles mis 3 inyecciones que les adelanto me aplico Martha con sus suaves mano, me aplico eso y algo mas...
saludos a todos

Gastón -

Querida Lina:
si no reacomodás el estilo de vida el dolor de las inyecciones va a ser en vano. Comprendo que es demasiado poco tiempo para cambiar compromisos ya adquiridos pero empezá progresivamente a delegar. Confío en que podrás hacerlo.

Lina -

Queridos Simón y Gastón: Comprendo a Silvia y a Claudia pues a mí me ocurrió lo mismo con la aplicación del bloqueador. Las manos de Carlónimo son muy excitantes. Bueno, lo importante es que todos disfrutamos mucho.

Julie me está inyectando ¡son muy dolorosas esas inyecciones! Tengo las dos nalgas sumamente lastimadas, al grado que me está aplicando una pomada y paños calientes cada noche. Cuando terminemos de relatar el viaje, les cuento. No he podido bajar el ritmo de trabajo, tal vez la próxima semana. Los extraño mucho a todos, en especial a mi Carlónimo. Vida mía, al menos sigue relatando, me muero por saber de ti. Muchos besos.

Gastón -

Ay, Simón, Simón! ¿Será posible que sigas investigando el secreto de Lina y Carlónimo? De todas formas, me extraña, la clave cifrada no era tan difícil de encontrar. Deberías prestar más atención!

La crema de Carlónimo también me aportó bastante a mí, ya les voy a contar; pero por ahora quería saber cómo anda mi paciente en Washington. ¿Está poniéndote las inyecciones que te mandé? ¿Te sentís bien? ¿Estás trabajando como loca o seguiste mis indicaciones y bajaste el ritmo?

Simón -

Lo dudo, es una mujer demasiado inteligente.
Por otra parte, no sucedió absolutamente nada más que algo de calentura que descargar en el correspondiente dormitorio.
Además, ¿no hubo nada interesante con ella después? No creo que haya ninguna posibilidad de que se queje de tus atenciones.

Carlónimo -

Sólo espero que mi encantadora Lina no vaya a decir al rato: “Después de esto, ya nada tengo que hacer en este blog” ¡Válgame…!

Simón -

Querido Carlónimo: nada de exageración en virtud del cariño que nos tenemos. La misma Silvia me dijo que le parecías más que muy atractivo.
Respecto de la crema en las nalgas, no se si fue una alucinación mía o fue una alucinación compartida porque la escena noctura empezó con un "Simón, ¿me ponés cremita en la cola como Carlónimo?"
No estés apenado, fui yo el que lo permitió así que está todo bien; y sus magníficos beneficios me reportó!.

Carlónimo -

Querido Simón. No me voy a adelantar entrando de lleno a una etapa de nuestra experiencia común a la que todavía no puedo llegar, pero tu más reciente relato, como coloquialmente decimos, me eriza la piel y me pone los pelos de punta. Yo desde luego observé que Lina llamó bastante la atención de Gastón y de ti y que la mimaron, la abrazaron y la besaron, lo cual es absolutamente natural pues es una chica muy bella y, además, ella no exhibió molestia alguna sino que disfrutó muchísimo los halagos de quienes, según palabras de ella misma, “están guapísimos y me encantan” Pero… tú conoces muy bien mi temperamento y cuando refieres “la mirada de Silvia” me haces sentir muchísimas cosas. No obstante, en honor a la verdad, me parece que hay cierta desmesura en tu dicho, fundada en la gran estimación que tú y yo nos tenemos. Silvia es lindísima (más de lo que yo imaginaba) y se desvive en amabilidad hacia sus huéspedes, eso es todo.

Me fascinó ver a las tres espléndidas chicas muy bien integradas ¡Vaya terna sensacional! Que no dejaban de admirarlas los varones en cualquier sitio donde llegábamos. Como ellas caminaban delante de nosotros, parecía que iban solas y observé que en varias ocasiones estuvieron a punto de ser “abordadas” pues parecía que no llevaban acompañantes.

Pero… mi muy estimadísimo Simón ¡por Dios Santo! En cuanto a que yo me permitiera acariciar la deliciosa parte del cuerpo de Silvia y de Claudia que tú mencionas es, sin lugar a dudas, una mera alucinación. En efecto, me permití ayudarles a untar el protector pero una vez emprendida la excelsa tarea, cuidé escrupulosamente respetar los límites que me impone el profundo respeto que ellas y sus maridos me merecen. Debes haber visto mal, Simón, seguramente fue la perspectiva que tenías ¡no me apenes más de lo que estoy! Espero continuar mi narración muy pronto. Saludos efusivos a todos.

PD Lo último que dijiste (tu frase referente a la actitud de Silvia) merece un relato muy especial, no vayas a negárnoslo!!!

Simón -

Leo, releo y recontraleo el relato "La inyección de Carlónimo" y no logro encontrar el mensaje cifrado. Me voy a tener que resignar.
Tomo la posta y cuento un poquito más de lo que vivimos el viernes.
Tanto hicimos y compartimos que creo que efectivamente la idea de reconstruir la noche entre todos me parece que puede funcionar.
Lo que me captó la atención prestamente fue cómo se amalgamaron las chicas. De inmediato eran un bloque consolidado de amistad. Congeniaron maravillosamente y en varias oportunidades se unieron en una manifiesta expresión feminista sacando a relucir nuestros masculinos defectos. Por suerte y gracias a la siempre política e inteligente intervención de Carlónimo, todo acabó con efusivos besos y reconocimiento de los amorosos lazos que nos unen.
Cuando estábamos bastante cansados de caminar decidimos parar a comer algo. A último momento cambiamos de idea y en lugar de ir a Los Inmortales decidimos ir a Las Cuartetas, más bodegón, pero igual de tradicional y pintoresco.
Comimos el clásico: pizza doble muzzarella con vino moscato servido en vaso hasta el tope, que siempre me pregunté cómo es posible que llegue a la mesa sin volcarse.
Nos unimos al bullicio generalizado, llenos de euforia y con necesidad de recargar energía. De postre, copa melba para todos, otro clásico, compartidas porque no hay forma de que uno solo la termine.
Salimos y seguimos caminando para ver si lográbamos digerir todo lo que habíamos comido y bebido.
Carlónimo mostró su beneplácito por la enorme cantidad de teatros y cines, todos llenos de gente amante del arte en sus diversas formas.
Silvia está fascinada con la personalidad de nuestras visitas y debo confesar que la forma en que miró de pies a cabeza a Carlónimo cuando se enfrentó a él por primera vez me dejó un poco patitieso. Gracias a Dios lo conozco y sé de su lealtad si no, no sé cómo hubiera podido seguir la noche. De todos modos, las cosas están parejas porque de igual manera yo admiré a Lina cuando me la presentaron el jueves por la mañana.
El sábado fue un día espectacular para la navegación; sol esplendoroso y leve brisa.
La nota estuvo puesta por una habilidad que Lina nos relató sobre Carlónimo. Untó generosamente de protector solar a las tres chicas que, a la sazón, estaban ataviadas con hermosas bikinis. Claudia y Silvia nos miraban anonadadas por la tranquilidad con la que Gastón y yo lo dejábamos hacer a pesar de que algunas partes de sus cuerpos, como por ejemplo las nalgas, eran suavemente acariciadas so pretexto de esparcir adecuadamente la cremita. Nuestra calma fue premiada a la noche; en lo que a mí respecta recibí en la cama a una Silvia tan caliente que con nada le alcanzaba.
Les toca, queridos.


Simón -

¿Será posible ya nos hayas ocultado esa información? Se te perdona porque ya tuviste bastante con admitir la forma maravillosa en la que te dominó. ja ja ja!

Simón -

¡Bravo Lina! Por fin alguien logró hacerle sentir las bondades de la estimulación anal!
Quien te lo hubiera dicho, amigo... Yo te dije que ya llegaría el momento, pero veo que más bien tuve que decir que ya llegaría la persona.

Lina -

Carlónimo, mi vida. Mereces el 100, pero te puse 99 porque no incluiste los azotes que te dí cuando te iba a clavar la aguja y te movías.

Te amo

Carlónimo -

Ese día me había parecido inmenso. Realmente no podía creer que la llegada a Buenos Aires, la visita al consultorio de Gastón, el primer paseo, las experiencias íntimas con Lina, el paseo vespertino y la primera reunión con nuestros amigos argentinos, hubieran tenido lugar en un lapso no mayor de 15 horas. Tenía la cabeza hecha un laberinto pero me regocijaba de tener a mi lado a esa formidable mujer a la que el día anterior no conocía físicamente.

Después de la reunión, Simón y Gastón nos habían llevado hasta el hotel y después de una eufórica despedida con gritos, abrazos, y repetidos besos a mi encantadora Lina, entramos al loby, desfallecidos. En el ascensor la contemplé detenidamente. La tenía de perfil tomada de la cintura. Las respingadas nalguitas y el prominente busto aderezaban su grácil figura. Le susurré al oído: no me canso de decirte que estás preciosa, Lina, pareces una barbie. Ella sonrió con gran ternura y me dio un beso.

Nos cambiamos de ropa, yo tenía la curiosidad de verla en atuendo de cama y mis expectativas fueron ampliamente rebasadas. Pensé que utilizaría un camisón o tal vez un baby doll pero, cuando finalmente salió del vestidor me quedé paralizado por su originalidad. Portaba un sensualísimo conjunto consistente en un calzoncito muy corto delgadísimo, en color rosa, tejido, que le hacía resaltar las formas en piernas, nalgas y caderas y que tiene la particularidad de ser retirado mediante un simple jalón ¡qué práctico! Complementaba el conjunto un batín cerrado del mismo material que apenas le cubría el ombligo y presentaba un escote soberbio.

Abrimos unas sodas y nos sentamos sobre la cama con las piernas entrecruzadas. Nuestro acercamiento había sido tan sorpresivo, que casi no tuvimos tiempo para conocernos, pero ya habíamos vivido momentos deliciosos. Hablamos acerca de Washington y acordamos reunirnos ahí a fines de marzo. Recordamos el mensaje en clave que me transmitió en su relato “La inyección de Carlónimo” aplicada por una chica de nombre Mónica, el cual me puso en vías de conocerla. Pero lo más importante de ese momento fueron las palabras cariñosas y la actitud de Lina de participarme su erotismo, su gran capacidad de envolverme con sus encantos. Me decía: ya quiero que me inyectes, amor. Y acostándose boca abajo se descubrió las nalguitas y adoptaba diversas posiciones, preguntándome: ¿cómo te gustaría tenerme… así, o acaso así, o qué te parece así…? Y en cada posición me hacía estremecer de calentura. Entonces, tomando el teléfono pedí que me comunicaran con alguna farmacia cercana que tuviera servicio las 24 horas. Ante el asombro de Lina que en ese momento me ofrecía las nalguitas puesta de costado, pedí que me llevaran al hotel varias jeringas y algunos complejos multivitamínicos. Ella reía y no dejaba de excitarme con sus atrevidas poses.

Minutos después me llamaron de la administración para avisarme que ya había llegado el empleado de la farmacia y le permitieron subir para entregarme la mercancía. Cuando le mostré a Lina el suculento material que, ante su asombro, había conseguido a deshoras y sin receta médica, corrió a abrazarme diciendo: ¡Por fin, mi Carlónimo, nos vamos a poder inyectar como lo deseaba. Y esta vez ante mi sorpresa, empezó a preparar una jeringa para aplicármela.

Yo fingía oponerme y me desplazaba de un lado a otro de la habitación y hasta pretendí encerrarme en el baño, pero mi encantadora Lina, llevando su propio culito casi al aire, me persiguió por todas partes hasta que me atrapó. Sujetando con su mano izquierda la jeringa ya lista, con la derecha me bajó el calzón del pijama y tomándome del pene erecto, me llevó jalando hasta la cama, mientras yo le gritaba: ¡Me lo vas a arrancar, voy a quedar inservible y no apto para el amor y para la vida!

Pero ella, riendo a carcajadas, me hizo acostar boca abajo, se me montó a horcajadas y después de besarme cada uno de los cachetes, según ella buscando por vía labial el lugar idóneo, me desinfectó el lado izquierdo y me insertó de golpe la aguja. Yo estaba fascinado por su sencillez, su creatividad y por la forma en que rompía un tabú con el que había vivido. Por primera vez una inyección me causaba alegría y mucha risa. En medio de carcajadas y de gritos de Lina diciéndome ¿no que no, creías que no podría? ...A ver, impídemelo… Sentí la pastosa sustancia que invadía mi nalga, pero me tenía muerto de risa y deseaba prorrogar ese momento.

No conforme, cuando terminó de inyectarme le quitó la aguja a la jeringa y separándome los cachetes me clavó el recipiente en el culo, tallándomelo intensamente, en tanto me decía: Ahora te cojo y te voy a hacer enteramente mío. Sólo dime: ¿Qué mujer te ha hecho esto? ¿Ya viste que yo soy tu verdadera y legítima dueña? ¿O acaso no, mi amor? Y diciendo esto se me montó sin haberme sacado la jeringa del culo y fingía estarme metiendo su supuesto pene. Yo no aguantaba la risa. La verdad es que nunca antes tuve una experiencia tan espontánea como esa. Y lo más sorprendente de todo fue que después de un rato y siguiendo esa técnica ¡Lina llegó al orgasmo! Y se me abrazó muy fuerte como yo la abrazaba al terminar. Por primera vez en mi vida me habían cogido, había sido violado por mi preciosa amante, la increíble Lina. Y ella no se dejó inyectar en ese momento. Se levantó, se vistió y me dijo: ¡Vamos ya a la cama! Te doy temprano la revancha. Y muy abrazaditos, emitiendo frecuentes risitas, nos quedamos por fin dormidos ¡Qué delicia de chica!

Simón -

Querida Marcia: ¿volviste a ver a Gastón para que controle tu bronquitis? Si no lo hiciste, deberías; no vaya a ser que aún no estés del todo repuesta. De todos modos, podrías contarnos cómo fueron las otras tres experiencias de la ceftriaxona con Marthita.

Gastón -

Querido Carlónimo y queridos todos: ya que invitas y a riesgo de complicar la comprensión de la historia relatando sucesos posteriores a los que vos vas a relatar y a riesgo también de defraudar a quienes quieren leer ya lo de las inyecciones, les cuento la primera parte de la reunión del viernes a la noche. Para mí también son necesarios ya los relatos de la aplicación de los medicamentos que les indiqué pero estos hechos también son relevantes para mí en tanto implican los cambios que el blog supone en mi vida sexual.

Claudia estaba tan feliz con los planes de encontrarnos con Carlónimo y Lina! No olviden que estamos en plena tarea de romper la monotonía de nuestra vida y esta era una oportunidad espléndida.
Habíamos arreglado con Simón que él pasaría a buscar a Carlónimo y Lina por el hotel y que nos encontraríamos en un estacionamiento en Callao y Corrientes de manera que pudiéramos caminar desde allí hasta el obelisco.
A las 22.30 estábamos en el lugar de encuentro y Claudia se colgaba de mi cuello solicitando que nos besáramos y expresándome lo ansiosa que estaba. Tomé conciencia en ese momento de que hacía mucho tiempo que no salíamos así, como de novios, y me prometí que lo haríamos más seguido. Recordé de golpe la época en que salíamos nosotros dos con la novia de turno de Simón; gracias a Dios que encontró a Silvia porque el conjunto de sus elecciones previas, a través de los años, formaba un zoológico que es preferible no recordar. Todas preciosas, eso no lo niego, porque Simón siempre tuvo atractivo para las mujeres; el problema era cuál elegía, a cual más loca. Lo notable es que, siendo un desastre para elegir sus propias mujeres, cuando le pareció que una era apta para mí, y hablo de Claudia, no se equivocó y nunca nos separamos desde los 20 años.
Cuando asomó la trompa del auto de Simón mi mujer me apretó el brazo y me dijo: “Ahí están!”
Luego de estacionar y bajarse del móvil, procedimos a las presentaciones. También aquí los abrazos fueron como de un gran reencuentro y no como si se conociesen recién.
Lina estaba soberbia; usaba un solero entallado de un para nada discreto color rojo y sandalias cómodas, advertida de que caminaríamos mucho y quizá, iríamos a bailar tango. Supe luego que el vestido lo habían ido a comprar esa misma tarde y que había sido Carlónimo quien lo eligió. Sin duda sabe qué bonito es lo bonito!
Mientras nos organizábamos para comenzar el paseo Claudia me dijo al oído “Qué buen mozo es!”. Carlónimo seguía arrasando entre las mujeres. Un rato después agregó "Y ella es preciosa!" lo cual no se debe desestimar como opinión, habida cuenta de que las mujeres suelen ser muy crueles cuando se evalúan entre sí.
Comenzamos la caminata, entre el bullicio y la gente, por parejas aunque íbamos cambiando de compañía según fuera la conversación que llevábamos. La movida nocturna de Buenos Aires es mundialmente famosa y como la tenemos incorporada, casi no la notamos. Pero observándola objetivamente es imponente. El movimiento de restaurantes, la cantidad de teatros con sus luminosas marquesinas, todo abierto hasta altas horas de la madrugada; imaginen que la Calle Corrientes (que es avenida, pero como alguna vez fue angosta, la seguimos llamando calle) es conocida como “la que nunca duerme”.
Lo que enloqueció a Lina fue la cantidad de librerías abiertas toda la noche; todas llenas de gente viendo y comprando libros. No pudo con su genio y a cada cuadra cargábamos con nuevas bolsas repletas de obras a las que decía que no se podía resistir.
Acá van algunas imágenes del paseo; sigan ustedes y voy acotando lo que recuerde.

http://www.youtube.com/watch?v=3HWXujoyiC4

http://www.youtube.com/watch?v=zTSE8ct1ad4&feature=related

http://www.youtube.com/watch?v=v0JaA8jlAio&feature=related


Carlónimo -

Simón, totalmente de acuerdo en todo, la vida es bella y debemos disfrutarla antes de que un temblor nos borre del mapa. Estoy un poco apurado pues me pasé cuatro días de juerga en Buenos Aires, así que escribiré en cuanto pueda pero no se si será hoy mismo. Relataré la noche del jueves y la jornada del viernes con la encantadora Lina. Si ustedes se adelantan y empiezan con la noche del viernes, no veo problema, yo aterrizaré donde tú despegues.

Simón -

Querido Carlónimo: No digo que algo porno fuera lo que estaba proponiendo Marcia, no se malentienda mi comentario. Sólo hacía la comparación en función de que, a diferencia de las pelis citadas que carecen de argumento contextualizador, eso es lo que a mí me gusta. Sin duda, todos los relatos que estamos poniendo tienden a llegar a las inyecciones que les recetó Gastón, pero sería harto aburrido si sólo se tratara de sebajólabombachaleclavólaagujayyaestá.
Todos nosotros nos deleitamos en las letras (algunos mejor, como vos y Lina; otros no tanto, como yo) y los juegos que proponemos, por lo menos a mí, se incitan a aguzar el ingenio cada vez más para proponer escenarios creíbles e interesantes.
Coincido también con vos en que nuestra actividad no obstaculiza ni siquiera nuestra propia colaboración, por ejemplo, a través de donaciones, oraciones y todo aquello que se nos ocurra que pueda ser de utilidad.
Por favor, no te demores en el relato.

Carlónimo -

Estoy enterándome de todo esto y quiero, en primer lugar, felicitarte mi querida Lina por el espléndido relato que armaste y que describe sobre todo con mucho sentido lo que hemos vivido juntos, en compañía de nuestros entrañables amigos argentinos. Yo continuaré desde ese punto, será un placer, preciosa.

Con respecto a la opinión de Marcia, espero que no desate un huracán pues en mi opinión no se trata de proponer un cambio radical sino que ella quiere, como es natural, hablar de temas variados, pasar de uno a otro sin estacionarnos en una sola pareja, por ejemplo. Estoy totalmente de acuerdo y Lina ya aclaró muy bien que este blog no se va a convertir en la relatoría del amor de Lina y Carlónimo ¡Para nada! Inclusive no tenemos mi amada y yo la intención de reunirnos por el momento para vivir permanentemente juntos, sino que nos visitaremos periódicamente. Y seguiremos hablando de Marcia, de Silvia, Claudia, Karol (si aparece porque ya otra vez está extraviada) y de cuanta preciosa chica (o chico) desee participar en el blog. De vez en cuando Lina y yo hablaremos de nosotros, lo cual creo que no es abusivo.

Yo estoy totalmente de acuerdo contigo Simón cuando estableces una diferencia entre porno y erotismo. Este es un foro erótico ¡no, porno! Pero creo que Marcia no está proponiendo lo segundo, sino que se refiere a lo que ya comenté y que creo ya aclaramos suficientemente.

Por último, creo que seguir activos en el foro no demerita en ninguna forma nuestra solidaridad con los amigos chilenos, a quienes nuestras respectivas naciones ya están ofreciendo ayuda.

Simón -

Querida Marcia: con todo respeto, no comprendo del todo el reclamo. Sí puedo entender que estés expresando tu deseo respecto de cómo querrías que fueran los relatos pero si algo caracterizó el curso de esta secuencia que venimos llevando desde hace casi dos años es el dinamismo. Hemos ido cambiando las formas y el curso según las cosas fueron pintando. De hecho, si nos ceñimos estrictamente a la temática del blog, sólo deberíamos escribir sobre azotes y a las claras hace mucho que ese no es nuestro tema, más que esporádicamente.
En lo que a mí respecta, si bien aceptaré la decisión del grupo, así me gustan las cosas. En el sentido de que, haciendo un símil con las películas porno, nunca me gustaron por faltas de ingenio y argumento.
No se si llego a expresar claramente mi parecer, pero podemos seguir discutiéndolo.

Gastón -

Querida Lina:
Te agradezco las cosas que decís sobre mí. Me alegro inmensamente que te hayas sentido cómoda durante tu visita a mi consultorio. Me resulta importantísima tu mirada porque es evidente que uno no puede conversar con los pacientes para preguntarles cómo se sienten con uno por lo que subsiste la duda acerca de ello. Me siento como cuando uno puede verse en el espejo para arreglarse el nudo de la corbata y me encanta. No quiero que se entienda esto como un alarde de recibir halagos. No voy a negar que me gustan pero aceptaría también las críticas con miras a tratar de mejorar mi trato. De igual manera me encantaría que Carlónimo me relatara su visión del examen; su mirada siempre es jugosa.
Respecto de las otras cosas que plantean, tanto Marcia como vos, necesito meditar.

Lina -

Marcia y todos los asiduos lectores. Quiero decirles que yo no he venido a raptar a Carlónimo y que sin menoscabo de nuestra relación, hemos acordado que él continuará siendo puntal del blog y hablará de todos los personajes y de todo lo que él quiera hablar, con total libertad. Ahora sólo estamos tratando un encuentro muy lindo que tuvimos todos en Buenos Aires, al que tú querida Marcia estabas invitada. Pasado este breve paréntesis las cosas volverán a la normalidad.

Por otro lado: Gastón, Simón, Marcia, Carlónimo ¿creen prudente que hagamos un receso debido a las circunstancias que se desencadenaron la madrugada del sábado en nuestro querido "Cono Sur" de América?

Marcia -

Hola a todos, disculpas por mi desaparicion pero he estado ocupada...no pude escribir pero si los he leido y me llama la atencion que ultimamente los relatos se tornaron mas eroticos que de costumbres y se dejaron de lado loas relatos de inyecciones que tanto nos gustan a los que leemos asiduamente este blog. Recuerden que hay muucha gente que lo leen y nose si les interese la relacion que tengan en los relatos mas alla de lo que tenga que ver especificamente con las inyecciones, tema por el cual qcreo estamos aqui.
Espero no tomen a mal esta critica. saludos a todos

Lina -

Mi amado Carlónimo, al tratar de reconstruir los hechos del pasado jueves las ideas me dan vuelta y se agolpan hasta confundirme, pero en el fondo de mi ser se acrecientan tu imagen y el recuerdo de tus palabras, de tus ojos profundos y de tus manos recorriendo mi cuerpo entero.

La llegada a Buenos Aires fue apresurada, tuve apenas tiempo de alcanzar el hotel e instalarme pues el avión arribó con retraso. Así que me di un baño, salí corriendo y un taxi me llevó hasta el consultorio de Gastón situado en un edificio céntrico, moderno y muy bonito. Por las evidencias me di cuenta que se trata de un médico de gran prestigio al que visitan sobre todo personas del sexo femenino, lo cual no me causa sorpresa pues tiene un trato muy respetuoso y muy cordial, te sientes en confianza. Me hicieron pasar enseguida a pesar de haber sentadas en la sala al menos tres mujeres más que me miraron con recelo. Martha, la asistente de Gastón es muy amable y, como dijo Marcia, muy guapa. Me miraba con mucha curiosidad.

Por las referencias que ya tenía de Gastón y porque él transpira la vocación de médico lo identifiqué instantáneamente no obstante que en ese momento había varios colegas suyos que caminaban por el área. Nunca pensé que fueran ellos pero al ver a Gastón exclamé para mis adentros: ¡este sí que es Gastón! Es un hombre en plenitud inclusive de aspecto atlético pero lo envuelve un aura de gran cordialidad que me hizo no sólo extenderle la mano sino que me prendí de él y le di un estruendoso beso, viendo que se le subía el rubor, lo que me indicó que es sumamente respetuoso. Estuvimos hablando tranquilamente y yo me sentía perfectamente relajada pero cuando llegó Carlónimo me invadió un fuerte temblor de pies a cabeza, me llené de estrés y creo que le dificulté a Gastón su trabajo pues no podía tranquilizarme. Fueron momentos difíciles, yo estaba en ropa interior realmente insignificante, a la vista de los dos. Al auscultarme Gastón los senos y mientras me inspeccionaba el área vaginal la respiración se me aceleraba en forma impresionante y Gastón tenía que interrumpir la exploración, sonreírme y decirme con ese aire tan paternal que derrocha: “cariño, no te inquietes, flojita, flojita…” Así, poco a poco fue haciendo que me relajara.

Es que yo deseaba que estuviera ahí Carlónimo pero al mismo tiempo su presencia me excitaba y me hacía desearlo. Cuando Gastón me puso boca abajo y yo sentía mis nalgas que rebasaban holgadamente los límites de la pequeñísima panty que llevaba, fue otro momento difícil pero creo que me controlé más, así que a pesar de sentir que me abrían los cachetes y me introducían el termómetro en el recto, estuve más controlada pero, eso sí no lo voy a negar, bastante excitada…

Luego, cuando salí ya vestida y encontré que Gastón estaba por auscultar a Carlónimo, me dispuse a disfrutar pero comprobé que él se ponía muy nervioso a pesar de haber pedido que yo me quedara para acompañarlo. Carlónimo es una persona muy segura de sí pero me parece que sufre mucho cuando se siente vulnerable, cuando sabe que lo van a manipular a él en sus zonas íntimas, personas con las que no guarda un vínculo amoroso. Digo esto porque, después cuando yo lo inyecté, estuvo muy relajado. Mientras Gastón le auscultaba sus intimidades la piel entera le temblaba menudamente y tenía los músculos faciales muy tensos. Esa situación me preocupa mucho y me inspira a que debo ayudar a mi amado Carlónimo a superar ese sufrimiento. Gracias, mi amor, por haberme dado ya tu voto de confianza.

La parte siguiente, cuando salimos del consultorio y nos fuimos caminando hasta llegar al hotel, así como nuestra primera experiencia íntima, Carlónimo ya se las refirió con excelencia. Yo solamente agregaría que él tiene un cuerpo tan armonioso y tan receptivo y una actitud tan cálida, que me hizo sentir felizmente suya, segura, realizada, deseosa de permanecer en sus brazos. Del detalle que les comentó acerca de los motivos por los que yo me permití buscarlo, lo considero una cuestión muy nuestra y me gustaría conservarla cerrada, a menos que el disponga otra cosa.

Después del primer encuentro permanecimos acostados y nos dormimos. Pero yo desperté antes que él y me di gusto sintiéndolo a mi lado, sabiendo que era por fin mío y que podía palparlo a mi gusto y con toda libertad. Y eso fue lo que hice, recorrer su cuerpo entero, acariciar sus piernas, sus nalgas, separar sus cachetes, tomar sus testículos, sobar su pene hasta hacerlo crecer de nuevo. Y el resultado fue que despertó para buscarme de nuevo y tuvimos un juego erótico intenso y muy prolongado, en el que se deleitó (es algo que le encanta hacer) untándome crema por todo el cuerpo.

Puesto sobre mí a horcajadas lubricó mis tobillos, pantorrillas, muslos, nalgas, espalda, hombros, brazos. Luego me dio vuelta y se embebió muy especialmente en acariciarme el vientre, la zona del ombligo y de ahí hacia arriba, haciendo que yo sintiera mis tetas a punto de explotar por la extraordinaria rigidez de los pezones. Me separó las piernas untándome la crema muy despacito en la parte interna de los muslos con movimientos hacia la vagina. Yo deliraba, gemía y jadeaba. Entonces Carlónimo introdujo su lengua en mi vagina y me succionó el clítoris con sus labios hasta que me vine abundantemente. Como él no había terminado, me puso de nuevo nalgas arriba y me penetró vaginalmente hasta que sentí el ardor de su semen que me bañaba abundantemente y por segunda vez las entrañas, produciéndome nuevos orgasmos muy intensos.

Luego de eso nos quedamos otra vez dormidos. Es una característica de Carlónimo, después de hacer el amor me abraza y se duerme. Cuando despertamos eran casi las 2 de la tarde. Nos bañamos y salimos a caminar muy juntitos para realizar los primeros sondeos a la ciudad, acudiendo a conocer sitios tan interesantes como la Casa de Gobierno o Casa Rosada, con sus curiosas arcadas y cúpulas; el Cabildo, sede de la antigua administración colonial, de la que nos llamó la atención su espigada torre campanario; la imponente Catedral situada en el barrio porteño de San Nicolás justo enfrente de la Plaza de Mayo, la cual tiene una curiosa diversidad de estilos; el pujante Puerto Madero donde contemplamos la arquitectura de la Universidad Católica y de los puentes, en especial el giratorio. Y terminamos yendo a la Calle Caminito, de Boca, donde pasamos un buen rato de disfrute con los grupos de tango ¡una muy pintoresca experiencia! Yo no podía creer estar viviendo esa fiesta ¡en Buenos Aires y al lado de Carlónimo! Estábamos tan felices que nos abrazábamos restregando nuestros cuerpos y nuestras cabezas y repitiendo continuamente: ¡Te amo, me encantas, me llenas!

Estuvimos de regreso en el hotel y nos preparamos para acudir, primero a la nueva visita médica cuyo contenido ya fue relatado por Gastón y luego al muy esperado encuentro con nuestros amigos. Carlónimo vestía un conjunto informal ligero en color azul marino y yo el atuendo que les describió con gran precisión Antónimo (no se cómo lo vio pero así es de sensacional mi cuñadito): Un pantalón color gris muy ajustado y una blusa roja escotada. Antes de salir Carlónimo me abrazó muy fuerte, me acarició y me dio palmaditas en las nalgas diciendo que me veía deliciosa. De ahí que no me extrañen las reacciones de Antónimo, un chico muy sincero. Yo me sentía feliz de agradarle al hombre que amo.

Había pedido a los chicos que visitáramos una de esas tabernas porteñas multicolores que me parecen muy lindas y ellos me dieron gusto, así que llegamos a un barrio antiguo lleno de sabor donde nos aguardaban Gastón y Simón muy amables derrochando su gran prestancia. Después de darnos un fuerte abrazo y de bromear un poco (Gastón nos preguntaba si requeríamos que nos tomara la presión o si nos sentíamos demasiado débiles después del desgaste físico que seguramente habíamos sufrido) nos hicieron entrar a una taberna lindísima, de esas rústicas donde abundan las barricas y se respira un ambiente muy bohemio.

Nuestros amigos argentinos son personas sanas, entusiastas, cordiales y muy simpáticos. Nos hicieron sentir en confianza y nos fueron explicando en detalle toda la simbología de las canciones, de la vestimenta, los objetos y hasta la comida propia de su país. Ese fue el principal tema de conversación que tuvimos y que no pudimos agotar. Las canciones y el baile estuvieron a la altura y enmarcaron nuestra gran alegría.

Probamos los deliciosos cortes argentinos, degustamos el mejor vino y lo aderezamos con el inmenso placer de estar juntos, de haber convertido el blog en una imponente lanzadera hacia un espacio indefinible, lleno de sorpresas y de experiencias muy enriquecedoras. Después del encuentro Carlónimo y yo comentamos acerca de la gran calidad de nuestros amigos y deseábamos que llegara el día siguiente, para tener la oportunidad de conocer a las encantadoras Silvia y Claudia.

Así, llegó la noche y me entregué de nuevo en brazos de Carlónimo para llenarlo de besos y recibir sus caricias. Mi amor, yo quisiera que tú retomaras el relato desde aquí porque me encanta cómo describes y deseo que me hagas revivir esos inigualables momentos.

Gastón -

Mi querida mejor paciente: me alegra haber visto la carita de relax y felicidad que tenías luego de estos días pasados juntos (aunque infiero que tiene más que ver con las cosas que viviste con Carlónimo y aún no conocemos que con la estancia aquí en general; de todos modos me alegra enormemente). Por favor, ni bien llegues a Washington ponete en contacto con el especialista que te recomendé; él te va a ayudar a aprovechar este pequeño descanso y no volver a caer en la locura.
Sigan con el tratamiento que les prescribí y cuéntenme frecuentemente cómo se sienten.
Los días que pasamos fueron espléndidos y Claudia se sintió espontánea y profundamente unida a Ustedes. Veremos cómo mantener el contacto sin blanquear mi participación aquí.
Los dejo por ahora, mis pacientes me esperan.

Simón -

Querida Lina! Qué bien lo pasamos! también los vamos a extrañar. Me tomé el atrevimiento de darle a Silvia tu mail porque me dijo que quería seguir en contacto con vos. Realmente se sintió muy a gusto y nos hubiera encantado que la visita durara un poco más.
Por favor, no te demores en el primer relato; Gastón y yo (con quien ya conversamos para aquietar las aguas luego de la pequeña discusión que mantuvimos por esta vía) ya acordamos cómo iniciar el relato de la noche del viernes.

Lina -

Amigo: Silvia, Claudia, Simon, Gastón; llegó el momento de despedirnos y los llevamos en el corazón.

Por favor Gastón, nos urgen las prescripciones, lo único que nos hemos estado aplicando son vitamínicos. Desgraciadamente tendremos que inyectarnos cada uno por su lado pues yo me iré mañana a Washington y Carlónimo permanece en México.

Les aviso que yo narraré, espero que sea mañana, los sucesos del resto del jueves.

Querido Gastón, Carlónimo y yo estamos muy agradecidos con Claudia y contigo, por todo lo que nos brindaron. No te preocupes por el asunto de Antónimo, pues mi amado Carlónimo ya ni se acuerda.

Simón, no sabes cómo les agradecemos también a Silvia y a tí, todas las atenciones recibidas. Nos vamos extrañándolos profundamente.

Besos a todos, seguimos en comunicación. Cheers!

Gastón -

Simón, hermano:
Punto 1.- Andrea hace muuuuucho tiempo que dejó de ser Andreíta.
Punto 2.- se sabe cuidar solita, ¿o te olvidas de que a la "Reina del quilombo", como la llamábamos cuando era adolescente, la echaron de 3 colegios por hacer cosas que a nosotros ni se nos hubieran ocurrido en nuestros más osados sueños?
Punto 3.- Calmate; si cada vez que lo nombren a Antónimo te vas a poner así, te va a subir la presión.

