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Relatos de azotes

Heridas sin sanar (I)

Autora: Jadhe

Paseaba de un lado a otro, masticando un chicle, llevaba 45 min. esperando; sacó el próximo chicle de una cigarrera de plata que le había regalado su padre varios años atrás cuando fumaba y que había reemplazado los cigarrillos por chicles, en el que llevaba una leyenda grabada: 

“Es proporcional y en la medida que lo necesita cada ser humano; sea o no, consciente de esto. Tarde o temprano el dolor, le hará consciente de sus actos, encontrado su camino para enmendar su vida”.   

Era un hombre de rasgos algo duros y ligeramente toscos; descifrando una vida que cuando se pasan necesidades y problemas fuertes, se refleja en el rostro. Pero esa tosquedad, le venía bien, pues lejos de parecer agresivo, lo hacía parecer un hombre atractivo; todo en conjunto.

Su estatura, su porte, su cuerpo que a fuerza de correr todos los días por las mañanas, era delgado sin llegar a la flacura; pues era un hombre de hombros anchos y grandes. Sus ojos color miel enmarcados por unas largas pestañas y tupidas, dueño de unos labios coquetos que invitaban a besar, ya que su labio inferior era más grueso, redondo y carnoso, los cuales parecían una herida en su rostro por el color carmesí que destilaban; remataba con una barbilla partida, que así como sus pómulos eran algo prominentes.   

Debajo de su nariz se encontraba un bigote que terminaba en las comisuras de los labios y bien recortado por una mano experta, cabello rizado y castaño. Su tono de piel era indefinido, pues siempre parecía que recién regresaba de tomar el sol en la playa, sus mejillas tenían un tono rosado. Al terminar de masticar el chicle, lo tiro al suelo con brusquedad.   

Portaba un pantalón de vestir oscuro, camisa clara, corbata, chaleco y encima un abrigo color beige que le cubría hasta las rodillas y en la bolsa derecha de este, pendía un guante, pues el otro lo tenía puesto, para manipular la cigarrera que traía jugando en la mano y de su cuello colgaba una bufanda blanca.   

Al empezar a nevar y aunque el paisaje era espectacular, decidió meterse al auto para evitar que los copos nieve lo mojase. Acostumbrado en su trabajo anterior a ir y venir de una construcción a otra, supervisando el trabajo de los albañiles, carpinteros, ayudantes, dando ordenes de lo que seguía, etc.; le molestaba de sobremanera, tener que esperar por un largo tiempo, inmóvil.   

Encendió la calefacción y el estereo, y de la guantera para calmar sus nervios, saco un disco de música instrumental, que previamente había metido ahí; recargo su cabeza e inclino el asiento hacia atrás, para disfrutar de la música; mientras seguía esperando, cerró los ojos para concentrarse en la música. Llevaba así 10 min. Cuando la puerta trasera del auto se abrió y volteando a ver la silueta que se introducía. Se incorporó y volvió el asiento a su posición original.   

No dijo ni buenas noches, ni tampoco pidió perdón por la tardanza, dándole la siguiente orden:

-Dirigite al teatro. ¡Buenas Noches, señorita!   

Tan solo se le quedo viendo y volvió a voltearse, en eso sonó el celular de ella y contestó:

-¡Hola!, ya voy en camino, te espero en la puerta y...

-¿Como que se retraso el avión? No me digas eso...

-Y ahora ¿Con quien voy a ir?

-No, no creo que ninguna de nuestras amistades, se encuentre disponible y... de ser así, no llegaría a tiempo. El espectáculo esta a 30 min. de empezar, con el tiempo justo solo para llegar.

-¿Por qué no me hablaste antes? Y ahora ¿Qué voy hacer?

-Pues a buena hora decidió el capitán revisar la puerta de los pasajeros y encontrarse que no podrían abrirla, para que el pasaje descendiense del avión...   

Héctor pensaba que ella era muy desconsideraba, pues lo tuvo afuera, casi una hora esperándola y con la persona que platicaba, jamás le pregunto si se encontraba bien y luego toda esa altanería y arrogancia de no saludar, ni disculparse... eso lo encendía; pero, no dijo nada. Ella seguía hablando por el celular... 

-Prometiste que estarías a tiempo, sin excusas...

-Claro que no... ¡Cómo crees!

-Ni siquiera lo conozco y además no sé si es guap...   

Ella encendió la luz del auto y le pidió que volteara a verla. El no hizo caso, ya que se encontraba a media carretera, así que le repitió la orden:

-Te estoy hablando y además no me gusta repetir las órdenes.    

