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Relatos de azotes

En paños menores por la prepa (relato corto con comentario)

Autora: Elvira 

 

Caminaba, en paños menores, en los pasillos de la prepa…  no entendía por qué estaba allí, semidesnuda y asistiendo a clases. La vergüenza de verme así, me tenía paralizada y, de repente, ya estaba sentada en mi mesa-banco, pero con las mejillas a punto de reventar, por la pena que sentía. El profesor me miraba con fuego en los ojos y me ordenaba subir a la tarima para recibir el castigo a tal provocación. ¡Qué situación tan terrible!... caminaba, me enfrentaba al profesor y el dolor intenso en el trasero… ¡me despertó!

Comentario

Autor: Seniba

La autora desarrolla la historia en primera persona, utilizando una  terminología coloquial y apropiada para su rol: una joven alumna de un colegio. Esta forma de expresarse (’en paños menores’, ’la  prepa’, . . . ) hace que el lector identifique claramente la época de la vida en la que está basada la narración y ¡más aún! Hace que el lector sienta auténtica ternura hacia la joven e ingenua
protagonista del relato.

Se trata de un excelente relato breve que, en sólo 92 palabras, describe una situación a la que podríamos calificar como delicada.

Durante toda la historia se habla de unos hechos aparentemente reales que, sólo en las ¡dos! últimas palabras se descubren como fruto de una situación imaginaria, fruto de un sueño de la protagonista. De esta forma el lector finaliza la lectura con una sorprendente información que da sentido a todo lo que no había comprendido previamente. ¡A todo lo que no tenía una explicación lógica!

El argumento fundamental de la historia, inicialmente incompresible incluso para la propia protagonista, se basa en una escena que se repite con mucha frecuencia en la imaginación de personas de toda edad y condición: hallarse, de modo súbito, desnudo o semi-desnudo en un lugar público, sin saber exactamente como se ha llegado a esa situación.

La autora del texto resume magistralmente esa situación con apenas siete palabras: ¡no entendía por qué estaba allí, semidesnuda¡. Sin duda se trata de una idea que en más de una ocasión la propia Elvira ha experimentado en su vida real: Imaginarse a si misma semi-desnuda ante todos; sin saber porqué; aterrorizada por la situación; incapaz de saber como reaccionar; presa de una vergüenza atroz.

La situación es tan desagradable que la jovencita no sabe como reaccionar (’me tenía paralizada’) y termina recurriendo al único elemento que puede emplear para ocultar su desnudez: Se sienta en su mesa-banco. Con la inútil esperanza de que nadie se haya dado cuenta . . . . de que nadie se haya fijado en ella.

Pero la estratagema no funciona. Todos, incluso el profesor, la han visto desnuda. Todos la miran. Y el profesor toma una decisión que, con toda seguridad, incluso ella misma justifica: Debe subir a la tarima para ser castigada. Para ser azotada.

Este momento es, si cabe, aún más enojoso que los vividos anteriormente. Ahora, ya sin ninguna duda, la joven será la auténtica e involuntaria protagonista de la escena. Será objeto de la mirada de todos sus compañeros, que la contemplarán detalladamente, mientras avanza desnuda para recibir un castigo inminente y, por si fuera poco, también se siente observada por el propio profesor. ¡Todos la miran! ¡Desde todos los ángulos!

Justo en ese momento, en el peor momento, como suele pasar en todas las pesadillas, la protagonista despierta y, por un momento, confunde sueño con realidad, hasta tal punto de que llega a sentir dolor en sus nalgas, como consecuencia de los azotes imaginarios que ha recibido.

Lo más valioso de este relato, en mi opinión, es que la autora haya utilizado su propio miedo para dar intensidad a la historia. De alguna manera se está desnudando de nuevo antes los lectores de su texto.

Mucha gente, yo mismo, ha sentido esa sensación en numerosos sueños. Esta obsesión es sin duda fruto de la idea trasmitida por padres y profesores de que la desnudez es vergonzosa. Pero la desnudez, desde otro punto de vista más natural, no sólo no es vergonzosa: incluso es agradable, ¡es sensual! Por eso se mezclan dos sentimientos aparentemente contradictorios: vergüenza y placer.

Excelente relato.

4 comentarios

apassionplayer -

Para Angelica,
Personalmente opino, con todo respeto, que mas que unos "correasos" te mereces ser flagelada en Publico. Desnuda hasta la cintura y atada al Poste de azotes.

ANDREITA -

Hola busco profesora o mujer que me corrija, busque un hombre que lo hiciera, pero siento la mujer da un dulce cariño despues ademas de ser muy extricta.
gracias por el espacio.

andrea

chica_sexy_solita23 de hotma...

Iván -

Matricula de Honor excelente si señor.

Angelica -

necesito un consejo, una ayuda urgente. yo tengo 33años y hace 2 semana y media que necesito urgente que alguien me den un correasos ¿que pudo hacer'? ayudemen porfavor