Querido Carlónimo: de ninguna manera considero a Antónimo un obstáculo para nada. Si la invitación sonó con algún reparo, confieso que fue porque me hice eco de la reacción de Simón. Es un error; no debí dejarme llevar.
La intención era buena, mi cuñada tiene una personalidad muy particular y pensé que a lo mejor se caerían bien.
Si de alguna manera herí tus sentimientos, te pido perdón y hagamos de cuenta que no abrí la bocota.
En cuanto a lo que proponés de los relatos, estoy de acuerdo. Empiecen Ustedes con lo del jueves y no se olviden del viernes, que estuvieron todo el día solos y no sabemos nada de lo que sucedió. Luego contaremos lo del viernes a la noche y el sábado con su intervención y ya veremos del domingo.
Si bien por los mensajes de Lina entiendo que optaron por los inyectables necesito que me digan si van a seguir así con todo el tratamiento para hacerles las prescipciones necesarias para que se lleven de aquí los medicamentos o, en su defecto, poder averiguar cuáles son los similares en sus lugares de residencia.
Espero ansioso.

Simón -

¡Gastón! ¿Vos te volviste loco? ¡¿Cómo vas a entregar así a Andreíta?!

Carlónimo -

Siento mucho que enfoquen a mi hermano como un obstáculo y una amenaza para nuestros planes. Por favor quítense esa idea de una buena vez. Yo quisiera que leyeran lo que mi preciosa Lina ha dicho de él en un par de ocasiones. Les aseguro que así exactamente es él y empeño mi palabra en cuanto a que es incapaz de causar un problema serio. Por lo demás, es broma que quiera acudir al asado. El se encuentra por el momento en Canadá con su novia. Mejor pídanle que nos cuente algo de eso más adelante.

Lo que estamos viviendo es maravilloso. Yo propongo que llevemos cierto orden. Lina o yo narraríanos lo que ocurrió el resto del jueves y ustedes los eventos de viernes y sábado, que nosotros complementaríamos emitiendo nuestros respectivos puntos de vista y dándoles a conocer lo que vivimos en privado. En cuanto al domingo, luego lo tratamos. No se inquieten, no llevamos prisa, mejor que disfrutemos paso a paso la narración de tan bello acontecimiento. Un fuerte abrazo a todos y por favor, despreocúpense de Antónimo, es una persona maravillosa a quien yo quiero mucho.

Gastón -

Estimado Antónimo: no nos conocemos aún, o más bien yo no te conozco aún, porque a juzgar por tus dichos vos estuviste espiándome un poco.
La verdad es que no se si lo que voy a decirte es una buena idea pero no me deja satisfecho que el hermano de Carlónimo se quede mirando de afuera. El domingo el asado es en mi casa y voy a darte un voto de confianza en virtud de la que te tiene tu hermano; va a estar mi cuñada y quizá puedan pasarla bien juntos. No quiero parecer un guardabosque pero lo que no voy a tolerar es que le faltes el respeto; todo lo demás, si es con respeto, está permitido.
Tengo la impresión de que esto me va a traer un disgusto con Simón, por favor, no me defraudes.

Simón -

Queridos:
No me enojo por Antónimo; en el fondo me da un poquito de pena. Creo que es como los chicos que se hacen los malos para encubrir sus carencias de afecto. Finalmente el cinismo termina instalándose como rasgo de personalidad. Así es él y así habrá que aceptarlo.
Me dejan pasmado con el relato del primer encuentro. Nunca imaginé posible que dos personas que recién se conocen (con todos los riesgos que implica la posible asimetría entre lo que uno imaginaba que era a través del blog y la realidad) pudieran encajar tan naturalmente. Quizá sea eso lo que todo el mundo anhela: encontrar su alma gemela. Es un extraño milagro que hay que agradecer.
Voy a respetar ese pequeño detalle que los une y que deseas guardar en secreto para Ustedes, pero confieso que no deja de intrigarme.
Carlónimo, cuando relates nuestro encuentro del jueves, veremos de contar la visita a Buenos Aires de noche del viernes. Sin embargo, esa salida requerirá vuestro toque para hacernos saber lo que pasó cuando conocieron a nuestras chicas. Y tampoco me olvido de que pasaron todo el viernes juntos y solos; eso amerita detalles.
En fin, como será mucho lo que hagamos y lo que conversemos en estos tres maravillosos días que el destino nos tenía guardados, creo que lo mejor será que todos contemos al mismo tiempo lo que vayamos recordando e intentemos reconstruir los hechos para que no perdamos detalle para la posteridad.
Lina, querida, dejanos saber cómo estás viviendo vos este sueño.

Carlónimo -

Los primeros momentos con Lina.

No se por dónde empezar, son tantas las circunstancias emocionantes, que ya perdí la cuenta y la secuencia. Antes que nada les diré que me fascina la expresión muy tierna y candorosa de Lina. Su cabello negro, largo, espeso, que contrasta con su piel muy blanca. La forma en que me mira cuando quiere recordar algo. El voluptuoso estremecimiento de sus labios.

Salimos del consultorio casi sin decir nada pero el pulso normal de la ciudad y su atrayente arquitectura nos dio elementos suficientes para iniciar la charla. Tiene una conversación profunda y agradable como la de una persona que ha leído, que ha estudiado y que se desempeña en el ámbito intelectual. Pasamos de un tema a otro y a pesar de la belleza de Buenos Aires, nos ensimismamos, como si estuviéramos en nuestra propia Patria.

Después de una hora me pidió que fuéramos a su hotel y me preguntó ¿estás hospedado ya? Mi respuesta fue inmediata: Lina, yo acabo de bajar del avión ¡Perfecto, Carlónimo! Ya no es necesario que apartes, nos quedamos aquí. Subimos a su habitación y nos sentamos en la pequeña salita del cuarto para disfrutar una bebida que tomamos del frigobar e iniciamos una larga conversación. Cada pregunta, cada respuesta, sus comentarios, son siempre medidos, reflexivos, elegantes, muy finos. Ella se independizó desde muy joven, pero no por inquietud irresponsable sino por virtud, pues maduró muy pronto, estudió, comenzó a trabajar y la empresa donde laboraba (una conocida trasnacional) la llevó a Estados Unidos donde siguió ganando experiencia y se independizó abriendo su propia consultoría en cuestiones de traducción y estilo literario, con la que ya consolidó una gran cartera de clientes.

Su gran capacidad de trabajo no le resta encantos como mujer. Es muy bella, alta, de facciones finas y un trato estupendo. Mientras la escuchaba observaba sus movimientos corporales, siempre armónicos. Tiene una gran dicción y habla despacio, pensando muy bien lo que dice. Luego le platiqué a grandes rasgos lo que ha sido mi vida, mis logros y fracasos, mis inquietudes. Me escuchó con una atención mística, capturando cada detalle y formulando comentarios siempre profundos. Coincidimos en que la percepción y el gusto por la vida, la búsqueda continua de escenarios y el deseo de llegar a lo esencial de las personas, son nuestros principales puntos de coincidencia. A ella igual que a mí, le apasionan los temas de índole filosófica. También encontramos que los dos tenemos un gusto muy especial por el lenguaje.

Seguimos disfrutando nuestras bebidas y de pronto me habló de algo que yo no quiero recordar pero que ella consideraba un escalón indispensable para decirme por qué me había buscado. Comprendí muy bien sus razones y constaté que es extraordinariamente observadora. Pronto dejamos ese punto pero comprendí muy bien que nuestro encuentro no tiene nada de accidental o de circunstancial, sino que obedece a un orden de las cosas. No ahondaré en eso, es algo que sólo a los dos interesa, pero de ahí quiero partir para decirles que me he identificado profundamente con Lina.

No hubo ningún escollo, ningún titubeo para acercarnos. De una manera natural, como algo que ya era, o que estaba llamado a ser, nos abrazamos y juntamos nuestros labios por primera vez, con los ojos cerrados, con un cúmulo de vivencias sobre nuestras respectivas espaldas, sabiendo que compartíamos algo más que nuestros cuerpos, que poníamos en contacto nuestras más profundas intimidades y nuestros más caros objetivos de vida. No pudimos separarnos, nos trasladamos a la cama y nos fuimos desvistiendo recíprocamente hasta llegar al contacto pleno. Sentíamos la energía en la que los dos estábamos envueltos y que habíamos conformado a partir de nuestras propias cargas personales. Flotábamos en un nuevo entorno sinergético.

Con ese espíritu, acaricié por primera vez su cuerpo, sintiéndolo muy firme, suave y terso. Besé y degusté sus extensos pezones que de inmediato cobraron vida, tiene un busto mediano muy estético, besé alternadamente su cintura, su vientre, las piernas. Tiene unos muslos redondos, amplios, cargados de encanto y de forma femenina. Llegué por fin a las nalgas, cuyo atributo principal es que acaparan la atención de quien las tiene a la vista. Sus dimensiones son tan exactas, tan perfectas que se les puede considerar arquetipo de trasero femenino. Las ves y el corazón se te acelera, la respiración se agita y no puedes dejar de admirarlas. Los rastros de las continuas inyecciones con que han sido castigadas saltan a la vista. Recordé que Gastón me los había señalado esa mañana dirigiéndome una mirada muy profesional que manifestaba su pesar. Entiendo que por esa razón le sugirió optar por las medicinas orales. Entonces, poniendo mis dedos en las zonas lastimadas pregunté a Lina: ¿cómo ves amor, crees aguantar nuevos piquetes? Ella se estremeció encogiendo las nalguitas pero de inmediato repuso: Por nada perdería la gran oportunidad de que tú me inyectes ¡Ya me repondré luego! Acerqué mis labios y besé con gran deleite en turno las dos zonas aludidas, sintiendo cómo los deliciosos cachetes temblaban y se estremecían por el estímulo.

Lina disfruta el sexo en relativo silencio, no es tan expresiva o, más bien, tiene vías de expresión diferentes. Cuando entra en fase de excitación su cuerpo configura un espasmo que va creciendo y le hace emitir constantes sollozos que parecen quejas. Habiéndola montado, mientras le deslizaba el pene a lo largo de la raja, sus lloros se tornaron tan violentos que me hicieron pensar que se lamentaba. Me inquieté y le dije: ¿qué ocurre mi amor? Lina sonrió, me hizo una mueca negativa y dijo: Continúa Carlónimo, cuando oigas eso es que me tienes al borde del orgasmo. Así que busqué de inmediato la entrada, pero ella agregó: no te preocupes, soy una mujer de múltiples orgasmos, de hecho ya me causaste el primero.

En ese momento se dio la vuelta, separó sus piernas y tomándome el pene se lo introdujo suavemente en la vagina. Su cavidad es estrecha, bastante ajustada, muy suave y muy bien lubricada. Por lo tanto, el roce es muy intenso, me causa una enorme fricción, acrecienta mi deleite, lo multiplica, me hace suspirar, jadear intensamente, gritar. Vuelvo a escuchar su aparente queja, separa súbitamente los labios, aprieta los ojos, los puños, su cuello se tensa, emite una especie de silbido, lo sostiene. Pierdo el contacto con su realidad, involuntariamente me encierro en un íntimo disfrute explosivo que me convulsiona, me hace gritar sin control alguno y explotar verdaderos borbollones de esperma que Lina concentra en su vagina, en su ánimo, en sus más profundos sentimientos. Cuando regreso y me abro a su realidad la observo colapsada, retorciéndose, encerrada en su poderosa intimidad. Respira agitadísima y poco a poco, lentamente, va entrando en calma. Finalmente me apretuja, me llena de besos, emite una sonrisa que llega a ser casi una carcajada y termina, ahora sí, gritando a pulmón completo: Te quiero ¡no sabes cómo te quiero!

Como ven y saben ustedes: hay muchas vías, senderos, múltiples caminos para llegar al éxtasis. Lina tiene su particular estilo de amar y de disfrutar el sexo. Ese primer encuentro fue para los dos sumamente placentero. Les sigo narrando.

Lina -

No te enojes Simón, así es Antónimo, ya me habló Carlónimo acerca de él y siento que no hace las bromas por molestar. Es un chico que se ríe de la vida. A mí me parece muy simpático y le agradezco los piropos que me dedica a su manera, me siento halagada y a Carlónimo le da risa ¡Saludos cuñado!

Mi Carlónimo es un hombre formidable y no saben cómo me ha hecho disfrutar. Ya les contaremos, les pido un poco de paciencia. Pero les anticipo que hoy me inyectó por primera vez y luego yo lo inyecté a él ¡qué rico, disfrutamos muchísimo!

Querida Marcia, si has seguido los comentarios te has dado cuenta de que estás invitada al asado del domingo que organizan Simón y Gastón. Por favor, no vayas a faltar, me encantaría conocerte.

Nos vemos en la noche!

Simón -

Querido Carlónimo: Atendé a tu hermano, que es uno de los que se calienta, entra, lee y se va...
Pobre! al final confiesa que lo que le gustaría es estar aquí disfrutando con nosotros.
Si los planes les parecieron bien, así quedamos.
Tengo que terminar algunas cosas antes de poder salir de la oficina así que si alguien me hace el favor de avisar formalmente a Marcia, les agradezco.
Hasta dentro de un rato.

Antónimo -

Hola chavos, está de moco y lágrima la novela “La princesita que se volvió reina” Esperemos que no sea reina por un día como su hermanita mayor que sin más le puso el trono de sombrero a Carlónimo. Y mi nueva cuñadita parece que está “bien buenita” a ver si dejan ver algo, yo voy a espiarlos ¿Ya se estarán inyectando el culete? Porque parece que hay suficiente materia (muy redondita y respingadita) donde pinchar ¡Oh my God!

Anoche los vi a todos muy perfumaditos en esa taberna de la parte vieja de Buenos Aires, pintadita de todos colores: El “doc” (o sea Gastón) con su cara de médico de las misiones en favor de los pobres y desvalidos del mundo, echando el rollo, muy sonriente y satisfecho de su travesura; a Simón con su cara de niño bueno, creo que hasta traía una estrellita en la frente (se la puso Silvia por dejarse picar el culete); Al Carlónimo radiante de felicidad, nomás jalaba y apretujaba a su nueva ñora que está ¡uufff! Como para cog… perdón, quise decir que “de rechupete”. A ver si por andar de hocicón no me pega un balazo mi hermano, pues Simón el gaucho ya le ha de haber contagiado sus celos y sus instintos criminales. Mi cuñis, con su carita de hada buena del cuento de Cachirulo, regalando poses y sonrisitas y besitos a sus primitos argentinos, y uno que otro de lenguita a mi hermano ¿se fijaron? Y traía un escotito bien sensual ¿no les parece. Yo digo que está riquísima… Perdón de nuevo, me estoy emocionando.

Y todos reían y se abrazaban y hasta cantaban y aquel cuate ¡buen pibe él! Concentrado en la imitación del Gardel, echándole figura y ritmo al tango. Que si “Adió muchachos compañeros de mi vida” y el “sétimo piso ascensor” y otras más que ya no me acuerdo. Estuvo bueno. Y cómo libaron, se ve que tienen buen gañote los gauchos. Me parece que se chuparon cinco garrafas de vino para degustar los bifes, los rib eye y los asados de tira, sin contar las empanadas con su respectiva chiminchurri ¿o cómo se llama?
Y ya cuando se levantaron y se fueron medio flameados, me percaté del pantalón entalladito que traía Lina. De nuevo ¡Oh my God! Que si no se pone abusado mi hermano, se la bajo. Pues ya veremos, yo por lo pronto voy a andar cerca para no perder ningún detalle ¿No me van a invitar al cocido? Me llevan por ahí a una buena gaucha pues si no, de plano no respondo. Vale?

Carlónimo -

Por supuesto que estamos y no dormidos propiamente. Perdonen la tardanza pero es que Lina… ¿cómo decirles? No me deja, no me deja pensar en algo más que en ella y no es porque me fuerce sino que, sencillamente es una mujer deliciosa. Ya les contaré, por ahora me concreto a colocar el tradicional aviso en la puerta: “Please, do not disturb”

PD Las ideas que tienen son geniales y nos apuntamos desde luego. En cuanto pueda les relato acerca de nuestra reunión de anoche.

Simón -

Gastón: Nuestros huéspedes no aparecen. ¿Se habrán quedado a dormir hasta tarde o habrán salido a pasear temprano?
En cualquiera de las dos situaciones, están haciendo caso de tus indicaciones terapéuticas.

Gastón -

Simón, estuvimos pensando con Clau que si quieren esta noche podemos ir a ver la actividad nocturna de Buenos Aires. No se qué te parece Calle Corrientes, pizza en Los Inmortales y ofrecerles a los chicos alguna clase tango en el Tortoni.
Lo del barco, si a ellos les gusta, me parece genial.
Acabo de dejar a los nenes en la casa de Fernando y Cecilia (te acordás?, los papás de los compañeritos del cole), se quedan hasta el sábado a la noche a despedir las vacaciones (Carlónimo y Lina: no se si saben que acá el lunes comienzan las clases en los colegios). El domingo temprano los voy a buscar porque están enloquecidos por conocer a los amigos del tío Simón.

Simón -

Ya que Lina nombró a Marcia, ¿les parece que la invitemos al asado del domingo?
Por otro lado, tengo un amigo que esporádicamente me presta un barquito, ¿tienen ganas de ir a navegar por el Tigre el sábado? Como va a ser un día bastante cansador, los dejamos libres a la noche, que estoy seguro de que encontrarán qué hacer juntos y solos.

Gastón -

Carlónimo, Amigo (si se me permite): Lejos de mí la intención de incomodar a nadie; jamás estuvo dentro de mis intenciones tender una emboscada y si así te sentiste, me disculpo. A pesar de mi edad, soy un médico de la vieja escuela y pienso que la salud no se limita lo físico; igual de importante para mí son los sentimientos y el espíritu de mis pacientes, ni que hablar si se trata de amigos. Dentro de esos preceptos manejé mis decisiones. Dicho esto, dejo sentado que espero de corazón que todo sea para bien.
Dígannos qué les gustaría hacer esta noche y planeemos algo para el viernes por la noche, ya sí con nuestras mujeres, y de paso pueden aprovechar el día completo haciéndose mutua compañía.
Le hablé a Claudia de unos amigos de México que me presentó hace tiempo Simón. No sé si fui demasiado convincente pero ella está ávida de encontrarse con gente interesante como ustedes, de modo que se enganchó en seguida y se puso con Silvia a hacer planes.

Querida Lina: ¿"cariño"? Estoy de acuerdo que nos cuentes las cosas con calma, pero contalas porque estoy casi tan curioso como Martha. Me halaga lo que decís de mí; lo único importante para mí hoy era que te sintieras contenida y encamináramos una solución a tus problemas.
Esperamos el relato de Carlónimo de nuestro encuentro de jueves por la noche y mientras pensamos con Simón qué podemos hacer el viernes, Ustedes vayan pensando cómo nos van a contar el tiempo que pasaron juntos.

Lina -

Gracias Simón por tus cálidas palabras y tu hospitalidad.

Igualmente a tí, Gastón, muchas gracias, eres también un gran anfitrión, y como médico una eminencia. Irradias seguridad y calidez.

Mi querido Carlónimo, igual que tú no entiendo lo que ha pasado pero estar a tu lado es una experiencia maravillosa. Tampoco quiero entrar ahora en detalles porque prefiero expresarlos con calma, pero me llenas. Tus cariñosas palabras han ido directas al corazón y tus manos llevan una gran carga de energía que se trasmina por todo mi cuerpo. Por cierto, a mí sí me gustaría que nos inyectáramos, las pastillas me sientan muy mal igual que le sucede a Marcia. No me lo vas a negar ¿verdad cariño?

Simón -

Me alegro, querido Carlónimo, que hayas aceptado la propuesta que Gastón te hizo también en mi nombre para esta noche. Acepto también que relates nuestro encuentro y que hayan decidido quedarse en un hotel; me parece de lo más comprensible (y hasta te diría, me alegra mucho). Ya hablé con Silvia para explicarle que dos amigos míos de México están en Buenos Aires y que se quedarían el fin de semana. Lo que obtuve por respuesta fue un "Genial! Empecemos a pensar a donde los llevamos a pasear!". Tengo que arreglar con Gastón si el asado del domingo es en su casa o en la mía, pero es algo que no se pueden perder.
Lo que no puedo permitir es que demores demasiado en contar aquellas "Pinceladas íntimas" de las que diste anticipo.
Por otra parte, cuenten cómo vivieron la visita médica a Gastón; no olviden que yo no estuve ahí y nunca me gustó escuchar una sola campana, aunque sea de mi amigo del alma.

Hermosa Lina: Estás más recuperada? Me gustaría que pudieras disfrutar plenamente tu corta estadía. Cuando puedas tu relato también me encantaría leerlo.

Carlónimo -

Querido Gastón, lo que hemos vivido hoy es una verdadera revolución. No puedo creer ni entiendo lo que está pasando. Eres un estratega nato y reconozco que me emboscaste. No rehuyo mi responsabilidad de haber decidido volar a Buenos Aires y de todo lo que has contado pues lo que menos intento decir es que sean falsedades, pero la verdad es que nunca pensé que se dieran las cosas como se dieron. Tú me comprendes.

Cuando salí de tu consultorio llevando de la mano a la bellísima Lina, sentía que estaba soñando ¡Qué encanto de chica! Con ese aire intelectual que la adorna de manera natural y esa expresión como de timidez y de dulzura que tú mismo describiste magistralmente, me sentía fascinado. Y luego pasear por Buenos Aires, una ciudad tan hermosa y tan apropiada para el amor. Los sitios que hemos visitado son sensacionales y el bife que compartimos en “La Brigada” una verdadera obra de arte culinario. No puedo ni quiero entrar ahora en los detalles de nuestra relación personal que ya tuvo algunas pinceladas íntimas, eso lo dejo para cuando se me asienten las ideas en la cabeza. Lina es, sencillamente, una mujer fuera de serie, pero ya la describiré luego.

Por el momento acordamos, si ella no ha cambiado de parecer, estar aquí hasta el domingo en la noche, ya ajustamos nuestros respectivos vuelos para esa fecha. Así que gustosamente departiremos con ustedes. En cuanto al atento ofrecimiento de Simón, se lo agradecemos infinitamente, pero ustedes comprenderán los motivos por los que hemos decidido quedarnos en un hotel. Así que por mi pare termina aquí la relatoría y acepto gustoso describir la reunión que tendremos con Simón y contigo, la noche de hoy. Mañana estarán ustedes laborando pero ya nos dirán si podemos armar alguna de esas buenas reuniones de viernes.

Gastón -

Perdón, Carlónimo, pero evidentemente estábamos escribiendo al mismo tiempo. Entiendo que quieras conocer a Silvia y a Claudia pero comprendé que esto para mí es nuevo y necesito algo de tiempo para acomodar la idea y aprontar una explicación. Además, no siempre es tan simple ubicar a dos pequeños demonios de un minuto para otro. Por eso preguntaba si podían quedarse el fin de semana para poder organizar el encuentro con nuestras chicas.

Gastón -

Queridos: Veo cierta inquietud en mis protagonistas. Voy a contarles lo que sucedió por la tarde. Nada es tan grave; el mismísimo Carlónimo me instaba hace poco a comprender que aquí puede suceder cualquier cosa. Vamos a los hechos:

A las 17 o´clock (como diría Lina) volvieron mis ilustres pacientes. Estaban exultantes y agotados de tanto caminar, según me dijeron. Fueron a la casa de gobierno, al cabildo y a la catedral. Luego de almorzar en Puerto Madero pasearon por la calle Caminito en la Boca y por el centro de la ciudad.
Acá va un videíto de algunos de los lugares que visitaron, para que todos los conozcan.

http://www.youtube.com/watch?v=BleD6Zxyigk&feature=related

Mientras me estaban contando Martha trajo del laboratorio los resultados. Se generó de golpe un silencio expectante mientras los estudiaba. Estaba totalmente concentrado en lo que leía y no noté las expresiones nerviosas con las que me miraban hasta que levanté la vista.
Sonreí y les dije “Chicos, no es para tanto!”
Finalmente, largaron el aire y se rieron de su actitud.
“Lina, tus análisis están perfectos. Son de libro. No hay ningún rastro de infección”
“Entonces?”
“Entonces… el cuerpo se expresa de diferentes maneras. Algo te quiere decir. Estás trabajando mucho? Muchos problemas?”
Se puso colorada nuevamente. “Y… s텔
“Tuviste alguna pérdida…? Algún stress muy fuerte…?”
Se quedó en silencio.
“No te pido que me lo cuentes, sólo que lo consideres. Mirá, creo que tenés un temperamento hiperactivo, lo que no quiere decir que el cuerpo pueda seguirte el ritmo sin consecuencias. Yo sé que no es fácil, pero deberías ordenar un poco tus cosas… A la vida, además de trabajo, hay que ponerle actividad física, buena alimentación y también diversión”
“Sé que tenés razón. No estoy segura de cómo voy a hacer. Pero el consejo es bienvenido”
“Los síntomas que tenés ahora, fuera de las molestias que te provocan, no son más que eso. Pero quiero ser sincero con vos. Si no das un giro a tu vida, esto se puede transformar en lo que vulgarmente se llama Síndrome de Fatiga Crónica, no sé si alguna vez lo escucharon nombrar”
Ambos asintieron.
“De la medicación que te dio el delincuente que te vio, nada! Si querés puedo darte algo para que te sientas mejor. Pero no te confundas; es para que estés mejor de ánimo mientras tomás decisiones, no para que aproveches el bienestar para enredarte más”
“Te lo prometo. Y lo que me vas a dar, ¿en qué presentación es?”
Sonreí sabiendo a qué se refería y le dije “estando disponible en comprimidos y en inyectables, la decisión es tuya. Además te voy a conseguir los datos de un especialista en Washington para que te ayude. Y desde luego que podés contar conmigo siempre que quieras”
Se acomodó en la silla recomponiéndose de lo que entiendo que fue una verdad dicha un poco crudamente. Pero mis años de experiencia me dicen que las personas deben conocer con claridad su situación para poder hacerse cargo. Lina es una mujer inteligente, con algo de ayuda nuestra podrá redirigir sus energías.
Le tomé la mano libre (la otra seguía atrapada por Carlónimo) “No estés preocupada. Si me hacés caso, esto va a ser historia antigua en poco tiempo” Ella sonrió más tranquila.
“Bueno… Y él?” dijo refiriéndose a Carlónimo.
“Los tuyos” dije mirando a Carlónimo a los ojos “bastante bien en general. Como aquel tratamiento quedó inconcluso, los glóbulos rojos están un poquito bajos. Como también se que no te gusta mucho que te pongan inyecciones el complejo vitamínico y el hierro te los puedo indicar en comprimidos. Vos decidís”
A continuación, casi como parte de la prescipción médica de descansar y divertirse, les hice el ofrecimiento de salir a la noche pero sin mencionar la posibilidad de que fueran Claudia y Silvia para poder conversar de la actividad del blog, si se daba. Estaban encantados con la idea.
La decisión de tratamiento que tomaron y lo que les gustaría hacer esta noche, al igual que su mirada de la visita, lo dejo para que lo cuenten Ustedes.
Lo que querría saber, además, es hasta cuándo pueden quedarse. Si son al menos unos días (teniendo en cuenta que viene el fin de semana) podemos organizar algo con Claudia y Silvia, con más tiempo y armando una historia potable, además de pasear un poco más organizadamente.

P.D. Simón me pidió que les diga que si se quedan tienen alojamiento en su casa.

Carlónimo -

Querida, Lina, no se cómo se ha dado todo esto, pero al verte me ha parecido salir de un oscuro túnel y encontrarme en un lugar paradisíaco iluminado por un sol radiante. Ya relataremos los primeros momentos que hemos pasado juntos. Falta tener el diagnóstico y las prescripciones de Gastón, a quien no le perdonaría no llevar a Claudia a la cena. Ni a Simón que deje de llevar a Silvia.

ramiro -

busquenme una enfermera que me inyecte y que me haga el amor quieren, que sea eulogia, sonia, stella, silvia o la ke ustedes quieran.
quiero correo de mujeres de mexico que les exite inyectar. a sus ordenes en: riflomag23@live.com.mx

Simón -

Querida Lina:
¿A qué te referís con "poner esto en orden"? ¿Qué es lo que hay que poner en orden?
Ya veremos el dictamen de Gastón cuando vea los resultados de sus estudios pero confío en que, con su buen criterio, todo va a estar bien.

Lina -

Gastón, me siento igual que me veías en la camilla, con el corazón latiendo al ritmo de un caballo desbocado.

Carlónimo, algo tendrás que hacer para poner esto en orden. Yo no podría por el momento.

Gastón -

Querido Carlónimo: sin prisa, aún tengo que contar lo que suceda cuando reciba los resultados y vuelva a conversar con Ustedes.
¿A qué se debe que te sientas tan impactado?

Carlónimo -

Amigos, permítanme reponerme del impacto e intervengo. Un abrazo a todos.

Gastón -

Tal como habíamos quedado con Lina, fui temprano al consultorio de la clínica para disponer de todo el tiempo necesario para atenderla y hacerle los estudios que fueran convenientes.
Cuando llegué, a las 8.45, la enfermera (Martha, la que le gustó a Marcia) me atajó en la puerta “Doctor, ¿qué lo trae por acá tan temprano?”
“Martha, prepáreme el consultorio, por favor. Tengo una paciente que viene de lejos a hacerse atender conmigo. Mientras estoy con ella no quiero que me moleste nadie“
“Como no, doctor” pero era evidente que tenía una curiosidad que la estaba matando.
A las 9 en punto, Martha me anunció la llegada de Lina. La hice pasar y le ofrecí asiento. Vengo aprendiendo, lentamente pero vengo aprendiendo, y la recibí con un fraternal beso.
“Lina, ¡Qué gusto de conocerte!”
Ella respondió, ahora me doy cuenta, como era de esperar: además del beso me dio un abrazo.
“Gastón, lo mismo digo. Te agradezco el ofrecimiento. Me tranquiliza que me veas profesionalmente y me encanta conocerte personalmente”
La miraba y pensaba cómo iba a describírsela a Carlónimo. Es, sin duda, una belleza; es de una finura inusitada. Además, es simpática y parece manejarse sonriendo por la vida.
Llamé a Martha y le pedí que nos trajera dos cafés. La situación me resultaba extraña; no es la primera vez que atiendo amigos (Simón y Silvia son los que Uds. conocen) pero hay que convenir que Lina entra en una categoría de amistad un tanto particular para mí, que recién me inicio en estas lides.
Conversamos de nuestras vidas café de por medio largo rato y naturalmente caímos en las cuestiones de su salud. Recabé todos los antecedentes médicos necesarios y en el momento que me proponía darle las indicaciones para iniciar el examen, entró Martha al consultorio como una tromba.
“Perdón, doctor! Ya sé que me dijo que no lo molestara mientras estaba con la Señorita, pero afuera hay un hombre que dice que viene a acompañarla y que Ud. lo conoce. Le dije que no podía dejarlo pasar pero insiste y dice que no se va a ir hasta que lo deje entrar”
“Está bien, Martha. Tranquilícese” Y salí del consultorio a ver qué era lo que pasaba. Ahí me encontré con un monumento de hombre: alto, morocho y de ojos verdes, bien plantado y evidentemente decidido a hacer lo que quería.
“Señor…“ le dije invitándolo a presentarse.
“Carlónimo, Gastón, soy Carlónimo. Me tomé un avión y vine a acompañar a Lina”
Al principio no pude reaccionar pero al cabo de un segundo lo estreché en un sentido abrazo.
“Bienvenido!. ¿Sabe Lina que venías?”
“No, hasta último momento no sabía si me sería posible viajar así que no le dije nada”
“Creo que se va a alegrar. (creo que Carlónimo no se imagina cuánto) Pasá, adelante” volviendo a abrir la puerta del consultorio.
“Lina, querida, tengo una sorpresa para vos” y dando paso a Carlónimo le dije “Te presento a Carlónimo”
El abrazo que se dieron fue inmenso, como si se hubieran conocido de años. Volví a llamar a la enfermera y le pedí otra ronda de cafés, que trajo intrigadísima.
Ellos permanecieron tomados de la mano, creo que sin darse cuenta.
“Bueno”, dijo Carlónimo, “pero yo vine a interrumpir. Ustedes ya estaban en algo…”
“Iba a comenzar a revisar a Lina…”
“Entonces espero afuera a que termines”
“No Carlónimo, no me molesta en lo más mínimo. En realidad preferiría que te quedes, los médicos me ponen un poco nerviosa”
“Eh! Que Gastón no es cualquier médico…”
“Perdón, Gastón. Pero siempre me pusieron nerviosa, no es por ti”
“Te entiendo. Le pasa a mucha gente y más con la experiencia que te tocó vivir últimamente. Vení, pasá al baño y sacate la ropa. Podés ponerte la bata”
Se puso colorada “¿toda la ropa?”
“no, linda. La ropa interior dejátela”
Cuando salió con la horrible bata hospitalaria nos miramos con Carlónimo. Ni ataviada así disminuía su elegancia.
La hice acostar en la camilla y coloqué mis dedos en su muñeca para tomarle el pulso. El corazón le latía como un caballo desbocado.
“Lina… ¿por qué tan nerviosa?” Me respondió con una sonrisa tensa.
Bajé el tono de mi voz “Cerrá los ojos y respirá lento y hondo. Yo te voy a ir explicando todo lo que voy a hacer para que no te sobresaltes” y coloqué una mano sobre su abdomen para asegurarme de la profundidad de su respiración.
“Bien, seguí así… Muy bien…”
Cuando la noté más tranquila, seguido de cerca por Carlónimo, procedí a realizarle un examen clínico exhaustivo que no evidenció ningún tipo de problema físico serio. Atendí en especial a cualquier indicador de infección, dadas las molestias que señaló que tenía.
“Lina, todo está perfecto clínicamente. Lo de la garganta no es más que irritación que se resuelve con té con miel y lo de la nariz, rinitis alérgica. Me gustaría hacerte unos análisis y unas placas. Lo que te voy a pedir es muy sencillo, así que te lo hacés ahora y tenemos los resultados a la tarde. Te parece?”
“Sí, Gastón. Gracias” y se retiró al baño a vestirse.
Mientras la esperábamos hice las órdenes de algunos análisis de sangre y un par de placas y Carlónimo me dijo: “Gastón, te acordás que mientras estuve en México con… (noté en su voz cierto dolor, pero se recuperó rápidamente) Anna, estaba haciendo un tratamiento con vitaminas que me había recetado una doctora que nos vio allá?”
Tenía un cierto recuerdo de haber leído esos relatos pero le pedí que me refrescara la situación.
“Me gustaría que me des tu parecer también sobre mi estado de salud porque no volví a ver a la doctora para el control, dadas las circunstancias como se dieron.”
“Perfecto. No tengo problema”
“me desvisto?”
“Si querés podés esperar a que Lina salga; no sé si querés que esté presente…”
“Por supuesto; que es lo que te hace pensar que yo no necesito apoyo moral?” solté una enorme carcajada; lo último que podía imaginarme es que este hombrachón necesitara apoyo moral.
En ese momento salió Lina del baño, nuevamente vestida, e hizo una mueca de sorpresa al ver a Carlónimo, en calzoncillos, de pie junto a la camilla.
“Chicos, de qué va esto?” dijo risueña.
“Le pedí a Gastón que ya que estamos aquí me eche un vistazo a mí también.”
Hice el mismo meticuloso examen que había llevado a cabo con Lina, y esta vez era ella la que no me perdía movimiento, para concluir también en su excelente estado de salud.
“De todos modos, no está de más que te hagas unos análisis y radiografías. Van juntos y lo resuelven en un rato. Los resultados los estoy pidiendo con urgencia y me los van a pasar a eso de las 5 de la tarde. Tienen hasta ese momento para pasear por Buenos Aires; disfruten de unas cortas vacaciones. Cualquier problema que tengan durante el día me llaman, este es el número de mi celular”
“Vamos a estar bien. Gracias por todo. No sabes la tranquilidad que me da que Lina esté en tus manos” aseguró Carlónimo.
En el momento en que llamaban el ascensor para ir hasta el subsuelo veo que por el pasillo viene caminando Simón, que venía a buscar una receta de sus medicamentos antialérgicos.
Nos cruzamos todos a la altura de la escalera y armamos una especie de tumulto. Simón estaba contentísimo de encontrarse con Carlónimo, a quien no sabía cuándo podría volver a ver, y de conocer a Lina, finalmente. Era un griterío terrible y salió Martha a retarnos. Pedí disculpas y los empujé hasta los jardines de la clínica instándolos a ir a hacerse los análisis antes de que tuvieran demasiada hambre como para seguir en ayunas. Mientras, yo volví a mi consultorio, en donde ya tenía varios pacientes esperando.
Al rato subió Simón a buscar su famosa receta.
“Estaba pensando en que esta noche podríamos salir con Lina y Carlónimo” le dije ni bien entró.
“Con las chicas o sin las chicas?”
“creo que esta vez mejor sin las chicas. Tengo miedo de no saber cómo explicarle a Claudia quienes son. No se va a asombrar de que vuelva tarde porque es nuestro día de fútbol”
“Querido Gastón, no te reconozco. ¿Me estás diciendo que le vas a ocultar algo a Claudia? El blog está haciendo cosas interesantes en tu vida!”
“No estoy muy seguro de que sea algo de lo que sentirme orgulloso… Dejemos esto. Cuando vengan a la tarde se los propongo y a lo mejor ellos me sugieren qué hacer con Claudia”
“OK. Avisame cómo quedaste con ellos”
El día va a ser largo, tengo muchos pacientes citados, algunos de ellos complicados, así que por ahora espero la hora del reencuentro con mis queridos visitantes.

