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Relatos de azotes

No toleraré esa conducta en mi escuela

m/f regla, cinturón, vara

Autor(a) desconocido(a)

- No toleraré esa conducta en mi escuela, señorita, se lo advierto, lo lamentará mucho si desea continuar con este comportamiento. Lleva sólo dos meses en el Internado y ya ha pasado más de una docena de veces por mi oficina. La próxima vez que cruce esa puerta lo lamentará. Vaya a su habitación, permanecerá confinada durante dos semanas, sólo podrá salir para las clases.
-
Ella sonrió mientras se dirigía a su habitación, estaba logrando lo que quería y en menos tiempo del que esperaba, y decían que en esta escuela las cosas serían diferentes, lo único diferente es que el director tiene menos paciencia que los otros, lo cual me conviene - pensaba ella - así me expulsarán muy pronto.

Ya había sido expulsada de tres prestigiosos internados para señoritas, y estaba empeñada en que la expulsaran de este, estaba harta de haber vivido siempre en internados, lejos de su familia y esta era su manera de vengarse. Lo único que lamentaba de ser expulsada de este internado es que no volvería a verlo, siempre tan estricto, elegante, ella aún no comprendía porqué se sentía de esa manera tan especial cada vez que lo veía, porqué sentía remordimientos cuando él la reñía, porqué no le era indiferente, porqué le importaba tanto lo que él pensaba, alejando estos pensamientos de su mente se dijo a sí misma

- Mañana hay examen de historia, eso me da la oportunidad que estoy buscando. Voy a preparar todo ahora mismo - diciendo esto puso en marcha su plan, copiar durante el examen colocando apuntes en sus muslos y hacerlo de la manera mas indiscreta, de modo que le asegure el ser descubierta y terminar en la oficina del director, el no tendría más castigo que darle que expulsarla de su escuela...- Todo esta saliendo de maravillas - se dijo

Al día siguiente se dirigió a su salón y al iniciar el examen puso en marcha su plan, no pasaron ni un par de minutos cuando fue descubierta por la auxiliar.
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- Acérquese - le ordenó - y traiga consigo su examen

Ella obedeció estaba ansiosa por ser llevada ante el director
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- Copiando durante el examen, ya veremos qué es lo que dicen sus padres cuando lo sepan, acompáñeme a la oficina del director

Al llegar allí, ella no sabia porque, pero empezó a sentir mariposas en el estómago - Debe ser la emoción porque lograré mi cometido ahora mismo - pensaba, aunque le extrañaba sobremanera, las veces anteriores no había sentido nada parecido...
La puerta se abrió y lo vio a él sentado hablando por teléfono, con una mano hizo señas para que ingresen. Sus piernas le temblaban, no comprendía porque, la auxiliar la jaló del brazo para hacerla avanzar.

Cuando estuvieron frente a su escritorio él la miró directamente a los ojos, ella trató de mantener la mirada altiva y rebelde que la caracterizaba pero al ver el reproche en sus ojos no pudo evitar el desviar la mirada hacia abajo y vio sus manos, grandes, fuertes, muy bien cuidadas.
El terminó de hablar por teléfono y se levantó de su silla dirigiéndose hacia el frente de su escritorio en el cual se apoyó...
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- ¿Tan pronto y ya de vuelta por aquí? pensé que al menos pasarían las dos semanas de su último castigo. ¿Que hiciste ahora?

Ella no atinaba a responder, por lo que la auxiliar le dijo: "Estaba copiando durante el examen, tiene las piernas todas escritas, mire"-le dijo levantando la falda para mostrarle, Ella sólo atinó a bajarse la falda sonrojándose.
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- Yo me haré cargo de la señorita, déjenos solos - indicó el director, y la auxiliar se retiró dejándolos a solas. La emoción crecía en su cuerpo, no sabia ni entendía por que pero sentía que su corazón palpitaba aceleradamente y sus piernas temblaban ligeramente, ¿Tenia miedo? no, no era posible...¿qué le ocurría entonces?, lo único que quería era salir lo más pronto posible de esa oficina
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- Ahorrémonos el sermón, ¿si?, mientras llama a mi casa yo iré a preparar mis maletas... - dijo dándose vuelta
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- No le he dicho que puede retirarse, y ¿por qué habla de hacer maletas?
Ella volteó lentamente, el oír su voz tan autoritaria la turbó
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- No va a expulsarme?
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- ¿Expulsarla? no, ¿de dónde sacó eso?
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- Ayer... dijo que no toleraría mi comportamiento en su escuela...yo
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- Usted pensó que a la próxima que hiciera, sería expulsada, ¿verdad?, conque ese era su propósito, lo imaginaba, desde que llegó no ha hecho más que portarse mal, pésimamente, ahora comprendo porque, pero no entiendo, ¿por qué quiere ser expulsada?
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- Eso no es algo que le interese, sólo expúlseme y ya, dejo de ser su problema
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- Pues bien, aquí las cosas no funcionan así, mire, sus padres me encomendaron la tarea de convertirla en una señorita, si la expulsara sería como darme por vencido ante su rebeldía y yo no soy de las personas que se dan por vencido ante una dificultad, es más usted se ha convertido en todo un reto para mí, un desafío y si usted es orgullosa y altanera pues yo lo soy más y con una ventaja sobre usted, tengo mayor autoridad y fuerza

El oír estas palabras hicieron que se estremeciera, pero no quería demostrarle a él lo que sentía, así que caminando alrededor de la oficina, como para darse importancia le dijo
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- ¿Y de que le servirá?, si se empeña en mantenerme aquí lo único que lograra es ver como traigo abajo su tan prestigiado colegio, mientras yo contemplo todo sentada desde mi ventana

- Tal vez pueda contemplar esa escena que describe, pero créame no lo hará sentada, de eso me encargaré yo personalmente - Al decir esto tomo una silla y la colocó en el centro de la oficina, se quitó el saco y se remangó la camisa mientras miraba divertido la cara de desconcierto de su alumna, al sentarse le dijo

- Acérquese

- ¿Qué pretende?