El no le hizo caso, ya que estaba orillando el auto, para estacionarse y luego de parar el auto con el freno, volteo y le dijo:

-¿Quiere provocar un accidente? Bien, hágalo, pero no conmigo a bordo...   

Ella se le quedó viendo, con una expresión de sorpresa; pues no podía creer lo que veían sus ojos. Ella se acerco el celular a la oreja y dijo:

-Luego hablamos de esto, personalmente papa... me tengo... que despedir...   

Cerró el celular y lo metió a su bolso, para luego pensar que entre todas sus amistades; no conocía a alguien tan atractivo, ni con su voz, que parecía música para sus oídos, ya que al escucharla antes, no se percató que tenía una voz dulce y melodiosa que acariciaba sus sentidos; pero, a la vez enérgica y grave que se hacía respetar y escuchar. 

-¿Esta claro?... ¿Esta claro?

Este la sacó de sus pensamientos:

-Bien, bien, no tienes que ponerte así... tienes razón, pero, no es para tanto...   

Restándole importancia al incidente, acostumbrada a que hicieran, lo que les ordenaba; pero, esta vez su padre había contratado a un hombre 6 años mayor que ella y con esas características de saberse conducir y hacerse escuchar, cuando tenía la razón. Pues siempre terminaba despidiéndolos, por pretextos absurdos e incoherentes. Que no tenían educación, que eran muy jóvenes, etc., etc.   

Cuando llegaron al lugar, espero hasta que le abriera la puerta del auto y ella estiro la mano para apoyarse en el y salir. Pero, haciéndose el distraído, viendo hacia otro lado, ella salio y el cerro la puerta. Molestándose por no darle la mano, para que saliera. Entonces le dijo:

-Quitate la gorra y acompáñame al...   

Pero este no traía la gorra reglamentaria de chofer que le habían asignado.

-¿Por qué no trae la gorra puesta? -volviendo a su tono de mando-

El se limito a verla a los ojos fijamente, pero no le contesto.

-Bien, olvídelo, es mejor así... solo acompáñame.

Y diciendo esto, se encamino hacia la puerta del teatro.    Pero, este no la siguió ahí se quedo parado con los brazos cruzados, siguiéndola con la mirada en señal de protesta y esperando ver su reacción; ella al no oír pasos algunos que la siguieran, volteo hacia atrás.

-¿Qué esperas?

-¿Me esta invitando o me esta ordenando?, Pues mi trabajo solo consiste en traerla y llevarla a donde lo deseé en el auto y no estar de su acompañante personal.   

Ella tragó saliva y le dijo:

-Bien, ¿Quieres venir conmigo al teatro?

-No escuche... ¿Acaso dijo por favor?-Ella levantó los ojos al cielo, como pidiendo paciencia, tomó aire y lo soltó poco a poco; rascándose discretamente la cabeza.

-Esta bien... tu ganas ¿Puedes venir conmigo y ser mi acompañante? Por favor...

-Eso esta mucho mejor. 

Y al terminar de recorrer la distancia para llegar hasta donde ella se encontraba:

-No creo haberle dicho que podía tutearme, así que le agradecería que se dirija con un Usted, para la próxima.    Entonces le ofreció su brazo, para que ella lo tomará y ella sonrió, mostrando ligeramente sus dientes; dándose cuenta, de que el era un perfecto caballero, por este pequeño detalle, pero significativo. Entonces le entregó los boletos que ella traía para entrar en la mano.

  -Si le preguntan algo, yo contestaré, limitese a asentar con la cabeza ¿Correcto?

-¿Me lo pide ó me lo ordena?  

Y agarrándose las mejillas, en forma de desesperación:

-Por  favor, ¿Puede hacer lo que le pido?   

El asintió con la cabeza y dándole su brazo nuevamente, subieron la escalera, mientras ella sonreía con los labios cerrados, por este detalle. Al llegar al palco que les correspondía, el abrió la puerta y retiro la silla, para que ella se sentase y acercándosele a la oreja, le pregunto:

-¿Dijo Usted, gracias? Acaso...   

Volteándolo a verlo, directo a los ojos, y luego volteo hacia otro lado, torciendo  la boca.

-¡Que amable, es Usted! Muchas gracias... (En tono un poco irónico).

-De nada, era lo menos que podía hacer; dada la categoría y la educación de alguien como Usted; me imagino que a su padre le costo muy cara la educación que le dio (también, en tono irónico).   