Simón -

Querida Lina: no creo que lo importunes pero tampoco creo que haya que apurar las cosas.
Entiendo tu nerviosismo pero vayamos por partes; resolvamos (aramos dijo el mosquito y estaba montado al lomo del buey) primero tu tema de salud con Gastón y dejemos que las cosas fluyan.
Cuando hayas visto a Gastón, me contás; es un gran tipo, todos sus pacientes lo adoran.

Lina -

Como tú digas Gastón, llegaré puntual. Estoy un poco nerviosa por las circunstancias, si lo notas por favor me disculpas. Muchas gracias.

Simón, fue un excelente regalo el que le diste a Silvia, yo creo que lo debe haber disfrutado mucho. He seguido muy de cerca sus relaciones y creo que ya llegaron a un nivel de madurez en el que los dos se conocen y se comprenden muy bien. Muchas felicidades. Dale un abrazo muy fuerte a Silvia.

Por otro lado, quiero compartirte que me siento nerviosa y muy ansiosa, es una sensación difícil de explicar, la cual tiene que ver con Carlónimo. Por favor dime si a tu parecer no debería importunarlo. Aconséjame.

Simón -

Hoy es el cumpleaños de Silvia. Y le hice iniciar el día de un modo especial. Ayer, cuando leí el relato de Carlónimo, me dieron ganas de agasajar a Silvia, ¿se entiende, no?. Comimos y nos fuimos a la cama. Ella se quedó dormida casi de inmediato y yo me puse a mirar televisión para no dormirme y esperar las 12 de la noche. Quince minutos antes volví a ir al baño a perfumarme y me desnudé, acostándome a su lado. A la hora exacta comencé a acariciarle la cara suavemente. Se revolvió un poco pero no dio muestras de despertarse así que intensifiqué un poco el contacto besando su pezón derecho a través del hermoso camisón de satin bordó. Inmediatamente se le puso erecto, lo que develó que estaba mucho más despierta de lo que estaba dispuesta a admitir.
“Si serás pícara. No hace falta que te hagas la dormida para que te haga más mimos. Te los hago igual” Y estampándole un profundo beso en la boca le dije “Feliz Cumpleaños, Preciosa!”
Abrió los ojos y sonrió feliz. Me devolvió el beso y descaradamente me preguntó “Qué me vas a regalar?”
Dándome vuelta y mostrándole el culo le respondí “Te alcanzaría con pinchar este?”
“nada más?”
Me volví a dar vuelta y mostrándole mi pene ya semi erecto “y este para que te pinche?”
“Podría ser… empecemos por que te pinche yo. Con el asunto de la visita de Eulogia, hace como mil años que no te pincho el culito!”
Se mostraba tan feliz como una niña a la que le regalan la muñeca más linda de la juguetería.
Yo había preparado ya una jeringa con vitaminas sabiendo que no se iba a resistir a la propuesta. Sólo quedaba ponerme a su disposición en la posición adecuada y eso hice.
Me dio dos palmaditas mientas decía “A ver si el cachetito está bien flojito…” y sin otro tipo de advertencia me clavó la aguja. Sentí el pinchazo pero ningún dolor. Cuando empezó a hacer entrar el líquido apareció la primera oleada de quemazón y el músculo sufrió un espasmo involuntario. Ella esperó pacientemente a que pasara y continuó la inyección.
“Simón?”
“Mmm…” apretando los dientes.
“Te amo. Me hacés muy feliz” sus palabras coincidieron con la retirada de la aguja y con mi pene duro como una estaca. Me di vuelta velozmente y colocándome sobre ella le pregunté “Cómo lo querés? Despacito o con ganas?”
“No me importa. Lo quiero”
Y entré en ella de un solo movimiento. Progresivamente fui intensificando el ritmo de mis movimientos. Cada embestida, con su respectiva contracción de los glúteos, recordaba la inyección que me acababa de poner y me sentía cada vez más excitado. Aún así pude controlarme y descargar mi leche dentro de ella en el momento que ella lo necesitaba. Gimió tanto y tan fuerte y temí que los vecinos escucharan. Mala suerte, que nos envidien.

Gastón -

Querida Lina:
Te sugiero que nos veamos un más temprano, digamos a las 9, así tendremos tiempo de hacer análisis si es necesario.
Tranquila que todo va a andar bien.

Lina -

Gracias Gastón por aceptar la solicitud de Carlónimo. Estaré en tu consultorio a la hora convenida: mañana jueves 25 a las 10. Te anticipo que mis molestias son: irritación en la garganta, decaimiento, algo de goteo nasal y fiebre esporádica. Me tranquilizaría que me hicieras un reconocimiento general. Thanks a lot in advance!

Querido Carlónimo, gracias por el interés que has puesto en mi recuperación. Completely yours!

Gastón -

Estimado Carlónimo:
¿Crees que podría afrontar semejante desafío? Desde luego que aprecio tu confianza.

Estimada Lina: La idea de Carlónimo me parece óptima; todo mi conocimiento y dedicación están a tu servicio. Haceme saber si querés que te vea y acordamos un horario en mi consultorio.

Querido Simón: ja Ja Ja! Ahora me reí yo.

Simón -

Querido Gastón: Glup! En vistas a mi primer tacto prostático, no bromeo más.

Carlónimo -

Animado por los más recientes comentarios que se han vertido, quiero pedirte un gran favor, querido Gastón: Desde luego que si Lina está de acuerdo ¿por qué no la recibes en tu consultorio? Tú ya sabes que en este blog puede ocurrir cualquier cosa. Me gustaría mucho que tú la examinaras. Por supuesto que el relato correría por tu cuenta.

Gastón -

¡Genial, Carlónimo! Casi, casi fue así. Sólo hubo algunos detalles en los que no acertaste. El primero fueron las rosas y el champan con los que llegué a casa anoche.
Efectivamente, voy entendiendo de qué se trata esto. A Clau le gusta que la domine pero debo dejarme dirigir, se que es un razonamiento complejo pero siento que ese es el camino. Sin duda ella tiene claro lo que quiere.
Lo que no acertaste se refiere (Uf! me avergüenza decirlo!) es la vía de entrada. Nunca tuvimos sexo anal. Creo que voy a ir preparando tranquilamente el terreno.
Además, querido Carlónimo, escribiste en "argentino" y eso tiene un plus increíble.

Querida Lina: me alegro de que hayas decidido hacer otra consulta; me preocupaba que siguieras el tratamiento que te había dado ese tipo. Lamento la distancia, me hubiera encantado serte de mayor utilidad. Teneme al tanto de cómo van las cosas. De lo otro que hablabas con Simón, no quiero ser metido porque recién entro al blog, pero a mí también me parece que sería un buen encuentro.

Querida Marcia: Me alegro de haber podido cumplir aunque sea un poco con tus deseos. Desconozco absolutamente los gustos sexuales de Martha; pero se me ocurre que puedo ayudarte a encontrarte nuevamente con ella para que puedas averiguarlos. Seguramente sería nuevamente a costa de dolor en tus nalgas pero ya me dirás si te interesa.

Querido Simón: Qué es eso de "Ja Ja Ja! no puedo imaginarme a Gastón espiando a una paciente!!!". No le veo la gracia. Te recuerdo que en tu próxima visita al consultorio te toca el examen prostático.

Simón -

Querida Lina: habrás notado que mi pregunta no fue inocente. No me gustaría presionar a ya sabés quien pero no sé, es como que se me hace algo bueno para ambos.
Tené paciencia, el tiempo lo dirá.
Y te digo que en cuestiones médicas, sí, hacele caso a Gastón que sabe de qué habla.

Querida Marcia: Ja Ja Ja! no puedo imaginarme a Gastón espiando a una paciente!!!

Lina -

Ya les contaré, por el momento acepté la sugerencia de Gastón que es ahora nuestro médico de confianza y no voy a inyectarme lo que me recetó ese abusivo, ni tampoco me pondré los supositorios. Voy a acudir a otro doctor. Ojalá que pudiera consultar a Gastón. Por el momento no tengo ningún enamorado que a mí me guste. Quisiera encontrarme ¡y de verdad! con alguien que ustedes conocen, pero no estoy segura de que él lo desee todavía. No importa, yo lo espero.

Marcia -

Hola a todos, Gaston que bueno que te he inspirado y hayas contado mi paso por tu consultorio...en efecto esa enfermera Martha tiene razon como duelen,la ceftraxona es una sustancia de lo mas pesada, densa y aceitosa como la mayoria de los antibioticos pero estas 3 me parecio la peor de todas las que me han inyectado esta a la altura de la penicillina, debo reconocer que Martha tiene buena mano tanto para colocarlas como para los masajes que despues me dio en mi dolorida nalga, creo que se apiado de mi, ella sabe a que a mi me gusta pero tambien que las padesco...en fin es un mujer bastante sensual con una silueta bastante marcada debajo de su uniforme blanco,y segun parece lo cuida bastante porque sus pechos parecen siempre estar bien erguidos, y siempre se asoman por su singular escote...aunque es algo mayor para mi,no esta nada mal,y no tendria ningun problema en tener una relacion sexual con ella ya que ver sus manos mientras manipula la jeringa,la carga y coloca su aguja me exito, asi que si Gaston los gemidos eran una mezcla de dolor y placer y mas aun cuando ella posa su mano en la nalga contraria a la que esta pinchando para ayudar a relajar mi contraida cola. A si que para mi fue una experiencia intensa, dolorosa y placentera, a proposito te hubieras asomado y tendrias un lindo recuerdo de todo mi trasero en exposicion.
Lina como estas? realmente tu experiencia con ese dr. fue de lo peor pero me interesaria saber que es lo que te ha recetado para tu bronquitis y que tipo de supositorios tambien me gustaria saber, y si no te averguenza cuentanos si te los colocas sola o tienes algun enamorado que te ayude en eso, jaja.
saludos

Simón -

Querido Carlónimo: Mientras me duchaba para estar espléndidamente perfumado para Silvia se me cruzó una pregunta y al salir del baño volví a la máquina para hacértela. ¿Qué tal anda tu corazón? ¿hay alguien con quien puedas vivir estas escenas de maravilla que nos hacés vivir a nosotros? Me di cuenta de que extraño un poco tenerte de protagonista en tus historias eróticas.

Simón -

Querido Carlónimo: Sólo de leer la escena magnífica que acabás de describir me entraron unas ganas locas de llevar a Silvia a la cama y someterla dulcemente.

Carlónimo -

La fiesta de Gastón y Claudia

Sentirse acompañado por los hijos es una experiencia maravillosa. Pero no lo es menos percibir la acogedora quietud de un hogar temporalmente libre de niños, que te invita a la intimidad. Ves pasar a tu amada y te deleitan sus encantos corporales. Su excelsa cabellera que pocas veces has podido contemplar como ahora. Su expresión coqueta y sensual por la que te consagraste a amarla y que parecería que ya no recordabas.

Interrumpes su incesante caminar y la sientas sobre tus piernas, lo cual le produce un natural extrañamiento. Pero la acoges sin más, besándola tiernamente y ella parece comprender tus intenciones, las acepta gustosa, no reclama al sentir tus manos que penetran por debajo del atuendo y recorren aquellos sitios que ya no visitabas, al menos con la inaudita satisfacción que ahora lo haces.

Observas y palpas esas piernas, los frondosos muslos de mujer entera que redescubres y se te revelan como excelentes piezas dignas de incorporar en una prestigiada publicación erótica. Tomas a Claudia en tus brazos y la llevas hasta la cama donde terminas de quitarle el vestido y compruebas que lleva una ropa interior muy excitante. Te estremeces, te preocupas, buscas la razón en el arcón de lo prohibido. Ella se percata de tu molestia y te abraza, te da a probar sus belfos, sus enormes tetas, sus erguidos pezones. Te arrima sus blanquísimas y carnosas nalgas para que te deleites acariciándolas.

Al ver que tu delectación se concentra en sus encantadores cachetes, te pregunta: ¿acaso sientes algo especial al verme las nalgas, te gustan Gastón, dime por favor, deseas inyectarme? Los colores se te suben a la cara, tratas de disimular, de escapar con evasivas y timoratos balbuceos, pero ella te ha atrapado. Llegó al punto central de tu deseo. Lo sabe y arremete porque así son las mujeres, te tiene ya en sus manos. Te rebelas argumentando que la ética de tu profesión te impide… ¡Vamos, Gastón! responde la preciosa Claudia, que no se trata de revolver las cosas. No quieras traer a nuestra cama tus rígidas normas. Yo he sentido que las inyecciones puestas en mi cola te calientan y no quiero que ahora finjas y trates de esconderte, es una cuestión íntima que a mí también me excita. Vamos, que estoy deseando que me inyectes y que me compartas tu morbo. Traé la jeringa Gastón, traéla ya que la deseo como vos aún no lo sabés. Y si lo sabés lo ocultás sin más.

Vas a buscar tu maletín de médico y preparas una enorme jeringa con el peor complejo B que pueda existir, el más pastoso y doloroso de todos, mientras Claudia se postra boca abajo con actitud sumisa mirando de soslayo la hiriente puya y estremeciéndose al grado de que sus incitantes nalgas tiemblan y se le acobardan. La observas gimotear aterrorizada. Sus torneadas piernas se agitan, sus párpados se crispan, sus labios balbucean.

La puya está lista, te aproximas por primera vez a tu esposa en actitud de amante. Tu cédula profesional y el juramento de Hipócrates, se tambalean y finalmente ruedan por el suelo hechos añicos. Tras la desinfección de aquella deliciosa nalguita que te pone muy duro el pene, diriges el agudísimo filo de la hipodérmica hacia la mullida superficie receptora, la cual tiembla y suplica recibir el duro acero.

Sientes cómo la aguja se desliza suavemente arrancándole a tu amada un prolongado suspiro. Oyes cómo te dice: ¡Gastón, mi querido Gastón, no sabes cómo deseaba este maravilloso momento! Por fin me estás inyectando como yo lo deseaba. Observas la escena, te miras a ti mismo empujando el émbolo para hacer entrar aquella dolorosísima sustancia en el culito muy bien formado y perfecto de tu amadísima Claudia, quien se encuentra fuera de sí. La desconoces al verla estremecer, tallar desesperadamente las manos, el rostro, el pubis y las piernas, contra la superficie de la cama. Las últimas arremetidas del émbolo la hacen llorar y gritar que la has lastimado, que le has hecho mucho daño y que te desea como a ningún hombre en el mundo.

Al extraer la aguja y masajearle el dolido cachete ella aprieta muy fuerte las nalgas y te dice: ¡me dolió Gastón, me dolió muchísimo! Ahora quítame la molestia, corónala, condecórala con una salvaje arremetida de tu pene, lo quiero sentir como nunca ¡por vía rectal! Con desesperación te desnudas, te ensalivas el glande, te lanzas sobre Claudia sintiendo su mullido culo bajo tu pubis, le separas violentamente las nalgas y sientes como tu pene traspasa el estrechísimo esfínter rectal para entrar deliciosamente y alojarse en la tersa cavidad rectal. La sientes muy suave, acogedora, delirante. Sin pensar mas que en la encantadora mujer que tienes dominada, aprisionada, penetrada, acoplas tus arremetidas a los suaves lamentos y suspiros de ella que van dirigiendo cada una de tus embestidas, hasta que disparas el ardiente esperma, con cuya recepción la preciosa Claudia aprieta muy fuerte el culo y grita a todo pulmón: ¡Gastón, por fin lo hiciste, te quiero mucho, me enloqueces!


Una mujer desnuda y en lo oscuro
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.

Joan Manuel Serrat

Simón -

Querido Gastón: se que me querés mucho pero no te pongas sentimentaloide. No hago por vos más que lo que vos hiciste por mí toda la vida.
Me alegro de que los chicos se quedaran en casa haya sido de beneficio. Quizá Carlónimo, efectivamete, pueda darte una mano en el relato y así te anime a seguir. Lo más probable es que su imaginación te de nuevas ideas para la próxima sesión. Ha sido nuestro maestro en infinitos aspectos.

Gastón -

Gracias, Carlónimo, por hacerme sentir partícipe de esto. Aún me cuesta pero lo seguiré intentando.
Respecto de la medicina, perdón, pero es más fuerte que yo y la profesión merece una ética que me subleva que haya profesionales que no cumplan. No es quizá el caso de tu relato, pero te aseguro que uno conoce muchos casos reales en los que esto es moneda corriente. Dejando sentada mi posición al respecto en la vida cotidiana, prometo tratar de no enojarme cuando aparezca en el blog.

Querido Simón: no sabés cuánto te agradezco que hayas sacrificado un jueves de futbol por quedarte con los chicos! Por ahora, imagínense los hechos; ya tomaré coraje para contarlos. O quizá Carlónimo me haga ese favor.

Carlónimo, comparto con vos el sentimiento respecto de Simón. Es, como decimos acá, un amigo de fierro; el mejor amigo que uno pueda tener.

Carlónimo -

Querido Simón, no creí que te causara sorpresa mi dicho de que regresé pensando en ti. De no haber tenido un amigo de tan alta calidad en el blog me hubiera alejado y punto, pues para mí sí que se justificaba la expresión: “Después de esto ya no tengo nada de hacer en este blog” ¡Tú hiciste estallar ese feo sentimiento y tu amistad gravitó como una súper nova!
Gastón, celebro que hayas decidido participar como lo estás haciendo y que mis especulaciones eróticas no te hayan ofendido en demasía ¡Cómo se ve que eres un profesional de la medicina y que observas el juramento de Hipócrates ¡Enhorabuena! Pero en este foro no te mortifiques tanto por eso, pues lo que buscamos es construir situaciones de gran erotismo donde sobresalga más que nada la esplendidez corporal de la sufrida paciente ¡Con perdón tuyo, Lina! Sólo se trata de una demostración entre buenos amigos.

Y estoy de acuerdo con ustedes: ahora que hablen las encantadoras Lina y Marcia.

Gastón -

¡Qué duro, Simón, resulta leer la descripción! Formal, aburrido, acartonado, esterilizado… Pero sin duda tenés mucha razón, aunque me cueste reconocerlo.
Me resulta dificilísimo hablar de mí mismo. Aún me da mucha vergüenza contar experiencias propias. Por el momento solamente puedo decirles que después de aquellas inyecciones que me puso Claudia a instancias de Simón, además de las nalgas doloridas, me quedó el saldo positivo de largas conversaciones con mi esposa en las cuales comenzamos a desandar un camino de muchos años de tedio. Es verdad que pensando que le daba el cielo, la desatendí. Pero prometí revertir la situación.
Por el momento, intentaré contarles algunas cosas del consultorio, que me resultan menos movilizantes.
Justamente ayer vi a una paciente que puede interesarles. Estoy atendiendo los pacientes de una colega de la clínica que está de vacaciones. La enfermera entró con la ficha y me la entregó. Abrí la puerta y salí a llamarla.
“Marcia!”
Y se presentó ante mí una joven y hermosa dama. Le tendí la mano con gentileza y ella se me acercó y me dio un beso. Definitivamente, tiene razón Simón, estoy un poco formal. La hice pasar y nos sentamos. Al preguntarle que le sucedía me explicó que no terminaba de recuperarse de una terrible gripe por la que ya había visto a mi colega. Estudié sus anotaciones en la ficha y le solicité que se sentara en el borde de la camilla.
“Por favor, desabrochate el primer botón de la camisa”
Y para mi sorpresa se sacó la camisa.
“Así está más cómodo, doctor”
Le ausculté el pecho y la espalda y efectivamente seguía congestionada. “Tuviste fiebre?”
“No fiebre alta, pero siempre tengo entre 37,5 y 37,8”
“Vas a ir al subsuelo a sacarte una placa de tórax. Cuando la tenés, vemos que pasa”
Y le hice la orden mientras ella volvía a colocarse la camisa.
Cuando salía del consultorio entró la enfermera y me dijo: “Esa chica está loca”
“Eh?”
“La doctora siempre dice que esa chica es rarísima. Dice que siempre prefiere las inyecciones”
“Sobre gustos…” En otro momento nunca hubiera contestado eso, pero desde que Simón me los presentó…
Atendí otro paciente y cerca de 20 minutos después volvió a aparecer Marcia con su placa.
La estudié en el luminoscopio y ví cierta opacidad en los bronquios.
“Esto está casi llegando a la bronquitis, Marcia. Vamos a empezar con los antibióticos de nuevo. Vamos a cambiarlos. Te voy a recetar unos un poco más fuertes; vas a tomar un comprimido cada doce horas”
Antes de que empezara a escribir la receta me dijo
“Doctor, nunca me cayeron bien los antibióticos orales. Podrían ser inyecciones?” Y me acordé de lo que me había dicho la enfermera.
“Estás segura? Mirá que duelen un poco…”
“es que me descompongo del estómago y me siento muy mal…”
“Bueno, no hay problema. Fijate si conseguís alguien de confianza que te las ponga. Si no, podés venir a que te las ponga Martha.”
Me agradeció y salió feliz con la orden de las inyecciones. Me despreocupé del tema y seguí atendiendo. Al rato, fui al office de enfermería a buscar una ficha que no encontraba. El office es un salón con una subdivisión, una especie de biombo, detrás de la cual hay una camilla en la cual las enfermeras toman la presión, la temperatura, hacen curaciones y aplican inyecciones. Mientras buscaba en el armario la ficha traspapelada, escuché del otro lado una mujer que gemía. Martha le decía “Quietita, falta poquito. No me aprietes la cola” Pero francamente, no me quedó claro si los gemidos eran de dolor o de placer, o una mezcla de ambos. De inmediato se me apareció en la cabeza mi esposa y decidí mimarla un poco. La llamé por teléfono y le dije que era hermosa y que la amaba. Se mostró sorprendida y me dijo que tenía que ir a buscar a los chicos a inglés y que nos veíamos a la noche. Estaba en eso cuando salió la paciente a la que Martha inyectaba. Era Marcia, y se masajeaba la nalga derecha.
“Cómo anduvo? Se aguantan?”
“Duelen, doctor, como me había dicho”
“Cuando hayas terminado el tratamiento vení que controlamos cómo andás” y automáticamente le volví a tender la mano. De la misma automática manera me dio otro beso y se fue.
Cuando salió la enfermera me dijo “Vio, doctor? Le dije que iba a querer inyecciones. Está loca, con lo que duelen esas malditas”
“Sobre gustos…”
A las 6 de la tarde me llamó Simón para avisarme que esa noche no iba a jugar al futbol porque Silvia había arreglado con Claudia que los chicos se quedaban en su casa y quería disfrutarlos.

Antes de terminar quería dejar unas palabras para Lina: El médico que te vio es un crápula, lo que hizo es imperdonable y ensucia la profesión. Lo catalogaría de abuso liso y llano. Por favor, consultá otro doctor para ver si coincide con el diagnóstico y tratamiento.

Marcia: Quizá podrías contarme cómo viviste vos las inyecciones que te puso Martha.

Simón -

EY! Amigos! Que no me ausenté tanto tiempo....

La verdad, Carlónimo, que no comprendo demasiado tus comentarios. O quizá sí; recordando que cuando "desapareciste" luego de los horribles sucesos de México, hice comentarios similares en medio de la desazón. Me resulta grato encontrar, de todos modos, que digas que regresaste por mí. No lo digo atribuyéndome mérito si no más bien agradeciendo que sientas por mí lo mismo que yo siento por vos. Que muchas entran cuando están calientes, leen y se van, es algo que no debería sorprendernos; lo sabemos hace mucho tiempo.

En lo que se refiere a que estoy tacaño con la pluma quiero argumentar a mi favor que estoy en una época poco inspirada; quiero creer que ya pasará.

Querida Lina: haré caso omiso a tu comentario porque entiendo que es bien intencionado; pero puestos a reclamar debo decir que hacía bastante más que yo que no andabas por aquí, por lo menos de manera visible.
Te deseo lo mejor para tu salud, pero cuidate de ese abusador. Te pediría que, de tu propia pluma, nos cuentes qué decidiste hacer con las restantes inyecciones y supositorios que te indicó ese médico tan poco confiable.

Carlónimo -

Lina ¿cómo estás? En efecto, yo también he observado que Simón se mantiene un poco alejado pero no me preocupa, entiendo que como funcionario lo absorbe su trabajo y le dificulta apartarse en ciertos días. El blog es así, desde los tiempos de Anónimo ocurría que la gente llegaba y luego se iba sin decir más. La participación regular es también floja. Hay quienes tienen mucho tiempo, por ejemplo Karol, ella llegó hace ya bastante y al principio participó con frecuencia pero luego se fue por varios meses y ahora parece que está pero no se comunica. Así habrá lectores frecuentes que nos visiten pero sin manifestarse. Desde luego que esto te crea una sensación de desinterés y frustra tu esfuerzo pero, también es cierto que muchas veces uno escribe para sí mismo. Así empezó Anónimo y así me siento yo a veces. Hay relatos que me he regalado yo mismo, no los he escrito más que para mí y tal vez así termine, escribiendo sólo para mí. La gente está en busca de sorpresas. Viene y se asoma cuando está caliente, luego se va porque ya se le pasó la calentura o encontró una forma alterna de satisfacerla. Muy pocos entienden esto como una disciplina y un foro de convivencia profunda. Por ejemplo, yo creo que Simón es uno de ellos y que somos buenos amigos. De hecho yo regresé por él, porque sentí que no era justo abandonarlo sólo porque yo vivía un mal momento. No se qué tan recomendable sea el atarse a las personas y sentir por ellas un compromiso cuando las conociste en algo que pudiera parecer un simple juego. No lo se pero no me es fácil evitarlo. Recojo tus deseos y trataré de satisfacerlos. Cheers, my dear!!!

Lina -

Carlònimo, te agradezco el relato. Es una situaciòn difìcil, incòmoda, molesta, inesperada y al mismo tiempo fascinante. Me excité y se me removieron sentimientos tal vez inconcientes pero que de alguna forma interfieren en mi vida ¿Quién no ha padecido el acoso sexual de algún médico? Me gustaría que escribieras algo más acerca de mí y que si vienes alguna vez a Washington, nos encontremos ¿cómo ves? Saludos a todos, Simón, tú dirás lo que quieras pero yo te veo un poco apagado y tacaño con la pluma ¿qùé pasa? Carlónimo nos ha dicho que está muy ocupado pero a tí ¿qué te ocurre? Vamos ¡mucho ánimo!

Cheers!

Carlónimo -

Amigos, créanme, estoy obligado a trabajar para vivir y me he visto muy ocupado, quisiera dedicarles más tiempo pero por el momento no he podido. Aquí les dejo este pequeño relato para no pasar la semana en blanco. Luego nos vemos. Un abrazo muy fuerte a todos.

La contrariedad de Lina

Después de haber recibido las 12 inyecciones que me recetaron y aún sintiéndome bastante mal tuve que acudir por segunda vez al médico para que me revisara y determinara lo procedente. En medio de la nieve, la oscuridad y corrientes heladas, llegué al céntrico consultorio donde me recibieron puntualmente. El facultativo me pidió despojarme de la abultada ropa invernal, así que fui poniendo una a una sobre la silla: el abrigo, la bufanda, dos sweaters y los guantes, quedando ataviada (hasta ese momento me di cuenta) tan sólo con una ligera blusita casi transparente y un pantalón rojo muy sexy con el que siento que mis nalgas, de por sí muy atractivas, se magnifican.

La situación me inquietó desde el principio pues el médico no podía disimular las intermitentes miraditas que dirigía hacia mis nalgas. Cuando estuve ya lista, me hizo sentar en la mesa de exploración y después de observarme las pupilas y la garganta, escuchó mis pulmones y me pidió abrirme la blusa para apreciar los latidos del corazón. Me puso el estetoscopio en medio del busto, yo llevaba puesto un brasier escotado que dejaba a la vista tres cuartas partes de mis senos. Esa situación parece que le acomodó pues estuvo escuchando atentamente mis latidos, una y otra vez, hasta que la situación se tornó incómoda. Entonces le pregunté si había detectado algo extraño, pero él, con aire evasivo, me dijo que no, retirándome el instrumento inmediatamente. Enseguida me acostó y metiendo sus manos por debajo de la blusa estuvo tentándome el vientre. Después me hizo colocar boca abajo y tocó insistentemente mi espalda y parte de mis nalgas. Finalmente me ordenó prepararme para una inspección vaginal.

No es algo tan común que te inspeccionen las partes más íntimas cuando te están atendiendo una simple gripa pero, aún así, justifiqué al inquieto facultativo pensando que era muy profesional y que no desperdiciaría la ocasión para hacerme un reconocimiento general. Así que me quité el pantalón y la pequeña panty colocándome de nuevo boca arriba con las piernas flexionadas. A su inmediata indicación abrí el compás y sentí los dedos del médico que separaban mis labios vaginales e ingresaban a profundidad en mi íntima cavidad. Mi nerviosismo aumentó y empecé a sentir palpitaciones muy fuertes cuando el dedo del doctor empezó a restregar las paredes de mi vulva e inclusive el clítoris. Estaba a punto de decirle que me provocaba demasiada inquietud, cuando se detuvo y me hizo sentar de nuevo para explicarme que en términos generales estaba bien pero requería fortalecer los bronquios, a lo cual me daría una nueva serie de inyecciones (ocho en total) y supositorios.

Sin pedir mi opinión sacó de su vitrina la primera dosis, llenó la jeringa y se me acercó indicándome que me colocara boca abajo. Yo estaba bastante molesta por la forma en que me trataba pero buscando abreviar el encuentro me coloqué como me indicaron, sintiendo que le estaba dando una verdadera exhibición pues ya me había restregado por todas partes y ahora iba a picarme el culo, que tenía terriblemente lastimado. No tuve que exponerle mi situación sino que el mismo preguntó: ¿quién la ha estado inyectando? A lo cual respondí: una enfermera profesional ¿por qué lo pregunta doctor? Porque unas nalgas, contestó, tan atractivas como las que usted tiene no deben tratarse con tal rudeza, se las han lastimado demasiado ¿ya se dio cuenta? Bueno, le dije, efectivamente siento dolor pero yo creo que es por la cantidad de piquetes, porque ya… ¡No! gritó el furibundo médico, la han lastimado porque no saben inyectar, quiero que venga diariamente a mi clínica para que yo misma se las aplique y si no le es posible yo acudiré a su casa, pues no es posible que se esté haciendo inyectar por veterinarios.

Yo estaba muy nerviosa y sólo acerté a decirle que sí, mientras sentía cómo me acariciaba las dos nalgas justamente en los sitios donde había recibido los anteriores pinchazos. Mis nalgas son amplias y erguidas, en realidad son muy atractivas, así que ya infería lo que el médico estaba pensando cuando me desinfectó el lado derecho, sentí el rudo piquete y le oí decir: da gusto inyectar a personitas como usted que tienen suficiente espacio para ello y que colaboran manteniéndose en calma ¿le gustan las inyecciones? En ese momento la ruda sustancia me estaba calcinando las entrañas, así que le dije: no sólo no me gustan, sino que estoy harta de ellas, ya me han aplicado demasiadas y tengo el culo hecho una miseria. El médico estalló una carcajada, me extrajo la aguja y me indicó: quédese como está pues falta el complemento.

Fue de nuevo a su vitrina y regresó con el supositorio. Me separó suavemente las nalgas y sentí la barrita ingresar en mi estrecho orificio rectal seguida por aquel tosco dedo del médico que se me fue hasta el fondo, al grado de presionarme salvajemente las nalgas pues quería que yo sintiera la pieza muy adentro. Empecé a murmurar, pero él me dijo: no se inquiete, ésta es la forma correcta de aplicar un supositorio para que aproveche y siguió presionándome. Empecé a sentir una gran excitación y no sabía por qué, hasta que pasados como dos minutos, cuando ya empezaba a jadear, me fui dando cuenta que el agresivo médico me estaba estimulando muy suavemente el clítoris, primero con los dedos y después con la lengua. Sentí una gran contrariedad y le pedí que me dejara, pero al mismo tiempo me encontraba enloquecida de placer pues realmente lo hacía como un maestro.

No pude regresar, estoy consciente de que me dejé llevar por las circunstancias pues aquel hombre tenía una técnica para chupar el clítoris de la que yo no fui capaz de privarme. Dando fuertes alaridos, abombé las nalgas lo más que pude para recibir aún con mayor violencia la excelente penetración rectal y le grité ¡continúe, estoy a punto de terminar! Y es que en verdad me hubiera causado una terrible frustración interrumpir aquel celestial momento, así que retorciéndome lo más que podía, sentí que mi intimidad derrochaba sus dulces emanaciones que dejaron las dos manos del médico empapadas.

Luego cerré los ojos y me quedé muy quieta, ensimismada, tratando de entender y de valorar lo que acababa de ocurrir y que me tenía sumamente alterada. No quise profundizar en mis cavilaciones, me levanté muy seria, me vestí y salí del consultorio después de recibir un leve beso en los labios, que tampoco fui capaz de rechazar, pero que me ha hecho sentir confundida. Aquel hombre es un completo abusivo y lo detesto, pero no puedo dejar de reconocer que me dominó y que no pude abstraerme a sus descaradas provocaciones. Espero no verlo nunca más, pero estoy segura de que si volviera a encontrarme en sus manos,indefectiblemente me haría suya.

Simón -

Querido Carlónimo: No se que decirte respecto de futuras historias de Claudia, pero, y ahora que se que Gastón lee el blog corro el riesgo de que quiera matarme, creo que la historia que ya contaste le vino bien. Es verdad lo que te dijo, a veces uno se confía y piensa que el otro le pertenece sin ninguna duda y olvida la verdad de que las parejas se construyen con esfuerzo todos los días. A veces se entra en la monotonía y la comodidad y un cimbronazo te ubica. Creo que les va a hacer bien a ambos y espero que a partir de ahora Gastón tome coraje y nos cuente cómo les está yendo.
No me preocuparía demasiado porque se mortifique, lo va a superar; me ocuparé de apuntalarlo si lo necesita y lo desea.
De todos modos, hay infinidad de personas sobre las que podés contar hstorias; por favor, no te detengas!

Carlónimo -

Simón, a veces me siento el chismoso de la película ¡No se qué pensar acerca de lo que ha pasado! Me preocupa que Gastón se mortifique por lo que ocurrió con el personaje “Claudia” acerca del cual tenía pensado escribir algunos relatos más, pero ahora… pues ya no se. En cuanto a ustedes (Silvia y tú) veo con satisfacción que se entienden de maravilla y que disfrutan al máximo sus espacios de intimidad ¡Te felicito! Y espero que nos sigas participando tan eróticos encuentros.