- Voy a darle un castigo que si lamentará, ¿qué pensaba, que iba a confinarla nuevamente en su habitación?, ¿qué acaso cree que ignoro que sale por la ventana cada noche para pasear por los jardines? - ella no supo que responder - Acérquese - ordenó él con voz firme - no le conviene que vaya por usted

- Pues está loco si cree que iré - respondió ella dirigiéndose a la puerta

- No atraviese esa puerta, ya estoy bastante enojado, más le vale no hacerme enojar aun más o le pesará

- ¿A si?, pues mire cuanto me importa - dijo ella abriendo la puerta

Él se levanto de inmediato y cerro la puerta de un sólo golpe, ella permaneció de pie al lado de la puerta, muerta de miedo, nunca imaginó que esto pasaría. El cerró la puerta con llave y colocó la llave en su bolsillo para luego dirigirse a la silla nuevamente

- Acércate – ordenó. Ella permaneció inmóvil, de espaldas a él, no quería verle a los ojos, estaba asustada

- No me hagas ir por ti - gritó, pero ella no se movía

- Bien, ahora sí agotaste mi paciencia, lo lamentarás y mucho, te lo aseguro - gritó nuevamente mientras se acercaba a ella, la tomó de un brazo y la jaló fuertemente

- Ay, me lastima - se quejó

- Espera y verás... - respondió él mientras se sentaba y la jalaba a ella de modo que quedara sobre sus rodillas

Ella sollozaba

- no puede hacer esto, no puede

- ¿qué no puedo? ya verá si no puedo, y más le vale no resistirse o le irá peor...
No terminó de decir esto y ella logró liberarse de su regazo y se alejó de él, él dirigió su mirada hacia ella, estaba muy enojado, se le notaba en la mirada, en su expresión

- No debiste hacer esto, mientras más me enojes peor para ti.

- Déjeme ir – exigió ella yendo hacia la puerta y tratando inútilmente de abrirla
El se acercó y la sujeto firmemente de los brazos

- Vas a dejar el teatro y aceptarás tu castigo, ya me colmaste la paciencia y no pienso tolerarte nada más
Ella intentó soltarse y como no lo conseguía, no pensó en mejor manera de liberarse que pateando al director, lo intentó pero él, adivinando la intención de ella, logró esquivar el golpe

- Bueno, si lo quieres a la mala, no me dejas otra
La soltó un momento mientras se dirigía a su escritorio y buscaba algo en su cajón, ella lo observaba desde la puerta, no podía creer lo que ocurriría, el director iba a azotarla, ni remotamente le había pasado esa idea por la cabeza, pero allí estaba ella, encerrada con él en esa oficina sin tener como escapar, sólo esperando el castigo, sabía que lo merecía, había sido muy majadera, pero su orgullo era muy grande y no estaba dispuesta a doblegarlo… Finalmente él encontró lo que buscaba, sacó del cajón una cuerda blanca no muy gruesa y bastante larga - ¿Es que va a amarrarme? - se preguntó,- pues primero deberá alcanzarme - se decía para sí

- Acércate, y no me hagas ir detrás de ti, porque aumentaré 10 azotes por cada minuto que me hagas perder

Ella permaneció inmóvil

- Vamos que esperas?

- No iré

- Bien, pues entonces serán 20 azotes más - le dijo mientras se acercaba, ella se dirigió al otro extremo de la habitación, El la siguió y ella nuevamente escapó, luego él se dirigió hacia ella, pero cuando menos lo esperaba cambió de dirección atrapándola en su huida. El la rodeaba con sus brazos y ella trataba de soltarse, pero él era mucho más fuerte y logró atar sus manos juntas y al frente

- Serán 50 azotes por hacerme perseguirte – dijo mientras tiraba de la cuerda y sujetaba el extremo libre a una argolla en la pared, luego colocó una mesa entre la pared y ella, de modo que quedó inclinada hacia adelante, en la posición propicia para recibir el castigo

- ¡Suélteme!, ¡es un salvaje!, ¡es un ...

- Mucho cuidado con su vocabulario, le recuerdo que no esta en posición de reclamar nada

- Me las pagará, le diré esto a ...

- ¿A quién? ¿A sus padres?, ¿Acaso piensas que ellos no lo saben?
Cuando escuchó esto se sorprendió por un momento, pero después de todo ella siempre había estado sola, y sola tendría que afrontar esto, pero no lo haría sin la rebeldía que la había caracterizado siempre, ella iba a enfrentarse a él y no le haría las cosas más fáciles, comenzó a rebelarse a intentar soltarse, a patearlo, o al menos a intentarlo

- ¿Es que nunca te cansas? ¿Voy a tener que amarrarte las piernas también?

- ¡Suélteme!, ¡se lo exijo!, no puede tenerme así amarrada

- No voy a soltarla hasta que reciba el castigo que merece y según mis cuentas tenemos para rato, así que le recomiendo relajarse y aceptar el castigo porque de lo contrario sólo logrará prolongarlo.