De nueva cuenta volteo a verlo a los ojos y hasta que el correspondió la mirada, le hizo una mueca y movió la cabeza en un gesto de desaprobación y de no entender lo que le pasaba aquel hombre, que parecía tan ajeno al resto que había contratado su padre, para su servicio. ¿Quién se creía o quien era? Para hablarle de esa manera, el se sentó a su lado y ella cruzó su pierna derecha y apoyo sus manos sobre su propia pierna.

-Me prestarías un.. ¿Me prestaría, uno de los programas que dieron en la entrada? Por favor...   

El le dio el programa en las manos, pero sin soltarlo, hasta que escucho unas gracias. Con cada uno de sus actos, estaba educando a esa mujer arrogante, altiva y pedante. Se puso a hojear aquel folleto, pero sin leerlo; pues no le dejaba de molestar su manera de dirigirse hacia ella. Ninguno de los empleados que había en la casa, le había tratado de esa forma.   

A mitad de la función, lloró por lo que pasaba en la obra, acompañada  con música de fondo por la orquesta que se encontraba en el lugar; acentuando con esto, las escenas que así lo ameritaban... El que se encontraba pendiente de todo lo que ella hacía; pues, era una mujer que nadie podía dejar verla, por su belleza; le ofreció un pañuelo, para enjugar sus lágrimas y ella sin pensarlo dijo gracias automáticamente.   

Al terminar la obra, ella se levanto y el la secundo, todavía visiblemente emocionada; antes de salir a la calle, le pidió que le diera su abrigo que traía en la mano y ella sin entender para que, se lo dio; entonces le dijo:

-Voltéese

-Mmmmmmmmmh?

-¿No se va poner el abrigo?

-¡Oh, si! Si, si, si... pues esta haciendo mucho frío   

El se puso sus guantes y vio como ella lo observaba, entonces le ofreció los guantes, para que ella se los pusiera, pero desistió la invitación y con gesto de ser muy poca cosa, lo que le ofrecía. Se le adelanto para llegar al auto, el se dio un golpe en la mejilla con la mano abierta, diciéndose a si mismo que era un tarado, ofreciéndole los guantes, sabiendo como era.   

Le abrió la puerta del auto y la cerró, cuando esta entró; subiendo al carro, prendió el auto y antes de arrancar, puso el disco que traía; para tranquilizarse. Ella recostó su cabeza en el asiento trasero y cerró los ojos; pero, posando como si estuviera en una sesión de fotos, para alguna revista; segura de si misma, segura de la belleza que poseía, segura de que alguien la iba a observar...   

Cuido que su cabello, no le estorbase en la cara, cruzó sus piernas, quedando ligeramente su falda hacia arriba, desabotono su abrigo, desmadejo su cuerpo, para verse sensual; coqueteándole, pero sin abrir sus ojos.   

De vez en cuando abrió los ojos en el trayecto solo para comprobar si este la observaba, a traves del espejo retrovisor; pero sin acertar si lo hacía o no, pues el camino era muy oscuro; esto le molesto, pues le gustaba sentirse deseada por unos ojos hermosos, como los que el poseía. Y regreso a sentarse bien.   

Al llegar a la casa, ella abrió la puerta del carro y caminando aprisa, abrió la puerta de la casa, se metió y azotó la puerta. El mascullando su enojo, se decía si mismo, que como era posible que se dejase engañar por esa mujer; pensando que lo iba a tratar con un poco más de respeto, poniéndole ciertos límites.   

Que equivocado estaba y cuan lejos, se encontraba de la verdad; ella por el momento, llegó a su cuarto, se quito las zapatillas aventándolas, se quito el abrigo dejándolo tirado en el suelo, se quito las medias rasgándolas, tropezó con el vestido que traía hasta los tobillos y cayo al suelo, quedando torcida pues el vestido la jalo de los hombros, con los tirantes que poseía el vestido.   

Maldijo su suerte, pues pocos hombres le llamaban la atención, y cuando por fin encontraba al hombre en cuestión, este simplemente la ignoraba; ella lloró, pero no por la caída, sino por el coraje que estaba pasando. Cuando le apetecía, manipulaba a los hombres para que ellos hicieran y actuarán como ella quería; pero, no este...    

Y allí estaba su desgracia, solo le llamaban la atención los hombres que no se dejaban dominar por sus formas, por sus insinuaciones, ni por su belleza. Cuando un hombre caía en sus artimañas, este simplemente le dejaba de interesar. Como si fuera magia, no soportaba un hombre así. Simplemente lo desechaba, como si fuera un pañuelo usado.   

El estaciono el carro dentro del garaje, en donde había 3 carros más de lujo; pensando para si mismo, que esta gente, si sabía para que servía el dinero. Y se metió a la casa por la puerta de servicio, se introdujo a su cuarto y se quito la ropa, para quedar en calzoncillos y ponerse la pijama de franela, se metió a la cama lo más rápido que pudo, apago la luz de su lámpara y se durmió.   