Simón -

Cuando llegué a casa de lo de Gastón, Silvia todavía no había llegado. Ella también sale los jueves a la noche con las amigas. Ese es el motivo por el que pude contarles inmediatamente lo sucedido con Claudia y Gastón.
Cuando llegó Silvia nos dimos un beso de reencuentro y ella me preguntó cómo había estado mi día.
“Ufff!. Terrible!
“Qué te pasó?”
“Silvia, vos sabías que Claudia había estado con otro tipo?”
Hizo silencio.
“Está bien. Sos fiel a Claudia que te contó un secreto. Pero, no viene al caso cómo, Gastón se enteró” Y le conté cómo siguieron las cosas.
Al principio se preocupó mucho y cuando llegué a la parte de la inyección se empezó a reír con ganas.
“El doctor tuvo un poco de su propia medicina”
La verdad es que ahí me reí yo también. Una vez pasado el temporal, la escena había sido divertida, a pesar del dolor de culo de mi amigo.
De golpe Silvia se me colgó del cuello. “Vamos a la cama. Imaginarme a Claudia pinchando a Gastón me enloqueció”
Y allá fuimos. Nos desvestimos pero no fuimos rápidamente a los bifes. Silvia me hizo acostar boca arriba y sentándose sobre mis piernas comenzó a besarme los pezones. Luego los mordisqueó y colocándose aceite de bebé en las manos, comenzó a pasarlas por mi pecho lentamente. La di vuelta, quedando yo arriba y le devolví los favores. Cada tanto pasaba por su clítoris provocándole contorsiones y gemidos. Volvimos a cambiar los papeles, en esta ocasión, me puso boca abajo. Se acostó sobre mí, descendiendo lentamente rosando mi espalda con sus pechos. A veces insinuaba llegar a mi ano colocando un dedo entre mis nalgas y provocándome ganas desesperadas de que entrara completamente. Volví a acostarla y colocándole dos dedos dentro de la vagina comencé a moverlos velozmente estimulándole el famoso Punto G. Llegó tan rápida y furiosamente al climax que sus convulsivos movimientos casi provocan nuestra caída de la cama. La dejé recuperarse acariciándole suavemente todo el cuerpo. Ella me volteó y comenzó a estimularme el pene al mismo tiempo que metía el dedo mayor en mi recto. La eyaculación fue tan potente que casi no vimos el chorro.
Nos relajamos completamente y dormimos increíblemente tranquilos hasta que sonó el despertador para ir a trabajar.

Simón -

Creo que para ellos puede ser un buen inicio de una nueva forma de vivir el erotismo.
Lo que no se es si te dejaron de erotizar las inyecciones... te imaginarás que si pasó algo más entre ellos luego de las que le pusimos a Gastón no puedo relatarlo porque por razones obvias no fui testigo.

Igualmente, que tengan excelente fin de semana!

Carlónimo -

Siento mucho lo ocurrido amigos, pero ánimo ¡Vamos al erotismo que es lo que nos ocupa! Hay que olvidar los problemas y sobre todo evitar inventarlos. Que pasen un excelente fin de semana!!!

Simón -

Ay, Carlónimo! Tuve una tarde ocupadísima y no pude entrar al blog. De haber leído antes tu última entrada te hubiera dado los datos del lugar donde nos encontraríamos. Me hubiera encantado que estuvieras. Sin embargo, acabo de llegar a casa y te cuento lo que sucedió a pedido de Gastón.
Como les decía en otro relato, todos los jueves por la noche nos juntamos un grupo de amigos a jugar al futbol.
La idea era, cuando terminara el partido, conversar sobre lo que se había enterado de Claudia. Pero ya verán cómo se nos cambiaron los planes y hasta los papeles.
Estábamos jugando llenos de entusiasmo a pesar de los 35º de temperatura a las 8 de la noche. Gastón saltó para interceptar un pase largo del equipo contrario y cuando cayó todos pudimos ver su mueca de dolor. Quedó tendido en el piso agarrándose la rodilla. Nos acercamos a él y Martín, otro compañero de juego, que a la sazón es traumatólogo, lo examinó rápidamente.
“Viejo, parece una distención de ligamentos. Vamos al vestuario que te vendo para que no muevas la rodilla”
Entre los dos lo ayudamos a ir saltando en la pierna sana. Martín lo tendió en un banco y sacó del armario de primeros auxilios una venda elástica con la que dio varias vueltas a la pierna de Gastón. Luego sacó de su bolso un recetario (no sé por qué los médicos llevan los recetarios a todas partes, pero fue útil) y escribió una prescripción.
“Gastón, acá tenés la receta para los antiinflamatorios. Te las ponés cada doce horas desde esta noche y mañana a la tarde en el hospital hacemos una resonancia.”
“No, Martín! No me jodas con inyecciones…”
“Sabés que ese es el protocolo, Gastón. Te veo mañana en el hospital” Y se fue a las duchas.
Ayudé a Gastón a llegar al auto. Habíamos ido en el de él con la idea de que me dejara en casa de paso a la suya porque el nuestro se lo había llevado Silvia a la mañana porque tenía que hacer una auditoría en una construcción que está en las afueras.
Dadas las circunstancias manejé yo y en el camino Gastón me preguntó: ”Me las vas a poner vos, no?”
Luego de un silencio que le generó algo de ansiedad le dije “solamente la primera”
“Eh?! Por qué?”
“te voy a poner la primera para enseñarle a Claudia cómo se hace. EL resto te las va a poner ella”
“No! Estás loco! Ella no sabe”
“Aprenderᅔ
“No seas jodido…”
“No soy jodido, teneme confianza. Les va a resultar bien. Gastón… ya te expliqué que Claudia estaba necesitando algo más…”
“Pero lo que me hizo…”
“Gastón, no es por defenderla pero no TE lo hizo. No creo que haya sido algo premeditado, hecho a propósito para lastimarte…”
“No lo puedo creer… vivo para ella y los chicos…”
“A lo mejor no se nota”
“Qué decís? Le doy todo lo que quiere”
“A lo mejor, no. Le das lo que vos crees que quiere. A lo mejor lo que quiere es un poquito de pasión”
“No entiendo lo que quiere, entonces!”
“Gastón, no te pongas necio. Ahora estás dolido pero hacé un esfuerzo por entender. Esto es un mensaje”
“Esta noche la agarro”
“Para qué?”
“Cómo para qué? Para que me de explicaciones!”
“No te equivoques, Gastón. Te lo digo por experiencia propia. La tenés que agarrar pero para cogerla como nunca en la vida.”
“Simón! Es mi mujer, no una puta!”
“Gastón, tengo la impresión de que te pusiste formal y aburrido. Dejalo para el consultorio. En la cama con Claudia tenés que ser otra cosa y lo que es más importante, dejala ser a ella de otra forma. No malentiendas lo que te voy a decir: respetala menos. No puede ser todo el tiempo la madre de tus hijos. Es una mujer hermosa y necesita vivir su femineidad plenamente.”
Fue el resto del camino bufando de bronca.
Cuando llegamos a su casa le expliqué a Claudia lo sucedido. Providencialmente, los chicos estaban en casa de los padres de ella pasando un par de días, así que podrían hacer lo que quisieran luego del pinchazo.
Frente a la perspectiva Claudia se puso muy nerviosa y Gastón más aún, si cabía.
Llevé aparte a Claudia a enseñarle cómo preparar la jeringa y aproveché a convencerla.
“Yo sé que hablaste de esto con Silvia.” Y viendo su cara de asombro y vergüenza seguí hablando para no darle tiempo a reaccionar. “Animate. Va a ser bárbaro, si te relajas y tomás la decisión de disfrutarlo. Tu marido es un poco estructurado pero te ama, Claudia. Es un buen tipo y es tu responsabilidad mostrarle qué querés”
Preparamos dos jeringas con la mitad del medicamento cada una. Yo le pondría la primera dándole indicaciones a Claudia sobre cómo se hace y ella practicaría con la segunda. Si lo hacía bien seguiría ella con las restantes.
Cuando aparecimos con las jeringas Gastón propuso ir al consultorio para que se las pongamos en la camilla.
Claudia tomó la iniciativa. “No. Ese es tu territorio. Hoy sos paciente. Vamos a la cama”
“Pero Clau…”
“Nada. Simón, ayudalo a ir al dormitorio, por favor.”
Hice lo propio satisfecho por el curso que llevaban las cosas. Gastón me preguntó en el camino: “Simón, ¿qué estoy haciendo?”
“Recuperar a tu mujer. No seas tarado! Aprendé a disfrutar.”
Se sentó en la cama y esperó nervioso. Claudia venía atrás nuestro con las dos jeringas cargadas en la mano.
“Gastón. Así no podemos ponerte las inyecciones. Dale! Acostate con la cola al aire!”
Gastón abrió los ojos como platos. De golpe pasaba de cumplir un acartonado y esterilizado rol dominante desde su conocimiento profesional a acatar las indicaciones de su ahora dominante esposa. Espero que represente el inicio de una nueva y, esta vez duradera, etapa en sus vidas.
Se acostó tembloroso tirando hacia abajo del elástico de su pantalón deportivo. Comencé a darle a Claudia las instrucciones de ubicación para la inyección y Gastón no podía evitar opinar profesionalmente todo el tiempo dando indicaciones.
En un momento dado, Claudia le dio una linda cachetada en la nalga derecha. “Basta, Gastón! Terminá de opinar. Acá no sos el Dr. Straroff. Si no confiás en mí por lo menos confiá en tu amigo”
No me lo esperaba; esta chica aprende rápido. Y Gastón va ganando velocidad; se quedó calladito. Le puse la primera mitad de la dosis sin contratiempo con Gastón controlando bastante bien la relajación del músculo. Pero llegó la hora de la verdad. Animé a Claudia a hacer lo suyo y, lamentablemente, no lo hizo demasiado bien. Gastón no pudo reprimir el grito cuando Claudia le hizo entrar la aguja lentamente.
“Claudia! Me estás matando!”
“Gastón! Se más gentil con tu mujer! está aprendiendo” y le expliqué pacientemente por qué era mejor pinchar de un solo golpe aunque le pareciera brutal.
El líquido entró con menos dificultad y rápidamente Gastón empezó a masajearse ambos cachetes.
Agarré mis cosas rápidamente, saludé a Claudia con un beso y me despedí de Gastón con un rápido “Hasta mañana”
Antes de salir le grité a Claudia desde la puerta “Consolalo!” esperando que se le ocurriera cómo hacerlo.
Espero que mañana Gastón ya esté en condiciones de contarnos algo por sí mismo.

Carlónimo -

Por favor Gastón que este no es un espejo de tu vida. Sólo es un blog de escritos eróticos que especula acerca del posible comportamiento de los “personajes”. Mi humilde relato no es edicto de un heraldo celestial. Hombre ¡entiéndelo! No me hagas cargar un terrible sentimiento de culpa. O voy a solicitar a Fer (nuestro editor) que por favor desaparezca el escrito. En última instancia invítenme Simón y tú a la “guarapeta” de hoy y así entre trago y trago trataré de convencerte de que estás en un error y de que tu esposa (no el personaje “Claudia”) te respeta y te ama profundamente. Mejor atiéndela con pinchazos sensuales y nos cuentas.

Gastón -

Estimado Carlónimo: Te agradezco la deferencia de dedicarme estas palabras; entiendo que querés darme aliento pero debo aceptar (aunque con dificultad y dolor) que lo que dice mi amigo Simón es cierto. Creo que me dejé estar, en realidad pienso que nunca entendí algo que vos me decís ahora: "los amantes deben mantener el objetivo de reconquistar a su pareja diariamente". Aquello que sucedió, sucedió como si una vez bastara para siempre.
Venía leyendo el blog a instancias de Simón pero nunca, hasta ahora, me había animado a escribir. Y en una circunstancia desgraciada. Estoy terriblemente deprimido porque temo haber perdido a Claudia indefectiblemente.
Estoy esperando desesperadamente la noche para encontrarme con Simón y descargar esta angustia que me oprime el pecho. No creo estar en condiciones de contarles lo que conversemos pero le voy apedir a él que lo haga por mí. Por favor, no dejes de darme tu opinión, veo que ayudaste mucho a Simón en muchas oportunidades y yo necesito toda la ayuda que puedan darme.
Gracias.

Carlónimo -

Estimado Gastón

Bienvenido a este blog donde cultivamos el erotismo con apego a las siguientes reglas: a) Acudir con mentalidad abierta y constructiva, no destructiva; b) Hablar de personajes, no de personas; y c) Evitar los insultos y las ofensas.

En este contexto, me permití hablar de una situación que días antes nos bosquejó Simón y coloqué al personaje “Claudia” en un contexto erótico derivado de que no se sentía atendida en cuanto a su morbo por las inyecciones. El propósito del relato, igual que el de todos los relatos contenidos en el blog es disfrutar del erotismo que nos hermana y nos ocupa dentro del foro. Esta mañana Simón me ha hecho la aclaración de que la insatisfacción del personaje “Claudia” fue pasajera y que ahora ya se siente muy bien atendida, lo cual es una buena noticia que seguramente dará pie a la preparación de nuevos relatos pero, lo que fue, ya fue. Si por una breve temporada el personaje “Claudia” resintió los efectos de que su amado no la inyectaba con la actitud que ella esperaba, ahí queda el hecho a manera de anécdota. Las relaciones humanas son muy complejas y los amantes deben mantener el objetivo de reconquistar a su pareja diariamente. Las desavenencias temporales son un poderoso catalizador del amor y del incontrolable deseo.

Simón -

Primero las damas. Querida Marcia: Me alegro de que el relato te haya sido inspirador. Interesantes los sentimientos encontrados respecto de tu doctora: odio por exhibirte y amor por mandarte a pinchar. Quizá podrías ampliarnos un poco cómo fueron las tres inyecciones que tuviste que ponerte. Por lo que oí la ceftriaxona es de lo peor que te pueden inyectar, hablando de dolor.

Querido Carlónimo: Me llamó la atención la salida de Claudia, además de lo que ya te dije, porque en el relato siguiente al que citás cuento que Gastón me hizo caso y me hace saber que los resultados fueron fabulosos.

“Simón, no sabés lo que fue anoche” me dijo Gastón.
“De verdad? Qué pasó?”
“Todo lo que me dijiste. Creo que nunca en nuestra vida lo hicimos tantas veces seguidas. Y esta mañana, ella sola me trajo el antibiótico para que se lo ponga. Y… empezamos de nuevo”
“Vamos todavía! Te dije. Vas a tener que aguzar el ingenio. Me imagino que con los chicos no es fácil…”
“No sé si es tanto eso o que uno va entrando en una inercia……”
“parece que la rompieron”
“parece que sí. Y pienso seguir probando cosas”

parece que no la habían roto... Claudia necesitaba más y Gastón se dejó estar de nuevo.
De todos modos, no te imaginás las repercusiones de tu relato. Esta mañana, a las 8.30, me sonó el celular mientras iba para la oficina. Era Gastón, desesperado. Resulta que sí me había hecho caso y había entrado al blog. Estaba leyendo nuestros intercambios aunque aún no se había animado a participar. De manera que se enteró por esta vía de la situación. Estaba realmente devastado. No era tema para conversar telefónicamente así que lo convencí de que lo habláramos esta noche luego del partido de futbol que jugamos con un grupo de amigos todos los jueves.
Aceptó pero en lo que va de la mañana, ya me llamó 3 veces.

Marcia -

Hola a todos, que bueno ver varios relatos para leer, realmente el de Simon y Silvia me llevo a una excitacion extrema, imaginar a Silvia ser inyectada en la terraza quejandose me sublimo, me hubiera encantado ser vecina y ver tamaña escena...y por supuesto que tambien me llevo al extasis que luego la castigara dandole unas nalgadas y la penetrara analmente, era lo minimo que ella merecia, ja!
Este relato me recordo que hace poco tiempo me encontre con fiebre y bastante engripada y cuando concurri a la guardia, me encontre con una dra. bastante llamativa, llevaba una cabellera con rulos color castaño claro casi colorados y un delantal bastante ajustado en la zona de los pechos, a mi me llamo la atencion y aun me llamo mas a atencion cuando le comente que me sentia con fiebre y ella quizo tomarmela de forma rectal,todos sabemos que es mas justa y eso es lo que ella me dijo cuando yo le dije que si no era mejor debajo del brazo...
Asi que alli estaba yo acostada boca abajo con las bragas bien bajas como ella lo habia indicado y mientras ella envaselinaba el termometro yo miraba toda la situcion de reojo, sintiendome algo avergonzada...a los pocos segundos ese termometro lo sentia dentro de mi estrecho ano, lo que me hizo dar un unos pequeños gemidos, ella ni se inmuto y siguio introduciendolo y alli lo dejo unos laargos minutos...la situacion que para ese momento ya era excitante se desvanecio completamente cuando entro al consultorio una enfermera para comentarle algo sobre otro paciente y alli estaba yo con las bragas bajas y el termometro en la cola, realmente me senti muy expuesta lo que hizo que se fuera toda mi excitacion de inmediato y se convirtiera en enojo cuando me dijo disculpa para nosotras es cosa de todos los dias asi que no te averguenzes...pero para mi noera de todos los dias estarr con un termometro en la cola y enseñandoselo a todos...asi que ese relato me encanto y trajo este recuerdo...obvio que la medicacion que me receto vino via inyectable a pedido mio, ceftriaxona 1gr.inyectable via intramuscular, asi lo escribio en la receta. 3 pinchazos, 1 por dia me hicieron ver las estrellas, las disfrute y tambien me enoje con quien me habia echo sentir tan avergonzada y sentir las nalgas tan doloridas.

Carlónimo -

De acuerdo, si no es insulto y tu no lo dijiste con ánimo de ofender, olvidado está y creo que Antónimo avalará mi dicho.

En cuanto al relato, recuerda que me estoy refiriendo al personaje “Claudia” no a la esposa de tu entrañable amigo. Esto lo entendiste a duras penas respecto de Silvia pero finalmente lo asimilaste y creo que estás conciente del cariño y el amor que ella te tiene. Es que si no entendemos que nuestra propia mujer es un ente con todo su potencial instintivo, la dejamos de atender debidamente. Así como tú has descrito la relación entre Gastón y Claudia (ver introducción del relato) hay campo fértil para el desinterés y la búsqueda de otras emociones y eso es lo que yo quiero hacer notar. Si a Gastón le calienta inyectar a Claudia, que se lo haga notar estruendosamente y que después de picarla se le empalme ¿no crees que eso es lo procedente?

Simón -

En orden: entiendo que para quien no está habituado al uso del término "Chanta" pueda sonar ofensivo. Sin embargo, para nosotros, no es un insulto. Más bien es un adjetivo que describe las características que detallé oportunamente. Me retracto solamente de elevar el tono de voz y así contravenir las reglas del blog. No te preocupes, querido Carlónimo, que en lo sucesivo sabré mantenerme a raya.
Respecto del relato: me resulta complejo opinar. Imaginen que Gastón es casi un hermano y no me gusta la situación en la que se encuentra. No me preocupa tanto la aventura extramatrimonial de Claudia sino que el no esté pudiendo satisfacerla y seguramente, tampoco satisfacerse. Por otro lado, adoro a Claudia. Mi relación con ella es también como de hermanos y es por eso que esta faceta me resulta difícil de digerir; uno no ve a su hermana como un ser sexual, aunque comprendo que es una mujer y tiene femeninas necesidades que no están siendo cubiertas dentro de su casa.
Pero quiero que los dos sean felices... veremos cómo siguen las cosas.

Carlónimo -

Simón, por favor no pierdas la compostura. Recuerda que en este blog rechazamos los insultos y las agresiones. Antónimo no te ha hecho nada para que te refieras a él en esa forma. Lo correcto sería que le ofrecieras una disculpa. Buscando tranquilizarte, te ofrezco el siguiente relato.

Inesperado testimonio

“Gastón… sin que te ofendas… ¿te producen algo las inyecciones?”
Gastón se puso colorado como un tomate.
“Mirá, Simón, para qué te voy a mentir si me conocés mejor que nadie… La verdad es que no se cómo explicártelo…”
“Te gustan?”
Respiró hondo “Me da vergüenza… S텔
“Claudia lo disfruta?”
“Creo que no… Además me pone muy mal, pensá que soy médico…”
“Cómo hacés con los pacientes?” Pensando en que había pinchado dos veces a Silvia.
“No, en realidad no me pasa nada con los pacientes. Lo que me vuelve loco es ponérselas a Claudia”

Sí, Silvia, como te dije el otro día: me molesta que Gastón quiera inyectarme por cualquier pavada. Bueno, Claudia ¿no será que le excita picarte la colita? Mmm… no lo había pensado así pero es muy poco probable porque en su papel de médico está acostumbrado a ver nalgas y a picarlas con la misma naturalidad que tú trazas un plano. Se queda tan serio cada vez que me va a pinchar, que me neutraliza el morbo natural que yo tengo. Como tú me has confiado algunas de tus aventuras, te diré que no hace mucho tuve necesidad de inyectarme y acudí a un muchacho que me gusta. Es un paramédico del deportivo en el que estoy inscrita, el cual tenía la cualidad de aparecérseme por todas partes, sobre todo cuando practicaba tenis o me encontraba en la alberca. Sentía enseguida su penetrante mirada. Pero eso no me molestaba, por el contrario, me gustaba porque me resulta muy atractivo.

De manera que no dudé en acudir a la enfermería para solicitar que me inyectaran, a sabiendas de que sería él quien me atendería. Llegué vistiendo un entallado pants deportivo que me hacía lucir soberbio el trasero. Tú sabes que cuando alguien nos desea las mujeres lo captamos de inmediato, así que acudí con la seguridad de enloquecerlo y de obtener algo más que un simple pinchazo. El muchacho estaba nervioso y no podía neutralizar mi actitud afable pero un tanto desdeñosa, con la que decidí revestirme por ser mayor que él y casada, Lo miré con extrañeza y le dije: ¿Tú…acaso sabes inyectar, no hay otra persona con más experiencia? Se puso rojo, las manos le temblaron y contestó con voz titubeante: El doctor no se encuentra pero, yo tengo experiencia señora…bueno, como usted quiera pero…sí puedo inyectarla…si usted gusta. La voz se le quebraba. Hice el ademán de retirarme pero antes de salir regresé cerrando la puerta y diciéndole: Está bien, no tengo otra alternativa por el momento. Debí inyectarme hace más de dos horas, así que ni modo, espero que sepas aplicármela y que no me lastimes. Te advierto que soy muy nerviosa.

Mientras él preparaba la jeringa yo sólo me acosté boca abajo parando muy bien las nalgas. Cuando se aproximó llevando en una mano la imponente jeringa y en la otra el algodón empapado de alcohol no se atrevía a decirme nada, estaba pasmado. Esperé unos instantes y le reclamé: ¿qué no piensas inyectarme? Él repuso: es que… ¿puede baj…? Lo interrumpí secamente diciéndole pues anda haz algo que la sustancia se va a cristalizar. Él dejó las cosas sobre una mesita e insertando tímidamente sus dedos en el elástico trató de deslizar la prenda pero como me queda muy apretada no podía, hasta que me dijo: señora, ¿puede ayudarme un poco, es que… ¡Ni eso sabes hacer! Le contesté ¿esperas acaso que yo misma me inyecte? Entonces elevé las nalgas formando un sensual combo y el joven no quería ni tocarme, estaba sumamente nervioso, sólo acertó a descubrirme un pedacito del glúteo izquierdo pero tenía miedo de que yo me molestara pues mi actitud lo cohibía. Cuando me frotó con el algodón un sitio que a mí me pareció ser ni más ni menos la cintura, me di la vuelta y exploté gritándole: ¡Ya basta de mojigaterías y de estupideces! Si me vas a inyectar necesitas apreciar el entorno o qué ¿me quieres dejar paralítica? Bájame bien los pantalones, ya se que me tienes que mirar las nalgas ¡qué le vamos a hacer!

Como él se quedara paralizado, me coloqué de perrito y me bajé de golpe el pants y la panty hasta las rodillas diciéndole: Ahí las tienes, mis nalgas ¡te asustan o qué? déjate de hipocresías, tienes que verlas para poder inyectarlas. Miguel (así se llama el joven) estaba muy serio realmente impactado esperando que me acostara pero yo seguí empinada parando las nalgas, exactamente en posición de ser penetrada. El jovencito ya no sabía qué decirme, sólo oí sus titubeos y sentí que me tentaleaba el cachete como buscando un sitio para picarme en esa posición. Emitiendo un terrible alarido le reclamé de nuevo preguntándole ¿crees que estoy en posición de recibir la aguja, te das cuenta lo que estás haciendo? Él contestó casi llorando: No señora, no, por favor acuéstese ¿Y por qué no me lo dices? Si eso estabas esperando tienes que indicármelo parece que estás aturdido.

Y girando el cuerpo al grado de mostrarle el pubis le dije: ¿estás seguro de poder inyectarme, sabes en realidad hacerlo? Y con toda displicencia me puse en decúbito enseñándole completa la panocha y seguí regañándolo severamente, hasta el punto de llamarlo ineficiente y tarado. Él estaba confuso pero en ese momento empezó a entender que yo le estaba dando demasiadas confianzas en cuanto a la vista de mi cuerpo y que mi actitud era por demás descabellada, así que se impuso súbitamente. Me dijo: señora ¡ya basta! No le tolero un insulto más, acuéstese, pare las nalgas y cierre la boca. Como me quedara inmóvil me asestó una estruendosa nalgada y cogiéndome los cachetes con ambas manos me acostó gritando: se acomoda o la nalgueo. Sintiéndome por fin dominada, empecé a disfrutar esa inolvidable inyección.

Miguel lo hace muy bien pues me dio una rápida palmada y clavó de golpe la aguja, de lo cual sentí el pinchazo pero no me dolió nada. Me inoculó la sustancia lentamente apoyando su mano en mi nalga contraria, presionándola, palmeándola suavemente, después acariciándola. Yo jadeaba, suspiraba, me estremecía. En ese momento perdí definitivamente el control, me sentí dominada, excitada, estimulada por la presencia de aquel hombre que me encantaba. No supe cuándo terminó de inocularme la sustancia. Al recobrar la conciencia lo tenía a él encima de mí besándome tiernamente el cuello, luego sentí su enorme verga que se deslizaba suavemente a todo lo largo de mi raja. Por fin me la introdujo en la vagina y empezó a tallarme lentamente. Yo le gritaba: ¡lo hiciste, lo hiciste, me has sometido! Sentía su enorme pito deslizándose como una serpiente por mis entrañas, colmándolas de placer. Mi excitación era tal que parecía perder el ritmo de la respiración y jadeaba hasta sentir que me ahogaba. Estallé corriéndome abundantemente, mientras me inundaba un bastísimo flujo de caliente esperma, que me hizo gritar hasta desgañitarme. Cuando terminamos, después de descansar un buen rato, Miguel se incorporó y estuvo besando mis extensas y empinadas nalgas, diciéndome: ¡Claudia, preciosa, mi vida, yo estaba seguro de que estas nalguitas llegarían a ser mías!

Querida Silvia, no se qué hacer, quiero mucho a Gastón pero hay sentimientos que la carne no entiende ni respeta. Deseo seguir viendo a Miguel.

Simón -

¡Qué bárbaro, Anónimo! Como si hubiera escrito para el futuro... Sin duda, una mente peclara que ha dejado en nosotros sus huellas.
Respecto de los pedidos, no digo que no debamos hacerlos, pero, asumo mi parte de responsabilidad en esto, a veces siento que somos un poco exigentes con vos. Sin embargo, casi no puedo imaginar este espacio sin tu cotidiana participación. De hecho, cuando entro y no encuentro ninguna comunicación amiga esperando respuesta, incluso me desilusiono un poco.
Respecto de Antónimo, poco me importa que le importe un bledo mi opinión. Diciéndolo en un término lunfardo (dialecto popular que se usa cotidianamente en el Río de la Plata)creo que es un "chanta": alguien que no es de fiar, que carece de palabra creíble, que es poco o nada responsable o que no se compromete e incluso que finge verosímilmente cualidades positivas de las que carece. Como le importa un bledo lo que opinemos de él, le digo lo que me parece sin temor a herir sus sentimientos, cosa de la que habitualmente soy más cuidadoso.
No quiero ofenderte a vos, que sos su hermano, pero eso fue lo que me inspiró su ausencia y su "voy y vengo cuando se me canta".
Sigamos adelante, queridos amigos!

Carlónimo -

Simón, a manera de homenaje a nuestro antecesor el inolvidable “Anónimo” voy a transcribir algo que él nos ofreció hace ya bastante tiempo ¿Recuerdas?

Dijo Anónimo:
No puedo quitarme de la cabeza que, quien cuenta con unas nalgas tan preciosas como esas no puede vivir ignorándolas, sabe muy bien lo que lleva puesto. Como Elisa me dijera un día: “es un hecho inquietante que mis nalgas provocan la curiosidad y el morbo de la gente”, Elizabeth a su vez me comentó discreta: “eres el primer hombre que me inyecta sin acosarme sexualmente”. Los culitos bien dotados no pasan inadvertidos y eso lo saben muy bien sus felices poseedoras.

Es incuestionable que unas nalgas seductoras deben lucirse y compartirse al menos visualmente. Como Elisa dijera: ¡me encanta que se fijen en mi trasero! Por eso lo mostraba gustosa: “me puse boca abajo, replegué las cobijas y paré el culo ofreciéndoselo al jovencito que aguardaba con la jeringa ya preparada” Siempre que estuvo motivada, Elisa se descubrió totalmente las nalgas y se acostó parándolas ostensiblemente.

De Elizabeth ya les conté que mientras la espiaban “se alzó despreocupadamente la pequeña faldita negra, se bajó la panty blanca hasta las piernas en absoluta confianza, y se acostó sobre el diván para que la inyectaran”. Ella cubre sus provocativos actos con un delgadísimo velo de duda ¿recuerdan la extravagante versión que me ofreció y que les compartí anteriormente? “el doctor preparó la jeringa y casi me empujó hasta el diván donde se sentó indicándome que me acostara sobre sus piernas… Lo peor es que me desconcerté y le obedecí como autómata”. Por “desconcierto”, dice ella, le arrimé mi culo al calenturiento médico.

Hasta aquí Anónimo

Eso explica muy bien que las mujeres atractivas no dejan de practicar cierto “exhibicionismo” y Silvia maneja ese recurso deliciosamente, lo cual no debe molestarte ni preocuparte, sino definitivamente, estimularte.

De lo que comentas respecto a sus solicitudes de relatos, si no me los pidieran entonces sí me preocuparía pues llegaría a pensar que los aburro. Me encanta que me los pidan, pero también que comprendan que el trabajo creativo depende en buena medida de la inspiración y que esta se ve perturbada por infinidad de circunstancias. Les pido un poco de paciencia.

De Antónimo, lo que te puedo decir es que se trata de un incorregible bohemio que llega cuando le apetece y se aleja igual. Si le dices que tiene miedo de Eulogia le importa un bledo. El hecho de que me haya ayudado con participaciones regulares por unos días es una verdadera excepción que, por lo mismo, le agradezco profundamente.

Simón -

Querido Carlónimo:
Estás en lo cierto, en términos generales, respecto de Silvia y mi conocimiento sobre ella. Sin embargo, creo que tenés una sensibilidad especial; muchas veces me señalaste datos que se me habían escapado y en muchos casos fueron de ayuda para encontrar nuevas formas de disfrutar de nuestra sexualidad.
No se si es o no el exhibicionismo algo que mueve a Silvia; sólo te digo que estaba muy, muy, muy caliente. Probablemente no sea el leitmotiv de su deseo pero para cambiar un poco...
Sin embargo, como verás, intento seguir progresando en lo que respecta a darle espacios propios y creo haberle dejado claro que no me opongo a que continúe mostrándose en el ámbito en el que lo ha hecho, dejándole, además, la duda de qué y cuánto se. creo que eso agrega algo de interés a la situación; ella decidirá si me lo cuenta o no.
Por otra parte, comprendo tu sentimiento de aridez; muchas veces me pasa. Pero la idea es que sigas participando, no necesariamente con relatos. Tu sola presencia nos levanta el ánimo, hacenos comentarios, conversemos, discutamos, pero no nos quedemos callados. Entiendo que últimamente estuvimos un poco exigentes con vos; todos te pedimos que nos hagas relatos y vos, con la generosidad que te caracteriza, nos concedés el cumplimiento de nuestros deseos. Quizá nos hayamos excedido en los pedidos y te generó una especie de agotamiento... Insisto, aunque no sea con relatos, hablemos seguido. Por lo menos a mí me inspira nuevas situaciones y escenarios; quizá te suceda lo mismo.
En otro orden de cosas, a lo mejor podés pedirle a tu hermano que te de una mano; todavía nos debe un buen pinchazo en su propia cola. Apareció, disfrutó todo lo que quiso mientras nosotros sufríamos y se fue.¡Qué no se diga que tiene miedo de Eulogia!

Carlónimo -

Carlónimo

Querida Lina

Me da gusto que escribas y que te hayan gustado los relatos que refieres. Estoy de acuerdo contigo en cuanto a la sensibilidad de Silvia y de Marcia, su ensimismamiento las hace muy sensuales. Espero seguir escribiendo pero en este momento me siento un poco árido, yermo. No se la razón, ya pasará.

Querido Simón

Muy zorro te viste al poner a Silvia de frente con el exhibicionismo, pera ya te diste cuenta que no es eso precisamente lo que la mueve. Insisto en que se trata de una mujer muy inquieta y con sexualidad explosiva ¡deliciosa combinación, felicidades! Quiero aclarar que no guardo sintonía, al menos conciente, con tu novia. Esa circunstancia se da entre los amantes. Yo siento que tú la conoces perfectamente pero te gusta especular un poco y fingir cierta ignorancia. A veces me dejas a mí la tarea de describirte lo que ya conoces y que yo solamente deduzco, pero lo hago con mucho gusto por tratarse de ti y de una mujer a la que admiro. Es parte de tu estrategia de disfrute, así lo siento.