Esto no logró calmarla, al contrario, la enojó aún más y sólo se retorcía tratando de liberarse

- Bueno no me deja otra alternativa más que atarle las piernas - y diciendo esto le ató las piernas a las patas de la mesa, restringiendo aún más sus movimientos

- Ahora sí podemos empezar – le dijo alejándose un par de pasos hacia atrás - sólo falta un detalle – dijo

Mientras, ella sentía que él desabotonaba su falda, ¡es que va a azotarme desnuda!!!

- No puede hacer esto, ¡deténgase! – ordenó ella

- Quien da las órdenes aquí soy yo, no lo olvide –le dijo en tono amenazador mientras quitaba la falda y la colocaba sobre la silla, permaneció unos instantes contemplándola, a ella le parecía que el tiempo no pasaba, que se había detenido, que esa humillación no terminaría nunca, al menos aún conservaba su ropa interior y algo de dignidad...

- Qué espera ¡termine de una vez!!! –gritó

- Caramba, ahora estamos apurados, ¿eh? Si no se hubiera resistido hace mucho hubiese terminado y estaría ahora en su habitación, pero como se empeñó en rebelarse ahora parte de su castigo será ser paciente y aceptar mis condiciones, pero antes necesitamos “deshacernos” de algo que nos “estorba” fue hacia su escritorio para sacar unas tijeras, ella lo observaba sin dar crédito a lo que veía, no por mucho tiempo permanecería cubierta, él se acercó a ella y empezó a cortar su ropa de modo que en unos segundos quedó completamente desnuda ante él, sentía vergüenza, nadie la había visto así, desde que era una bebé, y tenía que verla él... la sola vergüenza era ya suficiente castigo para ella

- Por favor... – susurró ella

- Vaya, aún no empiezo el castigo y ya esta aprendiendo modales, por lo visto el castigo será efectivo.

- ¿Por qué hace esto?

- Porque quiero que se corrija, ahora guarde silencio, no quiero que emita el menor ruido mientras dura el castigo, por cada quejido o palabra que diga recibirá 5 azotes al final, con una vara, ¿entendido?

- ¿Está loco? No...

El la calló colocando su mano en la boca, estaba tibia y era muy suave, ella sentía que la acariciaba

- Ya lleva 15 golpes con la vara... mejor permanece en silencio o...
Esta vez no la amenazaba, más parecía un consejo y ella calló bajando la mirada, no podía hacer nada, no lograría evitar el castigo, pero aun no sabía si acceder a él o continuar rebelándose, parecía dispuesto a todo, pero ella también lo estaba, no, no dejaría de rebelarse, nunca doblegaría su orgullo ante nadie, ni siquiera ante él...

El sacó una regla larga de madera y la colocó en la mesa, luego se quitó el cinturón y lo colocó doblado en dos a un costado, finalmente abrió un armario y sacó una vara, era larga y delgada, el acarició sus nalgas con ella, provocando un estremecimiento

- No te preocupes, esta irá al final y tú decidirás cuantos golpes recibirás. Empezaré con la regla, 50 azotes por copiar en el examen, 50 con la correa por tu rebeldía e intentos por escapar del castigo, por cierto para la próxima vez no te lo recomiendo, el castigo es ya bastante severo como para que aumentes azotes por rebeldía, y bueno al final usaré la vara, por ahora son 15 azotes pero “sospecho” que serán más..., bueno empecemos

Tomó la regla y se colocó un par de pasos detrás de ella, la contempló unos segundos, tenía un trasero hermoso, quería acariciarlo en lugar de castigarlo, el tener estos pensamientos lo turbó, - es mi alumna ¿que pasa? ¿Por qué pienso en ella de esta manera? - le enojaba hacerlo, siempre había podido separar muy bien su trabajo de sus sentimientos pero ahora no podía hacerlo, precisamente cuando más falta hacía, ¿por qué esta chiquilla malcriada y engreída despertaba en él estos sentimientos?, trató de despejar su mente de estos pensamientos y de fijarla en el castigo que debía darle a ella, no podía dejar que sus sentimientos interfirieran con su deber, así que inició el castigo, tomo impulso y propinó un golpe fuerte en las nalgas de la chica, ella gritó de dolor

- 20

- no, por favor...

El no la dejó continuar, tomando su rostro con ambas manos le dijo

- debe aprender a obedecer, deberá guardar silencio durante el castigo o lo prolongará más de lo que puede soportar, créame no pienso detenerme hasta culminarlo – ella lo miró muy asustada, él la soltó para reiniciar el castigo

- no... –sollozó ella

- 40 con la vara, y apenas si ha recibido el primero con la regla...
Ella calló, se propuso guardar silencio, nunca antes la habían castigado azotándola, recién había recibido un golpe con la regla y ya sentía que le ardía el trasero, no creía que podría resistir todo el castigo, el más leve quejido incrementaba los azotes que recibiría con la vara, no sabía porque pero era el instrumento que más miedo le inspiraba, decidió no resistirse más y entregarse a su suerte, tal vez él se detendría antes si ella ponía de su parte...