A la mañana siguiente se metió muy temprano a bañarse, aunque prefiriera no hacerlo, pues al quitarse la ropa, sentía una necesidad inmediata de ponérsela, por el frío que hacía; cuando estaba bañándose; pensaba en su pasado, toda una vida trabajando en las construcciones, se arriesgo a invertir en unas hectáreas de tierra, para junto con otros constructores, levantar casas y venderlas.   

Pero, la persona que les vendió, jamás les dijo que los terrenos eran inservibles para tal propósito;  y el terreno estaba registrado ante gobierno, con todas las de la ley, para ese propósito; de acuerdo con los papeles que les entregó el vendedor, cuando estaban negociando. Pero, cuando ya estaban construyendo, llego gobierno y les dijo que no podían construir en ese lugar porque...   

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la sirvienta, al tocar la puerta de su habitación, para avisarle que Jessica, iba a salir de compras en 2 horas;  el contesto que se daba por enterado, termino de bañarse y salio para vestirse; escogió una camisa tejida muy finamente y negra, que hacían resaltar el color de sus ojos, como si solo esto poseyera en su rostro; un pantalón azul marino y una chamarra especial para el frío, sin olvidar sus guantes.   

Pero, sus dos horas se convirtieron en tres horas y media y ella simplemente no aparecía en la puerta para abordar el carro; así que decidió meterse a la casa e ir directamente a donde se encontraba ella. Casi al llegar a su recamara encontró a la sirvienta y como vio a este muy decidido a abrir  la puerta; esta le dijo que el no podía entrar allí.   

Así que cuando irrumpió en la habitación Jessica estaba de sobre aviso; ella en tono de que le estuviera faltando al respeto, le pregunto:

-¿Qué si le parecía, que esas eran las formas de entrar a una recámara?

-Y Usted cree ¿Que esas son formas de hacerme esperar tanto tiempo, afuera en el frío? Solo porque soy su empleado...

-No... Pero, para eso le pagan y muy bien

-Usted esta equivocada, su padre me contrato como chofer, no como niñero...

-¿Como niñero, eso es lo que Usted piensa?

-Así es, su comportamiento no obedece al de una mujer de 35 años

-¿Ah, no? Y a Usted ¿Que edad, le parece que tengo?

-Pues se comporta, como cuando mi hija tenía 3 años...   

Ella hizo un gesto de desilusión, pero que el no noto; ya que al decir lo de su hija, salio inmediatamente; se fue a su cuarto se sentó en la cama y se dejó caer hacia atrás y varias lágrimas también. Pero, ella que lo siguió hasta el cuarto de él; abrió la puerta y camino hacia donde estaba el

-¡Ah! No... Ahora el que va escuchar es....   

Ella se quedo paralizada al ver las lágrimas que rodaban por sus mejillas en aquel hombre que parecía de hierro. Este al sentirse vulnerable se levanto, se dirigió a la puerta y dándole la espalda, la invito a que saliera, con un ademán. Ella consternada, no se atrevió a preguntarle nada y simplemente obedeció a salir.   

Cuando estuvo lista, le tocó la puerta y le dijo que lo esperaba en el vestíbulo; el se arregló un poco el cabello y salio. El le abrió la puerta de la casa y enseguida la del auto... cuando el auto se echo a andar, ella le pregunto de forma sutil, cual era el motivo de su llanto, a lo que el respondió, con nada de sutileza:

-Con el debido respeto señorita, eso es cosa que a Usted, no le incumbe...   

Ella bajo la mirada apenada y enseguida volteo a ver el paisaje, pero viendo sin ver, pensaba que algo le dolía aquel hombre y que no era cualquier herida; pero que, como todos los hombres se daban valor para demostrar lo contrario, aunque les carcomiera el alma o hasta la vida misma, su papel de “hombre” podía estar en juego si demostraba algún signo de debilidad y el no iba a ser la excepción.   

Tratando de ser considerada, le pregunto:

-Desea, que dejemos esto para otro día... puedo hacer las compras en otro mom...   

El paro el auto a la orilla de la carretera y volteo a verla:

-Sabe, Usted no sabe cuando parar; ¿Verdad? No sabe respetar el silencio de los demás, callándose...

-Siempre hablando, siempre pensando que Usted tiene la razón...

-Bueno, le voy a decir una cosa, si Usted viviera la mitad de lo que he vivido; tal vez tendría un poco más de respeto por los demás. Pero, dudo que sepa el significado de esa palabra...   