Simón -

No necesité aguzar demasiado el ingenio para darle a Silvia una experiencia de exhibición. El mismo sábado ella me proveyó de una situación ideal.
Cerca de las 3 de la tarde, estando yo recostado en la cama mirando una película, apareció en bikini anunciándome que iría a la terraza a tomar sol para que no se le vaya tan rápido el bronceado de las vacaciones.
Dejé pasar un tiempo prudencial y subí con la jeringa del anticonceptivo, que le tocaba, preparada.
Me senté en el piso al lado de ella y sin decir nada le bajé la parte de abajo de la malla. Se tapó nerviosa las nalgas con las manos y dándose vuelta a medias me gritó:
“Simón! Qué hacés? Los vecinos!”
Efectivamente, la casa de mi madre, donde estamos viviendo hasta que compremos nuestra propia casa, se encuentra en un barrio en el que en los últimos tiempos se han ido tirando abajo las casas bajas para construir en su lugar grandes edificios. Mi madre nunca consintió en vender la casa a ninguna de las muchas empresas constructoras que le hicieron ofertas porque dice que está llena de recuerdos de mi padre y de nosotros cuando éramos chicos. Así que la nuestra es una hermosa casa señorial emplazada en medio de varios edificios desde los cuales se ve nuestra terraza y nuestro jardín.
No me quedaba aún claro si la negativa de Silvia era real o de forma, así que decidí insistir un poco; si seguía negándose, cambiaría el rumbo para no generar ningún enojo que no se justifique.
Le saqué las manos de arriba de su trasero y acercándome a su oído susurré:
“Me querés convencer de que no te gusta que te miren, Sil?”
La vi ponerse colorada, pero no contestó nada. Asumí entonces que podía seguir. No miré alrededor para ver si había efectivamente algún vecino mirando porque esto lo hacía para atender a sus fantasías, pero Ustedes saben que yo soy más serio y si me daba cuenta de que alguien espiaba no podría continuar.
“Tranquilita, que es nada más que el anticonceptivo que te toca hoy”
Suspiró y en un segundo la pinché. Se quejó, lo que me inquietó un poco porque nunca le había dolido un pinchazo mío. Procuré mantener la calma y comencé a introducir el líquido. Ella volvió a quejarse.
“¿Qué pasa, mi cielo? Esta inyección nunca te duele…”
“No sé… creo que estoy un poco tensa…”
Mientras decía eso, terminé de inyectarla y rocé al pasar su entrepierna. Estaba muy húmeda. Sonreí y decidí continuar. Aunque para mí había sido suficiente exposición.
La alcé en mis brazos y con sus piernas enroscadas en mi cintura mientras la sostenía con una mano en cada nalga, la llevé al lavadero.
Una vez dentro ella se sentó en la mesada y separando bien las piernas me dijo:
“Entrá! Entrá!” mostrándome impúdicamente su sexo.
“No tan rápido, Señorita!” al tiempo que la colocaba de pie delante de la mesada inclinándola sobre ella. Le toqué la vulva y sacando mis dedos mojados, se los mostré y le pregunté:
“Qué es esto?”
“Ganas!” me dijo como loca.
“No es de señorita bien educada ponerse así por mostrarse en público. Esto merece un buen castigo. Quédese quieta!” Y sin que pudiera reaccionar le di tres contundentes nalgadas en la parte más baja y carnosa de cada cachete, cuidando de no tocar los lugares maltratados por tanta dolorosa inyección. La tomé por sorpresa, así que con la primera pegó un salto. Luego gritaba quejándose del castigo mientras se retorcía de placer. Para incrementar aún más la excitación en dos oportunidades interrumpí las nalgadas para meter un dedo en su vagina y en su culo.
Ella me devolvió dos estentóreos “¡AHHHH!”
“Para terminar el castigo, quédese quietita, que voy a entrar por la cola. Relájese”
Silvia respiraba agitadísima y gritó excitada cuando pasé mi pene por su vulva para recoger sus fluidos y usarlos de natural lubricante. Entré completamente en un solo movimiento y tal era su excitación no que tardó ni un minuto en llegar al orgasmo. Instantes después la seguí y cuando saqué mi pene de dentro de ella, se dio vuelta y me besó larga y profundamente.
Por la noche, estábamos ya en la cama, y Silvia me dijo:
“Simón… no sé cómo te enteraste…”
“De qué, cielo?”
“Bueno… hay algo que… no sé cómo explicarte…”
“No necesito que me expliques nada. Pero está bien solamente si lo disfrutás… y si queda ahí y sirve para que nosotros tengamos sesiones como la de hoy. Te gustó?”
“Mi vida! Te amo tanto! Claro que me gustó!”
…
“sabés que?”
“Mmmm?”
“me duele mucho la cola… desde Eulogia que no paro. Tengo los cachetes a la miseria. ¿Me hacés mimitos?”
Y le hice… Y sí, terminamos como Ustedes se imaginan. Quizá Carlónimo sepa que sintió Silvia, con esa sintonía que los caracteriza, y quiera hacérmelo saber.

Simón -

Querida Lina: No te preocupes. Igual que para más o menos todos aquí, el fin de semana no es el mejor momento para dedicar tiempo al blog. Pero eso no quiere decir que no sigan sucediendo cosas. Si mañana tengo algo de tiempo les cuento.
P.D. Me alegró que hablaras de "deleitar" respecto de mis relatos.

Lina -

Hola a todos! Estuve unos días sin asomarme al blog pero ahora encuentro dos relatos muy bellos: los de Marcia y Silvia y veo que además de gustarme a mí gustaron a las personas a las que están dirigidos. Los dos personajes tienen una sensualidad intimista que me excita mucho, como que las dos se encierran en el placer y lo viven intensamente allá en su interior. No son tan efusivas pero muy sensuales. Muy buenas piezas Carlónimo, espero que sigas escribiendo y que no te olvides de mis peticiones. En cuanto a Simón, te noto bastante apagado, no es normal que dejes de escribir en varios días, espero que nos deleites con algún nuevo relato.

Simón -

Querido Carlónimo: Una vez más la amplitud y profundidad de tu imaginación me deslumbra.

respecto de Silvia:
¡pobre mi amor! está preocupada por cómo me lo va a contar; encima ni siquiera pudo disfrutarlo debido a esa cuasi enfermera que lastimó su delicada nalguita.
Sin embargo, observo cómo le gustó la exposición. Ahora comprendo mejor la euforia que mostraba el día que Eulogia nos pinchó teniéndonos a todos en hilera con la cola al aire.
Si eso la excita tendré que pensar algún escenario que cumpla con sus expectativas. Nada me importa más que satisfacerla.
Ah! Carlónimo, la aclaración inicial de que me ama a mí fue muy considerada; vos sabés que mi ego necesita esas pequeñas caricias.

Carlónimo -

Tuve una semana muy pesada pero no quiero dejarlos desabastecidos. Les preparé este pequeño relato para que se diviertan. Perdonen las faltas pues lo hice a “vuelapluma”. Un abrazo a todos.

Servicios a la comunidad

Simón es el hombre a quien yo amo y no tengo la menor duda de ello. Pero soy una persona solidaria, además de inquieta, y no puedo abstenerme de participar en labores que benefician a mi comunidad.

Resulta que Marcos, mi buen amigo de la infancia con quien salí cuando Simón me puso los cuernos con Edith, me hizo una atenta invitación y yo la acepté. Él es gerente de un hospital de prestigio que está sujeto a estrictas regulaciones conforme a la norma de calidad ISO 9001/2000 y, entre los requerimientos para calificar, está la elaboración de manuales ilustrados referidos a la prestación de cada uno de los servicios.

Entonces Marcos me propuso posar en calidad de paciente, para las fotografías que ilustrarán el manual correspondiente, en el apartado que se refieren a la aplicación de inyecciones. Claro que mi primera reacción fue oponerme pero, cuando Marcos me explicó que mi rostro sería retocado, no encontré razón alguna para oponerme a servir en cuanto a la difusión de procedimientos médicos que contribuyen al bienestar social. Así que llegué al hospital muy contenta por sentirme útil y contribuir a la preparación de los cuadros hospitalarios básicos, como es el de los paramédicos.

Me pasaron a un consultorio muy bien montado y me recibieron, además del propio Marcos, un médico, una enfermera, el fotógrafo, su asistente de cámara y la maquilladora. Enseguida me explicaron el plan de trabajo para el cual yo lo único que debía hacer era colocarme en las poses que me fueran indicando y permitirles que me aplicaran el remedio que ya les he mencionado. Como eso para mí no representa mayor problema, de inmediato me desvestí y me enfundé una batita muy corta totalmente abierta por la parte de atrás. Me sentía una verdadera actriz pues me acostaron y me fueron acomodando en posiciones sucesivas. Ninguno me quitaba la vista de encima lo cual prueba el interés que tenían en lograr los mejores resultados.

Me dejaron todo el culo expuesto. La maquilladora me polveó las nalgas y me las acicaló lo mejor que pudo; el fotógrafo apoyaba sus dedos sobre mis glúteos para deslizarlos un poco, elevarlos y hasta los palmeó varias veces para proveerlos de cierto rubor. Entretanto, el médico me palpaba insistentemente para encontrar los sitios más idóneos; la enfermera hacía mil preguntas y Daniel sonreía, me tomaba de la mano y me agradecía continuamente mi ejemplar disposición y solidaridad. Yo me sentía encantada, como una vedette estrella. Por fin se apartaron todos y la enfermera procedió a picarme, mientras el fotógrafo y su asistente ajustaban las luces y la cámara, el doctor no dejaba de dar instrucciones y Marcos me decía: te ves preciosa Silvia, vamos a tener el mejor manual clínico del mundo. Yo sentía mis nalgas bien paradas, muy firmes y deseosas de participar.

Al grito de ¡Ahora, proceda señorita! Sentí como la aguja rasgaba mi carne y me deslumbraron los continuos golpes de luz producto de las sucesivas fotografías que tomaban. Esa tipa vestida de blanco será cualquier cosa menos enfermera, pues sentí que me perforaba en zigzag la pobre nalga. No pude evitar el grito, las palmadas y una tremenda temblorina de piernas y de cachetes que hizo al médico decirme: tranquilícese señorita Silvia, mientras el fotógrafo comentaba que las fotos podían salir muy borrosas. A mí eso me importaba un carajo, la sustancia me dolió a tal grado que sentía desvanecerme. La maquilladora se acercó un par de veces para polvearme debido al intenso sudor frío que me aquejaba. Gritando y casi pataleando terminé de recibir la dolorosísima sustancia, terminaron las fotografías y el público me obsequió un nutrido aplauso que a mí en nada me consoló pues tenía la nalga totalmente desmadrada. Me di la vuelta y empecé a repelar y a despotricar cuanto quise. Ellos no decían nada, sólo abrían los ojos muy grandes y se agitaban como nerviosos. Hasta que me di cuenta que en mi desesperación, puesta a horcajadas y con las piernas separadas, les estaba mostrando mi intimidad completa.

Decidí no alegar más, me levanté y para bajar de la camilla les tuve que conceder un último close up de mis preciosas nalgas. Lo que tiene una que hacer para servir a la comunidad. Luego les cuento la segunda parte referida al capítulo de enemas ¿Cómo le voy a explicar esto a mi querido Simón?

Carlónimo -

Me agrada que te haya gustado el relato Marcia y tú decides quién te inyecta. Sublima tu vivencia.

Estimado Ricardo, Este blog puede colmar tus expectativas de placer. Aquí no estamos supeditados a una realidad imperfecta. En éste espacio puede ocurrir cualquier cosa, lo que tú más quieras. Estás invitado a participar con una actitud que rebase a la materia. Tu estancia aquí te puede librar de muchos peligros y fracasos. Pero si antepones tus prejuicios y desconfianza, será mejor que te abstengas

Simón -

debería decir cómodo...

Simón -

Querida Marcia: creo que vas a tener que decirle a Ricardo que no se puede ser tan cómo si se desea lograr placer. No puede esperar a que una enfermera toque a su puerta; va a tener que ir él mismo a buscarla.

Marcia -

Gracias Carlonimo, deberas gracias por haberme hecho sentir plena de esa forma, todo era extasis dolor, ardor, placer, inquietud y fasinacion...pero ahora debo ver quien me pondra la siguiente inyeccion de bencilpenicilina.
Acerca de Ricardo debo decir que lo hable con el hace un par de dias y se habia encontrado desepcionado por que el queria que lo inyectaran en serio, y dice que dia a dia sigue esperando que toque a su puerta alguna enfermera para con una jeringa bien cargada para que el le pueda entregar su masculina cola y asi gemir de dolor y placer.

Simón -

Querida Marcia: no te podés quejar de la maravillosa situación por la que te hizo pasar Carlónimo. Parece que los tamales lo hicieron volver con todo el ímpetu.

Carlónimo -

Inquietante paciente

Ayer llegó a mi consultorio una dama muy guapa de cuerpo escultural, provista de un natural coqueteo que me cautivó. Se sentó enfrente de mí con toda naturalidad ofreciéndome una vista espectacular de sus piernas. Padecía una gripa terrible así que me vi obligada a recetarle algunas inyecciones de bencilpenicilina sódica y le ofrecí aplicarle la primera.

Sin titubeo alguno se puso de pie, alzó su vestido y se acostó dejándome la agradable tarea de bajarle la breve panty color negro que apenas le cubría una partecita del culo. Una vez preparada la jeringa me aproximé a ella y le dije: te voy a descubrir las pompis, no te inquietes. Marcia (olvidaba decirles el nombre) me regaló un sensual gemido de aceptación, así que me di gusto palpando esas extensas, pálidas y muy firmes nalgas sobre las cuales deslicé con lentitud la delicada prenda haciéndola reposar finalmente en los muslos, que son amplios, generosos, apetecibles, sumamente eróticos.

Marcia es una mujer muy cálida. Estando a punto de clavarle la enorme aguja empezó a suplicarme que la tratara con mucho cariño y que no la fuera a lastimar. Sus deliciosas nalgas se erguían y se replegaban en minúsculo movimiento reflejo propiciado por los nervios, el temor y la excitación. Yo me sentía excitada así que portándome audaz le di una leves palmaditas que se convirtieron en caricias y besé sus apetitosas mejillas, sintiendo cómo se estremecían por el estímulo.

Fascinada por sus gratas expresiones de placer le froté el hisopo viendo cómo se le abrillantaba el lugarcito seleccionado, apoyé mis dedos en la suave nalguita y de un golpe hice que la hiriente pica resbalara y se internara completa en aquella mullida carne, haciendo que el cuerpo de la joven se agitara y se conmoviera, lo cual me puso en un estado de incontrolable deseo.

Viendo cómo entraba la sustancia en aquella nalguita trémula e indefensa, le dije a Marcia que la veía bastante alterada y que le iba a tomar la temperatura por vía rectal. Ella contestó: como tú digas Ivonne, hazlo porque me siento muy caliente. Así que una vez extraída la aguja, en tanto le limpiaba los residuos del medicamento que bullían alrededor del sitio punzado, le separé los extensos cachetes e inserté con delicadeza el rígido termómetro viendo cómo llegaba casi hasta la ranura.

Marcia permanecía con los ojos cerrados concentrada en la deliciosa escena que las dos estábamos viviendo y que por momentos nos rebasaba. Cuando le extraje el termómetro y le anuncié que su temperatura era la correcta, dio media vuelta regalándome la vista de su atrayente pubis poblado de diminutas perlitas producidas por la excitación.

Pasé mi mano por la húmeda felpa y la deslicé aplicando el suave néctar en el vientre de la joven que resuelta tomó mi mano y la llevó suavemente a su vulva. Nos desnudamos y nos fundimos en un intenso abrazo. Por fin pude acariciar en completa intimidad aquellas nalguitas encantadoras hacia las cuales dirigí mi tórrida excitación. Nos entregamos por completo, fue el principio de una encantadora relación que nos ha reportado intensos espacios de placer y de ternura.

Lina -

Gracias Carlónimo, me lo debes. De mi salud, después de sufrir once pinchazos de Amoxicilina, acudí al consultorio para que el doctor me hiciera un reconocimiento final y me diera de alta. Me auscultó, luego me hizo acostar, desnudó mis nalgas y ¡plaf! me inyectó él mismo ¡Qué dolor¡ Me lastimó horrible porque ya tengo muy castigadas las nalgas Además, no me agrada que me inyecten personas extrañas. Espero que estos datos te inspiren un nuevo relato sobre mi persona. I wait anxiously!

anonimo 100 -

Hace dias que no os leia, veo que Eulogia sigue con su trabajo, a ver si nos cuenta alguna de sus experiencias con los lavados a bellas damas.

Carlónimo -

Después de un viaje relámpago estoy “ausente” aquí en México celebrando el Día de la Candelaria. La noche del 5 de enero (Noche de Reyes) compartimos la tradicional Rosca de Reyes y a quienes les toca algún muñequito de los que se encuentran ocultos y dispersos en el pan, tienen la obligación de invitar los tamales el día 2 de febrero. Así que hoy en México no faltan los tamales en todas las mesas, hasta en el interior de las oficinas. Los hay envueltos en hoja de maíz, ya sea de chile: rojos, verdes, de mole y de rajas; o de dulce ya sea con pasitas, piña, coco, anis o rompope. También oaxaqueños, que son más grandes y envueltos en hoja de plátano. En México todo es fiesta y a la gente le gusta celebrar en cualquier ocasión ¿Cómo la estás pasando, querida paisana Lina? ¿Conservas nuestras costumbres ancestrales o ya te hiciste de plano gringa? Qué pena no haber estado contigo mientras recibías la terrible inyección de manos de Eulogia. Te lo debo, ya habrá ocasión de confortarte, lo cual será para mí un gran placer. Espero tener tiempo de escribir en los próximos días. Saludos a todos. Un abrazo.

Simón -

Desde luego, querida Marcia, las medidas a tomar con "los hermanos" son nominales.
Por favor, ¿podrías contar con más detalle lo que supiste de Ricardo?.

Lina: ¿cómo anda tu salud? Seguramente la vitamina que nos puso Eulogia colaborará a mejorar tu estado general de salud y te ayudará a recuperarte más rápidamente.

Marcia -

No nada de huelgas!! como viviremos sin estos relatos diarios! Debo decir que yo mire a Lina por supuesto, y com le temblaban esas nalgas...pero no te cohibas por favor.
Tengo novedades sobre Ricardo, esta muy desconsolado, porque realmente se quedo con muchas ganas de todo....

Simón -

Chicas: veo que estamos de acuerdo. Los hermanitos muestran poco espíritu de grupo. Deberíamos hacer huelga de "nalgas caídas": nada de nuestros culos pinchados hasta que no veamos los de ellos.
Lina: no voy a negarte que miré un poquito, pero también tenías mi cola a tu disposición. ¿no espiaste? ¿dónde estaría Carlónimo que no estaba prsente para consolarte?

Lina -

Pero, Antónimo ¡qué falta de sentido de cooperación! te hubieras colocado también tú para que te inyectaran. Yo sí estaba muy nerviosa pero me controlé lo más que pude hasta que el dolor se tornó insoportable porque esa jeringa de Eulogia es espantosa. Me pareció muy buena la idea de ponernos a sufrir a todos juntos. Espero que no haya habido demasiadas miraditas indiscretas porque no crean, yo soy un poco tímida y cuando estaba acostada con las nalguitas al aire pues me sentía cohibida. Carlónimo, te extrañé mucho, hubiera deseado abrazarme de ti mientras me inyectaban.

Marcia -

Divinos relatos...me dejaron boquiabiertas al ver las nalgas de todos juntos en semejante exposicion!!
que decir que me excite mas de la cuenta cuando eulogia me pincho por 2ª vez con esa jeringa cargada de esas tremendas vitaminas que me hacen ver las estrellas de placer y dolor...
Es verdad que Antonimo deberia ofrecer su culo para que sea inyectado por eulogia o por quien sea...vamos animate!! que es solo un pinchazo, no pasa nada!!
Bueno vamos por mas historias...saludos

Simón -

Brillante idea! Confieso que cuando Eulogia nos indicó ponernos en fila con el culo al aire, mi seriedad hizo que no disfrutara demasiado de la situación. Ella encontró rápida solución a mi reticencia: tremenda nalgada que provocó risitas a escondidas de mis compañeros.
Aceptando que no me quedaba más que avenirme a la orden recibida intenté disfrutar del panorama.
Al oir los sensuales gritos de Silvia me animé bastante más y, aunque temiendo por mis nalgas, no pude evitar excitarme.
Tampoco pude evitar espiar por sobre el hombro las hermosas nalguitas de Marcia mientras ella disfrutaba de ser inyectada por una dama.
Llegó el momento de la verdad; Eulogia no recordaba qué nalga me había pinchado por última vez y volvió sobre ella lo que me produjo un dolor indescriptible. Silvia me miraba con una sonrisa malvada y percibí que esto seguiría en casa.
Creo que el pobre Ricardo es el que la llevó peor porque se queda por segunda vez con ganas de coger a la monumental enfermera.
La de Lina fue un espectáculo; una cosa es leer sobre sus reacciones y otra presenciar su temperamento en vivo y en directo.
Y qué decir de la adorable pareja que hacen Karol y Roberto!; excitados como locos y guardando ganas para luego.
Finalmente, retomaré las últimas palabras de Antónimo: "se arregla la ropa presuroso y se apresta a salir sigilosamente de la habitación". Seguís sin animarte a ofrecerle las nalgas... cualquiera es capaz de animarse a meter el pito en esa cueva de lujuria, pero para aguantar una embestida de la aguja de Eulogia hay que ser ¡muy macho!

Antónimo -

Pues ¿qué habrá pasado? Veo que se ha producido una violenta “eulogitis” como que todos andan calientes con su rústica jeringa y quieren que les pique “el culete”. Veo que hasta se forman y se pelean por pasar antes que los demás, de manera que Eulogia los hace acostarse a todos juntos en su cama y podemos ver esas deliciosas nalgas de Silvia expuestas sin recato, deseosas y temblorosas por recibir el piquete. Al lado se encuentran las de Marcia, muy blancas y de suave superficie, que se yerguen de emoción al saber que serán pinchadas. Enseguida podemos divisar las masculinas de Simón, quien parece no conformarse con los jeringazos que ya le han dado. Y Ricardo ¿cómo olvidarlo? dice que al fin ni duele y que además se quedó deseando alguna experiencia íntima con la señora Eulogia. No me extraña ver igualmente a Lina parando su escultural culito y ¿por qué no? hasta Karol con las bachitas muy bien marcadas en sus apetitosas mejillas, pero eso sí, al lado de Roberto Carlos quien se bajó también los chones con tal de acompañar a su querida esposa.

Eulogia se frota intensamente las manos mientras forma las siete jeringas da pastoso complejo “B” que utilizará para tales efectos ¡Y allá va! Es Silvia la que emite el primer aullido y nos regala sensualísimos movimientos de dolor y excitación. Marcia aprieta los puños, se agita convulsivamente y grita: ¡me duele más que la B12 y que la J23, pero menos que la R79, me gusta, me gusta, pero quisiera leer la fórmula! Simón, más parco que los otros, se limita a rugir como león ¡gr, ggrrr, gggrrrr! Mientras las nalgas se le esponjan y se le enjutan alternadamente. Ricardo grita desesperado y regaña con mucho rigor a Eulogia ordenándole que le extraiga la hiriente hipodérmica, pero a cambio sólo recibe nalgadas y pellizcos en las nalgas para que deje de obstaculizar la diligencia. Lina permanece quieta, muy calladita, concentrada en su precioso culo, ostensiblemente disciplinada. Pero al sentir el súbito pinchazo emite una sarta de fuertes improperios: ¡what a bitch, pendeja, get off your dirty hands from my buttocks, it hurts so much! Karol hace patente su placer gimiendo, frotándose contra el lecho y abrazando a su querido Roberto, quien la conforta mediante palmaditas en la cola, sin importarle recibir también la dolorosa aguja que le hace cimbrar y sangrar su masculino cachete.

Eulogia está contenta de hacer sufrir a sus pacientes, desorbita los ojos mientras las manos le tiemblan, está fuera de sí. De pronto se advierte una de las causas, pues en tanto inyecta a sus pacientes, el “díscolo Antónimo” la sujeta por detrás, le alza violentamente la falda, le baja la panty y le introduce el pene hasta la empuñadura. Ella se queda paralizada, está a punto de gritar pero reprime el impulso, empina muy bien el culo y lo mueve eróticamente mostrando así su disposición a disfrutar. Abre la boca y empieza a jadear cuando siente el rítmico roce en sus abultados labios vaginales que son traspasados una y otra vez hasta que se queda muy quieta, paralizada, se retuerce y grita: ¡lo lograste Antónimo, me hiciste llegar al orgasmo! Pero Antónimo no la oye, aferrado a sus anchas caderas, disfrutando la blancura y la suavidad de aquellas mullidas nalgas, llega también en ese momento al ansiado final. Su boca está muy abierta, los ojos en blanco y las piernas le empiezan a flaquear, al grado de desvanecerse.

En un instante supremo, los siete pacientes están gritando poseídos de incontrolable placer al sufrir el máximo sufrimiento. Desean nuevos pinchazos y claman por la acción de Eulogia: ¡Pónme otra, pícame, traspásame, hiéreme, hazme sufrir como sólo tú sabes! Pero ella no escucha, está tirada de bruces con las nalgas empinadas, mientras Antónimo se arregla la ropa presuroso y se apresta a salir sigilosamente de la habitación.

Simón -

Querida Marcia:
menos mal que fuiste rápidamente a ver a tu doctor! Encarar un tratamiento rápidamente es lo que hizo que sólo necesites 6 inyecciones.
Habrás observado que no exageré nada respecto del temperamento de Eulogia; como vos decís es muy brava. Al momento de pinchar actúa sin piedad. Espero que las siguientes intramusculares puedas tolerarlas bien.

Aquí les cuento la segunda visita de Eulogia a nuestra casa.

Temiendo que Eulogia no fuera a permanecer en Buenos Aires mucho tiempo y nos quedáramos sin la segunda experiencia, la llamé dos días después para que le aplicara una inyección a Silvia.
Aceptó gustosa pero no pudimos conversar demasiado porque estaba apurada; debía ir a colocar un antiinflamatorio a un muchachote de 22 años que se había lesionado el hombro practicando artes marciales. Iría a nuestra casa esa misma noche, alrededor de las 21.
Cuando llegué a casa le dije a Silvia las noticias.
“Pero cómo? Así? Sin prepararme? Tan rápido?”
“Qué preparativos necesitás? Es nada más que una inyección”
Me miró con cara de pocos amigos.
Le palmeé cariñosamente el trasero y le dije “Andá preparando la colita…”
“Ay! Simón! No me asustes…”
Estuvo todo el tiempo que quedaba yendo y viniendo nerviosa por la casa. Incluso le pregunté si quería que suspenda la visita de Eulogia pero me dijo que no, que podría superarlo.
Finalmente, exactamente a las 21.03, Eulogia llamó a nuestra puerta.
Esta vez fui yo a abrirle y la hice pasar al dormitorio; un segundo después entró Silvia, que estaba en el baño.
Eulogia la saludó con un beso y le pidió la ampolla.
Mientras Eulogia preparaba la jeringa, Silvia le preguntó: “Cómo me pongo, Sra. Eulogia?”
“Culito al aire, boca abajo en la cama”
Silvia me miró temerosa y se le llenaron los ojos de lágrimas.
“Ay! Sra. Eulogia, no sé si puedo…”
“Ah! No, querida! No me hagas perder el tiempo. Vine hasta aquí y voy a cumplir cabalmente con mi trabajo”
“Pero… no puede ponérmela en otro lado? En el brazo?”
Eulogia largó una carcajada.
“Querida, no hay lugar del cuerpo como el culo para inyectar. Vamos, no te portes como una niña malcriada!”
“No! Por favor!”
“Bien. Hagamos lo siguiente. Pincho primero a Simón y así verás que no pasa nada”
“Pero…” dije yo viendo peligrar mis cachetes. No era justo, a mí ya me había pinchado antes.
“Ves? Vos también tenés miedo…” Dijo Silvia al borde de las lágrimas.
“No, Silvia. No es miedo. Es que…”
“Basta! Vamos, Simón! Ponte con el culo al aire para dar el ejemplo. Pero luego sigues tú, Silvia, eh?!”
Y ahí estaba yo nuevamente enfrentando la aguja de Eulogia, que preparó una nueva jeringa para mí. Se sentó al borde de la cama e inspeccionó detenidamente el lugar donde me había pinchado la penicilina sin ahorrar manoseo. Finalizó el examen con dos sonoras nalgadas y un “esto va muy bien. Pronto no te quedará ni la marca”
Y sin decir nada más me pinchó. Dolor agudo, seguido de dolor continuo mientras entraba algo que no se que era. Intentaba estar calmado para tranquilizar a Silvia porque si no, no se dejaría inyectar.
“Cómo va, Simón? Duele mucho?” preguntaba Eulogia entretenida mientras Silvia respiraba agitadamente.
“RRRFFFF!” fue lo único que pude contestar.
Eulogia retiró la aguja de mi glúteo y dándome otra nalgada me dijo “Listo! Vamos, Simón! Arriba!”
“Vamos, cariño! Te toca a ti. Ponte con el culito al aire de una vez” Le dijo a Silvia. Ella seguía con temor pero empezó a bajarse la ropa mientras yo me masajeaba el cachete ante su vista. Se ubicó en la posición solicitada y esperó.
Eulogia se sentó en el borde de la cama y pasándole el algodón por la nalga derecha le dijo “Querida, ya sabes que te va a doler un poco”
“Si, señora Eulogia” dijo obediente.
“Bien, entonces, flojita como una buena niña, no vayas a hacerme enojar. No quiero tener que nalguearte.”
Y la pinchó de una forma que nunca había visto: se colocó la aguja entre el índice y el mayor y le dio una palmada en el cachete, con lo que en el mismo acto quedó clavada la aguja.
Silvia pegó un grito y yo comencé a acariciarle la cabeza para calmarla.
“Tranquila, no aprietes, querida” le dijo Eulogia mientras ponía la jeringa y comenzaba a empujar con fuerza la pastosa sustancia. Quedé hipnotizado por el huequito que se hacía en el glúteo de Silvia en el lugar donde Eulogia ejercía presión con la jeringa.
Yo le continuaba acariciando la cabeza mientras le decía: “Respirá hondo, mi cielo. Ya pasa”
Súbitamente, escuché a una Eulogia ofuscada que me reprendía: “Qué respirar hondo! Qué ridiculez es esa!” y tomando bruscamente mi mano la ubicó en la entrepierna de Silvia con la maestría de quien sabe mucho de esto.
“Vamos, hombre! Qué no aprendiste nada? Consuélala! no ves que está sufriendo?”
Esto provocó mi reacción y me puse a hacer ágiles masajes a su clítoris. Las lágrimas que se deslizaban por las mejillas de Silvia, progresivamente fueron reemplazadas por tenues gemidos. Eulogia sonreía.
Retiró la aguja de la colita de mi amor, juntó todas sus cosas y me hizo un gesto que indicaba que continuara y que luego hablaríamos.
Seguí procurando darle a Silvia todo el placer que pude, mis manos resbalaban veloces debido a sus jugos; mientras tanto iba hablándole cariñosamente.
“Ya pasó, bonita. La inyección terminó… Ahora te toca disfrutar el premio por portarte tan bien… sí… disfrutá… gritá si querés… vamos…” y así siguiendo.
Ella seguía llorando y gimiendo a la vez. Cada tanto hacía comentarios que me daban la impresión de que estaba totalmente fuera de sí.
“Mala Eulogia. Me hizo doler la cola…” y cosas por el estilo.
Yo seguía confortándola sin detener la estimulación genital, como hubiera dicho Lina. Largo rato estuvimos así y cada vez Silvia se mostraba más frenética. En un momento gritó desesperada: “Simón, por favor! Haceme terminar!”
Rápidamente la di vuelta y continué la estimulación con la lengua. Recorrí todo su sexo y 5 minutos después gritó como una loca. Volví a colocarla boca abajo y le acaricié la nalga pinchada. Se quedó dormida en esa posición (lo imaginan? Boca abajo, cola al aire) hasta la madrugada. Yo la miraba obnubilado pero ya habría tiempo de disfrutar los resultados; como a la una, finalmente, me dormí.
Cerca de las seis de la mañana me desperté con Silvia intentando sacarme el pantalón.
Sin estar todavía despabilado le dije “Qué hacés, Sil?”
“Mala Eulogia, le pinchó la cola al nene. Pobrecito!” Hablando como una niña. Y retomando su más sensual tono: “Pero se portó muy bien y se merece un premio!”
Y allí empezó a darme el mejor sexo oral que hubiera podido imaginar. Siguió hasta que ahora fui yo el que gritó frenético.
Cerca del mediodía llamé a Eulogia para agradecerle, preguntarle por sus honorarios (porque, finalmente, estuvo cumpliendo una función sanitaria y de eso vive)y ver si podíamos encontrarnos a conversar.
Eulogia me dijo que se daba por bien paga con el recuerdo de nuestras nalgas temblorosas bajo su hipodérmica y con que les relatara a ustedes nuestros encuentros de manera de entusiasmar a otros integrantes del blog a prestarse a sus solícitos servicios. Además, me agradeció el grado de calentura con que llegó a pinchar por segunda vez al deportista lesionado lo que ayudó mucho al proceso de “consolarlo” y satisfacerse.
Aunque no pudimos encontrarnos porque me dijo que le quedaban pocos días en Buenos Aires y tenía muchos pacientes que atender, dejó formalmente invitado a Antónimo (cito textual "ese díscolo muchacho llamado Antónimo") a mostrarle el culo sin pudor y permitirle que le cure de cualquier mal que lo aqueje; si no lo aqueja ninguno, dijo que podría ponerle algunas vacunas para que mantenga su saludable estado.

Marcia -

Otra vez con anemia, y mi dr. que vuelve a recetarme las vitaminas b12, esta vez son solo 6 porque por lo general son tratamientos largos de 12 y hasta 15 inyectables...y eso ya lo padeci.
Asi compre las vitaminas y como en la farmacia ya se habia pasado el horario de gabinete de inyecciones, el farmaceutico me dio una targeta de una enfermera, la llame de inmediato...la enfermera en cuestion me dijo que no podia en esos dias pero q me recomendaba a una amiga suya que estaba de paso por bs.as. en estos dias, asi que me paso el nº...
hola sra Eulogia,una amiga suya me paso su nº para unas aplicaciones.
si me comento que iban a llamr
de que son las inyecciones?
Son unas vitaminas, estoy anemica.
intramusculares verdad consulto.
si dije yoo y le pase la direccion
Cuando abri la puerta, y se presento como eulogia me parecio estar viendo una mujer con todas las letras! impecable de pie a cabeza.
que delgada eres me dijo te vendran bien las vitaminas.
yo ya sonrei nerviosa
fuimos hacia el cuarto,le entregue los inyectables y ella saco su caja metalica, con enormes jeringas de vidrio en su interior, eligio una y comenzo los preparativos.
No tiene descartables? pregunte yo.
No esta es la verdadera manera de inyectar dijo esta medicina es viscosa y necesita de agujas gruesas...
ok respondi yo, un poco arrepentida de la situacion,mientras veia como se llenaba la jeringa con ese liquido viscoso y rojo.
Listo dijo ella, y cuando se dio vueltas y vio que yo estaba aun parada dijo, todavia parada vamos, acuestate y muestarme esas nalgas, yo abedeci sin decir palabra, me recoste y baje mis bragas hasta la mitad de mis nalgas...
ella bajo del todo mi pequeña braga, y comenzo a frotar el algodon frio sobre el gluteo derecho.
relaja dijo
es lo que trato de hacer dije a lo que ella respondio con una feroz palmada en mi nalga plaf plaf plaf plaf plaf 5 tremendas palmadas, ahora vas a relajar me dijo
realmente eso habia dolido, ya tenia la nalga ardiendo y aun no me habia pinchado!!
Sra por favor despacio!
y ella hundio la aguja hasta el tope.
uhhhhhhhh!! dije yo y comenze a gemir de dolor al sentir el doloroso liquido entraba en la nalga...mmm duele, por favor ya!!
eulogia solo atino a decir ya pasa vamos que no es para tanto y seguia introduciendo el liquido en mi dolorida cola
ufff!! ya saquela por favor, mientras apretaba los ojos y se me nublaban de lagrimas...esto duro un buen rato ya que dijo que eran de aplicacion lenta...
hasta que por fin saco la aguja, listo que no a sido para tanto...
claro respondi yo casi sin poder decir palabra.
froto mi nalga mientras decia querida eso pasa cuando tensas los gluteos hace falta rigor y palmadas para relajarlo, yo solo segui gimiiendo de dolor y pensando en la proxima inyeccion que seria mañana, la despedi mientras me masajeaba la dolorida nalga y volvi a acostarme boca abajo para seguir con mi masaje que por lo general comienza en la zona del pinchazo, continuo por la otra nalga y bajo por mi entrepierna para continuar por otra zonas.
El proximo pinchazo de estas terribles vitaminas espero que lo relaten alguno de ustedes o la propia eulogia.

Simón -

Querida Lina: no te enojes.... considero que esa es una hermosa cualidad en las mujeres. Supongo que las mujeres pensarán lo mismo de los hombres, es así?

And about the weekend, You too. Till Monday!!

Lina -

Simón, no estoy poniéndome romántica, soy muy romántica, creo que esa es mi mayor debilidad.

Carlónimo, te entiendo no te preocupes, por mi parte te espero. Cheers!

Have a nice weeckend!