El observaba la marca roja que se había formado en las nalgas de ella, no podía dejar de mirarla, pronto todo su trasero tendría el mismo color, ese color que tanto le gustaba... pero era momento de continuar, él retomó el castigo dándole golpes muy fuertes, distribuyéndolos en todo su trasero, pero concentrando la mayoría de ellos en la zona en que sus nalgas se unían a sus piernas, quería hacerla gritar, quejarse, retorcerse, pero ella resistía, se mordía los labios y apretaba los dientes para evitar hacerlo, esto lo enojaba más y la golpeaba con más fuerza, repitiendo varios golpes en el mismo lugar, hasta que finalmente ella no soportó más y sin poder contenerse gritó

- auch!! es un ... – y calló, quería insultarlo, decirle que era un salvaje, un abusivo, un cobarde por golpearla cuando ella no podía defenderse, pero sabía que eso aumentaría el castigo

El se detuvo, cayó en cuenta que estaba siendo injusto con ella, no sólo la castigaba por sus travesuras sino que la estaba castigando, y más severamente aún, por los sentimientos que estaba inspirando en él, la castigaba a ella por lo que él sentía, al darse cuenta de esto se sintió muy mal, ¿debería detener el castigo? No, ella sospecharía, no podía hacerlo y tampoco disminuir la intensidad, al menos no notoriamente. Pero decidió que si ella le pedía que se detuviese lo haría - lo hará pronto, no puede resistir mucho más – pensó para sus adentros, de este modo ella doblegaría su orgullo ante él y él vencería en este enfrentamiento

- Serán 50 con la vara – le indicó, trató que su voz no delatase lo que sentía en ese momento, pero no lo logró, ella sospechaba que algo estaba pasando pero no sabía que – Continuemos, aun faltan 10 con la regla...

La posición que ella debía mantener era sumamente incómoda, no podía apoyarse sobre su pecho o sus brazos para resistir mejor los golpes que recibía, lo que la hacía tener la sensación de que perdería el equilibrio en cualquier momento... él continuó con golpes fuertes, ella sentía que el trasero le ardía terriblemente, parecía que el castigo no terminaría nunca, ¿es que no se compadecería de ella y se detendría?

El colocó la regla sobre la mesa y se alejó sin tomar el cinturón, ¿Se detendrá? ¿Va a soltarme y dejarme ir?

- Esa posición es bastante incómoda, ¿verdad? – preguntó - si te desato ¿te quedarás quieta?

Ella asintió con la cabeza, sería más fácil soportar el castigo sin estar atada, no intentaría rebelarse, eso sólo había empeorado todo, si bien su orgullo no le permitía pedirle que se detenga, tampoco dejaría que incremente el castigo

El se acercó, colocándose tras ella y sujetándola de la cintura soltó el nudo de la argolla que sostenía sus manos, ella al perder tensión la cuerda que sostenía sus brazos y por esfuerzo realizado se inclinó hacia delante, él la sujetó con firmeza pero tiernamente, de modo que evitó que cayera sobre la mesa, sus miradas se cruzaron, la de ella no mostraba rebeldía, era más bien curiosa, se preguntaba el porqué de ese castigo, el porqué de lo que sentía, el porqué de la atracción que sentía hacia él, la de él en cambio no era de reproche, como ella esperaba, sino que era tierna, dulce, parecía que quería disculparse por tener que castigarla, pero no tenía otra opción, debía hacerlo, ella notaba la lucha interior que se desataba en él, pero no comprendía lo que pasaba, ¿por qué me mira así? ¿Es que siente algo por mí? ¿le intereso?, como si él comprendiese lo que ella pensaba y temiendo que ella pudiese adivinar sus pensamientos, desvió la mirada y la soltó, lentamente se inclinó a un costado de ella y le desató las piernas, por unos segundos contempló su trasero, muy rojo ya, que había quedado a la altura de su rostro, le encantaba ese espectáculo, hubiera querido continuar contemplándola por horas, pero debía continuar, se paró lentamente y procedió a desatar sus muñecas, al sentirse libre un impulso natural la obligó a dirigir sus manos a su trasero para intentar calmar en algo el ardor que sentía

- hey, tienes prohibido tocarte hasta que termine el castigo – dijo él sujetando sus manos suavemente – deberás mantenerlas sobre la mesa, inclínate apoyando tu peso en la mesa y separa las piernas mientras decía esto con sus manos la obligaba a tomar la posición que describía, ella se limitaba a obedecer, él tomó el cinturón de la mesa y vio que ella cerraba los ojos como presintiendo lo que le esperaba, él se paró un par de pasos tras ella, la observó un instante y se decidió continuar, tomo impulso y asestó el primer azote con la correa, justo en la parte más redondeada de su trasero, ella saltó en su sitio e intentó colocar sus manos para protegerse
-
– esa mano señorita! – interrumpió él - ¿o quieres incrementar aún más tu castigo?
Ella negó con la cabeza y regresó sus manos a la mesa, él dio el segundo golpe y ella gritó nuevamente, movió sus manos pero se detuvo antes que el le dijera algo. El prosiguió el castigo, ella trataba de no moverse, pero cada vez era más difícil, sentía el trasero como una braza ardiendo, finalmente no pudo evitarlo y colocó sus manos protegiéndose, mientras sollozaba, él detuvo el castigo, colocó la correa sobre la mesa y se acercó a ella, sin decirle nada tomó sus manos suavemente, mientras la miraba a los ojos, cogió la cuerda y ató sus muñecas

- No, por favor...- suplicó
-
- No quiero lastimarte, sólo las sujetaré al frente para que no puedas interponerlas – al terminar de atarla, sacó un pañuelo de su bolsillo y le limpió las lágrimas – así está mejor, continuemos
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Tomó la correa de la mesa y regresó a su posición. Los golpes que siguieron no fueron tan fuertes, al menos ella no los sintió así, pudo soportar la mayor parte de ellos sin quejarse, aunque sentía pavor de lo que faltaba aún: la vara al terminar con la correa, la colocó sobre la mesa, tomó la vara y se colocó detrás de ella unos segundos, sentía la ansiedad de ella, su miedo, no creía que pudiese soportar 50 azotes más, menos con ese instrumento, miraba su trasero tan coloreado, tan hermoso, no, no continuaría, se dirigió al armario y guardó la vara, ella lo observaba sin dar crédito a lo que veía ¿le levantaba el castigo acaso?, aún mantenía la posición que él le había indicado, él tomó su falda y se acercó a ella colocándosela, luego la volteó y la tomó de las manos, la desató y le dijo

- puede ir a su habitación.