Ella lo miraba azorada, sin pronunciar ni jota, lo escucho; tal vez, porque recordó al verlo en su cuarto llorando y pensó que jamás había visto llorar a un hombre de esa forma; y que por lo mismo, tampoco supo que hacer, lo vio tan frágil, como si fuese un cristal a punto de romperse en mil pedazos.   

Pero, tan solo fue ese momento, ya que ahora parecía el mismo demonio...el interrumpió sus pensamientos, al tomarla de la mano y decirle:

-¿Me esta escuchando?   

Ella abrió los ojos asombrada y le contesto:

-Si, si lo estaba escuchando... solo que me preguntaba si... si...

-¿Había alguna forma de poderle ayudar, sin que se ofenda?   

Entonces el la soltó y se acomodo en su lugar, para enseguida arrancar el auto:

-No lo creo... pero, también se lo agradezco

-En verdad, pienso que deberíamos ir otro día, Usted esta demasiado alterad...

-No se preocupe por mí, yo sé como arreglar mis problemas...   

Ella pensó de nuevo: Y ahí va otra vez, el caballero con armadura de acero, que nada le afecta, nada le hace daño, ¡Vaya, que hombre tan terco! Cuando llegaron al lugar, ella le pidió de la manera más atenta que la acompañase y el accedió; entraron a una cafetería y se tomaron una café, que apenas les cayo por el frío que hacía.   

El no decía nada, pero su mirada estaba extraviada; ella pensó que la estaba esquivando y el pensaba en el incidente de la mañana. Y entonces volvió a recordar que Gobierno, llego; les clausuro el lugar, les dio una multa y todo el material se hecho a perder o se lo robaron, porque no los dejaban ingresar al lugar. Pues el lugar, había sido un basurero municipal y por lo tanto, no podían construir...   

Ella le pregunto, sacándolo nuevamente de sus pensamientos:

-¿Le puedo hacer una pregunta?

-Si no es de carácter personal, por mí esta bien... (Pero, sin voltear a verla).   

Ella se rasco la cabeza e hizo un mohín, molestándose un poco tal vez por haber acertado a su pregunta:

-No sé como decirlo, es de carácter personal; pero no tan personal como Usted cree... ¿Me explico?

-No, no entiendo las ambivalencias

-Digamos... que... la verdad, no sé como preg... mejor le formulo la pregunta y Usted guarda silencio... si no desea contestarla, ¿Le parece?

-No... No me parece, pero la escucho...

-¿Como se llama?   

El volteo a verla a los ojos y rio de buena gana, echándose para atrás, hasta recargar su cabeza en el asiento.

-¡Vaya! Usted, si me sorprende de momento a momento...

-Pensé que no sabía sonreír y mire si hasta sabe carcajearse. ¿Dije algo gracioso?

-Pues pensé, que iba a preguntar algo más complicado, como todas las mujeres...

-Yo no soy todas las mujeres

-Es cierto, Usted y yo no hemos sido presentados correctamente hasta el momento... mi nombre es Héctor Ríos y Usted se llama...

-Jessica Landeta

-Mucho gusto...   

Mientras ella correspondía al saludo, no podía dejar de ver aquellos ojos; que parecían tan sinceros, pero que a la vez guardaban secretos...  y entonces se atrevió a preguntar:

-Y antes de esto, ¿A que se dedicaba?   

El se levanto de la mesa, se dio media vuelta y ella se quedo observándolo, mientras cruzaba el umbral de la puerta. Ella se quedo petrificada, se cruzo de manos, se acaricio a si misma los brazos y finalmente apoyo su cabeza entre estos, hasta caer en la mesa. Cuando pasaron 10 min. Pago la cuenta, se levanto y salio de aquel lugar.   

Mientras ella caminaba sin rumbo, sonó su celular y observando el número hizo una mueca:

-¿Qué quieres? Y entonces se detuvo en un pie y el otro moviéndolo con impaciencia

-Entre tu y yo, ya esta todo dicho...

-No sé, porque sigues insistiendo con lo mismo...    El la observaba no muy lejos de ahí

-Ja, ja, ja, ja, ja... eso sí que es gracioso; ¿Me extrañas?

-Y no me extrañaste, cuando quisiste engañarme con mi mejor amiga… ¿Eh?-Sabes, para mí todavía es muy doloroso... pero ni muerta volvería contigo

-Lo que tú hiciste... no tiene nombre; sabes   

 Ella colgó, cerró los ojos, apoyo las manos en el barandal y con el puño cerrado golpeo este, asomándose una lágrima... cuando Héctor se acerco:

-¿La puedo ayudar en algo?   