Simón -

Carlónimo! Te tengo paciencia, no te preocupes. Me alegro de haberte alegrado un poco el viaje aunque la comparación con el estilo de Moliere me parece un poco exagerada. Es producto del afecto que me tenés. Quizá lo de tratar de ver el mundo con menos rigor también se deba al blog; Silvia va a un psicólogo, yo leo lo que ustedes me devuelven y lo atesoro.
¿No te parecería genial que Marcia aprovechara la presencia de Eulogia en Argentina para hacerse pinchar por ella y contarnos la experiencia?

Carlónimo -

Simón, anoche iba manejando y riendo, pero de verdad ¡a carcajadas! La gente que me vio pensó que estoy verdaderamente loco. La verdad es que el siguiente párrafo me resultó sumamente bueno.

me desabroché el pantalón y me acosté boca abajo en la cama, dejando a la vista apenas lo necesario para la aplicación.
Cuando Eulogia se dio vuelta y me vio, alzando la voz dijo. “¿Quién te dijo que te acuestes? Ven acá. Párate frente a la pared”
Me hizo poner frente a la pared con los antebrazos apoyados en ella; de esa manera quedé inclinado hacia adelante, con el culo bien expuesto.
Mientras se colocaba detrás de mí y me bajaba la ropa hasta las rodillas, le indicó a Silvia que se coloque al costado.
“Así puedes agarrarle el… pito, le dicen aquí?”
Silvia tenía los ojos desorbitados; no sabía si era una broma o era en serio.

Es una prosa muy a la “Moliere”. Reírse de uno mismo es una terapia sensacional. Gracias por compartírnos tu singular experiencia y cuenta con que escribiré algo acerca de ustedes. Pero, por favor les pido a todos un poquito de paciencia, pues en estos días estoy muy ocupado. Poco a poco me iré refiriendo a cada uno: Lina (me encanta tu forma de ser); Marcia (tu entusiasmo me motiva); Karol (tu retorno me llena de alegría); Simón parece que empiezas a ver el mundo con menos rigor). Un fuerte abrazo a todos.

Simón -

Marcia, entonces apurate a pedirle a tu doctor la indicación de las vitaminas porque Eulogia nos está visitando y no creo que se quede demasiados días más. Quizás podés conseguir que te pinche, como lo hizo conmigo, antes de que se vaya.
La única condición es que enseguidita nos tenés que contar cómo te fue.

Marcia -

Simon soy de argentina usamos el vos, sos, che, cola, bombacha, pero me gusta mas bragas que usan por españa y demas...

Simón -

Querida Marcia:
El tema de Eulogia podría tener rápida solución si vas a tu médico y resulta que estás otra vez en una de tus etapas de anemia.
De dónde sos? pregunto por el "sos" que usaste en la intervención anterior.

Marcia -

Si realmente muy romantico el relato de karol y su marido y excitante el de simaon y silvia, ya lo creo que me gustaria saber que siente y como relata silvia...
Lina siguen aplicandote la amoxicilina cuantos pinchazos llevas ya? tu amiga sigue inyectandote?
Eulogia uff que brava sos, si me gustaria sentir esa bravura en mis nalgas y que me des unos buenos retos... saludos

Simón -

Lina: además me encantó la delicadeza femenina de llamar "estimulación genital" a lo que yo expresé tan rústicamente como "paja" Ja Ja Ja!

Simón -

Oh! My God, Lina! estás poniéndote romántica!

Lina -

Simón, tu experiencia con Eulogia es excitante: El brusco piquete, la humillación de tenerte contra la pared, y la estimulación genital de parte de tu novia. Ya disfrutaremos la experiencia de Silvia esperando que sea más benévola.

Querido Carlónimo, cuando describes una relación de amor como lo acabas de hacer ¡me emocionas! Se que tú así la sientes y así la vives. Thanks for making me fill what you make me fill.

Simón -

Querido Carlónimo: No tengo dudas de que a Karol le va a encantar tu relato. Es, además de sensual, tan cargado de ternura y amor que excita y conmueve a la vez.
Respecto de lo que opine Eulogia, no creo que sea nada discordante pues me he ceñido a la más absoluta verdad de los hechos.
Por otro lado, no me contestaste nada acerca de relatar desde la perspectiva de mi sensualísima Silvia alguna de nuestros encuentros amorosos. Como diría Silvia, ¿me vas a decir que no?

Carlónimo -

Simón ¡cómo me hiciste reír! Tu experiencia con Eulogia ha sido un verdadero suceso. A ver qué opina ella cuando lea tu versión de los hechos. En cuanto a la próxima visita que les hará para pinchar a la sensualísima Silvia, yo no me la pierdo.

Espero que les guste el siguiente relato, en especial a nuestra amiga, la preciosa Karol.

El tratamiento de Karol y Roberto

“Siempre que me ha tocado inyectarme sólo me descubren un poquito la panty donde me van a inyectar, pero con doña Martha ha sido diferente, ella me baja la panty hasta la mitad del glúteo y me resulta muy excitante”.

Cuando estoy postrada sintiendo mis nalgas expuestas, ofrecidas al tormento, imagino lo que sienten ustedes, la excitación que les produce contemplar mis extensas nalgas, suaves, respingadas, provistas de las sensuales bachitas que a Roberto Carlos, igual que a otros hombres, les encantan. Ahora que me están poniendo BIOQUEL al 2%, debido a que la aplicación es profunda y lenta, estoy viviendo junto con Roberto una experiencia extraordinaria

Cuando llegamos a la farmacia, Doña Martha nos recibe afectuosamente. Nos dice que formamos una bonita pareja y que le da ternura vernos llegar juntitos para inyectarnos. Yo creo que ella se da cuenta que tenemos el fetiche de las jeringas y que eso le emociona pues tal vez ella también lo tiene, de hecho me lo transmite cuando me está inyectando. Siempre empieza conmigo, yo entro resuelta después de recibir el beso cariñoso que me da mi esposo, quien no disimula la excitación que le produce saber que mi culito va a ser pinchado. Para mí es una gran fiesta sentir que están a punto de picarme. Me desabrocho el ajustado pantalón y me acuesto lentamente sin dejar de presenciar el protocolo de la preparación de la jeringa. Doña Martha lo hace cuidadosamente y siempre se coloca en una posición que me permite observarla.

La aguja que está utilizando ahora es pasmosamente larga ¡impresionante! Me hace estremecer al verla. Doña Martha me explica que con este medicamento es necesario llegar a la capa más profunda del tejido adiposo porque en ella se encuentran las vías más eficientes para conducir el nutriente a las células. Y desnudándome poco a poco los glúteos, tocándomelos suavemente, me pregunta si he sufrido mucho. Sumida en ese espacio de intimidad y de erotismo, le explico con todo detalle lo que siento. Le digo que no es sólo dolor sino una especie de inquietud, como si me encontrara en la Montaña Rusa a punto de tomar la profunda bajada. Ella se ríe, me da una nalgadita y me comenta que algo así le está sucediendo a Roberto Carlos, que mientras está tendido esperando el piquete no hace más que preguntarle por mí: si me dolió, si me quejé, si temblé, si lloré, y muchas cosas más. Dice Doña Martha que nosotros vivimos uno en el otro y que al recibir la inyección sólo pensamos en cómo la recibió el otro.

Cuando me clava la enorme aguja lo hace lentamente y siento el puntiagudo acero descender perforándome milímetro a milímetro la angustiada carne, que se rebela produciéndome un intenso dolor, pero lo sobrellevo con sólo pensar que mi amado ha sentido lo mismo y que en ese momento me recuerda y que se calienta pensando en mis nalgas perforadas, que las desea y que sólo espera el ansiado momento de la intimidad para saciar su apetencia. Luego viene la interminable entrada de la sustancia que es gruesa y muy irritante. Con ningún otro medicamento he sentido lo mismo. Identifico el momento exacto en que Doña Martha comienza a empujar el émbolo y la velocidad con que lo hace. Me percato que ella es muy comprensiva y que lo presiona con gran cuidado ¡suavemente, lentamente, pausadamente! Aún así el agresivo compuesto me hace temblar y estremecer las entrañas.

Mi culo se menea involuntariamente, empiezo a sentir una gran inquietud en las piernas, el músculo perforado se me acalambra. Imploro a Doña Martha que espere, que me inocule la sustancia más despacio, lloriqueo, respiro ansiosa, le digo que ya no aguanto. Ella detiene la presión del émbolo y empieza a acariciarme el cachete llevando su mano cariñosamente desde la cintura hasta el pliegue de la nalga. Me dice que estoy preciosa, luego me cuenta que Roberto sufre lo mismo que yo y que ella lo conforta hablándole de mí. Que en cuanto escucha mi nombre se tranquiliza y así ella puede continuar inoculándole el ofensivo complejo. Al sentir que la sustancia es impulsada de nuevo, pienso en Roberto, en su adolorido cachete recibiendo el mismo tormento.

Anticipo mentalmente lo que ocurrirá esa misma noche, el momento en que los dos estaremos desnudos, de pie uno frente a otro y al borde de la cama. El instante mismo en que Roberto me abrazará bajando sus manos hasta apoyarlas en mis doloridas nalgas. La forma en que me llevará hacia el lecho y se posará sobre mí haciéndome sentir su erecto pene que se desliza por mi entrepierna y que poco a poco se acerca a mi ansiosa vagina para puntearla, lubricarla y penetrarla. Evoco el instante en que separaré las piernas y empezaré a alojar su tieso pene que me frota una y otra vez haciéndome jadear y abrazarlo con todas mis fuerzas, acariciarle sus nalgas recién pinchadas, oír sus lamentos que son de dolor y que son también de excitación. Que lo calientan aún más y le hacen estallar un soberbio orgasmo, al que yo me acojo y correspondo generosamente, gritando su nombre mientras le escucho gritar el mío.

Simón -

Querido Carlónimo: Estaba pensando, sin querer sobrecargar tu lista de pendientes, que hace muchísimo tiempo que no nos incluís a Silvia y a mí en un relato. ¿Te acordás las doradas épocas en las que me hacías saber cómo veía Silvia nuestras relaciones? Insisto en que no querría darte más trabajo, pero ya que te agarro en una época en que estás diciendo que si....
Respecto de lo de Eulogia te cuento que como habíamos tenido unas vacaciones muy tranquilas en lo que se refiere a inyecciones (y por eso no acentúo los relatos de esa temporadita) ni bien llegamos a casa puse en marcha la idea que estaba pergeniando. Ahí va.

Luego de darle muchas vueltas a lo de Eulogia, se me ocurrió una idea. Recordé cuánto le había gustado a Silvia ver cómo me pinchaban y pensé que podía ser divertido llamarla para que me inyecte en presencia de mi novia.
Se lo propuse a Silvia, inventando que era una enfermera de la que me había hablado un compañero de oficina que justamente se había sentido avergonzado porque tuvo la impresión de que a ella le producía excitación la situación.
Al principio Silvia estuvo reticente pero luego de insistir un poco, aceptó.
Al día siguiente le di el número de teléfono para que la llame ella. Nos sentamos en el sillón del living, casi como llevando a cabo una ceremonia, y Silvia digitó el número.
Yo sólo sé lo que escuchaba que decía Silvia pero intuía las preguntas y respuestas de Eulogia.
“hola. ¿Sra. Eulogia?”
…
“Me dio su teléfono otro paciente suyo. Necesitaría que venga a ponerle una inyección a mi novio”
…
“Penicilina”
…
“Sí. La dirección es…”
A Silvia le temblaba la voz y a mí, el culo de sólo pensar en la proximidad del encuentro con la enfermera.
Silvia le agradeció y cortó la comunicación.
“Viene en dos horas”
“Eh?! Tan pronto?”
“Sí, Simón. Se supone que si necesitás una inyección …”
Pasé las dos horas siguientes un poco nervioso. El tiempo parecía pasar tan lentamente…
Finalmente, sonó el timbre y Silvia fue a abrir.
Cualquiera de las descripciones que Carlónimo haya hecho de eulogia se queda corta. Es una mujer imponente, pero no solamente desde el punto de vista físico; tiene una personalidad arrolladora. Es imposible que cuando entra a un lugar no se note su presencia. Decidida, rápidamente toma las riendas de la situación y no te queda otra que seguirle el ritmo.
Entramos los tres al dormitorio y Silvia le dio la caja con el medicamento que yo sabía de antemano que sería doloroso, pero ese era el desafío de Antónimo.
“Simón, querés que me vaya?” me preguntó Silvia, haciendo un poco de teatro.
“No, Silvia. Está bien, quedate”
Cuando escuchó los dos nombres juntos, Eulogia me miró sobresaltada. Conocedora de que Silvia no sabe nada de nuestro blog, me interrogó con la mirada. Le respondí con un discreto gesto de la cabeza. Eulogia pareció entusiasmarse y puso manos a la obra.
Sacó su archiconocida cajita metálica donde lleva esos antiguos implementos que adora.
Silvia se quedó un poco perpleja “Sra. Eulogia, no usa jeringas descartables?”
“De ninguna manera, querida. Esta es la verdadera manera de inyectar. Las jeringas modernas que vienen con esas agujas finitas ridículas, no sirven para nada. Sobre todo cuando se trata de medicamentos espesos como este” Y me miró de soslayo. “Estas duelen un poco más pero el medicamento entra hasta el lugar adecuado”
Silvia guardó silencio pero también me miró.
Eulogia sacudía enérgicamente el frasquito donde había agregado el aceite al polvo. Viendo que los preparativos finalizaban me desabroché el pantalón y me acosté boca abajo en la cama, dejando a la vista apenas lo necesario para la aplicación.
Cuando Eulogia se dio vuelta y me vio, alzando la voz dijo. “¿Quién te dijo que te acuestes? Ven acá. Párate frente a la pared”
Me hizo poner frente a la pared con los antebrazos apoyados en ella; de esa manera quedé inclinado hacia adelante, con el culo bien expuesto.
Mientras se colocaba detrás de mí y me bajaba la ropa hasta las rodillas, le indicó a Silvia que se coloque al costado.
“Así puedes agarrarle el… pito, le dicen aquí?”
Silvia tenía los ojos desorbitados; no sabía si era una broma o era en serio.
Viendo la duda de Silvia la animó “Vamos, niña! En un segundo va a necesitar consuelo”
Imaginen mi situación: Eulogia atrás a punto de hacerme sufrir todo lo que pudiera y Silvia a mi lado, enfundando mi pene con su mano.
“Querido, es mejor si te aflojas. Pero haz como quieras”
Y antes de que pudiera hacer el intento de relajarme me clavó la aguja gruesa y larga hasta el fondo. No pude evitar quejarme y en ese momento Silvia reaccionó y empezó a hacerme una paja increíble. En un momento sentí que se me aflojaban las piernas, el dolor indescriptible en mi trasero y el placer más divino en mi delantera. No podía esperar a que terminara la tortura de Eulogia para poder disfrutar de lo que me prodigaba Silvia.
“Dolió?” me preguntó cuando sacó la aguja. “no sé por qué hay quienes piensan que esto corresponde a tendencias sádicas, no Simón?” Haciendo clara referencia a mi último comentario, cuando pinchó a Ricardo.
“Ustedes terminen tranquilos que yo sé dónde está la salida” y enfatizando las palabras me hizo saber nuevamente que estaba al tanto de todos mis comentarios. “Me voy a buscar carne más tierna”
No me enteré cuando Eulogia salió. Lo único que sé es que Silvia siguió con lo que estaba haciendo hasta que ya no pude estar de pie y me desparramé en el suelo emitiendo espasmódicos chorros de semen.
Silvia salió del dormitorio y fue a preparar paños tibios que, luego de ayudarme a acostarme boca abajo en la cama, fue poniendo amorosamente sobre mi dolorida nalga para ayudar al músculo a relajarse en la terrible lucha por absorber el aceite que se negaba a ser absorbido.
Cuando ya estuve un poco más recuperado me dijo “Esta mujer es de no creer… pobre tu compañero si no le gusta el erotismo de las inyecciones!” Guardó silencio durante unos minutos y luego agregó “Podríamos repetirlo, no?”
“Si es en tu cola, SI!”
Lo pensó un segundo y dijo “Hecho!”

Carlónimo -

Lina, tu relato es excelente y te agradezco hacerme recordar los años universitarios. Me causó una gran nostalgia, te lo agradezco muchísimo.

Marcia, definitivamente eres bienvenida y espero que sigas participando. Cuenta con el relato en que tú seas la sensual estrella. Sólo dame un poquito de tiempo pues ya son varios los pendientes y esta semana he tenido mucho trabajo. Respecto a tu pregunta, Simón es una verdadera autoridad por la cantidad de pinchazos que ha recibido “en el culete”, así que te recomiendo tomar su opinión como válida.

Simón, estoy en espera de que nos cuentes acerca de tu romance con Eulogia ¡No te vayas a enojar querido gaucho!

Simón -

Estimada Marcia:
como he señalado en mis relatos, los antibióticos y las vitaminas siempre han sido las inyecciones más dolorosas. ¿cuáles son las que a vos te dolieron más?
Gracias por unirte a nuestro blog. Seguimos en comunicación.

Marcia -

Si tienen ganas recuerden mi pregunta cual es para ustedes la inyeccion mas dolorosa??

Marcia -

Hola gracias por la bienvenida, Lina que bueno que estes mejor, lo que te aplicas es la misma droga que me aplique yo en aquella oportunidad, entiendo tu sufrimiento, ya pasara...
Les cuento que a mi me gusta recibir los pinchazos solo cuando se trata de algun tratamiento medico, asi que cada vez que tengo oportunidad y algun dr. me da algun tratamiento le miento diciendo que las pastillas me caen mal al estomago y es entonses cuando el me mira con cara de "no ca a quedar otra que unas inyecciones" o supositoros cosa que tambien me interesan, y yo le digo gustosa de placer que esta bien si no queda otra lo acepto.
Despues se podria decir que soy una voyerista del tema me gusta ver toda clase de videos que hay y muchos en you tube, y todo lo que se refiera al tema. Seria una gran idea subir videos de los relatos...pero se que tambien se le iria la mistica que estos buenos relatos tienen.
la clase de relato que me gusta es como el que carlonimo escribio sobre Lina, o tambien estoy interesada en ver como sigue el tratamiento con vitaminas de Karol y su marido.Yo no soy una experta en relatos pero lo intentare ya que al leer el de las vitaminas me recordo a un tratamiento que sufri hace unos meses, soy de tener anemias cronicas, y en esa oportunidad los globulos rojos otra ves habian disminuido bastante lo que el medico clinico me receto vitamina b12 en comprimidos obviamente yo le dije que me caian muy mal al estomago y es ahi donde el me dijo con una tenue sonrisa entonses van unos pinchasos, a mi en esos casos me gusta mostrarme vulnerable y le respondi si era inevitable, el dijo que si no se podia por un lado las vitaminas deberian entrar por otro, ese comentario me parecio medio vulgar pero lo deje pasar y acepte la receta.
Eran 12 inyecciones de vitamina b12 (las de color rojo seguro que las conocen) y bastante dolorosas. Asi que marche a la farmacia para la 1ªaplicacion, despues de venderme las vit. me dispuse ir al cuartito de las inyecciones y alli esperar a la enfermera, ella aparecio, era bastante joven alrededor de 28 años, delgada, de cabello castaño claro y muy buen cuerpo, yo le dije que estaba nerviosa, ella dijo que no temiera que iba atratar de no hacerme doler, tratar porque esas eran de las dolorosas, asi que mientran ella llenaba la jeringa con ese liquido rojo, yo me estremecia de miedo y lindas sensaciones, preferi la posicion parada para esta 1º y baje mi bombacha solo hasta la mitad de mis nalgas, cuando ella se dispuso a inyectarme froto el algodon en el gluteo izquierdo y no se porque motivo me bajo un poco mas la bombacha diminuta que tenia puesta ese dia... clavo la aguja haciendome dar un leve movimiento, eso si cuando el liquido comenzo a entrar uhh!! empece a moverme y a quejarme asi que ella me ordeno que no me moviera y asi lo hice...eso si que dolia, y gustaba a la vez.Despues de los masajitos de rigor que me hizo para calmar un poco el dolor me dijo para la proxima provemos acostada, a lo que yo asenti ya que me habia gustado un poco, sali de gabinete frotandome la nalga izquierda y prometiendo volver al otro dia en el mismo horario.
Por un lado faltaban 11 pinchazos por el otro 11 veces en la que la veria nuevamente.
Espero si tienen ganas me incluyan en alguno de sus relatos, no me ofendo!.

Simón -

Lina:
¡Genial! Fue una idea estupenda y la historia maravillosa. Es evidente que te dedicás a las letras.
Veremos qué dice Carlónimo de que hayas revelado uno de sus más reservados secretos: su propio culo pinchado. Menos mal que terminó de modo agradable. Quizá Carlónimo pueda darnos algún detalle de lo que sucedió luego con Mónica.
Vuelvo a aplaudir tu iniciativa. congratulations!

Lina -

Marcia, te agradezco tu interés en mi recuperación, me están aplicando Amoxicilina cada 24 horas, durante 12 días. Julie es una buena amiga mía pero no tenemos ninguna otra cosa en común. Soy una fanática e incorregible heterosexual.

Simón, hablar de mí sería bueno, pero me motiva más hablar de otra persona.

La inyección de Carlónimo

El partido llegaba a su fin, los jugadores hacían derroche de fortaleza y virilidad. Como potros musculosos de lustroso pelambre marcaban en su cuerpo los violentos giros y movimientos con que hacían llegar el balón de unas manos a otras, hasta que lograban la ansiada canasta.

De un lado al otro, con sorpresivos embates, los equipos estaban trenzados en un implacable duelo que se resolvió por la mínima diferencia.

Después, todo fue fiesta, abrazos y gritos de parte del equipo azul (de la AU) que había logrado la victoria y el campeonato. Su capitán alzó el trofeo, lo mostró a la tribuna y lo puso en manos de sus compañeros. Se retiró a los vestidores para bañarse y salió hacia la enfermería donde la enfermera lo esperaba para inyectarlo.

Hi Mónica! Excuse my lateness but…

Hi Carlónimo, don’t worry is Ok I know you were competing and I’m aware that you won. Congratulations!

Mientras esto decía, la joven enfermera terminaba de cargar la jeringa y Carlónimo, puesto de pie, se descubrió una parte del glúteo derecho. Su nalga resplandecía de tonicidad y firmeza. La chica frotó ligeramente y picó con fuerza pero la aguja fue rechazada por el enérgico músculo que permanecía engarrotado por haber estado sometido a una gran tensión. El paciente se dobló y lanzó una angustiosa queja: ¡Aouch!

Excuse me, oh I feel really sorry lot! exclamó la chica en tanto limpiaba un hilillo de sangre que brotaba del fallido piquete.

Entonces le pidió al paciente que se acostara para provocar la relajación y le bajó completa la trusa pues quería ver si el glúteo contrario estaba más relajado.

La escena era muy sensual pues la coqueta chica se daba gusto manoseando el arrogante culo masculino que tenía enfrente.

Carlónimo estaba muy extrañado y movía inquieto la cabeza pues sentía que ya descaradamente lo estaban cachondeando. Pero se aguantó.

Mónica guardó la compostura diciendo: Ok, let me see, let me see… mientras encajaba la yema de su dedo en la dura superficie de la nalga izquierda. Carlónimo volvió a mirarla de reojo. Por fin la joven encontró un sitio posible, lo limpió y, mientras el paciente se estiraba, la chica lo hizo que se doblara de nuevo pues de un golpe le clavó completita la aguja hasta el tope.

En medio de quejas, golpes y pataleos, Carlónimo terminó de recibir la sustancia y cuando le sacaron la aguja se quedó tendido resoplando y quejándose, hasta que Mónica se le acercó, le dio un tierno besito en el cachete pinchado y le dijo: Darling, the pain is over, just relax and enjoy my kiss!

Esa noche salieron a pasear juntos por primera vez.

Simón -

Queridos: Bien! esto está buenísimo! cada vez somos más y eso le pone mucha sal al asunto.
En la oficina tengo bastante ajetreo pero aún así sigo dando forma a la propuesta de Antónimo de que me encuentre con Eulogia.

Karol, como vos, espero ansioso el relato de Carlónimo sobre tus pinchazos y los de Roberto, cuya reacción a los mismos aún no conocemos.

Lina, coincido con el pedido de Marcia de contarnos algo más de tus inyecciones. Y no te olvides de decir cómo va tu recuperación; ya somos dos los que te recomendamos reposo.

Carlónimo, gracias por tu apreciación respecto del relato. Claro que lo disfruté; sin duda, lo mejor fue recuperar a Silvia y que ella misma propusiera planes de futuro. Este fin de semana comenzaremos a embalar las cosas de nuestros respectivos departamentos. Creemos que se venderán rápido porque son bonitos y están bien ubicados. Si nos queda algo de tiempo comenzaremos a buscar "nuestra casa", para construir "nuestro hogar".

Marcia, ¡bienvenida al blog! Por favor, seguí contándonos tus historias con las inyecciones; si te gustan tanto, seguramente tendrás muchas en tu haber.

Marcia -

Lina me encanto el relato que escribieron de tu situacion, peroo me encantaria que describas como fue realmente, tu visitta al dr.?que medicamento es el que te colocas?(detalle que me gusta mucho saber).cuantas inyecciones son? 1 por dia? si es una gripe fuerte es verdad no deberias trabajar porque el salir al frio hace que no te recuperes nunca y deban seguir pinchandote esa firme cola, (cosa que me gustaria ver cuando lo hace tu amiga July) para despues si me permites acariciarte esas doloridas nalgas...
Los supositorios tambien son 1 por dia? Aveces son muy buenos para la fiebre y es necesario uno al despertar y otro al acostarte.Lo se por experiencia ya que sufri un tratamiento de 12 supositorios debido a una angina feroz que sufri el anterior invierno, recuerdo que yo intente los 1ªdias ir ala oficina y cumplir el tratamiento alli, iba al baño y me introducia el supositorio el cual me producia dolor, molestia y excitacion y al volver a mi puesto saber quelo tenia metido dentro y entablar charlas con mis compañeros me excitaba mucho.Por la noche si ahi me ayudaba mi pareja de entonces, ella(si soy gay) me lo introducia mas tiernamente, esto no continuo mucho porque la angina empeoro y tuve que permanecer en cama 1 semana,agregandole al tratamiento 3 pinchasos de amoxidal1000mg inyectable que me receto el dr.1 por dia ufff! si que eran dolorosas, el liquido era espeso, aunque la sra. que venia por la mañana a aplicarmelas tenia una muy buena mano me hacia ver las estrellas, luego que se iba yo quedaba tumbada en la cama con dolor y placer mientras yo misma me masajeaba la nalga pinchada...y si a veces esas caricias seguin hacia mi vagina y me masturbaba.Ala 3ª inyeccion ya estaba casi recuperada y como era sabado estaba mi ex en el momento que vino la enfermera, ella resulto ser impresionable a los pinchazos y yo le pedi que se quedara a mi lado, ella accedio y realmente disfrute ese utimo pinchazo, entre el dolor y ardor de ese liquido entrando en mi nalga izquierda y sentirla aella cerca acariciardome el cabello mientras yo me quejaba,ufff!! es obvio q cuando la enfermera se retiro yo le pedi que me acariciara las nalgas doloridas cosa que ella hizo con muchas ganas y alli terminamos teniendo un muy buen sexo,besandonos, acariciandonos ls vaginas y demas que lo dejo para sus fantasias.
Por eso Lina te digo que te cuides no vaya a ser que tengas q intensificar el tratamiento y seguir sufriendo en esa linda cola.
Debo decir que lo que mas me gusta es recibirlas y ver como se las aplicana otros y obvio charlar sobre el tema. Para ustedes cual es el inyectable mas doloroso?
gracias,los leo siempre.
mercia

Carlónimo -

Qué gusto me da haber podido revivir el blog, con la iniciativa y el apoyo de Simón y de Antónimo, desde luego.

Lina, me da gusto haber acertado en algunas cosas pero te aclaro que no utilizo ningún método de adivinación sino tan sólo mi propia percepción. A tu pregunta si he estado en Washington te contesto afirmativo, ya que viví más de dos años en esa ciudad mientras realizaba un MBA en la American University. Viví en la esquina de Nebraska y Connecticut (NW) en un departamento muy agradable, cerca del Zoo ¡Cuántos recuerdos! Tú escribes espléndidamente, cuéntanos algo.

Karol, qué gusto tenerte aquí de nuevo, muy participativa y entusiasta. Ojalá que mantengas la comunicación y no te ausentes por períodos largos, pues te extrañamos mucho. Que se hable de esas sensuales bachitas que tanto te agracian y a nosotros nos excitan. Ahora con tus nuevas inyecciones te vas a conservar muy guapa y tendremos material para comentar. Te prometo escribir algo.

Simón, excelente tu relato. La sensualidad de Silvia no tiene límites, eso de colocarse la bola china en forma permanente ¡qué puntada! Explica su gran excitación. Después de padecer un rato la disfrutaste ¡Enhorabuena!

karol -

Hola Carlonimo, quiero contarles que esta semana he empezado un tratamiento de 12 inyecciones interdiarias, no es que este enferma lo que pasa es que en año nuevo me visito mi suegra que vive en Caracas (Venezuela) y es Esteticista, y nos aconsejo aplicarlos un tratamiento llamado BIOQUEL AL 2%, Solución Inyectable, (es un regenerador de celulas y te ayuda para la piel, retiene el envejecimiento etc. si quieren consulta el producto por internet no se si en sus paises la vendan, acá en Colombia no, pero las consigi en Venezuela. Lo cierto del caso es que empezamos el Tratamiento Roberto y Yo, la inyección se tiene que aplicar Profunda y lenta, y como ninguno de los dos sabemos inyectar, recurrimos a una Drogueria y la dueña Doña Martha ella misma es la que inyecta, El tratamiento lo empezamos el domingo, y esta mañana nos aplicamos la segunda , a lo que quiero llegar es que tanto Roberto y Yo hemos estado muy excitado con esto de las inyecciones, y doña Martha es muy delicada para inyectarnos, la verdad siempre que me ha tocado inyectarme solo me descubren un poquito la panty donde me van a inyectar, pero con doña Martha ha sido diferente, ella me baja la panti hasta la mitad del gluteo y me resulta muy excitante, primero me la colocan a mi, luego a Roberto, no se como será el comportamiento con él, pues la sala donde inyectan es muy pequeña y solo entra de a una persona. Lo cierto es que desde el domingo para acá hemos estado muy excitados y cariñosos y hemos hecho el amor de maravilla. Me gustaria leer un relato tuyo con lo que me esta pasando. Chao un Beso.

Lina -

Querido Simón, no tengo por qué ofenderme. Sí, estoy “espléndida” y poseo “todo lo que una mujer tiene que tener”. Si los invité a que me vieran en intimidad no fue para enseñarles puras miserias. Me alienta que hayas disfrutado mi doliente experiencia que Carlónimo muy acertadamente relató. También me gusta tu última narración, es sugerente ver que Silvia y tú están de acuerdo, disfrutan juntos y tienen planes para el futuro. Cheers!

KAROL -

Carlonimo me da mucho gusto poder entrar en contacto nuevamente con ustedes y creeme que este año la vamos a pasar muy bien. Me parecio estupendo el relato que me hiciste de las inyecciones en navidad y tengo otro relato que contarte que lo estoy viviendo en este momento. Espere pronto mi nuevo relato. Gracias y abrazo y un beso a todos y vienvenidos a este 2.010.

Simón -

Lina, volví a leer el relato que Carlónimo hizo de tu situación. ¿Me permitís una sugerencia? las gripes como la que tenés requieren reposo y por lo que leí, seguís yendo a trabajar con ese inclemente clima. Tendrías que tomarte al menos 2 o 3 días; si bien no va a evitar que tengas que poner la cola para las inyecciones restantes, sí va a conseguir que te recuperes totalmente y vuelvas al trabajo con renovadas fuerzas.
¡Cuidate mucho!

Simón -

Querida Lina: Que buena historia te tenía reservado Carlónimo!. Y, además, no demoró en ebsoluto. Sólo nos queda que nos cuentes alguna historia vos misma.
Por favor, dejanos saber el avance de tu estado de salud.

Querido Carlónimo: a riesgo de repetirme hasta el infinito, te digo que agradezco siempre tu palabra amable y alentadora.
La historia de nuestra muchacha del blog es espléndida... igual que ella, según la describís tiene todo lo que una mujer tiene que tener.
No se confundan, me refería al temperamento!
No! No! Lina, no te ofendas! Era chiste. En el relato se te ve bella y sugerente. Perdón por la indiscreción, ¿hay en tu vida un hombre capaz de agasajar tu belleza? Mejor aún, ¿alguno capaz de compartir tus nalgas con la hipodérmica?

Bien, querida gente, les escribo el relato de lo sucedido con Silvia después de tanto regalo, tanto mimo y tanta paciencia.