- ¿Puedo preguntarle por qué?

- ¿Quiere acaso que continuemos con el castigo?

- No, yo...

- Soportó bien los azotes, supongo que es la primera vez que los recibe, ¿verdad? - ella asintió con la cabeza – para un primer castigo es suficiente, ahora vaya a su habitación

Ella salió de la oficina extrañada, al inicio del castigo se había sentido humillada, sentía que lo odiaba por lo que le estaba haciendo, pero conforme pasaba el castigo, sus sentimientos cambiaron, su atracción hacia él había aumentado tremendamente, no comprendía porqué precisamente él, quien la había castigado tan severamente, le parecía tan atractivo - estas loca, quítate estas ideas de la cabeza – pensó - son tonterías, será mejor pensar un nuevo plan, debe haber alguna manera de lograr que me expulsen.

Al llegar a su habitación se tiró boca abajo en la cama y sobó su adolorido trasero, recordando el castigo recibido, cómo dolía!!!,

- me vengaré, debo hacer algo para vengarme de él, ¡cómo pudo atreverse a golpearme!!!, y de esta manera, es un salvaje! Pero algo haré, para que se arrepienta de esto, amarrarme, ¡a mi!!! ¡Y golpearme!!!, de solo recordar aumenta mi enojo.

Pensando como vengarse, le sobrevino la idea perfecta, el tenía un auto precioso, deportivo rojo, al cual cuidaba como a un hijo, siempre impecable y brillante, ese auto le ayudaría en su venganza....

- Sí, es perfecto, sólo necesitaré algunas cosas que las podré conseguir para el fin de semana, allí pondré en marcha mi plan... es genial, me vengaré de él y a la vez querrá expulsarme, no puede ser mejor.

Su plan consistía en pegar muchos stickers en la cubierta del auto ¿saldrían después? Es lo de menos, cuando vea la nueva “decoración” de su auto se iba a enojar tanto que la echaría de la escuela....

Llegó el fin de semana y ella puso en marcha su plan, estaban solos en el internado, todos habían ido a sus casas, ella debía permanecer porque estaba castigada y él porque era necesario que alguien cuidase a la señorita. Ella empezó a pegar los stickers llevaba unos veinte cuando sintió una mano que la detenía
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- ¿Pero qué está haciendo? ¿se ha vuelto loca? – gritó él – ¡ha arruinado mi auto!!!
Ella se soltó y lo miró de manera desafiante

- Si, ¿y? ¿qué hará ahora?
El verla tan arrogante y altiva, solo logró enojarlo aún más, ¿pero quien se cree esta chiquilla? ¿Es que no tiene límites?, arruinar su auto de esta manera y encima desafiarlo...si la vez anterior había logrado compadecerlo, esta vez no lo haría estaba dispuesto a darle el castigo que merecía. La tomó de un brazo y apoyándose sobre el auto, la jaló hacia él de modo que quedó sobre sus rodillas

- ¡suélteme!!! ¡salvaje!!!
El la sujetaba con tal fuerza que por más que ella intentaba soltarse no lo conseguía, con una mano le subió la falda y le bajó la ropa interior, y empezó a golpearla allí mismo en el patio

- Va aprender a respetar la propiedad ajena, no puede ir por allí arruinando lo que le de la gana sin importarle nada, es una engreída y desconsiderada...

Aún se notaban las marcas del castigo anterior, pero esta vez no cedería, estaba demasiado enojado con ella como para pasarle por alto esta falta. La golpeaba con fuerza, ella sentía que la mano del director le quemaba en el trasero a cada nalgada, la posición en la que estaba y el recibir los azotes con sus manos la humillaba, si bien no dolía tanto como la regla o la correa, ella consideraba que este castigo era mayor y se rebelaba luchando por liberarse, gritando, insultándolo

- Mientras más te resistas será peor – le decía él mientras incrementaba la fuerza y frecuencia de los azotes. – Esto es lo que buscabas, pues ahora lo aguantas

- ¡Suélteme! O lo lamentará

- ¿Yo lamentarlo?, cuando termine contigo no podrás sentarse en días, ya veremos quien lo lamenta

En eso le vino una idea a la cabeza y con el anillo que llevaba en el dedo le hizo un rasguño al auto, lo hizo sin detenerse a pensar en las consecuencias, él al verlo se detuvo y la obligó a pararse tomándola del brazo, estaba furioso ¿pero qué es lo que le pasa a esta chiquilla? ¿Es que no piensa en lo que hace?