Ella abrió los ojos, para mirar los ojos de el:

-No, claro que no puede ayudarme... (Y pensándolo mejor)

-Sabe que... si..., si puede ayudarme. Aviente este celular, hasta la fuente que esta allá... (Indicando hacia abajo y en medio de aquel lugar).

-Y por favor... cómpreme un celular nuevo, en aquella tienda... y cuando regresemos sería mucha molestia pedirle que vaya a arreglar en teléfonos, para cambiar el número telefónico de la casa y que sea privado... por favor...   

El no contesto, pero estiro la mano para recibir el celular y aventarlo al lugar indicado. Cuando cayó este al agua, se hizo pedazos, por la caída. Un policía que vio como caía en el agua, salpicando a las personas que estaban sentadas alrededor de la fuente. Volteo a ver de donde había salido el objeto disparado y Héctor reacciono agachándole la cabeza a ella y este a su vez agachándose, para evitar que mirara sus rostros: 

-¡Hey! Ustedes 2, par de bribones-Mientras ellos corrieron hasta llegar a una tienda de ropa y se escondieron, sin dejar de reírse y cuando la risa se les termino, se vieron fijamente a los ojos. Entonces, el tomo la iniciativa:

-Será mejor que la espere, aquí afuera; si nos ven a los 2 juntos; será más fácil de identificarnos.

-¡Valiente cosa! Y Usted cree, ¿Que nos llevarán arrestados como 2 párvulos a la oficina del Director, para que llamen a nuestros respectivos padres?   

El ya no respondió, solo se limito a salir de ahí y sentarse, en una de las bancas que se encontraban en los pasillos. Ella en realidad, no salio a comprar ropa, sino solo salio a distraerse y a conocer un poco más a ese personaje que la tenía cautivada. Así que vio la ropa, escogió un par de guantes y una gorra que combinaba y pidió otros 3 pares pero de diferentes colores. Para evitar delatarse, al no comprar nada.  

Al llegar a la casa, le dijo que después de la comida, que saldrían y que trataría de estar puntual después de la 5:00 pm; el asentó con la cabeza y se fue a su cuarto,  y se puso a escuchar un poco de música para apaciguar un poco sus demonios,  los cuales eran muchos a ultimas fechas.   

Y mientras escuchaba se le venían las escenas de la última vez que vio a su pequeña, su mujer lo había dejado, cuando se entero que había perdido todo. Como si la tierra se las hubiera tragado, ya llevaba 3 años sin verla. Se sentía impotente, traicionado, aturdido… y con 3 años, dando tumbos, pero atormentado por pensar que jamás volvería a ver a su niña.   

Así pasaron algunas semanas, le dijo a la sirvienta que llamará al chofer; par a ir a hacer algunas compras, pues ese día asistiría a una fiesta en la noche; cumpleaños de una de sus amigas. Saldrían a las 10:00 am, en busca del regalo, el decidió esperarla en el vestíbulo, dentro de la casa, ya que afuera estaba nevando ligeramente.    

Ella bajo por las escaleras como las 11:15 am y le pregunto que ¿Qué hacía ahí? Contestándole:

-¿Le parece justo que espere allí afuera, con el frío que hace y con la impuntualidad que la caracteriza?   

Ella se agacho ligeramente y se ruborizo un poco:

-Bueno es hora de que nos marchemos, el tomó el paraguas y le ofreció su brazo para salir de la casa. Ella volvió a sonreír, un hombre que estaba al tanto de cada detalle.    En el camino, sonó el celular de el y sin pensarlo, se estaciono y salio del auto contestando la llamada, ella lo observaba desde el interior, viendo como se le descomponía el rostro, haciendo muecas de sufrimiento y otras de enojo; en un momento, se acerco al auto y con el puño cerrado le dio un golpe a este. Ella se estremeció, al pensar que su dolor era grande y deduciendo que los dos se encontraban en problemas.   

Entonces colgó y en un arrebato tomo fuerza para aventar el celular, pero se contuvo y lo guardo en su bolsillo; subió a la banqueta y pateo lo que encontró a su paso, un bote de basura, la misma basura que salio de este, el teléfono público, etc.… y cuando se canso, se recargo en la pared y se sentó en cuclillas, cruzando sus brazos encima de sus rodillas y clavando el rostro entre sus brazos.   