Entendiendo que el proceso que llevaba Silvia tendría su tiempo natural de evolución, aún me costaba resignarme a esperar solamente.
Pensé que debía cambiar el curso de mis intervenciones y fue así como una mañana, mientras iba al trabajo, tuve un rapto de coraje y entré a un sexshop. Corriendo el riesgo de echar todo a perder definitivamente, seleccioné una hermosa cajita de terciopelo bordó con un pequeño almohadón de seda en su interior sobre el que reposaba una metálica y reluciente bola china.
Fue discretamente envuelta por la empleada y la guardé en el portafolio, aún pensando si debía enviársela. Mi más profundo deseo era que por la noche pudiéramos conversar un poco a partir de ella y tal vez llegar a algo más, si lograba motivar a Silvia.
Cuando llegué a la oficina llamé a un servicio de mensajería y le envié el regalito a Silvia. Una hora después sonó mi celular indicando que me había llegado un mensaje de texto. Era de Silvia.
“YA ESTÁ”
“QUÉ ES LO QUE ESTÁ?” le respondí sin saber a qué se refería.
“LA BOLA. LA TENGO PUESTA”
Casi me infarto. Cuando se la mandé nunca pensé que fuera a ponérsela estando en la oficina.
Al no recibir respuesta inmediata, volvió a escribir “TE ESPERO EN CASA A LA NOCHE”
Sólo pude contestar “OK”. Estaba mudo. Algo se había modificado, las barreras de Silvia parecían haber caído.
Estuve todo el día en el aire, imaginando mil escenas nocturnas.
Casi una hora antes de salir del trabajo recibí otro mensaje “LA BOLA ME TIENE RECALIENTE”
Salí eyectado de la oficina rumbo a casa. Cuando llegué la encontré desnuda en el dormitorio. Al verme entrar, agitado y sudoroso, se paró y puso un pie sobre la cama de manera que yo pudiera ver entre sus piernas el hilo que salía de su vagina. Pasé mi mano por su pubis y le di dos o tres tironcitos suaves de manera que la bola me moviera en su interior. Ella sonrió pícaramente y yo volví a reconocer a mi Silvia en ese gesto.
Me abrazó y me arrastró hacia la cama de manera que quedamos acostados abrazados.
“Simón. ¿Te agradecí todas las atenciones que me estuviste dando este tiempo?”
“Mmmm”
“Creo que no. ¿Me dejás que te premie cada regalo con un pinchacito en la cola?”
“Si tenés ganas…” Yo me moría de ganas: luego de los pinchazos nopodría resistirse. Pero lejos estaba de imaginar lo que ella había planeado.
Empezó a sacarme la ropa y me condujo a quedar acostado boca abajo, desnudo.
Me dijo “Vos relajate y preparate para gozar” mientras escuchaba que manipulaba jeringas y ampollas.
Mientras me pasaba el algodón con alcohol por la nalga derecha dijo “Esta es por la caja de bombones. Fue un detalle dulce. Es solución inyectable, no te va a doler nada, así que relajate bien” Tras lo que sentí como enterraba la aguja en mi carne con un movimiento certero. Apretó el émbolo rápidamente, pero ni aún así me produjo dolor. Sacó la aguja y me besó el cachete.
Tomó otra jeringa y al tiempo que me limpiaba el otro glúteo decía “Vamos con la segunda. Esta es por las flores. Te adoro por eso” Y fue la inyección.
“La tercera es por la música. Me encantó que te tomaras el tiempo de seleccionar canciones especialmente para mí. Esta es especial…”
Me di vuelta un poco y la miré sobre el hombro. “¿Qué me vas a poner, Silvia?”
“Una mezcla especial de hierro y vitamina c”
“Ay! No! Silvia, eso duele…”
“Lo seleccioné para vos con mucho cuidado. ¿Me vas a decir que no?” haciendo pucheros.
Volví a mi posición, enterrando la cara entre las manos. Me resigné porque el cambio de Silvia no admitía remilgos.
“Dale. Pero ¿me podrías ayudar un poquito a relajarme?”
“Pero, ¡cómo no!” y pasó su mano entre mis piernas alcanzando mis testículos. Comenzó a acariciármelos y en el momento en que suspiré me clavó la aguja.
“Flojito… este culito requiere cada tanto de un buen tratamiento…” y empezó a hacer entrar el maldito menjunje.
Soporté lo que pude pero sentía que me estaba metiendo vidrio molido en llamas. Sin armar escándalo dije “Silvia, me duele…”
“Ya falta poquito. Concentrate en esto” y me dio un apretón en las pelotas que rápidamente cambió mi foco de atención, mientras seguía forzando el medicamento.
“No se suponía que esto iba a ser un premio?” le dije apretando los dientes.
“El conjunto te va a gustar. Te lo prometo. Y vos sabés que yo no prometo en vano”
Por fortuna finalizó la tortura de mi pobre nalga y me dijo “Antes de darte el premio por regalarme la bola, necesito que me la saques”
Me senté (con cuidado porque el culo me dolía de verdad) en la cama con las piernas separadas. Ella se sentó entre mis piernas, apoyándose en mi pecho. Pensé que era una posición interesante porque había visto en un documental que es la que se recomienda para un parto natural. Pasé mis manos por delante de ella. Con una mano amasaba con gentileza sus pechos y con la otra comencé a tirar del hilo de la bola. Cuando salió, Silvia arqueó la espalda y gimió de placer.
Se levantó rápidamente y me instó a colocarme nuevamente boca abajo.
Sentí como abría mis nalgas con los dedos y la escuché decir “te la dejé bien lubricadita”
Ahí sí me saltó la térmica e interponiendo las manos grité “¡Ni sueñes con ponérmela!”
“Simón, Simón… Yo nunca me había puesto una y me encantó. Dejame probar”
“pero la elasticidad de tu vagina no es igual a la de mi culo…”
“Vos dejame hacer”
E hizo. No pude sostener el no. Sin arrebatos, con mucha calma, mucha paciencia, mucha delicadeza y mucho lubricante logró que mi esfínter engullera la bola. Apretándome los cachetes para incrementar la sensación de plenitud de mi recto dijo triunfal “¡Listo!”
Me fue besando lentamente la cola, la espalda, llegó a la nuca, metió sus dedos en mi cabello. Me relajé completamente. Ella se acostó a mi lado mientras me acariciaba la espalda y al rato dijo “Te quiero proponer algo”
“¿Es muy larga la propuesta?”
“EH?!” exclamó sorprendida por mi pregunta.
“Te recuerdo que tengo una bola metida en el culo”
“Ay! Perdón, me olvidé. Te la saco” Comenzó a tirar del hilo y por un momento creí que no lograríamos sacar la bola. Finalmente salió con un PLOP! que nos causó mucha gracia a ambos.
“Escucho propuestas”
Lo que me propuso me sorprendió gratamente porque implicaba un avance enorme para una Silvia temerosa de encarar un futuro juntos. Me propuso vender su departamento y el mío y comprar una casa “nuestra”.
“Eso, ¿antes o después de casarnos?” le pregunté muy serio.
“Es lo mismo, Simón!”
“No. No es lo mismo. Porque salir a buscar la casa ideal de la mano de una arquitecta (no recuerdo si alguna vez les había dicho que Silvia es arquitecta) puede llevar años” descubriendo, finalmente, la broma que le estaba haciendo.
Puso los brazos en jarra y fingió cara de ofendida. “Eso te va a salir muy caro”
“A ver si puedo pagar la deuda con esto…” y le introduje lentamente el pito hasta el fondo. Ella me tomó con ambas manos las nalgas y yo grité cuando oprimió sobre el lugar donde me había puesto la inyección dolorosa.
“Ay! Perdón! ¿la colita te duele?” preguntó en tono burlón.
En respuesta comencé a pulsar dentro de ella y en un par de minutos llegamos juntos a un bello orgasmo tras el que permanecimos abrazados en silencio.
Al rato, atenazado por la curiosidad, le pregunté qué había ayudado a su cambio de estado de ánimo.
“Estoy yendo a ver a un psicólogo bárbaro que me recomendó una compañera de oficina”.
Con mi orgullo de macho creativo por el suelo tardé sólo un segundo en decidir que lo único que podía hacer al respecto era aprovechar los beneficios de que un tipo que cobra por escuchar nuestras intimidades me haya devuelto a mi mujer. Dormimos plácidamente hasta el día siguiente.

Lina -

Carlónimo ¡gracias! No se cómo decirte pero tienes una facilidad para escribir acerca de cualquier cosa que, a mí que vivo del lenguaje, me dejas atónita. Por momentos sentí como si me conocieras ¿Sabes que Wisconsin Avenue es la ruta para mi trabajo, has estado en Washington? La cochera…el ascensor… Mi amiga, que es efectivamente americana y guapa, de nombre July, muy cariñosa… Carlónimo, tú tienes algo de clarividente. Sublimaste también lo que he vivido ¡esa escena final en que grito de desesperación, así es, así me comporto cuando me inyectan y sí digo palabrotas en Español! You really turns me on!!!

Carlónimo -

Simón, tú eres una persona poco afecta a la broma, pero agradable, comprensivo y muy buen amigo. Hasta ahora no te has ofendido al grado de retirarte, y creo que por pesadas que pudieran ser nuestras bromas no te hemos dado motivo para ello. Así como eres te queremos y te respetamos. Lina, por favor no te sientas rechazada, por el contrario, te damos una cordial bienvenida. Espero que te guste el siguiente relato.

El sufrimiento de Lina

Eran las 6 de la tarde, manejaba mi coche hacia el departamento y me sentía muy cansada. Había pasado la mañana atendiendo diversos asuntos en la oficina, después tuve que almorzar con un cliente, y más tarde me reuní con representantes de diversas empresas textiles, con vistas a la preparación de su próximo Congreso Anual ¡No se ponen de acuerdo! A estas alturas ya deberían tener muy claro lo que quieren y permitirnos redactar y traducir los textos ¡Pero lo peor es que la gripa no me deja!

Al tomar Wisconsin avenue la nieve arreció, los señalamientos luminosos empezaron a parpadear solicitando manejar con mucha precaución. Bajé la velocidad, me orillé y entré a la Drugstore donde adquirí una nueva dotación de ampolletas con sus respectivas jeringas, y supositorios para bajar la fiebre. Con los oídos tapados, la garganta irritada y una sensación de malestar total, entré a la cochera de mi edificio, bajé, tomé el ascensor y llegué finalmente al departamento donde prendí el aire acondicionado, así que ya pude quitarme el abrigo, los dos sweater y el resto del invernal atuendo, para enfundarme en ropa de cama. Parada frente al espejo me percaté que tenía un inequívoco semblante de tristeza que me hizo comprobar por qué todas las personas con las que me había reunido durante el día advirtieron de inmediato mi enfermedad. Hasta los pezones, que debido a mi fogoso temperamento se mantienen siempre erguidos, estaban un poco apagados. Les di el clásico pellizquito con lo cual reaccionaron de inmediato.

Me contemplé de cuerpo entero en el espejo, traté de sonreír y la imagen cambió favorablemente. Entré a la ducha y después de un reconfortante contacto con el vapor y con el agua calientita, mi cuerpo se reanimó bastante: el busto, de proporciones medianas, se tornó muy firme y las piernas exhibieron su habitual atractivo. De espalda al espejo contemplé mis nalgas que son uno de los más notorios atributos con que cuento. Su amplitud, redondez y firmeza me reportan frecuentes miradas indiscretas y hasta piropos. Pero ahora ¡qué lamentable! cada uno de mis cachetes ostentaba varias marcas de los piquetes que me han dado y que me han hecho padecer terriblemente. Estremeciéndome tan sólo de recordar los desgarradores pinchazos recibidos, caí en la cuenta de que ya era la hora en que llegaría Sandy, mi buena amiga, para continuar aplicándome el tratamiento. Terminé de vestirme y fui a la cocina para poner el café que degustaríamos más tarde.

A poco sonó el timbre: Hi Lina! How do you feel today? Oh! not too bad, but nervous as usual. come in please! Sandy es una chica americana rubia muy guapa, vecina mía, y tiene una gran paciencia para inyectarme porque me pongo muy nerviosa. Pasamos a la recámara, le entregué lo necesario, alcé mi camisón, bajé la panty, me acosté y me sentí nuevamente en el umbral del espantoso dolor. Sandy es muy cariñosa y como siempre lo hace, antes de aplicarme la inyección me regaló una frase cálida, refiriéndose esta vez a lo estéticas que le parecen mis nalgas. Cuando me pongo bikini siempre me dice que me veo bellísima. La verdad es que ella tiene un cuerpo sensacional que no le pide nada al mío, pero es así, muy atenta y afectiva conmigo.

Cuando vi que tenía lista la jeringa cerré los ojos y me concentré en una sola idea: ¡No duele, no duele, no duele! pero al sentir sus dedos hurgando mi lastimado glúteo izquierdo, apreté las nalgas y lancé un súbito alarido: ¡Oh no, Sandy, please, it hurts, oh no, it hurts so much! Entonces se dirigió a mi cachete derecho, lo tocó y mi reacción fue aún peor: ¡Oh my God, Sandy, don’t touch that, it,s extremely painful! Así que, ni de un lado ni del otro, Sandy se quedó perpleja mirándome y con toda cortesía me preguntó: Then Lina, what’s to be done? Se quedó pensando un instante, me indicó: wait just a minute please! y fue a su departamento del que regresó con un anestésico en aerosol y una pomada. Me bajó completa la panty colocándomela a la altura de las rodillas, me levantó el faldón de la bata hasta la espalda y me roció ambos cachetes con el spray. Luego se sentó a mi lado esperando a que hiciera efecto. Sandy es mi amiga de confianza pero al sentir que me observaba completas las nalgas experimenté una gran pena. Por más que lo intentaba no podía ocultarle mis entradas vaginal y rectal. La singular escena me hacía sentir sexualmente entregada y la situación empeoró cuando mi amiga empezó a untarme la pomada con movimientos muy suaves y cariñosos, que me inquietaban. Las nalgas me temblaban de nervios, de dolor y de excitación, así que al preguntarme: How do you feel now? Le contesté: Fine Sandy! I’m ready.

Entonces volvió a hurgar mi cachete izquierdo y sentí bastante dolor pero decidí aguantar. La nalga retrocedía aterrorizada. Cerré los ojos, apreté los puños y las mandíbulas, lo cual evitó que gritara al sentir el terrible piquete justo en medio de los que antes había recibido, Pero no pude dejar de producir un súbito resoplido mientras veía una luz blanca muy intensa, como un rayo que poblaba mi espacio visual a pesar de tener los ojos bien cerrados. Las lágrimas me brotaron en chisguete. Al sentir el líquido grité sin ningún control ni escrúpulos: Oh, what a bith! Para no ser descortés utilicé mi florido Castellano ¡hija de puta, me lastimas, no seas cabrona, me estás madreando el culo, puta madre…pendeja! Finaly, she pulled me the needle from the buttock… y yo dejé de decir peladeces, respiré un poco más tranquila, pero sintiendo que mi pobrecita nalga se contorsionaba del agudo dolor que la aquejaba.

Me quedé muy quieta esperando a que el dolor pasara. Con las nalgas desnudas, descaradamente ofrecidas, el dedo central de mi amiga sumido en mi indefenso y delirante orificio anal empujando un enorme supositorio que es parte del singular tratamiento, pensé en la posibilidad de compartir con ustedes mi terrible sufrimiento, para hacerlo más llevadero ¡Espero que me comprendan!

Simón -

Querida Lina:
Pobrecita! Así que aún no estás del todo recuperada? Y tantas inyecciones! No quiero imaginar lo dolorida que debés estar. Tené paciencia, ya va a pasar.
Aquí estoy yo, recién llegado de las vacaciones y preparándome para ir a trabajar mañana. Veré qué me espera en la oficina luego de tres semanas de ausencia. Si las cosas no están demasiado complicadas veré de sentarme un rato a escribir el relato de lo que siguió con Silvia.
Por lo pronto te agradezco la aclaración respecto de mi seriedad, aunque creo que fue más para que no me sienta mal que otra cosa. Reconozco mi poco sentido del humor pero tampoco soy tan proclive al enfado como parezco, aunque no dejo de reconocer que es verdad que lo parezco y eso a veces hace que la gente no se sienta del todo cómoda conmigo. Es algo con lo que cargo desde mi adolescencia y más o menos he aprendido a sobrellevarlo, aunque a veces se me hace duro no caer demasiado simpático.
En otro orden de cosas, no creo que seas inoportuna solicitándole a Carlónimo que te escriba algo, sólo dale tiempo ya que tu entrada al blog fue en una época que ahora quizá se le haga difícil recordar. De todas formas, creo que todos nos alegramos de tu presencia y tu participación. Lentamente te irás incorporando y todos sentiremos que nos conocemos desde siempre.
Por favor, haceme saber cómo sigue tu salud.

Muchachos: no importa si parece que estoy enojado o distante o lo que sea; recuerden que los quiero mucho y su amistad es ya una parte ineludible de mi vida.

Lina -

Querido Simón, olvidé decir respecto de tu "seriedad" que no tomes mi opinión tan a fondo. Sí, me parece que Carlónimo y sobre todo Antónimo son más dados a hablar en broma y que les gusta modificar escenarios, jugar con las circunstancias y hasta meter puyas, cosa que parece sorprenderte y hasta causarte alguna molestia algunas veces pero creo que también los entiendes y tienes tu buen sentido del humor. See you later!!

Lina -

Gracias Simón por tus comentarios. Estoy sufriendo una de esas gripas que se eferran y son difíciles de combatir. Después de 6 inyecciones apenas empiezo a sentir mejoría. No inquietes a Carlónimo, entiendo sus sentimientos, por el momento me conformo con que acepte escribir algo acerca de mí. Me gustaría o tú crees que soy demasiado inoportuna, sobre todo por lo que él dijo, que me ve como "hermanita de Anna"? Yo no deseo faltar al respeto a nadie, en verdad sólo quiero participar como muchas personas lo han hecho. Espero que me ayudes a ubicarme y a no conducirme con imprudencia. Gracias de antemano por tu apoyo Simón. Cheers!!

Simón -

Querida Lina: Debo disculparme por mi falta de caballerosidad y mi egocentrismo de anoche. Olvidé preguntarte si las dolorosas inyecciones que debiste ponerte al menos te han hecho sentir mejor. Ojalá Carlónimo hubiera podido ponértelas; sabemos de sus dotes al respecto.
En fin, te deseo el más pronto alivio.
Por lo pronto, nosotros estamos viajando hacia Buenos Aires hoy para reincorporarnos al trabajo el lunes.
Conversaremos entonces.

Simón -

Querida Lina: te agradezco la lectura que hiciste de mi relación con Silvia. Nunca lo había visto así y quizá sea lo que necesito comprender para sobrellevar las tormentas más solventemente.
Lo que también me deja pensando es eso de que soy serio. No llego a comprender los alcances del adjetivo. No me malentiendas; no me ofende que lo digas ni nada de eso. Más bien me hace reflexionar porque si lo que vos entendés es lo que a mi se me representa, no son características de personalidad que desearía tener.
Quizá sea la forma en que digo las cosas, pero tampoco creo que lo que dijo Antónimo haya sido ex profeso para molestarme.
Vuelvo a elogiarte la agudeza de tu comentario porque, aunque me disguste reconocerlo, no sos la primera persona que me lo dice.
En todo caso, gracias a todos por tolerar mi "seriedad" y brindarme su amistad incondicional.

Lina -

Simón, yo creo que Silvia nunca va a cambiar, ella es muy inquieta, por eso a veces la sientes nerviosa. Sigue dándole espacios y no te preocupes porque ella indudablemente te ama. Disfruta sus momentos de euforia y sobrelleva los de agitación.

Antónimo, tú también eres muy imaginativo y tienes un estilo muy característico. Me encantan tus comentarios y tus historias, pero no hagas enojar a Simón pues él es muy serio y a veces piensa que quieres molestarlo, aunque el revuelo que creas es sólo para disfrutar.

Carlónimo, sabía que tu respuesta sería así. Es natural que por el momento no me puedas separar de tus experiencias con Anna. No importa, ya será. ¿Sabes? el invierno en Washington ha estado muy frío, fíjate que la semana pasada caí enfermita de gripa y una amiga me ha estado inyectando cada noche aquí en mi departamento. Me ha puesto cinco hasta ahora y me dolieron mucho sobre todo las dos últimas. Estuve recordando el blog, sobre todo tus relatos. Mientras estoy acostada con la panty abajo, al sentir los fuertes piquetes y la horrible entrada del líquido en mis nalgas, viendo la nieve a través de la ventana, imagino que estoy representando una de tus sensuales historias y me excito mucho. Te recuerdo Carlónimo. Cheers!

ramiro -

busco una mujer real que desee ser mi enfermera particular de una noche y me inyecte y me haga lo que sepa hacer, riflomag23@live.com.mx

Simón -

Ay! Antónimo, Antónimo! Cuándo será el día que aparezcas por aquí y no sea con intención de armar revuelo?
Vayamos por partes.
No tengo ningún problema de encontarme con Eulogia; de hecho, a partir de tu sugerencia, tuve una idea que aún no se bien como implementar, pero ya se me va a ocurrir.
De todos modos, mucho acicatearme a mí con que le preste el culo a Eulogia, pero todavía no supimos de nunca de pinchazos en el tuyo. No quiero pensar que seas miedoso y no te dejes.
Lo de Carlónimo se entendía por la desagradable experiencia que había tenido y aún así se dejó pinchar por mí en mi viaje a México. Sigo esperando por tu colita y estoy seguro de somos muchos más. ¿Sabrá alguna historia tuya tu hermano?
Respecto de lo segundo: qué cosa de las que dije ayer te dieron a pensar que Silvia está harta de la convivencia? Llevamos a penas un año, no es tanto! Por otra parte, somos una pareja bien del segundo tipo que comentás. Yo les cuento nuestros momentos juntos porque creo que son los que interesan en este espacio; sin embargo, no somos siameses. Cada uno tiene sus espacios de amigos, de deporte, y de lo que se nos ocurra. Una única vez tuvimos una experiencia con otras personas y no nos resultó satisfactoria.
Por el momento, no necesito ninguna otra dama...

Antónimo -

¡Hola chavos! ¿Ya están discurriendo acerca de las nalgas? Por cierto, Simón, acabo de encontrarme a Eulogia que te anda buscando con su cajita de jeringas y agujas, dice que ahora te toca a ti ¡quiere inyectarte! No creo que te niegues a darle ese gustazo a tan singular dama que te va a llevar a niveles de placer excelsos. Nada más imagínate muy bien acomodadito sobre la cama con el culete expuesto y a punto de recibir la embestida del terrorífico arpón cargado con 20,000,000 de unidades de penicilina ¡Aaahh, sublime! No te hagas, tienes ganas de que ella te pinche la cola ¡¡¡Nos cuentas!!!

En el periódico del miércoles hay un editorial supuestamente “Exclusivo para hombres” titulado “Maduras o inmaduras” y en él se afirma: “Muchos de ustedes, chicos, prefieren a las mujeres más jóvenes y de menor edad; otros muestran su predilección por féminas de edad a la par o hasta mayores que ustedes. Si bien lo anterior es cuestión de gustos, existe un factor definitivo que poco tiene que ver con la edad fisiológica de una mujer, y esa es su edad mental o madurez (…) que les permita llevar una relación sana y duradera con su pareja”

O sea que, según el escrito, la madurez mental permite a las damas sobrellevar las broncas y manejar muy bien a su pareja, de tal suerte que su relación perdure el tiempo que ellas quieran. Y ejemplifica refiriéndose a la dama que atosiga permanentemente a su compañero para que desayune, coma, cene, juegue, platique, “afloje” y esté exclusivamente con ella, hasta que le hace gritar: ¡ya no aguanto a esa pinche vieja! Comparando ese escenario con el de la astuta dama que concede a su hombre un espacio propio y exclusivo para que lo ocupe con sus amigos, haciéndole exclamar ¡ya quiero irme para estar con mi mujercita en la cama!

¿Cómo ven, será cierto? Y, viendo el asunto en perspectiva inversa, esto te viene como anillo al dedo, Simón, por lo que ayer comentabas de que tras una convivencia prolongada, Silvia parecía estar ya “hasta la madre”. Y tal vez ¡ojo Carlónimo! eso fue lo que le sucedió a Anna, te la acabaste con excesivos besos y arrumacos. Así que ¡abusados chavos! pónganse aguila y pónganse las pilas para diversificar y hacer sus busquitas con otras damas. Luego vengo y seguimos platicando.

Simón -

Querido Carlónimo: Silvia me acaba de llamar para decirme que se queda a comer con su compañer, así que pude volver a conectarme y me encontré con la grata sorpresa de que me habías dejado un mensaje. Siempre con la palabra justa; siempre tan alentador. Te agradezco las sugerencias y te cuento que más o menos es lo que estuve haciendo. Me alegro de que me hagas darme cuenta de que estoy haciendo las cosas más o menos bien, me ayuda mucho a seguir adelante con seguridad.
Jamás hice ninguna referencia a la paternidad; nunca haría algo tan agresivo sabiendo que es un tema que a ella la moviliza tanto. Según ella expresó lo que desató su desconsuelo fue verme actuar naturalmente con los chicos de Gastón y establecer comparaciones entre lo que ella cree que son mis capacidades de ser padre y las suyas de ser madre; se menosprecia al respecto y me resulta muy difícil señalarle que tiene muy buenos instintos sin que sienta que intento convencerla. De todos modos, no te voy a adelantar demasiado porque si no ya no tendría gracia el próximo relato, pero las cosas siguen una tendencia favorable. De ninguna manera quiero terminar con ella; muy por el contrario, sólo quiero fortalecer nuestro vínculo. Tampoco creo que lo quiera ella y es por eso que se angustió.
Te seguiré contando lo más rápido posible.

Carlónimo -

Estimado Simón, gracias por comunicarte. En primer lugar, Bariloche está definitivamente hermoso y ya veré la forma de escapar del trabajo para poder pasar ahí unos días. Llegado el momento seguro que te visitaré en Buenos Aires. Respecto de tu situación con Silvia, pues sí ya leí los antecedentes y creo que Antónimo tiene razón, se trata del miedo que ella siente de entrar prematuramente en responsabilidades que son muy serias. Lo que no entiendo es por qué continúa con esa fijación ¿Acaso le has seguido insinuando la paternidad? Si no es así, no te preocupes, son crisis por las que pasa cualquier pareja, pero cuando hay amor se superan. Hablen ¡hablen mucho! díganse claramente lo que no les gusta pero tengan al menos la atención de escuchar al otro antes de matarlo. Si lo que quieren es definitivamente terminar, por la razón que sea, igualmente, explíquenlo muy clarito y así…pues tan amigos. Eso es lo que te puedo recomendar pibe, con el poco crédito que me queda. Las canciones, muy buenas, no las conocía.

Lina, gracias por tener la confianza de acercarte. Te siento como si fueras una hermanita de Anna, con quien cuchicheabas de vez en cuando. Tu presencia me causa ternura. Dame tiempo para conocerte y madurar algo.

Simón -

Casi no puedo creerlo! Caminando por las calles de Villa La Angostura nos encontramos con una compañera de colegio de Silvia con quien no se veían hace casi 15 años. Vi ahí mi oportunidad de contar con un período algo más lago para sentarme a conversar con ustedes y promoví que fueran a tomar algo juntas para recordar viejos tiempos y ponerse al día sobre sus vidas.
"De verdad no te molesta, Simón, que te deje solo toda la tarde?"
"No, mi vida, andá tranquila que yo voy a aprovechar a dormir la siesta" JAJAJA

Así que, aquí estoy.
Lina, gracias por tus palabras. Mis intenciones son seguir relatando mi vida con Silvia y no tengo dudas de que Carlónimo sabrá como satisfacer tu deseo de protagonizar una linda historia plagada de inyecciones.
Carlónimo, excelente el relato de Ricardo y Eulogia. Finalmente, hemos podido comprobar las tendencias sádicas de nuestra querida Eulogia, aunque a Ricardo no parece haberle sido del todo desagradable. Ojalá pueda tomar coraje para volver a pedir los servicios de Eulogia y pueda relajarse para lograr disfrutar el premio de tenerla en la cama. No creo que a Eulogia le represente un problema aceptarlo como paciente frecuente ya que la carne tierna parece ser de su agrado. Veremos.
Por lo pronto, les cuento algo más de lo que sucedió con Silvia luego de aquella crisis. Entiendan que vengo con mucho atraso en los relatos pero intentaré ir poniéndome al día.

No sé, Carlónimo, si estás al tanto de los últimos acontecimientos que conté. Si querés el detalle podés ver el relato en la página vieja. Pero brevemente te cuento que Silvia entró en una crisis muy fuerte por el tema de los hijos. Le agarró por pensar que la voy a dejar porque no quiere tenerlos y yo sí y se deprimió mucho.
Al principio me sentí casi furioso porque hubiera siempre una cuestión por la que no poder disfrutar del bienestar que teníamos. Luego me calmé (con la invaluable contención de Antónimo) y comprendí que no la estaba pasando bien y necesitaba de mi amor y mis mimos para que pudiera superar el nubarrón. Debo decir que no fue fácil; estaba triste y desmotivada, ninguna de las cosas que solíamos disfrutar la hacía feliz y me empeñé en agasajarla para que pudiera convencerse de que la amo más allá de las circunstancias.
Así empecé una etapa de gran creatividad en lo que respecta a regalos. Un día le envié a la oficina una caja de bombones enorme; la tarjeta decía “el más rico sos vos”. ¿Cursi? Puede ser. Pero estaba desesperado.
Otro día le llevé un ramo gigante de rosas rojas. En otra oportunidad le grabé un Cd con muchas de las canciones de amor que compartimos en el blog y algunas otras. Por ejemplo:

http://www.youtube.com/watch?v=MGjt-EB3tmQ&feature=related

Quizás porque no soy un buen poeta
puedo pedirte que te quedes quieta
hasta que yo termine estas palabras.
Quizás porque no soy un gran artista
puedo decirte tu pintura está lista
y darte orgulloso este mamarracho.
Quizás porque no soy de la nobleza
puedo nombrarte mi reina y princesa
y darte coronas de papel de cigarillo.
Quizás porque soy un mal negociante
no pido nada a cambio
de darte
lo poco que tengo, mi vida y mis sueños.
Quizás porque no soy un buen soldado
dejo que ataques
de frente y costado
cuando discutimos de nuestros proyectos.
Quizás porque no soy nada de eso
es que estás aquí en mi lecho.

http://www.youtube.com/watch?v=Pm820ENUIrw&NR=1

Necesito alguien
que me parche un poco
y que limpie mi cabeza,
que cocine guisos de madre,
postres de abuela y torres de caramelo.

Que ponga tachuelas en mis zapatos
para que me acuerde que voy caminando
y que cuelgue mi mente de una soga
hasta que se seque de problemas
y me lleve...

Y que esté en mi cama
viernes y domingo
para estar en su alma todos los demás dias de mi vida.

Y que me quiera cuando estoy,
cuando me voy, cuando me fui
y que sepa servir el té, besarme después y echar a reir.

Y que conozca las palabras
que jamás le voy a decir
y que no le importe mi ropa
si total me voy a desvestir...
para amarla

Necesito alguien
que me parche un poco
y que limpie mi cabeza
que cocine guisos de madre,
postres de abuela y torres de caramelo.

Si conocen alguien así,
yo se los pido,
que me avisen porque es así totalmente
quien necesito.

http://www.youtube.com/watch?v=8GO6zfMlQmw&feature=related

Quiero ver, quiero entrar,
nena nadie te va a hacer mal,
excepto amarte.

Vas aqui, vas allá
pero nunca te encontrarás
al escaparte.

No hay fuerza alrededor,
no hay pociones para el amor
¿Dónde estás?
¿Dónde voy?

Porque estamos en la calle de la sensación
muy lejos del sol que quema de amor.

Te doy pan, quieres sal
nena nunca te voy a dar
lo que me pides.

Te doy Dios, quieres más
es que nunca comprenderás
a un pobre pibe.

Esas motos que van a mil
sólo el viento te harán sentir
nada más, nada más.

Si pudieras olvidar tu mente
frente a mi, sé que tu corazón diría que sí.

Todos himnos del rock argentino de los ´70 y´80…
Logré cada tanto sacarle una sonrisa y no mucho más. Aceptaba mis mimos y caricias pero era como si no fuera ella.
Pasamos así casi 20 días. Imaginen mi situación. Un estrés emocional increíble y una tensión sexual insostenible. Dos o tres veces tuve que recurrir a terminar manualmente, en la privacidad del baño, lo que la excitación había iniciado. Con la fogosidad de Silvia, no lo hacía desde hacía meses; y francamente, me sentí pésimo.
Eso estuvo templando mi espíritu todo este tiempo. He desarrollado la paciencia de manera increíble. Finalmente, se me cruzó otra idea. Tardé varios días en tomar coraje, pero lo hice. Luego les cuento.

Lina -

Carlónimo, no he hablado contigo antes, siempre que me comuniqué me dirigí a Anna, porque era tu novia y llevaban una relación tan bonita y envidiable que me parecía una falta de respeto pasarla a ella por alto. Pero después de lo que pasó me animo a buscarte y a decirte que no me pierdo tus relatos, que los conozco muy bien y me impacta sobre todo tu creatividad y tu buen uso del lenguaje. Me gustaría muchísimo que escribieras algo acerca de mí. Soy de origen mexicano, de Guadalajara, pero tengo ya algunos años de vivir en Washington DC donde trabajo de traductora. Soy alta, delgada, tez blanca, ojos verdes y cabello oscuro. Además ¡¡¡Me excitan mucho las inyecciones!!! Tú eres para mi un hombre muy romántico y encantador. Espero que quieras satisfacerme. Cheers darling!

Simón, te felicito por tener una novia tan bella y sensual como Silvia. También disfruto mucho tus relatos, espero que estés gozando Bariloche, un sitio precioso. Luego nos cuentas.

Carlónimo -

La cita de Ricardo

Fue larga la espera, Eulogia no contestaba y yo me sentía muy inquieto por conocer a tan erótica dama. Finalmente respondió diciendo que le encantaría recibirme y, desde luego, inyectarme. Me dio su domicilio situado en el tradicional barrio de Tacuba de la Ciudad de México, y acordamos reunirnos el viernes a las 5 de la tarde. Era una tarde soleada, salí de la estación “Cuitlahuac” del Metro y seguí la ruta que Eulogia me había descrito, hasta que identifiqué la bella fachada. Es una casa antigua color cantera construida a fines del siglo XIX de estilo colonial español. Me acerqué al imponente portón y toqué el timbre un par de veces sin que me abrieran. De pronto oí una voz y miré arriba observando a una dama de aspecto distinguido que preguntó: ¿diga usted? Soy Ricardo, le contesté. Ella repuso: un momento y cerró con cuidado la ventana. Un minuto después oí que corrieron el picaporte y se abrió la pesada puerta invitándome a pasar.

Me encontré en un cubo de acceso con piso de loseta de barro color rojo, abrillantado. Aunque no era tan necesario Eulogia encendió un enorme farol que hizo brillar el sitio percatándome de la esmerada pulcritud reinante. Emprendió la marcha delante de mí y atravesamos un hermoso patio en el que se distinguían muchas plantas, banquitas y una artística fuente central que nos regalaba el suave y cadencioso sonido del agua. Mientras avanzábamos vi también el cuerpo de Eulogia que me pareció atractivo. Llevaba un vestido floreado en tonalidad verde-naranja, entallado, que le hacía lucir unas piernas torneadas y unas nalgas redondas, abundantes. Entramos a la sala, de enormes muros adornados con óleos de corte clásico. Los muebles, lámparas y accesorios daban al sitio un aire elegante y acogedor. De inmediato me hizo sentar en el sofá y ella se sentó en una butaca. Su rostro es agradable, se advierte que es una mujer ya grande pero de apariencia moderna muy bien acicalada. Llevaba el cabello oscuro recogido en una gruesa trenza que le llegaba a media espalda. Lucía un enorme par de arracadas de plata.

No anduvo con rodeos, enseguida me preguntó: ¿así que quieres que yo te inyecte Ricardo? Pues, sí Eulogia, esa es la idea. Resulta que estuve leyendo los relatos del blog “Nalgadas de personas más jóvenes a…” Ella me interrumpió: ¡Sí, sí! Los conozco muy bien pues hay ahí algunas historias algo descabelladas referentes a personas que son como de mi familia y en ellos me enredan también a mí. Pero no voy a hablar de eso, finalmente aclaré las cosas con el autor quien después de conocerme a fondo se convenció de que no soy una degenerada. Si fuera así tú no me hubieras buscado ¿A qué te dedicas? Eres muy joven, no creo que tengas más de 20 años. Tengo 24, le dije, pero ella no modificó su semblante, sólo agregó: bueno, 24, o lo que sea ¿no te parece que eres demasiado joven para pretender un encuentro conmigo? Bueno, contesté, yo sólo quiero aprovechar tus cualidades y tu morbo por las inyecciones. Como les expliqué en el blog, desde niño me calienta que me inyecten mujeres y tú me das la impresión de ser una experta en prodigar placer en ese sentido.

Eulogia se levantó, se sentó a mi lado y me hizo recostar diciendo: a ver Ricardo, empina el culito. Quedé boca abajo y ella me empezó a meter mano en el trasero, me palpó cada uno de los glúteos, los apretó y me dijo: ¡tienes buenas nalgas, me gustan! Se puso de pie y sacó de un cajón la antigua cajita metálica con la jeringa y agujas hipodérmicas. Eso, de entrada, me causó una gran calentura pues nunca me habían inyectado con semejantes fetiches que me parecen muy eróticos. Me hizo pasar a su recámara, encendió una parrilla eléctrica y puso encima la cajita que ya tenía agua. La recámara de Eulogia es bonita y muy femenina: las cortinas, la alfombra, las paredes, las lámparas y la ropa de cama, todo es de color rosa en tonalidades muy pálidas y armoniosas. Me sentí como en una casita de muñecas y se lo dije. Ella sonrió y comentó: Por supuesto, me gusta sentirme muñeca y compruebo que aún lo soy pues les resulto atractiva a muchos hombres. Se sentó sobre la cama y cruzó la pierna dejándome ver una buena parte de sus atractivos muslos. Tratando de incentivar un mayor acercamiento le dije: Eulogia, lo que quiero aclararte es que soy muy nervioso para las inyecciones, mis cachetes no son grandes y por eso las agujas me lastiman mucho. A ver, enséñame el trasero, repuso. Yo me bajé el pantalón y la trusa hasta las piernas. Eulogia se acercó y me empezó a acariciar diciendo ¡Qué culito más rico, no Ricardo, despreocúpate, tus nalguitas están bien forradas, no te voy a lastimar, ten confianza! Y me indujo a que me acostara. Puesto así, con el culo parado, vi cómo retiraba la cajita plateada del fuego y tomaba con unas pinzas las partes de la jeringa poniéndolas sobre un plato extenso para que se enfriaran. Mientras tanto, tomó el doloroso Complejo “B” y le quitó la cabeza a la ampolleta. Ensambló la jeringa, tomó con las pinzas una enorme aguja y la colocó cuidadosamente en su lugar. Verdaderamente me impresionó ver esa jeringota de vidrio adicionada con una aguja plateada muy brillante que me pareció demasiado gruesa y escalofriantemente larga. Aterrorizado, le dije: Eulogia, tu instrumento es una verdadera monstruosidad y nada tiene que ver con las jeringas modernas desechables ¡Ahora entiendo el sufrimiento de Elisa, Stella y Nayeli, pobrecitas! Ella replicó de inmediato: pues esta es la verdadera forma de inyectar ¿quieres que te inyecte o ya te dio mucho miedo?