- Esta vez fuiste demasiado lejos – le dijo mientras la llevaba a empujones a su oficina, ella trató de huir, pero él le dijo – Ni tan siquiera lo intentes, ya tienes suficientes problemas como para buscarte uno más

La forma en que le hablo, la hizo estremecerse de miedo, ella ya se había dado cuenta que se había extralimitado, no debió dejarse llevar por su rebeldía y actuar sin pensar, no pensó que causaría tanto daño y estaba arrepentida, él estaba muy enojado, mucho más que cuando recibió el primer castigo, seguramente este castigo sería aún más severo, pero ¿qué podía hacer ahora para remediarlo? ¿Disculparse? ¿Serviría de algo? Pero tener que bajar la cabeza ante él, precisamente él, no, resistiría el castigo, pero no doblegaría su orgullo

Al llegar a la oficina él la empujó y ordenó

- Quítate la falda e inclínate contra el escritorio, tu y yo tenemos una deuda pendiente y ahora la pagarás – se dirigió al armario y sacó la temida vara

- Profesor yo... –intentó disculparse

- Guarda silencio, no quiero oír ni una palabra ni queja, y las manos deberán permanecer en el escritorio en todo momento. Por cada desobediencia recibirás 5 azotes y esta vez no voy a perdonártelos ni dejarlos para otro día, hoy no sales de esta oficina hasta que recibas tu castigo: 50 azotes con la vara ella lloraba, temía lo que le esperaba, sabía que lo merecía pero eso no evitaba que quisiera salir corriendo de esa oficina y huir del castigo, pero sabía que esta vez no tendría tanta suerte como la vez anterior

- ¿Qué estás esperando?, ¿quieres 10 azotes más por demorarte?

- No, señor – respondió mientras se quitaba la falda y tomaba la posición que le había indicado

El se colocó tras ella y con la vara le indicó que separe las piernas, ella temblaba, nunca había estado tan asustada, ya ni siquiera le pasaba por la mente la idea de rebelarse, él la observaba, se veía hermosa así, su trasero era todo un paisaje, mostraba las marcas de la azotaina anterior y muy pronto estaría nuevamente muy roja, no podía esperar a verla así e inició el castigo, le dio un golpe con la vara en la parte donde sus nalgas se unían a sus piernas, ella no pudo evitarlo y se cogió con ambas manos mientras gritaba de dolor, no había imaginado que doliese tanto, sentía un ardor terrible y recién empezaba el castigo, no iba a soportarlo, tenía que hacer algo para detenerlo, ¿pero que? ¿Tendría que suplicarle? Pues lo haría de ser necesario

- Mantén tu posición, acabas de agregar 5 azotes

Ella volvió a su posición, no, no le suplicaría que se detenga – No serviría de nada, esta vez esta muy enojado, no va a perdonarme el castigo – pensó – tendré que soportar el castigo y hacer todo lo posible por no incrementarlo – mientras pensaba esto, él continuó el castigo, ella se retorcía, se mordía los labios para no gritar y luchaba contra el impulso de protegerse con las manos, él la observaba y veía ese trasero tan lindo coloreándose y mostrando unas marcas largas y delgadas en cada lugar en el que la vara la había tocado, él luchaba por alejar de su mente estos pensamientos, el no lograrlo lo hacía enojarse más con ella y con él mismo, lo cual lo llevaba a castigarla con azotes muy fuertes, cuando completó la mitad se detuvo un momento, ella lo agradeció infinitamente, pero mantuvo sus manos en el escritorio, hubiera dado lo que sea por calmar ese dolor, pero no se atrevía a moverse, él la observaba en silencio, ya no había en ella signos de rebeldía, el supo que ella ya había tomado conciencia de sus faltas y estaba recibiendo un castigo merecido, al fin ella estaba dejando de ser la niña engreída y voluntariosa que llegó al internado, pero debía terminar con el castigo o no serviría de nada, así que reinició la azotaina, ella trataba de no quejarse, pero le era tan difícil, al final del castigo había acumulado 25 azotes por moverse, ella sentía que no podría soportarlos, pero no hizo ningún intento por detenerlos, temía que si decía o hacía algo el castigo aumentaría. El la observaba, sabía que no podía continuar con la vara, su trasero ya estaba muy rojo y tampoco quería lastimarla, decidió darle los 25 azotes que faltaban con su mano, colocándola sobre sus rodillas, así que tomó una silla y la colocó en el centro de la oficina

- Acércate – le dijo mientras se sentaba

- Por favor, ya no….

- Acércate - repitió

Ella obedeció, él la acomodó sobre sus rodillas, apenas la tuvo en esa posición se arrepintió de propiciarla, el tener ese trasero tan cerca de sus manos era muy tentador, sabía que como su profesor no debía hacerlo pero no pudo contener el impulso de acariciarlo, pasó suavemente su mano por él y sintió como ella se estremecía, él mismo sentía un torbellino de sentimientos en su interior, levantó la mano para darle la primera nalgada pero no pudo hacerlo, sentía como ella lloraba, ella ya había aprendido su lección pero no era el momento de terminar el castigo, si lo hacía echaría por la borda todo el castigo recibido hubiera sido inútil armándose de valor y aún contra lo que él mismo quería empezó a castigarla, esta vez se cuidó de no repetir las nalgadas en el mismo lugar, y no muy fuertes, ya era suficiente con la golpiza que había recibido minutos antes, aunque los azotes no eran fuertes, si le dolían mucho, ella lloraba y trataba de resistir pero no pudo evitar interponer sus manos para cubrirse, él no la regañó, sujetó su mano retirándola suavemente y continuó el castigo, al terminar la ayudó a levantarse y tomando su rostro entre sus manos le dijo

- Realmente espero que no sea necesario repetir esto, ha recibido una azotaína muy severa, pero era necesario, debe comprender que no puede ir por todos lados haciendo cuanto le plazca sin asumir las consecuencias de sus actos, y comportándose como una chiquilla malcriada y engreída, debe aprender a comportarse y a ser responsable. No crea que me agrada haberla castigado así, pero intenté otras maneras y no quiso entender, tenía que hacer algo para hacerla caer en cuenta de su comportamiento, porque no quiero que pierda muchas oportunidades muy buenas solo por su rebeldía, eres una muchacha muy bonita y muy inteligente pero debes encaminar tu comportamiento hacia mejores objetivos, ¿me comprendes?