Ella que ya había salido del auto, pero sin acercársele, hasta que se calmo; tomo sus brazos en forma acariciante:

-En verdad, siento lo que le esta ocurriendo…   

El rápidamente se incorporo y tomo la postura del hombre de siempre, fuerte e invulnerable. Ella lo vio directo a los ojos

:-Conmigo no se haga el fuerte, no tiene porque fingir; hasta un edificio puede caerse, si tambalean sus cimientos.   

Eso lo hizo reaccionar y sintió una gran admiración por ella, le acaba de demostrar, que aparte de ser una cara bonita, era una mujer inteligente y sensible. Aunque la mayoría del tiempo demostrase lo contrario. Ella le dijo:

-Lo siento si me inmiscuí, donde no me llaman; pero cualquiera que sea su problema tiene solución ¿No cree?   

Él la abrazo brevemente, a ella le sorprendió un poco y reaccionando correspondió al abrazo, aunque breve, porque el se soltó rápidamente. En la noche se preparo para ir a la fiesta, al llegar a esta, le dijo a Héctor que se fuera; que ella le hablaba cuando se fuera a retirar. Pero a los pocos minutos le hablo por tel. y le comentó que había dejado el regalo en el auto, ¿Qué si podía regresar?   

Al bajar el regalo del auto, la curiosidad le hizo leer la pequeña tarjeta que colgaba de este. Leyendo el contenido: “Tu y yo seremos grandes amigas por siempre: Roberto no puede deshacer esta amistad de muchos años. Mi orgullo de mujer estaba dolido de momento, cuando te ofendí; pero, dentro de mí, se que nada tuviste que ver, con lo que te propuso”.   

Una vez más comprobaba, que era una mujer inteligente, aunque momentáneamente se dejaba llevar por sus impulsos y arrebatos; pero, con sentimientos nobles. Cuando la fiesta estaba terminando, ella le hablo para que viniera a recogerla, notando en la voz, que estaba un poco ebria.   

Cuando llego, esta le hizo esperar más de 40 min. todavía, en la intemperie; cuando se abrió la puerta trasera y se introdujo; el pregunto, mientras el auto avanzaba:

-¿Le parece correcto que yo este en la intemperie, esperándola y luego en el estado en que viene?... Siempre tan correcto en su forma de hablar

- Y esooooo a Usted, ¿Que le importaaaa?…

-Ah! Además contestona la señorita…

-Usted dedíquese, para lo que fue contratado… además no se haga el sufrido que estaba adentro del auto…  

El orillo el auto, saliendo de este sin cerrar la puerta y se metió a la parte trasera de este por el lado izquierdo y cerrando la puerta detrás de sí. Ella al darse cuenta:

-Oiga, ¿Qué hace?

-Lo que debí hacer en los primeros días, que la conocí…

-¿Eh?    

Entonces la tomó por la nuca e hizo que cayera sobre sus piernas:

-¿Qué diablos ha…   

Cuando ella sintió como levantaba su abrigo de pieles, para secundar con el vestido, empezó a forcejear y hasta la borrachera se le bajo, la piel se le puso de gallina, al sentir el frío que estaba haciendo. El pudo admirar unas bragas azules de seda con encajes negros y que hacían ver espectacular aquel trasero, ya que al dejar la puerta delantera abierta, la luz quedo prendida del auto.

-No se atreva a….

-¿Qué no me atreva a que? A esto… 

La piel se le puso de gallina un tanto por el frío que hacía y otro por el temor; cuando sonó la primera nalgada: 

Plaf! Aaaayy!

-Idiota…

-Yo puedo ser un idiota en algunas ocasiones, pero a Usted no hay nadie quien le  gane…

Plaf! Aaaayy!

-Es Usted un cretino…

Plaf! Aaaayy!

-Y Usted una niña malcriada…

Plaf! Aaaayy!

-Imbecil suélteme

Plaf! Aaaayy!, Plaf! Aaaayy!, Plaf! Aaaayy!, Plaf! Aaaayy!

Le arremetió con más fuerza

-¿Decía Usted?

-Que es un bruto…

Plaf! Aaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaaayy!,

-Eso imagine que iba a decir…

-Suélteme, suélteme… imbécil-

Si yo fuera Usted, me quedaría calladita

Plaf! Aaaaaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaaaaayy!, le daba con más fuerza a cada insulto

Plaf! Aaaaaaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaaaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaaaaaayy!,    

El vio como ese trasero, empezaba a tomar una coloración, a fuerza de los golpes. Ella puso su mano en el trasero, para evitar que la siguiera golpeándola. El tomo su mano y la puso sobre su propia nuca y encima la mano izquierda de el, para sostenérsela y evitar que volviera a taparse el trasero. Empujándola hacia abajo y con esto su trasero quedo más elevado y su cara enterrada sobre el asiento. 