Aquello me impresionaba pero la verdad es que yo le había pedido a Eulogia que me inyectara y no iba ahora a salirle con que siempre no. Además, el momento me resultaba muy erótico, ya tenía el pene erecto. Cuando vi que la jeringa estaba cargada y lista me estremecí por completo, no sabía si mirar o mejor cubrirme el rostro. Eulogia se acercó, me palpó el glúteo derecho, luego el izquierdo y me dijo: los dos están a punto, esponjaditos ¿cuál quieres que te pique? No se la razón, pero siempre me ha parecido menos doloroso recibir las inyecciones del lado derecho así que sin pensarlo más le indiqué el sitio seleccionado. Me sentía extremadamente excitado pero no resistí ver de soslayo la aberrante jeringa cuya aguja parecía una lanza que se aproximaba a mi trémula carne. Entonces le detuve el brazo y le dije: espera, espera por favor Eulogia, comprende que nunca me han clavado una cosa como esa y sólo de pensarlo me entra pánico. Ella sintió que mi brazo temblaba y se creció al castigo diciendo: sí, así es Ricardo, estas jeringas son muy dolorosas, vas a sufrir y en grande, pero yo no te dije que vinieras, así que te aguantas ¡Relájate y quédate quieto!

Empezamos a forcejear un poco. Créanme lo que voy a decirles, Eulogia me estuvo tanteando y cuando se percató que mi nalga estaba extremadamente tensa, sin previo aviso y sin desinfectarme el sitio clavó de golpe la aguja produciéndome tal dolor que los oídos se me taparon, sentí como un seco martillazo en la cabeza y estallé un grito tan destemplado, agudo y elevado que a ella le hizo exclamar ¡Vaya pulmón! Sentía un dolor extenuante, no creía poder soportar todo el líquido, le suplicaba: ¡Eulogia, me estás lacerando el culo! Por favor, por lo que más quieras, te lo suplico… Pero a cambio sólo oí sus carcajadas y sus hirientes comentarios ¡ni las niñas chillan en esa forma! ¿qué no te da vergüenza?

En ese momento pensé muchas cosas, que ella me había clavado otra cosa, que era una malvada, una degenerada y que yo corría peligro. Entonces le grité: ¡ya estuvo bien, sácame la aguja, sácala ya, no estoy jugando! Sin dejar de reir, me la mostró vacía. Al margen del insoportable dolor que sentía, respiré más tranquilo por saber que ya habíamos terminado. Pero al quererme levantar, el dolor se tornó insoportable, me sentí muy mareado y grité desaforadamente. Me puse de pie pero no podía caminar, sentía la pierna engarrotada, las articulaciones no me respondían. Por mi mente pasaron aquellas palabras que recién leí, de la preciosa Nayeli: “Para mí, doña Eulogia es una amenaza, no se si esté todavía haciendo de las suyas pero sería bueno que la recluyeran en un penal por los cargos de violación y de tortura. Fuimos muchas sus víctimas (…) Si era inyección no le importaba lastimarnos, recuerdo que la aguja me rasgaba despiadadamente el músculo y después me hacía entrar el líquido con toda saña. No podría describirte el dolor tan intenso que me provocaba pero más de una vez sentí desvanecerme. Los días siguientes no podía caminar, me pasaba cojeando más de una semana”

Pero ya era tarde, Eulogia había consumado mi tortura, me daban ganas de insultarla pero preferí portarme correctamente. Sólo le dije: No se cómo me has provocado tanto dolor, yo creo que disfrutas lastimando a la gente. Ella me ayudó a vestirme y me acompañó a la puerta de su casa para despedirme. Lo más extraño es que, a pesar del coraje que siento, aquella aventura me gustó y me calentó mucho. Lamento no haber tenido el coraje de relajarme y de aguantar el sufrimiento, pues me hubiera encantado hacer el amor con tan erótica señora.

Simón -

Querido Carlónimo:
Me alegro de poder retomar el contacto. Aún me encuentro vacacionando pero logré escaparme un poquito de Silvia para venir a conversar con ustedes. Todavía no dispongo de tanto tiempo de corrido en una máquina como para escribir cómo siguieron las cosas después de la pequeña crisis que tuvo Silvia pero ni bien vuelva a Buenos Aires, lo hago.

Te cuento que estamos en un lugar divino de la Argentina, muy conocido en temporada de invierno por la nieve: Villa La Angostura. En verano es precioso, con colores indescriptibles, con unos lagos increíbles y, léase atentamente, hoteles con excelentes comodidades para pasar buenos ratos en la habitación...
Fijate en esta página y no envidies más; programá el viaje para conocer este lugar increible y de pasada por Buenos Aires, sabés que tenés alojamiento. Ojalá puedas venir en buena compañía y, desde luego, la invitación se hace extensiva a Antónimo a quien ya considero también un amigo.

http://www.bariloche.org/paginas/2007/02/9/villa_la_angostura/

Comparto todas tus demás apreciaciones, sobre Fer, Karol y Eulogia, de quien hace mucho que no sabemos nada.
Me quedo disfrutando de los pocos días que me quedan de vacaciones. Intentaré seguir en contacto en la medida que Silvia me deje...

Ah! Gastón también está de vacaciones con su familia; espero que al regreso se anime a entrar al blog.


Carlónimo -

Estimado Simón

¡Qué envidia! Nosotros trabajando y con frío, mientras ustedes están en pleno verano dándose la gran vida. Ya nos contarás lo que has visto y disfrutado en el carnaval de Buenos Aires acompañado por la sensualísima Silvia. Respecto al blog, yo opino que continuemos en este nuevo espacio ya que por sus dimensiones resulta más cómodo. Todo lo anterior estará disponible en el blog original. En cuanto a mi hermano Antónimo, primero lo querías matar (así dijiste) y ahora resulta que ya te encariñaste con él ¡ja, ja, ja! No te preocupes por lo que te diga, en realidad es muy respetuoso. Le haré llegar tu comentario. Yo creo que sí nos seguirá deleitando con sus escritos que son muy característicos (tipo editorial o ensayo) pero cuando él quiera y tenga tiempo.

Estimado Fer

Mi reconocimiento por tu atinada y oportuna intervención para resolver el problema técnico ya que, como dice Simón: “casi nos da un ataque de sólo pensar que no podíamos seguir contando con este espacio”.

Estimada Karol

Me encantó verte de regreso compartiéndonos una vivencia tan erótica y estimulante al lado de Roberto Carlos, tu esposo. Espero que sigas escribiendo y que te haya gustado le descripción que hice de tu doble inyección navideña y de sus gratas consecuencias.

Estimada Eulogia

Esperando te encuentres tan guapa como siempre ¿te animas a inyectar a Ricardo?

Fer (Editor del Blog) -

Curiosamente luego que el espacio fue limitado por el servidor de Blogia en el anterior artículo parece que ahora admite más comentarios. Mi petición como Editor es que tengáis la gentileza de escribir vuestros nuevos e interesantes comentarios bajo esta segunda edición, al menos hay garantizados más de 700!!
Mil gracias.
Fer

Simón -

Ay! Carlónimo! no se cómo podré volver a escribir algo después de esto que nos has regalado... No puedo creer la creatividad del relato y, sumado a eso, la sensualidad y la poesía.
Por lo visto nos manejaremos a partir de ahora con esta segunda edición, aunque hoy pude entrar en la vieja sin dificultad. Quizá debamos ponernos de acuerdo para no perder ningún aporte.
Silvia me espera impaciente para ir a la piscina y no quiero delatar nuestro encuentro en el blog, así que me voy por hoy.
Hasta la próxima.

Carlónimo -

Somewhere in time

El sábado tomé un libro al azar y me fui al Molino de Santo Domingo, ese agradable restaurante de arquitectura colonial que tanto disfruto. Me senté en un cómodo sillón de la terraza y degustando una copa de vino examiné por fin la obra percatándome que se trataba de los “Diálogos de Platón”, de los cuales me enamoré allá por los años en que cursaba la preparatoria. Cuando abrí el libro encontré entre las páginas un antiguo ticket de compra que provenía de la Farmacia Morales, la cual dejó de existir cuando yo era todavía niño.

Mirando cuidadosamente el pequeño recibo descubrí que detallaba la compra de un lubricante vaginal y en el reverso estaba escrita con mi propia letra la frase: “No olvides comprar una jeringa desechable”. Me quedé inmóvil recordando aquel misterioso suceso que, conforme a la razón no pudo ocurrir, pero del cual tengo cabal conciencia y el papelito descrito confirma su veracidad. Con la mirada perdida me situé en el momento exacto en que Cristina, la atractiva mujer de Servando ¿los recuerdan? me preguntó: ¿en verdad tú sabes inyectar? Estoy un poco nerviosa.

Cristina y yo nos habíamos encontrado en una reunión social y habíamos congeniado a tal grado que terminamos abrazados haciendo planes para vernos al día siguiente. Antes de despedirse me confió que debía inyectarse y, como le dije que yo lo sabía hacer, acordamos que la inyectaría. Al otro día me decía por teléfono: no podemos hacerlo en mi casa ¿tienes a dónde ir? Le respondí: seguro, ya aparté una habitación en el hotel Tecali, frente al Deportivo Chapultepec ¿lo ubicas? La oí sonreir y comentó: es increíble que te haya propuesto semejante cosa ¡no, no puede ser, definitivamente me precipité! La dejé que terminara de hablar y le contesté: ¡no te preocupes Cristina, haremos tan solo lo que tú quieras! Entonces repuso: Bueno…pensándolo bien…me agradas Carlónimo, te veo en el parque dentro de dos horas.

A las 4 en punto nos encontramos frente a la fuente principal del parque y nos sentamos en una banca a la sombra de los frondosos cedros. Iba muy guapa con un vestido negro entallado como ella acostumbraba usarlos. Al sentarse con las piernas escrupulosamente juntas quedaron a la vista unos muslos muy carnosos y robustos. Decidí abreviar esa etapa pues no se trataba de exhibirnos públicamente, así que caminamos uno al lado del otro sin tocarnos y entramos por turnos a la farmacia Morales. Yo pedí el lubricante vaginal mientras ella curioseaba los cosméticos y luego invertimos la situación: ella pasó al mostrador para solicitar el medicamento, mientras yo revisaba el inventario de lociones. Fue en ese momento que me acordé de la jeringa y escribí al reverso de la nota que me acababan de dar, el mensaje ya referido: “No olvides comprar una jeringa desechable”, y se lo entregué discretamente mientras el empleado se encontraba de espalda buscando la ampolleta que Cristina le había solicitado. De lejos me percaté que después de entregarle la ampolleta y la jeringa, el empleado preguntó a mi amiga si quería que le aplicara la inyección. Ella respondió lacónicamente que no y dio media vuelta para salir del establecimiento. El hombre no le quitó la vista del trasero. A sus ojos, el vestido de Cristina se esfumó totalmente.

Salí poco después y reuniéndome con ella tomamos un coche de alquiler para ir al cómodo hotel que dejó de existir cuando yo tenía unos doce años. Al vernos juntos en intimidad, nos abrazamos, primero con ligereza y después nos trenzamos en un estrecho apretón. Nos sentamos en la pequeña salita del cuarto y estuvimos platicando, examinándonos mutuamente. Veía a Cristina entera, una mujer realmente guapa de rostro agradable y un verdadero cuerpazo: El busto muy abundante; la cintura bien marcada; caderas amplias; nalgas espectaculares, no sólo erguidas sino bien paradas; muslos generosos; y pantorrillas muy estéticas, torneadas. En cuanto a su carácter, yo sólo tenía la referencia del dominio que ejercía sobre Servando, así como el grotesco comportamiento que mostraba en ocasión de las visitas del doctor Quirarte. Pero esos antecedentes perdieron su vigencia cuando empecé a tratarla. En realidad era una mujer con mucho carácter que sabía lo que quería y no le daba vueltas a las cosas. Tenía estudios de abogacía pero había dejado de ejercer cuando se casó. Entablaba buenas conversaciones sobre cuestiones humanas y le encantaban la música y el arte. Asimismo, se trataba de una mujer muy ardiente, apasionada, con una capacidad irrefrenable de amar y de entregarse sin reparo alguno, cuando se le activaban las cuerdas más finas del deseo, a lo cual contribuía el colosal morbo que le despertaban las inyecciones.

No mostraba prisa ni le inquietaba el hecho de ser casada. Se comportaba como si su vida no tuviera otra dimensión que el momento singular que estábamos viviendo. Me trataba como si yo fuera el hombre de su vida con quien había llevado relación por años. Cuando nos acercamos uno al otro e iniciamos el juego erótico, sentí una emoción indescriptible por todo lo que eso significaba. Había entre los dos un precipicio generacional que misteriosamente se había esfumado, era como entrar no sólo en la intimidad de una mujer, sino en la intimidad del mundo, de la historia y de la razón misma. Al besar por primera vez sus ardientes labios me estremecí, la piel se me erizó. Sentí sus manos que me recorrían los hombros la espalda, la cintura. Como reacción impensada, desprendí mi celular del cinturón y lo coloqué sobre la mesa. Ella interrumpió las caricias y tomando la pieza en sus manos me preguntó: ¿Qué es eso? Entonces comprendí mi imprudencia. La sola pregunta me desconcertó y no sabía qué decirle, aún hoy me invade el miedo al encontrarme frente a un fenómeno que tal vez corresponda al ámbito parapsicológico del que no se pueden prever las consecuencias. Luego te explico, le dije, déjame disfrutar el momento. La abracé y me refugié en la deliciosa lasitud de sus labios.

No pudimos extender demasiado esa fase porque los dos nos excitamos y después de eso no procede sino el ansiado coito, así que separándome lentamente le pedí prepararse para inyectarla. Recuerdo que se quedó muy quieta para estabilizar su ritmo respiratorio, luego me miró de frente, sonrió con dulzura y me dijo: ¡no sabes cómo me asustan las inyecciones pero las ansío y no las puedo evitar! Poniéndose de pie caminó hacia la cama sobre la cual había puesto el bolso y me entregó el medicamento junto con la jeringa. Me puse a preparar la puya viendo cómo Cristina alzaba lentamente su vestido y me mostraba sus atractivas piernas. Las medias sólo le cubrían una parte de los carnosos muslos y estaban sujetas del erótico liguero negro. Ví también la breve panty bordada del mismo color, que dejaba descubierta gran parte de las blanquísimas y esponjadas nalgas. Se acostó lentamente sobre la cama sin mirar lo que yo hacía, sino concentrada en su propia vivencia. Las enormes nalgas se me revelaban perfectas para el amor, cuando se trata de magnificar el acto, hacerlo glorioso en el aspecto carnal, sentir que te mueves en la frontera del erotismo y que incursionas en el ámbito de la lujuria. Se trata de un estado emocional en el que magnificas la sensualidad suscitándose un enloquecedor escenario de placer extremo, tanto sensitivo como visual. Teniendo lista la jeringa, la puse sobre el buró y procedí a preparar a la hermosa paciente. Primero le desabroché lentamente los tirantes del liguero quedando estos caprichosamente situados en la superficie de la cama, luego le bajé totalmente la pequeña panty hasta la mitad de los muslos. Cristina no dijo nada, tan sólo colaboró abombando el culo.

Quedaron ante mí, desnudas, rendidas, plenas, exuberantes, pálidas, delirantes, sus enormes nalgas que me hicieron temblar de pasión y de tentación. Con voz entrecortada le dije: Cristina, estás preciosa, me avasallas. Tus nalgas incitan picarlas, lacerarlas con la hipodérmica, poseerlas y luego comérselas. Pero ella estaba muy inquieta por la inyección que iba a recibir y sólo acertó a decirme: Por favor Carlónimo, necesito que me trates con mucha paciencia pues no sabes cómo me altera este momento. Si grito no vayas a trastornarte y, mucho menos intentes pegarme porque lo han intentado algunas personas y eso sólo me lleva a la desesperación. Disfruta mis nalgas, serán tuyas, pero por favor regálame tu comprensión y mucho cariño. Lentamente hurgué sus mullidos cachetes y seleccioné el izquierdo. Le desinfecté la zona y, cuando me disponía a picarla Cristina agitó los brazos, se cubrió los ojos y las orejas y emitió el primer aullido: ¡No, Carlónimo, no, por favor! Pero como mantuviera las nalgas expuestas, aparentemente sosegadas y yo ya no aguantaba el deseo de clavar la aguja en esos cachetes de ensueño, ignoré la desgarradora súplica e inserté la enorme pica con firmeza, sintiendo cómo se deslizaba mullidamente, hasta que el tope marcó un sensual hoyuelo en la nalga. Cuando empezó a sentir la entrada de la sustancia Cristina desató un terrible jaleo. Golpeaba con las manos y los pies la superficie de la cama, agitaba los muslos y gritaba: ¡No, mi vida, me duele, ya no aguanto, me voy a desmayar, Carlónimo, por favor, por favor, despacito, no me lastimes Carlónimo, mi vida…!

Cuando apenas le había inoculado una tercera parte de la medicina empezó a abombar el culo. Por más que le decía: Cristina, ten calma, no te muevas, ella se agitaba más y más. Al ver que estaba frunciendo peligrosamente las nalgas habiendo el riesgo de que la aguja se doblara, no resistí más la presión y la extraje rápidamente. Cristina ni siquiera se dio cuenta, seguía retorciéndose y gritando ¡Ay, ay, Carlónimo, me duele, me duele! Entonces me senté a su lado y le dije: Mi amor, nada más observa el tremendo oso que estás haciendo y le mostré la jeringa en mi mano. Ella respiró profundo, se quedó por un momento quieta sin decir nada, luego todavía muy agitada, me dijo: Pero no has terminado ¿quiere decir que me volverás a picar? No, por favor Carlónimo, ya no aguanto el dolor. Poniendo la jeringa sobre el buró, aprovechando que no es una sustancia que se cristalice, me acosté al lado de ella y empecé a acariciarle las nalgas con toda calma, mientras besaba sus mejillas y sus labios diciéndole: si lo que quieres son mimos y paciencia, te los voy a dar a raudales ¡me encantas! Si tengo que pasar dos horas aplicándote la inyección serán para mí dos horas de inmenso placer. Al sentir el estímulo sexual Cristina se relajó por completo y puesta de costado me abrazaba con todas sus fuerzas lamiéndome los labios y la cara. La dejé que continuara y me embebí en acariciar esas enormes carnazas traseras que me enloquecen. Poco a poco la fui desnudando. Cuando le descubrí las enormes tetas sentí vértigo. Sus pezones eran enormes, duros cálidos. Al succionarlos sentí un placer muy intenso que a ella la excitó todavía más, al grado de que me bajó el pantalón y la trusa para acariciarme los testículos y el pene. Entonces le dije: permíteme desnudarme y estando ya los dos sin ropa, la puse boca abajo, me monté a horcajadas apoyando el glande en su entrada vaginal, con lo cual empezó a jadear y a decir ¡penétrame, por favor Carlónimo!

Aprovechando su delirante expectativa de ser penetrada, tomé de nuevo la jeringa y se la clavé en el glúteo derecho prácticamente sin que lo sintiera, luego le dije: vamos a continuar la inyección. A cada chisguete que te inocule de la sustancia te daré un empujoncito del pene en la vagina. Cristina contestó: Carlónimo ¡qué experiencia tan maravillosa! Di el primer apretoncito al émbolo y cuando me percaté que estaba a punto de fruncir el culo le inserté la puntita del glande haciendo que Cristina jadeara y suspirara intensamente. Volví a apretar el émbolo y, casi simultáneamente le hice entrar el pito hasta la zona del prepucio. Ella alzó la cabeza y me dijo: Así, métemela toda, no importa que la sustancia me duela. Pero, entrados en esa dinámica que me parecía deliciosa conforme a la cual para mí se combinaban: por una parte el extraordinario placer visual de las enormes nalgas de Cristina mientras eran inyectadas; y por otra, el efecto físico que me producía entrar en su cálido reducto vaginal, cuyos labios temblaban deseando engullir la puya completa; seguí el juego hasta que la sustancia pasó completa.

Quedamos en aquella posición tan singular. Veía las enormes nalgas de mi amiga coronadas por la terrible jeringa y mi pene en posición paralela a las piernas incrustado casi totalmente en la vagina. Sólo faltaba el ansiado roce que ella me pedía con desesperación. Sin desprenderle la jeringa le hice levantar el culo y teniéndola empinada empecé a tallarla decididamente, disfrutando la vista de aquellos excepcionales cachetes, la hiriente jeringa bien insertada, y el pene que resbalaba una y otra vez por la lubricada grieta. Emitiendo eufóricas y sensuales voces de aparente dolor y real placer, llegamos al excelso instante del orgasmo. Le extraje la jeringa de golpe pues ya empezaba a fruncir el culo y me sujeté de sus caderas con todas mis fuerzas para hacer más profunda la penetración. Luego la induje suavemente a que se acostara y me derrumbé encima de ella. Descansamos un rato hasta que cesó la erección y me desprendí suavemente. Cristina permanecía con la boca abierta y la respiración agitada.

Acostado a su lado, mientras contemplaba sus profusas nalgas me regocijaba de haber tenido sexo en igualdad de circunstancias con aquella dama que pertenecía a una generación anterior y que, tanto por esa como por otras razones me infundía un enorme respeto. No sabía cómo se había dado aquello, pero estaba contento de disfrutarla. Mientras esto discurría, Cristina se incorporó y se me montó para acariciarme los testículos y colocarme sus tetas alternadamente en los labios. No pude resistir semejante estímulo, a poco le estaba succionando con desesperación los enormes pezones y el busto completo que es uno de los más grandes que he visto. Sin dejar de ofrecerme de vez en cuando sus tetas, me besaba alternadamente el pecho, el ombligo, el pubis y el pene, hasta que finalmente se concentró en esta última opción, pasando del lengueteo a la fenomenal mamada. Cristina mostró una gran destreza para ello y sin darme ninguna otra opción ni consultar mi parecer, me indujo un nuevo orgasmo con sus labios y sus habilidosas manos que se posaban a voluntad en un lugar muy preciso que identifico justamente como punto “G”, el cual está ubicado abajo del pene y ya muy cerca del ano. Cada vez que ella me tocaba con su dedo central tan sensible punto, me hacía gritar y retorcer de placer. Así que, cuando quiso me hizo estallar una tremenda eyaculación.

Volvimos a descansar y me preguntó qué pensaba de ella. Le respondí que me infundía un gran respeto como mujer y que me parecía atractiva, muy bien proporcionada y con un trasero sumamente bello. Se puso de costado, volteó lo más que pudo a mirarse sus propias nalgas palmeándolas cariñosamente y repuso: No se qué les ve la gente… A ti en particular ¿por qué te calientan? Entonces la induje a ponerse boca abajo y la monté de nuevo a horcajadas, tomé un par de pocillos de crema de los que el propio hotel ofrece como cortesía y empecé a untarle generosas porciones sobre los enormes y laxos cachetes, acariciándolos sensualmente. Deslizando mis manos una y otra vez sobre la superficie de esas admirables carnaduras, las fui describiendo poco a poco diciéndole: tienes las nalgas extensas; erguidas; firmes; suaves; muy blancas; perfectamente torneadas; con un suave rubor al palmearlas; les encantan las inyecciones; tienen la raja muy bien dimensionada con un excitante cambio de coloración en el fondo; el remolinito anal se yergue al tacto; la piel se estremece y se endurece; el propio esfínter se dilata. Cuando mi dedo central entró completo en su ano y lo empecé a tallar Cristina tembló y empezó a jadear descontroladamente.

Parecía desear más, así que me acosté encima de ella acoplándole el glande para insinuar la penetración. Cristina suspiró profundamente y me dijo: nunca me lo han metido por ahí. Le respondí: entonces déjame estrenarlo, a lo cual repuso: ¡Adelante, me agrada la idea! La entrada le resultó un poquito dolorosa pero con mucha paciencia y estímulo verbal fui avanzando poco a poco hasta que engulló mi pene completo. A pesar de las dimensiones de aquel soberbio culo, su tracto rectal resultó ser muy estrecho. Por momentos se quejaba del roce así que bajé el ritmo y le estimulé la vagina hasta que empezó a dar muestras de una gran excitación lo cual a mi me calentó más y eyaculé en el momento de su mayor euforia, cuando gritaba: ¡más, dame más, así máaas! Y frunció el culo dando fuertes gemidos entrecortados, hasta que se quedó muy quieta con los puños y los párpados bien apretados y la respiración extremadamente agitada. Ese fue el final de aquella inolvidable, única e inexplicable entrevista con Cristina, la enojona vecina de los días de mi infancia. Salimos del hotel y la llevé en un taxi hasta la puerta del edificio en el que yo había habitado cuando era niño. Ella me dio un beso, se bajó rápidamente y disfruté la vista final de su agraciado trasero que se balanceaba sensualmente.

En ese mismo momento, desde mi edad infantil, allá en el segundo piso del edificio, mientras corría detrás de la pelota vi llegar a la señora Cristina muy tranquila. Esta vez no gritó ni nos reprendió por el barullo que armábamos. Por el contrario, caminaba muy sonriente, ensimismada. Me ocupé en mirar como siempre sus piernas y sus enormes nalgas en movimiento. Cuando extrajo las llaves del bolsillo de su abrigo tiró involuntariamente un pequeño papelito blanco. Quise avisarle pero su presencia me producía una gran turbación así que no dio tiempo y sólo la ví entrar a su casa cerrando la puerta tras de sí. Levanté el papelito y me refugié en la escalera para verlo cuidadosamente. Era una nota de la farmacia cercana en cuyo reverso tenía escrita la frase: “No olvides comprar una jeringa desechable”. La palabra “jeringa” referida a ella me encendió y decidí conservar ese tesoro en la cajita donde guardaba mi colección de cromos.

Rafaela -

Qué bueno van a continuar Carlonimo bienvenido de nuevo y que nos sigas dando tus relatoss que son muy bunos. Te mando un abrazo y un besotote (en la boca).

Carlónimo -

Mi sincero agradecimiento a Fer, nuestro Editor, por su oportuna y eficiente intervención para resolver el problema de espacio a que dieron lugar los cuantiosos comentarios. Siguiendo la línea que llevamos y poniéndome nuevamente en contacto regular con todos ustedes, les entrego el siguiente relato, que solicitó nuestra querida Karol.

Los piquetitos navideños de Karol

Que si los traguitos, que si el sereno… Aquella mañana del 25 de diciembre me encontraba muy molesta al grado de no poderme levantar. Roberto Carlos me dio un sensual masajito en pecho y espalda que se extendió hacia las nalgas y terminó en abierto cachondeo. Después de un delicioso coito, como volviera a sentirme enferma, me estuvo abrazando y mimando, pero todo fue en vano pues el malestar y la temperatura avanzaban. Fue entonces que mi esposo se fue a pedir ayuda y regresó acompañado de Gila, la diligente auxiliar de la farmacia de quien frecuentemente me hago inyectar porque conoce el fetiche que le tengo a las hipodérmicas y me hace disfrutar muchísimo, a más de que se porta muy discreta y eficiente.

Cuando oí que Gila entraba en la alcoba, mi corazón palpitó muy fuerte disponiéndome a disfrutar el ansiado piquete que me daría. Fingiendo que dormía me percaté que mi amiga preparaba la jeringa, pero me invadió la sorpresa y la excitación cuando, respondiendo una pregunta de mi esposo, dijo con voz muy firme: Sí Roberto, son dos inyecciones juntas, una en cada nalga. Se trata de un nuevo medicamento que está dando muy buenos resultados, verás cómo la gripa se le corta a Karol casi de inmediato. Y remarcando muy bien sus palabras seguramente para que yo la oyera, agregó: Te advierto que estas ampolletas, las dos por igual, son EXTREMADAMENTE dolorosas y que le van a causar una gran molestia a tu esposa, pero vas a ver lo buenas que son. Te sugiero que permanezcas muy cerca de ella mientras se las aplico.

La verdad es que el fetiche de las inyecciones me lleva a desear el dolor y yo sabía muy bien la intención de Gila al subrayar lo punzantes que eran aquellas ampolletas, así que lejos de inquietarme, el inesperado anuncio de una doble inyección de medicamentos muy molestos, me calentó. Cuando sentí las manos de Roberto sobre mis nalgas induciendo que me pusiera boca abajo, reaccioné de inmediato, así que me di vuelta y empiné los glúteos para que me pudiera levantar la batica y bajar la panty que era de color negro y pequeñísima, como a él le encanta que las luzca. Yo se que mis nalgas son muy atractivas y deseaba que me las dejaran totalmente descubiertas pero me atuve a lo que mi querido Roberto decidiera. Fue Gila quien finalmente me colocó la panty apenas arriba del pliegue inferior de las nalgas. Yo me sentía la protagonista de una escena muy erótica, sabiendo que me iban a inyectar, que mis inquietantes nalgas estaban ya dispuestas y entregadas para el encantador tormento, que el hombre a quien amo estaba presente sintiendo por mí una gran excitación, y que Gila, mi buena amiga de confianza, era la persona que me iba a aplicar el medicamento. Y es que ella me inyecta de una manera tan sensual que me hace desear frecuentemente sus cuidados.

Dándome una cariñosa palmadita en el glúteo derecho, Gila me dijo: Hola Karol, siento verte siempre en estas circunstancias y más ahora que, como ya le expliqué a tu esposo, te voy a dar un doble piquete pues este tratamiento que es muy efectivo así funciona. Por favor relaja el culo y piensa en cosas bonitas pues tal vez te cause un poco de molestia. Mientras eso oía, sentía la mano de Roberto que me acariciaba el cabello y me decía “tranquila mami, estoy aquí a tu lado para que te sientas bien” Eso me tranquilizó mucho pero confieso que al sentir el roce del frío algodón sobre mi cachete izquierdo, las piernas y las nalgas se me estremecieron y no pude evitar una leve queja que se agudizó cuando recibí el rudo piquete.

La enorme aguja entró de golpe lastimándome el tejido muscular pues sentí un agudo desgarre que luego se tornó en intenso ardor. Como me moviera y agitara los brazos, Roberto se inclinó besándome la mejilla y diciendo: “Mami, ten calma” Pero el medicamento me entraba en ese momento y lo sentía quemar espantosamente mis entrañas, así que seguí agitándome y exclamé: Me duele, me duele mucho, mi vida ¡Ay, ay! Me duele. Y empecé a mover involuntariamente las nalgas. Gila no tuvo paciencia y emitió una seria advertencia: ¡Ya Karol, quieta! Como no le hiciera caso, me sonó una implacable nalgada. Sentí y escuché el soberbio cachetazo que me dio del lado derecho ¡Splash! que hizo saltar desconcertado a mi marido y a mí gritar como una niña: ¡Aayy! no, Gila, no me pegues, ya me quedo quieta, no me pegues por favor. Pero Gila ya me conoce y sabe que cuando empiezo a suplicar voy subiendo de tono y se acrecientan mis movimientos defensivos, así que me propinó un segundo mofletazo aún más fuerte que el primero, el cual realmente me dolió y me dejó como muda lo mismo que a Roberto quien solamente acertó a decir: ¡mamí, mami, no te muevas, quietecita, no te muevas!

Me quedé como trabada, sentía deseos de llorar, de hecho las lágrimas ya me habían brotado, pero sabía que nuevamente Gila me había dominado y que no debía moverme pues de lo contrario me daría nuevas nalgadas cada vez más dolorosas. Me quedé muy quieta sufriendo las últimas embestidas de la ardiente sustancia que parecía chile, pero me contuve y apretando los puños evité moverme. Luego sentí la salida de la hipodérmica y oí la nueva recomendación de mi recia amiga quien, a pesar de encontrarse presente mi estupefacto marido, me hablaba con toda libertad como siempre lo hace: ¡Vamos con la segunda, Karol, no te vayas a mover, tú ya sabes que si lo haces te aporreo las nalgas!

Yo sólo lloraba en silencio y apretaba la mano de mi esposo quien me repetía una y otra vez: “Mami, mi vida, quietecita, no te va a doler, quietecita! Pero mis pobres nalgas, sobre todo la derecha que ya recibía el consabido masajito inicial, estaban palpitantes y temblorosas, al grado que, antes de recibir el segundo pinchazo, se estremecieron y se calentaron súbitamente por el efecto de las nuevas nalgadas que me propinó Gila: ¡Splash, splash, splash, a ver si así te quedas quieta! Yo no me ando con miramientos. Y me repitió la dosis: ¡splash, splash, splash! hasta que le dije: ¡Ya por favor, Gila, me quedo quieta. Y hundiendo la cara en el cuenco de mis brazos, mordí con todas mis fuerzas la almohada. Sentí un terrible dolor cuando la aguja desgajó de nuevo mi tejido muscular penetrando completa en el erguido cachete derecho, el cual temblaba menudamente.

Pero al sentir el espantoso ardor que caracteriza a esa medicina, aún después de morder con rabia la tela, no pude evitar emitir un fuerte aullido que de nuevo inquietó a mi enfermera haciéndole decir: ¡No te muevas, o ya sabes! Y me dio una tremenda nalgada que me cimbró de pies a cabeza dejándome inmóvil. Para entonces Roberto Carlos, molesto por lo que pasaba, dijo: ¡Por favor Gila, ya no le pegues, esas son rudezas innecesarias! Pero ella le contestó con toda firmeza: ¡Si no se deja inyectar y si está favoreciendo que se rompa la aguja, no puedo actuar de otra manera! Si no estás de acuerdo, no vuelvas a llamarme para inyectarla. Mi esposo se quedó callado, permitiéndole culminar la segunda aplicación que me resultó aún más dolorosa que la primera. Pero la verdad es que el dolor producido por las dos inyecciones también me había hecho gozar a tal extremo que, sintiendo las nalgas bien erguidas, resignadamente entregadas al tormento, disfruté un espléndido orgasmo que me hizo retorcer todo el cuerpo.

Cuando terminó la segunda aplicación, después de recibir el masajito final, Gila se despidió y yo, enteramente satisfecha, guiñé el ojo y le dije: Amiga, perdóname la lata que te doy. Tú como siempre tienes la razón, gracias por inyectarme y por hacerlo como sólo tú sabes. Después Roberto Carlos la llevó a la farmacia y, cuando regresó, me preguntó si en verdad me habían dolido tanto las inyecciones. Yo le contesté con entera sinceridad, pues él me entiende y sabe muy bien el erotismo de que estoy revestida. Le dije: Sí, duelen mucho, mi amor. Pero también, con Gila me excito y desahogo todo lo que siento. Disfruto la forma en que ella reacciona y el modo en que me trata.

Roberto me entendió muy bien y, sin decir más, me fue desnudando lentamente. Después hizo lo propio y me dio a probar su tieso pene que yo deslicé una y otra vez en mi boca. Luego nos revolcamos en la cama con la enorme voluptuosidad a que estamos acostumbrados y ¡por fin! me penetró, primero por vía anal pues estaba impresionado con la escena de las inyecciones y quería verme las nalgas con los dos piquetitos marcados y su enorme falo clavado en medio de ellas ¡Qué delicia! Finalmente, me tendí de espalda y recibí una profunda estocada que estuvimos recreando en medio del intensísimo roce, hasta que explotamos un orgasmo sensacional, desquiciante. Después de descansar abrazados, le pregunté: ¿A qué hora me inyectan mañana? Los dos estallamos una espontánea carcajada.