Ella asintió con la cabeza

- Ahora ve a tu habitación y permanece allí.

Ella obedeció, ahora si no pensaba en venganzas ni nada, sabía que había recibido lo que merecía, lamentó haberse comportado de esa manera, arruinó el auto del director y estaba muy arrepentida, y confundida a la vez ¿habría sido lo que sintió una caricia? ¿Por qué le dijo todo eso? ¿Es que ella le importaba de una manera especial?, era la primera vez en su vida que sentí que le importaba a alguien, nunca nadie se había interesado en corregirla y esto hacía que viese al director de una manera especial, no volvería a defraudarlo, de ahora en adelante se comportaría bien y dejaría de lado su rebeldía y sus caprichos.

En la noche no podía dormir, sentía que debía hacer algo por remediar el daño que había causado, así que se dirigió al garaje dispuesta a quitar los stickers del auto del director, salió despacio sin hacer ruido y cuando terminó su tarea y estaba saliendo del garaje para volver a su habitación, se dio cara a cara con el director

- ¡Nuevamente aquí! - gritó él - ¿qué ha hecho ahora? ¿es que el castigo de la tarde no fue suficiente? ¿nunca aprenderá? – estaba muy enojado creía que había ido al garaje a hacer otra travesura

- No...espere déjeme explicarle, yo…

El la jaló dentro del garaje y empezó a quitarse la correa, ella trataba de explicarle pero él no la escuchaba

- Espere, mire – dijo ella señalando el auto
Él volteó y vio que habían quitado los stickers

- Quería resarcir en algo mi falta, lamento mucho el daño que causé, hablaré con mi padre para que cubra los gastos para reparar el rasguño…

- No déjelo

- ¿Qué lo deje? ¿pero su auto… no quiere que lo arregle?

- Déjalo es sólo un auto y ese rasguño me recordará siempre la rebeldía de mi alumna y espero que a ti te recuerde como debes comportarte

- Sí, le prometo que no volveré a comportarme así, yo tampoco quiero que se repita lo de hoy – dijo sobándose el trasero

- Era necesario, y lo hice por tu bien

- Lo sé, aunque eso no quita que me duela, me asustó mucho cuando vi que se quitó la correa pensé que iba a castigarme nuevamente

- Pensé que habías hecho otra de las tuyas, en venganza… aunque debería castigarte por salir de tu habitación, te ordené que permanecieras allí....

- No, por favor…

El se acercó a ella y la abrazó – No temas, ya no voy a castigarte – sus miradas se cruzaron y sus labios se acercaron uniéndose en un tierno beso

– Mi pequeña rebelde, desde ahora todo será diferente…

18 comentarios

Gabriela Sánchez Barrionuevo -

El dolor más grande mi vida ahora si lo conozco es no poder continuar estudiando ingeniería eléctrica, esto me parte el corazón en mil pedazos, debido a que la carrera se a trasladado al sur es muy lejos y con horario de jornada completa que ya no va con migo. La verdad es que quiero seguir estudiando ingeniería eléctrica en la kennedy mismo por horario y distancia ya que es el único lugar donde realmente me siento bien en ningún otro ocurre los mismo.

Gabriela Sánchez -

Quiero volver a ingeniería eléctrica , pero el tarot me dice que no y eso me hace sufrir demasiado y no lo soporto.

Gabriela Sánchez Barrionuevo -

el tarot me dice que no me voy a matricular en ingeniería eléctrica y eso me pone mu triste pero es la verdad y debo aceptarla.

Gabriela Sánchez -

Dios Padre celestial creador de nosotros ante ti viene una joven a pedirte tu ayuda, padrecito ayúdame a terminar toda la carrera de Ingeniería Eléctrica en el campus Kennedy en la Universidad Politécnica Salesiana. La Universidad Central no es para mí. Desde que yo puse mis pies ahí dentro sentí rechazo en mi ser interior.

Gabriela Sánchez Barrionuevo -

Ahora estoy en una horrible espera de saber si pase o no educación física, ya que por mi condición de autismo a última hora el profesor me envió un trabajo escrito, pero antes el ya me había puesto bajas notas y me tenía mala voluntad por discapacidad. Las dos últimas clases vino un profesor de reemplazo que me mando un trabajo más y me tomó un examen escrito rebuscado. Como no saque la nota mínima de aprobación que es 70/100 sino 67/100, él me tomó dos preguntas más y llegué a 69/100, pero mi padre le rogó que me suba un punto más que me faltaba para aprobar, pero el profesor le noté indeciso de si subirme o no; el anterior profesor en la mitad del ciclo me robó tres puntos, de los cuales el último profesor me devolvió 2 pero me hace falta uno más , de los 3 que me robó el otro, será que me sube o no. En realidad sigue habiendo la deuda de un punto más, Dios sabe que si robo 3 puntos el anterior profesor y el de remplazo me pagado devolviendo me 2 todavía me debe 1 más que necesito para pasar.