-Tal vez a Usted le agrada esto, si no; no se atrevería a decir tantas leperadas juntas ¿Verdad?

Plaf! Aaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaaayy!,

 -Suélteme desgraciado…

-Sabe deberían de lavarle con jabón, esa boquita…

Plaf! Aaaaaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaaaaaayy!,    

Entonces prosiguió a bajarle la última frontera, metió sus dedos en la parte superior de las bragas y se dispuso a bajarlas:

-¿Qué hace, idiota?   

Pero, el no perdía ni la calma, ni la compostura. Como si fuese una especie de misión en su vida.

-¡Vaya! Con la muchachita… tan bonita, y con esa boca. Apenas si se puede creer.

Entonces vio sus manos estampadas en el trasero.

-Y Usted piensa ¿Qué así voy a entender? Tarado

Plaf! Aaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaayy!,

-Es Usted un reverendo estúpido

-Siga… siga diciendo palabrotas, y la noche será larga…

-No lo creo, en cuanto lleguemos, será despedido; imbécil

Plaf! Aaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaayy!

-Ja, ja, ja… Usted cree que eso me intimida, lejos de hacerlo me anima más… Así que… ¿Adivine que? Esto apenas va empezando.

Entonces le hizo ligeramente hacia un lado y se desabrochó el cinturón… Y cuando soltó el primer cintarazo, sobre sus posaderas desnudas. Ella se levanto ligeramente apoyándose en la mano izquierda que tenía libre; pero Héctor la tenía bien sujeta y con algo de fuerza, la sometió. Ella ya no pudo contener el llanto, ante su frustración por quitarse de ahí o al menos sobarse, pero ninguna de las 2 cosas consiguió. 

Plaf! Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyy!   

Y el frío que hacía, ya no lo sentía; más que en las piernas…

Plaf! Aaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaayy!

-Los primeros golpes que me dio, son una caricia a comparación de esto. Por favor ya no me pegueeeee…

Plaf! Aaaaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaaaayy!, Plaf! Aaaaaaaaayy!

-¿Va a seguir tomándose libertades que no le correspondan, sobre otras personas?

-Ya noooooooo, ya noooooooooo…. ¡Suélteme ya!

-Todavía, no ha aprendido lo suficiente…-La agarro con fuerza y tomo vuelo con el cinturón; cuando escucho decir apresuradamente:

-Por favoooor, por favooor…

-Bien, parece que ya esta dando los primeros frutos, los azotes que recibió   

Entonces el la soltó y ella se incorporó, pero volvió a caer sobre sus piernas, al sentir el dolor que le producía estar sentada y grito:

-Auuuuuuuuuuuuggghhh!    

El delicadamente le subió su prenda intima, acariciándole sutilmente el trasero, mientras se la subía; le bajo el vestido, acariciando nuevamente aquel trasero y le dio una palmada ligera, sobre sus glúteos. Ella aulló:

-Aaaaaaaaaaaauuuuuuuuuuuuggggghhh! -Y se sobo muy suavemente el trasero…

-Esto no hubiera pasado, si se comportará como la mujer, que dice ser…    

Le bajo el abrigo, ella se sentó y empezó a golpearlo.

-¡Es Usted un animal… el la tomó por la cintura, apretándola contra sí; para evitar que siguiera golpeándolo, sin sospechar, que esa parte de su cuerpo era demasiado sensible y no pudo más que estremecerse. Al notarlo el, se le quedo viendo fijamente a los ojos.    

Ella se acerco y entreabrió sus labios, inclinando su cabeza hacia un lado, con una mano metió las manos entre sus cabellos y jugando con ellos, la atrajo hasta quedar los labios pegados; dándose un beso profundo pero suave. Ella le dio un leve mordisco en el labio inferior y el con las manos le limpio las pocas lágrimas que quedaron sobre su mejilla.   

Después de eso, la jalo hacia fuera del carro, la tomó por la cintura por debajo del abrigo y cargándola hasta quedar a la misma altura sus ojos y los pies de Jessica despegados del suelo; le dio un giro de 360º y le dijo al oído:

-Sabes, no creí sentir algo así; por nadie más… pero, ni creas que por esto… te salvas de recibir unos azotes, de vez en cuando ¿Entendiste?   

El la palmeo, 2 ó 3 veces, ella se quejó levemente y luego se rio, acurrucándose sobre su pecho; apoyando su cabeza en su hombro. El metió su mano nuevamente entre el cabello, jugando con el y poco a poco la fue bajando, mientras le daba un largo beso. 

Continuará...

 

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