Gaby -

Que dolor solo de oír este tipo de castigos, nunca me han castigado con azotes, tampoco pienso que algo como esto podría ocurrir en la realidad.

laura -

fue un relato muy bueno, pero yo tambien tengo una historia
tengo un hermano mayor de 16 años, se llama sebastian, yo tengo 13 años, nuestros padres trabajn todo el dia y viajan mucho asi que el siempre me cuida, un dia yo estab mirando la tele y el estaba dormido entonces me llamo una amiga a invitarme a su casa y como mi hermano y mis padres la conocen pues yo mefui y le deje una nota en la nevera diciendole que volvia en la noche, cuando ya era de noche los padres de mi amiga me llevaron de nuevo a mi casa, pero cuando entre el estaba ahi sentado en la sala y me miro muy fijamente y me dijo, -¿donde estabas?, y yo le dije- en la casa de paula,te deje una nota en la nevera y el dijo,- a si pues no lavi, - entonces dije bueno lastima, me ire adormir, no tan rapido- me dijo con voz desafiante, te dare un castigo por el susto que me diste, tan estupido no eres nadie para raclamarme-dije yo, entonces me pego una cachetada y me dijo,- a mi me respeta acuerdese que yo soy mucho mayor y yo dije,- le dire amis papas queme pegaste una...- y no me dejo terminar de hablar cuando ya me estaba llevando sobre sus rodilla y ke dije- que haces tonto abusivo- entonces el me empezo a pegar nalgadas con su mano por ensima del pantalos, entonces ami se me escapo una groseria, esto lo molesto muchisimo y me bajo el pantalon y las bragas y me empezo a dar con su mano en mis nalgas desnudas, de un momento a otro se quito su zapato y me empezo a azotar con, si que ardia entonces no pude evitar el impulso y me sobe con mis manos, entonces el se enojo aun mas, si quito su correa (de cuero) y me dio como 40 azotes mas entonces yo llorando mucho le dije,-porfavor no maaaaas- y el me dijo,-tranquila ya casi termino- entonces me llevo del cabello hasta el baño, alli me mojo mis nalgas y mojo su mano y medio 60 azotes mas y me dijo,- si no te vas en 10 segundos del baño repetire el castigo, y si les dices algo a mis papas te juro que te lo duplico, ahora vete si no quieres que sea peor, yo sali corriendo a mi habitacion y me dormi, a la mañana siguiente lo salude con la cabeza agachada y el me dijo,-olle perdoname pero esque me preocupe mucho por ti no te queria lastimar lo siento-, entonces los dos nos unimos en un tierno abrazo y ese dia me llevo a cine y a comer helado

mar -

yo tambien tengo una historia parecida:
mi primo, justino, era uno de esos chicos k a las chicas volvia locas, tocaba la guitarra, me acia caso siempre, me enseñaba sus canciones con la guitarra y me keria mucho, el siempre vestia de marca.
un dia, jamas lo lvidare, tuve ganas de ir al cine, ntonces lo llame y me dijo k ya veria. me kede en su cuarto y lo espre asta k vino, empeze a cojerle del brazo y me deia k no le apetecia venirse conmigo, yo insistia y insistia y el no keria ir al cine ese dia, yo me enfade y le di una patada a su guitarra y tire su perchero de ropa al suelo, entonces él se enfado realmente y me cojio del brazo y me empujo asta su rodillas, recuerdo k sus pantalones eran de marca y sus bambas tambien, y cn su mano empezo a azotarme cada ves mas fuerte, llego a los 50 azotes y cada vez mas y mas fuerte asta k se me escaparon als lagrimas y empeze a gritar del dolor, me dijo k me pusiera en pie y yo le obedeci cn miedo, se kito su cinturon de marca muy caro y empezo a darme otra vez asta dejarme el culo rojo rojo rojo. el termino y me dijo k me fuera a mi cuarto y yo fui llorando, no me esperaba akello, nunca mas volvi a insistirle, yo tenia 11 años y el 15, yo estaba enamorada de el, sin duda era el chico mas guapo k abia visto, cn los ojos marrones, peloc astaño claro y melenita, claro de piel. Y como me sentia culpable fui a su cuarto y me dijo k me acercara, le ice caso y me dio un abrazo y un beso en la cabeza y me dijo k no lo volviera a acer, y me kede toda la tarde cn el escuchando musica y el me cantaba canciones en el oido uy me kede dormida, cantaba genial el.

esa es mi historia, acaba bien pero tengo 20 años y aun me duele de lo fuerte k me dio los azotes

patri -

woowwwww, me encantó, me exitó, al leerlo podía sentir las palabras, los azotes del profesor. Felicitaciones al autor

alex -

wooow super el relato, me gusto mucho la redaccion, nunca habia leido algo asi es el mejor relato que he hecho felciidades yo tambien quiero otra parte me encanto el director extricto y la alumna rebelde

INGRID -

ME ENCANTAN LOS AZOTES PERO SIEMPRE ME HA TOCADO DARMELOS A MI, PONERME LAS NALGAS ROJAS COMO UN TOMATE Y HE TENIDO ASI UNOS ORGASMOS QUE NINGUN AMANTE ME HA HECHO TENER

UNA NENITA MASTURBADORA -

Me encanto este relato tiene de todo desde resentimiento, odio, rebeldía y hasta de amor me exito muchísimo esta historia de solo leerla me dan ganas de masturbarme cada ves que la leo. Se agradece por la bonita historia y muchas felicitaciones para el autor
pd: saca una segunda parte

Erika -

ESTUBO INCREIBLEEE ESA SEVERIDAD ESA REBELDIA ESE AMOR!!! ME ENCANTO FUE INCRIBLE REALMENTE INCREIBLE MUCHAS FELICIDADES!

UNA REBELDE MAS -

OHH ... me encanto esta historia... la severidad del director....la rebeldia de la xika... y un final beso de amor...perfecta...FELICIDADES

amante -

Hola me encanto este relato es un relato wowwww avay no se puede describir con palbars es el mejor una historia al principio de recentimiennto odio y al final todo acaba en amor

Nenita_rebelde -

Una preciosidad, me encantó y me gustaría mucho que hubiera una segunda parte de esta bellísima y diferente historia de amor

dialno) -

no

Anónimo -

wowwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww